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ESTOY CONVENCIDO

Tus convicciones te identifican como una persona que ama al Señor y alcanza la plenitud
en los buenos y en los malos momentos.
Pastor Hugo López
Sabemos que, al morir es nuestro cuerpo el que enterramos, porque nuestra alma continúa
existiendo y si hemos aceptado a Jesús como nuestro Señor y Salvador, disfrutamos de una
nueva vida plena y feliz en el cielo. También sabemos que quienes hemos creído en el Señor
resucitaremos con un cuerpo glorificado. Esa es nuestra esperanza. La lógica nos dice otra
cosa, pero simplemente debemos confiar en la sabiduría de Dios, estar dispuestos a creer y
someternos a su voluntad, la cual está por sobre todas las cosas.
Someternos a la voluntad de Dios es incuestionable, pero a veces, cuando enfrentamos
tiempos de dificultad, realmente no es tan fácil lograrlo 1. A cualquiera puede sacudirlo la
tormenta, porque la Palabra dice que tiempo y ocasión acontecen a todos. Por lo tanto, incluso
si vas a la iglesia y eres fiel a Dios, es probable que debas enfrentar y superar dificultades; la
diferencia con otras personas es que tú confías en la soberanía de Dios, sabes que nada pasa
fuera de sus manos, por lo tanto, estás bajo su cuidado y protección.
Mi confianza no es solo que Dios me va a sacar a delante, sino que Él me llevará a una vida
mejor, luego de las adversidades que debemos enfrentar en el mundo. Por ejemplo, creyentes
y no creyentes sufrimos enfermedad; pero quien no vive con Dios enfrentará debilidad,
angustia, aflicción, temor e inconformidad, mientras quien vive con Dios encontrará
esperanza, fortaleza, confianza, paz, paciencia, seguridad y fe para luchar en contra de la
enfermedad. Claro que también hay miedo, pero puede ser superado por las convicciones que
Él ha sembrado en nosotros y que son como músculos que rodean a los huesos de la fe que
nos sostiene en medio de cualquier situación. Entonces, aunque padezcas alguna enfermedad,
estás convencido de que es posible vencerla, que tienes autoridad pues perteneces a un Reino
donde es posible ser sano con decirlo en el nombre de Jesús, y donde la pobreza es una
maldición porque Jesús ya pagó por nuestra abundancia. Una persona con fe está convencida
de que sus días no pueden concluir con enfermedad porque su vida no está en función de lo
natural sino de lo sobrenatural que Dios puede obrar.
Una convicción, de acuerdo al diccionario, es seguridad, idea fuertemente arraigada; por lo
que podemos decir que nuestras convicciones son nuestras creencias más profundas, aquellas
que nos mantienen de pie en todo momento. El diablo está trabajando para que tus
convicciones se debiliten y te apartes de Dios, tal como lo intentó con Job, porque desea
perdernos2. Y lo logra cuando nuestra fe y relación con el Señor depende de lo que Él nos da,

1
Eclesiastés 9:11 dice: Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los
fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que
tiempo y ocasión acontecen a todos.
2
Job 1:8-11 comparte: Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro él en la
tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo:
¿Acaso teme a Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al
no de cuánto lo amamos y deseamos su presencia. Un Padre desea que sus hijos lo amen por
lo que él es, por lo que ha hecho por ellos, no porque puede proveerles, ya que podría llegar
un momento cuando no pueda darle a sus hijos lo que quisiera, sin embargo, ellos lo amarían
igual o mucho más y lo apoyarían, ese es amor de verdad. De la misma forma, Dios espera
que nuestra relación con Él no esté fundamentada en lo que puede darnos; quiere descubrir
en nuestro corazón si de verdad lo amamos incondicionalmente. ¿En quién te conviertes
cuando las cosas no van bien? ¿Cómo reaccionas cuando lo que pides no es respondido o no
te es dado? ¿Eres como Job, quien no se reveló en contra de Dios?3.
Dios es soberano, y en la adversidad sigue siendo todo poderoso, por eso, estamos
convencidos de que al vivir junto a él, cualquier situación nos ayudará a bien, conforme a sus
propósitos4. Nuestro Señor no castiga provocando lo malo, pero si quiere ver si lo buscamos
por amor o por interés. Es por esa razón que la Palabra nos enseña que busquemos primero
el Reino de Dios y lo demás será añadido. Por supuesto que no es fácil. Muchas personas y
situaciones intentarán debilitar nuestra convicción tal como le sucedió a Job, a quien hasta
su esposa motivó para que renegara de su fe5. Estas personas solo nos hacen más fuertes en
nuestro convencimiento de que somos hijos de Dios y que siempre encontraremos la forma
de que el diablo quede avergonzado.
Frente a las dificultades es que realmente se conoce a un hombre por sus convicciones, por
lo que sostiene su vida y le da seguridad, esa certeza que forma su carácter y le permite ver
las promesas de Dios hechas realidad en su vida. Si reconoces que Él continúa siendo Dios
en la buenas y en las malas como José lo hizo en la cárcel, como Job lo hizo en medio de
tanta tragedia, te aseguro que serás engrandecido por guardar tus convicciones y mantenerte
firme. Dios te bendecirá y te prosperará.
No te apartes de tu fe, lucha, sigue creyendo, no permitas que nada te separe del Señor.
Alimenta tus convicciones buscando al Señor sin descanso porque así fortalecerás tu fe.
Seguramente el mundo te retará, pero esos retos son de ayuda porque nos permiten
fortalecernos y ser firmes en el amor al Señor. Acepta a Jesús en tu corazón y Él te llenará
de esperanza, porque ya no estarás solo en tus fuerzas, sino que tendrás las de Dios para
superar toda dificultad y tentación y alcanzar la plenitud en santidad.

trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero
extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
3
Job 1:20-22 recuerda: Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y
adoró, y dijo: Denudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó; sea el
nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
4
Romanos 8:28 asegura: y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a
los que conforme a su propósito son llamados.
5
Job 2: 9-10 relata: Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le
dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien,
y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
HUIR DE LA TENTACIÓN
Semana 1
Idea Central
Dale la espalda al riesgo de pecar.
Introducción
Muchas personas se proponen metas a principios de año. Entre gran adversidad, escuchamos
que una de ellas es bajar de peso. Se trazan la meta de bajar cierta cantidad de libras y
empiezan inscribiéndose en el gimnasio y haciendo cita para ir con un nutricionista.
Empiezan muy bien las primeras semanas, esforzándose y comiendo lo mejor posible, pero
llega el cumpleaños de un amigo y van con la mentalidad de que no pueden comer
absolutamente nada más que agua pura. Logran pasar la prueba de las chucherías, pero llega
el postre y da la casualidad de que es el favorito, no solo del cumpleañero, sino también de
quien está a dieta. Al recibir su plato dice: “Solo un pedacito, mañana hago dos horas de
ejercicio”. ¡Y cae! A veces eso nos pasa con las tentaciones de pecado. Tenemos la
mentalidad de que no vamos a caer, pero se nos presenta como pastel de chocolate y ¡paramos
probándolo!
Resiste
Santiago 1:12
La Palabra nos enseña que debemos soportarla tentación. Soportar significa: “Sufrir un
padecimiento físico o moral, o a una persona que lo causa, sin dejarse vencer”. Y esa es la
clave de las tentaciones, no permitir que nos ganen la batalla. Seguramente has pasado por
tentaciones fuertes en tu vida, y la pregunta es: ¿Las has vencido? Sin duda, las tentaciones
son pruebas que debemos resistir y superar para recibir lo que Dios nos ha prometido, porque
nos preparan para ser bendecidos.
Huye
2 Timoteo 2:22 (TLA)
Hay algunas tentaciones que la mejor forma de vencerlas es huyendo de ellas. Por ejemplo,
si estás con tu pareja besándote y no hay nadie en tu casa, lo mejor es que huyas. Salgan por
un cafecito o un helado, pero en ese momento no trates de resistir porque tus sentimientos
pueden traicionarte. O peor aún si eres una persona casada y se te presenta una oportunidad
donde puedes caer en adulterio, ¡lo mejor es huir, no resistir a esa tentación!
Brinda la salida
1 Corintios 10:13; Mateo 26:41
Dios no va a permitir que sufras más tentaciones de las que puedes soportar y al pedírselo Él
te auxilia para salir bien librado. Búscalo, es el único que puede ayudarte. Nuestra carne es
débil, por eso debemos mantenernos cerca de nuestro Padre y comunicarnos con Él en todo
momento. De esa forma nos disponemos a escuchar más al Espíritu que a nuestra naturaleza
humana.
Conclusión
Tarde o temprano enfrentaremos tentaciones y debemos aprender a vencerlas, a veces
enfrentándolas y otras veces huyendo. Lo mejor es evitar las situaciones peligrosas,
manteniendo una fuerte relación con Dios, ya que, si estamos convencidos de que está con
nosotros, vemos las circunstancias de diferente forma y evitamos caer en tentación.
Llamado y Ministración
Si te sientes débil frente a las tentaciones, acércate a Jesús y te enseñará lo que debes hacer.
El pecado no es más fuerte que su amor y deseo de bendecirnos, así que junto a Él tienes la
batalla ganada. Si en el pasado has caído en tentación, Dios te da una nueva oportunidad si
le permites renovar tu corazón.

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