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Bill Sillar
Geografías sagradas 1
La importancia que el paisaje, la tierra y el agua tuvieron en las cosmologías andinas
está bien documentada. Las montañas, manantiales, rocas, campos, árboles y puntos de mira
podían todos ellos ser considerados como algo sagrado (Bastien 1978; Allen 1988). El actual
reconocimiento de las propiedades animadas y espirituales de lugares específicos se expresa
a través de actividades rituales como peregrinajes, libaciones, ofrendas de coca o el listado
de topónimos en las recitaciones rituales (Arnold 1991 ; Sallnow 1987). En un estudio de la
religión azteca, Saunders ( 1994: 172) afirma que el análisis de paisajes sagrados es en parte el
análisis de cómo una cultura conceptualiza y clasifica el mundo natural. Sin embargo, esta
sólo es una parte de la historia, pues los lugares sagrados nacen de la historia misma, ti enen
un contexto social y político que no puede predecirse basándose simplemente en sus rasgos
naturales.
La identificación arqueológica de las geografías sagradas en los Andes inevitable-
mente es discutible. Hay una amplísima gama de lugares potencialmente sagrados, de hecho
la mayor parte del paisaje puede ser reconocida como tal y recibir ofrendas (Cobo 1990
[1653)). Cuando un lugar es reconocido como sagrado, esto a menudo exige cierta forma de
interacción (como encantamientos, cantos o danzas), pero para que los arqueólogos lo
identifiquemos necesitamos de cierta forma de intervención material en el sitio mismo, como
ofrendas o construcciones (Hubert 1994). Esto hace que para los arqueólogos sea más fácil
identificar las actividades rituales a gran escala, como los movimientos religiosos , donde los
rituales se institucionalizan y se hacen inversiones materiales sustanciales para expresar y
mantener creencias colectivas mediante actos de veneración y sacrificio. La identificación
arqueológica de las actividades rituales puede facilitarse cuando se usan formas de partici-
pación algo estandarizadas, las cuales se repiten en muchos sitios (p.e., los sacrificios incaicos
de niños y ofrendas tales como las miniaturas o el mullu), o si se traza un patrón significativo
en las rutas de las procesiones y en la orientación de los edificios, con la intención de
orquestar la participación ritual de los devotos, como en los peregrinajes a Machu Picchu
(Reinhard 1991) o la isla del Sol (Bauer y Stanish 2001 ). Otra frustración viene dada por la
dificultad que tenemos para distinguir entre la participación ritual en un lugar y las activida-
des cotidianas. De hecho, la etnografía andina muestra que es imposible separar ambas
esferas, dado que la construcción de una casa (Arnold 1991 ), la limpieza de los canales (lsbell
1985), el pastoreo (Flores Ochoa 1976) y las actividades de intercambio (Lecoq 1987) pueden
ser vistos como algo ritualmente significativo. De nuevo, la naturaleza sagrada de las activi-
dades rituales queda una vez más demostrada con mayor claridad por los arqueólogos
cuando los mismos practicantes separan lo ritual de lo cotidiano, lo cual se traduce en una
configuración reconocible (p.e., en un templo o centro de peregrinaje).
igualmente presentado en la reunión de la SAA de Chicago, en 1999. Deseo agradecer a los participan-
tes en ambos eventos por sus útiles comentarios. Emily Dean y Amelia Pérez fueron grandes fuentes
de inspiración para mi trabajo cuando discutimos nuestro interés común por Raqchi y las zonas
vecinas. Mi mayor deuda de agradecimiento es con la comunidad de Raqchi , por su amistad y su
paciencia al contestar mis numerosas preguntas tontas , en particular con la familia de Máximo
Amaru Rodrigues. Este artículo fue amable y háb ilmente traducido por Javier Flores y Marcos
Martinón-Torres.
2 El nombre incaico empleado por todos los cronistas para referirse a este lugar es Cacha. Durante las
reformas de Toledo, la población que vivía en Cacha fue dividida y reubicada en las reducciones de San
muchas dudas sobre la naturaleza sagrada del lugar, y aunque podemos reconocer una expre-
sión de la autoridad religiosa incaica en la importante inversión realizada en la mejora del lugar,
nuestra comprensión de su significado está basada principalmente en descripciones
etnohistóricas. Estos documentos explican el origen mítico del sitio y la construcción del
templo incaico, y discuten algunos aspectos de cómo los peregrinos se desplazaban por el
lugar.
Betanzos (1996 [1557]:9-1 l) brinda una de las descripciones más completas del origen
mítico de Cacha. Aunque su esposa 3 le dio un acceso privilegiado a la mito-historia de la elite
incaica, Betanzos sostuvo haber escuchado este mito de los mismos residentes ancianos de
Cacha. Según él, después de que Con ti ti Viracocha hubiese creado a los hombres en Tiwanaku,
los envió bajo tierra al lugar de origen (pacarina) de cada grupo étnico. Los viracochas
entonces caminaron por el mundo, llamando a las personas para que salieran de cuevas , ríos ,
manantiales y elevadas sierras. El propio Conhti Viracocha partió hacia el Cuzco, viajando
por el "camino real'' . Al llegar a Cacha llamó a los indios canas para que salieran de su lugar
de origen, pero al hacerlo no reconocieron a la deidad y fueron con sus armas a atacarle.
Viracocha se dio cuenta e hizo que el fuego cayera del cielo, abrasando una cordillera cerca
de ellos. Cuando éstos vieron el fuego arrojaron sus armas y se postraron delante de la
deidad. Viracocha aceptó sus· súplicas. Fue hacia el fuego y le dio dos o tres golpes con su
vara para extinguirlo, tras lo cual dijo a los indios que él era su hacedor. Los indios canas
construyeron una suntuosa huaca en el lugar donde Viracocha estaba cuando llamó al fuego
del cielo y desde donde fue a extinguirlo. Tallaron una gran estatua suya en piedra, de casi
cinco varas de largo y una de ancho (aproximadamente 4 x 0.8 m) . Después de esto , Contiti
Viracocha fue a Urcos, donde otro templo le fue construido, y de allí al Cuzco antes de pasar
a Puerto Viejo, y luego al mar.
Betanzos (1996 [1557] : 175) también describe el paso del Inca Huayna Capac por la
provincia de Cacha, durante una inspección del Collasuyo. Él vio la huaca dedicada a Viracocha
y decidió que el recuerdo de este evento debía ser mayor, por lo cual ordenó que se erigiera
un gran edificio cerca del volcán, en donde se guardó la estatua y se celebraron fiestas e
hicieron sacrificios. Asimismo construyeron muchas otras casas alrededor de este edificio,
para albergar a las mamaconas y los yanaconas dedicados al mantenimiento del lugar.
Sería un error considerar la descripción de Betanzos como una ortodoxia aceptada
por todos. Hay muchas variantes del mito y distintas descripciones de las actividades incaicas
en el lugar. Por ejemplo, Pachacuti Yamqui (1993 [1888]:f.4v), un hablante de aimaráde esta
zona, afirma que Tonapa Vicarochampa Cachan destruyó la montaña de Cacha porque se
había ofendido por causa de un ídolo femenino guardado en su cima. Cieza de León ( 1922
[ 1556]:309) ofrece una descripción del mito similar a la de Betanzos, pero afirma que Viracocha
Pedro de Cacha y San Bartolomé de Tinta. Cuando el lugar de las ruinas incaicas fue reocupado, hacia
el comienzq de la era republicana, la comunidad fue llamada Raqchi -posiblemente en referencia a las
vasij as grandes (raqi o raki) producidas por esta comunidad alfarera. En este artículo empleo el
término Cacha para referirme a las descripciones de los cronistas y a las principales ruinas incaicas,
y el nombre Raqchi para aludir a la comunidad moderna.
3 Angelina Cuxirimay Occllo, o Añas Qolque, previamente una de las esposas de Atahullpa (cf. Dransart
1997).
Inca construyó el santuario y que Tupa Yupanqui hizo los aposentos. Aunque Cobo ( 1988
[ 1653] : 131-132) menciona que los canas y canchis fueron derrotados por Viracocha Inca, de
quien dice fue responsable de la edificación del templo, también sostiene (ibid.: 125) que los
canas enviaron tropas a que ayudaran a Inca Roca, lo cual sugiere periodos tle anteriores
alianzas. Algunas de estas diferencias probablemente se refieren a las sucesivas etapas a
través de las cuales los canas fueron incorporados al imperio inca, pero otras presumiblemente
reflejan diferencias en la posición social y la comprensión de las fuentes usadas por cada
cronista.
Espacio/tiempo
gica en el valle del río Vilcanota. 5 Tanto en términos de arquitectura preservada como de
cerámicas en superficie, los incas tuvieron un impacto muy limitado en el alto valle del
Vilcanota (Dean et al 1999), lo cual sugiere que, aparte de la construcción de unos cuantos
tambos, esta área se dejó ampliamente bajo el control de los canas. Los lugares incaicos de
comparable o mayor calidad de construcción y planificación están en puntos mucho más
bajos del valle, hacia Cuzco, en localizaciones como Tipon y Pisac. Aunque algunos elemen-
tos de la arquitectura y el trazado de Cacha pueden compararse a los de Ollantaytambo
(Protzen 1993) y Quispiguanca (Niles 1999), Cacha es en todo caso único .
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El área central del lugar incaico está influida por el tratamiento inca de los manantiales
naturales que emergen cerca del pie del volcán. Los incas canalizaron esta agua para drenar
5 Hay una variación estilística entre las diversas construcciones "incaicas" en Cacha. Esto puede sugerir
que el desarrollo incaico de este lugar no data de una fase única. Actualmente investigamos la
periodización y función de esta arquitectura incaica, y hemos tomado una serie de muestras de ichu,
que era empleado en el mortero y el adobe de las estructuras incaicas y que podemos utilizar para
fechar por carbono 14. Todos nuestros análisis preliminares de cerámicas, tanto de nuestras propias
excavaciones como sobre materiales de trabajos anteriores en el lugar y depositados en el museo,
ap untan a una fecha bastante tardía en el desarrollo de los estilos alfareros incaicos. Una descripción
más detall~da de la arquitectura incaica en Raqchi puede encontrarse en Gaspari ni y Margolies
(1977 :243-263) y otra discusión detallada en Niles (1999:236-253). Diversas partes del lugar han
sido excavadas bajo la dirección de Manuel Chávez Bállon (1964 a 1966), Luis A. Pardo (1983 a
1985), el proyecto español dirigido por Manuel Ballesteros Gaibrois (1982 a 1985), Pedro Taca
(1994 a 1995), Alicia Quiorita Huarocha (1996) y Washington Camacho (1999 a 2001).
parte de la pampa, para hacer que el agua fluyese a través de dos series de fuentes construi-
das con aparejo bien encajado y de buena calidad, y para crear un lago artificial de poca
profundidad. Las dos series de fuentes o "baños" son del tipo que los incas usaban para
rituales de limpieza y para realizar ofrendas (Cobo 1990 [1653] :58 y 117; Hyslop 19\}0: 129-145).
La presencia de ofrendas de mullu (spondylus princeps) en manantiales se ha documentado
en otros lugares incaicos vinculados a rituales acuáticos, como Ollantaytambo (Gibaja 1984),
y Pedro Taca (com. pers.) encontró muestras de spondylus dentro del área del lago, hoy
cenagoso, ubicado frente al templo, en las excavaciones que revelaron el muro del sur del
lago artificial en 1995. La serie de baños incaicos contiguos a la plataforma elevada fue
excavada por la misión española en los años ochenta, cuando se exhumaron numerosos
fragmentos de platos poco profundos con asideras de cabeza de pato. Estas piezas se
encuentran hoy en el museo del lugar, e incluyen una amplia variedad de estilos. Aunque
algunos de estos platos fueron producidos en la región de Cuzco, al menos dos estilos
(Sillustani y Colla) proceden del área del lago Titicaca, lo cual sugiere que fueron traídos por
visitantes o peregrinos incaicos al lugar. Estos platos se han encontrado en muchos
enterramientos (Pardo 1939; Reinhard 1992, 1996) y en las fuentes de Ollantaytambo (Gibaja
1984; com. pers.), y es muy probable que se empleasen para realizar ofrendas (véase figura 4).
En 1977, cuando el proyecto español excavó una pequeña estructura rectangular contigua a
la serie primaria de baños, se descubrió que contenía una espesa capa de cenizas (López y
Sebastián 1981: 154-155), que podrían ser los restos de ofrendas quemadas realizadas sobre,
o cerca de, la plataforma elevada. Posiblemente, estas cenizas eran almacenadas antes de
Fig. 3. Vista de las ruinas incaicas de Raqchi en 1999. Tomada desde los escombros
volcánicos de Kinsach'ata sobre el lago poco profundo, mirando por encima del alto muro
central del templo y de Yanacancha hacia las collcas circulares al fondo .
depositarlas en el lago, dej ando que el agua las llevase hacia el río Vilcanota. Una ceremonia
de este tipo se documenta para el Cuzco incaico, en la cual las cenizas preservadas de
sacrificios de años anteriores eran arrojadas al río (Cobo 1990 [ 1653]: 137).
Fig. 4. Dibujo imaginativo de Irwin Ferrandiz que representa a gente realizando ofrendas
en las fuentes/baños incaicos al norte del templo.
El complejo monumental construido por los incas en Cacha incluye un gran edific io con
aparejo bien encajado, de buena calidad en la base y vanos de acceso rectangulares de doble
jamba (que se reservaba normalmente para edificios incaicos de alto estatus), y coronado por
un muro de grandes bloques de adobes rectangulares, que alcanza una altura aproximada de 12
metros sobre el nivel del piso. Este muro central tiene diez aberturas o puertas interiores, 6 con
dos niveles de "ventanas" sobre cada abertura. Hay un diseño escalonado aplicado a la piedra
con un pigmento rojo espeso, y pequeños vestigios sugieren que este pigmento continuaba
en el muro superior de adobe (véase figura 5). Este muro constituía la partición central y el
soporte para el techo de un edificio rectangular de 92 metros por 25,25 metros. Los dos muros
laterales y el "frontal" que mira hacia el lago están reducidos a sus cimientos, pero el "poste-
rior" sobrevive y, a pesar de varias fases de reconstrucción, de un lado hay evidencias sólidas
para dos puertas de doble jamba y dos "ventanas" del tamaño de una persona, a una altura
aproximada de 5 metros sobre el nivel del suelo (véase figura 6) . A ambos lados del muro
central se encuentran las basas de once pilares, uno de los cuales conserva todavía su parte
superior original de adobe y pervive hasta una altura de ocho metros. La descripción de
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6 Cada puerta incluye encajes a cada lado para un dintel justo sobre la altura de la cabeza, que podría
haber sostenido un tejido u otro tipo de cortina. Véase figura 5.
Fig. 5. Parte del mu ro central de l "templ o" mostra ndo la decorac ión esc alonada
en la obra de cantería in caica. Nó tese la oquedad que podría haber sido emp leada
para sos tener un dinte l.
Betanzos ( 1996 [ 1557]: 175) y el análi sis arqui tec tu ral de Gasparini y Margolies ( 1977:255-262)
sugieren que estos pil ares habría n servido como soporte para las vigas de un techo a dos
ag uas . Probablemente, éste es el "gran edific io" que Betanzos descri be como construido por
el Inca Huayna Capac, lo cual sugiere que habría sido construido en la pri mera década del siglo
XVI (menos de treinta años antes de la conqui sta española) . En su reciente estudio de H uayna
Capac y sus trabaj os arquitectu rales, Susan Ni les ( 1999) también adsc ri be las principa les
estructuras incaicas, incluido el templo, al reinado de Huayn a Capac , y destaca el sim ilar uso
de adobe para crear arquitectu ra de escala monumental en Q ui spi guanca . E l interés e n crear
lagos artificiales para re fl ejar la imagen de estos ed ificios y elementos natu rales del pai saj e es
otro aspecto que Niles ( 1999: 186) señala en Quispiguanca y que también ocurre en Cacha.
Con respecto a la decorac ión con pi gmento roj o de moti vos esca lonados, el uso de
moti vos similares como as pecto arquitectural en algun os siti os incas ha sid o seña lado por
Bauer y Stanish (2001: 129-1 3 1) en otros " lugares de ori gen" tales como Mauka ll acta/
Paucariqtambo e Isla de la Lun a, y puede haber tenido espec iales trascendencia y signifi ca-
do con re lación a las pacarinas. Dado que cada un o de es tos lu gares es tá también asoc iado
a oc upac iones anteri ores del Hori zonte Medi o (y es te di seño recuerda un eleme nto decora-
ti vo usado en la arquitectu ra y cerámi ca Tiwanaku ), ¿ podría ser la anti gua significación
reli giosa preinca de l lugar, que es tá siendo expresada a través de este d iseño in ca·1
Tanto la estructura del "templ o" como la pl ataform a elevada tienen vistas pa norámi -
cas del lago artificial, y el templ o también mira haci a e l vo lcán. Esto me sugiere que la
arquitectura fue construid a para articul arse con estos elementos del paisaj e. ¿Es posib le que
Fig. 6. Vano de en.trada al "templo". Nótese que es imposible entrar al edificio en línea
recta, por causa del alto pilar. Nótese también la gran "ventana" a una altu ra aproximada
de 5 metros sobre el nivel del s uelo (aberturas simi lares en el norte del edificio podrían
haber facilitado la vista del lago poco profundo).
el manantial y el volcán fuesen concebidos como el lugar de origen, pacarina, de los indios
canas mencionados en la leye nda de Viracocha? Varios croni stas mencionan que la "colina
quemada" del volcá n proporciona la prueba de la interacci ó n de Viracocha con el mundo
(Cieza de León 1880 [ 1556] :8; Pachacuti Yamqui 1993 [ 1888] : 190), y parece probable que sería
precisamente a estos elementos "dados por dios" a los que los arq uitectos incaicos respon -
diesen, y a los que los peregrinos hiciesen sus ofrendas.
El peregrinaje
Cacha estaba en el camino incaico (qhapaq ñan) y habría sido visitada a lo largo de
todo el año con fines militares y administrativos, así como para actos reli giosos, pero una
ocasión en la cual un peregrinaje a este lugar tenía una importancia particul ar era en los
rituales que rodeaban al solsticio. Molina ( 1989 [ 1572]:66-71) describe un peregrinaje anual
que pasaba por las montañas de La Raya, donde se encontraba el templo Vilcanota, y luego
regresaba al Cuzco a lo largo del río Vilcanota y el camino inca, pasando por Suntu (cerca de
Sicuani), Cacha (Raqchi, véase figura 7), Quiquijani y Urcos. Este camino efectivamente
sigue el viaje. mítico de Viracocha e incorpora varias huacas que le estaban dedicadas. La
peregrinación pasaba por el río Vilcanota, que era un elemen to central en la cosmología
incaica ligado conceptualme nte a la Vía Láctea, como una única corriente de agua terrestre y
celeste, por la cual se canalizan las aguas (Cobo 1990 [ 1653] :32; Urton 198 1).
Cualquier viaje enlaza lugares dispares y los une en un acto único . En un ritual , esto
puede concebirse como una de las mayores significaciones del viaje , que lo convierte en un
rito de paso . En la tradición cristiana occidental tendemos a entender la peregrinaci ón como
una actividad personal orientada a la realización interior y a la redención . Pero eiJ los Andes ,
actualmente las peregrinaciones se llevan a cabo frecuentemente por un grupo que represen-
ta a la comunidad entera (como una delegación), implorando salud y fecundidad para la
población (Sallnow 1987: 179-185). Durante el período incaico, muchas de estas peregrinacio-
nes, rituales y sacrificios se organizaban como expresión del estado incaico.
Fig. 7. Camino incaico entrando en Raqchi desde el este, dirección desde la cual entraría la
peregrinación descrita por Molina (1989 [ 1572] cap. VI: 66-71).
Entrando por la puerta del templo, bolvían a mano derecha por el primer callejón,
hasta llegar a la pared de la mano derecha del templo ; luego bolvían a man o
izquierda por el segundo callejón , hasta la otra pared. De allí bolvían otra vez
sobre mano derecha por el tercer callejón, y des ta manera [.. .] ivan ganando todo
el hueco del templo [ ... ] hasta el postrero, que era el dozeno, donde ha vía una
escalera para subir al soberado del templo (Garcilaso de la Vega 1989 [ 1612] :290).
Dado que ésta es una de las escasís imas instancias en las que un cronista desc ribe el
mov imi ento contemporáneo dentro de un edificio incaico, merece la pena co nsiderar qué
signifi cado podría tener este "mov imie nto".
Resulta altamente significati vo que al ingresar al edifi c io por un a de sus dos puert as
principales los peregrin os tuvieran su camino bl oqueado de inmedi ato por una seri e de altas
co lumn as, siendo obli gados a camin ar alrededor de ellas (véase fi gura 6). Es ta arqu itectura
podría proporcionar al visitante una pi sta acerca de cómo proceder a través del edificio. Si al
entrar e l parti cipante cam inaba hac ia el mu ro exteri or y giraba alrededor del pil ar, para des-
pués vo lver hac ia atrás a través de un a de las aberturas de l mu ro central , de esta manera
empezaba a trazar un recorrido simil ar a la cuid adosa coreografía en zigzag descrita por
Garcil aso (figura 8). S i continuaban siguiendo este patrón, los peregrinos habrían camin ado
en 12 direcciones di ferentes antes de alcanzar el fin al del edificio, que mi ra al lago artificial. Si ,
tal como sugiere la descripción de Garcilaso ( 1989 [ 1612] :290), había un mirador e levado en
este ex tre mo del templo, qui zás similar a las aberturas del tam año de una persona que sobre-
vive n a unos 5 metros sobre el nive l del suelo en el extremo meridi onal del edifi cio (fi gura 6),
entonces habría un a vista del volcán, y del Apu Auqui sa, re fl ej ados en las ag uas de es te
lago. Mi interpretación es que la pl anta del templ o estaba diseñada de liberad amente e n es ta
fo rm a para ex presar algun os aspectos de la cosmología incai ca, en particul ar su relación con
Viracocha. Al emprender esta proces ión a través del templ o, el devoto hil a su camino hac ia la
estatua de Viracoc ha, el volcán y e l mananti al.
Me parece que es útil considerar brevemente qué podría haber signi fic ado es te mov i-
miento en zigzag. Poo le ( 199 1) ha descrito la danza de los canchis, que los pobl adores de
Canas y Canchi s danzan hoy en d ía du rante los peregrinaj es, y en la cual los participantes
son orde nados por jerarquía y edad . Un movimi ento central de es ta danza es la trenza de
simp'a, también conoc ida como la chinkana (" laberinto"); e ll o crea un patrón en zigzag a
med ida que los danzantes hil an su camino por la co lumn a de danzantes opuesta (Poo lc
Fig. 8. Dibujo im ag inativo por lrwin Ferrandiz que representa un a proces ión incaica
danzand o un patrón en zigzag a través de l templ o.
1991 :315), y también trazan un patrón en zigzag al colocar varas en el terreno (véase figura 9)
Stobart ( 1995) ha descrito -en un contexto algo distinto- la danza linku linku o q 'iwi q 'iwi
del norte de Potosí, en donde los danzantes ejecutan un movimiento serpentino y
zigzagueante. El análisis de Stobart sugiere que los intérpretes más jóvenes en Ja cola de la
serpiente representan a la futura generación que anima a los mayores en la cabeza, qui enes
representan al pasado. De este modo, la danza es una forma en la cual los pobladores
simbolizan el paso del tiempo. Podría ser significativo que Manuel Ballesteros ( 1981 :57) haya
registrado un nombre local para el templo de Raqchi como cumbiwasi ("casa de los tej idos
finos") . Ballesteros usa este nombre para respaldar su argumento de que el "templ o" en
realidad fue una gran factoría textil , pero me parece más probable que se refiera bien a los
finos tejidos que colgaban en el edificio, o bien al acto de tejido danzante que Garcilaso
describe dentro de él. Tanto el tejido como la construcción de edificios pueden ser usados
como metáforas para registrar la descendencia y la historia local (Arnold 1991 ). Mi impres ión
es que la procesión dentro del templo de Cacha estaba diseñada para comunicarse con e l
pasado mítico a medida que los devotos tejían su camino hacia la huaca, para interactuar con
Viracocha, el milagro de su volcán y el manantial que era la pacarina o lugar de origen de los
canas.
No sabemos qué tipo de ocupación, si alguna, estuvo situada en el área central del
Cacha antes de las fases de construcciones incaicas. Hay algunos depósitos, conteniendo
cerámica y huesos de llama, que fueron alterados durante la construcción de las collcas, y el
muro de división interno de las collcas también incorpora fragmentos de muro de estilo
Horizonte Medio. Es bastante plausible que la construcción de este lugar requiriese el allana-
miento de una ocupación anterior de esta área, como paso previo a la reconstrucción, aun-
que ésta nunca fue un área de actividad del Horizonte Medio o del Intermedio Tardío tan
significativa como Yanamancha o Pucara Uju, y ciertas partes del lugar debieron estar perma-
nentemente inundadas con anterioridad al proyecto inca para drenar la pampa. Sin embargo,
una de las principales cuestiones que esto plantea es cómo la población local canas entendió
la intervención incaica en este lugar.
Los indios canas se convirtieron en uno de los mayores aliados de los incas, y
retuvieron un alto nivel de autonomía y prestigio en comparación con otros grupos étnicos
en el imperio (Cobo 1988 [1653]: 131-132). Cieza de León (1880 [ 1556] :163) menciona incluso
que los canas no estaban obligados a pagar tributos al estado incaico, ni a presentarse para
inspección en Cuzco. Teniendo esto en cuenta, cabría entender el nuevo templo incaico
construido en Cacha como una donación realizada por un líder inca agradecido al santuario
de sus fieles aliados. ¿Estuvieron los canas implicados en la remodelación de Cacha?,¿ vivie-
ron ellos en los nuevos edificios? Esto otorga un significado aún más interesante al peregri-
naje a Vilcanota, ya que se veneraba a dos santuarios principales (Cacha y Vilcanota) dentro
del territorio de los canas, aumentando así el poder político y el prestigio de los canas
mediante una reafirmación de sus lazos personales, y ancestrales, con las huacas reconoci-
das y veneradas por el estado incaico. 7
Como alternativa, Cacha podría haber sido usurpada por los incas, sacando a los
canas de su pacarina y apropiándose de su prestigioso centro ritual. El nuevo centro ritual y
administrativo, construido en el altamente reconocible estilo inca, brinda una forma material
con la que expresar y reproducir la ideología estatal. Betanzos ( 1996 [ 1557] : 175) subraya la
7 Cieza de León (1880 [1556] : cap. XXVIII) cita Vilcanota y Ancocagua, ambos en territorio canas,
como los dos santuarios incaicos más importantes después de Coricancha y Guanacauri.
del tambo) sugieren que Cacha era un núcleo defensivo, desde el cual los incas organizaban
su control militar hacia la región del lago Titicaca (Collasuyu). Sin embargo, dado que el
principal camino inca pasaba justamente por el medio del complejo, y que el lugar era accesi-
ble para un alto número de personas, éste podría entenderse más bien COf\lO un centro
administrativo. La tardía fecha de construcción sugiere que Cacha fue mayoritariamente
construida una vez que los canas habían dado su apoyo a Thupa Inca Yupanqui para apagar
la rebelión de los collas y los lupacas. Ciezade León (1922 [1556] :309) afirma que Thupa Inca
Yupanqui construyó los aposentos,R lo cual posiblemente refleja una donación a los canas
tras su crucial apoyo en el momento en que el poder del Inca Pachakuti empezaba a flaquear
y el Inca sucesor, Thupa Inca Yupanqui, necesitaba reafirmar su habilidad para mantener la
cohesión del imperio incaico. Tal vez una de las funciones primarias del nuevo sitio en Cacha
era asegurar una base fuerte donde los almacenes militares podían ser resguardados dentro
del territorio de un demostrado aliado de confianza de los incas. Cacha tiene muchas de las
características que cabría esperar de un centro administrativo incaico. Está localizado en el
camino principal a Collasuyu, tiene una larga plaza, una plataforma elevada y una impresio-
nante batería de almacenes, y un nuevo centro .alfarero debió de haberse establecido en un
lugar cercano. Esto no mina la función ritual del lugar, los centros administrativos incaicos
eran tanto espacios ceremoniales como oficinas burocráticas, una función primaria era anun-
ciar y perpetuar la presencia incaica.
Epi1ogo
Nuestro conocimiento del mito de Viracocha y la historia de Cacha proviene de fuen-
tes hispanas, y bien podríamos preguntarnos por qué motivo los cronistas, tanto españoles
como indígenas, estaban lo suficientemente interesados como para escribir sobre esta zona
y estos temas. Una razón es que Viracocha -y en particular el ejemplo de su ira con los
pobladores de Cacha- fue rápidamente incorporado a un mito cristianizador en el cual éste
fue transformado en San Bartolomé -tal como explícitamente lo vinculara Guarnan Poma
(1988 [1936]:93)-oen Santo Tomás (Pachacuti Yamqui 1993 [1888] :f.4) . En la Biblia, San
Bartolomé es un personaje relativamente menor y sólo se dice que fue a predicar la palabra de
dios alrededor del mundo. Los cronistas, tanto indios como españoles, hicieron un amplio
uso de esta vaga referencia para sugerir que había venido a los Andes a predicar la palabra
de dios antes de la llegada de Pizarro, ayudando así a justificar la colonización española/
8 El uso de la palabra "aposentos" podría referirse al tambo (la kancha denominada Chaski Wasi), o
bien al sector hoy denominado Yanacancha dentro del sitio central.
9 Este fue uh punto evidente de gran preocupación y disputa entre los cronistas. La decisión de
Betanzos (1996 (1557) : 10) de reproducir una descripción local de Viracocha como un hombre alto y
de barba, sosteniendo algo parecido a un breviario en su mano, pretendía indudablemente facilitar el
mito de un apóstol anterior a la conquista. Por otra parte, Cieza de León (1880 [1556):9) dedica
bastante espacio a disputar la sugerencia de que Viracocha en Cacha era un apóstol.
Fig. 10. Grabado de E. George Squier ( l 877: 407) titulado Ruinas del templo de Viracochu.
locales y el estado. Los rituales incaicos en Cacha brindaban un contexto en el cual la gen te
expresaba su relación con el paisaje sagrado y con la deidad Vi racoc ha. No podemos estar
seguros de si se entendía esto como la expresión de un sentimiento individual. la obligación
de unos cuantos delegados de un grupo (¿étnico?) mayor o como un acto orquestado por el
estado incaico. El alto grado de planeamiento de la arquitectura demuestra la implicación del
estado incaico y sugiere que el movimiento a través del complejo del santuario estaba bien
estructurado. pero no podemos estar seguros de quién controlaba el lugar. La presenci a de
materiales como los numerosos platos de cabeza de pato traídos de varias localidades di ver-
sas podría apuntar a un lazo personal que puede expresarse a través de ofrendas de peregri-
no; no obstante, estas mercancías eran fabricadas conforme a estilos incaicos y se tran spor-
taban a lo largo del "camino real'' . Lo que podernos observar en los restos materiales . y algo
recunente a lo largo de la rica complejidad de las referencias etnohistóricas a Cacha . es la
importancia de la relación de las gentes con la tiena. El movimiento a través del paisaje,
incluyendo el planeado paisaje ritual construido en Cacha, era el medio a través del cual la
gente manifestaba sus preocupaciones religiosas. así como sus actividades sociales, poi íti-
cas y económicas.
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