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Genero tras las rejas: Un análisis crítico sobre la sexualidad en el contexto penitenciario

El proceso penitenciario alude a una acción preventiva y al cumplimiento de una


consecuencia jurídica, enmarcado en el objetivo de la resignificación y resocialización,
tomando en cuenta que lo anterior fue producto de una corriente de pensamiento
direccionada al respeto de los derechos humanos, desligándose así la visión de castigo
dando cavidad a procesos formativos de las normas sociales; entendiendo que el propósito
del internamiento es la incorporación de condiciones pertinentes a la sociedad.

En consecuencia, de acuerdo con la legislación constitucional se puede considerar


que los derechos de las personas privadas de la libertad se dividen de la siguiente manera:
Dentro de los derechos suspendidos se encuentra la libertad personal y de locomoción, los
derechos limitados son aquellos referentes a la intimidad personal y familiar, reunión,
asociación, libre desarrollo de la personalidad y libertad de expresión, como consecuencia
de las condiciones carcelarias. Sin embargo, en el mismo sentido, los derechos
fundamentales e inalienables de los internos son la dignidad humana, la vida, la salud, la
integridad personal, la igualdad, la libertad religiosa, el derecho al reconocimiento de la
personalidad jurídica, al debido proceso y de petición.

A continuación se hará énfasis en el desarrollo de la sexualidad dentro del contexto


penitenciario teniendo en cuenta que hace parte de los derechos limitados o restringidos de
las personas privadas de la libertad. En primera instancia el individuo procesado se somete
a un impacto en cada una de las esferas de su funcionamiento, esto se traduce en
alteraciones a nivel emocional, cognitivo y comportamental, como resultado se da una
interrupción a sus impulsos sexuales, disminuyendo la libido, entrando en una aparente
abstinencia. Posterior a esto ocurre un segundo momento donde se asimila el contexto
carcelario dando inicio al proceso de adaptación; finalmente las necesidades sexuales re
aparecen, siendo complejo la sublimación del impulso sexual, se hace importante resaltar
que las variables individuales determinan la forma en que trascurre la resignificación
sexual, por tanto cuando se intensifica el deseo sexual es posible que surjan conductas y
manifestaciones sexuales no necesariamente en el siguiente orden pero que nos permiten
una asociación de hechos de carácter común, comenzando con la auto estimulación
solitaria, pasando luego a la masturbación colectiva y finalizando en prácticas
homosexuales.

Siendo el sexo una necesidad básica de todo ser humano, al ser limitado y
restringido no solo a nivel institucional sino también a nivel psicológico, implica unos
comportamientos acordes al imaginario social; ya que existe una verdad implícita la cual la
persona privada de la libertad trae consigo sobre la satisfacción de esta necesidad, que en
un primer momento dado el impacto psicológico como se mencionó anteriormente se
abstiene de su satisfacción pero que finalmente se naturaliza dado el contexto, incurriendo
en conductas homosexuales ocasionales o permanentes, dichas conductas es más frecuente
que se inicien con personas transexuales, debido a sus características femeninas, sin dar por
sentado que quien las practica, las asume como orientación sexual.

Otro aspecto que se entrelaza dentro de la sexualidad de los reclusos, es la visita


íntima, la cual se utiliza como control social en la medida en que si se comete una falta
disciplinaria, se niega como forma de castigo. Respecto a esto se considera que si bien la
sexualidad está enmarcada en términos de restricción, cabe la pregunta de si esta medida
realmente cumple con el objetivo de disminuir dichas faltas, y no generando el efecto
contrario, dado que la canalización de los impulsos sexuales puede desviarse hacia
conductas agresivas, incremento de consumo de sustancias psicoactivas como producto de
la ansiedad generada y alteración del estado de ánimo, a razón de que la visita íntima no
solo se reduce al encuentro coital, sino que implica el fortalecimiento del vínculo entre
pareja, propiciando un espacio de apoyo emocional.

El estar privado de la libertad incluye el distanciamiento de las relaciones


interpersonales entre ellas, la pareja sentimental; es por esto que la fidelidad representa un
factor de inseguridad en los reclusos, evidenciado en un temor a ser reemplazados,
provocando diversas reacciones tales como, el incremento en conductas homosexuales
justificadas en el abandono, sentimientos de irritabilidad, culpa, inferioridad, impotencia y
por ende labilidad emocional, que en casos extremos puede desencadenar en cuadros
depresivos.

Retomando el objetivo del proceso penitenciario, la resocialización se entiende


como una adecuación del sujeto a las normas de la sociedad, desde esta mirada las personas
de la comunidad LGTBI son más vulnerables en cuanto a discriminación y negación de sus
derechos, bajo la premisa de que como la heterosexualidad aparentemente es la normativa,
ellos deberían seguir tal patrón, en este sentido la orientación sexual en las cárceles sigue
siendo estigmatizada, por lo tanto se hace necesario la aplicación del enfoque diferencial
amparado en la Ley 1709 de 2014, en la cual se reconoce a los individuos con
características particulares.

La sexualidad de los internos juega un papel importante dentro de la resocialización


porque hace parte de las condiciones que contribuye al desarrollo sano de las personas
aportando al proceso de prevención de la comisión de delito. Por otro lado, es importante
mencionar que el desarrollo de la sexualidad en el contexto penitenciario, se encuentra
afectado no sólo por la percepción de los internos a nivel psicológico, sino además por la
estructura física brindada para los mismos, la cual, si bien se adapta a las necesidades del
contexto, altera de alguna forma el oportuno desenvolvimiento de la misma, por lo que la
experiencia puede resultar incomoda no sólo para la persona privada de la libertad sino
también para su conyugue; y es evidente que lo anterior mencionado influye en gran
medida en este factor.

El desarrollo de la sexualidad es un aspecto natural, el cual engloba un conjunto de


fenómenos emocionales y prácticas ligadas a la búsqueda de construcción de vínculos;
además el aspecto motivacional relacionado con las relaciones interpersonales refuerza el
proceso de resocialización donde las redes de apoyo y el adecuado desenvolvimiento de los
impulsos sexuales se convierten en un factor protector que puede llegar a contribuir en el
sentido de coherencia de vida y planificación del futuro.

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