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1. Desde la época clásica, donde nacen los primeros estudios de la política, el sostén
de ésta iba en directa relación al bien común, por lo menos en teoría y muy bien
arraigada para los contemporáneos de esa época.
2. Estado Moderno, estoy hablando del siglo XV-XVI en adelante, cuando estaba aún
muy incipiente la idea- pero que ya estaba concurriendo- la existencia de un
gobierno común y el sentimiento de identificación cultural y nacional de sus
propios habitantes, con esto nace la diplomacia; la prestación de servicio que da el
señor feudal al ceder sus derechos individuales a cambio de una serie de
privilegios, dentro de estos, la defensa. Así vemos transcurrir que el concepto de
política ha sido muy voluble a lo largo del tiempo.
3. A finales del siglo XVIII observamos la creación (y bien dicho creación, al estilo
kantiano hablando) del Estado liberal, donde sus referentes son muchos los que
hicieron su principal sentimiento a la razón, tal es el caso de: Montesquiev,
Diderot, Rosseau, Locke, Hobbes, etc. Cabe recordar, que este Estado Liberal nace
de una detracción perentoria al sistema monárquico-feudal, y que su máximo
esplendor se obtuvo cuando el Rey francés Luis XIV, señala: “L\'État, c\'est moi” (El
Estado soy yo).
La pertenencia ideológica
Pertenencia ideológica:
El poder político:
La autoridad política
Montesquieu, con su obra El espíritu de las leyes, define el poder como función y como
órgano. Allí, se describe una división de los poderes del Estado en el Ejecutivo,
representado por el Gobierno, el Legislativo, personificado por el Congreso, y el Judicial,
por los Tribuales de Justicia
La base fundamental de este concepto entonces, es prevenir que una rama del poder se
convierta en suprema y más bien hacer que cooperen mutuamente para el buen
funcionamiento del Estado, a través de un sistema donde se garanticen los balances y
contrapesos entre las ramas del poder, característica ineludible en un Estado de Derecho
propio de las democracias liberales.
Aunque en últimas esto pretende generar una serie de reglas de procedimiento que
permitan que una de las ramas limite la otra, en sistemas presidencialistas la separación
total de poderes es imposible y tampoco es deseable.
Tipo de Gobierno
El poder constituyente
A nivel teórico o filosófico, puede decirse que el pueblo es quien ostenta el poder
constituyente. Para aplicar y ejercer dicho poder, convoca a diversos tipos de instituciones
(como una convención constituyente o una asamblea constituyente) que están formadas
por sus representantes. Las personas que finalmente ejercen el poder constituyente en
nombre del pueblo reciben el nombre de constituyentes y suelen ser elegidas a través de
elecciones libres y abiertas.
* originario: se trata del poder constituyente que aparece en primer lugar y que permite la
existencia del ordenamiento político; en otras palabras, es el que hace la primera
Constitución. Por lo general, una Asamblea constituyente se desempeña como poder
constituyente originario cuando aprueba la Constitución original de un país, ya que de
esta manera establece el nacimiento del mismo desde un punto de vista jurídico.
* abierto: es el tipo de poder constituyente que resulta de un largo proceso, que puede
tomar varios años, tal como se aprecia en la creación de la Constitución Argentina, la cual
fue concebida luego de siete años de trabajo;
* formal: según las circunstancias que afecten el ejercicio del poder constituyente, se
denomina formal si para su actuación se apoya en la ley fundamental o en procedimientos
que estén previstos por la Constitución;
* material: cuando los poderes de los cuales proviene el ejercicio del poder se
constituyeron para la emisión de disposiciones reglamentarias constitucionales;
Por encima del poder político se sitúa un supra poder (de naturaleza oculta)
fundamentado en un trípode:
1. Las grandes cámaras empresariales,
2. Las embajadas extranjeras
3. Los monopolios de medios de comunicación.
ejm
Las mayorías, alienadas y embrutecidas por el descerebramiento mediático, creen
habitualmente que "el poder" son los presidentes y los gobiernos de turno.
Este enfrentamiento, entre políticos con otros políticos por el posicionamiento electoral,
por un lado, y las peleas del gobierno de turno con la "oposición", por otro, nunca se
asocia con el establishment económico (el poder detrás del trono) y marca la dinámica de
la "información" que a diario consumen las mayorías.
Por lo tanto, para el nivel promedio estadístico masivo (incluido los intelectuales) el poder
de decisión es una área de exclusiva competencia de la "clase política" y del gobierno de
turno, en perpetua lucha por el sillón presidencial y por el resto de los gobiernos
provinciales y comunales y sus áreas legislativas.
QUÉ ES EL ESTADO? - Dos enfoques sobre el estado - El estado en el siglo XX: el estado
intervencionista, privatización del Estado
Para que esto sea posible, el Estado colombiano está representado por tres poderes por
medio de los cuales trata de cumplir con las prioridades anteriormente mencionadas: el
legislativo, el ejecutivo y el judicial. Estos poderes son los encargados de guiar el rumbo
del país, cada uno con tareas definidas por la Constitución de 1991, para lograr mantener
el orden interno y, a la vez, no ser una amenaza externa.
Nota: diapositivas
Intervencionismo estatal
El intervencionismo estatal refiere a las distintas medidas y acciones que realizan los
gobiernos sobre la economía nacional. Sin embargo el término resulta ser muy amplio
puesto que este puede comprender desde la regulación absoluta (cerrada) del control del
mercado hasta una actividad económica libre en un determinado país o nación.
Este concepto es utilizado tanto en el ámbito económico como político. Esta acción recae
en manos del Estado. En algunos ámbitos se habla de intervencionismo cuando la acción
del Estado sobrepasa ciertos límites
Un fantasma recorre el mundo: entre 1979 y 1991, unos 106 países transfirieron al sector
privado la propiedad o la gestión total o parcial de empresas o de servicios estatales. Pero
el fantasma no procede con igual diligencia en todas partes: En los países industrializados,
el fervor de Inglaterra para privatizar empresas (por valor equivalente al 45 por ciento de
los activos públicos) tuvo eco notable en Francia, Italia, España o Portugal, pero menos
notable en Alemania, Holanda, Australia o Japón. Lo propio ocurrió con el fervor de los 39
estados de EE.UU. que vienen privatizando la prestación de ciertos servicios básicos y de
seguridad social.
3) Disminución del déficit del Estado. Con la transferencia y prestación de servicios por
parte de empresas con capital privado, los ingresos del Estado serán previsiblemente
mayores, en forma de impuestos. Las privatizaciones no suponen sólo un ingreso puntual
en el erario público como fruto de la venta. Efectivamente, las privatizaciones también
reducen el déficit público al quedar eliminados los déficits operativos.
4) Reducción de la deuda externa e interna. Es éste uno de los objetivos principales de las
privatizaciones. La existencia de beneficio en determinadas empresas públicas no es
argumento suficiente para situarlas al margen de los proyectos de privatización. Siempre
que el coste de la deuda pública sea superior a la tasa de rentabilidad que se obtiene de
las empresas públicas, una correcta privatización supondrá una mejora en términos de
financiación del sector público.
http://lanic.utexas.edu/project/sela/privatizacion/estudios/procesos6.htm
En Colombia, los cafeteros llevan 50 años de privatización con éxito y sin ruido, pues
sus comités construyen carreteras, redes eléctricas, acueductos, hospitales y
escuelas en cerca de 300 municipios. Pero la moda mundial de los 80 llegó, como
suele acaecernos, en forma más bien tardía:
En el sector industrial, desde 1989 está acelerando la venta de acciones del Estado
(Papelcol, las ensambladoras y alrededor de otras 25 inversiones del IFI, incluyendo
Monómeros y Cerromatoso)
En el sector financiero, solo falta reprivatizar el Banco del Estado y (talvez) privatizar
el Cafetero, el Popular y aun la Caja Agraria;
En materia de infraestructura, Ferrocarriles y Colpuertos fueron liquidadas para dar
paso a esquemas de subcontratación e inversión mixta (en cambio, de la Flota
Mercante y de Satena se ha hablado poco)
Una, la más fácil, consiste en que el Estado se deshaga de sus elefantes blancos.
Todos los países arrancan por aquí; y todo discurso privatizador apela al hecho
indignante de la ineficiencia y el abuso que entrañan esos elefantes, llámense
British Airways, Assurances Générales de France o Ferrocarriles Nacionales de
Colombia. La otra forma de privatización, la difícil, surge cuando un propósito
nacional nuevo exige redefinir los límites entre Estado y empresa privada.
Diapositivas
3 periodo
Izquierda y derecha son términos que aún siendo usados comúnmente como calificativos de
corrientes o ideologías políticas, son poco claros para la mayor parte de las personas. Colombia,
que partiendo desde sus comportamientos históricos electorales podría ser calificada como de
centro o centroderecha, en los últimos años muestra una leve tendencia hacia la izquierda,
mientras el gobierno de turno es cada vez más señalado como de derecha. Una mirada al
pensamiento político de los colombianos, las causas y las consecuencias.
Colombia es un país que tradicionalmente ha repartido sus amores por dos partidos políticos que
subsisten desde mediados del siglo XIX, que han controlado la política nacional y que lograron
polarizar al país en algunos momentos del siglo XX. La apertura democrática que se logró con la
Constitución de 1.991 puso fin a la hegemonía, abrió las puertas a nuevos partidos y modificó las
tendencias históricas de las elecciones presidenciales y legislativas.
El análisis que se presenta incluye una aproximación a los términos izquierda y derecha, una
contextualización de ellos en la historia nacional y un estudio electoral sobre las posiciones
políticas de los colombianos. Se estudian las elecciones presidenciales desde 1.898 hasta 2.002,
ubicando la posición ideológica de los partidos de turno y la tendencia histórica. Así mismo se
presenta un análisis de las elecciones para Cámara de Representantes que permite observar la
pérdida de vigencia de los partidos tradicionales y el abanico partidista que se ofrece hoy a los
colombianos, con la consecuente distorsión dentro del espectro político.
Una aproximación al pensamiento político de los colombianos desde las urnas, un poco de las
causas y consecuencias de una realidad histórica que merece mayor preocupación con miras a un
futuro inmediato y a una idea de país que debe generar debates ideológicos en medio de la
turbulencia de los vínculos de altos funcionarios con grupos al margen de la ley.
Izquierda y Derecha
Jacobinos y Girondinos pueden ser los orígenes de los términos izquierda y derecha,
respectivamente, según la posición que ocuparon en la Asamblea Francesa en los años de la
revolución. Los Jacobinos que se ubicaron a la izquierda del estrado y que representaban al
pueblo, enfrentados a los girondinos, terratenientes o aristócratas, que se ubicarían a la derecha;
darían inicio a una de las más conocidas diferenciaciones en términos políticos que se mantiene
vigente. La evolución de los calificativos podría seguirse dentro del marxismo alemán, con la
diferenciación entre la burguesía (que entraría a suplir el lugar de los girondinos) y el proletariado
(que ocuparía el lugar de los jacobinos). Los primeros como propietarios de los medios de
producción, y los segundos como poseedores únicamente de su fuerza de trabajo. Serían la
burguesía y el proletariado, o la derecha y la izquierda, el motor de muchos enfrentamientos
durante los procesos ocurridos en el siglo XX.
Finalizada la guerra, las tendencias extremas de la izquierda y la derecha fueron matizadas por los
sistemas democráticos, aunque se presentaron algunas claras excepciones como la revolución
china de 1.949 y la cubana de 1.959 con idearios comunistas, o las dictaduras latinoamericanas de
las décadas posteriores en gran parte de los países latinoamericanos que son categorizadas como
de derecha extrema. Sin embargo, en general, este tipo de posiciones ideológicas se mezclaron
dentro de los sistemas democráticos en forma de partidos, con idearios más cercanos a los
representados por jacobinos o por girondinos.
Colombia desde sus orígenes presentó una vida republicana orientada por la discusión entre
federalistas y centralistas. La constitución de 1.886 fue el punto de inflexión que determinó a
Colombia a su vida republicana luego de varios intentos por modificaciones del régimen que
resultaron en el enfrentamiento abierto entre los partidarios de cada tendencia, aunque dejando
claro el papel de los dos partidos que habrían de dominar la política nacional durante la mayor
parte del siglo XX: el Partido Liberal y el Partido Conservador.
Las influencias soviéticas empezarían a entrar en Colombia una vez consolidada la revolución
bolchevique, y sería en 1.927 cuando aparecería el Partido Comunista como materialización de las
ideologías propuestas por la URSS. Si bien las razones son poco claras, y pueden ser atribuidas
ya sea al régimen estatal o a la falta de partidarios, el partido no obtuvo victorias electorales que
buscaba, lo que significó no llegar a ser verdaderamente relevante dentro del espectro político
colombiano.
La extrema derecha en nuestro país pareció aparecer en apoyo al fascismo italiano y al nazismo
alemán desde algunas facciones del Partido Conservador, con una férrea oposición desde todos
los sectores políticos, incluyendo el mismo partido. Sería el Golpe de Estado -o de Opinión como le
llaman algunos-, el final del periodo en el que la discusión se dio en términos de derecha extrema
frente al resto del país. Empezaría un nuevo periodo en el que los partidos por dar fin a la
“dictadura blanda” pactarían un acuerdo sobre el intercambio por 16 años del todos los cargos
públicos equitativamente, en lo que habría de llamarse el Frente Nacional.
En esta división burocrática se dio una claro fenómeno de acaparación del aparto estatal que
terminó eliminando posibilidades para otras tendencias políticas diferentes a los partidos
tradicionales. Los rezagos de las guerrillas liberales que se enfrentaban al régimen anterior al
golpe militar, la influencia de la Revolución Cubana y la eliminación de espacios políticos,
terminarían por dar forma a las guerrillas colombianas, que desde la década de los 60 empezaron
a azolar el territorio. La cercanía ideológica con el marxismo y su proclama de defensa de los
menos favorecidos, harían que se calificaran como de extrema izquierda, o de la izquierda que
prefirió el camino de las armas que el de los votos, dejando el camino político libre de contrapesos
para los conservadores y liberales.
La repartición burocrática terminaría por desdibujar los idearios políticos de los partidos
tradicionales, mostrándose como un PRI mexicano en el que conjuntamente dominaron el aparato
estatal. Luego de los 16 años de gobierno conjunto, se demostró que los gobiernos posteriores no
pudieron terminar con la influencia del Frente Nacional en la política colombiana. El dominio de los
dos grandes monstruos políticos se mantuvo evidente durante los años posteriores, hasta la
proclamación de la Constitución de 1.991.
Con la nueva Carta Constitucional se abrió el espectro político a sectores diferentes a los partidos
políticos, y en particular a algunas guerrillas cuya desmovilización a finales de los 80’s sería el
punto de partida de la nueva Constitución. Aparecieron partidos con tendencias de izquierda,
respetando las normas democráticas y presentando oposición a los gobiernos oficialistas,
permitiendo no sólo nuevas ideas sobre la política sino la generalización de nuevas oportunidades
para aquellos que no compartían la visión tradicional en la historia colombiana .
Sin embargo, algunas guerrillas de izquierda radical se mantuvieron en pie de lucha frente al
régimen que empezaba a abrir espacios de participación legal dentro de la política. Y frente a ellas,
y desde algunos años atrás, se armaron grupos de autodefensas que serían proclamadas de
extrema derecha por sus orígenes y actuaciones. Si las guerrillas presentaron sus orígenes en
defensa de los menos favorecidos, las autodefensas o paramilitares como también se les
denominó, prestaban sus servicios a los hacendados y ganaderos que se veían atosigados por las
acciones de los guerrilleros. Empezó un enfrentamiento entre las guerrillas y las autodefensas que,
involucrando el negocio del narcotráfico, terminaría por desdibujarse ideológicamente
convirtiéndose en la mayor parte de los casos, en una lucha por territorio para el cultivo de
sustancias ilícitas, con acciones atroces de cada uno de los bandos.
La apertura del espectro político traería consigo otra consecuencia importante para la política
colombiana. No sólo se permitió el ingreso de nuevas formas ideológicas, sino que se causó una
multiplicidad de pequeñas fuerzas políticas que inundaron el mercado electoral y que acabarían
por debilitar a los partidos tradicionales. Los conservadores y liberales empezarían a postularse
desde otras agrupaciones que pudiesen traerles mejores beneficios políticos, dando fin a la unidad
de los partidos. Esta estrategia, iniciada con la Séptima papeleta antes de la Constituyente de
1.991, creó microempresas electorales donde la aparición de los sujetos sería más importante que
el color político que defendieran.
Los resultados de las votaciones son los mejores indicadores sobre la posición ideológica de los
colombianos a la largo de la historia. Las votaciones para presidente son las que más indicios
pueden dar al respecto por encontrarse datos desde los inicios de la República, situación que no
se presenta en cuanto a los mandatarios locales porque las votaciones para alcaldes y
gobernadores iniciaron hacia finales del siglo XX. El caso del Congreso será evaluado en un aparte
posterior. Los resultados totales de las votaciones, teniendo en cuenta únicamente los votos
realizados por personas, es decir que no se cuentan los votos no válidos o nulos, ni los votos en
blanco, son los que se presentan a continuación:
Hay que matizar esta línea de tendencia comparándola con el porcentaje de personas que para
cada periodo se abstuvo de votar. En el gráfico siguiente el porcentaje de votación se representa
por el color naranja, y el de abstención por el color azul.
Teniendo ya una idea sobre las votaciones totales realizadas para cada periodo presidencial, es
necesario observar el comportamiento de los electores con respecto a los partidos políticos, que
son finalmente las que habrían de permitirnos hacer un análisis sobre la posición izquierda-derecha
de los electores colombianos. Debe tenerse en cuenta que las votaciones presentadas a
continuación se dan sumando los votos por los candidatos de cada partido, en caso en que
hubiese más de uno.
Es necesario tener en cuenta que para algunos periodos presidenciales sólo se presentaron
candidatos de alguno de los partidos, por decisión propia del que habría de ser el partido
contendor. Partiendo desde esta situación, se presenta entonces una tendencia histórica del
comportamiento de los electores con respecto a sus partidos políticos, para realizar un mejor
análisis.
Teniendo las votaciones totales que lograron los partidos en las elecciones presidenciales, es
posible hacer una equiparación con el pensamiento político de los colombianos. Si bien los
resultados no son exactos porque no hacen distinciones entre los candidatos dentro de los partidos
mismos, es posible acercarnos partiendo de lo que diría una cartilla tradicional de pensamiento
político. Para lograrlo se hace una calificación en una escala de 1 a 10, donde 1 es izquierda y 10
es derecha, de cada uno de los partidos y se multiplica dicha calificación por el número de
votantes. La tabla que se presenta a continuación señala la posición izquierda-derecha de cada
uno de los partidos .
Sin lugar a dudas la calificación de los partidos en la escala izquierda-derecha puede ser debatida
ampliamente según la posición política de cada uno de los observadores, principalmente porque no
se ajustan exactamente con la situación política colombiana. Aún así, nos permiten observar la
tendencia, y para los efectos de este análisis dicha información es suficientemente útil.
Tomando como partida estos datos, constantes para todo el periodo objeto de estudio, se puede
observar el pensamiento político de los colombianos según sus decisiones en el momento de
depositar los votos en las urnas.
Como puede observarse las tendencias nos indican una ligera inclinación de los colombianos hacia
la izquierda del espectro, cercana a un punto de nuestra escala. Los puntos extremos aparecen en
los momentos de candidaturas de un solo partido, generalmente liberal o conservador. Para tener
una mejor visión al respecto, podría observarse la tendencia según algunos periodos particulares
en nuestra historia desde 1.898:
• La violencia (1.946-1.953)
Teniendo en cuenta estos periodos y promediando las tendencias para cada uno de ellos, es
posible observar la variación según cada una de las etapas históricas.
Sin embargo, matizando un poco estos dos periodos es evidente que la posición política de los
colombianos no ha variado mucho a lo largo del último siglo, y se ha mantenido muy cercana al
centro, aún más si se tiene en cuenta que el promedio histórico se ubica en 5.06.
Con esto podemos decir que más allá de los periodos dominados por alguno de los partidos
tradicionales, la situación política colombiana evidencia movilidad dentro del espectro político, y ni
aún dentro del periodo posterior a la Carta Constitucional de 1.991 donde el abanico de opciones
se amplió de manera dramática, podemos decir que los colombianos han dado muestras de
inclinarse significativamente hacia alguno de los extremos del espectro.
Si la calificación del aparte anterior sobre los partidos nos da una idea de lo poco clara que es la
tendencia política de los colombianos, la situación que se ha presentado luego de la Carta Magna
de 1.991 ha dejado en evidencia un desgaste significativo de los partidos dentro de la política
nacional. Los partidos tradicionales que dominaron a su antojo el siglo XIX y buena parte del siglo
XX, hoy se enfrentan con nuevas agrupaciones que los han llevado a perder parte de su influencia
a nivel nacional. Este particular desarrollo de la democracia en los últimos años del siglo XX nos
lleva a intuir un definitivo descalabro de la tendencia política de los colombianos.
Aquellos partidos tradicionales que lograron mezclarse dentro del imaginario del país, que se
enfrentaron por el poder a sangre y fuego, y que terminaron acomodándose a una repartición
burocrática para terminar con el conflicto que ellos mismos habían causado, al menos permitían
caracterizar a la población colombiana por un color o un pañuelo en particular. Esta definición
quedó desdibujada cuando los colombianos encontraron nuevas opciones, cuando la Constitución
abrió el espectro político, cuando el desgaste del Frente Nacional se hizo evidente luego de los
procesos de paz y se buscaban fuentes de renovación política.
Esa apertura es evidente en las elecciones legislativas, donde los partidos por norma constitucional
deben lograr representación para mantener la personería jurídica. Esta singularidad permite que
los partidos políticos ocupen su atención en las elecciones legislativas, dejando los comicios para
Presidente en un lugar diferente. Cabe mencionar que los dos últimos presidentes del país fueron
elegidos por movimientos propios, formados con coaliciones de diferentes partidos.
Los resultados hasta 1.990 nos muestran un claro dominio de los partidos políticos tradicionales de
las mayorías de la Cámara de Representantes, con apenas pequeñas participaciones de diferentes
partidos, generalmente ocasionados por momentos coyunturales que marcaron a cierta parte de
los votantes.
Como puede observarse la participación de otros partidos diferentes a los partidos Liberal y
Conservador, empieza a manifestarse con el último gobierno del Frente Nacional,
fundamentalmente gracias a la participación de la Anapo en los comicios. Sin embargo es evidente
que el número de votos nos deja algunos vacíos que pueden observarse desde los porcentajes.
Los resultados nos permiten observar que hasta 1.990 los partidos tradicionales ocupaban casi la
totalidad de la Cámara de Representantes del Congreso de la República. El periodo comprendido
entre 1.951 y 1.953, que se ajusta con el inmediatamente anterior al golpe de estado propinado por
el General Gustavo Rojas Pinilla, es particular por el boicot patrocinado por el Partido Liberal en el
que ninguno de sus candidatos estuvo postulado a llegar a la cámara baja del Congreso. Este
periodo registra la mayor tasa de abstención en la historia de la Cámara de Representantes con
valores de 68.66% para 1.951 y 67.60% para 1.953.
Hasta 1.974 la Cámara de Representantes no tuvo ningún miembro que no se encontrara en las
filas de alguno de los partidos políticos tradicionales. Las curules se encontraban repartidas entre
el Partido Liberal y el Partido Conservador, la apertura democrática era casi nula. Desde entonces
se ha venido presentando un mayor número de Partidos que han logrado escaños en la
corporación, llegando hasta el complicado panorama que se presenta en la actualidad.
Para 2.006, luego de la Reforma política de 2.003 que buscaba fortalecer los partidos políticos, los
resultados fueron los siguientes:
Si bien es evidente que hay una disminución en la cantidad de Partidos o Movimientos que
lograron alcanzar curules para la Cámara de Representantes entre 2.002 y 2.006, la apertura
democrática iniciada con la Constitución sin lugar a dudas llevó a los colombianos a repartir sus
afectos ya fuese por momentos coyunturales o por Partidos o Movimientos que se ajustaran más a
sus inclinaciones.
Esta situación nos lleva a replantearnos la nueva distribución de los votantes dentro del espectro
izquierda – derecha. Si antes de la constitución estábamos cerrados entre los liberales y los
conservadores, hoy estamos expuestos a numerosas agrupaciones que no necesariamente se
definen dentro del espectro, distorsionando la posible visión que tienen los colombianos sobre su
posición política. Es más, una calificación de todas las agrupaciones que lograron alcanzar alguna
curul en los dos periodos mencionado, sería casi imposible, si tenemos en cuenta que luego de las
elecciones de 2.006, muchas de ellas perdieron su Personería Jurídica, y algunos de sus
miembros se encuentran en las filas de otro partido o movimiento.
Sin lugar a dudas la Constitución de 1.991 genero un cambio dentro de la política colombiana. La
multiplicidad de partidos, la dispersión de las listas y las elecciones desde 1.998 donde ninguno de
los elegidos representaba a alguno de los partidos tradicionales, nos dan cuenta de los cambios
que verán las futuras generaciones sobre la política.
La tendencia de los últimos años nos dice que para las elecciones presidenciales de 2.010
tendremos más de 14 millones de votos y siguiendo la línea planteada por las últimas elecciones -y
las votaciones para cada partido-, no hará parte de las listas de los partidos tradicionales.
La tendencia política nos mantiene dentro de los mismos márgenes que históricamente se han
mantenido, aunque se mantiene un leve movimiento hacia la izquierda del espectro.
Los datos nos dicen que el promedio para 2.010 será de 4.68, frente al 4.75 de 2.006. Esto
significa un repunte de los partidos que se encuentran en la izquierda del espectro, mientras que
los votos que se habrían de ubicar en la centro derecha o derecha, posiblemente se queden en la
misma proporción.
La realidad de los partidos tradicionales será definida por las decisiones que tomen con miras al
proceso electoral de 2.010. La presentación de candidatos propios con posibilidades reales de
llegar al poder podrían modificar el panorama electoral, pero las diferencias internas
probablemente trasciendan hasta los electores en el momento de tomar una decisión.