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DERECHOS HUMANOS Y PERSPECTIVA INDÍGENA

Profesor: Rodrigo Solá


Sobre este particular ya referimos cuando planteamos la clasificación de los Derechos
Humanos.

Puede apreciarse desde la concepción clásica de los derechos humanos que el único posible
sujeto titular de derechos es el individuo, la persona física dotada de humanidad. Desde esta
perspectiva los indígenas tienen garantizados sus derechos humanos por el principio de no
discriminación, pero en tanto individuos y no como sujeto colectivo. Esta construcción
responde a parámetros de la cultura occidental.

Para entender la relación existente entre derechos humanos y pueblos indígenas resulta
necesario comprender el orden cosmovisional y cultural indígena como procesos con
autonomía propia con lógicas económicas y políticas. Esto supone tener en cuenta que todas
las culturas tienen concepciones propias sobre cómo entender la dignidad humana y a partir
de allí desarrolla una serie de instituciones propias sustentada en principios y valores que les
permiten identificarse como sociedad. Los conflictos para la construcción de un pacto
intercultural comienzan cuando estas concepciones son diferentes y no se expresan como
derechos humanos, según el formato construido y exigido por Occidente.

En este sentido, contamos en la actualidad con diferentes instrumentos internacionales de


Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas. Citaremos los dos principales, aunque luego
presentaremos otros: el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre
Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes y la Declaración de los Derechos de
los Pueblos Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas. Sobre éstos
profundizaremos más adelante.

En el módulo anterior nos preguntábamos si los Derechos Humanos son una creación de
Occidente y si podría aplicarse la idea de universalidad sin vulnerar derechos de pueblos
particulares que no comparten todos sus postulados y principios generales. Este punto es
particularmente sensible en relación a los pueblos indígenas, quienes cuentan con un
sistema jurídico propio, pero no fueron convocados originalmente a participar de la discusión
e implementación de los Derechos Humanos como tales. Recordemos que en el momento de
aprobarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dio pie a toda la
construcción jurídica posterior solo participaron un número limitado de países, con sistemas
normativos similares y que por entonces los pueblos indígenas no eran considerados sujetos
de derecho a nivel internacional. Aunque luego, y como consecuencia de décadas de lucha
se logró un avance normativo y que se reconozcan los derechos colectivos en el marco
internacional de los Derechos Humanos, existen tensiones permanentes entre los
pretendidos postulados universales y la aplicación particular a pueblos y comunidades
indígenas.
1
Los conflictos para la construcción de un pacto intercultural comienzan cuando estas
concepciones son diferentes y no se expresan como Derechos Humanos, según el formato
construido y exigido por Occidente.

Conforme a lo sostenido por Martínez de Bringas para avanzar en el diálogo jurídico entre
culturas debe establecerse conexiones interculturales entre los diferentes códigos e
indicadores con los que las culturas han venido entendiendo y comprendiendo los derechos
Humanos. Esto supone lanzarse a la búsqueda de un nuevo sujeto de derechos y nuevas
lógicas de fundamentación.

Debe entenderse que los procesos culturales indígenas como derechos tienen características
particulares:

a) Funcionan como derecho fundante y condición de posibilidad para el ejercicio de otros


derechos sociales, civiles y políticos (autonomía, participación, consentimiento previo, libre e
informado) y colectivos (tierra-territorios, patrimonio cultural, etc.).

b) Adquieren sentido y consistencia desde el orden cosmovisional en el que se arraigan y


desde el que se despliegan (diferente concepción del tiempo y espacio).

Los Derechos Humanos de los pueblos indígenas se mueven dentro de esta lógica y asumen
como desafío la construcción de una concepción de derechos humanos pluralista, compleja,
relacional e interdisciplinaria, respetuosa de la identidad cultural de cada pueblo y sus
percepciones particulares sobre la dignidad humana comprendiendo las dinámicas
interculturales en el contexto de la globalización, adoptando una racionalidad y una ética de
la vida y avanzando hacia el pleno reconocimiento de los derechos individuales y colectivos
de los pueblos indígenas tanto en un sentido preparatorio como sustancial.

Derechos colectivos de los pueblos indígenas. Posibles tensiones y armonización.

Hemos tratado este punto en el módulo anterior. Para profundizar diremos que creemos que
es posible trabajar desde una perspectiva de Derechos Humanos en la que se rescate a
cada ser humano en su individualidad, se incorpore además la dimensión social-comunitaria,
se atiendan los conflictos concretos y se preste especial atención a las consecuencias
ambientales que pudiera provocarse por cualquier acción humana en la Naturaleza o Madre
Tierra.

Como marco general podemos señalar que uno de los modos de llevar adelante en sociedad
la tarea de imposición de una cultura sobre otra en los paradigmas occidentales, implicó
asumir procesos de separación para clasificar la realidad en dualismos opuestos (principio de
disyunción) y exigir la toma de partido por uno de ellos (principio de reducción), para luego
subordinar una categoría a otras, concibiendo a uno de muchos elementos como el más

2
valioso (principio de abstracción) y los demás subordinados; y por último por medio de la
abstracción idealizar los conceptos y teorías por sobre la realidad material (principio de
idealización) . De esta forma se han clasificado a los derechos en individuales y colectivos y
realizado históricamente una opción por los primeros sobre los segundos. Es una de las
formas de explicar por qué ha llevado tantas décadas de luchas de los pueblos indígenas
para ser reconocidos como tales en el plano internacional y en el seno de las organizaciones
de Derechos Humanos inclusive.

Sobre esta base señalaremos algunos ítems que consideramos desafíos actuales en el
diálogo entre diversas culturas, en especial cuando una de ellas es indígena:

# Comprender las dinámicas interculturales en el contexto de la globalización.

# Construcción de una concepción de Derechos Humanos respetuosa de la identidad cultural


de cada pueblo y sus percepciones particulares sobre la dignidad humana.

# Avanzar hacia el pleno reconocimiento de los derechos individuales y colectivos de los


pueblos indígenas tanto en un sentido reparatorio como sustancial.

Claro está que en el transcurrir de este diálogo intercultural surgirán conflictos y tensiones, a
las cuales no hay que temer. Entrarán en colisión distintas concepciones, sistemas jurídicos y
derechos, y cada quien intentará hacer valer los suyos por sobre los demás. Esto es lógico y
creemos sanador. Sin perder de vista las secuelas de la colonialidad, es posible avanzar
hacia respuestas superadoras basadas en la riqueza humana. Desde esta perspectiva se
valora la riqueza humana que atiende las diferentes posiciones culturales, políticas y sociales
y, a su vez, sirve como guía para rechazar el relativismo cultural radical ya que todos los
puntos de vista son igualmente válidos.

Las teorías de pluriculturalismo respetuosas de los pueblos indígenas serán aquellas que
sitúen la vida humana como valor central para la articulación de propuestas éticas, políticas y
normativas. Se ocuparán de las especificidades identitarias estructurales de los pueblos
indígenas sostenidas desde diferentes anclajes cosmovisionales, es decir como una
identidad netamente colectiva se entiende culturalmente a sí misma y al mundo y a partir de
esta comprensión, como organizan y estructuran políticamente sus vidas colectivas e
individuales1.

Pluralismo jurídico y diversidad cultural

1
MARTINEZ DE BRINGAS, Asier. Los pueblos indígenas ante la construcción de los Procesos multiculturales.
Inserciones en los bosques de la biodiversidad. En BERRAONDO, Mikel (Coord.). Pueblos Indígenas y Derechos
Humanos. Bilbao: Universidad de Deusto, 2006
3
Aunque abordaremos este tema siguiendo a otro texto, diremos algunas breves palabras
introductorias.

Si entendemos que existe diversidad cultural y diversas formas de comprender el mundo, se


revela además que existen distintas manifestaciones del derecho, introduciéndonos en la
noción de pluralismo jurídico. Se trata de reconocer la diversidad cultural y la riqueza
humana que encierra. Sin caer en un relativismo extremo o romanticismo se torna necesario
revisar desde los fundamentos, hasta su aplicación, pasando por las categorías jurídicas,
para mantener aquellos elementos que contribuyen a la instalación de una sociedad más
igualitaria y luchar por la erradicación de lo que reflejan una imposición hegemónica
tendiente a sostener un equilibrio social injusto.

El avance jurídico ha ido reconocido la libre determinación y autonomía de los pueblos


indígenas. Esto implica su capacidad para dictar normas y controlar sus propias instituciones,
es reconocer sus prácticas tradicionales para sostener la unión comunitaria y resolver sus
conflictos. Cabe aclarar que esto no significa que los pueblos indígenas estén autorizados
por los tratados internacionales a apartarse del Estado, pero sí que pueden conducir su
propio destino y regular su vida interna sin injerencias de terceros. Por ello es necesario
definir las competencias y alcances del ejercicio de los derechos colectivos de los pueblos
indígenas.

El pluralismo jurídico reconoce entonces que en un mismo Estado pueden coexistir diferentes
manifestaciones jurídicas y diversos órganos productores de normas y de resolución de
conflictos. A la par de un “derecho estatal” existirán otros “derechos no estatales” que regulan
la vida comunitaria de ciertos grupos particulares.

Costumbre y Derecho

Siendo también el de la costumbre un tema central de futuras materias nos limitaremos aquí
a presentar algunas nociones elementales.

Antes de entrar en el tema indígena específicamente diremos que cuando hablamos de


costumbre según el ordenamiento jurídico argentino nos referimos a un conjunto de acciones
de tipo habitual que son repetidas por los miembros de una sociedad particular con la
conciencia de su obligatoriedad. Esta última nota es su rasgo distintivo, si se realiza la acción
creyendo que es obligatorio porque así lo asume el colectivo social entonces estaremos ante
una costumbre jurídica y su cumplimiento es exigible (aún cuando no esté plasmado en una
norma escrita). Según el Código Civil estas costumbres jurídicas son una manifestación de
derecho siempre que no contradigan a leyes escritas.

En el caso de las comunidades y pueblos indígenas la situación es distinta en ciertos


aspectos. En primer lugar porque se relaciona con la identidad, derecho reconocido y
4
garantizado constitucionalmente. El artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional
reconoce expresamente el derecho a la identidad de las comunidades indígenas. A su vez el
Convenio 169 de la OIT prescribe que los Estados deben adoptar medidas especiales para
salvaguardar las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio
ambiente de los pueblos indígenas y protegerlos valores y prácticas sociales, culturales,
religiosos y espirituales propios de dichos pueblos, además de tomar debidamente en
consideración la índole de los problemas que se les plantean tanto colectiva como
individualmente2. La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU insta
a los Estados a establecer mecanismos eficaces para la prevención y el resarcimiento de
todo acto que tenga por objeto o consecuencia privar a los pueblos y las personas indígenas
de su integridad como pueblos distintos o de sus valores culturales o su identidad étnica.
También sostiene el derecho a manifestar, practicar, desarrollar y enseñar sus tradiciones,
costumbres y ceremonias espirituales y religiosas y a mantener y proteger sus lugares
religiosos y culturales3.

Bien se ha dicho que mientras para otras culturas el punto de comienzo es el derecho a la
vida, para los pueblos indígenas la tierra y el territorio son el origen de todo, por ello es que
sin el ejercicio de este derecho es imposible que mantengan su forma de vida tradicional y
dirijan el desarrollo de su cultura4.

Como ha indicado la Corte Interamericana de Derechos Humanos:

“La cultura de los miembros de las comunidades indígenas corresponde a una forma de vida
particular de ser, ver y actuar en el mundo, constituido a partir de su estrecha relación con
sus territorios tradicionales y los recursos naturales que allí se encuentran no sólo por ser
estos su principal medio de subsistencia, sino además porque constituyen un elemento
integrante de su cosmovisión, religiosidad y, por ende, su identidad cultural…” 5

La cultura abarca muchos aspectos de la forma de vida comunitaria. El trabajo compartido, la


celebración de las fiestas (carnavales, chayadas de la Pachamama, Todos los Santos, etc.),
el cuidado de la hacienda (yerradas), el trabajo agrícola, el pastoreo comunitario, el
preparado de alimentos (charqui), la crianza y la educación de los hijos, el modo de
organización, modo de tomar decisiones y resolver conflictos, forman, entre otros, algunos
rasgos destacados de los pueblos andinos.

Sobre la base de esta cultura y en ejercicio de su autonomía y autodeterminación los pueblos


indígenas cuentan con un sistema jurídico propio o sistema de Derecho Indígena, el cual es
amparado por la legislación nacional e internacional vigente. A diferencia del Derecho

2
Artículos 4, 5 y concordantes del Convenio 169 de la OIT.
3
Artículos 8, 12 y concordantes Declaración de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de la ONU.
4
BERRAONDO LÓPEZ, Michael. Derecho Humano al Medio Ambiente y Pueblos Indígenas. Dos Derechos con un
mismo Fin; en MENÉNDEZ, Mario y otros Avances en la Protección de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Madrid:
Dykinson, 2004., pág. 7.
5
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, párrafo 118.
5
occidental, el Derecho Indígena es por lo general oral, basado en las costumbres (llamado
también Derecho Consuetudinario), y su finalidad es regular aspectos de la vida comunitaria
para mantener la unidad y armonía. Estas normas se relacionan especialmente con la
identidad y cultura de cada comunidad indígena y si son asumidas como obligatorias son
exigibles a todos sus miembros. Para que quede claro insistimos, las costumbres indígenas o
derecho consuetudinario indígena es obligatorio y vinculante, por ende debe ser respetado y
puede exigirse su cumplimiento.

En las últimas décadas muchas normas basadas en costumbres fueron escritas en estatutos
y reglamentos comunitarios. Estas normas también son obligatorias, pero no por ello pierden
valor las costumbres comunitarias por no estar escritas.

El artículo 8 del Convenio 169 prescribe:

“1. Al aplicar la legislación nacional a los pueblos interesados deberán tomarse debidamente
en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario.

2. Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones


propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos
por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente
reconocidos.

3. La aplicación de los párrafos 1 y 2 de este artículo no deberá impedir a los miembros de


dichos pueblos ejercer los derechos reconocidos a todos los ciudadanos del país y asumir las
obligaciones correspondientes.”

Es decir que se garantiza el derecho consuetudinario indígena con un límite, el avance sobre
los Derechos Humanos. A esta última aclaración le valen todos los comentarios realizados
anteriormente en relación a la pretendida universalidad.

Veamos algunos artículos de la Declaración de los Derechos Indígenas de la ONU:

Artículo 5. Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias
instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su
derecho a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural
del Estado.

Artículo 9. Los pueblos y las personas indígenas tienen derecho a pertenecer a una
comunidad o nación indígena, de conformidad con las tradiciones y costumbres de la
comunidad o nación de que se trate. No puede resultar ninguna discriminación de ningún tipo
del ejercicio de ese derecho.

Artículo 33. 1. Los pueblos indígenas tienen derecho a determinar su propia identidad o
pertenencia conforme a sus costumbres y tradiciones. Ello no menoscaba el derecho de las
personas indígenas a obtener la ciudadanía de los Estados en que viven.
6
2. Los pueblos indígenas tienen derecho a determinar las estructuras y a elegir la
composición de sus instituciones de conformidad con sus propios procedimientos.

Artículo 34. Los pueblos indígenas tienen derecho a promover, desarrollar y mantener sus
estructuras institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad, tradiciones,
procedimientos, prácticas y, cuando existan, costumbres o sistemas jurídicos, de
conformidad con las normas internacionales de derechos humanos.

Artículo 40. Los pueblos indígenas tienen derecho a procedimientos equitativos y justos para
el arreglo de controversias con los Estados u otras partes, y a una pronta decisión sobre
esas controversias, así como a una reparación efectiva de toda lesión de sus derechos
individuales y colectivos. En esas decisiones se tendrán debidamente en consideración las
costumbres, las tradiciones, las normas y los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas
interesados y las normas internacionales de derechos humanos.

Salgado y Gomiz aportan un poco más de luz al asunto:

“El Convenio abre las puertas al pluralismo jurídico para atender a este tipo de situaciones,
es decir, a un derecho no monopolizado por el Estado y producido por diversas fuentes,
órganos y prácticas sociales. Se reconoce la existencia de sistemas jurídicos diferentes en el
mismo Estado y se dan pautas generales para la convivencia entre ambos. Salvo casos
especiales, como el de la resolución de conflictos internos a los pueblos indígenas (artículo
9.1), no se determina cuál de los dos ámbitos de normas ha de prevalecer en cada caso, lo
que impone que los razonamientos decisorios siempre han de ser contextualizados en la
situación concreta.

Sin embargo, se establecen directrices genéricas:

1) los pueblos indígenas tienen el derecho de conservar su derecho interno y sus


instituciones jurídicas;

2) el derecho interno de los pueblos indígenas (o del pueblo o comunidad involucrado

en el caso particular) debe ser conocido y tenido en cuenta;

3) debe evitarse la imposición de decisiones adoptadas de modo unilateral por el Estado;

4) los pueblos indígenas y sus miembros conservan todos los derechos generales que tienen
por ser ciudadanos del Estado en condiciones de igualdad con los demás ciudadanos;

7
5) el respeto a los derechos humanos internacionalmente reconocidos es el requisito común
de validez de las normas y prácticas jurídicas, tanto para el Estado como para los pueblos
indígenas.”6

Administración de Justicia e Interculturalidad

Vimos hasta aquí que en virtud de los principios de respeto a la identidad y autonomía
indígena se ha incorporado el pluralismo jurídico mediante el cual una comunidad puede
definir su propia organización y dictar sus normas comunitarias. Ahora nos preguntaremos
que sucede ante el caso de conflictos que surjan en la propia comunidad, o entre miembros
de una comunidad y terceros.

¿Puede la comunidad resolver los conflictos a través de sus mecanismos tradicionales sin
intervención de jueces o funcionarios públicos? ¿Puede aplicar sanciones a sus miembros
por las faltas cometidas en violación a sus normas comunitarias? ¿Pueden la cultura o las
costumbres condicionar a una persona para comprender la criminalidad de un acto o dirigir
sus acciones en un sentido determinado? ¿Qué órgano debería intervenir ante conflictos
entre indígenas y terceros? Son todas preguntas de difícil respuesta en el sistema actual
pero intentaremos aportar algunos elementos para su análisis desde una perspectiva
intercultural.

El Convenio 169 de la OIT sostiene en su artículo 9:

“1. En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los
derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos a los
que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los delitos
cometidos por sus miembros.

2. Las autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse sobre cuestiones penales


deberán tener en cuenta las costumbres de dichos pueblos en la materia.”

A los artículos de la Declaración de los Derechos Indígenas ya presentados, añadiremos:

“Artículo 35. Los pueblos indígenas tiene derecho a determinar las responsabilidades de los
individuos para con sus comunidades.

Artículo 40. Los pueblos indígenas tienen derecho a procedimientos equitativos y justos para
el arreglo de controversias con los Estados u otras partes, y a una pronta decisión sobre
esas controversias, así como a una reparación efectiva de toda lesión de sus derechos
individuales y colectivos. En esas decisiones se tendrán debidamente en consideración las

6
SALGADO, Juan Manuel y GOMIZ, María Micaela. “Convenio 169 de la O.I.T. sobre Pueblos Indígenas: su aplicación en el
derecho interno argentino.2a ed- Neuquén: ODHPI-IWGIA, página 148.
8
costumbres, las tradiciones, las normas y los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas
interesados y las normas internacionales de derechos humanos.”

Muchos pueblos indígenas continúan aplicando mecanismos propios para resolver sus
conflictos o faltas entre sus miembros. Refieren a conductas consideradas delitos por el
sistema penal como así también otras que no se encuentran tipificadas como tales. Los
textos jurídicos avalan la posibilidad de mantener los sistemas tradicionales como una de sus
instituciones propia, de modo que se respeta la posibilidad de pluralismo en el sistema de
administración de justicia.

Se entiende que ante conflictos internos de la comunidad y existiendo mecanismos propios


de resolución de conflictos, si se decidiera acudir a estas formas, el Estado debería
abstenerse de actuar. Nuevamente el límite al ejercicio se encuentra principalmente en los
Derechos Humanos. Alude además a los derechos fundamentales de los Estados, lo cual
genera cierta confusión en su terminología ya que no queda claro cuáles son estos ni quien
los define en una situación conflictiva.

Claro está que los pueblos indígenas y las comunidades pueden ejercer la opción de aplicar
sus procedimientos o renunciar a ellos de forma general o en casos particulares, si la
organización no cree contar con los mecanismos suficientes para atender en una cuestión.

Se plantea además la necesidad de tener en cuenta las costumbres indígenas siempre que
un indígena participe de un proceso judicial, en cualquier condición.

Nuevo contexto latinoamericano

Durante los años recientes algunos países latinoamericanos han avanzado en la búsqueda
de respuestas que atiendan a la particularidad de sus realidades locales y desde allí propiciar
alternativas generales. Citaremos aquí algunos de los casos más representativos de la
región.

Ya hemos comentado que la Constitución de la República Argentina en su artículo Nº 75


inciso 17 reconoce desde el año 1994 la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas, garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e
intercultural, reconoce la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad
comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan y regula la entrega de otras aptas y
suficientes para el desarrollo humano y asegura su participación en la gestión referida a sus
recursos naturales y a los demás intereses que los afecten.

Bolivia está viviendo momentos de cambios que tienen que ver con la incorporación a la vida
política del país de sectores sociales excluidos. Hasta hace poco, casi nadie sospechaba la
asunción al gobierno nacional de un líder sindical indígena. La Constitución de Bolivia,
modificada recientemente pese a resistencias conservadoras, ya desde el Preámbulo plantea
9
“el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho
Plurinacional Comunitario, que integre y articule los propósitos de avanzar hacia una Bolivia
democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz”. Tan revolucionario es el cambio
de mentalidad que modifica el nombre oficial del país pasando de la denominación de Estado
Nacional a Plurinacional.

La cuestión indígena es transversal en todo su texto desde su artículo Nº 1 en que se


constituye como “un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre,
independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías”.
Reconoce la existencia previa de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y
su dominio ancestral sobre sus territorios y garantiza su libre determinación en el marco de la
unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura,
al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales,
conforme a esta Constitución y la ley. Son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos
los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, que son el aymara,
araona, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chácobo, chimán, ese ejja, guaraní,
guarasu’we, guarayu, itonama, leco, machajuyai-kallawaya, machineri, maropa, mojeño-
trinitario, mojeño-ignaciano, moré, mosetén, movima, pacawara, puquina, quechua, sirionó,
tacana, tapiete, toromona, uru-chipaya, weenhayek, yaminawa, yuki, yuracaré y zamuco.

Por su parte, la República del Paraguay en su Capítulo V de la Constitución Nacional


reconoce la existencia de los pueblos indígenas, definidos como grupos de cultura anteriores
a la formación y organización del estado paraguayo. Garantiza el derecho a preservar y
desarrollar la identidad étnica y aplicar libremente sus sistemas organización política, social,
económica, cultural y religiosa, al igual que la voluntaria sujeción a sus normas
consuetudinarias para la regulación de la convivencia interior. Se valoriza al derecho
consuetudinario en conflictos jurisdiccionales. Asegura el derecho a la propiedad comunitaria
de la tierra, en extensión y calidad suficientes y a participar en la vida económica, social,
política y cultural del país. Prescribe además que el Estado respetará las peculiaridades
culturales de los pueblos indígenas especialmente en lo relativo a la educación formal y
atenderá, a su defensa contra la regresión demográfica, la depredación de su hábitat, la
contaminación ambiental, la explotación económica y la alienación cultural. Asimismo se
reconoce como un país pluricultural y bilingüe siendo sus idiomas oficiales el castellano y el
guaraní.

También Ecuador se encuentra transitando un proceso social reformador. Modificó su


Constitución en el 2008 incorporando un nuevo concepto orientador inspirado en filosofías
ancestrales, concentradas en la noción del “buen vivir” o “sumak kawsay”. Reconoce sus
raíces milenarias con base en la construcción de hombres y mujeres de distintos pueblos, a
cuya sabiduría apela. Asume como compromiso la lucha heredada de quienes abogaron por
la liberación social en contra de toda forma de dominación y colonialismo. Aspira a construir
una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, una

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sociedad que respete, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las
colectividades, un país democrático, comprometido con la integración latinoamericana, la paz
y la solidaridad con todos los pueblos de la tierra.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA

 ARIZA, Rozembert; MARTINEZ, Juan Carlos y otros. Elementos y Técnicas de


Pluralismo Jurídico. Manual para operadores de justicia. México: Fundación Konrad
Adenauer, 2012.

 BERRAONDO LÓPEZ, Michael. Derecho Humano al Medio Ambiente y Pueblos


Indígenas. Dos Derechos con un mismo Fin; en MENÉNDEZ, Mario y otros Avances
en la Protección de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Madrid: Dykinson, 2004.

 BIDART CAMPOS, Germán. Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino.


Tomo I. Buenos Aires: Editorial Edar, 2000.

 BIDART CAMPOS, Germán. Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino.


Tomo VI. Buenos Aires: Editorial Ediar, 1995.

 DE SOUSA SANTOS, Boaventura. Hacia una Concepción Multicultural de los


Derechos. En http://ibcperu.org/doc/isis/12436.pdf

 FALASCHI, Carlos; SÁNCHEZ, Fernando, SÁNCHEZ y SZULC Andrea. Políticas


Indigenistas en Neuquén: Pasado y Presente en BRIONES, Claudia editora.
Cartografías Argentina, Buenos Aires: Antropofagia, 2005.

 HERRERA FLORES, Joaquín. La Reinvención de los Derechos Humanos. Sevilla:


Atrapasueños, 2008.

 LOPEZ, José L., Derechos de los Pueblos Indígenas. Cochabamba: Centro de


Culturas Originarias Kawsay, 2005.

 MARTINEZ DE BRINGAS, Asier. Los pueblos indígenas ante la construcción de los


Procesos multiculturales. Inserciones en los bosques de la biodiversidad. En
BERRAONDO, Mikel (Coord.). Pueblos Indígenas y Derechos Humanos. Bilbao:
Universidad de Deusto, 2006.

 SALGADO, Juan Manuel y GOMIZ, María Micaela. Convenio 169 de la O.I.T. sobre
Pueblos Indígenas: su aplicación en el derecho interno argentino. 2a ed. Neuquén:
ODHPI-IWGIA, 2010.

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 WOLKMER, Antonio. Pluralismo Jurídico. Sevilla: Editorial MAD, 2006.

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