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La campaña de Valencia
Fue la respuesta del gobierno a la insurrección que estalló en Valencia el 11 de
julio de 1811, tras enterarse de la declaración de la Independencia.
Esta fue una campaña militar emprendida por los patriotas contra la ciudad de
Valencia durante el año 1811 con el objetivo de recuperar las provincias del
occidente del país y hacer que éstas se sometieran al gobierno de la Junta Suprema.
Cuando llegaron a la localidad de Valencia las noticias de la Declaración de
Independencia en Caracas, se declararon en rebeldía y leales a Fernando VII. Los
mantuanos, que no toleraban a los patriotas, nombraron comandante al Marqués del
Toro para enfrentar la sublevación valenciana, pero el 15 de julio es derrotado.
Entonces, Francisco de Miranda, a los 61 años, es nombrado Comandante en Jefe del
Ejército y sale con sus tropas hacia Valencia el día 19. Las acciones de calles y
plazas fueron reñidas. Francisco de Miranda ordena atacar las posiciones más
fuertes de los rebeldes y el 23 de julio los republicanos toman la ciudad.
Capitulación de Miranda
En La Victoria, Miranda se entera de la pérdida del castillo de Puerto Cabello el 5
de julio de 1812. Durante los días que siguen el Generalísimo analiza con sus
asesores la situación de la República: los realistas controlan una posición
significativa del territorio y estarán pronto a las puertas de Caracas; la pérdida
de Puerto Cabello ha privado al bando republicano de su principal arsenal y permite
a Monteverde avituallarse por la costa; no hay manera de saber cuándo ni de dónde
podrá el bando republicano recibir nuevos pertrechos para remplazar lo que se ha
perdido; la deserción sigue mermando sus desmoralizadas tropas día a día; el
alzamiento de los esclavos continúa en Barlovento y hace peor la ya difícil
situación económica del país; la destrucción causada por los terremotos tres meses
atrás tiene a buena parte de la población en una situación precaria.
La capitulación es también un pacto regido por el honor militar como lo habían sido
los actos de tal naturaleza que Miranda había podido presenciar o negociar
anteriormente, al servicio del Rey. Monteverde firma el acuerdo en tanto que
representante del Consejo de Regencia que gobierna España y en tal calidad acepta
las garantías comprendidas en él.
Por orden de Bolívar, el comandante De Las Casas entregó a Miranda a los españoles
en 1812, éstos lo llevaron a Cádiz donde murió prisionero en 1816.
Tras la caída de las Provincias Unidas de Venezuela ante la reacción realista del
año 1812 y la restitución de la Capitanía General, el joven Bolívar junto con otros
venezolanos se vio obligado a partir al exilio. Tras una corta estadía en Jamaica
se trasladó a Cartagena de Indias, en la Nueva Granada, donde el proceso
independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la
formación de varías Juntas supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama
compuso un manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena, en el cual hizo un
análisis político y militar de las causas que provocaron la caída de la Primera
República de Venezuela y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer los mismos
errores que Venezuela para no correr la misma suerte proponía fórmulas que ayudaran
a remediar las divisiones y a promover la unión de los distintos pueblos de América
para lograr el objetivo común, la Independencia.
Como resultado de esta campaña, logró liberar varias poblaciones como Tenerife, El
Guamal, El Banco, Mompós Tamalameque y Puerto Real de Ocaña; logró derrotar a
diversas guerrillas realistas que operaban en la zona y finalmente ocupó Ocaña.
El 14 de mayo de 1813 sale de Cúcuta el ejército conducido por Simón Bolívar con
destino a Venezuela. Lo integran brillantes oficiales granadinos y venezolanos, por
lo que la campaña que se inicia se llamará la Campaña Admirable. Ellos eran, entre
otros, Rafael Urdaneta, José Félix Ribas, Atanasio Girardot, Antonio Ricaurte,
Luciano D'Elhuyar, entre otros.
El 14 agosto, a pocos pasos de la casa en donde nació, Simón Bolívar, que había
recibido en Mérida aquel título de Libertador, lo ve ratificar. Eso fue en el
templo de San Francisco, y uno de los momentos más felices de su vida: “Reunidos el
14 del presente el Presidente del estado, la Municipalidad, los Notables de esta
Ciudad, y empleados Superiores, por voto unánime aclamaron a Simón Bolívar por
capitán general de los Ejércitos y lo condecoraron con el título de LIBERTADOR DE
VENEZUELA. En este grandioso acto no se vieron sino pruebas repetidas de
sensibilidad y reconocimiento, en todos los que componían tan respetable asamblea,
y no se oyeron sino discursos vehementes sí; más animados del deseo de manifestar
el más grande interés por el héroe que había logrado superar tantos obstáculos, y
vencer tantos riesgos por la libertad a su Patria. Cada uno sentía la necesidad de
que el intrépido Bolívar acabase de expurgar el territorio de los enemigos que aún
le perturban, y cada uno al ponerle a la cabeza de los ejércitos pensaba en su
propia conservación. Jamás se ha dado tan espontáneo voto, jamás los sentimientos
de una asamblea han sido tan universales como en la que fue proclamado General C.
Simón Bolívar. Tal es el imperio de la virtud, del mérito, y del reconocimiento.
Formada el acta en la que se le proclamaba General y se le distinguía con el bien
merecido título de LIBERTADOR DE VENEZUELA, dos Diputados pasaron a cumplimentarle
y ponerla en sus manos de parte de la asamblea. El la recibió con toda la
distinción debida a las corporaciones que se la dirigían, y respondió en los
términos siguientes.