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Esta unidad tiene un objetivo central: fijar el concepto derecho procesal, entendido
como conjunto de normas.
Son normas medio que determinan cómo se hace el derecho para que sea reconocido
como válido. Son instrumentales al servicio del derecho, pues determinan cómo se
crea, la manera como se hace el derecho válido.
Hay lugar, entonces, para precisar en primer lugar los conceptos potestad y sujeción.
El derecho, como sistema de control social, obra exclusivamente sobre una especie de
conducta humana, aquella que incide en la órbita de vida de otros seres humanos. El
comportamiento que afecta a otro es el relevante para el derecho. El del hombre en
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soledad es ajeno a lo jurídico; únicamente es significativo para el cosmos de la ética.
La Corte Constitucional relieva esta propiedad del derecho de la siguiente manera:
"Mas allá de las disputas de escuelas acerca de la naturaleza del derecho, puede
afirmarse que lo que caracteriza esa forma específica de control de la conducta humana
es el tener como objeto de regulación el comportamiento interferido, esto es, las acciones
de una persona en la medida en que injieren en la órbita de acción de otras, se
entrecruzan con ellas, la interfieren."1
5ROSS, Alf. Sobre el Derecho y la Justicia. Capítulo V. Las modalidades jurídicas. Cuarta edición.
Trad. Genaro Carrió. Buenos Aires: Eudeba, 1977. p.152-164.
2.2.1. Supuesto del contrato de compraventa comercial. El artículo 905 del Código de
Comercio define el contrato de compraventa de la siguiente manera: "La compraventa
es un contrato en que una de las partes se obliga a transmitir la propiedad de una cosa
y la otra a pagarla en dinero."
En este ejemplo, sin lugar a dubitación alguna, se puede aseverar, en sentido estricto,
que se está frente a una relación jurídica que puede ser descrita a la luz del binomio
derecho y obligación. Alguien, que está en la posición activa, es portador de un
derecho a exigir una conducta y, correlativamente, para otra persona, situada en la
posición pasiva, existe la obligación de ejecutar esa misma conducta.
La norma dispone que "Puede pagar por el deudor cualquiera persona a nombre de él,
aun sin conocimiento y contra su voluntad, y aun a pesar del acreedor".
Pero, al rompe, surge una pregunta turbadora: ¿cuál es la noción que da cuenta
responsable de la posición del tercero?
Entonces, es necesario hallar otra noción que de modo satisfactorio explique ese
ligamen entre tercero y acreedor, que Hohfeld la enunciaría de esta manera: respecto
de la conducta singular dar una suma de dinero, el tercero tiene la potestad de
realizar el pago y, correlativamente, el acreedor se encuentra en situación jurídica
desventajosa de sujeción, pues tiene que soportar, padecer, el pago. La voluntad del
acreedor no es significativa frente al poder del tercero. El tercero tiene el control
privativo del acto pagar que sujeta al acreedor y al mismo deudor.
Parece que el estado de cosas descrito se explica de un modo más adecuado si se dice
que un sujeto tiene la potestad para reclamar la declaración de la nulidad relativa de
un contrato, y que el otro, correlativamente, queda sujeto a las consecuencias de ese
acto, el que, aun contra su querer, lo hará partícipe forzado de un proceso
jurisdiccional y lo dejará ineludiblemente expuesto a la decisión judicial, que es el acto
resultante del proceso en el cual el órgano jurisdiccional ejerce su potestad
jurisdiccional, su poder de decisión.
A partir del postulado que predica que no todas las relaciones jurídicas pueden ser
reducidas a "derechos y obligaciones", Hohfeld propone una terminología que tiene su
lugar de comienzo en este enunciado: toda relación subjetiva relevante para el
derecho contiene tres elementos básicos, a saber, el primero, es una posición de
ventaja; el segundo, es una situación de desventaja correlativa a la primera y,
finalmente, el tercero, es una conducta humana interferida que vincula a los
sujetos que están en ambas posiciones.
Advierto que, dados los propósitos de esta introducción, no se hará análisis de las
nociones privilegio, no derecho, inmunidad e incompetencia
6Hohfeld utiliza la expresión deber. Pero, por ser más cara y usual a nuestra cultura jurídica la
palabra obligación, en este estudio se utilizará esta última expresión en todo caso en el cual Hohfeld
menciona el vocablo deber. Este intercambio no afecta la esencia conceptual de la doctrina de Hohfeld
pero, en cambio, facilita su comprensión para hombres y mujeres de nuestro medio.
Una referencia particular: el pago es un acto jurídico cuyo efecto es la extinción de una
obligación. El tercero, tal como se explicó anteriormente, tiene únicamente la
potestad para ejecutar el pago, pero no tiene la obligación de hacerlo; en el tercero
se escinden el poder y la obligación; en sentido distinto, en el deudor sí concurren la
obligación y el poder, el segundo instrumental de la primera; si alguien está obligado a
pagar, paralelamente, para hacer posible el pago, tiene la competencia para producir
el acto que extingue la obligación. El pago por consignación, reglado en los artículos
1656 a 1665 del Código Civil y en artículo 420 del Código de Procedimiento Civil, es
un testimonio elocuente de la manera como el derecho ampara la potestad.
Esta distinta posición del destinatario respecto a la forma de creación de la norma es,
según Luis Legaz Lacambra, un sólido criterio orientador para distinguir entre
derecho público y derecho privado; afirma que el derecho público es un derecho de
subordinación, o sea que "la condición de la obligación establecida en las normas es
una voluntad extraña al obligado, mientras que el derecho privado es un derecho de
coordinación, o sea que el hecho condicionante de la obligación estatuida por las
normas es la propia voluntad de los individuos que se obligan."9
9LEGAZ LACAMBRA Luis. Filosofía del Derecho. Barcelona: 1953. p.344 y ss. Citado por DIAZ A.
Clemente. Instituciones de Derecho Procesal. Parte General. Tomo I. Buenos Aires: Abeledo Perrot,
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Esta norma particular del Código de Comercio, el artículo 188, da lugar a algunas
reflexiones:
Luigi Ferri de modo categórico hace explícita esta propiedad de la potestad privada:
"El campo donde actúa la autonomía privada es justamente el de los intereses privados,
y los intereses privados vienen determinados por vía de exclusión; son todos aquellos
intereses cuya tutela no asume por sí, ni impone a otros el estado".12 Y agrega: "Donde
hay en juego intereses superiores no hay lugar para la autonomía privada".13
1.968. p.13.
12FERRI, Luigi. La Autonomía Privada. Trad. Luis Sancho Mendizábal. Madrid: Revista de Derecho
Privado, 1969. p.12.
Por ahora, para los efectos de este curso se pueden formular los siguientes enunciados
conclusivos:
2.5.2.1. Todo acto jurídico reclama la aptitud del sujeto o de los sujetos que
concurren a su formación. La potestad o competencia del sujeto generador del acto es
condición de validez de éste. Se reclamará, entonces, la potestad del sujeto emisor en
los eventos de los actos unilaterales y la competencia de los varios sujetos
concurrentes en los supuestos de actos bilaterales o plurilaterales. Respecto de todo
acto, siempre, cabe preguntarse por el sujeto o sujetos que son competentes para
emitirlo.
Primero, la norma que regula la conducta humana que interfiere en el espacio, la vida
de relaciones intersubjetivas, donde también ocurre una conducta diferente de otro
ser humano; hay pues una relación intersubjetiva manifestada en conductas que se
interponen.
Segundo, el de las normas de que fijan las reglas para la creación del derecho; son las
normas que cumplen una doble función: regular el método de creación de una norma
y, por lo tanto, para construir los juicios positivos o negativos de reconocimiento, que
permiten determinar: ① Si la norma ingresó válidamente al orden jurídico, ② Si la
Regulan las conductas interferidas de los seres humanos que invaden las esferas de
necesidades e intereses de otros.
Las distintas conductas interferidas que son reguladas por el derecho pueden serlo de
la siguiente manera.
Para lo que corresponde a este texto solo aludiré a conductas cuya realización u
omisión origina un cambio en las relaciones intersubjetivas relevantes para el
derecho.
3.1.2. Conducta prohibida. Es conducta proscrita cuya realización atrae una sanción y
si ha causado daño a otro, también obliga a la restitución o a la reparación.
3.2.1. Su objeto.
Son normas al servicio del derecho; tienen carácter instrumental. Su objeto son las
fuentes reflexivas del derecho.
3.2.2.1. Normas de inclusión que prescriben los presupuestos que hacen válida
una norma jurídica resultante de una determinada fuente del derecho; dan lugar a su
reconocimiento como norma válida, es decir, que pertenece al orden jurídico.
3.2.2.2. Normas de exclusión que determinan las circunstancias que dan lugar
que una norma deje de pertenecer al orden jurídico.
Las normas procesales, en su sentido amplio, son normas de competencia que regulan
las fuentes del derecho llamadas a crear normas jurídicas de orden general o
particular.15
El acto administrativo y el acto jurisdiccional tienen una nota compartida: son actos
normativos de origen unilateral cuyo contenido normativo es configurado de modo
exclusivo por el órgano que lo emite y que se imponen como normas de conductas a
sus destinatarios, cuya manifestación de voluntad positiva no es presupuesto para su
validez formal; la declaración de voluntad del órgano es suficiente para crear un
mandato concreto.
Norma General (Objetiva): es norma que evidencia un nivel de indeterminación subjetiva tal que la
norma al ser aplicada no pierde vigencia hacia el futuro, no se agota en su primera aplicación. Este tipo
de norma, entonces, reclama la emisión de reglas posteriores que la desenvuelvan hasta llegar a una
declaración normativa completa y con destinatario cierto: en síntesis, que regule una relación jurídica
singular.
Conforman el llamado “derecho en el papel”.
Particular (Subjetiva). Muestra un grado de concreción suficiente que habilita para determinar los
sujetos de la relación, el activo y el pasivo y para hacer clara y precisa la conducta objeto de regulación;
es, en sentido estricto, una norma ejecutable al impulso de la coerción y la coacción.
Es el “derecho en la vida”; es el que determina jurídicamente una conducta singular, llamada a darse en
un tiempo, en un espacio y con sus circunstancias de modo.
4.5. SÍNTESIS.
Así, entonces, las normas procesales regulan las fuentes del derecho mediante las
cuales los órganos ejercen la competencia que los habilita para determinar el
contenido de actos unilaterales de orden subjetivo para cuyo perfeccionamiento no es
condición el consentimiento de sus destinatarios.
Esta última nota distintiva de las fuentes del derecho que originan normas de
subordinación, cual es que la concurrencia de la voluntad del sujeto de la obligación o
del deber no sea presupuesto del acto, abre un escenario a un dispositivo formal de
garantía en pro de su sujeto pasivo: a ser consultado o a ser oído o a que se escuche
su propia opinión, que bien pueden subsumirse en uno: quien no tiene potestad para
configurar el contenido de un acto subjetivo que le concierne, tiene el derecho de
participación en el proceso de creación de mandato, que se eleva a presupuesto de
validez formal del acto.
Estos derechos tienen una misión técnica pues acentúan la exigencia constitucional
que impone que los procesos administrativos y jurisdiccional deben alcanzar los
resultados esperados con un razonable gasto de talento humano y de recursos
materiales; sus designios son velar por la eficacia y la eficiencia de los procesos
administrativos y jurisdiccionales. Centran su atención en los fines.
a) Por acto en ejercicio de potestad privada no es posible crear una norma procesal
convencional que sustituya la prevista por la ley. La norma procesal es reserva de
ley.
Si los intereses objeto del conflicto son disponibles las partes conservan la potestad
para autocomponer hasta cuando el juez dicte sentencio; hasta el momento límite
pueden originar un negocio jurídico eliminatorio del litigio.
El negocio jurídico puede operar como mecanismo que delimite los alcances de
la actividad procesal o el contenido del acto de cierre del proceso que formaliza la
composición del litigio.
6.2.1. Está conformado por normas de competencia (ver Nro 4 de esta unidad).
Lo concluye Clemente A. Díaz: “Forma la materia de una gran rama de las disciplinas
jurídicas que se caracterizan por atribuir poderes e imponer sujeciones que en
puridad son “el derecho para el derecho” (Clemente A. Díaz, p. 60)
Su objeto son los medios, no los fines. Opera sobre el cómo, no sobre el qué.
El aparte subrayado ha sido interpretado de una manera tal que se pretende derivar y
justificar una supuesta supremacía jerárquica de las normas sustanciales sobre las
normas procesales, cuya consecuencia final daría vida a este enunciado: el fin del
proceso, que es realizar derechos sustanciales, prevalece sobre los medios que se usan
para lograr las metas perseguidas. Si se lleva esta afirmación hasta el punto de sus
últimas consecuencias, significaría que “el fin prima sobre los medios”, postulado que
conduciría necesariamente a este otro: las garantías fundamentales que estructuran el
derecho al debido proceso están subordinadas a su fin último: declarar y realizar
derechos,
Además, y esto es suficiente para desechar cualquier idea de prevalencia, esta fijación
de sentido olvida que existe imposibilidad absoluta para que ocurra una colisión entre
normas de competencia y normas de conducta que exija la formulación de un juicio de
prevalencia. Si las primeras tienen vigencia en el ámbito de las fuentes del derecho y
las segundas en el plano de las conductas humanas interferidas, mal puede haber
choque; circulan por órbitas diversas.
Una interpretación coherente sería otra: que el fin buscado en los procesos es la
emisión del acto subjetivo unilateral reflexivamente previsto; que los medios, reglados
por las normas procesales, están llamados a servir al derecho, a señalar el modo como
se transita en el proceso para llegar al acto culminante. En pocas palabras, el artículo
228 realza el carácter instrumental de las normas de procesales – normas de
competencia – que están al servicio de las normas de conducta que son las
declaraciones, mandatos y ordenes contenidas en la sentencia.
Y ello es así porque los derechos fundamentales al debido proceso (sobre el método) y
de petición y de acceso a la justicia (sobre el resultado), por igual, condicionan toda la
normativa que desenvuelve los textos constitucionales.
Que se afirme, como aquí se hace, que el derecho procesal es el sistema normativo que
tiene su punto de partida| en la prescripción constitucional de los tres derechos
fundamentales referidos, trae, en nuestro modelo de estado, una consecuencia
inevitable cuál es que las únicas fuentes válidas para crear derecho procesal son el
proceso constitucional que origina normas de orden constitucional (acto legislativo) y
el proceso legislativo que genera la forma ley.
7.1. LA CONSTITUCIÓN.
Aunque tiene la textura de una ley que regula la organización de la Rama Judicial del
Poder Pública, sí contiene algunas menciones marginales a los derechos
fundamentales de los administrados y de los justiciables.
Hay absoluta reserva de ley para desarrollar los de tres elementos centrales del
proceso de estricto orden metodológico: a) La competencia, b) Las formas del proceso
y de los actos y c) el modo de participación de los justiciables y para desenvolver el
postulado que predetermina que el contenido de la declaración normativa de la parte
resolutiva de la sentencia está sometido a una perentoria sujeción al derecho
sustancial.
Además, no basta que las normas de nivel legal estén formalizadas en forma ley, sino
que, además, los estatutos procesales deben presentarse bajo la forma Código, que es
un conjunto integral y sistematizado que contiene la totalidad de las normas
procesales, cuya competencia para expedirlos es privativa del órgano legislativo del
poder público (arts 150, 2 y 10; y 152, a C. P.).
Los Códigos no son objeto idóneo para el ejercicio de potestad reglamentaria del
gobierno.
7.6. LA JURISPRUDENCIA.
Pregunta: ¿Se tiene derecho adquirido a ser juzgado de conformidad con las normas
vigentes en el momento en cual surgió el litigio?
7.7.1.3. Las normas que regula la especie de proceso, el modo de hacer la serie,
sus fases, el orden y tiempo de los actos y sus formas, se determina, por la norma
vigente a la fecha de la iniciación del proceso.
Es un estatuto real: se aplica la norma que rige en el lugar donde se produce el acto,
en tanto que el ejercicio de las potestades administrativas y jurisdiccionales son
manifestaciones de la soberanía de un estado, cuyos limites espaciales están
determinados por el territorio.