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MÚSICA ESPAÑOLA E

IBEROAMERICANA: H I S T O R I A Y
PATRIMONIO I

ALGUNAS NOTAS SOBRE


LA MÚSICA ANDALUSÍ
HOY EN MARRUECOS
Boletín de la Asociación Española de Orientalistas, XXXIX, Madrid
Manuela CORTÉS GARCÍA

Reseña propuesta

José María Casas Raya


2º de Grado de Historia y Ciencias de la Música
Facultad de Filosofía y Letras

UNIVERSIDAD DE GRANADA
MÚSICA ESPAÑOLA E IBEROAMERICANA: HISTORIA Y PATRIMONIO I

CORTÉS GARCÍA, Manuela, “Algunas notas sobre la música andalusí hoy en


Marruecos”, Boletín de la Asociación Española de Orientalistas, XXXIX, Madrid
(1993), pp. 247-262.

[Esta reseña tiene el fin mismo de ser acción de revisión bibliográfica sobre la temática de la música
andalusí en el patrimonio magrebí. Por ello, se invita al lector a ser consciente de la fecha de la
realización del mismo y a animarle a investigar, en los numerosos trabajos realizados con posterioridad
sobre este contenido, tomando como comienzo el artículo que reseñamos seguidamente.]

Sólo hacía falta darse la vuelta, sólo eso. Cerciorándonos de que al otro lado, tras la
pequeña acequia cristalina y salada, allí seguía flamante un patrimonio musical del que
somos protagonistas a través de la historia, la cultura y la identidad. Sin embargo,
testigo de esta realidad previa al sucumbir ibérico hacia la cuadratura del círculo
renacentista, es este artículo elaborado por Manuela Cortés, arabista e investigadora de
la Universidad de Granada, cuya trascendencia en el estudio de la música andalusí
queda latente y recogida en este trabajo de pequeña dosis publicado en el Boletín de la
Asociación Española de Orientalistas, dejando así pues claro que la empresa dicha es
tal, que no ha hecho más que despegar y alzar las alas ante aquel legado que quedó
revolucionariamente inaugurado con un pionero pájaro de color azabache, Ziryab.
No obstante, ni por ahínco ni envergadura se deja de lado la coherencia del texto
que estamos reseñando, ya que como podemos comprobar en la estructura general del
artículo, este se nos presenta a través de planteamiento deductivo lógico en sus
diferentes apartados. Así pues, en primer lugar y para abrir mente, se comienza con una
contextualización histórica del recorrido cultural en el territorio andalusí, el cual nos
ubica en antecedentes, continuando con un tratamiento hacia la situación de los
manuscritos conservados en la música andalusí-magrebí, sus ediciones y las copias
emplazadas en bibliotecas tanto públicas como privadas de ambas orillas. En este
sentido, se nos presenta de primera mano un campo teórico, pero también deja
vislumbrar de inmediato, un hueco para la praxis presentando a su vez la acción de los
conservatorios de música marroquíes, la labor de recuperación del acervo andalusí en el
Magreb y la evolución de dicha música profana y religiosa (litúrgica-paralitúrgica) a
través del esfuerzo incansable de personajes perimediterráneos.
Atendiendo a estas consideraciones, el patrimonio de este tesoro mocárabe de agua
y vida es inevitable, danto lugar a que la fuerza (y el potencial) de sus contenidos surgen
con artículos como estos en los que la exactitud y el mensaje son claros para un

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destinatario que no debería limitarse a experimentar el daño colateral o visceral del


históricamente impuesto medievo Europeo. En este sentido, la extensión de este artículo
tampoco es excusa e invita a “dejarse querer” a pesar de encontrarnos en una sociedad
predispuesta más al cristal audiovisual que a la grafía percibida. Pero he ahí la clave de
este escrito: tal y como apunta la autora presenciamos, “algunas notas” de la temática
musical andalusí en el heredero pueblo marroquí, pero el recorrido expuesto en sus
líneas es tal que dibuja con riqueza sutil una ventana abierta hacia el estado de esta
cuestión. Así pues, es ya el propio título el que nos da las pistas sobre el objetivo y
finalidad del escrito, que no es otro que un pequeño aperitivo con refrigerio sobre la
realidad de dicho ámbito musical magrebí y el contexto que rodea (ante y post te deum
isabelino) a las fuentes manuscritas conservadas de la música andalusí-magrebí entre los
que debemos nombrar el Kunnas al-Haik (el Cancionero de al-Haik), de gran relevancia
en el tema y de amplio conocimiento por parte de la autora.
Sin embargo, este control más que notable del contenido no hubiera sido posible sin
la anteposición de una contextualización bibliográfica que debemos
(innegociablemente) a la época de recuperación iniciada hacia el período del
Protectorado español (Padre Emilio Soto, Padre Patrocinio García Barriuso) y
continuada al igual que una Nawba, hacia un sendero rítmico cada vez más arrebolado y
animado, de la mano de la cuarta generación de investigadores en el campo de la música
andalusí, de los maestros musicales en los conservatorios marroquíes y demás
intelectuales-políticos interesados en la materia, sobre los cuales se expresa mención.
Ahora bien, este tinte de denuedo conceptual no queda ahí en una mera
recopilación, ya que a título de buen observador se deja entre ver a través de las
palabras plasmadas algo más, dos gamas cromáticas más: verde y garnatí. El
aceitunado, color del islam y de la envidia (sana, en este caso) que deberíamos sentir
por un sistema de enseñanza musical marroquí que engloba saber propio y occidental;
Granate, o mejor dicho, garnatí, con el que la autora con tono sensato, realiza un
pequeño guiño al lazo de unión entre la música del último reino de al-Ándalus y su
descendiente cultural, al cual y como muestra, va dirigido el agradecimiento expreso
con el que da fin a este artículo.
De esta manera, cabe añadir que la presente reseña da lugar (o debería) a un
proceso interpretativo por parte del lector, ya que deja latente una pequeña muestra del
carácter inevitablemente anticuado existente por parte de la sociedad en el ámbito del
patrimonio musical andalusí. Y decimos esto porque es innegable pues en nuestra

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identidad el control etnocéntrico al “cierre” de una etapa, ignorando en la mayor parte


del ciudadanía, la relación filio-cultural a través del Mediterráneo. Existe entonces una
doble naturaleza que rodea a nuestro legado y nos hace preguntarnos ¿por qué enterrar
el patrimonio de un “laúd punteado” en España, a medida que queremos desempolvar
con el pincel el legado andalusí? Ya no tiene sentido un cierre invisible, un techo de
cristal, hacia un patrimonio magrebí vinculado que, desde allí, puede dar sentido a
nuestra realidad y viceversa, enriqueciéndose, complementándose o compartiéndose
mutuamente.
Por este motivo, artículos como el que estamos reseñando pueden servir de
estrellas que alumbran el sendero vespertino hacia un campo de estudio que irradia luz,
pero una luz cercada tras muros de soslayo que dejan a la humanidad en el azul
silencioso de la noche, esa juez ignorante. Animo pues desde estas líneas a seguir esos
candiles del cielo, dando yo también las gracias a aquellos que se han preocupado por
preservar su (y nuestra) identidad, y a los que trabajan por redescubrirla. Continuemos.
Continuemos sin fatiga hacia aquel horizonte titilante de la musical andalusí, patrimonio
y legado.

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