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Descubrimiento de América

Planteo de la cuestión
La gran cuestión que nos planteamos es qué derecho tenían los españoles para irrumpir en la
paz de los pueblo originarios, qué derecho poseían para tomar sus tierras y desparramar sus
ideas, su cultura y su religión. Podríamos responder sencillamente que ningún derecho, y que
fueron un sátrapas delincuentes sin ningún tipo de escrúpulos. Pero consideramos que esa
mira es demasiado simplista como para ser verdad, por lo que nos proponemos tratar de entrar
en el tema con más cautela.
Lo primero que debemos decir es que este tema se planteó con claridad en la reflexión
filosófica y teológica de la España de aquella época pues los mismo españoles tenían dudas
de la legitimidad de su conquista e incluso se llegó a detener momentáneamente la empresa
hasta tanto no se resolviera el asunto1. Se desata allí la controversia que dio en llamarse “la
cuestión de los justos títulos” sobre, la legitimidad o no de los derechos sobre las tierras
descubiertas en las “Indias” occidentales.
A continuación no vamos a realizar un pormenorizado estudio histórico documental sobre
todo los detalles del arribo de los españoles a las américas, sino que buscaremos ordenar las
ideas de forma sencilla y elemental para un correcto estudio de aquel suceso histórico.
Elementos preliminares
1- Los primero que debemos pensar es que aquello que se le quita a un legítimo
propietario es un robo y en cuanto tal un acto detestable desde todo punto de vista.
Excepto que haya algún motivo por el cual se pueda considerar “injusta la tenencia
de dicha propiedad”, desde lo cual lo que parece ser “un robo” en realidad es un acto
justo, pues se lo quita al otro (incluso por la fuerza) lo que el otro no tiene derecho a
tener. Por otro lado se debe conjugar en lo concreto dos principios fundamentales (lo
cual no es nada simple): el derecho a la propiedad privada y el destino universal de
los bienes.
2- Otro principio a tener en cuenta es que “las cosas que no son de ninguno son de quien
las ocupa o posee”. Esta verdad es de orden natural, aunque podrían plantearse
problemas concretos, como por ejemplo cómo sabemos y cómo se establece que algo
es de alguien. Por ejemplo si descubro tierras que no están cercadas ¿cómo se si son
o no de alguien? Por otro, que alguien ya la “haya visto” no significa que las “haya
querido poseer”. Es evidente que esto no se soluciona solamente con tener un papel
que di “son mías todas las tierras del mundo”. Por lo tanto lo que en abstracto pudiera
parecer simple de resolver, en lo concreto acarrea varias dificultades.
¿Cuál era la situación de américa respecto de estos dos principios?

1
Véase al respecto Jean Dumont, El amanecer de los derechos del hombre: la controversia de Valladolid,
Encuentro, Madrid 1997, pp. 280.
Por un lado en América existía una población al llegar los españoles, pero ¿eso lo convertía
en dueños de todas las tierras americanas? Si nos preguntamos cuantos habitaban las tierras
americanas en aquella época las opiniones varían entre la corriente alcista y bajista, pero la
corriente moderada o intermedia habla de entre 40 y 60 millones de habitantes2. Si
comparamos esa cantidad con la cantidad actual de habitantes (1000 millones de personas)
tenemos que decir que la ocupación de américa por parte de los pueblos originarios era de
entre 5 y el 7 por ciento. Por lo tanto suponer que “la llegada” de los españoles a américa y
la posesión de algunas tierras es de por sí un robo no corresponde a una mirada correcta del
asunto. Habrá que analizar cada caso en particular.
Por otro lado en las tierras descubiertas por los españoles y habitadas por pueblos originarios
se daban también situaciones de opresión. Los aztecas tenían subyugados en su imperio a
muchos pueblos vecinos de los cuales tomaban hombres, mujeres y niños para ofrecer a en
sacrificio a su dios, además de cobrarles tributo económico. Por ello fue fundamental para
Hernán Cortés la alianza con dichos pueblo en su tarea de derrocar al imperio azteca, pues
en su travesía militar más de 1000 indígenas su sumaron a sus 400 hombres, entre ellos se
destaca el apoyo de los nativos totonacas y los tlaxcaltecas. Por supuesto no podemos
presentar a los españoles como héroes que ayudaron a la liberación de dichos pueblos pero
en la reflexión filosófica de aquella época esa realidad se tuvo en cuenta.
Fue Francisco de Vitoria quien encabezó el planteo acerca de los “justos títulos” de aquel
tiempo y él sostenía entre otras cosas que:
“Aun sin la autoridad del Pontífice, los príncipes españoles pueden prohibir a los bárbaros
tan nefastas costumbres y ritos, porque tienen derecho a defender a los inocentes de una
muerte injusta (…). Se puede intimar a los bárbaros a que desistan de semejantes ritos; si se
niegan, existe ya una causa para hacerles guerra y emplear contra ellos todos los derechos de
guerra. Y si tan sacrílega costumbre no puede abolirse de otro modo, se puede cambiar a sus
jefes e instituir nuevos gobiernos”3
Dicho esto vale decir que toda otra situación en la cual los españoles quitaran, por medio de
la violencia, bienes que pertenecían a otras personas en las tierras americanas es
sencillamente algo deplorable y repudiable, y constituye una usurpación.
¿Pueden darse otras situaciones?
Además de los dos casos anteriores donde un “territorio” no es de nadie o donde una
población está ilegítimamente subyugada por otra, pueden darse otras situaciones vitales
todavía más complejas.
Por un lado está el principio de la “comunicación natural”. El ser humano es libre de formar
sociedades y establecer vínculos de comunicación y comercio entre sociedades. Desde este
principio se estableció en aquella época que “Los españoles tienen derecho a recorrer los
territorios de los Indios y a permanecer allí, mientras no causen daños a los bárbaros, y estos

2
https://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_de_Am%C3%A9rica_precolombina
3
Textos citados por Cayetano Bruno, La España misionera, Didascalia, Rosario 1990, 82-84.
no pueden prohibírselo”4. Nuevamente aquí se da la intrincada relación entre la libertad de
poseer un territorio y la liberad de otro de circular y acercarse al propio territorio para buscar
conversar o comercializar. El hecho de que ese comercio termine deformándose por intereses
espurios, abusos, y demás cosas repudiables, no convierte la llegada de los españoles a
américa en cuanto tal en un acto injusto. Como ya dijimos habría que estudiar en particular
los casos.
En cuanto a la intención de no causar daños a quienes habitaban estas tierras (como decía el
texto citado) no fue algo completamente desconocido en aquel momento (no podemos pensar
la historia pensando que en aquella época todos los españoles eran monstruos sádicos que no
sabían distinguir el bien del mal). De hecho España fue forjando una legislación en defensa
de los indígenas impensable en cualquier otro país europeo de ese periodo y de cualquier
periodo colonial. También los misioneros que llegaban a estas tierras muchas veces
denunciaron los abusos de los conquitadores.
Si bien en los primeros años de los españoles en América no fueron muy loables ( pues hubo
improvisaciones, codicia, abusos, anarquía, esclavos, violencias) en parte por la
inexperiencia que impedía dar soluciones justas a problemas absolutamente nuevos y a la
arbitrariedad ocasionada por la falta de instituciones, en 1512 el Rey Fernando II promulga
Las leyes de Burgos u Ordenanzas para el tratamiento de los Indios en las
que abolió la esclavitud indígena. Y si bien se considera que el Rey de España tenía justos
títulos de dominio del continente americano por motivos religiosos que analizaremos al final,
también se dice que el indio tenía la naturaleza jurídica de hombre libre con todos los
derechos de propiedad y que no podía ser explotado. De hecho algunos consideran dicha
legislación como la precursora de la declaración de los Derechos Humanos y del Derecho
internacional5. También se crea en 1516 la “Protectoría de Indios” que era una oficina
administrativa responsable de atender el bienestar de las poblaciones nativas de los
amerindios.
Como la reflexión sobre estas cuestiones continuaba en 1542 se promulgan las Leyes y
ordenanzas nuevamente hechas por su Majestad para la gobernación de las Indias y buen
tratamiento y conservación de los indios6
Como muestra final de esta preocupación de la corona española baste citar lo Isabel «la
Católica» añade en su testamento antes de morir:
«Por cuanto, al tiempo que nos fueron concedidas por la Santa Sede Apostólica las islas y
Tierra Firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue,
al tiempo que lo suplicamos al Papa Alejandro VI, de buena memoria, que nos hizo dicha
concesión, de procurar inducir y traer los pueblos de ellas y convertirlos a nuestra Santa Fe
católica, y enviar a las dichas islas y Tierra Firme prelados y religiosos y otras personas
doctas y temerosas de Dios, para instruir los vecinos y moradores de ellas en la Fe católica y

4
Ibid
5
https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Burgos
6
https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_Nuevas
enseñarles y doctrinar buenas costumbres y poner en ello la diligencia debida, según más
largamente en las cartas de dicha concesión se contiene.
«Por ende suplico al rey mi señor afectuosamente, y encargo y mando a la dicha princesa mi
hija y al dicho príncipe su marido, que así lo hagan y cumplan y que éste sea su principal fin
y que en ello pongan mucha diligencia y no consientan ni den lugar que los indios, vecinos
y moradores de las dichas Indios y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno
en sus personas y bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados y si algún agravio
han recibido, lo remedien y provean por manera que no se exceda en cosa alguna lo que por
las letras apostólicas de la dicha concesión nos es infundido y mandado»7.
Vemos así que se presenta el motivo religioso como el principal sentido de la empresa
española y por otro lado manda que los indios sean bien y justamente tratado, y si así no lo
fuese se remedien los actos injustos.
¿Por qué los españoles terminaron sintiéndose propietarios de aquellas tierras?
Hay una razón religiosa que es más difícil de comprender para nuestra mentalidad, pero que
se tuvo en cuenta en aquel entonces como justa.

7
El texto completo puede leerse en
https://es.wikisource.org/wiki/Testamento_de_Isabel_la_Cat%C3%B3lica (aunque en otra traducción).

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