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DECLARACION

“POR UN CRISTIANISMO ECOLÓGICO, CON CONCIENCIA SOCIAL Y


PLANETARIA”

(UNA PROPUESTA QUE FUE CENSURADA, INVISIBILIZADA


Y NUNCA MENCIONADA EN LA CELEBRACIÓN DE LOS 500 AÑOS)

Por Edward Salazar Cruz

En Octubre del 2017, propuse esta “Declaración del Protestantismo


Nicaragüense”, en ocasión del V Centenario de la Reforma Protestante, 1517-
2017, sin embargo, la Declaración fue rechazada por “las organizaciones
evangélicas” conservadoras y progresistas sin ningún alegato en particular, hoy
comprensible por las lealtades partidarias y el culto a la personalidad. Aunque
el documento lo elabore en septiembre del 2017, lo compartí para ser
considerado en los debates, sin embargo nunca fue objeto de lectura por el
oficialismo, hoy lo comparto por su importancia histórica, pastoral y ética. No
voy a negar que exista una fuerte corriente en las organizaciones evangélicas
progresistas orientadas sistemáticamente hacia la Invisibilización de los aportes
no oficiales y que de alguna manera laceran el principio de libertad de
pensamiento y expresión. Este proceso de Invisibilización que hace las veces
de una “inquisición protestante larvada” es producto de la incapacidad de
entrar en dialogo con otros puntos de vista y que no dejan de ser un

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importante reto a superar en la construcción de un protestantismo más
educado, ilustrado, contextual y pertinente.

DECLARACION
“POR UN CRISTIANISMO ECOLÓGICO, CON CONCIENCIA SOCIAL Y
PLANETARIA”

Entendemos por «ciudadanía» el proceso personal y social de crear


condiciones de conciencia, organización, elaboración de un proyecto de nación
y una práctica holística en la cual cada persona, cada sector, la totalidad de
la nación pasan a ser constructores de una nueva humanidad, de una manera
distinta de construir las relaciones con el medio ambiente, la economía, las
institucionalidad publica, la cultura plural y el respeto a los derechos humanos,
la libertades públicas y la paz.

El Gran Desafío Histórico del Protestantismo Evangélico Nicaragüense, a 500


años de Reforma Protestante, es como lograr incidir realmente en el cambio
de mentalidades, en la formación de nuestra sociedad, sus instituciones, su
economía y sobre todo como construir un nuevo concepto de ciudadano
nicaragüense con valores protestante y de Justicia Social.

La construcción de una nueva ciudadanía evangélica “protestante” de Siglo


XXI, nosotros la vemos en siete dimensiones:

(1) UNA CIUDADANÍA PERSONAL, FAMILIAR Y COMUNITARIA

Se nutre de la comunión con Dios y el encuentro con la Palabra Escrita de


Dios. Nosotros animamos a todos aquellos que de buena fe han abrazado el
Cristianismo Protestante y Evangélico a cultivar la oración y el estudio de la
Biblia, en la devoción personal, en la comunión eclesial y la unidad familiar.
La familia es el núcleo de la sociedad. Y las Escrituras siguen siendo fuente
para la formación de valores solidos a nivel individual, familiar, eclesial y
comunitario.

(2) UNA CIUDADANÍA EVANGÉLICA ECOLÓGICA

Los creyente en cuanto afirman que Dios ha creado todas las cosas y por lo
tanto son responsables y corresponsable del cuido y la protección del medio
ambiente; debemos desarrollar una mayor conciencia que tanto nosotros como
la sociedad tenemos derecho a gozar de una calidad de vida decente y esto

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pasa por el cuidado y respeto hacia los ecosistemas, la naturaleza, la
biodiversidad. Lo cual se muestra en el compromiso de la no contaminación
atmosférica, de los mantos de agua, de los suelos, la no quimización de los
alimentos, la denuncia de que no se destruyan los bosques, que se aseguren
los debidos estudios de impactos ambientales, que se firmen y cumplan los
compromisos internacionales y regionales en materia de medio ambiente y
recursos naturales, que no se den en concesión bienes comunes que
pertenecen como patrimonio a la nación o las comunidades indígenas. Cada
creyente evangélico hoy, debe asumir su responsabilidad ecológica de justicia
intergeneracional. No le podemos heredar a la presente generación de niñez,
ni a los que no han nacido una sociedad ecológicamente contaminada y
destruida. Somos personal y colectivamente responsable del futuro de nuestra
Casa Común. El Cristianismo debe tener un perfil personal, social y ecológico
y ser por sobre todas las cosas ecológicos, porque somos parte de la
creación de Dios.

(3) UNA CIUDADANÍA EVANGÉLICA TERRENAL

Somos ciudadanos nacionales y planetarios. Somos conciudadanos en el


planeta tierra. Esa dimensión planetaria debe estar claramente incorporada.
Vivimos en una tierra, una y única, que tiene como vecindario al sistema
solar. Y solo en nuestra tierra, la vida tal y como la conocemos es
verificable científicamente. Somos parte de la biodiversidad. Gozamos de los
elementos, la vida y la energía de esta tierra. Compartimos con estructuras
bióticas y abióticas. El equilibrio del ecosistema es el equilibrio de la
población. Con las más de 7 mil millones de seres humanos repartidos en
cinco continentes y en pequeñas islas, la tierra se encuentra más allá de su
capacidad de soporte. Siendo afectada por la contaminación de aguas
negras, la contaminación por productos químicos peligrosos, la contaminación
del aire, los principales cambios atmosférico producto de la deposición acida,
el calentamiento mundial, el deterioro de la capa de ozono, las inadecuadas
políticas públicas y económicas, la ausencia de responsabilidad en el análisis
de riesgos, la falta de voluntad de asegurar la protección de la biodiversidad
de las especies silvestre, la conversión de basura en recurso, el apogeo y
ocaso de los combustibles fósiles, los problemas de la energía nuclear y sus
amenazas, la débil promoción y potenciación de la energía solar y otras
fuentes renovables, el estilo de vida consumista, capitalista e insostenible.

Por ello, el Cristianismo del Siglo XXI debe ser bíblico, personal, social y
ecológico que implique: a) una conciencia planetaria de que los bienes y
servicios son limitados. b) la necesidad de asumir las erres (p) del

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pensamiento ecológico: respetar a todos los seres, rechazar la propaganda
falsa y consumista, reducir, reutilizar, reciclar, re arborizar. c) El suelo, el
agua, la agricultura, los alimentos, el crecimiento, la justicia son componentes
de la humanidad colectiva, producto de una gracia ecológica inmerecida.

(4) UNA CIUDADANÍA EVANGÉLICA ECONÓMICA-PRODUCTIVA

La pobreza material y la concentración de riquezas en pocas manos es un


acto producido por la voluntad de quienes detentan el control de los medios
de producción, el capital, el poder, la tecnología y los beneficios de la
ciencias. El 18% de nuestra población es de clase media, el 42,5% de la
población es pobres y el 32.6% viven en situaciones de vulnerabilidad. En
tanto, tan solo un 10% es adinerado, con un porcentaje de ultra – ricos de
210 ultra millonario. Con una fortuna combinada de USD 30,000 millones de
dólares o 254% del PIB del País. Lo característico del país, no es el gran
número de pobres, sino la alta concentración de riquezas en un número
pequeño. Reina una injusticia tributaria que profundiza la desigualdad, ya que
los ultra millonarios pagan muy poco impuestos. Los Ultra-Ricos son aquellas
personas que tienen un capital activo superior a los $30 millones, sin
contabilizar sus casas y bienes de colección (obras de arte, entre otros) y
de consumo durable (autos, aviones, yates). Por lo tanto, esos ricos tienen
una riqueza superior a esos 30 millones de dólares de inmediata
disponibilidad. Tener conciencia de la injusticia económica y fiscal del país y
poder asegurar un nivel digno de vida implica una registración de la riqueza y
que los ricos paguen sus impuestos. Los vulnerables, los pobres y las clases
medias pagan y coadyuvan a asegurar el incremento y la concentración de la
riqueza. Más del 36% de la población es evangélica que paga impuestos y
que de algún modo contribuye a la estabilidad de las mega riquezas. Hay
que demandar una economía más justa, solidaria, equitativa y redistributiva.

(5) UNA CIUDADANÍA EVANGÉLICA SOCIAL Y COMUNITARIA

La construcción de una nueva ciudadanía protestante demanda una toma de


conciencia de mayor participación social en las redes sociales y comunitarias
para dar testimonio de la fe, servir socialmente y ser agentes productivos.
Ello implica identificarnos con los de abajo y estar abierto a solidarizarse con
los innumerables movimientos sociales y asociaciones comunitarias, con los que
demandan respeto a los derechos de los pueblos indígenas, los campesinos,
los ancianos de la tercer edad, por los que lucha por la construcción de la
cultura de paz y no violencia, los derechos humanos y las libertades públicas,
los que trabajan en la prevención y mitigación de desastres, la niñez, la

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equidad de género, y el respeto a la vida, la propiedad individual,
comunitaria, indígena y popular. Un nuevo protestantismo hoy en Nicaragua,
implica estar consciente que somos la reserva moral de esta sociedad en
materia de valores de reino, justicia, paz y solidaridad.

(6) UNA CIUDADANÍA EVANGÉLICA QUE DEFIENDE SUS DERECHOS Y


ASUME SUS DEBERES CIUDADANOS

Somos conciudadanos. Gozamos de derechos ante la Constitución y las Leyes


de nuestro país, así como en conformidad todos aquellos tratados universales
y americanos que firmados y ratificados por Nicaragua aseguran derechos
civiles, sociales, económicos, políticos y culturales. Por lo tanto, el deber del
Estado es tutelar los derechos de todos los nicaragüenses y de nosotros
como conciudadanos de esta República. El deber del Estado es cumplir con
la Constitución, las leyes y los tratados. El Gobierno debe respetar el Estado
de Derecho, los Derechos Humanos, el libre sufragio competitivo, observado y
transparente, el principio de legalidad, la separación e independencia de los
poderes y asegurar la libre participación de ejercicio de derechos civiles y
políticos. En cuanto que somos más del 36% de la población, se debe tener
claro que nuestros hermanos y hermanas están presentes en todas las
actividades de la sociedad, la economía, la política, la educación, la salud, la
productividad, el comercio, el servicio público, las comunicaciones, los
movimientos sociales. Y que nosotros somos corresponsables de asegurar que
ellos puedan ejercer sus derechos sin que se les quiera conculcar, quitar o
desconocer los derechos humanos que les son inherentes e intransferibles.
Frente al Estado somos sujetos de Derecho y frente a otros ciudadanos
ejercemos una con-ciudadanía de cooperación, solidaridad y respeto mutuo.
Ser protestante hoy es asumir nuestra titularidad como sujetos de derechos.

(7) UNA CIUDADANÍA EVANGÉLICA POLÍTICAMENTE – PARTICIPATIVA

Siendo más de dos millones de evangélicos protestantes en el País, debemos


asegurar nuestra participación social, económica y política como una bendición
para nuestra nación. Somos constructores de nuestro país. Si no ejercemos
nuestros derechos los perdemos y aseguramos que el mal se multiplique. El
mal solo es fuerte cuando los buenos se abstienen de hacer lo mejor que
pueden hacer: el bien público. No seremos ciudadanos plenos, si no
participamos como evangélicos protestantes en la construcción de una
Nicaragua ecológica, socio-democrática y pluricultural. Por ello la dimensión
política participativa, consiste en participar con responsabilidad ciudadana en las
cosas y en las decisiones que nos afectan colectivamente. No podemos

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permitir que minorías que no se identifican con nosotros, decidan nuestros
destinos. Somos la cuarta generación de evangélicos, y no podemos seguir
permitiendo que terceros no identificados con nuestros valores, principios,
visiones y espiritualidad nos vean solo como “voto” y no como protagonistas
y sujetos políticos. Por ello, animamos a los hermanos y hermanas que
participan en política y que son miembros de nuestra comunidad a ser fieles
al evangelio del Reino de Dios y la justicia, a formarse responsablemente, a
consolidar los esfuerzos que realizan con propuestas, contenidos y programas
actualizados asegurando participación a los jóvenes y las mujeres. Así como
animamos a la comunidad evangélica en el campo y la ciudad a salir a votar
en estas elecciones municipales de Noviembre del 2016, pidiendo a Dios que
les guie en su conciencia para que queden electos personas que se
identifican con el Evangelio de Jesucristo, que compartan con nosotros valores
comunes, que cuenten con programas y proyectos locales ecológicos,
comunitarios y sociales para las comunas, que sean candidatos probos, no
corruptos y con antecedentes oscuros, peligrosos o mafiosos. Y que sobre
todo, sean gobiernos abiertos a la comunidad, las organizaciones de la
sociedad y se deban a sus electores. Nosotros Protestantes del Siglo XXI, en
Nicaragua, afirmamos nuestra convicción en el Señorío de Jesucristo, la Biblia,
norma de vida y costumbre, la libertad de conciencia, libertad de
pensamiento, libre organización y participación.

Edward Salazar Cruz


Teólogo y Ecologista
Alianza Verde Ecologista
Managua, Nicaragua
Septiembre del 2017

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