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Arteterapia
para la gestión emocional y
la realización personal
Arteterapia
para la gestión emocional
y la realización personal
Arteterapia
para la gestión emocional
y la realización personal
Perímetro
Imagen de la cubierta:
Autora: Cristina Pérez de Villar
Título: La huella en mi pie-l 3
Técnica mixta sobre cartón
Medidas: 32 x 21 cm.
ISBN 978-84-938554-9-9
955112432
info@perimetro.es
www.perimetro.es
Índice
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Cristina Pérez de Villar Rodríguez. Licenciada en Bellas
Artes y Máster en Arteterapia. Vinculada al arte en una doble
y complementaria vertiente: como artista plástica y como
mediadora y arteterapeuta. Con 20 años de experiencia en el
ámbito de la docencia y 15 años en el de la mediación artística
y el arteterapia con perspectiva de género. Como docente,
imparte formación especializada a diferentes profesionales:
artistas, profesores, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas
ocupacionales y profesionales de la salud y la ayuda. También
en el ámbito de la empresa. Como mediadora artística, trabaja
con colectivos en riesgo de exclusión social: violencia de
género, personas mayores, fibromialgia, diversidad funcional,
infancia en familias desestructuradas. Como artista se dedica
a la pintura y las intervenciones en la naturaleza, usando
también el bordado como técnica pictórica. Su obra está
especialmente vinculada a los rituales y arquetipos femeninos
y a la naturaleza, habiendo sido expuesta en museos, galerías
y fundaciones nacionales e internacionales y adquirida por
colecciones privadas, fundaciones y centros de arte.
Dibujar con atención plena
Propuestas para la gestión del estrés a través
del garabato
Cristina Pérez de Villar Rodríguez
Este capítulo presenta algunas propuestas de dibujo con aten-
ción plena que pueden ser utilizadas en el campo de la educa-
ción, la mediación artística y el arteterapia.
Son ejercicios que utilizan el garabato y que integro al
principio de diferentes programas ya que, como se verá, ayudan
a que las personas que no han tenido contacto habitual con las
disciplinas plásticas vayan perdiendo el miedo al ridículo y
los prejuicios acerca de su propia capacidad creativa y puedan
aumentar su confianza. Por otro lado, facilitan la inmersión
en los estados de experiencia óptima, inspiración y atención
plena que tantos beneficios reportan a nuestra salud. Son muy
útiles en los programas sobre gestión del estrés. Además, son
recursos que se pueden trasladar a nuestra vida fácilmente,
incluso en el ámbito laboral, pues pueden realizarse en pocos
minutos y con materiales muy asequibles.
El capítulo comenzará explicando algunas nociones básicas
sobre el estrés. A continuación, se hará una introducción a
la atención plena para comprender cómo su práctica puede
ayudarnos a gestionarlo. Veremos cómo la actividad artística
y los estados de flujo a que esta nos conduce, tienen mucho
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en común con los estados que produce la práctica de la
atención plena. Esto nos lleva al siguiente paso: el dibujo
con atención plena. Nos centraremos en el uso del garabato
para poder comprender por qué es un recurso útil y accesible
para gestionar el estrés. Continuaremos describiendo algunas
propuestas que ya se han utilizado con muy buenos resultados
en diferentes programas. A modo de conclusión, expondremos
una serie de reflexiones.
ESTRÉS
“La nuestra es una cultura basada en el exceso, en la superproducción; el
resultado es la constante declinación de la agudeza de nuestra experiencia
sensorial. Todas las condiciones de la vida moderna -su abundancia
material, su exagerado abigarramiento- se conjugan para embotar
nuestras facultades sensoriales (...). Lo que ahora importa es recuperar
nuestros sentidos. Debemos aprender a ver más, a oír más, a sentir más”
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frente a situaciones que conllevan demandas conductuales
que le resulta difícil poner en práctica o satisfacer. Es decir,
depende tanto de las demandas del medio como de sus
propios recursos para enfrentarse a él”1.
Por una parte, tenemos a la persona y sus recursos y por
otra, las demandas del medio. Cuando no somos capaces
de adaptarnos a esas demandas estamos en situación de
vulnerabilidad. El estrés es un mecanismo de adaptación que
nos ayuda a hacer frente a esas demandas del medio para poder
reaccionar ante ellas y sobrevivir.
Resumiéndolo, podríamos decir que en nuestro sistema
nervioso se encuentran dos sistemas que operan en paralelo.
El sistema simpático es el responsable de que podamos
responder ante un problema o peligro creando las condiciones
adecuadas para ello. Ante una amenaza activa una serie de
reacciones fisiológicas, cognitivas y conductuales. Para poder
estar alerta y aumentar nuestra eficacia a la hora de afrontar
dicha amenaza se acelera el ritmo de nuestro corazón y de
nuestra respiración y se agudizan nuestros sentidos. De la
misma manera ralentiza todas aquellas funciones que no
son prioritarias ni imprescindibles para concentrarnos en lo
urgente, la supervivencia. El sistema parasimpático se ocupa
de las tareas no conscientes pero imprescindibles para la
vida, como los movimientos respiratorios o los del sistema
digestivo.
Cuando los dos sistemas funcionan en equilibrio, podemos
reaccionar, con el gasto de energía que ello supone, y reponerla.
Sin embargo, hay un tercer factor que influye en el estrés,
una facultad maravillosa que poseemos los seres humanos: la
imaginación. Como ocurre con todo, podemos usarla de forma
que esté a nuestro servicio y convertirse en un recurso muy
valioso o podemos estar a su servicio y convertirse entonces en
nuestro enemigo.
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EL USO DEL GARABATO
“Todos los niños son artistas. El problema es cómo seguir siendo artista
una vez que crecen”
Pablo Picasso
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En las siguientes propuestas se trata de dejar que la línea
fluya, colocarnos en disposición de sorpresa y aventura,
experimentar, jugar a hacer por el puro placer de hacer, sin
ninguna otra finalidad. Los garabatos son muy expresivos y
están impregnados de la energía que descargamos a través
de ellos.
Suelo sugerir que es útil hacerse con un pequeño cuaderno
de notas, uno de estos blocks tamaño de bolsillo. Así es fácil
tenerlo a mano, junto con un pequeño lápiz o bolígrafo que
podemos inserir entre sus anillas. Cuando estamos en un bar
esperando a alguien, en la sala de espera de una consulta, en esos
ratos de inactividad o cuando en el trabajo necesitamos hacer
una pequeña pausa, suele ser mucho más creativo y efectivo
sacarlo y garabatear que, por ejemplo, sacar nuestro móvil y
perdernos en el universo virtual. Si lo hacemos, seguramente
nos sorprenderá poder revisarlos y tenerlos localizados en ese
pequeño muestrario de huellas de nuestra energía mental.
Como se puede ver, el trabajo con garabatos puede
resultar muy interesante. Si se quiere profundizar sobre ellos
podemos acudir a los estudios sobre el garabato infantil de
ViKtor Lowendfeld y William L. Britain, de Rhoda Kellogg, de
Liliane Lurçat y del anteriormente citado Aureliano Sáinz, o al
artista Luis Gordillo y al dibujo automático. También es muy
interesante el trabajo realizado por el psiquiatra y psicoanalista
Donald W. Winnicott a través del garabato y del juego libre
y espontáneo. Winnicott introduce en sus sesiones el juego
del garabato, donde se dibujan garabatos en pequeños trozos
de papel con los ojos cerrados de manera alterna. Primero lo
dibuja él e invita al niño o niña a que le diga qué le parece
y si puede convertirlo en algo. A continuación, es el niño o
niña quien se venda los ojos y dibuja el garabato y él quien
dice qué le parece y lo completa. Y así sucesivamente. Esta
base sirve para crear una relación lúdica y creativa de igualdad
191
entre ambos. Existe una extensa bibliografía sobre su trabajo y
también puede acudirse a la Fundación Squiggle.10
OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
“Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón.
Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la
emoción de la razón”
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querer que se parezcan a nada reconocible, suelen ser un
principio estupendo.
De camino, nos muestra que el arte no solo se refiere a esa
pequeña franja de la historia con que lo solemos relacionar -el
arte figurativo- y amplía y acerca nuestra mirada hacia otras
formas de expresarnos plásticamente. También nos demuestra,
desde la propia experiencia, qué son esos estados de flujo e
inspiración que habitamos las personas que nos dedicamos al
arte. Y cómo acudir a ellos nos resulta sanador y equilibrador.
Hacer garabatos con atención plena nos abre las puertas del
mundo de la creación artística y de la gestión emocional. Es
una herramienta muy útil para conocer el mundo y conocernos
a nosotras mismas.
Los ejercicios a los que hago alusión se han implementado
a lo largo de estos últimos años en diferentes contextos y con
diferentes usuarios:
• Cursos de verano “Arteterapia para la gestión emocional”
de la Universidad Internacional de Andalucía en su
sede de La Rábida, Huelva.
• Programas sobre gestión del estrés en entorno laboral
a través de la empresa Iniciativas de Empleo y
Organización Empresarial, S.L.
• Programas sobre liderazgo, gestión emocional y
comunicación a través de la empresa Iniciativas de
Empleo y Organización Empresarial, S.L.
• Programa para mayores del municipio sevillano de
Camas a través de la Delegación de Educación e Igualdad
del Ayuntamiento de Camas, en colaboración con el
Ministerio de la Presidencia, Relación con las Cortes e
Igualdad del Gobierno de España y con la Consejería
de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la
Junta de Andalucía.
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En diferentes cursos sobre dibujo y atención plena para
docentes y profesionales de la ayuda.
El enfoque de estos programas es el de la arteterapia
humanista. La arteterapia utiliza las técnicas y los procesos
de creación artística para crear un espacio protegido -
esto es, un espacio privado, confidencial, respetuoso y
sin juicio- desde donde poder acompañar en procesos de
transformación personal.
Como se ha visto anteriormente el momento de la
creación nos conecta con un espacio diferente, donde lo
simbólico, lo intuitivo y lo inconsciente emergen, a la par
que nos facilita la conexión con el presente, con nuestro
cuerpo y nuestras emociones. Por ello, es un poderoso
medio para favorecer el “darnos cuenta”, descubrir y desvelar
aquello que nos ocurre y poder transformarlo. Su capacidad
metafórica hace, además, que podamos enfrentarnos a
nuestros miedos y bloqueos proyectándolos en una obra
artística personal. El carácter lúdico de la expresión artística
hace que ésta sea una actividad placentera, y ello contribuye
a colocar a quienes participan en una actitud de apertura
y predisposición frente al programa. Al crear, despliegan
su capacidad creativa mientras aprenden y disfrutan de la
satisfacción de ver terminada cada obra, lo que genera un
aumento de la autoestima y una revalorización propia.
Estas cualidades convierten al arte en un valioso espacio
terapéutico y dan lugar a que a mediados del siglo XX surja
la arteterapia. Según la Asociación Americana de Arte Terapia
(AATA) es una profesión de salud mental que utiliza el proceso
creativo de “hacer arte” para mejorar el bienestar físico, mental
y emocional de las personas de todas las edades. Se basa en la
creencia de que el proceso creativo involucrado en la expresión
artística ayuda a resolver conflictos y problemas, desarrollar
habilidades interpersonales, a manejar el comportamiento, a
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reducir el estrés, a fortalecer la autoestima, mejorar la timidez
y alcanzar el autoconocimiento.
Cada propuesta forma parte de programas con un sistema
de aprendizaje que integra lo físico, lo emocional y lo
racional a través de la experimentación. Por ello, la actividad
práctica ocupa el lugar principal. Al finalizar cada actividad
es importante dedicar un tiempo a la reflexión compartida.
Es el momento para poder mostrar los dibujos y para que
quien quiera compartir algo lo pueda hacer sintiendo que esa
puesta en común se da dentro de un espacio protegido. Así se
facilita el “darse cuenta” y el poder trabajar con ello si fuese el
caso. A su vez, el mostrar –voluntariamente, por supuesto- las
creaciones resultantes nos ayuda a ampliar nuestro imaginario
estético personal, nuestra mirada, y la valoración positiva de
nuestras obras y de las del resto del grupo.
En mi trabajo es importante este matiz de voluntariedad.
Las personas que se encuentran en un espacio protegido deben
sentir que son respetadas y valoradas tanto sus palabras como
sus silencios, y que el resto del grupo se siente agradecido de
que cada cual pueda y quiera o no mostrar sus obras.
Se trata de crear un espacio de desarrollo personal donde
descubrir, experimentar, teniendo en cuenta la riqueza
de la diversidad y apoyando a cada persona a encontrar su
propia individualidad dentro de la colectividad. Donde
cada cual encuentre su propio lenguaje plástico, su propia
expresión. Acompañando a cada persona durante su camino
y permitiendo que cada una marque su propio ritmo. La
persona que imparte la formación está implicada y atenta a
lo que ocurre en el presente y a la par muy conectada con la
observadora imparcial interior. Se genera un espacio sin juicios
ni prejuicios donde comprendemos que cada persona tiene su
ritmo y su forma y que cada proceso es especial, personal y tan
válido como cualquier otro.
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En cada una de las propuestas hay una estructura que
sostiene la sesión: una introducción, el desarrollo del ejercicio
de dibujo con atención plena y una puesta en común final.
Veamos ahora las diferentes propuestas.
Piet Mondrian
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Materiales necesarios
• Un folio blanco
• Un lápiz, bolígrafo o rotulador
Otra opción puede ser:
• Una cartulina
• Una caja de acuarelas
• Un pincel fino
• Un recipiente para el agua
• Un trapo o papel absorbente
Se puede comenzar caminando por la sala, despacio,
intentando acompasar nuestros pasos al ritmo de nuestra
respiración, encontrando el equilibrio. Escuchando nuestro
corazón, relajando el cuerpo, cada parte, en ese caminar.
Nos sentamos y recorremos el cuerpo: primero vamos
poniendo la atención en nuestra respiración, encontrando
su ritmo, observándola. Luego llevamos el aire al estómago
despacio, sin forzar la respiración, y exhalamos más lentamente
expulsando el aire por la boca, levemente entreabierta. Se sigue
relajando cada parte del cuerpo con la respiración. Inhalamos
y llevamos a cada zona el aire nuevo, y mientras exhalamos,
vamos imaginando que las posibles tensiones, sensaciones no
deseadas allí localizadas, van desapareciendo mientras la zona
se va relajando.
Continuamos con el dibujo. Inspiramos y nos inspiramos,
mantenemos un momento el aire y exhalamos, despacio,
intentando vaciar sin forzar nuestros pulmones y dedicando
más tiempo a la exhalación que a la inhalación. Al exhalar,
dibujamos líneas paralelas. Cada una a la misma distancia
aproximadamente que la anterior. Inspiramos y cargamos el
pincel (o nos preparamos el rotulador o el lápiz o el bolígrafo).
Expiramos y dibujamos la línea.
Hacer líneas paralelas a mano alzada nos hace concentrar
la atención en el espacio que se va creando entre las líneas
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–el espacio negativo- para que puedan ser iguales y favorece
que el cerebro cambie su modo de funcionamiento habitual –
verbal, racional, temporal- al modo de percepción espacial del
hemisferio derecho. Conviene ir despacio, cultivar la lentitud,
sin apretar mucho el bolígrafo o el lápiz, encontrando nuestro
ritmo, acompasando el ritmo de nuestro dibujar con el de
nuestro respirar.
Mientras dibujamos las líneas estamos tomando conciencia
de nuestro cuerpo y de nuestra respiración, del movimiento
del brazo y de la mano mientras ejecutamos el trazo, y del
efecto que nos causa respirar llenando completamente los
pulmones y encontrando nuestro ritmo.
Si realizamos este ejercicio con acuarelas o tinta podemos
añadir que favorece el aprender a usar el pincel, la carga
adecuada de agua, el dominio del trazo, las gamas de color…
Es un ejercicio muy simple que tiene relación con el dibujo
zen y la caligrafía oriental.
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PROPUESTA: DIBUJO DE CONTORNOS
ESCUETOS.
“Una línea, una zona de color, no es realmente importante porque
registre lo que uno ha visto, sino por lo que le llevará a seguir viendo”
John Berger
Materiales
• Un folio blanco DIN A4.
• Cinta adhesiva.
• Lápiz, bolígrafo o rotulador.
• Un modelo: la mano no dominante o cualquier objeto
que contenga en su forma una cantidad aceptable de
líneas de contorno.
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sin intención, y movemos el lápiz al compás de la mirada.
Podemos cambiar de rumbo, saltar de un lado a otro, pero el
lápiz debe seguir el movimiento del ojo. En ningún momento
podemos mirar el folio mientras estemos dibujando y hasta
que el ejercicio haya concluido.
A veces, cuesta sobreponerse a las ganas de mirar lo que
estamos haciendo, en nuestro afán de controlarlo todo. Por
el mismo motivo, hay personas a quienes cuesta comprender
que solo vamos a garabatear y que no se trata de reproducir
ninguna imagen reconocible. Para facilitar el flujo del
ejercicio suelo llevar como ejemplo algunos dibujos de otros
programas que muestro al explicar el ejercicio, así pueden
ver como no se parecen al modelo y en cierto sentido relajan
las expectativas.
Cuando nos olvidamos de lo que pensamos, de lo que
sabemos sobre aquello que queremos dibujar, nos abrimos
a un mundo desconocido y descubrimos cosas que de otro
modo no habríamos conocido. Dibujar se convierte en un viaje
maravilloso, en un acto de apertura y también de generosidad,
pasamos de mirar a admirar.
Cuando nos permitimos mirar algo como si fuera la
primera vez que lo vemos, como si la alcachofa no fuese una
alcachofa sino esa alcachofa, totalmente diferente a todas las
demás, especial e irrepetible, incluso olvidándonos de lo que
sabemos de las alcachofas, del contenido que asociamos a
su nombre, podemos descubrir su geometría fractal, el tono
verde de sus hojas, sus nervaturas, su textura, como si fuese
una flor extraña, salida de una película de ciencia ficción o
el capitel de algún templo. La vamos observando con esta
curiosidad y sin dar nada por hecho, y permitimos que se
nos descubra, que se nos desvele (des-velar: quitar el velo) y
entonces comenzamos a penetrar en su misterio, y es como
respirar el misterio de todo lo que existe.
202
Hay una conocida anécdota sobre Courbet que ilustra
muy bien esto. Cuenta que mientras estaba trabajando en un
cuadro, alguien le preguntó acerca de lo que estaba pintando.
Entonces, el pintor se alejó para poder observarlo con una
cierta perspectiva y exclamó, como si hasta ese momento no
lo reconociera: es una gavilla.
El sonido del grafito sobre los folios es como una pequeña
melodía en el silencio del aula, mientras los ojos recorren las
líneas y dirigen el movimiento de las manos sobre el papel. El
sonido del silencio creativo.
En una sesión de dibujo una alumna comentaba “me
he relajado tanto mirando la alcachofa que ha llegado un
momento en el que solo veía las líneas de sus hojas y ha sido
como un viaje dentro del agujero de la corona, como si me
metiese dentro y luego, aquí –señalando una zona más oscura
del tallo- me pareció ver una puerta y ya no me daba cuenta
de que la mano seguía dibujando.”
203
Usando como modelo una alcachofa
204
Dibujo de una mano
205
PROPUESTA: SACAR UNA LINEA A PASEAR/
PONER UN PUNTO EN MOVIMIENTO
“Yo trato de explicar que las cosas, las personas, están compuestas de
líneas muy diversas, y que no siempre saben sobre qué línea de sí mismos
están, ni por dónde hacer pasar la línea que están trazando; en una
palabra, que en las personas hay toda una geografía, con líneas duras,
flexibles y de fuga”.
Gilles Deleuze
Materiales
• Folio blanco DIN A3 (o dos folios DIN A4 unidos).
• Un lápiz, bolígrafo o rotulador.
• Música
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de la música, dejándose llevar por esta. Es importante que solo
se haga con una mano. A veces las personas se emocionan y
comienzan a dibujar con las dos manos y tenemos que tener
en cuenta que la persona que recibe ese dibujo en su espalda lo
tiene que transcribir lo más literalmente posible sobre el folio.
Y lo tiene que hacer con una mano y un lápiz.
La persona que recibe tiene que poner la conciencia en el
contacto del dedo sobre la espalda. Se trata de ser un canal,
trasladar al papel lo que llega a tu espalda, sin crear, sin controlar,
sin enjuiciar, sin decidir nada. Solo transcribir. Dejarnos expresar
lo que recibimos, como en la pintura intuitiva, solo que en
este caso es más bien como si la persona que dibuja en nuestra
espalda fuese nuestra esencia creativa, la inspiración, o la vida
misma. En este sentido este ejercicio puede ser muy revelador
y mostrarnos hasta qué punto nos permitimos la confianza en
nuestras capacidades, en el otro, y en la vida en general.
Si alguien no quiere tocar directamente o ser tocada se
puede utilizar un objeto como intermediario. Por ejemplo,
la parte trasera de un lápiz o la punta del capuchón de un
bolígrafo. Es importante recordar no apretar demasiado el
dedo o el objeto con el que recorremos la espalda de la persona
con quien hacemos este ejercicio ya que podemos lastimarla,
pero tampoco que se convierta en un roce imperceptible para
ella. Encontrar el equilibrio entre un extremo y el otro. Igual
ocurre con la velocidad del trazo, por eso elijo siempre piezas
musicales que sugieran movimientos insinuantes, lentos, para
transitar por la espalda de la otra persona. El movimiento
lento de la música facilita el poder dibujar al mismo ritmo que
nos marca quien nos dibuja en la espalda.
Suele ser más fácil para entrar en esta propuesta y sentir
mejor tanto la música como la trayectoria en nuestra espalda,
cerrar los ojos durante la actividad. A veces, cerrar los ojos nos
puede ayudar a “ver” mejor.
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Al finalizar, cambiamos los roles.
Cuando el lápiz recorre el papel de alguna manera lo
caminamos. Dejamos nuestra huella en él. Igual que al
caminar dibujamos líneas sobre la tierra. Una vez, antes de
emprender el viaje a pie que me llevaría desde Saint Jean Pied
de Port, en los Pirineos, hasta Finisterre, me dijeron “recuerda
que cuando caminas, no solo dejas una huella en el camino:
el camino también deja una huella en ti”. Con la pintura y
el dibujo ocurre algo parecido. Coloco en el soporte huellas,
trazos, materia, color, y el estar en ese hacer, también me hace
a mí.
¿Nos cuesta transcribir lo que la otra persona nos dibuja?
¿Nos cuesta dibujar y decidir la línea que dibujar sobre nuestra
pareja? ¿Nos tenemos en cuenta a la hora de facilitar a la otra
persona el ejercicio? ¿Formamos un buen equipo? ¿Qué nivel
de escucha, de cuidado y de empatía hemos mostrado? Estas
son algunas de las cuestiones que pueden surgir durante la
puesta en común. Observarlas nos facilita el darnos cuenta
de aspectos que manifiestan nuestro grado de comunicación,
nuestra capacidad de asumir cada uno de los roles, o de
trabajar en equipo. Además de lo relativo a nuestra capacidad
de entregarnos a la experiencia de flujo.
Un alumno comentaba tras una sesión de sacar una línea a
pasear: “Había veces que, por ejemplo, al hacerme un círculo
sobre la espalda, yo lo transcribía con el lápiz sobre el papel,
pero tomaba conciencia de que cuando me daba cuenta de
que me estaban dibujando lo que parecía un círculo, yo me
adelantaba y lo completaba antes de que me lo hubiesen
terminado de dibujar. Entonces me decía a mí misma: venga,
para y sigue su ritmo”.
Por otra parte, el contacto con otra persona en una actividad
lúdica y placentera como esta, parecida a un masaje, genera
sensaciones muy positivas.
208
209
CONCLUSIONES
Esta es solo una breve muestra de las posibilidades que
tiene el dibujo con atención plena de garabatos.
Las propuestas que se han descrito en este capítulo
pueden inspirar muchas otras. Podemos cambiar los
materiales o cambiar aspectos dentro del desarrollo de la
actividad. También inventarnos nuevos modos de garabatear
con atención plena. Este capítulo pretende abrir esa puerta
para que cada persona la atraviese y emprenda la aventura
como desee.
Al utilizar este tipo de ejercicios suelen darse situaciones
que facilitan el trabajo para lograr una mejor gestión emocional
y para tomar conciencia de nuestras carencias o bloqueos con
respecto a nuestra capacidad para gestionar el estrés.
Son, en ese sentido, ejercicios-trampa para activar nuestra
inteligencia creativa, inducir los estados de flujo y dejar de
racionalizarlo todo, ya que de otro modo no podemos resolver
el ejercicio. Pero a veces nos resulta muy difícil dar ese paso,
salir de nuestra zona de confort, y dejar que ese cambio en el
funcionamiento de nuestro cerebro se produzca. Y de manera
inconsciente, justificamos el abandonar, nos rendimos: ya he
terminado, me he parado, he visto que no me salía, pero
bueno, no me apetecía… Las personas muy controladoras
suelen tardar más que aquellas que no lo son en entrar en este
tipo de ejercicios. Precisamente porque están acostumbradas
a racionalizarlo todo y organizar, ordenar todo, pensar
continuamente. Sin embargo, es un reto muy adecuado para
ellas por ser una actividad beneficiosa a muchos niveles para
quienes necesitan tenerlo todo bien atado y no dejar nada
al azar o la improvisación. Como hemos visto, la vida es
cambio constante. Es una oportunidad para permitirse el
“no pasa nada”, abandonarse porque sí, sin más explicación
ni motivos.
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Me gusta recordar que el trabajo elimina trabas. Ningún
ejercicio de meditación, yoga, etc. es fácil. Todo aprendizaje
requiere una disciplina, un esfuerzo, para poder liberarnos e ir
más allá, pisar nuevos territorios, conquistar nuevos espacios
internos. Es la lucha más difícil: la de cada persona consigo
misma. La parte de nosotras que quiere confiar, cambiar,
crecer, liberarse, el anhelo de nuestro ser más profundo,
contra nuestra pereza, nuestra conformidad, y las argucias
del personaje que creemos ser. Esa es la gran valentía. El gran
trabajo. El gran viaje interior.
El gran regalo es estar con todo nuestro ser en el presente.
No tener prisa por el resultado. Respirar. Que la aparente
dificultad no nos bloquee. Si ponemos toda nuestra atención
en cada uno de los momentos sin más (ni menos), entonces,
los resultados aparecen. Por eso también es muy importante
tener paz-ciencia. Encontrar ese centro de gravedad interno
y movernos desde allí. Hacer de cada gesto un acto de
implicación total de nuestro ser.
211
NOTAS
212
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Barcelona.
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WINNICOTT, D. W. (1991). Exploraciones Psicoanalíticas
II. Editorial Paidós, Buenos Aires.
Webgrafía: http://www.fundaciondelgarabato.eu
213
Este libro se acabó de imprimir el 1 de
julio de 2019 en Sevilla