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PH Boletín21 37

ARTÍCULOS
tica y
Patrimonio Cultural
Conferencia pronunciada el día 20 de septiembre de 1997 en Santiago de Compostela, en el transcurso
de la celebración en dicha ciudad del I Salón Internacional del Patrimonio Cultural (SIPAC).

C uenta Vicente Verdú, en su reciente y divertido li- del lenguaje corriente, debemos, no obstante, preci-
bro El planeta americano 1, que en Estados Unidos sar, aunque sea mínimamente, el concepto, a los úni-
se aborrece lo excesivamente solemne y sesudo, cos efectos de ponernos de acuerdo en el significa- Francisco Zamora Baño
hasta el punto de que el orador que no hace reír a do de lo que estamos hablando. Al hacerlo, acepto
su auditorio al comienzo de su charla, por serio que el riesgo de caer en esa pinza fatal que atenaza a to- Doctor en Filosofía.
sea el tema, está irremisiblemente condenado al fra- dos los que se dirigen a un auditorio heterogéneo, Presidente de la
caso. Yo espero que, en esto también, España sea al tener que optar entre la superficialidad de lo tri- Asociación Española
diferente, ya que el tema de hoy puede, cier tamen- vial y la pesadez de lo excesivamente profundo. de Gestores de
te, parecer demasiado solemne. Podrá haber alguno Patrimonio Cultural
que piense, incluso, que los que hablan de estos te- Unas cuantas preguntas nos pondrán en situación:
mas podrían ser candidatos a doctorarse en esa es- ¿Qué debemos buscar en la vida: la felicidad, la sabi-
pecialidad que Umberto Eco llamaba en uno de sus duría, la vir tud, el amor? ¿Debemos buscar sólo
libros “tripodoncia felina”, es decir, el ar te de bus- nuestro bien o el de todos? ¿Es lícito causar un mal
carle tres pies al gato. Desearía poder salir del paso por una buena causa? ¿Es justificable vivir en la opu-
sin que ustedes acaben pensando lo mismo. lencia mientras que otros se mueren de hambre? O,
a un nivel más pedestre: ¿Puedo aprovecharme de
De los dos conceptos que componen el título, el de mi cargo público para beneficiar a un familiar? ¿Debo
“Patrimonio Cultural” creo que no necesita ninguna pagar los impuestos si con ellos se financian activida-
aclaración. De todas maneras, no todo lo relativo a des con las que no estoy de acuerdo? Todas éstas
lo que es patrimonio cultural es inmediatamente son preguntas de carácter ético. Tienen en común
evidente. Nadie diría que una lata de sardinas oxi- que tratan de conflictos entre valores, es decir, que
dada en el suelo de una calle polvorienta forme nos plantean el decidir entre valores que, muchas
par te del patrimonio cultural. Sin embargo, dentro veces, son contrapuestos.
de mil o dos mil años puede ser un elemento pre-
cioso para conocer las formas de vida de nuestra Los términos “ética” y “moral” están estrechamente
época, y me remito al interesante ar tículo de Eloisa relacionados. La primera vez que la palabra “ética”
y María Bernáldez sobre el análisis de los basureros aparece en un texto escrito, es, como se sabe, en la
en Sevilla que aparece en el número del pasado conocida obra de Aristóteles Ética a Nicómaco. Eti-
mes de junio de PH. Boletín del Instituto Andaluz del mológicamente, “ética” deriva de una palabra griega
Patrimonio Histórico 2 . Por poner otro ejemplo, las que tiene un significado próximo a nuestra palabra
hojas de impresora usadas se destruyen ahora por “costumbre”, y que se traduce al latín por “mor”: de
decenas de millones, pero no sería absurdo pensar aquí nuestra palabra “moral”. En nuestro lenguaje
1. Vicente Verdú: El planeta
que, dadas cier tas circunstancias históricas, un lista- común, las palabras ética y moral se intercambian
americano (Anagrama,
do de ordenador cualquiera se pudiera convertir en con frecuencia. Antes se usaban más corrientemen- Barcelona, 1997).
patrimonio bibliográfico. Es decir, que, en patrimo- te expresiones como “juicio moral” o “principio
2. Eloisa y María Bernáldez
nio, los objetos par ticipan de un cier to carácter or- moral”, mientras que ahora se suele preferir decir
Sánchez: “Basureros y dese-
teguiano. Si Or tega decía que el hombre es él y su “juicio ético” o “principio ético”. Pero en nuestro chos haciendo historia.
circunstancia, en patrimonio los objetos son tam- lenguaje corriente, decir “eso es inmoral” equivale a Restos paleobiológicos de la
bién ellos y su circunstancia. decir “eso no es ético”. En sentido estricto, sin em- actividad urbana en las Reales
bargo, “ética” es la parte de la filosofía que trata de Atarazanas de Sevilla” (PH.
Boletín del Instituto Andaluz
En cuanto a la otra par te del título, aunque la pala- la moral, es decir, del juicio de las acciones humanas del Patrimonio Histórico, junio
bra “ética” forma también par te del acervo común, como buenas o malas. 1997, pp. 58-65).
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Ahora bien, ¿cómo juzgamos nosotros la bondad o las circunstancias, con las diversas culturas que se
maldad de las acciones concretas? Pues lo hacemos originan en los diferentes lugares y tiempos.
por contraste con un código de valores previamente
asumido. Si a cada uno de los que estamos en esta Se preguntarán ustedes qué tiene que ver todo lo
sala nos dieran una serie de car tulinas con rótulos dicho con el patrimonio cultural. Pues tiene que ver
que dijeran: “vida”, “salud”, “trabajo”, “amor”, “bie- lo siguiente: si, volviendo al ejemplo de la ordena-
nestar”, “libertad”, “justicia”, “paz”, etc., y nos pidie- ción jerárquica de las cartulinas rotuladas de que ha-
ran que las ordenáramos según nuestra escala per- blábamos antes, nos dieran entre ellas una con el
sonal de preferencias, es decir, según la importancia rótulo “conservación del patrimonio cultural”, cada
que en nuestro fuero interno concedamos a cada uno de nosotros la situaría en un peldaño determi-
uno de estos valores, el resultado reflejaría el código nado de nuestra escalera par ticular de valores, y la
ético de cada uno, y el máximo común a todas las media de todas esas valoraciones determinaría la
series de car tulinas ordenadas por los que estamos apreciación que nuestra sociedad tiene por nuestro
aquí formaría el código ético “de mínimos” de este patrimonio cultural, o sea, fijaría la valoración ética
grupo. Por eso, parafraseando una expresión que del patrimonio, que tendría que encontrar su lugar
Norber t Bilbeny utiliza en otro contexto 3 , podría en competencia con otros valores sociales como
decirse que la ética o código ético de una sociedad “salud”, “educación”, “seguridad”, “bienestar”, etc.
es el “máximo común moral” de la misma4.
Como ya sabemos, esta valoración ha sido y es
Todo esto puede parecer claro y razonable. No obs- cambiante a lo largo del tiempo. Por supuesto que la
tante, me gustaría hacer notar algunos puntos que misma idea de patrimonio cultural como un todo in-
considero de interés: tegrador y como algo digno de ser conser vado es
muy reciente. Pero no sólo eso: en la historia del ar-
En primer lugar, que si el experimento citado lo reali- te, conocemos lo que hoy nos parecen disparates
zamos en distintos lugares del planeta, el ordena- de todo tipo que a las clases cultas de la sociedad
miento de las cartulinas resultante en cada lugar sería de su tiempo les pareció muy bien, desde la des-
distinto de los obtenidos en los otros. Que la vida, la trucción de monumentos clásicos para usar sus res-
liber tad, la justicia, la igualdad, el amor, la felicidad, tos en nuevas construcciones, y el demoler, mutilar
etc., tienen valoraciones diferentes en las distintas cul- o alterar obras de arte por razones religiosas o ide-
turas lo sabemos por las investigaciones en antropo- ológicas, hasta construir partes de edificios en estilos
logía cultural realizadas, sobre todo, a lo largo de este diferentes y aun contrapuestos a los existentes, en-
siglo. El divertido libro de Nigel Barley El antropólogo tre otros desmanes surtidos.
inocente5 es sumamente esclarecedor a este respecto.
En algunas piezas de ciencia-ficción, como la novela Aún más: una gran par te de lo que hoy considera-
de Aldous Huxley Un mundo feliz o la reciente pelícu- mos patrimonio histórico-artístico, tanto mueble co-
la Waterworld, por citar sólo dos ejemplos conocidos, mo inmueble, probablemente no existiría si el códi-
se ve claramente cómo cambia el sistema social de go ético de las sociedades que lo produjeron no
valores cuando se alteran drásticamente las condicio- hubiese sido de una especial manera, esencialmente
nes de vida. distinta de la actual. Vemos hoy catedrales bellísimas
(y carísimas) en ciudades que, al tiempo de cons-
Pero es que, además, la ordenación de las cartulinas truirse aquéllas, carecían de hospitales, de escuelas,
representando valores sociales no sólo variaría con de suministro de agua, etc. La sensibilidad ético-so-
el lugar; también se obtendrían resultados diferentes cial de nuestra época probablemente no permitiría
si el experimento, aún sin cambiar de lugar, se reali- esos dispendios en obras que, vistas con nuestra
zara en el siglo III, o en el XII, o en el XIX o, incluso, perspectiva laica actual, tienen para muchos poca
diferiría entre dos fechas próximas, 1930 y 1950, rentabilidad social. Esto nos lleva a la paradoja de
por poner un ejemplo. Es más, estoy por decir que que (simplificando mucho) hoy existe un patrimonio
la ordenación de cartulinas que haríamos la mayoría histórico-artístico que conservar porque las socieda-
de nosotros no sería la misma en los diferentes mo- des que lo produjeron en otras épocas tenían una
3. Norbert Bilbeny: La revolución mentos de nuestra vida, sino que iría variando, aun- escala de valores, un código de prioridades éticas,
en la ética (Anagrama, que fuera de manera imperceptible. que hoy no sería de recibo.
Barcelona, 1997).
4. Es decir, el número máximo ¿Qué quiere esto decir? Que el código de valores Porque, claro, todos comprendemos que los recur-
de valores del conjunto de los de los individuos y de la sociedad no viene dado de sos son, por definición, limitados, mientras que las
existentes en un grupo dado
una vez por todas; es, por el contrario, cambiante y necesidades son, también por definición, ilimitadas, y
que es asumido por todos los
individuos del mismo. Podría resbaladizo, ligado a las circunstancias de “aquí” y los fondos gastados en restaurar la fachada de una
también hablarse de una “ahora”. Hay, es cier to, valores fundamentales, co- catedral o en una excavación arqueológica ya no es-
“moral media”, compuesta mo la vida, la libertad, etc., que tienden a ocupar un tán disponibles para actualizar las pensiones o para
por el conjunto de los valores lugar más fijo dentro de los diferentes códigos éti- dotar determinadas cátedras de universidad, por
que fuesen asumidos al menos
por un cincuenta por ciento
cos, aunque de ninguna manera es un lugar inmuta- ejemplo. Es decir, que hay que elegir. La discusión
del grupo, etc. ble, como demuestra el gran debate social suscitado social sobre las prioridades del gasto público, que
en torno a temas como el abor to o la eutanasia. La sería inmanejable si se mantuviera directamente en-
5. Nigel Barley: El antropólogo
inocente (Barcelona, ética, los códigos éticos, par ticipan también, pues, tre millones de ciudadanos, se realiza a través de
Anagrama, 1989). de un cier to carácter or teguiano, ya que varían con unos par tidos políticos (no demasiados, para que la
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elección social no se difumine) que nos ahorran una suele dar a los bienes culturales está demasiado re-
multitudinaria discusión. Ellos, los par tidos, o, por lacionada con el beneficio político que de ellos pue-
mejor decir, sus órganos dirigentes, piensan, propo- da sacar. (...) el Patrimonio se coloca al servicio de la
nen determinadas soluciones, determinada distribu- política” 6. En relación con los funcionarios, es opi-
ción del gasto, y nosotros lo único que tenemos que nión de los expertos (y me referiría al artículo “Ética
hacer es elegir la que más nos guste o la que menos y Administración” 7 , de Agustín Izquierdo) el que,
nos desagrade, y, si el resultado no es tan bueno co- además de estar obligados por una ética pública de
mo nosotros pensamos que debería ser, la próxima obligado cumplimiento, que es la norma escrita, es-
vez votamos otra opción. Por eso, se dice que la ley tán también obligados por una ética interna, indivi-
representa el mínimo común ético de cada momen- dual, que les obliga al servicio del ciudadano8.
to histórico (una par te del mismo, porque no todo
el sistema social de valores se traduce en norma es- Con respecto a las distintas profesiones relacionadas
crita); es decir, que el concepto mayoritario que la con el patrimonio, sus estatutos profesionales y nor-
sociedad tiene de las prioridades y de los valores se mas de conducta de carácter deontológico, cuando
traduce en normas de obligado cumplimiento para los tienen, suelen mezclar puntos de pura defensa
todos los ciudadanos, a través de las vías de repre- de sus intereses de tipo gremial con puntos en los
sentación política (par tidos, parlamento, etc.) y a que aluden a un cier to código ético. Me referiré
pesar de todos los defectos y carencias de dicha re- brevemente a algunas de ellas. La Asociación Profe-
presentación y de todas las críticas que la misma sional de Arqueólogos de España (APAE), por ejem-
pueda suscitar, tema éste que no es el que nos ocu- plo, ha elaborado un Estatuto Profesional de la Ar-
pa ahora. queología en el que se trata de definir el Código
Ético que ha de presidir la labor de estos profesio-
En cualquier caso, dando por sentado que hoy exis- nales. Un tema muy interesante es el que afecta a la
te un determinado concepto del patrimonio cultural restauración de los objetos ilegalmente excavados,
y un cierto código ético en la sociedad que valora el puesto que el tratamiento de restauración hace a di-
citado patrimonio de una manera determinada, y su- chas piezas más atractivas en la sala de ventas. Pa-
poniendo, lo que quizás sea mucho suponer, que trick J. O’Keefe dice que la «profesión [de restaura-
podamos referirnos tanto a uno como a otro de dores] parece que está evitando adoptar una
una manera unívoca (es decir, que exista un concep- posición ética sobre este tema» 9. Al parecer, opina
to único de patrimonio y una valoración social uni- este autor, esta profesión se encuentra cogida entre
forme del mismo), podríamos intentar ver cómo se sus obligaciones hacia el propietario o poseedor del
traduce esta valoración ética en las distintas profe- objeto y una responsabilidad cada vez mayor ante la
siones y estratos sociales que tienen que ver con el sociedad. O más avanzada en legislación, a este res-
patrimonio cultural. Me voy a referir brevemente a pecto, es una adición de 1994 a la ley irlandesa de
la manera en que las administraciones públicas, la 1930 que prohíbe expresamente que un objeto ar-
gestión privada y los profesionales, por una parte, y queológico sea restaurado o ni siquiera limpiado sin
el público en general, por otra, se sienten concerni- una licencia expresa.
dos por los temas éticos en relación con el patrimo-
nio cultural. Por supuesto que, debido al corto espa- Las profesiones relativas a la conservación y restau- 6. Mª Ángeles Querol y Belén
cio de tiempo disponible no puedo sino esbozar (y, ración del patrimonio (los restauradores) son las que Martínez Díaz: La Gestión del
Patrimonio Arqueológico en
a veces, simplemente enunciar) los temas, aunque han elaborado, quizás, mas códigos éticos y normas
España (Alianza Universidad,
son todos asuntos que merecen ser debatidos con de conducta que ninguna de las otras. Aquí, la discu- Madrid, 1996, p. 59).
detenimiento. Diré algo en este sentido al final de la sión técnica ha alcanzado niveles muy altos, y en pa-
7. Agustín Izquierdo: “Ética y
conferencia. labras de Patrick O´Keefe, «los argumentos son tan Administración”, Instituto
complejos y la interpretación tan subjetiva que el pú- Universitario Ortega y Gasset
Si nos fijamos, en primer lugar, en el estrato de las blico medio no puede decidir lo que está bien y lo (Papeles de trabajo), Madrid.
distintas administraciones públicas que tienen que que es equivocado»10. Para este autor, los «códigos 8. En este sentido se pronuncia
ver con el patrimonio cultural, el código ético impe- de ética» son intentos para ayudar al profesional a también J. L. López
rante es la norma escrita, es decir, la ley, los regla- tomar decisiones correctas y asegurar al público que Aranguren (Ética y Política,
mentos y demás disposiciones legales, que traducen, estas cuestiones son tomadas seriamente11. Madrid, 1968, p. 255), para
quién la ética ha de ser, a la
mediante el mecanismo de representación política a
vez, individual y social, y se la
que nos referíamos antes, las convicciones y priori- Este mismo autor opina que la responsabilidad ética empobrece si falta alguna de
dades mayoritariamente vigentes en la sociedad con de la conservación del patrimonio abarca obligacio- las dos dimensiones.
respecto a su patrimonio cultural. En este sentido, nes con respecto a todas o alguna de las siguientes
9. Patrick J O´Keefe.:
muchos autores opinan que la legislación española, par tes: el objeto u obra de ar te, el propietario, el «International Rules and
desde la propia Constitución de 1978 y siguiendo creador o autor de la obra, la profesión o círculo Codes of Conduct» (La
por la Ley del Patrimonio de 1985 hasta las de las profesional de la conservación y el público. Bibliothèque des Arts, Paris,
distintas C.C.A.A., es notablemente avanzada en su 1995, p. 13).
concepto de la conser vación del patrimonio. En La responsabilidad con respecto al objeto proviene 10. Op. cit., p. 14
cuanto a la propia Administración, en palabras de de que, a menudo, las obras son irreemplazables y 11. Op. cit., p. 16
Mª Ángeles Querol y Belén Mar tínez Díaz, “suele tienen un valor ar tístico, religioso, histórico, científi-
ser un ente abstruso, de cabeza cambiable y de pen- co, cultural, social o económico12. En consecuencia, 12. ICOM: «The
Conservator-Restorer: A
samiento poco firme en el tema del Patrimonio His- es responsabilidad de la profesión mantener su «au- Definition of the Profession»,
tórico (...) La impor tancia que la Administración tenticidad». Esto es más fácil de decir que de llevar a Párrafo 3.1.
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la práctica, como demuestran las diferentes teorías exigiendo que las intervenciones se lleven a cabo de
de la restauración que se han sucedido a lo largo del manera que no pongan en peligro al público o al en-
pasado siglo y en la primera mitad de éste, desde torno. Por otra parte, existen obligaciones éticas an-
Ruskin y Viollet le Duc a Boito. Actualmente, la Car- te la sociedad en general. Es extraño que casi ningún
ta del Restauro, que recoge las ideas de Cesare código ético trate este tema más ampliamente, so-
Brandi, parece que representa el pensamiento ma- bre todo si se piensa que el propósito último de to-
yoritario actual sobre el tema. No obstante, los que do lo referente a la conservación es proteger el ob-
hayan leído el último número de Loggia habrán visto jeto para el beneficio del público. Sin embargo,
un artículo de Paolo Marconi13 en el que este autor últimamente se aprecian signos de que la preponde-
entra de nuevo como una centella en la polémica rancia del uso público está teniendo eco en algunos
teoría de la restauración. En cualquier caso, hay que foros. Por ejemplo, una de las mesas redondas del
tener en cuenta la influencia de las diferentes cultu- próximo Salón Internacional del Patrimonio a cele-
ras: en Occidente, donde las construcciones se reali- brar del 25 al 27 de septiembre actual en París lleva
zan normalmente con materiales no perecederos por título: “Los monumentos: cómo servir al público
(piedra, metales, etc.), estos materiales se supone con ellos en vez de servirse de ellos”.
que portan sobre sí la historia del paso de los siglos.
Su concepción con respecto a los valores en conser- De todas formas, es opinión de muchos exper tos
vación del patrimonio no puede ser la misma que en que el debate ético sobre el patrimonio ha estado
Oriente (por ejemplo, en Japón) donde el uso de demasiado tiempo confinado a las filas de los profe-
materiales perecederos en la construcción, como la sionales y que debe abrirse a todo el público, ya que
madera y el papel, hace que éstos se cambien con “el patrimonio cultural es par te de la herencia de
frecuencia. En este último caso, estos materiales no todo el pueblo y su futuro incumbe a muchas perso-
por tan normalmente una carga histórica, al menos nas fuera de la profesión. Esta profesión ha de ase-
tan elevada como en Occidente. gurarse de que sus standards sean claros, compre-
hensivos y entendidos por todos».14
Con respecto a las obligaciones éticas para con el
creador de la obra de ar te, aunque los códigos éti- El público, en efecto, se encuentra cada vez más
cos de la profesión no reconocen con frecuencia los concernido por temas relacionados con el patrimo-
derechos de los autores sobre la obra, estos sí están nio cultural, y de ello encontramos ejemplos con
reconocidos por muchos códigos legales en concep- frecuencia. Recientemente, por ejemplo, el catedrá-
to de «derecho moral» del autor. Estos “derechos tico de lógica y filosofía de la ciencia de la Universi-
morales” suelen durar, según los diferentes textos dad Autónoma de Barcelona Jesús Mosterín, que a
legales, la vida del autor y un período posterior va- estos efectos ha de considerarse par te, si bien muy
riable. El más significativo de estos derechos que cualificada, del público, mostraba una actitud ciuda-
afecta a las profesiones relacionadas con la conser- dana responsable al escribir en El País un ar tículo
vación del patrimonio es el que se le reconoce a un donde protestaba públicamente por lo que él enten-
autor en relación con la integridad de su obra, es día que era una conducta inadecuada por par te de
decir, el derecho a que ésta no se dañe ni altere. los responsables políticos de un parque natural15.
Además de este derecho legalmente reconocido,
existe un requerimiento ético (explícito, por ejem- Existen muchos problemas éticos en relación con el
plo, en las normas canadienses) de que la intención patrimonio cultural que conciernen al público en ge-
o propósito del autor al crear la obra sea observado neral y que tienen un carácter menos técnico y espe-
tanto como sea posible en todo lo referente al uso cializado, o que no son de interés puramente
y la conservación de la misma. intra-corporativo, que los contemplados más arriba.
Me limitaré aquí a citar algunos que creo significativos:
Con respecto a los colegas de profesión, en la ma-
yor par te de los códigos éticos y normas de con- • Un problema siempre presente y nunca entera-
ducta figuran nomas que obligan a los miembros, en mente resuelto es el de la asignación de los recur-
primer lugar, a no expandir rumores sobre otros co- sos escasos al que me refería más arriba: ¿Dónde
legas, sino acudir primero al compañero interesado han de destinarse nuestros limitados recursos: a
y sólo después, caso de no ser atendido, a los órga- un hospital, a una escuela, a un museo?
nos de administración corporativos. Se trata, como
es lógico, de una norma encaminada a salvaguardar • Otro tema de interés es el de la distribución de
el prestigio de la profesión. En segundo lugar, figura los gastos ocasionados por la conservación del pa-
la obligación de ayudar a la profesión publicando trimonio. ¿Quién debe pagarlos: toda la sociedad,
métodos y avances técnicos (aunque, en este con- aquel a quien beneficia, aquel que posee el bien?
13. Paolo Marconi : “La restaura-
ción arquitectónica en Italia,
texto, hay que tener en cuenta el legítimo derecho
hoy” (Loggia, num. 3, pp. de los descubridores a lucrarse con su invento o • Un tercer tema a solucionar es el de las interven-
8-15). descubrimiento) y colaborando en la formación de ciones que paralizan la actividad económica. Hace
14. Patrick O’Keefe, op. cit., p. 34.
los colegas jóvenes. falta encontrar soluciones imaginativas para resol-
ver este problema.
15. Jesús Mosterín: “Nubes de Los deberes con respecto al público deben enten-
marrullería sobre Picos de
Europa”, El País, 10 de sep- derse en dos sentidos. Por una par te, todo lo refe- • Un último asunto que, a mi juicio, suscitará a cor-
tiembre de 1997, p. 24. rente a la seguridad de las personas y de las cosas, to o a medio plazo un creciente debate social es
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ARTÍCULOS
el relacionado con algunos casos de patrimonio Si estamos de acuerdo en que lo anterior es algo
etnológico. Se trata, en concreto, de la pervivencia digno de conseguir, los estratos sociales que nos re-
de tradiciones culturales que tienen un cier to lacionamos profesionalmente con el patrimonio te-
componente de barbarie, y me refiero a cier tas nemos en ello, como decía antes, una responsabili-
fiestas, vaquillas de fuego, corridas de toros, etc. dad decisiva. A este fin no valen, a mi juicio, las
Se trata de casos en los que la conser vación de actitudes sectarias que postulan posturas acríticas y
tradiciones poulares que incluyen elementos bár- que conducen a un fundamentalismo tan inútil como
baros y sangrientos puede entrar en conflicto (y, a trasnochado, de lo cual creo yo que todos podría-
mi juicio, entrará, no tardando mucho) con la sen- mos citar ejemplos16. Sería más útil, por el contrario,
sibilidad social, que rechazará de manera cada vez una actitud de debate permanente, abier ta y crea-
más fuerte este tipo de espectáculos. dora, imaginativa, racional, que se esfuerce por ha-
cer extensivo a todos los estratos sociales el con-
Antes de terminar me gustaría retomar lo que de- vencimiento de la enorme riqueza, tanto espiritual
cíamos al pr incipio en relación con el carácter como material, que nuestro patrimonio representa y
cuasi-or teguiano de los conceptos de ética y patri- de que los esfuerzos que se hagan en su conserva-
monio cultural, con su carácter deslizante, cam- ción y mejora no son solamente una obligación mo-
biante, dependiente de las circunstancias. Estoy ral hacia la fuente mas importante de nuestra identi-
convencido de que es una obligación de los estra- dad colectiva, sino que constituyen un recur so
tos y profesiones ligadas al patrimonio cultural lu- económico decisivo para la mejora material de la vi-
char porque la sensibilidad social se mueva en el da de muchos compatriotas.
sentido de apreciar y valorar éste cada vez más, si-
tuándolo cada vez más alto en su escala de prefe- Como contribución y para fomentar el ambiente de
rencias. Sería muy triste que la relación del conjun- debate al que me he referido, me place anunciar
to de la sociedad con su patrimonio cultural fuese que la Asociación Española de Gestores de Patrimo-
semejante a la de aquellos matrimonios que en si- nio Cultural, dentro de la colección de monografías
glos pasados eran arreglados por las familias sin in- Areté en la que estamos trabajando, dedicará un nú-
ter vención de los interesados. Sería triste que la mero de autoría colectiva a tratar de cuestiones y
sociedad se encontrara unida a su patrimonio cul- problemas de carácter ético relacionados con el Pa-
tural sólo por una obligación de carácter legal o, a trimonio Cultural. Aprovecho esta ocasión para soli-
lo sumo, por interés, pero sin verdadero amor. citar la colaboración de todas aquellas personas in-
Creo que es necesario que no se valore el patri- teresadas en el tema, per tenecientes a todos los
monio exclusivamente como un recurso económi- sectores involucrados en nuestro patrimonio. El ob-
co, sino que la sociedad debería reconocer su jeto de esta inter vención no era otro que suscitar
enorme valor espiritual, por el sentido de per te- un debate sobre las cuestiones de carácter ético
nencia y de la propia identidad que genera, por la que aquí no he hecho sino enunciar, y por ello les
experiencia estética de la belleza que proporciona invito a que envíen sus artículos, incidiendo más ex-
y por el aumento del conocimiento sobre nuestro tensa y profundamente en los temas aquí citados o
16. Uno de ellos es el problema
propio pasado que hace posible: éstos son los tres en otros nuevos 17. Contribuirán así a que la discu- de la conservación de la
más conspicuos dones espirituales con los que sión acerca de los aspectos éticos relativos a nues- fauna en peligro en Africa,
nuestro patrimonio cultural nos puede obsequiar. tro Patrimonio Cultural sea más rica y fecunda y re- donde la mejor manera de
Si, además, logramos hacer de él un recurso eco- dunde, en último extremo, en beneficio del mismo. frenar los estragos causados
por los cazadores furtivos,
nómico impor tante, mejor que mejor. Se trata de más que las prohibiciones de
conseguir una fuer te motivación ética hacia el pa- venta de marfil y las medidas
trimonio, lo más parecida posible a aquel imperati- de fuerza, han sido los pro-
vo categórico del que hablara Kant. gramas comunitarios de turis-
mo. Con ellos, una parte
importante de los beneficios
producidos por el turismo
que visita los parques natura-
les redunda directamente en
la mejora de vida de los pue-
blos limítrofes. Éstos, de
donde antes procedían la
mayoría de furtivos, son
ahora los que más interés tie-
nen en la conservación de los
animales.
17. Las personas interesadas en
enviar contribuciones pueden
consultar el artículo “Colec-
ción de monografías Areté”
en la página 8 de Areté num
1, o dirigirse a la Asociación
Española de Gestores de Pa-
trimonio Cultural (Edificio B
Mas Ferré, Campus de Somo-
saguas, 28223 Madrid; Fax
91-311 50 19).

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