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Yo voy a tratar de explicar una vez más, el esquema de la nueva escuela mexicana
porque me pareció que las explicaciones que vimos ayer fueron insuficientes.
Lo primero que hay que considerar es que la educación es, se considera, una palanca;
un motor importante para el cambio social. Esta administración llegó al poder, no para
administrar lo que ya existía, sino para cambiarlo.
¿Qué quiere decir esto? Había una gran preocupación por elevar los promedios de
aprendizaje en todo el país. Y en general les preocupaba medir, sobre todo, matemáticas
y lengua y comunicación. Se desestimaban las demás áreas de formación de la persona.
El problema es que los resultados de aprendizaje, como ustedes saben, han sido muy
bajos. En español, en promedio y de manera muy general, los alumnos, en un 50%, han
quedado en el nivel insatisfactorio de calificaciones. En matemáticas, ese porcentaje
aumenta a 60% o más.
Esto quiere decir que de alguna manera, México ha venido siendo un país de
reprobados, metáfora un poco dura pero que ilustra de alguna manera lo mal que está
el sistema educativo.
Y los niños que reprueban son los más pobres, son los que pertenecen a los grupos
excluidos, explotados, discriminados, etcétera y etcétera.
Entonces hagan de cuenta que tenemos dos sistemas educativos: Uno que representa
la cara bonita de nuestra educación, que encarna principalmente en los estados del
norte; y otro sistema educativo que está al sur, con calificaciones muy bajas.
Y entonces se trata de elevar la calidad, sí; pero también de disminuír las desigualdades;
eso no lo vamos a lograr haciendo lo mismo que hemos venido haciendo. Se va a lograr
solo si introducimos cambios en la práctica educativa, inovaciones.
Lo que se está proponiendo es modificar los fines mismos de la educación. Ir más allá de
lo cognitivo. Formar al alumno en lo emocional, en lo físico, en lo moral, en lo estético y
en lo cívico. Una formación integral, que nosotros hemos llamado humanística. Esta es
la nueva escuela mexicana.
Entonces hay que cambiar la manera en que opera la escuela, hay que cambiar planes
de estudio, métodos de enseñanza, formación de maestros, organizaciones de los
materiales educativos. Un cambio integral.
Hay que darle un nuevo protagonismo a los padres de familia, o un protagonismo que
no tienen; hay que revisar los consejos de participación social, y darles una actividad
clara y objetivos claros, que no tienen.
Lo que se quiere lograr es la calidad y eso significa romper con las inercias que dominan
en la enseñanza y cambiar la formación de profesores. ¿Cómo se enseña hoy? Se enseña
de muchas maneras, de múltiples maneras, pero hay una manera de enseñar que es
abrumadoramente dominante, y es la enseñanza libresca: Los profesores usan y abusan
del libro de texto.
Es una enseñanza que está atada rígidamente a un único plan de estudios. No hay
flexibilidad con el plan de estudios; en el diseño El plan de estudio y de los materiales
educativos se detectó que prácticamente está programada toda la conducta del
profesor en el aula.
No se trata, obviamente, de que vamos a cambiar todo de un día para otro. Se trata de
que avancemos en una política de transformación gradual, progresiva, racional y no de
ponerle camisas de fuerza al profesor; más bien que sea el profesor el que libremente
escoja cómo enseñar.
Pero justamente nosotros, como autoridades educativas, necesitamos difundir entre los
profesores nuevas maneras de enseñar. Este contenido es el mismo contenido, cierto,
pero se puede enseñar de distintas maneras; entonces abrámonos a las nuevas
tecnologías; a las técnicas activas, abiertas; necesitamos hacer de la enseñanza una
actividad lúdica (sin abusar de la palabra).
Pero el niño tiene que sentirse identificado con lo que estudia, ser actor de su propio
aprendizaje. La escuela tiene que ser un lugar donde prive la alegría, la satisfacción, el
gusto, el amor. Tiene que ser un recinto amable, donde se aprenda en un contexto
amable.
En la equidad hay que fijarse en las demandas de criterio en equidad, nos imponen hacer
dos cosas: Una; fortalecer la base de la pirámide educativa; educación inicial: preescolar,
los dos primeros grados de primaria, principalmente.
Pero en segundo lugar, para lograr equidad, necesitamos concentrarle energías hacia las
áreas más abandonadas del sistema educativo: la educación indígena, las escuelas
Conafe, las escuelas multigrado, las telesecundarias; la zonas rurales más pobres y las
zonas urbanas marginales. Hay que levantar lo que está muy caído; hay que concentrar
los esfuerzos para levantar lo que está más caído.
Estas son por lo tanto los grandes horizontes; el horizonte de la calidad que nos obliga a
mejorar prácticamente, fundamentalmente métodos de enseñanza, formación de
profesores y contenidos; Y el de la equidad que nos obliga a reforzar la base de la
pirámide educativa y meter más energía hacia las áreas más remotas del sistema
educativo.
Pero creo que lo más importante de todo es que bajo esta nueva administración,
estamos obligados a cambiar también la dirección y la gobernanza del sistema
educativo. Y no podemos actuar como veníamos actuando, en tanto autoridades
educativas.
Necesitamos que las autoridades educativas se comprometan seriamente con la
empresa educativa; porque el país, amigos míos, el país está en una situación (ustedes
lo saben) deplorable. Está en una situación alarmantemente grave, el grado de
descomposición; y la educación es el principal medio para combatir esa situación grave
que vive el país.
Y por eso estamos encargados nosotros, los educadores y las autoridades educativas, en
renovar nuestra convicción de que la educación puede y debe ser la palanca más
adecuada para el cambio social, y para la mejoría de la cultura nacional.
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