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La sociedad está llena de prejuicios y estereotipos que hacen que siempre se tenga la necesidad de
comparar y querer llegar a unos modelos a seguir; los adolescentes no están exentos de esto, por el
contrario, son probablemente la población más afectada debido a que sufren daños en su imagen
apenas en formación, y, por consiguiente, en su desarrollo y calidad de vida. ¿Podría esto tener algo
que ver con las altas tasas de suicidio adolescente en el mundo? Precisamente, este texto pretende
explicar por qué la autoimagen negativa es una de las principales causas de suicidio en
adolescentes.
En primera instancia, se puede afirmar que la autoimagen negativa genera depresión. Larraburu
(2007) señala que la adolescencia es un período de cambios. El joven se puede sentir feliz por ellos
o puede sentirse muy extrañado y disconforme; en el segundo caso, puede crear complejos e
inseguridades que dificulten su aceptación y lo lleven a sufrir de estrés, ansiedad e incluso
depresión. Esta última es considerada, según Larraguibel et al. (2000), un importante factor de
riesgo entre los adolescentes con conducta suicida. En Colombia, el DANE en 2011 adelantó
estudios acerca de la tasa de suicidios, y encontró que el mayor número ocurrió en el grupo etario de
15 a 34 años, con 979 casos, es decir, el 51,8% de los casos correspondió a la población de
adolescentes y adultos jóvenes; este fenómeno está presente en un tercio de los países del mundo,
por lo cual se ha considerado a los jóvenes como el grupo de mayor riesgo. Por ello, no es extraño
encontrar artículos con casos como el de Andrés (Semana, 2015), quien llevaba días diciendo que
nadie lo quería y una mañana mientras caminaba por el centro de Bogotá cogido de la mano de su
madre, se soltó y se lanzó debajo de las ruedas de una buseta; lo llevaron a un hospital, pero los
traumas fueron tan severos que finalmente murió.
Otro problema evidente, es que generalmente las personas no reconocen que tienen problemas de
autoimagen. Esto podría deberse, seguramente, a que estos problemas surgen desde edades muy
tempranas, y ello hace que sean casi imperceptible, porque se ha crecido de esa manera. Riso (1996)
coincide con lo anterior al señalar que la burla es una de las causas más terribles y devastadoras de
la pérdida de autoimagen; en la temprana infancia comienzan a gestionarse los llamados complejos
en las personas. A partir de ello, se puede considerar la infancia como la etapa principal sobre la que
se debe trabajar para controlar este fenómeno. Duque (2000) afirma que es común que condicionen
a las personas desde pequeñas, pero lo grave y preocupante de la situación es el hecho de que las
condicionan casi siempre para fracasar. Para él allí está la raíz del actual problema. Y esto no se
queda solo en los libros; es común notar que la naturaleza humana hace que las personas crean que
todo está bien con ellas y que les sea muy difícil darse cuenta de sus problemas.
Así mismo, y teniendo en cuenta lo anterior, la autoimagen es de vital importancia para
desarrollarse plenamente en sociedad. Para entender mejor el sentido de esta afirmación, Maurus
(1993) planteó que debido a que la autoimagen o autoconcepción es la percepción que las personas
tienen de sí mismas, de lo que se creen ser, esta es muy especial para la vida, pues dependiendo de
ella, será el comportamiento y las relaciones con los demás; así, se conecta directamente con el
ámbito laboral, académico, familiar y social en general. Pero el efecto también puede ser inverso, es
decir, el entorno afecta la autoimagen. Álvaro Franco, psiquiatra especializado en niñez y
adolescencia, concuerda con lo anterior, al afirmar que la principal causa de autoimagen negativa y
depresión es que existe la necesidad de ser aceptados por los demás sin importar los altos estándares
de éxito que se exigen en los ambientes académicos, familiares y sociales (el niño como productor
de buenas notas o calificaciones y como el más sociable de todos). Por ello, Riso (1996) reitera que
la insatisfacción frente a la imagen propia es resultado de otra simple comparación social.
En conclusión, se puede reafirmar que la imagen que los adolescentes crean acerca de sí mismos,
por efectos sociales o personales, puede ser en muchas ocasiones razón para tomar la decisión de
acabar con su vida; es decir, se le puede atribuir a la incorrecta autoimagen, la responsabilidad del
fenómeno que se está presentando en muchos países del mundo.
Referencias
Larraburu, I. (2009). Atención plena, vivir mejor, “Mindfulness”. Madrid: Temas de Hoy.
Larraguibel, M., González, P., Martínez, V. y Valenzuela, R. (2000). Factores de riesgo de la
conducta suicida en niños y adolescentes. Revista Chilena de Pediatría, 71( 3), 183-191.
Recuperado de: https://dx.doi.org/10.4067/S0370-41062000000300002
Semana (8, jul., 2016). Las alarmantes cifras de menores de edad que se suicidan en Colombia.
Recuperado de: http://www.semana.com/especiales/articulo/los-ninos-suicidas/20653-3.
Esa misma rúbrica será utilizada por el profesor para evaluar el texto definitivo.