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1. Hechos e ideas
Cuando se presenta una situación que entraña una dificultad o una confusión, la persona que se encuentra en
ella puede adoptar una de las actitudes siguientes: o bien eludirla, abandonar la actividad que la produjera y
dedicarse a otra cosa; o bien entregarse al vuelo de la fantasía e imaginarse poderoso, rico o dueño —de
alguna otra manera— de los medios para dominar la dificultad; o bien, finalmente, enfrentarse realmente a la
situación. En este último caso, comienza por reflexionar.
Al predecir un eclipse, por ejemplo, de un lado existe una multitud de hechos observados relativos a la
posición y movimientos de la tierra, el sol y la luna, mientras, del otro lado, las ideas que se emplean para
predecir y explicar implican extensos cálculos matemáticos. En un problema filosófico, los hechos o datos
pueden ser remotos y no susceptibles de observación directa por parte de los sentidos. Pero, no obstante,
habrá datos, tal vez de la ciencia, o morales, o artísticos, o conclusiones de pensadores del pasado, que
proporcionen la materia con la que tratar y comprobar las teorías. Por otra parte, están las especulaciones que
se desarrollan en la mente y que conducen a buscar materia adicional, las cuales, al mismo tiempo, desarrollan
las teorías propuestas como ideas y comprobar su valor. En lo que atañe a la mente, los meros hechos o datos
carecen de vida a menos que se los utilice para sugerir y comprobar alguna idea, alguna solución a la
dificultad. Por Otro lado, las ideas son meras ideas, especulaciones ociosas, fantasías, sueños, a menos que
se las use para guiar nuevas observaciones de situaciones reales, pasadas, presentes o futuras y reflexionar
sobre ellas. Por último, han de someterse a una especie de comprobación a cargo del material real dado, o de
lo contrario siguen siendo ideas. Muchas ideas tienen gran valor como material de poesía, ficción o drama,
pero no como materia prima del conocimiento. Sin embargo, para un espíritu penetrante, las ideas pueden
tener utilidad intelectual aun cuando no encuentren ninguna referencia inmediata en la realidad, suponiendo
que permanezcan en la mente para ser utilizadas cuando los hechos salgan a la luz.