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LA IDENTIDAD NACIONAL

La Historia, además, es una disciplina que se interrelaciona con otras y de esa manera s
u saber permite comprender de forma más integral los fenómenos sociales que han id
o construyendo la cultura e identidad nacional y su relación con el contexto internaci
onal. Para favorecer en el estudiantado un enfoque histórico es fundamental destacar

la importancia del desarrollo de la indagación, el análisis desde varias perspectivas y


la reflexión de los procesos históricos, antes que hacer énfasis únicamente en la cobe
rtura de contenidos. El estudio de la Historia y Ciencias Sociales como asignatura del

currículo del Bachillerato resulta importante, entonces, por cuatro razones fundamentales: a.
Proporciona una visión y comprensión amplias de la realidad social e histórica, fa
voreciendo un conocimiento significativo, crítico y complejo de los procesos que rig
en el funcionamiento de sociedades pasadas y contemporáneas a nivel mundial, region
al, nacional y local. b. Promueve la capacidad de interpretar y analizar la realidad.

En este artículo quiero poner en relieve el nacimiento de la nación ecuatoriana por un proceso de
distinción y creación de confines externos e internos respecto de la pertenencia nacional imaginada
como legítima. Después de la independencia, la demarcación de las fronteras nacionales se
transforma en el medio fundamental a través del cual los nuevos Estados comienzan a ejercitar su
soberanía sobre un territorio reconocido como propio. En el contexto de la creación de la identidad
nacional ecuatoriana, la historia asume el papel de reglamentar la memoria y el olvido para
valorizar los rasgos propios de la comunidad y por distinguirla de las otras naciones, en específico
del Perú ; es decir propone una representación del pasado finalizada al control del presente. Por
cuánto concierne el establecimiento de los confines internos, hay que destacar como se vino
formando una ideología del Ecuador como nación mestiza que tuvo su cumbre en la temporada
populista. Esa ideología interpreta la diversidad sociocultural de la población como el legado de un
proceso inconcluso de construcción del Estado-nación que tiene que ser superado por el mestizaje
y la consolidación de una ecuatorianidad culturalmente homogénea.

2A partir de este momento es que se puede hablar de un proceso de construcción de


identidades estatales, identidades que, sin embargo, inmediatamente se verán obligadas a
afrontar la cuestión de compartir con los vecinos Estados nacientes un origen histórico y
cultural común, así como modelos político-administrativos más bien similares.

3La demarcación de las fronteras nacionales se transforma en el medio fundamental a través


del cual los nuevos Estados comienzan a ejercitar su soberanía sobre un territorio reconocido
como propio. Inmediatamente se plantea el problema de cómo establecer las fronteras
nacionales: la solución se encontró en la referencia al pasado colonial ya que la subdivisión
de los actuales Estados latinoamericanos corresponde, en buena parte, a la subdivisión de las
antiguas Audiencias. También Ecuador reconoce como territorio propio el de la Real
Audiencia de Quito, pero esta definición arrastrará consigo la dificultad de establecer con
seguridad las fronteras hacia el este (es decir, en la Amazonia), una dificultad planteada
tanto en la época colonial como en la contemporánea.
9Para que la Nación exista es necesario que sea contada. Como ha puesto en evidencia Jan
Assman, todas las comunidades políticas, por el hecho de serlo, necesitan elaborar una
estructura conectiva compartida que haga posible que los individuos se piensen como un
Nosotros. Tal estructura, según los estudiosos, está constituida por reglas, valores comunes y
por el recuerdo de un pasado compartido. (Assman, 1997: 5-6) El relato de la historia de los
orígenes, de los héroes y de las batallas, es decir, la construcción de un imaginario común, se
vuelve fundamental para la fundación del sentimiento de pertenencia. En este sentido, la
memoria aparece como el componente temporal de la identidad. (Ricoeur, 2003: 117)

10Un pasaje fundamental en la atribución de una historia a la identidad lo constituyó la


Historia del Reino de Quito, escrita por el jesuita Juan de Velasco a fines del siglo XVIII.
Este texto marca el nacimiento de la conciencia histórica de la Nación, una conciencia que
funda sus raíces en la mitología pre-incaica y que fue conquistada primero por los incas y
luego por los españoles. (Velasco, 1981)

11En este contexto, la historia tiene la función de reglamentar la memoria y el olvido para
valorizar los rasgos identificadores de la comunidad y para distinguirla de las otras naciones,
es decir que propone una representación del pasado orientada a controlar el presente.
(Gallerano, 1995) La resistencia de los soberanos de Quito a la conquista incaica juega un
rol importante entre los acontecimientos de la historia ecuatoriana proyectando al pasado un
hecho reciente (la invasión peruana de 1941). La correlación ideológica es más bien evidente
: se promueve una visión según la cual en 1941 los ecuatorianos fueron víctimas del
expansionismo peruano así como en el pasado los pueblos indígenas lo habían sido del
expansionismo del Cuzco. (Silva, 1992: 22)

12Las disputas fronterizas con Perú ofrecen ocasionalmente, hasta el día de hoy, un
baricentro alrededor del cual se coaliga la identidad nacional (especialmente en la guerra de
1995) a pesar del marcado regionalismo que sigue caracterizando al nacionalismo
ecuatoriano. (Radcliffe, Westwood, 1999: 21)

13Aquí se hace evidente que la construcción de la identidad es un acto relacional, (Ferry,


Galloro, Morales, 2006) un acto a partir del cual el peruano representa a otro en relación con
el cual se mide la propia identidad. La resistencia a la conquista incaica por parte de algunas
tribus del norte del Ecuador se encuentra históricamente probada pero los incas por lo
general extendieron su dominio más a partir del establecimiento de alianzas matrimoniales –
respetando la organización y la cultura de las poblaciones conquistadas (como sucedió, por
ejemplo, con la etnia Cañari que residía en las actuales provincias de Azuay y Cañar)– que
gracias a verdaderas guerras. (Silva, 1992: 40)

14La contradicción es evidente : mientras que el Estado en este caso reivindica el mundo
indígena a través de la representación de la historia nacional, los indios actuales son
considerados como incapaces, toscos y apáticos por las mismas elites gobernantes. Muchos
estudiosos muestran que la fundación de la identidad nacional en continuidad con un pasado
indígena ideal tiene el objeto de legitimar la existencia de una unidad territorial existente
antes del período inca. Es decir, en otras palabras, para establecer una continuidad de la
«ecuatorianidad» mediante la historia y no obstante (y contra) el eterno enemigo : primero el
inca y luego el peruano de la época actual. (Prieto, 2004: 72)
15Tanto Ecuador como Perú recurren al período colonial para establecer los antiguos límites
territoriales. En 1563 fue creada la Real Audiencia de Quito, un amplio territorio que, dadas
las condiciones de la época, era muy difícil de establecer geográficamente de manera
precisa. La Real Audiencia formó parte del Virreinato de Lima hasta el siglo XVIII, luego
desapareció durante un período y finalmente fue recreada como Real Audiencia bajo la
jurisdicción del Virreinato de Santa Fe de Bogotá en 1739. Pero la necesidad de organizar la
defensa militar contra el expansionismo portugués, ya en la época final de la colonia,
produjo un nuevo cambio en estos territorios : en 1802 una parte de los territorios
amazónicos fue confiada a la jurisdicción de Lima. Y el fin de la época colonial dejó
indefinidos los límites territoriales con la Amazonia. (Ayala, 1999)

16El conflicto fundacional de la memoria nacional ecuatoriana es el de 1941. La causa


desencadenante del conflicto –así como la definición acerca de cuál de los dos países lo
desencadenó– es aún una cuestión controversial entre la historiografía peruana y
ecuatoriana. Pero lo cierto es que la guerra terminó con un tratado de paz que llevó a
Ecuador a renunciar completamente al territorio amazónico.

17El hecho de que nuevos Estados independientes hayan encontrado en la geografía un


instrumento para explicar la propia identidad nacional es particularmente importante para la
difusión de esta ideología en la cultura popular ecuatoriana. (Radcliffe, Westwood, 1999:
102-103) Para muchos ecuatorianos las lecciones de historia, geografía y educación cívica
van de la mano con el aprendizaje de la ecuatorianidad. La materia de Historia de los límites,
en cuanto historia territorial de la Nación, fue una disciplina obligatoria en las escuelas
ecuatorianas (desde el nivel elemental hasta el superior) hasta 1979 y contribuyó a formar a
generaciones de ecuatorianos en lo que hace a los diferentes límites estatales sucesivos en
las diferentes épocas. Y un punto central de la materia es, en efecto, la historia del Protocolo
de Río de Janeiro de 1942. (Jaramillo Sevilla, 2003) Desde 1979 en adelante, la historia de
los límites de Ecuador es abordada en los cursos de educación cívica o de ciencias sociales.

En este ensayo se presta especial atención al carácter dinámico de la identidad. Según Assman,
(Assman, 1997: 11) el grupo elabora una memoria de sí mismo, una memoria entendida como
singularidad y como especificidad del mismo grupo y de su continuidad a través de la historia.
Entonces, las identidades culturales se expresan en un proceso de diferenciación respecto de un
Otro, a través de un proceso constituyente. Ecuador, a lo largo de su historia, se creó en cuanto
Nación viril, mestiza y masculina dominada por una constante conflicto con Perú, así como por el
hecho de ser uno de los países con más alto porcentaje de población indígena de América latina.
Ecuador ha construido, entonces, su propia manera de ser sobre la defensa de un límite externo (lo
con el Perú) y un límite interno (que define la origen étnica de sus propios ciudadanos). Como he
explicado en el texto, establecer un confine significa también decir quien está adentro y quien está
afuera de eso; los indios reales están afuera de la historia de Nación ecuatoriana que las elites
quieren presentar. Justamente en contra a esa inclusión retorica de lo indígena al interior del
espacio nacional, están luchando los nuevo movimientos neoindigenistas.
Cáucaso: conflictos sobre identidad nacional y distribución
territorial del poder

El desarrollo de la región del Cáucaso Sur y el Mar Negro se está viendo seriamente obstaculizado por

la persistencia de conflictos territoriales enquistados, y existe el riesgo de que los países que los sufren

queden excluidos de los planes de modernización regionales actualmente en vigor. En este sentido

Georgia merece una atención especial, al tratarse de un país con una gran relevancia estratégica –por

ser la puerta del Cáucaso sur y Asia central- cuya integridad territorial está viéndose cuestionada por

Abjasia y Osetia del Sur, entidades territoriales que, si bien oficialmente forman parte integrante de

Georgia, en la práctica llevan más de una década funcionando como Estados independientes que

aspiran a ser reconocidos internacionalmente como tales.

En este contexto, y aprovechando el empuje dado a la cuestión del Cáucaso por las presidencias

española y finlandesa de la OSCE en 2007 y 2008 respectivamente, el CITpax tuvo la iniciativa de

lanzar dos proyectos de facilitación orientados a desactivar en lo posible los conflictos territoriales

latentes que enfrentan a Georgia con Abjasia y con Osetia del Sur.

En el marco de ambos proyectos, cada uno de un año de duración como mínimo, se prevé la

celebración de reuniones de facilitación y visitas de estudio con representantes de la partes

enfrentadas; seminarios de formación en métodos de mediación o el estudio en profundidad de

cuestiones técnicas transversales que interesan por igual a todas las partes en conflicto (como son las

políticas de transporte, de energía o de derechos humanos).

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