Anatomía de La Voz - (Capítulo 8. Ejercicios Prácticos)

CAPÍTULO
Ejercicios
prácticos

E
n este apartado presentamos algunos ejercicios básicos que nos permitirán poner en
práctica todo lo estudiado en capítulos precedentes. Todos ellos se basan en hacer un
buen uso de nuestro cuerpo para producir una voz adecuada.
Importancia de la postura
Copyright © 2008. Editorial Paidotribo México. All rights reserved.
El funcionamiento de nuestro aparato fonador, y, por tanto, la voz resultante, puede verse
alterado por razones posturales. Nuestro cuerpo actúa como un todo indivisible y una mala
postura puede provocar que los elementos del aparato fonador actúen bajo tensión o de modo
incorrecto. Se habla de gesto vocal para hacer referencia a la posición corporal correcta que
hay que adoptar para cantar o hablar. Trabajaremos la verticalidad corporal durante los
ejercicios vocales y usaremos siempre una respiración diafragmática o abdominal. Es
necesario adoptar una postura corporal óptima para el buen soporte y proyección de la voz.
Por lo tanto, antes de empezar a trabajar nuestra voz, lo más importante es conocer la
posición corporal que adoptaremos. La posición corporal será siempre la adecuada para que
permita el desarrollo natural de los ejercicios y no se creen tensiones innecesarias.
En primer lugar, evitaremos posturas que resulten forzadas o antinaturales, ya que acabarían
afectando el sonido de nuestra voz. Al principio debemos tomar conciencia de la postura para
poder automatizarla con el tiempo.
Torres, Gallardo, Begoña, and Pérez, Ferrán Gimeno. Anatomía de la voz, Editorial Paidotribo México, 2008. ProQuest Ebook Central,
http://ebookcentral.proquest.com/lib/bibliotecacentralupchsp/detail.action?docID=4909837.
Created from bibliotecacentralupchsp on 2018-10-17 09:44:36.
Tal como hemos destacado, la voz hablada y cantada se producen de la misma forma, ya que
el canto no es más que una exageración de la voz hablada. Así pues, tomaremos como ejemplo
una práctica de los maestros de canto del siglo XVIII. éstos empleaban un espejo de cuerpo
entero a fin de que los discípulos controlaran los movimientos de cara y cuerpo. De este
modo, podían corregir posiciones y gestos no deseados.
La posición corporal que nos ayudará a practicar los ejercicios vocales de manera óptima
es la siguiente. Nos pondremos de pie y derechos. Procuraremos que nuestro cuerpo descanse
sobre las piernas de modo equilibrado y tendremos los pies algo separados. Asimismo,
evitaremos que las rodillas se pongan en tensión (figs. 77 y 78).
Seguidamente, enderezaremos la columna vertebral desde la cintura, evitando un exceso de
su curvatura, ya sea hacia delante o hacia atrás. La columna vertebral estará derecha. La pelvis
no debe moverse hacia atrás; más bien debemos tener la sensación de que está ligeramente
desplazada hacia delante. También la parte superior de nuestro cuerpo no estará inclinada
hacia delante ni hacia atrás.
Los hombros no deben elevarse. Los mantendremos en una posición más bien baja y
relajada, sin que se inclinen hacia delante. Tendremos la sensación de que nuestra espalda se
ha ensanchado, aunque de ninguna de las maneras ha de ser la posición militar de firmes.
Siempre extenderemos la nuca de un modo natural, con la sensación de que la cabeza
descansa en el extremo superior de la columna vertebral. La cabeza debe estar derecha
mirando al frente; no puede estar ligeramente flexionada hacia delante o hacia atrás. Tampoco
hemos de notar ninguna tensión en su base.

Figuras 77 y 78.
La mandíbula estará completamente relajada. No la cerraremos con fuerza y evitaremos
desplazarla hacia delante. La sensación óptima es notar que la mandíbula «cuelga bajo las
orejas». Los dientes estarán un poco separados, mientras los labios se cierran suavemente. Al
abrir la boca para hablar o cantar durante los ejercicios, la mandíbula se move-rá sin forzarla,
aunque la apertura será grande a fin de articular las pala-bras. Dejaremos espacio en el
interior de la boca para que los sonidos resuenen y se amplifiquen. Recordemos las
dificultades que se nos presentan para comprender las palabras cuando escuchamos a alguien
que habla sin separar los dientes. Muchas veces nos llaman la atención algunos presentadores
de televisión que hablan entre dientes, dificultándose ellos mismos la articulación de las
palabras. Cuando empecemos los ejercicios de vocalización, debemos tener la sensación de
que nuestra voz es una resonancia que llena todo el espacio interior de la boca.
Finalmente, hay que impedir por completo gestos extraños de la cara tales como fruncir el
entrecejo, levantar las cejas o cerrar los párpados. La práctica de los ejercicios no implica la
alteración de la expresión de la cara involuntariamente.
A fin de mantener la postura descrita sin llegar a sentir tensión, imaginaremos un triángulo
con la cintura como base y el vértice en la cabeza. Si podemos mantener el triángulo
imaginario sin que varíe mucho su posición, lograremos mover los brazos y la parte superior
del cuerpo mientras hablamos o cantamos sin que afecte los mecanismos que producen la voz.
Mediante la posición imaginaria del triángulo se controla el aparato fonador y se deja libre el
cuerpo para llevar a cabo los movimientos requeridos en nuestro trabajo.
Ejercicios de relajación
Con los ejercicios del presente apartado conseguiremos relajarnos cuando queramos. No
olvidemos que el dominio de la relajación es de vital importancia para rebajar las tensiones
que acumulamos a lo largo del día y que pueden dañar nuestro aparato vocal.
Los ejercicios de relajación sirven para descargar nuestro cuerpo de tensiones innecesarias.
No obstante, reforzarán nuestro estado de ánimo en general, puesto que existe una relación muy
estrecha entre el tono muscular, el estado emocional, la respiración y la mente. En
consecuencia, con la práctica de estos ejercicios controlaremos nuestro tono muscular y la
respiración, dos componentes físicos que proporcionarán la serenidad a nuestra mente.
Antes de iniciar la práctica de los ejercicios de relajación, debemos tener en cuenta ciertas
cuestiones. En primer lugar, debemos conocer el estado de nuestra mente durante la práctica
de la relajación. Nuestra mente se alejará de todo pensamiento que no sea el ejercicio. Ahora
bien, con la relajación tampoco podemos sumirnos en un estado de duermevela.
A la relajación hay que dedicarle un tiempo mínimo de un cuarto de hora; de ahí que antes
nos aseguremos de que nadie nos vaya a interrumpir bruscamente. Buscaremos una habitación
lo más silenciosa posible y nos tumbaremos en el suelo sobre una esterilla o manta. Se puede
también usar la cama siempre que la misma sea un poco dura y sin almohada. Sobre todo,
debemos evitar la sensación de mucho calor o mucho frío en los huesos. Por otro lado, la
habitación no ha de tener mucha luz; pero tampoco ha de estar muy oscura porque incitaría al
sueño.
Podemos practicar los ejercicios vestidos, aunque aflojaremos la ropa y, si es posible, nos
quitaremos los zapatos.
Realizaremos los ejercicios tumbados en decúbito supino, es decir, mirando hacia techo.
Los pies estarán algo separados, los brazos a los lados del tronco, sin que la postura sea
forzada, las palmas de las manos mirarán arriba o abajo.
Los ejercicios siempre empezarán y acabarán con tres respiraciones profundas.
No debemos reaccionar de forma brusca al interrumpir ejercicios. En vez de movernos o
hablar rápidamente, intentaremos salir poco a poco de nuestro estado. Para ello haremos dos o
tres inspiraciones y moveremos manos y pies. Entonces, ya podremos atender aquello que
reclama nuestra atención.
Describimos dos ejercicios que realizaremos siempre que busquemos una relajación
absoluta.
EJERCICIO 1
1. Nos pondremos en el suelo en decúbito supino (estirados boca arriba) y realizaremos

lentamente tres respiraciones diafragmáticas.
2. En nuestro pensamiento imperará siempre la idea de que vamos a relajar todo el cuerpo
porque ésta es nuestra voluntad.
3. Aflojaremos toda la estructura muscular de nuestro cuerpo de forma consciente, como si

nos abandonáramos.
4. Practicaremos diez respiraciones natural y lentamente. En cada espiración

experimentaremos la sensación de abandono descrita en el punto anterior. Una sensación
que puede servirnos de referencia, a fin de lograr este estadio, es la que tenemos al final
del día, cuando nos echamos en la cama con un suspiro.
5. Realizados los pasos anteriores, nos tomaremos un par de minutos de descanso. Mientras
tanto, seremos conscientes del estado de relajación de nuestro cuerpo y de las
sensaciones de reposo experimentadas.
6. Para volver a un estado «normal» realizaremos tres respiraciones, aumentando en cada

una el volumen de la inspiración. Luego, moveremos los dedos de las manos y los pies.
Seguiremos con todas las articulaciones del cuerpo.
7. Nos incorporaremos.
EJERCICIO 2
1. Nos pondremos en el suelo en decúbito supino y realizaremos tres respiraciones por la

nariz lenta y profundamente, tal como indicábamos en el anterior ejercicio.
2. Aflojaremos la estructura muscular, como si nos abandonáramos.
3. Realizaremos cinco respiraciones, buscando siempre esa sensación de liberación durante

la espiración. Controlaremos que la respiración sea diafragmática o abdominal.
Recordemos que es la que utilizamos siempre en estos ejercicios.
4. Realizaremos otras cinco respiraciones. A la hora de espirar, aflojaremos los músculos

de la cara, la mandíbula y la lengua.
5. Descansaremos cinco minutos. Mientras tanto, seremos conscientes de que hemos

relajado nuestro cuello, la cabeza y, finalmente, todas las partes del cuerpo, en especial
el diafragma y todos los músculos que empleamos al respirar.
6. Para acabar, primero realizaremos tres respiraciones e iremos aumentando el volumen de

aire en cada inspiración. Luego move-remos los dedos de los pies y las manos.
Finalmente, moveremos el resto de articulaciones.
La ejecución de los dos ejercicios dura aproximadamente unos diez minutos, ya que deben
practicarse lenta y concienzudamente. Aconsejamos la práctica de uno de los dos cada vez que
queramos relajar nuestro aparato vocal. Sin duda alguna, elegiríamos el primero para empezar,
y después de practicarlo varias veces, pasaríamos al segundo. Cuando ya llevemos cierto
tiempo realizándolos, podremos alternarlos, aunque siempre que dispongamos de más tiempo
deberemos practicar los dos.
Cómo respirar bien
La respiración ha de ser correcta porque de ella depende en gran parte la belleza y salud de
la voz. Los presentes ejercicios han de practicarse con moderación. Comenzaremos con un
número reducido, y según la respuesta de nuestro cuerpo, iremos aumentando.
Siempre trabajaremos empleando la respiración diafragmática; por consiguiente, debemos
dominarla y ser conscientes de su funcionamiento. A fin de controlarla, observaremos cómo
actúan los mecanismos que la producen. Así pues, nos tumbaremos en el suelo sobre una
esterilla mirando hacia el techo. Cerraremos los ojos y nos relajaremos con una respiración
profunda. Empezando por la cabeza y terminando por los pies, nos preguntaremos: ¿cuál es el
estado en que se encuentra nuestro cuerpo?, ¿cuáles son las partes que más descansan en el
suelo?, ¿estas partes están tensas o relajadas? Repasando estas cuestiones conseguiremos
relajar nuestro cuerpo.
Conseguida la relajación, prestaremos atención a los sonidos de la habitación. Luego nos
centraremos en los sonidos de nuestro propio cuerpo: corazón, estómago, intestinos... Por
último, tomaremos conciencia de cómo suena el aire al entrar y salir de los pulmones.
Ahora ya podemos realizar distintos ejercicios respiratorios. Proponemos dos ejercicios
para tomar conciencia de los mecanismos empleados por nuestro cuerpo durante la inspiración
y la espiración. Practicando estos ejercicios en decúbito supino evitaremos la elevación de los
hombros, fácil de ocurrir si trabajamos de pie y no estamos suficientemente entrenados.
EJERCICIO 1
Si descansamos una mano sobre el pecho y la otra en la parte superior del abdomen, tal
como vemos en la figura 79, descubriremos el mecanismo de nuestra respiración. Al inspirar
el aire (siempre por la nariz) observaremos que el abdomen es el primero en dilatarse y
seguidamente se va abombando el pecho. La causa de tales movimientos, como hemos visto, es
el descenso del diafragma. Lo primero en dilatarse es el abdomen, ya que su pared se halla
relajada y permite este descenso; se produce así el llenado de la parte inferior de los
pulmones. El movimiento hacia fuera de las costillas inferiores se producirá cuando se llene la
parte media y superior de los pulmones.
Practicaremos ahora una cuantas respiraciones tranquilas por la nariz, siendo ahora
conscientes del mecanismo que las permite. Seguiremos en la misma posición, aunque los
brazos descansarán al lado del cuerpo. Durante la práctica de estas respiraciones no es
necesario que consigamos la dilatación total del pecho, con el consecuente ensanchamiento de
las costillas superiores. El exceso de aire ocasionaría un bloqueo que evitaremos, puesto que
crearía una serie de tensiones que afectarían la libre emisión de la voz.
EJERCICIO 2
Como vimos en capítulos anteriores, la base de una buena voz se halla en el control del aire
espirado; por lo tanto, será necesario dominar este proceso. Para tomar conciencia de nuestra
espiración, en la misma posición inicial que en el ejercicio anterior (fig. 79) realizaremos una
inspiración diafragmática (siempre por la nariz) notando la dilatación de nuestro abdomen. A
continuación realizaremos una espiración produciendo el sonido «sss», primero de forma
suave y después con mayor fuerza. Hemos de realizar la espiración de modo que todo el aire
se convierta en sonido.

Figura 79.
Mientras espiramos hemos de notar que «no escondemos la barriga», sino que la pared de
nuestro abdomen se pone tensa y «nos sale barriga». Algunos cantantes hablan de espirar
«haciendo fuerza hacia abajo». Consideramos que éste es el mejor modo de espirar durante la
fonación porque nos permite ejercer un mayor control sobre la musculatura del abdomen, ya
que realizamos pequeñas contracciones manteniendo la postura más óptima de trabajo.
Asimismo, manteniendo el abdomen en esta posición distendida durante la espiración,
conservamos la posición inspiratoria de la caja torácica (es lo que algunos profesionales de la
voz denominan «tener la caja torácica abierta») durante mayor tiempo. Posición que, como
hemos visto, es necesaria para un buen retorno del diafragma y una correcta emisión de la voz.
Introducción al trabajo vocal
No debemos olvidar que lo más importante a la hora de mejorar nuestra voz es el trabajo
práctico que realizaremos con ella. En cuanto a la relajación, tal como hemos dicho, es una
parte importante de la educación vocal. No obstante, cuando se habla o canta la relajación no
puede ser absoluta, puesto que los mecanismos del habla y el canto exigen determinada
actividad muscular. Además, la respiración es un factor determinante para una fonación
óptima.
Los ejercicios que incluimos en este apartado no son un método único para trabajar la voz.
Su diseño musical responde a la necesidad de aprender a mover la voz al igual que ocurre con
los ejercicios que realizamos en el gimnasio para mejorar nuestro cuerpo. Así pues, debemos
estar abiertos a cualquier ejercicio que ayude a realizar nuestro trabajo.
En los ejercicios destinados a mover la voz y dar elasticidad a las cuerdas, emplearemos
una consonante antes de la vocal para que ésta no caiga en el interior de la garganta. En
principio, hemos elegido la vocal <o>, puesto que la consideramos la mejor para lograr
nuestro objetivo. Ahora bien, tendremos en cuenta lo siguiente. Si abrimos la boca como si
fuéramos a decir la vocal <o>, lograremos la forma redondeada y el espacio interior adecuado
para la emisión del sonido redondo deseado. No obstante, esta <o> no debe ser muy cerrada a
fin de evitar el oscurecimiento de la voz, lo que obstaculizaría la libre y clara emisión de la

misma. En el caso de que la producción de una <o> no demasiado oscura nos resulte difícil,
podemos optar por una <a>. Ahora bien, la colocación de los labios tendrá la misma forma
redondeada que con una <o>.
Debemos recordar que la voz de los hombres se produce una octava más baja que la de las
mujeres, pero la costumbre general es que para trabajar con ellos empleemos el mismo Do 3,
que es el que se encuentra en el centro de los teclados.
Para concluir, durante la realización de los ejercicios prestaremos atención a la colocación
de la lengua. Tras la articulación de la consonante que inicia el ejercicio, la lengua tiene que
descansar en el fondo de la boca. La punta de la lengua tocará los dientes delanteros inferiores
sin realizar fuerza.
Efectuaremos los ejercicios delante de un espejo a fin de controlar que nuestro cuerpo
siempre esté en la posición correcta; recomendamos utilizar un teclado-piano como guía para
realizar los ejercicios y verificar la correcta afinación.
EJERCICIO 1
Con la boca cerrada pero los dientes separados haciendo cavidad, iniciaremos una
resonancia con la consonante <m> sobre las notas indicadas. Esta resonancia debe ser
parecida a un zumbido que empezará suavemente, crecerá y luego disminuirá.
EJERCICIO 2
Realizaremos esta vocalización empleando la sílaba «no»; articularemos la <n> lo más

rápido posible. Una vez lleguemos al final del ejercicio, lo desharemos para volver al Do
central, Do 3 del teclado.

EJERCICIO 3
Al igual que en el ejercicio anterior, subiremos por semitonos hasta el Do del tercer
espacio, Do 4 del teclado. A cada nota repetiremos la sílaba «no». Luego descenderemos.

EJERCICIO 4
No muy rápido, subiremos por semitonos hasta el Do del tercer espacio; la bajada también
la haremos por semitonos.
EJERCICIO 5
También subiremos por semitonos hasta el Fa de la quinta línea, y de la misma manera

volveremos al tono inicial.

EJERCICIO 6
De manera ligera, subiremos por semitonos hasta donde logremos hacerlo con facilidad.
Después volveremos a la nota original. No olvidemos la apertura de la boca.


Anatomía de La Voz - (Capítulo 8. Ejercicios Prácticos)

Încărcat de

Informații document

Titlu original

Drepturi de autor

Formate disponibile

Partajați acest document

Partajați sau inserați document

Opțiuni de partajare

Vi se pare util acest document?

Este necorespunzător acest conținut?

Drepturi de autor:

Formate disponibile

Anatomía de La Voz - (Capítulo 8. Ejercicios Prácticos)

Încărcat de

Drepturi de autor:

Formate disponibile

CAPÍTULO

1. Nos pondremos en el suelo en decúbito supino (estirados boca arriba) y realizaremos

porque ésta es nuestra voluntad.

3. Aflojaremos toda la estructura muscular de nuestro cuerpo de forma consciente, como si

4. Practicaremos diez respiraciones natural y lentamente. En cada espiración

6. Para volver a un estado «normal» realizaremos tres respiraciones, aumentando en cada

1. Nos pondremos en el suelo en decúbito supino y realizaremos tres respiraciones por la

2. Aflojaremos la estructura muscular, como si nos abandonáramos.

3. Realizaremos cinco respiraciones, buscando siempre esa sensación de liberación durante

4. Realizaremos otras cinco respiraciones. A la hora de espirar, aflojaremos los músculos

5. Descansaremos cinco minutos. Mientras tanto, seremos conscientes de que hemos

6. Para acabar, primero realizaremos tres respiraciones e iremos aumentando el volumen de

Cómo respirar bien

Introducción al trabajo vocal

fin de evitar el oscurecimiento de la voz, lo que obstaculizaría la libre y clara emisión de la

Realizaremos esta vocalización empleando la sílaba «no»; articularemos la <n> lo más

También subiremos por semitonos hasta el Fa de la quinta línea, y de la misma manera

S-ar putea să vă placă și