Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Si los padres, que son los llamados a procurar el desarrollo de virtudes en sus hijos,
tienen una concepción errada de esta virtud de la que estamos hablando, es lógico que la
formación que darán a sus hijos no será la más adecuada; es por ello que considero
importante y necesario comprender las verdaderas implicancias de esta virtud para el
crecimiento personal del ser humano.
Ahora bien, la vivencia de esta virtud en el seno familiar -teniendo en cuenta la salvedad
anotada en el acápite anterior-, es de suma importancia, puesto que ordena la
convivencia social y comunitaria, tan importante y necesaria en las relaciones con los
demás; cuando el niño ingresa a una comunidad educativa ya debe tener el cimiento de
esta virtud para que sea justamente en el ámbito escolar en donde, con la adecuada guía
de sus maestros sea capaz de afianzarla e internalizarla definitivamente para que el
ejercicio de la misma a lo largo de su vida sea sólido.
Cuando los padres –con lo mucho o poco que puedan poseer-, son generosos y
considerados con las demás personas que lo necesiten, enseñan a sus hijos a actuar en
función de las necesidades de los demás y compartir lo que tengan y no a actuar sólo en
función de sus propios requerimientos o egoísmos.
Es por tanto de justicia dar a los demás lo que pueda estar a nuestro alcance para
ayudarlos a vivir con una mayor dignidad; para ello es necesario que la persona desde
pequeña aprenda a ser desprendida con relación a la posesión de bienes materiales y
además que aprenda a darles su real valor y en función de éste ser capaz de ahorrar y
gastar el dinero de la manera más adecuada, no sólo para su propio bien, sino teniendo
en cuenta también el bien de los demás.
La generosidad o liberalidad, al igual que las demás virtudes, se deben procurar forjar
con el ejemplo, y en esta línea considero que los padres deben cuidar mucho no caer en
el facilismo de ser “generosos” solamente dando cosas, sino que deben ser un
testimonio de mayor desprendimiento; por ejemplo, será distinto el ejemplo que brinden
a sus hijos si solamente dan dinero para una campaña navideña que si ellos participan
directamente llevando todo lo necesario a las poblaciones a las que beneficiará dicha
campaña navideña, de esta manera no solo están donando dinero y bienes, sino que
están donando su tiempo y esfuerzo personal. Por otro lado, los padres que sacrifican
actividades con amigos o del trabajo por pasar un tiempo con sus hijos, están siendo
generosos con los mismos; así mismo, los padres que se esfuerzan por perdonar alguna
injuria, y lo hacen porque reconocen la necesidad del otro de recibir amor y
consideración, están siendo generosos, etc.
Isaacs habla de los motivos que deben llevar a una persona a ser generosa, cuando éstos
no son un verdadero interés por buscar el bien del otro se desvirtúa el acto generoso, por
ejemplo, cuando somos generosos solamente porque nos une un lazo afectivo con la otra
persona o cuando somos generosos porque nos conviene ya que vamos a sacar algún
beneficio o ventaja de dicha situación; es así que los padres deben procurar no solo que
sus hijos lleven a cabo actos generosos, sino que las razones por las que realizan dichos
actos no sean egoístas, sino que estén en función de las necesidades de los demás.
Esta virtud de la generosidad forma parte de las virtudes que Santo Tomás aborda en el
tratado de las virtudes sociales ; éstas son posibles de ser inculcadas en el seno familiar
y ellas serán el cimiento de lo que en un futuro será una persona considerada justa;
capaz de tomar en cuenta a los demás y no pensar sólo en sí mismo y en su propio
beneficio; capaz de ver la dignidad del otro; capaz de dar a cada quien lo que le
corresponde; capaz de relacionarse armoniosamente con las demás personas; en otras
palabras, un ser capaz de responder de manera auténtica a esa necesidad de encuentro
que está inscrito en la intimidad más profunda de todo ser humano.
BIBLIOGRAFÍA