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UNIVERSIDAD CATÓLICA

“SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO”

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO
__________________________________
ASIGNATURA
DERECHO PENAL I – PARTE GENERAL

ESTUDIANTES
- RIVAS ROJAS, WIILIAMS
- YAIPÉN, PAMELA
- MARTÍNEZ MIGUEL
- ROJAS VÁSQUEZ, LUZDIMAR

TEMA
LA ACCIÓN PENAL

ASESOR
ORLANDO BUSTAMANTE, WILMER

MODALIDAD
MONOGRAFÍA

SEMESTRE ACADÉMICO
2015-II
DEDICATORIA:
A nuestros padres, que nos dan la oportunidad de seguir nuestros estudios superiores y
ser, algún día, virtuosos agentes de la justice.
AGRADECIMIENTO:
A Dios, por darnos la vida y permitir que sigamos su camino, a nuestro profesor
Orlando por brindar las asesorías oportunas para el éxito de nuestra investigación.
ÍNDICE:
RESUMEN:
INTRODUCCIÓN:

Tiene su origen en la prohibición de auto tutela y la asunción por el Estado del


Monopolio de la Justicia. Si el Estado prohíbe a los ciudadanos tomarse la justicia
por su mano, en contrapartida ha de establecer unos órganos destinados a la
realización de la Justicia, en ejercicio de la función jurisdiccional, y al mismo
tiempo ha de reconocer a los ciudadanos el derecho a acudir a esos órganos:
derecho de acción1.

Afirmar que el derecho penal es un derecho de actos significa que la reacción


punitiva tiene como Referencia inicial la acción humana. Esto es el hecho que se
describe en el tipo legal; que es objeto del ilícito penal; y, en fin, que sirve de
base a la afirmación de la culpabilidad del autor. De esta manera, resulta
necesario determinar los factores que hacen de un comportamiento humano una
acción penalmente relevante2.

Para comprender con mayor detenimiento el término de la acción penal es


importante comprender que ésta es una actividad monopólica del Estado.
Esto quiere decir que los hechos que se realizan en torno a una actividad
delictiva son de carácter público.
La acción penal es aquella que se origina a partir de la comisión de un delito,
por lo que supone un castigo para aquella persona que ha violado la norma y
con ello ha puesto en peligro los bienes reconocidos como valiosos en el ámbito
público de una sociedad.

Esto quiere decir que el concepto de acción penal en el ejercicio del poder que
está asignada a una institución del Estado como monopolio de la violencia
legítima. La naturaleza de la acción penal es punitiva con base en el sistema
jurídico existente. Además tiene un carácter de procedimental, en cuya
característica radica la imparcialidad de su aplicación.

1
MORENO CATENA. V., Introducción al Derecho procesal. 64p.
2
HURTADO POZO, José. Manual de derecho penal. 165p.
CAPÍTULO I

1. Introducción sobre la acción penal


2. Los cometidos del concepto de acción
2.1. Concepto preclásico de acción
2.2. El concepto final de acción
2.3. El concepto social de acción
2.4. El concepto negativo de acción
2.5. La absorción de la acción por el tipo
3. Diferencia entre Hecho y acción
4. Sujeto de la acción
5. Antecedentes históricos
5.1. Acusación privada
5.2. Acusación popular
5.3. Acusación estatal
6. Naturaleza jurídica
7. Fases de la acción
7.1. Fase interna
7.2. Fase externa

CAPÍTULO II
8. Elementos de la acción
8.1. El impulso volitivo
8.2. Conducta corporal externa
8.3. El resultado
9. Formulación doctrinal de la teoría de la acción
9.1. Finalidad de la acción penal
9.2. Escencia de la actividad final
9.3. Fundamento de la actividad final
10. La Teoría de la acción
10.1. Tipos dolosos y tipos culposos
10.1.1. La distinción en partes objetiva y subjetiva
10.1.2. La imputación objetiva
10.1.3. Los límites de la imputación del resultado
11. Diferencias entre la acción civil y la acción penal

Primero, debemos señalar que aun cuando se hable de acción penal y acción
civil, la acción siempre será pública. Sin embargo, para efectos distintivos, la
doctrina dice que cuando se presenta la comisión de un hecho ilícito, se derivan
dos acciones: una, puede generar peligro para los bienes o intereses jurídicos
colectivos de la sociedad, y la otra, puede dañar o lesionar o dañar bienes
jurídicos o intereses particulares3. De modo que hablamos de dos cuestiones.

En el primer aspecto el daño causado es público y se manifiesta la exigencia de


la acción penal; en cuanto al segundo, ya que produce un daño privado y lesiona
los intereses particulares, surge entonces la necesidad de reparación y, por lo
mismo, la acción civil.

La acción civil persigue la realización de múltiples derechos otorgados a


particulares o entidades públicas y privadas, por el derecho objetivo; la pena
realiza el derecho subjetivo que tiene el estado de imponer penas y medidas de
seguridad en la lucha contra el crimen y garantiza la libertad, lo cual sí constituye
una diferencia verdadera.

A nuestro parecer, las diferencias entre acción civil y acción penal son las
siguientes:

a) La acción civil se instituye a cargo de la persona lesionada, ya sea esta


física o moral; el daño causado es moral y material y puede operar el
desistimiento, la transacción, arbitraje, convenios extrajudiciales y la
renuncia4. De este modo se logra una reparación por ejemplo y causa que
se desvincule el hecho cometido en daño a la víctima, de modo que, por
ejemplo en la transacción – ya no se tenga que recurrir a un juicio.
b) La acción penal se encomienda a un órgano del estado y su objeto es el
de legitimar al órgano jurisdiccional para que tenga conocimiento de un
hecho presuntamente delictuoso, con el fin de que una vez ventiladas las
pretensiones de las partes en el proceso penal, absuelva o condene al
inculpado a sufrir una pena o una medida de seguridad.

11.1. Titularidad de la acción penal

3
CASTILLO SOBERANES, Miguel. El monopolio del ejercicio de la acción penal del Ministerio Público en
México. 43p.
4
CASTILLO SOBERANES, Miguel. El monopolio del ejercicio de la acción penal del Ministerio Público en
México. 44p.
Entre los antecedentes históricos de la titularidad de la acción penal encontramos
que en sus orígenes aquélla recayó en la persona del ofendido (acusador privado
del sistema germano antiguo), en una pluralidad de personas en el sistema de la
acusación popular del derecho ateniense.

Luego vendrían seis siglos de dominio del sistema inquisitivo que predominó en
Europa (siglos XIII al XVIII), período durante el cual todas las facultades estaban
centralizadas en la persona del monarca.

Posteriormente, con el advenimiento del Estado moderno, el poder se


descentraliza y surgen nuevas instituciones o, en algunos casos, las viejas
instituciones en el campo del derecho retoman roles acordes con el sistema
político-triunfante5.

Así es como también el Derecho Procesal Penal puede desarrollarse en muchos


casos como control del poder punitivo exacerbado del estado.

Es en ese contexto donde podemos situar el tema de la titularidad al ejercer la


acción penal. En efecto, el Ministerio Público asume la titularidad del ejercicio de
la acción penal bajo la premisa de que es un ente aparatado del poder judicial y,
por tanto, con independencia en el rol de la investigación, es el vigilante de la
legalidad durante el curso del proceso. En los casos de querellas, lo que existe
como fundamento al depositar la titularidad de la acción penal en manos del
directamente ofendido o de sus descendientes más cercanos incluido el
cónyuge, es el interés del Estado de proteger bienes jurídicos de mayor
trascendencia como el honor o la intimidad personal6. Se tiene en cuenta que
esta acción debe ser ejercida de acuerdo a los principios generales del derecho
penal para no cometer excesos.

11.1.1. Características de la acción penal pública

11.1.1.1. Carácter público de la acción penal


La acción penal está dirigida a los órganos del Estado y tiene además,
importancia social, puesto que está orientada a restablecer el orden social
perturbado por la comisión de un delito.

De este modo, el estado es el legitimado tanto como la víctima, a seguir el hecho


delictivo, cuando se hace a cargo del Ministerio Público y este acusa entonces
la contraparte ejerce la acción de defensa.

5
SALAS, C. La acción penal.
6
CASTILLO SOBERANES, Miguel. El monopolio del ejercicio de la acción penal del Ministerio Público en
México. 44p.
Es de carácter público porque repercute en el medio social, es así que teniendo
interés el estado en eliminar conductas antijurídicas que se pueden acoger a más
sectores de la población – deciden que el Fiscal haga la debida intervención
para la tutela de los bienes jurídicos en primer lugar de la víctima y, en segundo
de la sociedad, esto es, que si no se detiene el mal que se acrecienta en la
sociedad, entonces, finalmente acabará por entrometerse profundamente en el
medio, haciendo difícil su combate, es de interés común en ese caso, de ese
modo queda justificada la intervención del estado en las conductas antijurídicas
de las personas.

11.1.1.2. Oficialidad
Por tener carácter público, su ejercicio se halla monopolizado por el Estado a
través del Ministerio Público, titular de la acción penal y que actúa de oficio, a
instancia de la parte agraviada, por acción popular o por noticia policial (con
excepción de los delitos perseguibles por acción privada). El Ministerio Público
tiene la facultad de perseguir de oficio (oficiosidad) el delito sin necesidad de
denuncia previa o por noticia de la comisión de un hecho delictivo. La oficialidad
y oficiosidad son características que tienen un mismo origen: el monopolio del
Estado en la persecución del delito7.

Por lo tanto, es el Fiscal quien interviene en la acción contra el crimen y la


organización de los ilícitos penales, es su labor de correspondencia.

11.1.1.3. Carácter indivisible de la acción penal


El ejercicio de la acción penal recae en todos los participantes del hecho
delictivo.

Los participantes del ilícito son acusados indistintamente por la acción contra el
bien jurídico tutelado por el derecho penal, de ese modo queda salvaguardado
por la ley y sancionado por las misma.

La acción penal es única, si bien en el proceso aparecen actos diversos


promovidos por el titular de la acción penal, la acción es única y tiene una sola
pretensión: la sanción penal que alcanza a todos los que han participado en la
comisión del delito. No existen distintas acciones que correspondan a cada
agente, sino una acción indivisible8.

11.1.1.4. Obligatoriedad
La obligación por parte del Ministerio Público de ejercitar la acción penal ante la
noticia de la presunta comisión de un hecho ilícito.

11.1.1.5. Carácter irrevocable de la acción penal


Una vez consignado y con la resolución notificada a un juez, solo se tendrá un
objetivo que es: la sentencia.

7
SALAS, C. La acción penal
8
CUBAS VILLANUEVA, Víctor y otros. El proceso penal. 123p.
Una vez promovida la acción penal sólo puede concluir con una sentencia firme
condenatoria o absolutoria o con un auto que declara el sobreseimiento o no
haber lugar a juicio oral o declara fundada una excepción. No hay posibilidad de
desistimiento o transacción, como ocurre en el caso de los procesos iniciados
por acción privada o en los casos en los que se aplican los Criterios de
Oportunidad. Esta característica es la que distingue la acción pública de la
privada.

11.1.1.6. Carácter de indisponibilidad


La ley sólo autoriza al que tiene el derecho de ejercer la acción penal, por tanto,
es un derecho indelegable, intransferible. En el caso de la acción penal pública,
esta facultad está en manos del Ministerio Público y en caso de la acción penal
privada, corresponde al agraviado o a su sustituto legal. En ambos casos
estamos frente a acciones que están dirigidas contra personas ciertas,
determinadas y naturales, pues las personas jurídicas no cometen delitos como
tales y la acción penal no puede estar dirigida tampoco a personas inexistentes
o indeterminadas.9

11.1.2. Características de la acción penal privada

11.1.2.1. Voluntaria
En el acto de promover la acción penal privada prima la voluntad del titular. De
ese modo este es el que decide si actúa o no en contra del agresor puesto que
depende de su voluntad, entonces no hay intervención del estado hasta que no
decida accionar y poner en funcionamiento los entres encargados de tutelar sus
bines jurídicos dañados con la posibilidad de que sean devueltos o resarcidos.

11.1.2.2. Relativa
La acción penal privada es relativa, por cuanto la administración de todo el
proceso penal y, sobre todo, la capacidad de ejercitar el ius puniendi está en
manos del Estado, el particular tiene por tanto sólo facultades que se enmarcan
dentro del control penal estatal10.

12. Principios rectores de la acción penal

12.1. Principio de legalidad

9
CUBAS VILLANUEVA, Víctor y otros. El proceso penal. 124p.
10
SALAS, C. La acción penal
Este principio tiene su fundamento en que invariablemente debe ejercitarse la
acción penal, siempre y cuando se tenga por satisfechos ciertas condiciones
mínimas o determinados presupuestos, siendo por tanto, obligatorio el ejercicio
de la acción, siempre y cuando, se encuentren las condiciones de Ley
satisfechas y por ende, es entendible que el órgano acusador se supedita a la
Ley misma11.

Es del todo claro y conciso que el Estado a través del Ministerio Público será el
protector de la sociedad, y que cuando se vulneren ciertos valores de esta, se
estará en la posibilidad del ejercicio de la acción penal.

La acción procesal penal está regida por el principio de la legalidad. Teniendo el


Estado en sus manos el ejercicio de la acción penal, no se deja a su capricho el
propio ejercicio, sino que, por mandato legal, siempre debe llevarse a cabo12.

Por lo tanto, al analizar una situación concreta a un hecho concreto, se tiene que
discernir los presupuestos necesarios y concurrentes que calcen en la normativa
correspondiente con la que se pretende acusar al presunto sujeto que ha
cometido una ilicitud, si el supuesto cabe en un tipo penal entonces se da pie en
la investigación, no se puede acusar si no hay norma que ampare tal decisión
del Fiscal, por lo tanto, no hay pena sin ley.

12.2. Principio de oficiosidad u oportunidad

Este principio viene a darse en el sentido de que el encomendado al ejercicio de


la acción penal lo es un órgano del Estado denominado Ministerio público,
distinto al jurisdiccional, y no a cualquier persona ni parte afectada; también le
es llamado principio de autoridad ya que la incoación del procedimiento punitivo
debe hacerse través de la institución del Ministerio Público13.

Una vez que se cuenta con el requisito de Procedibilidad cubierto, el agente


ministerial, debe de continuar la averiguación hasta culminar con la resolución
correspondiente, que puede ser la consignación ante los tribunales, mismos que
deben de actuar en forma imparcial y sin inclinación alguna para así garantizar
la Impartición de justicia a favor de la ciudadanía.

En relación a lo anterior, podemos decir, coincidente con algunos tratadistas, de


que la querella no es un derecho al ejercicio de la acción, sino un derecho sobre
el ejercicio de la misma la que en ningún momento se podrá manipular por
persona ajena a las funciones ministeriales, por tanto, esta Institución es la
monopolizadora de la acción penal y por consecuencia la única que decide si
hay lugar a no ejercitarla, mas no caprichosamente, sino cuando se reúnan los
presupuestos necesarios para así resolverlo14.

11
FRANCO VILLA, José. El Ministerio Público Federal. 122p.
12
CUBAS VILLANUEVA, Víctor y otros. El proceso penal. 135p.
13
FRANCO VILLA, José. El Ministerio Público Federal. 123p.
14
Ídem.
Frente al principio de legalidad se sitúa su antitético, es decir, el principio de
oportunidad por el cual los titulares de la acción penal están autorizados, bajo
ciertos presupuestos previstos por la ley, a hacer uso de su ejercicio, evitando
o impidiendo la persecución penal de hechos punibles. En definitiva el principio
de oportunidad supone que, en determinados supuestos, aunque el hecho
tenga naturaleza penal y el autor sea con probabilidad culpable del mismo, no
se producirán otras actuaciones que aquella, conducente a evitar o cesar el
ejercicio de la acción penal.

12.3. Principio de publicidad

La acción penal se dice es de índole pública habida cuenta que la misma va


encaminada a hacer valer el derecho público del Estado a la aplicación de la
pena. Es decir, aunque el ilícito penal cause determinado daño a una persona
dentro del ámbito privado, la sociedad en general tiene interés grande en que se
aplique la pena la cual está destinada a protegerla, estableciéndose así la acción
penal como pública. Lo anterior viene a ser la denominada “Retribución”
empleada en el Derecho penitenciario, o sea, que el delincuente pague por lo
que hizo a la sociedad15.

Al Estado le pertenece el derecho al castigo de los delincuentes, al ser la acción


penal de orden público, encomendando tal actividad, es decir delegándolo al
Ministerio Público para que éste ejercite la acción penal, quien es quien tiene
que activarla. Deduciendo algunos tratadistas de lo anterior que el Ministerio
Público tiene la facultad de disponer de la acción penal, sea antes de haberla
intentado a después de haberla ejercitado; Lo anterior entra en contraposición a
las Leyes procesales que nos rigen, toda vez que podemos ver en dichos
dispositivos como la Fiscalía dispone en muchas ocasiones de la precitada
acción penal.

Con la realización del evento criminal, la sociedad siente una ofensa,


independientemente que el daño recaiga, como ya se mencionó, en un
determinado ofendido, es decir, el ejercicio de la acción penal no está supeditado
a intereses privados, pero el conjunto de seres que conforman la sociedad están
en acuerdo en que el castigo al criminal se de, es por ello que estas legitimas
inquietudes se sepan canalizar tanto por el creador de la ley como parte de las
autoridades encargadas de procurar y administrar justicia.

13. Estados de inconciencia

Los estados de inconciencia son: el sueño, hipnotismo, ataques epilépticos,


ebriedad absoluta. Al faltar un dominio o control sobre la voluntad, se considera
que no hay acción penalmente relevante. Salvo que en el momento

15
FRANCO VILLA, José. El Ministerio Público Federal. 125p.
inmediatamente anterior se haya tenido dicho control (actio libera in causa) y
fuese exigible la evitación del resultado típico16.
La alteración de la conciencia se define comúnmente en derecho penal como:
actuación anormal de un sujeto de derecho que al no tener en orden sus
facultades de discernimiento le es poco posible o no posible obtenerse a realizar
u omitir una conducta punible penalmente.
13.1. Hipnotismo

La hipnosis es un estado de inconciencia semejante al sueño que se logra por


sugestión y que se caracteriza por la sumisión de la voluntad de la persona a las
órdenes de quien se lo ha provocado.
En los supuestos de hipnosis es importante mencionar los casos de actio libera
in causa, esto es, cuando el sujeto con la intención de delinquir, solicita se le
sugestione, y ya sea en la época de sonambulismo –casos de sugestión intra-
hipnótica– o de vigilia –casos de sugestión posthipnótica– se le ordene cometer
un ilícito; pues cualquiera sea la escuela que se siga aquí el sujeto sería
fácilmente sugestionable para cometer el crimen, ya que éste sería decidido y
planificado por él, y para los que adopten una tesis de la sanción en cuanto al
hacer, indudablemente no tendrán reparo en declarar que el sujeto es culpable
al preordinar tal estado de incapacidad para cometer la infracción penal17.
Por lo tanto, un sujeto de derecho que no posea la facultad de comprender el
carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión, no
es imputable del hecho antijurídico que ha cometido.
13.2. El sueño

Según la Real Academia, el sueño es un estado fisiológico de autorregulación y


reposo no uniforme de un organismo. En contraposición con el estado de vigilia
—cuando el ser está despierto—, el sueño se caracteriza por los bajos niveles
de actividad fisiológica (presión sanguínea, respiración) y por una respuesta
menor ante estímulos externos.
El sueño, por su misma naturaleza representa un ejemplo perfecto de ausencia
de acto. Es entendido como un estado de inconsciencia natural, que anula
completamente la voluntad y con ello la acción. En este sentido, es evidente que
no se pueden imputar como actos voluntarios, las palabras injuriosas proferidas
por el que duerme, pues éstas no son más que vocalizaciones automáticas
carentes de voluntad dirigida a un fin18.
Por lo tanto, si una persona ejecuta una acción en medio de un estado de sueño,
entonces sería calificados como actos involuntarios u actos del hombre, los
cuales no tienen manifestación de la voluntad que realmente quiere el hombre,

16
CUBAS VILLANUEVA, Víctor y otros. El proceso penal. 89p.
17
JIMÉNEZ DE ASÚA Luis, Tratado de Derecho Penal.
18
REYNALDI ROMÁN, Roberto. “la doctrina de la actio libera y su aplicación en el derecho penal
peruano”.8p.
de este modo no puede ser imputado como conducta antijurídica cuando de este
se desate un ilícito.
13.3. Embriaguez

La intoxicación etílica, ebriedad o embriaguez es un estado fisiológico inducido


por el consumo excesivo de alcohol. Implica una perturbación más o menos
extensa del sistema nervioso y una fugacidad en la alteración del sensorio,
pudiendo causar trastornos mentales de mayor o menor intensidad, o incluso
incapacidad de comprender y determinarse. Por ello, bajo su influencia, el sujeto
puede realizar una serie de acciones de las cuales no se guarda recuerdo
alguno, afectándose la conciencia y voluntad, partes esenciales de la conducta
dolosa, lo cual, determinará su imputabilidad o responsabilidad penal.

Dicho estado, puede ser de dos clases: la aguda o normal y la patológica. La


primera sobreviene a un individuo normal, a consecuencia de la ingesta de
alcohol. De dicho estado se predican varias fases: 1.-Eufórica, llamada de
excitación, caracterizada por alegría y emoción exagerada, lo que produce
aparentemente una exaltación de las facultades intelectuales; 2.- Colérica o
Ébrica, repercutiendo en la afectividad del individuo, incoherencia de ideas y
lenguaje, incapacidad de discernimiento, trastornos de motricidad; y
3.- Letárgica, o comatosa, pérdida de conciencia y sueño profundo. La
patológica, sobreviene a ciertos sujetos predispuestos genotípicamente, en los
cuales se observa una intolerancia cualitativa para el alcohol, aún en pequeñas
dosis.

Al respecto, el artículo 20, inciso 1 del Código penal peruano, establece que:
“Está exento de responsabilidad penal: el que por anomalía psíquica, grave
alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones en la percepción, que afectan
gravemente su concepto de la realidad, no posea la facultad de comprender el
carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión”.
De lo anterior, se deduce que: cuando un sujeto no está en sus plenas facultades
de discernimiento, pues no es imputable su conducta antijurídica, y al contrario
a su vez; a esto, cabe revisar las reglas de tránsito, para verificar a partir de qué
momento se considera punible o no una conducta.
ANÁLISIS DE LA SENTENCIA EXP. N.° 02407-2011-PHC/TC19 LIMA

Resumen del caso


En este análisis tomaremos en cuenta una observación sobre la prescripción de
la acción penal.
Se trata del recurso de agravio constitucional interpuesto por don José
Rafael Blossiers Mazzini contra la sentencia expedida por la Primera Sala
Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior
de Justicia de Lima, su fecha 10 de enero de 2011, que declara infundada la
demanda de autos.

El recurrente interpone la demanda con la finalidad que se declare la nulidad del


auto de apertura de instrucción que había sido iniciada por el Ministerio Público
porque considera que se están vulnerando sus derechos al debido proceso, a la
tutela judicial efectiva y a la igualdad ante la ley.

Refiere que no ha tenido conocimiento del proceso penal del que se le sigue y
que recién toma conocimiento el 26 de julio del 2010.

Sin embargo, este colegiado, asume que se ha producido la prescripción de la


acción penal que viene de parte del Fiscal, por lo que no debe surtir efectos la
incoada y al contrario debe declararse improcedente debido al tiempo
transcurrido.

Es por esos motivos, que se declara improcedente la demanda y fundado el


recurso de Habeas Corpus en defensa del recurrente debido a la prescripción
del plazo fijado en la ley.

Comentario del caso


En lo que he tenido a bien de discernir, este colegiado ha asumido una correcta
postura en la resolución de este conflicto de intereses, asimismo primero nos
ilustra sobre lo que significa la prescripción de la acción penal exactamente en
el fundamento 2 “Conforme a lo señalado por este Tribunal en reiterada
jurisprudencia la prescripción, desde un punto de vista general, es la institución
jurídica mediante la cual, por el transcurso del tiempo, la persona adquiere
derechos o se libera de obligaciones. Y, desde la óptica penal, es una causa de
extinción de la responsabilidad criminal fundada en la acción del tiempo sobre
los acontecimientos humanos o en la renuncia del Estado al ius punendi, bajo el
supuesto de que el tiempo transcurrido borra los efectos de la infracción,
existiendo apenas memoria social de ella. Dicho de otro modo, en una Norma
Fundamental inspirada en el principio pro homine, la ley penal material otorga a
la acción penal una función preventiva y resocializadora, en la cual el

19
Obtenido en: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/02407-2011-HC.html
Estado auto limita su potestad punitiva; orientación que se funda en la necesidad
de que, pasado cierto tiempo, se elimine toda incertidumbre jurídica y se
abandone el castigo de quien lleva mucho tiempo viviendo honradamente,
consagrando de esta manera el principio de seguridad jurídica”.
Respecto a este razonamiento, es necesario destacar, que el suceso que no
tiene en cuenta el derecho pero que presuntamente sucedió en una época
pasada no quiere decir que la misma no haya sido punible ni tampoco que no lo
sea en la actualidad, el verdadero sentido que le da este colegiado es la tutela a
quien no fue puesto a disposición de la justicia en el debido tiempo, de modo que
tiene relevancia recordar el legítimo interés de la persona o del ministerio público
que debió hacer accionado en su respectivo momento, en esa situación se
destaca que no es punible un hecho que haya pasado el tiempo de su
investigación.

Seguidamente, no solo existen uno sino varios motivos por los cuales se exime
de responsabilidad penal a un sujeto que ha infringido el derecho, por ejemplo,
y de acuerdo con la resolución de este colegiado – se extingue la actio poena en
su potestad amparada por ele estado y en virtud de las cuales se auto limita su
potestad punitiva a las causas naturales (muerte del infractor), criterios de
pacificación o solución de conflictos sociales que tienen como base la seguridad
jurídica (cosa juzgada o prescripción), o razones sociopolíticas o de estado
(amnistía).

En este orden de ideas, resulta lesivo accionar contra el plazo razonable que
caduca la imposición de la pena, así es que estamos de acuerdo en que no debe
proceder la denuncia incoada contra el recurrente – todos tenemos igualdad en
derechos y al no haber discriminación nos fundamentamos en que no debe ser
aceptado el proceso por la seguridad jurídica que concede el estado.

El tribunal ha dispuesto ya en antiguas jurisprudencias el hecho bajo comentario,


de ese modo explica: “El Código Penal reconoce la prescripción como uno de los
supuestos de extinción de la acción penal. Es decir, que mediante la prescripción
se limita la potestad punitiva del Estado, dado que se extingue la posibilidad de
investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o
autores del mismo”.

Es por esos motivos y por el siguiente (que debido a que los hechos ocurrieron
en el año 2006 y no habiendo accionado el ministerio público en esas
circunstancias es que se ha vencido el plazo para accionar debido a que ahora
estamos según la denuncia en al año 2011 de modo que han transcurrido ya
cinco años – y la acción penal prescribe, en todo caso, cuando sobrepasa la
mitad del tiempo ordinario del plazo de prescripción y este es de 4 años; de este
modo tomamos en consideración el fundamento 14 de la sentencia y calculamos
que ya ha pasado más de dos años para el cumplimiento del plazo de
prescripción de la infracción cometida por el denunciado, es así que queda
salvada dicha pretensión en manos del Tribunal Constitucional) que damos por
concordar con la resolución de este colegiado a la luz de la justicia y en amparo
de la ley.

14. Conclusiones

La acción penal es aquella que se origina a partir de la comisión de un delito,


por lo que supone un castigo para aquella persona que ha violado la norma y
con ello ha puesto en peligro los bienes reconocidos como valiosos en el
ámbito público de una sociedad.

La naturaleza jurídica de la acción radica en el orden normativo


existente en el cual se establecen las penas por la comisión de delitos,
tienen la característica de ser infringir una sanción con base en el concepto
de justicia y además de reparar o restituir el daño en torno al hecho delictivo.
La acción penal depende de las características que permiten cumplir el
objetivo de imparcialidad y la actividad punitiva para completar la dictaminarían
de la resolución jurídica o sentencia.
Bibliografía:

- CASTILLO SOBERANES, Miguel. El monopolio del ejercicio de la acción penal


del Ministerio Público en México. Editorial UNAM. México. 1992. 217pp. ISBN
968-36-2293-3
- CUBAS VILLANUEVA, Víctor y otros. El proceso en el derecho penal. Setima
edición. Editorial Pacífico Editores. Lima – Perú. 2006. 509pp.
- FRANCO VILLA, José. El Ministerio Público Federal. Editorial UNAM.
México. 1985. 220pp.
- MORENO CATENA. V., Introducción al Derecho procesal, Tirant lo Blanch,
2008, p.194.
- HURTADO POZO, José. Manual de derecho penal. Segunda edición. Editorial
EDDILI. Lima – Perú. 1987. 295pp.
- SALAS, C. La acción penal [en linea]. Perú: Universidad del Pacífico.
[consultado el miércoles 7 de octubre del 2015]. Disponible en:
http://penalgeneraldued.blogspot.pe/2010/12/la-accion-penal.html
- JIMÉNEZ DE ASÚA Luis, “Tratado de Derecho Penal”, Tomo VI, Editorial
Losada S.A., Buenos Aires, 1962, Págs. 709 – 710.
- REYNALDI ROMÁN, Roberto. La doctrina de la actio libera in causa y su
aplicación en el derecho penal peruano. [consultado el miércoles 14 de octubre
del 2015]. disponible en:
https://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a_20080526_91.pdf
-

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