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El celador en quirófano

ÍNDICE

ÍNDICE.

TEMA 1: BLOQUE QUIRÚRGICO


1. Introducción

2. Diseño del área quirúrgica

TEMA 2: ASEPSIA: CONCEPTOS BÁSICOS


1. Introducción

2. Definiciones previas al tema

3. Principios generales de asepsia

TEMA 3: RIESGOS LABORALES EN EL QUIRÓFANO


1. Introducción       

2. Riesgos laborales

TEMA 4: EL PERSONAL DEL BLOQUE QUIRÚRGICO


1. Introducción

2. El equipo quirúrgico

3. Tareas del personal del equipo estéril

4. Tareas del personal del equipo no estéril 

TEMA 5: PREPARACIÓN PREOPERATORIA


1. Introducción

2. Valoración del paciente quirúrgico

3. Protocolos prequirúrgicos

4. Documentación necesaria

5. El consentimiento informado

6. Atención psicológica a la familia


TEMA 6: POSICIONES DEL PACIENTE EN LA MESA QUIRÚRGICA: EL
INTRAOPERATORIO
1. Introducción

2. Recomendaciones prácticas y medidas de seguridad

3. La mesa quirúrgica o de operaciones

4. Aparataje utilizado en intervenciones quirúrgicas

5. Complementeos para la colocación del paciente

6. Colocación del paciente quirúrgico en la mesa de operaciones

7. La anestesia: Conceptos básicos

8. Operaciones quirúrgicas más frecuentes

9. Pruebas de antes, durante y después de la intervención

TEMA 7: EL POSTOPERATORIO INMEDIATO


1. Introducción

2. Valoración durante el postoperatorio inmediato

TEMA 8: LA COMUNICACIÓN DEL CELADOR CON EL PACIENTE QUIRÚRGICO


1. Introducción

2. Elementos de la comunicación

3. Tipos de comunicaciones

4. Factores que facilitan la comunicación con el paciente y su familia

5. Factores que dificultan la comunicación con el paciente y su familia

6. Relación de ayuda del celador al paciente y su familia


OBJETIVOS

Objetivos generales de la actividad

Que el alumno a la finalización del curso haya actualizado e incrementado los conocimientos básicos e imprescindibles
sobre las funciones del celador en el entorno del área quirúrgica a los efectos de mejorar sus habilidades y actitudes.

Objetivos específicos de la actividad.

Que adquiera un mayor conocimiento sobre los movimientos y traslados de los pacientes.

Que conozca la importancia de una correcta colocación del paciente en la cama quirúrgica.

Recordarle la importancia de su función enumerado sus actividades, haciendo especial énfasis en el


trabajo en colaboración con el equipo del que forma parte.

Que conozca y diferencie las labores del personal que se encuentra a su alrededor.

Que reconozca los conceptos de asepsia y la importancia de su aplicación en dicho ámbito.

Funciones del celador en el pre y post-quirúrgico


TEMA 1 - BLOQUE QUIRÚRGICO

1. EL BLOQUE QUIRÚRGICO

Denominamos bloque quirúrgico al conjunto estructural y funcional del hospital diseñado para la asistencia al paciente
quirúrgico; por tanto, el bloque quirúrgico no es sinónimo de quirófano, si no que es el conjunto de una o más salas de
quirófano (área quirúrgica) e instalaciones adjuntas, que son, entre otras, la sala de lavado, la sala de esterilización
(servicio adscrito a quirófano) y el área de reanimación o sala de despertar (servicio adscrito a quirófano)

1.INTRODUCCIÓN:

En condiciones normales, el departamento quirúrgico deberemos encontrarlo ubicado en una zona muy accesible desde
cualquier punto del hospital, y físicamente suele estar lo más cerca posible de servicios hospitalarios clave, como
pueden ser un servicio de urgencias o un servicio de UCI (aunque éste posea un quirofanillo propio). Es decir, ha de estar
lo más a mano posible de aquellas zonas susceptibles de tratar pacientes quirúrgicos.

El tamaño del hospital determinará, como es lógico, su ubicación; es prácticamente imposible que la zona quirúrgica se
encuentre próxima a todos los puntos del hospital, pero esto es algo que se puede paliar si los accesos a dicha zona son
rápidos y asequibles. Su ubicación dependerá sobre todo de que se pueda controlar la luz artificial de modo que no entre
en el quirófano, y del nivel de ruidos que provoque el piso inmediatamente superior al del área quirúrgica. Es importante
que tenga una zona que determine el fin del área de hospitalización y el inicio del área de quirófanos, para con ello evitar
que personal no vinculado a este servicio penetre en las instalaciones. 

El número de quirófanos que requerirá cada hospital va a  depender ante todo de una serie de premisas, como son:

Cargas de trabajo (número de operaciones) que se prevé y duración de las intervenciones (dependerá
del tipo de pacientes que van a ser usuarios de dichos quirófanos).

Población proporcional que tenga como referencia el hospital donde se ubica el servicio de quirófano.

Estudios realizados sobre la población de referencia y sus necesidades quirúrgicas.

Tipos de especialidades que estén sitas en el hospital, teniendo en cuenta sus necesidades de utilización
del quirófano.

Trabajo quirúrgico previsto, según estudios realizados de años anteriores.

2. DISEÑO DEL ÁREA QUIRÚRGICA:

Uno de los principios fundamentales que tiene que presentar un quirófano es un control del ambiente para prevenir
infecciones de la herida quirúrgica, por lo que es lógico que esta cuestión repercuta en el diseño del área quirúrgica, en
donde se tratará de diferenciar  claramente las áreas sépticas o contaminadas de las áreas asépticas o estériles. Para ello
hemos de conseguir una eliminación de la contaminación existente fuera de la sala mediante el trazado de sistemas de
paso adecuado dentro de esta área, y con la antes mencionada separación de zona séptica de la zona aséptica.

En cuanto al espacio que ha de ocupar esta área quirúrgica, es importante definir una buena distribución del mismo, de
forma que permita un desarrollo eficaz del trabajo al personal adscrito o perteneciente a este servicio. Del mismo modo,
la sala de operaciones ha de tener el suficiente tamaño que permita efectuar una actuación adecuada en la operación,
pero de tal manera que se consiga que sean mínimos los movimientos del personal, pacientes y material quirúrgico. 
El área quirúrgica (conjunto de varios quirófanos juntos) se divide en tres zonas:

Zona sin limitaciones o de intercambio o zona sucia: 

Se permite en ella la ropa de calle. Esta zona está aislada por puertas del pasillo principal del hospital y por
otras de la entrada a la zona de quirófanos, con lo cual la ropa de la calle o las ropas del personal de otro
servicio hospitalario no ocasionan foco de infección, al no ser ésta una zona aséptica.

Zona semilimitada: 

Se requiere el uso de uniforme quirúrgico en su interior; es la zona donde se encuentran los pasillos de
acceso al quirófano y ciertas zonas de apoyo al quirófano. 

Aquí las únicas camillas que pueden pasar son las propias del servicio, no aquéllas en las que el paciente ha
llegado hasta el quirófano, pues en los diferentes elementos de esa camilla (sobre todo, las ruedas) pueden
llegar microorganismos que contaminen el área de quirófanos. 

Si el paso con una cama o camilla ajena al servicio es imprescindible, deberemos limpiar las ruedas con el
conveniente antiséptico para minimizar el riesgo de contaminación.

Zona limitada: 

En ella ha de llevarse puesta la mascarilla, además de la ropa de quirófano, pues es en esta zona donde se
llevará a cabo el procedimiento estéril,  y por tanto deberemos preservar al máximo su asepsia.
2.1. ZONAS DE INTERCAMBIO (ZONA SUCIA):

Recibe este nombre el punto en que pacientes y personal de quirófano entran en la zona semilimitada. Es un punto
necesario para evitar el paso de gérmenes procedentes del exterior hacia la esterilidad del quirófano, por eso decimos
que es una zona de intercambio. Dependiendo quién las utilice, diferenciaremos dos áreas:

2.1.1. VESTUARIOS Y ZONA DE PERSONAL:

Para el personal adscrito al servicio de quirófano, debe de estar disponible un vestuario en el cual cambiar la ropa
de calle por ropa adecuada para la realización de su trabajo. Serán unos habitáculos, diferenciados según sexo, en
los que tiene que haber unas taquillas para guardar la ropa, y que ha de tener a mano el almacén de las ropas
quirúrgicas, además de un cubo para el desecho del pijama utilizado una vez que haya acabado la jornada laboral,
con el fin de que sea convenientemente desinfectado en el servicio de lavandería.

Además, también en esta área dentro de la zona de intercambio, ha de haber para el personal unos aseos y una sala
de descanso, con teléfono y mesa central para toma de notas, que normalmente estarán ubicados al lado de los
vestuarios. Esta sala ha de tener un color agradable, de forma que contribuya a conseguir el clima de una
atmósfera tranquila.

2.1.2. ZONA DE ESPERA PREOPERATORIA:

Para el paciente ha de estar disponible un cuarto o área específica, designados para que, si debe esperar a entrar
en el quirófano, quede protegido de ruidos o imágenes desagradables, como puede ser el paso de un paciente
recién operado, que contribuirán a aumentar su ansiedad antes de entrar en el quirófano.
El corredor externo del quirófano es la zona menos deseable para que el paciente espere su entrada a quirófano,
pues probablemente le ocasionaremos un estrés adicional a la misma ansiedad que provoca el hecho de la cirugía
de por sí, y esto es algo que puede influir en el desarrollo de la intervención quirúrgica e incluso en la propia
sensibilidad del paciente hacia la medicación anestésica. 

Por tanto, esta zona debe permitir la intimidad, por lo que será preferible un habitáculo individual a una habitación
de varias camas separadas por cortinas. Esta zona de espera operatoria servirá para realizar las últimas
intervenciones preoperatorias sobre el paciente, como puede ser un rasurado de la piel de la zona a intervenir (si
no se ha realizado en planta, o si el paciente viene de su casa directamente para ser intervenido), la inserción de
sondas urinarias, de catéteres intravenosos o de sondas gástricas, actuaciones en las cuales el celador deberá
colaborar asistiendo en todas aquellas funciones que le son propias.

2.1.3. CONTROL CENTRAL DE ENTRADA:

En este punto de control se observa el tránsito de quirófano, tanto hacia el interior como hacia el exterior. Estará
en la zona sin limitaciones o en la zona semilimitada, de modo que su personal sirva de nexo de unión entre los
trabajadores del interior del servicio quirúrgico y los familiares del paciente, que se hallan en el exterior del área
quirúrgica. 

La comunicación entre el equipo quirúrgico y la familia del paciente que están interviniendo es algo
imprescindible, pues muchas veces es preciso consultar, informar o pedir autorizaciones a los individuos del
exterior según cómo vayan avanzando los acontecimientos del interior del quirófano.

Este control se encargará, entre otras muchas cosas, del registro y análisis estadístico de los datos del bloque
quirúrgico, de la planificación de los horarios de pacientes y personal, del manejo y control de materiales y de la
consulta de los datos del paciente, entre otras muchas funciones. Con todo ello consigue integrar al servicio de
quirófano de una manera plena con el resto de las instalaciones.

2.1.4. ALMACÉN DE INSTRUMENTOS Y EQUIPOS:

Son habitaciones ligeramente separadas del quirófano, cerca del cuarto de esterilización, y en ellas deberán
guardarse aquellos objetos contaminados que están en espera de su esterilización, para que así no contaminen el
ambiente quirúrgico; también en este tipo de almacenes se pueden  guardar ciertos accesorios de la mesa
quirúrgica, como los propios de la mesa ortopédica, pues en su utilización serán tapados por el campo estéril.

2.2. ZONAS EXTERNAS DE APOYO (ZONAS SEMILIMITADA Y LIMITADA)

2.2.1. PROCESAMIENTO MATERIAL: 

1. Cuarto de utilería:

El cuarto de utilería es aquel al que se han de enviar el instrumental utilizado en el quirófano para su limpieza y
posterior esterilización. Consta de una lavadora-esterilizadora, lavabos y todo el equipo necesario para la limpieza
del material. 

La lavadora-esterilizadora suele tener una doble comunicación, con el cuarto de utilería y con el cuarto de
esterilización, eliminando con ello la necesidad de manipulación de los instrumentos y consiguiendo una mayor
esterilidad del cuarto de esterilización. 
Normalmente, los equipos de instrumental básico para una operación normal ya son lavados y colocados de un
modo conjunto para su esterilización. De modo posterior, y según el protocolo a seguir por el quirófano, se
añadirán a estas cajas para su esterilización los instrumentos específicos para cada tipo de intervención concreta.

Según el hospital, este cuarto recibirá sólo el material procedente del quirófano o se encargará de la esterilización
del material de todo el hospital (es lo más común que suceda).

2. Cuarto de esterilización: 

Es el área de trabajo general en esterilización, por lo que debe localizarse en el punto más central del
departamento, para conseguir que en ella la contaminación sea mínima. Suele dividirse en dos áreas:

a)  Área de preparación del material para su esterilización, en donde los equipos con instrumentos, juegos de
bandejas, recipientes, etc, se envuelven para su esterilización, y en donde se almacenan una serie de objetos
en espera de ser esterilizados. 

b)  Área aséptica, en donde se encuentran los esterilizadores, que al igual que la lavadora-esterilizadora del
cuarto de utillería, son de doble puerta, comunicando así con otra sala, la de almacenamiento del material
estéril.

Gracias a la división del cuarto de esterilización en estas dos áreas,  conseguimos no mezclar el material
esterilizado con aquel que espera para su esterilización, consiguiendo así que el riesgo de contaminación de
aquel material que ya está esterilizado sea lo menor posible.

2.2.2. ALMACENAMIENTO DEL MATERIAL:

1. Almacén de material esterilizado: 

Son cuartos, espacios o estanterías cuyo uso es almacenar ropa, gasas, guantes y otra serie de objetos ya estériles,
listos para ser usados. Se colocan de tal modo que aquellos paquetes esterilizados con anterioridad en el tiempo se
usan en primer lugar.
Esta norma es importante, puesto que la esterilidad de un material depende del tiempo en que se tarde usar; es
decir, todo material esterilizado tiene una fecha de caducidad, a partir de la cual pierde su esterilización y no se
aconseja su uso, pues corre el riesgo de estar contaminado, y es preferible someterlo a un nuevo proceso de
esterilización. 

Las estanterías en las cuales colocaremos los paquetes esterilizados estarán separadas de la pared, para así poder
colocar los paquetes por un lado y retirarlos por el lado opuesto, facilitando la norma comentada en el párrafo
anterior.

2. Almacén general:

Se encarga de guardar aquel material que no se va a utilizar en un primer momento en quirófano, incluido material
portátil que podría llegar a ser necesario en una intervención quirúrgica.

2.2.3. QUIRÓFANO:

1. Tamaño:

El tamaño de un quirófano varía según el uso que se vaya a hacer del mismo. Se recomienda que la gran mayoría
sea del mismo tamaño, para así poder practicar de un modo indistinto operaciones concretas y de urgencia en
cualquiera de ellos. 

El tamaño adecuado de un quirófano es de 35 m2, aunque aquellos quirófanos que son usados para operaciones
complejas pueden tener un tamaño mayor, siendo la única condición que no rebasen los 60 m2, puesto que a partir
de este tamaño el quirófano pierde eficacia y es más propenso a la contaminación.

2. Suelo:

La principal característica que debe cumplir el suelo en un quirófano es que sea lo suficientemente conductor
como para poder absorber la electricidad estática del equipo usado en la cirugía y del personal que la realiza.

La superficie ha de conseguir una conductividad moderada entre personal y objetos de quirófano que están en
contacto con él. Además, la superficie no ha de ser porosa, sino lo suficientemente dura como para poder limpiarlo
por la técnica de humectación y aspiración.

3. Puertas:  

Según las características del quirófano se elegirán un tipo u otro de puertas. Las puertas batientes logramos que el
aire salga en vez de entrar cargado de microorganismos que contaminarían el ambiente. Por el contrario, las
puertas correderas evitan corrientes de aire.

4. Paredes y techo:

El material del que deben de estar hechos paredes y techos ha de cumplir una serie de características,
fundamentales para el buen funcionamiento del quirófano; han de ser resistentes al fuego, no deben absorber
ningún tipo de sustancias (impermeables), por lo que en ellos no han de aparecer manchas, y también han de ser de
fácil limpieza y no agrietables (si existen grietas, será una puerta de entrada de microorganismos del exterior del
quirófano muy importante). 

Aparte de todo esto, su color debe ser opaco; los brillos son incómodos para trabajar en el interior del quirófano.
Por supuesto, también ha de constar de un sistema contra ruidos, es decir, un aislante acústico.

La característica fundamental de las paredes es que sean de fácil limpieza (ello contribuye a la asepsia del
quirófano) y que puedan conservarse un período de tiempo prudencial en buen estado, sin grietas. Si se forma una
grieta en la pared de un quirófano, ésta ha de ser rápidamente cerrada mediante su sellado. Generalmente, las
paredes del quirófano serán de poliéster o plástico pintado. 
Paredes y techo suelen usarse como soporte para colocar una serie de aparatos que se utilizan en el quirófano
durante la operación, a fin de lograr una mejor utilización del espacio. Algunos de estos objetos son:

Lámpara de iluminación de la incisión, manejable por el cirujano

Tubo de anestesia

Tubo de rayos X

Monitor electrónico

Tubos y ganchos portasueros

Microscopio de operaciones

Está totalmente prohibido el uso de rieles en quirófano, pues sobre ellos puede acumularse el polvo, y con él,
microorganismos, que caerían sobre el campo quirúrgico cada vez que se efectuase un movimiento a través de
dichos rieles, que caerían sobre el campo quirúrgico. Por tanto, los objetos a colocar en paredes y techo serán
empotrados en ellos, evitando así una acumulación de partículas indeseables y su esparcimiento por el quirófano.

5. Iluminación: 

Diferenciamos una iluminación general, que provendrá de las luces del techo, de la iluminación del campo
quirúrgico. 

La iluminación general del techo constará de unas lámparas con plafón empotradas en el techo, de modo que no
puedan acumular polvo. Esta luz, además, debe distribuirse de manera uniforme por todo el quirófano, y ha de
tener un color tal que se pueda diferenciar la coloración de la piel del paciente, es decir, que sea lo más similar
posible a la luz natural.
La iluminación del campo quirúrgico correrá a cargo de una lámpara empotrada en el techo y manejable por el
cirujano, que puede variar tanto su posición como su calidad y reflejo, según el tipo de tejido en donde se realice la
intervención, puesto que los tejidos blancos y brillantes precisan menos luz que los tejidos oscuros. 

En general, la luz ha de ser de una calidad tal que permita fácilmente reconocer anormalidades en los tejidos del
paciente. Por tanto, ha de someterse a una serie de normas:

Ha de iluminar de un modo intenso la zona de incisión, sin producir reflejos. 

La luz ha de poder regularse por medio de un control de intensidad.

No ha de producir sombras.

Su tono será similar al de la luz diurna.

Será ajustable a cualquier postura, aunque ha de respetar una distancia de metro y

medio con respecto al suelo,sobre todo si se trabaja con gases inflamables.

Las fuentes de luz han de moverse lo mínimo posible, para así evitar la caída de polvo
sobre el campo quirúrgico.

El calor que ha de producir esta luz es mínimo,para evitar lesionar los tejidos del
paciente al que se está dirigiendo, y reducir al mínimo los gérmenes que podrían viajar
por el aire. Además, el personal podrá trabajar más cómodamente

Como todo el quirófano, ha de ser muy sencilla y fácil su limpieza.

Ha de cumplir todo aquel reglamento referente a seguridad eléctrica y gases


anestésicos.

Puede ser que se precise una luz auxiliar para un apartado del quirófano, pero sólo será usada en puntos
secundarios a la operación. Además, se recomienda tener un circuito de luces independiente del general (un
equipo de iluminación de urgencia), por si en alguna ocasión falla la instalación general.
Hay ocasiones que los cirujanos prefieren que sólo se ilumine la mesa de operaciones, y que no se utilice la
iluminación general, sobre todo cuando se practica alguna técnica que precise una visión por televisor
(endoscopia). A pesar de ello, enfermero circulante y el anestesista han de tener la iluminación suficiente para
poder observar la coloración de la piel del paciente y su estado físico, y así tener una orientación sobre cómo están
repercutiendo los gases anestésicos y las maniobras quirúrgicas sobre el paciente. Lo ideal es la luz cialítica, que es
aquella que tiene una intensidad ideal para no producir sombras ni calor

6. Sistema de electricidad, de llegada y de salida de gases anestésicos al quirófano:

Oxígeno, vacío, aire comprimido y óxido nitroso llegarán al quirófano, como al resto de las plantas, por un sistema
de tubería central, y su salida la tendrán en la pared del quirófano. Ha de tener un sistema que permita el control
del suministro de estos gases en el pasillo, a fin de poder interrumpir el mismo en caso de problemas en alguno de
ellos.

Hemos de tener en cuenta que estos gases son más pesados que el aire, por lo que en una fuga se asentarán a nivel
del suelo, desplazando al aire. Por esta razón, todos aquellos enchufes y aparataje que deban estar a menos de 1,5
metros del suelo ha de cumplir de un modo estricto todos los requisitos exigidos para ser a prueba de explosiones. 
Será necesaria la existencia de tomas de electricidad múltiple, con circuitos separados, para con ello reducir la
posibilidad de que se fundan fusibles o falle un circuito, interrumpiendo la corriente eléctrica, en un momento
crítico; también conviene saber que el quirófano cuenta con una fuente de energía propia, con lo que no
repercutirá en él un fallo en el sistema general.

El personal que trabaje en un quirófano ha de tener claro los peligros que puede ocasionar la electricidad en un
sitio donde se puede estar trabajando con agentes inflamables, pues la mínima chispa puede provocar un incendio.
Además, el equipo suele estar conectado a la electricidad, por lo que una mal función en el mismo puede provocar
un cortocircuito o la electrocución del personal que ha de manipularlo; esto último se evitará usando solamente
aquellos aparatos diseñados exclusivamente para su uso en quirófano, comprobando que cualquier equipo portátil
que tenga que ser usado está  en perfectas condiciones y tiene una adecuada toma de tierra, y como es lógico,
retirando inmediatamente para su revisión cualquier aparato que presente el mínimo fallo.

Por tanto, hay peligro de incendio, explosión y descarga eléctrica en la sala de operaciones, aunque existen pocos
anestésicos inflamables en la actualidad. Son dignas de mención cinco circunstancias en las que deben adoptarse
una serie de medidas para evitar los peligros antes nombrados:

a) Fármacos, gases anestésicos y aparataje de quirófano: 

Todo anestésico es potencialmente peligroso, aunque los utilizados actualmente no suelen ser inflamables.
Cuando tenga que ser usado un equipo eléctrico en quirófano, ha de ser revisado previamente a fin de poder
afirmar que está en condiciones adecuadas para su uso. 

Deberá mantenerse una distancia prudencial amplia entre equipo de anestesia y aparatos eléctricos, y para
mayor seguridad, nadie del quirófano tocará el equipo de anestesia, por el riesgo de transmitir la electricidad
estática presente en el suelo del quirófano.

b) Preparación del quirófano: 

El quirófano tendrá dos puertas, y todo dentro de él deberá ser conductor de electricidad para evitar
accidentes. Como hemos comentado antes, los enchufes deberán ser a prueba de explosiones, con varias
tomas de tierra, y si es posible, se colocarán a más de metro y medio del suelo; sólo se colocarán por debajo
de esta medida aquellos cuyas exigencias técnicas lo exijan, y deberán ser a prueba de explosiones. 

La humedad interna del quirófano será de más del 50%, y lógicamente, no se permitirá fumar en esta área
(además del riesgo obvio que es el fuego del cigarrillo en una zona potencialmente inflamable, por la
cantidad de microorganismos que pueden entrar en el quirófano). Se mantendrá una temperatura alrededor
de los 21 grados.
Deberemos ser muy cuidadosos con el material antiséptico a utilizar para la limpieza del quirófano, puesto
que no ha de ser inflamable. 

Deberemos ser muy cuidadosos con el material antiséptico a utilizar para la limpieza del quirófano, puesto
que no ha de ser inflamable. Por esta misma razón, no deberán usarse plásticos en la sala de operaciones.

c) Ropas : 

Dentro de un quirófano no se deben usar tejidos como lana y nailon (y demás fibras sintéticas), pues es muy
fácil que generen electricidad estática, por lo que la ropa a usar dentro de un quirófano ha de ser de algodón.
Del mismo modo, los zuecos serán conductores, o se usará una cubierta para el zapato para que así lo sea.
Otra fuente de electricidad estática es el pelo, por lo que el gorro, además de su utilidad para evitar la
contaminación de la sala por las sustancias que vienen impregnadas en el pelo, sirve para evitar la
transmisión de electricidad.

d) Equipo eléctrico: 

Todos los aparatos eléctricos deben de estar apagados antes de ser conectados a la red eléctrica, y todos los
aparatos defectuosos deben ser retirados de la sala para su reparación y para evitar su uso en dicho estado.

e) Incendio: 

Todo el personal ha de conocer una serie de normas básicas sobre la actuación que tiene prevista el hospital
en caso de incendio, y los procedimientos concretos a realizar en la zona de quirófanos. Para ello, el personal
se familiarizará con el uso de los extintores, sabrá su colocación y además, conocerá el lugar donde se ubica
la alarma contra incendios. 

El factor más importante en presencia de incendio o explosión es la celeridad; cuanto más rápido se actúe,
menos grave será el incendio.

Vistas todas estas circunstancias que pueden ocasionar un peligro en el quirófano, hemos de recordar que la
medida de seguridad más importante contra todos los riesgos existentes en un quirófano es la formación e
información del personal. Todos han de conocer el peligro potencial que presenta el material que están
utilizando, para así poder realizar un manejo correcto de los mismos y evitar en la medida de lo posible que
tenga lugar una situación de peligro.

7. Aparataje existente dentro del quirófano:

Dentro del quirófano solemos encontrar una serie de equipos, objetos y mobiliario cuyo uso es accesorio a la
operación, y no por ello son menos importantes o útiles. 

El celador no va a trabajar directamente con ninguno de estos aparatos, pues eso es función de enfermera
circulante y miembros del equipo estéril, pero sí que debe conocer cuál es la función de cada uno de ellos, es decir,
debe saber para qué se utilizan, porque dependiendo del quirófano que le sea asignado tiene que conocer y prever
cuáles de estos equipos serán necesarios durante el transcurso de la intervención, para así tenerlos ya dentro del
quirófano, puesto que una de sus funciones es la de transporte de objetos. 

Dentro del bloque quirúrgico, son los aparatos y equipos más comunes, y por tanto, que más se utilizan:

a) Cronógrafo: 

También llamado cronómetro, es esencial como señal de aviso a fin de indicar cuánto tiempo ha pasado en
aquellas intervenciones en las que se juega con el tiempo, como pueden ser operaciones donde se hace una
oclusión total de una arteria, cuando se llevan a cabo procesos de perfusión, en la realización de torniquetes
y en la realización de maniobras de resucitación cardiopulmonar por paro cardíaco, a fin de saber con
exactitud cuándo tiempo se ha invertido en la realización de la actuación concreta.

b) Equipo de Apoyo y Mobiliario: 


Han de cumplir una característica especial, como es que sean metálicos o de algún material conductor (ya
hemos comentado anteriormente la causa de esta necesidad de que todo aparato en quirófano sea
conductor), de superficie lisa, no oxidable, que aguante en el tiempo y que sea fácil de limpiar. Dentro de este
grupo encontraremos lo siguiente:

- MESA DE  OPERACIONES O MESA QUIRÚRGICA: 

Situada en el centro de quirófano, es el lugar donde se colocará el paciente para ser operado. Es una
camilla especial provista de dispositivos que permiten modificar la altura de la misma y le confieren
una movilidad amplia; consta además de accesorios para poder colocar al paciente en la posición más
apropiada, y que serán usados según el tipo de operación que se realice (abrazaderas, alzapiés...).

El colchón suele estar cubierto de caucho conductor, por lo que es imprescindible que cuente con una
buena toma de tierra, y además toda ella es impermeable y de fácil limpieza.

- MESA DE MAYO: 

Mesa auxiliar en la que trabajará la enfermera instrumentista una vez que se haya colocado las ropas
estériles. Se situará a la altura correspondiente del campo quirúrgico de la operación, encima del
paciente pero sin tocarlo, normalmente en sentido transversal, y sirve para tener a mano una serie de
instrumental que va a ser   el más usado por el cirujano a lo largo de la intervención, como bisturís,
sedas, gasas,...

- MESA O MESAS DE INSTRUMENTAL: 

Es otra mesa auxiliar junto con la mesa de Mayo, pero en ellas la enfermera instrumentista colocará
todos los instrumentos que porta la caja estéril de instrumental destinada a una intervención
quirúrgica concreta. 
En operaciones complejas, se pueden tener hasta 4 mesas para portar todo el instrumental (esto es
más común en las operaciones de traumatología).

- MESAS PEQUEÑAS ACCESORIAS: 

Separadas del campo quirúrgico, están destinadas para batas y guantes estériles, gafas protectoras,
toallas estériles para que se seque el equipo estéril  tras el lavado de manos estéril y demás efectos que
se consideren necesarios. 

Pueden tener dos baldas: una superior para colocar aquellos objetos que se precisa tener más a mano
(batas), y otra inferior donde se colocarán cajas de material, sedas, antiséptico, sueros de lavado,...

- APARATAJE DE ANESTESIA: 

El anestesista tiene una zona a la cabecera de la mesa de operaciones en donde se encuentra todo su
equipo (respirador, pulsioxímetro, monitores, esfingomanómetro,...) y la medicación a utilizar durante
la operación. Por supuesto, todo el equipo de anestesia será también de un material conductor, no
oxidable y fácil de limpiar.
En esta zona, además encontraremos las mesas de anestesia:

Una mesa con cajones donde encontraremos diverso material utilizado habitualmente por el
anestesista: catéteres, agujas, tapones de  suero,llaves de tres vías, suero de diversos tipos
jeringas, equipos de suero,...

Una mesa auxiliar que se coloca a la altura de la cabeza del paciente, donde encontraremos
los tubos endotraqueales, laringoscopio, electrodos, filtros anestésicos, lubricantes varios,
batea con medicación específica ya cargada y lista para poner y un contenedor de material
punzante, entre otros muchos. Básicamente, en esta mesa encontraremos el material
necesario para realizar una intubación endotraqueal y los medicamentos que serán
necesarios para una actuación de urgencia.

- ARCO O PANTALLA DE ANESTESIA: 

Este armazón sirve para separar el campo quirúrgico de la zona correspondiente al aparataje de
anestesia; además, permite tener descubierta la cabeza del paciente, lo cual es imprescindible para que
el anestesista pueda comprobar en todo momento la coloración de la piel y las diferentes reacciones
que puede tener el paciente en el transcurso de la intervención.

- APARATOS Y TUBOS DE ASPIRACIÓN: 

Pueden estar tanto de forma individual como acoplados al aparataje de anestesia. Generalmente, cada
sala de operaciones ha de contar con dos aspiradores, uno para el anestesista, en la cabecera, para la
aspiración de posibles secreciones en el paciente, y otro para el equipo quirúrgico, que será móvil y se
usará en el sitio de la operación para la aspiración directa en el punto de intervención, para facilitar la
visibilidad en el campo quirúrgico.
- CORONA O DÓNUTS: 

Recibe este nombre un rodillo en el cual ha de apoyar la frente el paciente en cierto tipo de
intervenciones.

- PORTASUEROS: 

Suele venir conjunto con la mesa de operaciones, y será necesario para la colocación de los diversos
sueros,  medicamentos y hemoderivados que precise el paciente durante la operación. 

En operaciones complejas puede ser necesario utilizar un portasueros auxiliar con ruedas si el que trae
la mesa de operaciones no es capaz de llevar todos los sueros que se necesitan.

- CUBETAS CON RUEDAS: 

Dentro del quirófano, deberemos colocar una a cada lado de la mesa por lo menos, y las usará la
instrumentista para eliminar los apósitos sucios, de modo que queden localizados en un punto
concreto para el posterior recuento de gasas utilizadas (han de sacarse del paciente tantos apósitos
como se hayan introducido en el transcurso de la intervención), previo al cosido y cierre del paciente. 

Las cubetas destinadas específicamente para las gasas no deben usarse para desechar otras cosas,
como envolturas de suturas, guantes sucios,...

- ELEVADORES O ALZADOS: 

Pueden variar en altura y longitud, y su objetivo será colocar al miembro del equipo quirúrgico a una
altura adecuada para poder trabajar mejor en la operación.
- NEGATOSCOPIOS: 

Cada sala de operaciones debe tener como mínimo un negatoscopio (aparato visualizador de
radiografías), puesto que las radiografías realizadas en el transcurso de la operación suelen ser muy
útiles para el cirujano, pudiendo así visualizarlas sin salir del quirófano, con lo cual la esterilidad  de la
intervención no se verá afectada.

- UNIDAD DE ELECTRO-COAGULACIÓN: 

También llamada bisturí eléctrico, con ella el cirujano cauterizará y sellará la zona, deteniendo así la
hemorragia de los vasos sanguíneos que ha tenido que seccionar en el transcurso de la intervención. 

Este aparato consta de un generador eléctrico, un terminal activo (el bisturí, que debe estar estéril), un
terminal negativo (placa conductora, que estará pegada al paciente, normalmente en un muslo), y un
pedal de activación a disposición del cirujano. 

- ECÓGRAFO: 

En quirófano se usará el ecógrafo para poder tener una visión de los tejidos blandos; de manera que
tendrá una función orientativa siempre que sea preciso durante la intervención.

- MANTA ELÉCTRICA: 
Debido a la pérdida de sangre que sufre el paciente en el transcurso de la intervención, incluso por el
propio proceso quirúrgico, puede ser necesario calentar al paciente, puesto que es muy fácil que sufra
un descenso de la temperatura corporal.

c) Sistema de comunicación: 

Fundamental en caso de precisar ayuda en el quirófano o para ofrecer información al resto del equipo desde
la sala de operaciones. Por este sistema lograremos una comunicación rápida con los diversos puntos del
área quirúrgica. 

Su problema está en que pueden ser perjudiciales para el enfermo, puesto que el mínimo ruido lo alterará,
por lo que no se deben recibir llamadas por este sistema mientras el enfermo esté dentro del quirófano. Esto
se podrá evitar si en vez de instalar el comunicador en el mismo quirófano, se instala en la sala contigua, en el
cuarto de lavado o de subesterilización. 

También se puede optar por un sistema de comunicación por medio de luces, de modo que al presionar un
botón concreto se ilumine una luz en el cuarto de personal o en la zona que se precise, y con ello avisar que
se precisa ayuda.

d) Monitores:

Los aparatos provistos de monitor tienen por misión el mantener informado al personal del quirófano de la
actividad fisiológica del paciente durante la intervención quirúrgica y para la recogida de una serie de datos,
como pueden ser la tensión arterial y la saturación de oxígeno. 

Será el anestesista el miembro del equipo quirúrgico que más trabaje con estos aparatos, pues a él le
corresponde el control del estado general del paciente durante toda la intervención.
TEMA 2 - ASEPSIA: CONCEPTOS BÁSICOS

2. ASEPSIA: CONCEPTOS BÁSICOS

1. INTRODUCCIÓN:

Lo más importante para que el paciente tenga garantizada una asistencia quirúrgica aséptica es que todo el personal que
trabaja en el quirófano conozca y practique como algo habitual y casi rutinario los principios básicos de asepsia. 

Además, dentro del quirófano siempre estará la figura del enfermero circulante como responsable de revisar de modo
sistemático que se han tomado las precauciones necesarias para la realización de una operación aséptica, para lo cual ha
de conocer la responsabilidad de cada miembro del equipo en la conservación de dicha técnica aséptica.

El profesional del quirófano ha de tener muy claro que si existe cualquier error, simplemente en cualquier punto de la
cadena que hay entre la compañía que suministra los materiales desechables estériles y la sala de operaciones, el
perjudicado va a ser el paciente. Cualquier intervención quirúrgica se verá abocada al fracaso si no se tiene en cuenta
desde el inicio de la misma la más estricta técnica aséptica.

2. DEFINICIONES PREVIAS AL TEMA:

2.1. ASEPSIA:

Método preventivo que trata de conseguir una ausencia total de gérmenes, tanto en sus formas activas como en
sus formas de resistencia (esporas); se trata, por tanto, de un método que emplea una serie de agentes para evitar
la presencia de gérmenes en contacto con una herida. 

La asepsia consigue un medio operatorio sin gérmenes, gracias a la esterilización de instrumentos de cirugía,
campos operatorios y guantes.

2.2. ESTERILIZACIÓN:

No podemos definir asepsia sin hablar de un término directamente ligado con ella, la esterilización, que se define
como técnica de saneamiento, por finalidad la destrucción de toda forma de vida, para lo cual ha de aniquilar a
todos los microorganismos, tanto patógenos como no patógenos, incluidas sus formas esporuladas, altamente
resistentes. 

Los métodos que se utilizarán en un hospital para lograr la esterilización de sus materiales serán el calor seco
(estufa de Poupinel) y el calor húmedo (autoclave).

2.3. ANTIASEPSIA:
Método defensivo consistente en evitar la proliferación de los microorganismos o destruirlos en sus formas no
resistentes o no esporuladas, mediante el empleo de productos químicos llamados desinfectantes o antisépticos:
povidona yodada, formol, éter, alcohol, lejía...

Los productos desinfectantes se utilizarán sobre superficies inertes, como objetos y superficies (lejía,
detergentes,...), utilizándose los antisépticos para los tejidos vivos (povidona yodada, alcohol,....). 

Aplicando estas definiciones al bloque quirúrgico, podemos decir que  se utilizarán métodos de asepsia para
asegurar la ausencia de microorganismos en el quirófano y en los instrumentos y ropas que van a ser utilizados
durante la intervención, y que se utilizarán métodos de antisepsia para la desinfección (es decir, se eliminarán sólo
las formas activas, no las resistentes, de los gérmenes patógenos) de la zona a intervenir en el paciente y del
personal que forme parte del equipo de quirófano.

2.4. MÉTODOS DE ANTIASEPSIA:

a) MECÁNICOS: Lavado y cepillado con jabón

b) QUÍMICOS: Desinfectantes y antisépticos


- DESINFECTANTES:   

Lejía

Jabón blando

Sosa o potasa

Cal

Formol

- ANTISÉPTICOS:

Povidona yodada

Alcohol de 60-90º

Agua oxigenada

Éter

Formol

Amonio cuaternario

Permanganato potásico

Nitrato de plata

3. PRINCIPIOS GENERALES DE ASEPSIA:

3.1.  SALUD E HIGIENE DEL PROFESIONAL EN EL QUIRÓFANO:

Todo profesional sanitario que ejerza su trabajo en el área del quirófano tiene el deber y la obligación de conocer y
practicar los principios básicos de la técnica aséptica, entre los que se incluirán su salud y su higiene personal.

La higiene personal es muy importante, debiendo el personal de quirófano respetar una serie de normas básicas: 

Es importantísimo una  higiene diaria de piel y cabello, lo que implicará la existencia de un número
menor de bacterias sobre estas zonas; recordamos que existe una flora natural sobre la piel, y
deberemos minimizarla para evitar su diseminación en el ambiente de quirófano. esto obligará al
profesional a bañarse y lavarse el pelo con frecuencia, siendo aconsejable que se realice de modo diario. 

Las uñas estarán limpias y cortas, evitando así la transmisión de gérmenes por su causa e impidiendo
que los guantes se puedan perforar o desgarrar por unas uñas demasiado largas. Lógicamente, no se
podrá utilizar esmalte de uñas por dos simples razones: no permiten apreciar si la uña está limpia o si
tiene suciedad bajo ella, y el esmalte puede resquebrajarse y los fragmentos quedar libres en el
quirófano, convirtiéndose en una fuente de contaminación. 

Se debe evitar cualquier tipo de maquillaje en la medida de lo posible, pues del maquillaje se desprenden
partículas que quedarían impregnadas en el ambiente del quirófano; tampoco se permitirá el uso de
ninguna clase de joyas, puesto que acumulan suciedad y con ello, microorganismos.

Las gafas han de lavarse con una gasa humedecida en una solución antiséptica antes de cada operación
quirúrgica, evitando así la diseminación de los posibles microorganismos que pudiera haber en ellas. Las
gafas son un alto foco de contaminación, puesto que en los cristales quedan prendidos una gran
cantidad de microbios, a causa de depositarse sobre ellos gotas de saliva procedentes de las vías aéreas.
En cuanto a la salud personal, no se permitirá la estancia en el quirófano a personas con enfermedades
infecciosas, pues el paciente que está siendo operado es muy vulnerable a los agentes externos y puede
verse afectado, lo cual puede complicar su evolución tras la operación. Si algún miembro del equipo
quirúrgico presenta un trastorno respiratorio no formará parte del equipo estéril, y si forma parte del
equipo no estéril, podrá circular con doble mascarilla, con la condición de cambiarla cada hora.

Si un profesional del quirófano presenta un corte o quemadura, no debe cepillarse ni lavarse las manos,
puesto que es un gran portador de bacterias y no debe estar en contacto directo con el paciente
quirúrgico. Además, si se usan guantes sobre la lesión, lo único que se conseguirá será el provocar un
ambiente favorable para la proliferación bacteriana (oscuridad y humedad). 

3.2.  ROPA QUIRÚRGICA:

La finalidad que se busca con la ropa específica de quirófano es proporcionar barreras eficaces que eviten que los
microorganismos que pueda portar el trabajador del quirófano se diseminen y lleguen al paciente; al mismo
tiempo, también tienen por finalidad el proteger al personal de los pacientes infecciosos.

La vestimenta que ha de usar el profesional del quirófano ha de cumplir unas normativas especiales, diferentes a
las del resto del hospital. En general, la ropa limpia es esencial, por lo que al final de la jornada laboral se mandará a
lavandería el uniforme utilizado, y al inicio de la jornada se cogerá cada vez un uniforme limpio. 
Algunos estudios consideran que se puede permitir el uso de ropa de quirófano fuera de la sala si se emplean batas
blancas de laboratorio o cubiertas limpias sobre el uniforme; otros opinan que si se excede el perímetro del área
quirúrgica, ese uniforme ha de ser sustituido por otro limpio antes de entrar de nuevo en la zona limitada.

A la hora de ponerse el uniforme, lo esencial es prevenir o reducir la diseminación de bacterias que se puedan traer
sobre la ropa de calle. Para ello, la primera maniobra a realizar será el recogerse el cabello bajo el gorro, para así
evitar en la medida de lo posible que los gérmenes puedan caer del cabello al uniforme; del mismo modo, se ha de
evitar en todo momento que el uniforme tenga algún tipo de contacto con el suelo o las paredes del vestuario. 
Toda la vestimenta quirúrgica debe ceñirse cerca del cuerpo, y tener una goma o un broche en la parte de abajo del
pantalón, a fin de evitar la diseminación de los posibles gérmenes de piernas y zona perineal. El cabello nunca se
debe cepillar mientras se lleve puesto el uniforme de quirófano.

3.3.  GORRO QUIRÚRGICO:

Consiste en una pieza de papel o tela que se coloca sobre la cabeza con el fin de que recoja el pelo del personal,
evitando con ello que los múltiples microorganismos que pudieran estar en él se diseminen por la sala quirúrgica. 

Es, por tanto, una importante pieza dentro del uniforme quirúrgico, y como tal ha de colocarse en primer lugar,
antes incluso de vestir el uniforme. Con ello conseguimos evitar que las partículas que pudieran venir adheridas al
pelo caigan sobre él y lo contaminen, arriesgando con ello la asepsia del quirófano.

También   tendremos que tener la precaución de no utilizar objetos punzantes en el pelo, para con ello evitar
perforar el gorro quirúrgico y comprometer la esterilidad del quirófano, siendo preferibles objetos blandos para
sujetar el pelo.

En este gorro quirúrgico también habrá de incluirse los pendientes, piezas que presentan una gran cantidad de
gérmenes sobre su superficie, para con ello mejorar las condiciones de asepsia a ofertar al paciente.

Existen varios tipos de modelos de gorros quirúrgicos; los más utilizados son los llamados ordinarios, que se
limitan a cubrir el pelo, pero otra variante también bastante común son los gorros quirúrgicos tipo Hood, que son
similares a la caperuza de un buzo, por lo que sólo dejan al aire la zona de la cara. Este último tipo es muy
recomendable para los hombres que tienen barba, puesto que minimiza el riesgo de contaminación por acción de
los microorganismos que pudieran estar adheridos a ella.

3.4.  BATAS DE QUIRÓFANO:

Usarán batas estériles por encima de la ropa del quirófano aquellos trabajadores que durante la operación formen
parte del equipo estéril. Por tanto, su misión es permitir que el personal establezca o pueda mantener un contacto
directo con el campo quirúrgico.
Como consideraciones especiales sobre la bata, hemos de tener en cuenta que no se considera estéril en su parte
posterior ni en el área por debajo de la cintura una vez colocada. Además, los puños han de ser de tejido elástico y
ajustar perfectamente a la muñeca, y su tejido ha de ser resistente a la penetración de líquidos y sangre, y no
permitir una excesiva acumulación de calor corporal.

3.5.  MASCARILLA: 

La mascarilla se utiliza para detener y filtrar las gotas de Pflügger, gotas procedentes de buco-nasofaringe,
cargadas de microorganismos patógenos. Han de cumplir una serie de características, como tener una eficacia de
un 95% de filtración, ser frescas, cómodas y no obstruir la respiración y no ser irritantes. 

Por tanto, para que sean eficaces han de filtrar el aire espirado; para ello ha de cubrir perfectamente la nariz y la
boca. El aire pasará sólo a través del sistema de filtración, lo que hace obligado que la mascarilla se amolde al
contorno de la cara fácilmente, evitando así las fugas del aire espirado. Una mascarilla bien ajustada ayudará a
evitar que se le empañen las gafas al personal que las use. 

Son nociones básicas a tener en cuenta sobre el uso de la mascarilla:

Las cintas se anudarán del modo siguiente: las superiores detrás de la cabeza y las inferiores detrás del
cuello. Nunca deben cruzarse sobre la cabeza, pues la mascarilla se deforma a la altura de las mejillas.

Se debe manipular tocando únicamente las cintas, para así conservar limpia el área facial y evitar una
contaminación de las manos al realizar en cambio de la mascarilla sucia.

Nunca deben dejarse las mascarillas utilizadas colgando sueltas alrededor del cuello, colocadas sobre la
cabeza o metidas en un bolsillo del uniforme, porque transmitirían los gérmenes que pudiera haber
filtrado a la ropa de trabajo.

Una vez desprendidas, no deberán ser usadas de nuevo, porque su filtro ya no es eficaz.

Se desecharán en los cestos adecuados, usando una nueva para cada intervención.

Se cambiará con frecuencia para evitar que se humedezca, pues con ello pierde su eficacia como filtro.

Las conversaciones se reducirán al mínimo, pues el hablar o reír humedece la mascarilla. Por la misma
razón, no se deberá masticar chicle con la mascarilla puesta.

3.6.  ZUECOS QUIRÚRGICOS:


En cuanto al calzado, en quirófano se usarán zuecos conductores especiales, que deben de estar limpios, sobre
todo por la suela, y que no deben salir fuera del área quirúrgica sin estar cubiertos por cubrezapatos, puesto que
pueden captar desechos de áreas no limpias e introducirlos en el área quirúrgica.

3.7.  PANTALLAS Y GAFAS QUIRÚRGICAS:

Este tipo de material se suele utilizar cuando se prevé que pueda haber grandes salpicaduras de sangre u otros
líquidos corporales, como puede ser el líquido amniótico en la atención de un parto. Como la mucosa conjuntival
puede absorber sustancias, con este método barrera se evitará el riesgo para el personal ocasionado por la
exposición a las secreciones del paciente. 

3.8. MATERIAL QUIRÚRGICO:

TODO MATERIAL QUE SE UTILICE DENTRO DEL QUIRÓFANO HA DE ESTAR ESTÉRIL. Para asegurarnos de su
esterilidad hemos de revisar todo tipo de material antes de utilizarlo en la intervención. En materiales
esterilizados en paquetes hemos de comprobar su fecha de envasado, teniendo siempre en cuenta que la duración
de la esterilización según su método de esterilizado.

Consideraremos que un material previamente esterilizado ha perdido su característica de esterilidad cuando nos
encontremos con:

Orificios o desgarros en sus envoltorios o paquetes.


Humedad acumulada en la superficie estéril permeable; este paquete ha   permitido el paso de
sustancias hacia el lado estéril. 

El material se ha caido al suelo tras ser sacado del envoltorio.

Ante cualquier duda sobre la integridad del paquete.

También hemos de saber que cualquier material no desechable, haya sido o no utilizado durante la intervención, se
considera contaminado y ha de limpiarse y esterilizarse antes de volver a ser usado en otro paciente.

3.9.  SALA DE OPERACIONES O QUIRÓFANO:

Solamente entrará dentro de la sala de operaciones aquel personal que esté autorizado, con la ropa adecuada
descrita en el apartado anterior. 
El personal y el movimiento dentro del quirófano han de ser los mínimos, puesto que el movimiento da lugar a la
formación de una pequeña corriente de aire, en la cual se arrastran los microorganismos que pueda haber en el
ambiente, y a más personal, más movimientos involuntarios y más corrientes de aire. 

Los miembros del equipo no estéril nunca entrarán dentro de la superficie estéril donde trabaja el equipo estéril; la
enfermera circulante arrojará sobre la mesa de Mayo los materiales que le pida la enfermera instrumentista.
También hemos de tener en cuenta que los miembros del equipo estéril nunca podrán dar la espalda al campo
estéril, y que cuando se crucen entre ellos lo harán siempre enfrentando sus espaldas.

El personal del quirófano, durante la operación, ha de tener presente que debe hablar o reírse lo menos posible, ya
que cuando se habla, se liberan pequeñas gotas de saliva al aire, las cuales son un excelente vehículo de
diseminación bacteriana, lo que lógicamente ocasiona un aumento de las bacterias transmitidas por el aire, y
además puede humedecer la mascarilla, con lo cual pierde su efecto de filtrado. 

Por la misma  razón no podrá silbar ni apoyarse en paredes o aparataje del quirófano, puesto que puede remover
motas de polvo llenas de microorganismos.

Todos los trabajadores del quirófano deben ayudar a evitar las contaminaciones cruzadas, es decir, evitar llevar los
microorganismos de un punto a otro dentro del área quirúrgica. Esto lo conseguirán aplicando una serie de
sencillos procedimientos como lavarse adecuadamente las manos antes de manipular el aparataje del quirófano o
antes del cuidado del paciente. Además, los muebles, aparatos y el piso del quirófano han de desinfectarse
cuidadosamente después de cada operación, y si transcurre un tiempo prudencial entre una operación y otra, se
desinfectarán también antes del comienzo de la operación siguiente. Al final de la jornada laboral, debe ser lavado
a conciencia todo el quirófano.
TEMA 3 - RIESGOS LABORALES EN EL QUIRÓFANO

3. RIESGOS LABORALES EN EL QUIRÓFANO

1. INTRODUCCIÓN:

El trabajo desarrollado en los centros sanitarios y en los hospitales tiene características diferenciadoras de otras
actividades laborales, sobre todo en el campo de los riesgos laborales; por tanto, los trabajadores sanitarios se exponen
a multitud de factores de riesgo de muy distinta naturaleza.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, del 8 de Noviembre)  es el marco de las  acciones  preventivas
 en  las  empresas  de  España  y  la  norma  principal sobre la prevención de riesgos laborales. Ha sido modificada por la
Ley 54/2003, de 12 de diciembre.

2. RIESGOS LABORALES

Por riesgos laborales entendemos aquellas situaciones que producen alteraciones de la salud, llegando incluso a
ocasionar su pérdida como consecuencia de las condiciones en que se ejerce un trabajo. Según los cambios que produce
el trabajo, hablamos de riesgos químicos, físicos, biológicos, psíquicos y sociales.

2.1. RIESGOS QUÍMICOS:

Debido a la evolución tecnológica, se usan cada vez mayor número de sustancias químicas de las que se desconoce,
en ocasiones, los efectos sobre la salud. Los contaminantes químicos se incorporan al ambiente pudiendo lesionar
a personas que entran en contacto con él. 

Las formas de entrada de los contaminantes químicos en el cuerpo son por vía: respiratoria, dérmica, digestiva y/o
parenteral. Cuando el tóxico actúa, el organismo puede responder de distintas formas:

INTOXICACIÓN AGUDA: hay una rápida absorción del tóxico en escaso tiempo de exposición, o la
concentración del tóxico es muy elevada.

INTOXICACIÓN SUBAGUDA: los síntomas no aparecen hasta que el tóxico penetre en el organismo
tras estar varios días expuesto al mismo.

INTOXICACIÓN CRÓNICA: es la exposición por períodos largos de tiempo al tóxico a poca


concentración.
2.1.1. PRODUCTOS QUÍMICOS MÁS COMUNES EN EL MEDIO SANITARIO:

A) ÓXIDO DE ETILENO:

El óxido de etileno es un gas que se utiliza como esterilizante en el hospital por su capacidad antimicrobiana;
por tanto, lo podremos encontrar en el servicio de esterilización. 

Es fácilmente inflamable ante oxígeno o aire, estando por tanto completamente prohibido fumar o encender
una llama en su proximidad, y pasa de líquido a temperatura ambiente a gas, dando una reacción explosiva en
algunas ocasiones. 

Este tóxico puede producir alteraciones varias en el organismo de los profesionales sanitarios expuestos a
este gas por su trabajo, siendo algunas de las más comunes alteraciones gastrointestinales, alteraciones
respiratorias, alteraciones neurológicas, alteraciones hematológicas y alteraciones electrocardiográficas;
puede producir también alergias, cataratas, conjuntivitis y múltiples cosas más. A dosis altas puede llegar
incluso a provocar la muerte. Las medidas de protección más adecuadas contra su toxicidad son:

Ventilación adecuada con un sistema de extracción de gases.

Área de esterilización aislada.

Aparatos adecuados y con alarma (su revisión periódica).

Formación del personal expuesto.

Uso de mascarillas, gafas, batas y guantes desechables.

B) CITOSTÁTICOS:

Los citostáticos son fármacos que se usan principalmente para el tratamiento  del cáncer, por lo que es fácil
encontrarlos en el hospital. Se consideran tóxicos pues su función es matar células de reproducción rápida,
algo característico de las células cancerosas pero que también es aplicable a otro tipo de células del cuerpo,
como las células epiteliales. 
Es por ello que en un trabajador expuesto a este tipo de sustancias los citostáticos pueden ocasionar
diversas alteraciones, como dermatitis, mucositis, quemaduras, alergias, náuseas, vómitos, alopecia,
cefaleas, prurito, nefrotoxicidad, hepatotoxicidad y cardiotoxicidad, además de ser teratogénicas. Conviene
recordar que no todos los citostáticos provocan estos efectos, si no que dependiendo del tipo de fármaco así
será el efecto que provoque.

Las medidas de protección básicas a adoptar contra este tipo de tóxicos han de ser:

1. Medidas Ambientales:

Manipulación del fármaco en cabina de flujo laminar vertical, con extracción de aire al
exterior. De este modo evitaremos el vernos expuestos al tóxico.

Cambios de filtro de modo frecuente.

Personal cualificado en el manejo de los citostáticos.

Tener neutralizantes e inactivadores del fármaco en el servicio donde se prepare.

2. Medidas Personales (Del trabajador):

Utilizar siempre prendas adecuadas, uso de guantes continuo durante la manipulación,


siendo también aconsejable el uso de gafas y mascarilla.

Realización de exámenes de salud periódicos (incluidos los de detección de cáncer).

Información de los riesgos que supone el trabajar con ese tipo de sustancias.

No comer, fumar, beber o maquillarse en la zona de preparación de los citostáticos.

3. Medidas de Manipulación, Preparación y Administración de los citostáticos:

Lavado de manos correcto y habitual.

Atención a los pinchazos accidentales.

Etiquetar correctamente los preparados para evitar confusiones.

Protocolos establecidos para casos de vertidos accidentales.

4. Medidas de Manipulación de los Residuos: 


Los residuos en forma de excretas del paciente tratado con citostáticos, serán tratados con
las mismas medidas de protección antes mencionadas; hay que tener en cuenta que, aunque
el fármaco haya sido utilizado en el paciente, la cantidad de fármaco que elimina su
organismo aún sigue siendo lo bastante activa como para resultar tóxica.

Los residuos de citostáticos en forma de frascos o demás tipo de objetos contaminados


serán recogidos por una empresa especializada para que procedan a su eliminación de modo
correcto.

5. Medidas a tomar si se produce una contaminación accidental:

En primer lugar, neutralizar el producto lo más rápidamente posible para minimizar la


exposición al tóxico.

En segundo lugar, deberemos lavar las manos con agua abundante por si ha habido contacto.

En tercer lugar, se recogerán los restos del tóxico vertido con paños absorbentes y se
procederá a lavar la zona con agua y detergente.

C) GASES ANESTÉSICOS:

Los gases anestésicos son fármacos utilizados en quirófano por el anestesista para conseguir la inducción y
en el mantenimiento de la anestesia general, lo cual consiguen gracias a su capacidad de deprimir el SNC.

Hoy por hoy no está demostrado su poder carcinogénico, pero sí se ha comprobado que pueden provocar
alteraciones celulares, malformaciones congénitas en el feto, abortos, alteraciones de la conducta,
problemas de psicomotricidad y alteraciones hepáticas y renales.

Las medidas de protección para evitar la exposición del trabajador a este riesgo laboral irán dirigidas hacia:

1. La fuente de administración de gases anestésicos:

Usar extractores y revisar periódicamente los aparatos de anestesia para detectar posibles
fugas.

Usar aparatos de anestesia con sistemas antipolución de quirófanos.

Instalar sistemas de eliminación de gases residuales.

Controles ambientales para evaluar la concentración de los anestésicos  residuales.

2. El medio ambiente que rodea al trabajador:

Sistemas de ventilación de los quirófanos, de manera que permitan la renovación del aire
ambiental unas 15 veces cada hora.

3. El personal que trabaja con gases anestésicos:

Reconocimientos médicos frecuentes, para detectar anomalías de manera precoz.

Formación adecuada para evitar una mala manipulación de los gases anestésicos.

D) FORMALDEHIDO:

El formaldehido ha sido clasificada como cancerígeno por los expertos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS). Su uso es mayoritariamente industrial (ej: tintes, detergentes, maquillajes...). En el hospital lo
podemos encontrar como conservante utilizado en el servicio de Anatomía Patológica y como producto
desinfectante de los aparatos hemodializadores en la unidad de Diálisis.
Por tanto, el formaldehido afecta a la salud de los trabajadores, pudiendo causar irritación de las vías
respiratorias superiores, manifestada por la presencia de tos y disnea, y puede provocar dermatopatías. Las
medidas de protección contra este producto se clasificarán según afecten a:

1. La fuente de exposición:

Deberemos sustituir el formaldehido por otro producto de características de aplicación


similares, pero menos nocivo para el trabajador, cuando sea posible.

Los recipientes contenedores de formaldehido deberán estar correctamente tapados para


evitar fugas.

2. El ambiente de trabajo:

Adecuada ventilación con campanas de eliminación o sistema de flujo laminar, para tener la
correcta renovación del aire en cada momento y para poder realizar una ventilación de
emergencia en caso de fuga.

Control ambiental frecuente de los niveles de formaldehido en el aire de la zona de trabajo


con este producto.

3. El personal expuesto:

Uso de prendas protectoras adecuadas al producto (gafas, guantes...).

Reducir los tiempos de exposición al mínimo imprescindible.

Formación adecuada e información del trabajador para evitar una manipulación indebida.

Reconocimientos médicos periódicos.

2.2. RIESGOS FÍSICOS:

A) CALOR:

La elevación de la temperatura causa alteraciones cutáneas, deshidratación, déficit salino, síncope de calor y
fatiga. Este riesgo es característico del personal que trabaja en la cocina, en la lavandería y en las calderas
aunque es muy ocasional que llegue a producir efectos secundarios. De cualquier modo, hay que procurar
que la temperatura ambiente sea adecuada al lugar de trabajo, según el tipo de esfuerzo físico que haya que
realizar, para evitar complicaciones.

B) RUIDO:

Su efecto principal es una sordera de escasa intensidad, pero con una exposición intensa y prolongada se
puede dar la muerte celular. El ruido causa además un aumento de la TA y de frecuencia respiratoria, con una
pérdida de la concentración y de la atención. También ocasionará irritabilidad, estrés, falta de concentración,
e insomnio, aunque lo principal es la hipoacusia.
Se debe prevenir o reducir el origen del ruido y su transmisión para evitar los problemas enumerados
anteriormente, por lo que aquellos trabajadores expuestos a un ruido excesivo deberá usar cascos,
auriculares o tapones, para mitigar el ruido.

C) VIBRACIONES:

Es un riesgo presente en el hospital por el manejo de sillas de ruedas y traslado de camas y camillas. Puede
causar desde alucinaciones visuales hasta alteraciones neuromusculares y osteoarticulares. Es importante
una prevención técnica y médica sin olvidarnos de la protección del personal (ej: usando guantes
antivibratorios).

D) RADIACIONES IONIZANTES: 

El personal que va a presentar una exposición más importante a las radiaciones ionizantes es el que trabaja
en los servicios de radioterapia, medicina nuclear, radiodiagnóstico o laboratorio. 

La acumulación de radiaciones ionizantes en el organismo del trabajador puede conllevar efectos


carcinogénicos, mutágenos y teratógenos, pudiendo ser sus  efectos tanto somáticos (cuando aparecen en el
individuo) como hereditarios (cuando afectan a los descendientes del individuo expuesto). Como medidas de
protección ante estas radiaciones se encuentran:

El uso de dosímetros, para poder medir a qué cantidad de radiaciones ionizantes está expuesto el
trabajador. 

El limitar las dosis radiológicas a las mínimas imprescindibles.

Formación e información adecuada al personal, para evitar manipulaciones inadecuadas.

Uso de señales indicativas de irradiación.

Prendas de protección contra las radiaciones ionizantes, como mandiles y guantes plomados.

Exámenes médicos previos a la entrada del trabajador en el servicio y periódicos tras el inicio de
su actividad laboral.
E) RADIACIONES NO IONIZANTES:

El riesgo que presentan las radiaciones ionizantes de producir efectos secundarios es bajo. Para una mejor
comprensión, clasificaremos las radiaciones ionizantes en los siguientes grupos:

Radiofrecuencias y microondas: se usan en fisioterapia y rehabilitación. Su principal efecto   se


debe al calor  que producen. Como medidas de prevención se encuentran el control ambiental, la
formación e información del personal y los exámenes médicos periódicos.

Radiación infrarroja: causa quemaduras y cataratas debidas al calentamiento de la zona expuesta.

Radiación ultravioleta: se usan principalmente en lámparas de fototerapia para el tratamiento de


la hiperbilirrubinemia infantil y para  tratamientos de problemas de la piel. Los efectos pueden ser:

Inmediatos: oscurecimiento de la piel, conjuntivitis y  afectación de la córnea.

Latentes: hay un envejecimiento progresivo de la piel que puede incluso llegar


hasta producir cáncer.

Las medidas preventivas de los efectos provocados por las radiaciones ultravioletas se basan, como en
los demás casos, en el uso de unas instalaciones adecuadas y ventiladas, en la formación e información
de los trabajadores y en los exámenes médicos periódicos del personal expuesto.

Rayos láser: el ojo es el órgano más sensible a ellos. Se usan en dermatología, cirugía, odontología
y técnicas diagnósticas. Para su prevención se debe aislar el local, colocar señales de aviso,
proteger al personal (además de su formación e información) y exámenes médicos periódicos.

Ultrasonido: utilizados en fisioterapia y rehabilitación, su exposición puede ser por contacto


directo o por vía aérea. Sus efectos nocivos no están suficientemente demostrados en humanos.

2.3. RIESGOS BIOLÓGICOS:

Los riesgos biológicos son los más frecuentes en el medio laboral sanitario, en el cual la exposición a material
biológico conlleva el riesgo de adquisición de múltiples enfermedades infecciosas siendo destacables por su
importancia las Hepatitis B y C, el VIH y la Tuberculosis, y pudiendo incluir todo un abanico de enfermedades
menos perniciosas como pueden ser infecciones urinarias y enfermedades exantemáticas (sarampión, varicela,...)

Los microorganismos patógenos pueden llegar hasta el trabajador por diversas vías de transmisión:

Contacto directo con la zona infectada (cualquier tipo de infección localizada).

Vía respiratoria: mediante la  inhalación de aerosoles y de las gotitas de Pflugge y los núcleos
goticulares de Wells que elimina el paciente al respirar (tuberculosis, gripe, sarampión,...).

Vía sanguínea o por piel y mucosas: pinchazos, cortes, heridas... (VIH, Hepatitis B y C).

Vía fecal - oral, por el mecanismo de "manos sucias" (Hepatitis A, cólera,...).


Mientras el pinchazo es el accidente laboral biológico más frecuente, la sangre y sus derivados son los materiales
más implicados y más susceptibles de provocar una infección al trabajador. 

Hay profilaxis (vacunas, gammaglobulina, quimioprofilaxis) para algunas enfermedades, por lo que a los
trabajadores expuestos se les suele facilitar la opción de vacunarse para evitar estos riesgos; para otro tipo de
riesgos biológicos sólo son útiles las medidas físicas o químicas y los equipos de protección.

Según el trabajo que desarrolle el personal del hospital, existe más riesgo que en otros departamentos, y también
se producen distintos tipos de accidentes:

2.3.1. INFECCIONES MÁS IMPORTANTES TRANSMITIDAS POR SANGRE Y FLUIDOS


CORPORALES.

A) SIDA (VIH):

El VIH (virus de inmunodeficiencia humana), entra en las células de defensa del organismo, siendo su
objetivo principal los linfocitos T4, y normalmente permanece latente ("dormido") durante años, hasta que
es activado, por distintos motivos aún en estudio, e inicia su multiplicación dentro de la célula (los linfocitos
T4) y la destrucción de la misma una vez multiplicado, ocasionando una brutal caída de las defensas del
organismo, lo que provoca un aumento de la aparición de enfermedades; en este momento empezamos a
hablar de SIDA (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida). 

Es conveniente diferenciar muy bien el VIH del SIDA, ya que por SIDA entendemos la presencia de una o
varias enfermedades debidas a la inmunodeficiencia producida por el VIH. Su transmisión puede producirse
en tres direcciones:

De personal sanitario a paciente.

De paciente a personal sanitario.

De paciente a paciente por un fómite contaminado.

La sangre (fluido causante de un 85% de la transmisión del VIH en el medio sanitario), el semen, las
secreciones vaginales, el líquido cefalorraquídeo, el líquido pleural, el líquido sinovial, el líquido amniótico, el
líquido pericárdico, el líquido peritoneal, los órganos y los tejidos donados y leche materna son fluidos
transmisores del VIH. Las lágrimas, el sudor, la orina, las heces, el esputo, el sudor y los vómitos sólo
transmiten el VIH si contienen sangre.

Cuando se produce una exposición accidental del trabajador a sangre u otros fluidos biológicos
contaminados por el VIH, deberán seguirse toda una serie de medidas de aplicación general:

Tras el incidente, lavar la zona de piel afectada con agua y antiséptico; si el accidente afectara a
mucosas, en vez de antiséptico se usaría suero fisiológico (el antiséptico irritaría las mucosas y
sería contraproducente, pues aumentaría la absorción de la zona). 
Si el accidente es producido por un pinchazo, corte... se retirará el objeto causante del pinchazo y
se limpiará la herida con agua dejando salir la sangre unos 3 minutos y posteriormente, se
desinfectará la herida con un antiséptico y se cubrirá con un apósito.

Nunca se debe apretar la zona para que aumente la salida de sangre, pues lo único que
conseguiremos será que llegue más sangre a la zona y que, por tanto, la absorción de la sangre o
líquido inoculado a través del objeto punzante sea mayor. Por el mismo motivo, no se debe de
utilizar un desinfectante no antiséptico como la lejía, pues lo único que conseguiremos será
quemar la zona y aumentar la absorción de los tejidos dañados.

Comunicar inmediatamente el accidente al supervisor al mando, quien deberá dar el aviso al


servicio designado (generalmente al servicio de Medicina Preventiva), donde se  aplicará el
protocolo adecuado, que variará según el hospital. 

Si hay sospecha de infección VIH se solicitará al paciente la realización de la prueba de serología


VIH para comprobar la presencia de marcadores que confirmen la infección. Al accidentado
también le será realizada dicha prueba en el momento del pinchazo o días después, según
protocolo, y un seguimiento clínico frecuente, sobre todo si el resultado del paciente ha sido
positivo.

Se valorará por parte del servicio de Medicina Preventiva la administración de antirretrovirales.

B) HEPATITIS B (VHB):

La Hepatitis B es una de las enfermedades más frecuentes en el personal sanitario. La forma más frecuente
de transmisión es mediante la exposición de piel y mucosas del trabajador a sangre y fluidos contaminados,
siendo los accidentes más habituales los pinchazos con agujas (generalmente al tratar de reencapucharlas).

En condiciones normales, si se produce una exposición perinatal, sexual y/o percutánea, el tratamiento es
con inmunoglobulina hiperinmune y vacunación. Para el personal sanitario expuesto se aconseja, por tanto,
la vacunación como medida preventiva, dada la alta incidencia que presenta el contagio por esta enfermedad
en el ámbito hospitalario, y la administración de inmunoglobulina ANTI-HB en caso de que existiese
contacto con el virus.

C) HEPATITIS  C (VHC):

El riesgo de Hepatitis C es menor que el de Hepatitis B y  su incidencia no es elevada, aunque existe la
posibilidad de que muchos casos pasen desapercibidos. El diagnóstico se efectúa con la técnica ELISA o
RIBA. Una infección por VHC causa una hepatitis aguda, que frecuentemente no presenta sintomatología. El
tratamiento tras una exposición accidental es variable, pudiendo usarse gammaglobulinas.
2.3.2. OTRAS INFECCIONES BACTERIANAS Y VIRALES:

El sarampión, la varicela zoster, el herpes simple, la parotiditis, la hepatitis A, la brucelosis, la rubeola y la


infección meningocócica en el personal sanitario tienen una frecuencia escasa, aunque pueden llegar a
presentarse. La tuberculosis, el tétanos y la gripe son las enfermedades que con mayor frecuencia afectan al
personal sanitario, es decir, tienen mayor presencia que las anteriormente citadas.

A) TUBERCULOSIS (TBC):

El mycobacterium tuberculosis es la bacteria causante de esta enfermedad. Se transmite por el aire,


mediante la inhalación de las gotitas que quedan suspendidas en el ambiente cuando la persona con
TBC habla, estornuda o tose. Su transmisión, por tanto, será mayor en lugares cerrados y con mala
ventilación. 

Es primordial la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado de todos los casos de


TBC, siendo conveniente recordar que en la actualidad se está viviendo un nuevo brote de TBC, debido
a que las personas VIH positivas tienen mayor prevalencia de esta enfermedad, al tener bajas las
defensas.

Existen una serie de medidas preventivas contra la TBC que deberán ser realizadas para evitar su
rápida propagación:

Realizar la prueba de la Tuberculina (Mantoux) al personal sanitario de modo periódico;


mediante esta prueba podremos saber si el personal ya ha estado expuesto al bacilo de la
tuberculosis. Hay que tener en cuenta que esta prueba no es válida si la persona en cuestión
ha sido vacunada contra la TBC.

Si hay sospecha de TBC, realizar una baciloscopia, es decir, se deberá realizar una prueba
para comprobar la presencia del bacilo de la tuberculosis en el moco de la persona enferma.

Empleo de las precauciones universales estándar para tener un contacto mínimo con el


paciente afectado de tuberculosis.
En paciente con TBC, habitación individual y puerta siempre cerrada. De este modo
evitaremos la diseminación de las gotitas que expulsa el paciente al hablar, toser y respirar
por toda la planta.

Ante paciente enfermo de TBC, las visitas estarán restringidas, debiendo ser muy estrictos
en el cumplimiento de este punto.

Cuando haya que entrar en la habitación del paciente afectado de TBC, será obligatorio el
uso de mascarilla.

Se colgará en la puerta del paciente un cartel con las precauciones a tomar ante las
enfermedades de transmisión por vía aérea, para todo aquel que tenga que entrar en la
habitación, o en su defecto, se colocará un cartel de acceso restringido y de paso por el
control de enfermería antes de la entrada en la habitación.

Vacunación con BCG a jóvenes y personal sanitario en contacto prolongado con paciente


con TBC.

B) GRIPE:                                                                                                          

La gripe es una enfermedad viral muy frecuente en los centros hospitalarios y es causa de un gran
absentismo laboral. Para evitar todos los trastornos que ocasiona esta enfermedad, lo principal es su
prevención mediante la vacunación anual de la población de riesgo, para minimizar sus efectos y evitar
también los picos de ingresos que provoca la estación de la gripe. Por tanto, serán susceptibles de
vacunación:

Trabajadores sanitarios.

Personas de 65 años en adelante.

Personas con enfermedades crónicas.

Personas tratadas con inmunosupresores.

C) TÉTANOS:

Esta enfermedad tiene una incidencia baja y cada vez menor. Su aparición suele verse facilitada en
presencia de lesiones externas profundas, fracturas óseas abiertas, úlceras, quemaduras, inyecciones,
mordeduras y arañazos de animales tanto domésticos como en libertad, uso de material invasivo
contaminado (fómites) por el agente causal del tétanos y extracciones dentales con presencia de
infección (flemón).

La mejor defensa contra el tétanos es la profilaxis, la cual se realiza mediante la vacunación


antitetánica y la inmunización pasiva. La vacunación se basa en la administración de toxoide tetánico,
el cual protege aproximadamente unos 10 años (a partir de los 10 años, se considera que la persona ha
perdido su capacidad de defensa contra el tétanos, por lo que hay que volver a vacunar) mientras que
la inmunización pasiva emplea inmunoglobulina humana antitetánica. 

Normalmente, la inmunización contra el tétanos ya se realiza en la infancia, pues está incluída en el


calendario vacunal de los niños, pero tras la última dosis, administrada a los 15 años, hay que renovar
la vacunación cada 10 años para que siga siendo efectiva; a esto se le denomina "dosis de recuerdo".
Según el tipo de herida ante la que nos encontremos, y las dosis de vacuna que le han sido
administradas al individuo afectado, podemos usar vacuna y/o inmunoglobulina (ver tabla).
Pautas de vacunación frente a tétanos y difteria

Dosis de recuerdo con vacuna Td en adultos


Pautas de actuación para la profilexis antitetánica en heridasa

2.3.3. PRECAUCIONES UNIVERSALES:

Cuando hablamos de precauciones universales nos referimos a una serie de medidas que todo trabajador
tiene que tomar ante cualquier tipo de paciente. Debemos recordar que cualquier persona puede padecer
cualquier enfermedad. Los principios estándar englobados dentro de este bloque son: 

1. Consideraremos siempre la sangre y los fluidos orgánicos de cualquier persona como


potencialmente contaminados e infecciosos, y por tanto susceptibles de transmitir VIH, VHB, VHC y
cualquier otra enfermedad cuya transmisión sea por vía de las secreciones del paciente.

2. Todo personal sanitario será vacunado de hepatitis B, para minimizar así el riesgo de contraer dicha
enfermedad.

3. Todas las heridas que presente el trabajador deberán de estar cubiertas con apósitos impermeables
durante la jornada laboral; si se producen en las manos, se procederá al uso de  guantes.
4. LAVADO DE MANOS, ANTES Y DESPUÉS DE ATENDER A CADA PACIENTE, y con una duración de
20 segundos de fricción con agua y jabón antiséptico. Si el lavado de manos es el primero de la jornada
laboral, deberá durar al menos un minuto

PRECAUCIONES UNIVERSALES

5. Uso de barreras protectoras cuando estemos en contacto con el paciente:

Uso de guantes: los guantes deben ser una constante en nuestro trabajo, ya que reducen un
50% el volumen de sangre inoculable en un pinchazo accidental con una aguja o un fómite, e
impide el contacto directo con las manos con las secreciones del paciente. 

Los guantes deberán cambiarse tras el contacto con cada paciente; conviene recordar que el
mecanismo de "manos sucias" provoca la gran mayoría de infecciones nosocomiales. 

Si los guantes se perforan en cualquier punto, deberemos quitárnoslos y lavarnos las


manos antes de ponernos otro par.

Los guantes se usarán como norma general cuando existan lesiones en las manos del
trabajador, cuando se maneje sangre, fluidos con sangre y objetos contaminados con sangre
o fluidos orgánicos.

Las mascarillas se utilizarán cuando vaya a haber salpicaduras y en pacientes con


tuberculosis o cualquier otra enfermedad respiratoria; si el trabajador padece o ha padecido
de modo reciente una enfermedad respiratoria (p.ej, una gripe), y trabaja en zonas de alto
riesgo como pueden ser quirófanos o UCI, deberá también utilizar mascarilla para evitar la
propagación de dicha enfermedad. También se utilizarán mascarillas en aquellos servicios
que así lo exijan para el trabajo rutinario (quirófanos).

La protección ocular se utilizará en previsión de grandes salpicaduras de fluídos orgánicos o


de sangre a la mucosa ocular, como puede ocurrir en un parto con la rotura de la bolsa
amniótica.

Las batas deberán ser utilizadas cuando se produzcan grandes salpicaduras y cuando así lo
indiquen las medidas de seguridad en aquellos pacientes con restricción de entrada a la
habitación por enfermedad contagiosa.
6. Debemos manejar cuidadosamente agujas e instrumentos cortantes; NUNCA REENCAPUCHAR
AGUJAS, conllevan un alto riesgo de pinchazo accidental. La eliminación de estos materiales
contaminados deberá hacerse en contenedores rígidos y no dejarlos nunca sobre ninguna superficie,
para evitar pinchazos accidentales a nuestros compañeros.

7. El personal responsable de la planta deberá valorar la necesidad de aislamiento del paciente en caso
de enfermedad infecciosa.

8. Los residuos no cortantes (por ejemplo, gasas, pañuelos desechables,...) se eliminarán en bolsas
plásticas resistentes.

9. Los objetos que estén en contacto con sangre, tejidos, ropas, etc, se considerarán contaminados y
serán de un solo uso; si esto no es posible, se esterilizarán tras su uso, previa eliminación de  los restos
orgánicos que pueda presentar.

2.4. RIESGOS PSÍQUICOS:

Cuando hablamos de riesgos psíquicos, debemos pensar que los principales riesgos ante los que nos podemos encontrar son la carga mental y el estrés

psicosocial que puede padecer el trabajador durante la jornada laboral.

La carga mental depende de la cantidad de información que recibe el trabajador durante su jornada laboral, la cual deberá procesar y dar una respuesta

correcta para evitar un daño sobre el paciente. Para evitar una sobrecarga provocada por exceso de información, el ritmo de trabajo debe ser adecuado,

nunca sobresaturado, y la información recibida deberá ser clara y concisa. Una sobrecarga ocasiona una fatiga psicológica, que interferirá en el trabajo

del individuo. El estrés psicosocial produce una tensión en el individuo que altera su equilibrio interno, causando efectos psicológicos y fisiológicos, que

pueden llegar incluso a ocasionar problemas de absentismo laboral, a causa de bajada de defensas y facilidad para enfermar o el caso más común, una

subida excesiva de la tensión arterial.

Por todo lo que acabamos de comentar sobre los riesgos psíquicos, entendemos que estamos ante un problema de
importancia, y que por tanto será importante prevenirlo y controlarlo mediante una serie de medidas, como las
que siguen a continuación:

Horario flexible: flexibilidad de turnos, facilitando la realización de los turnos denominados "antiestrés",
que se basan en que pasen 24h entre un turno y otro. Esta medida evita la sensación de que "no salgo
del trabajo".

Aumento de la autonomía y participación de los trabajadores: un trabajador que se siente cómodo en su


trabajo rinde más y sufre menos riesgos psicológicos.

El aprendizaje de técnicas de relajación, como ejercicios de respiración profunda y de sugestión, sirven


para tratar las consecuencias fisiológicas del estrés en el organismo.
Las emociones negativas (depresión, ira, insatisfacción...) impiden que respondamos adecuadamente a
las demandas del medio social y por ello, deben ser eliminadas.

Uso de técnicas de resolución de problemas.

El aprendizaje de técnicas de comunicación favorecerá la expresión de sentimientos y facilitará la


comunicación con los demás.

2.5. RIESGOS SOCIALES:

Llamamos riesgos sociales a aquellos que aparecen ante una situación de frustración por parte, del paciente y
sobre todo de sus familiares, que acaban por  desarrollar una actividad agresiva hacia el trabajador. Esta
agresividad puede enfocarse a tres tipos diferentes:

Agresión verbal: es la más frecuente, y se basa en toda una serie de insultos y amenazas al trabajador,
tanto de acciones legales como de daño físico.

Agresión física: donde se ve más frecuentemente este tipo de agresión es en el servicio de Urgencias.

Agresión legal: a través de demandas legales hacia el trabajador.

Una respuesta agresiva de un paciente con alguna enfermedad mental es menos peligrosa que la causada por una
persona sana, ya que de ésta última no se espera una  agresión, por lo que no se han tomado las precauciones
necesarias.

2.6. RESUMEN DE LOS PRINCIPALES RIESGOS LABORALES:


TEMA 4 - EL PERSONAL DEL BLOQUE QUIRÚRGICO

4. EL PERSONAL DEL BLOQUE QUIRÚRGICO

1. INTRODUCCIÓN:

El paso por el quirófano es una de las situaciones más estresantes que sufre el paciente en su estancia hospitalaria; es
por ello que debemos ser conscientes de sus temores, y actuar de modo tranquilizador para él, de modo que se sienta
escuchado, comprendido en sus miedos y que note la profesionalidad del personal que está en quirófano. 

Para conseguir que el paciente se sienta confortable y relativamente seguro, todo el personal ha de trabajar de forma
rápida y eficaz, comportándose como si fuesen uno sólo. Esto implica la necesidad de pautar y seguir una serie de
normas para el trabajo dentro del bloque quirúrgico, además de tener una enorme capacidad de trabajo en equipo. 

Entre el personal del bloque quirúrgico diferenciaremos los miembros del equipo quirúrgico del resto de personal que
trabaja en la estructura del quirófano (por ejemplo, personal de limpieza y personal de esterilización).

2. EL EQUIPO QUIRÚRGICO:

Dentro del equipo quirúrgico hemos de englobar a todos aquellos profesionales que son necesarios en un momento
dado en el interior de un quirófano; para su mejor estudio los dividiremos en función de las tareas que tengan asignadas
y el grado de asepsia que tengan que cumplir, en equipo estéril y equipo no estéril:

a) Equipo estéril: 

Los miembros de este grupo se caracterizan por tener que realizar el denominado lavado de manos quirúrgico,
para una posterior colocación de la bata,  mascarilla y guantes estériles. 

Son los que tendrán acceso al campo estéril que está en contacto con el paciente para realizar su intervención.
Han de mantener una asepsia total y absoluta durante la intervención. A este grupo pertenecerán:

CIRUJANO

CIRUJANO DE APOYO

ENFERMERO INSTRUMENTISTA

b) Equipo no estéril:

Pertenecerán a este grupo los miembros del equipo quirúrgico que no van a estar en contacto con el campo
quirúrgico, pero que están dentro del quirófano, tanto de forma permanente como en un momento puntual en el
que sea necesaria su presencia.

Se moverán por fuera del campo quirúrgico y a su alrededor, y su misión será controlar el estado general del
paciente y asistir a los miembros del equipo estéril en aquello que necesiten, además de estar preparados para
actuar ante cualquier eventualidad que se presente durante el transcurso de la operación. Serán profesionales de
este grupo:
ANESTESISTA

ENFERMERO CIRCULANTE

OTROS: Todos aquellos profesionales cuya presencia sea requerida durante el transcurso de la
operación (auxiliares, celadores, personal especializado en técnicas o instrumentales complejos,...).

3. TAREAS DEL PERSONAL DEL EQUIPO ESTÉRIL:

a) Cirujano:

De todos conocida el trabajo del cirujano: aportar conocimientos y habilidades para la exitosa resolución de la
operación; pues además de esto último, el cirujano es el responsable del diagnóstico de la patología previo a la
operación, es decir, es quien decide si es preciso operar o no al paciente y el tipo de operación al que debe de ser
sometido, y también ha de hacerse responsable de la evolución del paciente durante el post-operatorio.

Se podría decir que es el responsable de la atención integral del paciente desde que es puesto bajo su custodia
hasta el momento en el que le da el alta. Por ser el responsable del paciente, también ha de asumir los resultados
acaecidos en el paciente tras su actuación médica, tanto los positivos como los negativos.

b) Cirujano de apoyo:

Esta figura aparecerá de forma obligatoria en aquellas operaciones que por sus características particulares
revistan un cierto grado de complejidad, algo que será definido no tanto por la dificultad que pueda entrañar la
técnica con la que se está operando, si no que dependerá  del estado de gravedad del paciente que ha de ser
intervenido. 

c) El enfermero instrumentista: 
También llamado enfermero estéril, es la responsable de conservar la integridad y eficacia del campo quirúrgico
estéril en el transcurso de la operación. Ha de tener amplios conocimientos de técnicas de asepsia y experiencia
sobre la técnica estéril, y se encargará de disponer los instrumentos y suministros precisos durante la operación,
además de asistir al resto del personal del equipo estéril.

Esto hace que deba mantener un exhaustivo control del campo estéril, a fin de ser capaz de planificar y prever qué
instrumentos o suministros precisará el cirujano en el transcurso de la operación; en operaciones complejas
pueden participar dos enfermeros instrumentistas: uno se encargará de pasar el instrumental que sea preciso y el
otro se encargará de su preparación y de pedir aquellos suministros que sean precisos.

4. TAREAS DEL PESONAL DEL EQUIPO NO ESTÉRIL:

a) Anestesista: 

El anestesista es un médico especializado en la administración de medicación anestésica con el fin de conseguir los
diversos estados de anestesia en el paciente; es decir, será el encargado de inducir la anestesia, procurar su
mantenimiento en el nivel necesario el tiempo preciso y solucionar toda aquella reacción adversa  surgida como
consecuencia de la administración de fármacos anestésicos en el transcurso de la operación.

Los anestesistas o anestesiólogos no se limitarán al quirófano, aunque su principal campo de acción sean las
intervenciones quirúrgicas, si no que es el responsable de pautar el tratamiento contra el dolor o molestias tras la
intervención; debe proporcionar al cirujano unas adecuadas condiciones durante la operación y supervisar la sala
de despertar, a donde se lleva al paciente tras la intervención, a fin de mantener un control sobre el mismo hasta
que haya recobrado la normalidad en sus constantes vitales.

b) Enfermero circulante:

La misión principal del enfermero circulante es facilitar lo necesario antes, durante y después de la operación,
además de encargarse de las actividades de fuera de la sala de operaciones. Por tanto, el enfermero circulante
realiza un trabajo muy importante, en el que serán puntos a destacar:

Conseguir y mantener un ambiente de trabajo cómodo para el paciente y el equipo.

Respetar y encargarse que el resto de equipo respete las normas básicas de asepsia. 

Deberá considerar al quirófano como un todo, percatándose de cualquier fallo de la técnica estéril,
tanto propio como de otro miembro del equipo. Al estar más alejada del campo estéril que los demás, le
es más fácil observar el campo y detectar cualquier irregularidad que no haya sido captada por los
demás.

Proporcionar ayuda a cualquier miembro del equipo quirúrgico que lo necesite, tanto del equipo estéril
como del equipo no estéril. 

Conocer cómo se va a organizar el trabajo durante la operación, para así poder anticiparse a las
necesidades del equipo estéril.

Estar pendiente de las necesidades del equipo estéril y verificar que se le proporciona todo aquel
material que precise durante la intervención.

Establecer comunicación entre lo que ocurre dentro del campo estéril y la parte externa al mismo.

c) Técnico en cuidados auxiliares de enfermería:


Su misión es la de llevar a cabo una serie de actividades indirectas con respecto al equipo quirúrgico y al enfermo.
Sus obligaciones principales son:

Ayudar al traslado, movilización y acomodación de los pacientes; como miembro del equipo no estéril,
participará activamente en la colocación del paciente en la postura adecuada para la intervención.

Limpiar, colocar y guardar instrumental quirúrgico y equipos que sean precisos o que se hayan usado
durante la intervención.

Conservar el área de trabajo limpia y ordenada.

d) Celador o ayudante sanitario:

Son múltiples las tareas propias por parte del celador,  pero dependiendo del lugar donde estén desempeñando su
trabajo, pueden tener otras tareas propias del puesto. 

En aquellas tareas derivadas de la actividad que se lleva a cabo en el quirófano, podemos decir que son tan
importantes o más que aquellas que tienen designadas como propias. Por tanto, el celador que trabaje en
quirófano, además de cumplir con las funciones que le marca el estatuto, debe tener muy presentes las siguientes:

Respetará rigurosamente todas las normas internas del Servicio de Quirófano generales para todo
personal de la unidad, sobremanera aquellas referidas a la higiene personal y a la especial asepsia que
ha de observarse dentro de un quirófano.

Deberá conocer las intervenciones programadas para el día (parte quirúrgico), y el quirófano
correspondiente para las mismas, si tiene que atender ls necesidades de m´s de un quirófano.

Se informará sobre la posición en la que tendrá que colocarse el paciente, y los accesorios que van a ser
necesarios para la mesa quirúrgica.

Deberá conocer qué tipo de aparataje especial se prevé que va a ser preciso (aparato de Rx, aparataje
de isquemia, ecógrafo,...) y trasladarlo al interior del quirófano.

Informará al enfermero circulante sobre aquellos mensajes que, de forma verbal o escrita, le hayan
comunicado en la planta de hospitalización de donde viene el paciente. Esta información puede ser
trascendental para el paciente.

A su cargo estará el traslado de los pacientes desde la unidad correspondiente hasta los quirófanos, y
una vez intervenido, también se encargará de su traslado desde el quirófano a la sala de reanimación o a
aquel lugar donde le indiquen.

Cuando traslada a un paciente, deberá asegurarse de llevar toda la documentación clínica precisa, la


cual le será proporcionada por el enfermero de la unidad de procedencia correspondiente, responsable
del paciente.

Dentro del quirófano, formará parte del equipo no estéril y auxiliará en todas aquellas tareas que le son
propias, así como en las que le sean ordenadas por médicos/as, supervisor/a o enfermería.

Ayudarán, a requerimiento de la persona responsable, a la movilización  y sujeción de aquellos pacientes


que así lo requieran.

Una vez que el enfermero circulante y enfermero instrumentista hayan recogido el material utilizado en
la intervención en sus cajas correspondientes, deberá ocuparse de su traslado hasta la sala de
esterilización.

Trasladarán a los servicios correspondientes los objetos, muestras (muestras de laboratorio y anatomías


patológicas, entre otros) y documentos que le sean confiados por sus superiores.
Entregarán y recogerán todos los pedidos hechos al almacén y a la farmacia.

Darán cuenta a sus inmediatos superiores ante cualquier defecto o anomalía que perciban en referencia
a la limpieza de la zona quirúrgica y a su mantenimiento (cualquier pequeña grieta puede ser un foco de
entrada de microorganismos en un área que es de alto riesgo para el paciente), y también en lo referido
a la conservación de los aparatos utilizados en el quirófano.

Cumplirá con los servicios de guardia que le corresponda dentro de los turnos establecidos,
permaneciendo atentos en todo momento al funcionamiento de los quirófanos.

Esperará el cambio de turno, con el fin de que siempre haya en quirófano un celador para lo que fuera
necesario.

Controlará el acceso de personas al área quirúrgica, para evitar el paso de aquellos que no estén
autorizados.

Deberán acudir a cursos de formación continuada para mejorar la calidad de asistencia al paciente


dentro de su servicio.

En orden a su relación con el paciente y sus familiares, facilitará aquella información que les sea
necesaria y que sea de su competencia; si no es de su competencia la  información que demandan, sabrá
remitirlos a otra figura del quirófano para que resuelvan sus dudas.

También serán tareas del celador todas aquellas funciones similares a las anteriores que no hayan
quedado específicamente señaladas.

El celador de quirófano, además de conocer cuáles son sus funciones, ha de poseer unas características concretas
para poder ejercer bien su trabajo en un servicio tan complejo como el bloque quirúrgico. Por ello, debería poseer
una gran capacidad para el trabajo en equipo, además de otras dotes personales como pueden ser la facilidad de
palabra, paciencia, amabilidad, comprensión y adaptación al entorno, es decir, deberá tener don de gentes.

Como resumen de todo este tema, es fundamental que cada miembro del quirófano conozca, acepte y entienda
sus propias funciones y responsabilidades; el departamento al cual esté adscrito el quirófano tiene la
responsabilidad de proporcionarle al profesional una descripción de las funciones que le corresponden y precisar
los métodos a seguir para cumplir dichas funciones. 

Además, se encargará de marcar una serie de objetivos a cumplir a lo largo de un período de tiempo para cada
categoría que realice su trabajo dentro del bloque quirúrgico, y especificará ante quién es responsable cada
persona. A ningún empleado se le podrá obligar a asumir responsabilidades no precisadas en la descripción de sus
funciones.
TEMA 5 - PREPARACIÓN PREOPERATORIA

5. PREPARACIÓN PREOPERATORIA

1. INTRODUCCIÓN:

Cuando el paciente entra en la zona del antequirófano, es recibido por algún miembro del personal de quirófano,
generalmente un enfermero/a, que se encarga de hablar con el paciente y tranquilizarlo, al tiempo que realiza una serie
de comprobaciones, como que se le han retirado las joyas, la dentadura postiza o si ha sido rasurado de modo correcto. 

El paciente quirúrgico es trasladado hasta el antequirófano en la cama que ocupa en el servicio o en una camilla; a
ambos muebles deberemos limpiarles las ruedas con un paño con alcohol u otro tipo de desinfectante antes de entrar en
el servicio quirúrgico, para así evitar que entren gérmenes de los suelos del hospital en el quirófano. Habitualmente al
paciente se le colocará un camisón corto, con la parte trasera abierta, que deberemos dejar sin atar para facilitar el
trabajo del equipo del quirófano. El cabello del paciente se recogerá con un gorro quirúrgico para evitar que los
gérmenes que lleve en el cabello puedan contaminar el campo quirúrgico.

Este momento que pasa el paciente en el antequirófano, anterior a la intervención quirúrgica, suelen suponer instantes
de angustia y nerviosismo para el paciente; por ello, es fundamental que el personal que esté en contacto con él le
ofrezca un trato amable para dar mayor confianza al paciente, explicándole lo que le vamos a hacer para proporcionarle
mayor serenidad.

La comunicación de celador con paciente es básica para el estado emocional de éste último, puesto que los celadores
son los encargados del traslado del paciente dentro del área quirúrgica, además de asistir a su colocación en la mesa
quirúrgica bajo la supervisión de los miembros del equipo quirúrgico.

2. VALORACIÓN DEL PACIENTE QUIRÚRGICO:

El paciente deberá ser valorado continuamente durante todo el proceso preoperatorio, intraoperatorio y
postoperatorio: 

Dentro de la valoración en el postoperatorio encontramos dos fases, el postoperatorio inmediato, en el


cual el celador va a tener mucha presencia y por tanto, al que dedicamos el tema 7 y el postoperatorio
tardío, en el cual la presencia del celador es menor, recayendo la mayor parte de la responsabilidad en el
personal de enfermería.

En la valoración intraoperatoria, la actividad operatoria y cualquiera de las fases por las que atraviesa el
paciente son básicas y de suma importancia; cualquier variación mínima en el estado del paciente puede
suponer una grave alteración que requiere una atención inmediata. 

Pero para realizar una valoración intraoperatoria y postoperatoria correcta se necesita la  valoración
preoperatoria a fin de poder comparar el estado del paciente de modo general antes de la intervención a
su respuesta durante y tras la intervención.

Por tanto, de la valoración que nos vamos a ocupar en este apartado es de la valoración preoperatoria, cuyo objetivo
principal es preparar al paciente lo mejor posible para la intervención y así facilitar este proceso y evitar complicaciones
posteriores; aunque el celador no participa de manera directa en esta valoración preoperatoria, que suele hacerse en la
planta hospitalaria a no ser que la intervención tenga el carácter de urgente, sí que es importante que conozca la
existencia de la misma y cómo se realiza para poder proporcionar al paciente una mayor calidad en nuestra atención
como celador. 
La valoración preoperatoria se efectúa mediante los parámetros que indicamos a continuación:

Observación del paciente.

Exploración Físico-Psíquica del paciente.

Entrevista personal con el paciente.

Revisión de la historia clínica.

A) OBSERVACIÓN DEL PACIENTE:

Con la observación del paciente pretendemos conseguir, con un simple barrido visual de apenas unos segundos, datos
básicos y simples sobre el estado general del individuo.

Generalmente, nos fijaremos en el lenguaje verbal y no verbal del paciente (lo que podría definirse como su estado
general, expresión facial, expresión corporal y tipo de conversación). Para conseguir una mayor efectividad en este
punto, deberemos entrenar nuestra vista para que se fije, sin que lo note el paciente, en ciertos aspectos fundamentales,
como pueden ser:

Grado de aseo del paciente: sobre todo en las intervenciones urgentes, nos podemos encontrar con
diversas situaciones que puedan precisar una higiene previa, básica y rápida del paciente antes de
entrar a quirófano, aparte del ya mencionado rasurado de la zona a intervenir.

Presencia/ausencia de dolor: un paciente que presente facies de do-lor y que adopte posturas
antiálgicas estará sufriendo dolor aunque no lo manifieste verbalmente; hemos de recordar que no todo
el mundo representa igual el dolor, puesto que incluso factores culturales pueden influir en su
manifestación.

Grado de estrés del paciente: la perspectiva de intervención quirúrgica suele ser bastante estresante en
el paciente, por lo que se considera normal la presencia de cierto grado de estrés en el paciente
prequirúrgico; hemos de valorar mediante la observación del paciente que el estrés que presente
nuestro paciente está encuadrado dentro del rango normal.
B) EXPLORACIÓN FÍSICO-PSÍQUICA DEL PACIENTE:

La valoración preoperatoria mediante la exploración física del paciente nos proporciona datos clínicos que resultarán
muy útiles para su comparación con los que se obtendrán posteriormente durante la intervención quirúrgica. Además,
otro punto a tener en cuenta es la posible aparición de datos anormales durante esta valoración, puesto que se podría
tener que anular la intervención por ser esa anomalía una posible causa de aumento del riesgo quirúrgico (por ejemplo,
la aparición de hipertensión). Una valoración básica exploratoria debería incluir una evaluación de los diversos sistemas:

VALORACIÓN DE LA ELIMINACIÓN:

Hábito intestinal del paciente: (cuántas veces va al baño, si padece estreñimiento o


diarrea....).

Función renal.

VALORACIÓN  PERSONAL:

Peso y talla.

Edad.

Sexo.

VALORACIÓN CARDIORRESPIRATORIA:

TA.

Patrón respiratorio (frecuencia, profundidad y ritmo de las respiraciones).

Temperatura.

Enfermedades pulmonares.

Problemas cardíacos.

Antecedentes de tabaquismo, alcoholismo o de ingesta de sustancias tóxicas

VALORACIÓN NUTRICIONAL:

Desnutrición.

Obesidad.

Ingestión de alimentos líquidos o sólidos en las horas previas a la intervención (muy


importante en cirugía de urgencia).

VALORACIÓN DE LA MOVILIDAD:

Capacidad del paciente  para caminar o necesidad de ayudas (personales o mecánicas).

Grado de autonomía para la realización de las actividades de la vida diaria.

VALORACIÓN DE REPOSO Y SUEÑO:


Alteraciones en el sueño (insomnio, sonambulismo,...).

Ansiedad prequirúrgica.

VALORACIÓN DE LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE Y DE COMUNICACIÓN:

Estado cognitivo del paciente.

Nivel de conocimiento.

Capacidades de comunicación.

Grado de autonomía.

Nivel de dependencia.

VALORACIÓN DE PIEL Y MUCOSAS:

Coloración (pálida, cianótica, normal).

Alteraciones de la integridad de la piel: presencia de edemas, heridas...

Nivel de hidratación.

VALORACIÓN PSICOLÓGICA DEL PACIENTE:

Nivel de ansiedad y temor.

Estilo de vida.

Capacidad para hacer frente a los problemas.

Estado mental.

Situación familiar.

Creencias religiosas.

C) ENTREVISTA PERSONAL CON EL PACIENTE: 

De la entrevista personal con el paciente se pueden obtener múltiples datos, importantes todos ellos de conocer, por lo
que a todo paciente que entre en el hospital deberá entrevistársele en las primeras 24h de estancia. Cada hospital tiene
un protocolo de preguntas a seguir con respecto a la entrevista, aunque en todos ellos debería constar como datos
básicos a obtener:

ANTERIORES INTERVENCIONES QUIRÚRGICAS: la experiencia quirúrgica previa puede orientarnos


de cómo se va a desarrollar la intervención quirúrgica actual.

ENFERMEDADES ACTUALES: nos interesa conocer qué enfermedades padece, pues pueden interferir
en el desarrollo normal de la intervención.

MEDICACIÓN ACTUAL: aunque a la intervención quirúrgica se debe ir en ayunas, existen ciertos


tratamientos medicamentosos que deben ser administrados antes de la intervención.  

ALERGIAS MEDICAMENTOSAS: es importantísimo conocer si el paciente es alérgico a algún


medicamento, pues una reacción alérgica a un medicamento, como por ejemplo, a la penicilina, puede
suponer graves alteraciones al paciente, incluso la muerte.

D) REVISIÓN DE LA HISTORIA CLÍNICA:


Previo a la intervención, el servicio donde está ingresado el paciente debe poseer su historial clínico, para que el
personal de planta pueda comprobar que el paciente tiene listos todos los papeles necesarios para ser intervenido,
como pueden ser el consentimiento informado, la entrevista con el anestesista, un análisis previo a la intervención y el
papel de banco de sangre, conforme tiene sangre reservada, en caso de que en la intervención a realizar se prevea su
posible utilización.

3. PROTOCOLOS PREQUIRÚRGICOS:

Los protocolos de actuación prequirúrgica que tienen establecidos los servicios de quirófano, deberán ser efectuados de
forma conjunta por el personal que forma el equipo de quirófano y variarán dependiendo de una serie de parámetros:

Tipo de intervención.

Técnica quirúrgica.

Tipo de anestesia.

Patología que hace necesaria la intervención.

Posibles complicaciones.

Además, los protocolos prequirúrgicos podemos clasificarlos según cómo va a ser la intervención quirúrgica en:

Diagnóstico: incluirán las pruebas diagnósticas y funcionales necesarias a utilizar durante el transcurso
de la intervención.

Preanestésicos: en función del tipo de anestesia que se va a emplear.

De preparación quirúrgica: con los preparativos  básicos.

El plan de cuidados quirúrgico general comprende una serie de normas que el paciente debe cumplir antes de entrar en
un quirófano, para así minimizar los riesgos presentes durante la intervención:

El paciente debe respetar un mínimo de 8 horas de ayuno absoluto antes de la intervención. Cuando se


trata de una operación abdominal, el tiempo necesario de dieta absoluta nunca será inferior a las 12
horas. Una excepción a esta norma serán las intervenciones de urgencia, en las que el riesgo que implica
la presencia de comida en el estómago es menor que el riesgo de no operar.

Restricción de líquidos las 6 horas anteriores a la operación, si no se ha respetado las 8 horas de ayuno
absoluto.
Prohibido fumar previo a la intervención; es primordial tanto en el preoperatorio como en el
postoperatorio, pues el tabaco disminuye la capacidad ventilatoria y aumenta la mucosidad, pudiendo
incluso provocar un mayor acúmulo de lo aconsejable de los medicamentos anestésicos.

Retirada de prótesis dentales u oculares previo a la entrada a quirófano; la dentadura postiza impide la


correcta intubación del paciente y las prótesis oculares pueden causar confusión al valorar la reacción
pupilar.

Retirar anillos, pulseras, relojes, cadenas y todo aquel objeto que pueda llevar contaminación al
quirófano.

Las uñas estarán limpias y sin esmalte, para poder detectar con mayor facilidad la aparición de cianosis y
evitar la contaminación; además, el pulsioxímetro no funciona en presencia de esmalte de uñas.

Administrar un enema de limpieza la noche anterior a la intervención    a los pacientes que van a ser
operados de cirugía abdominal, pélvica, perineal o perianal. También se emplea en cirugías urgentes. Así
evitaremos le defecación involuntaria y las regurgitaciones que se podrían producir al relajarse la
musculatura durante la anestesia. Esta administración debe de estar marcada por protocolo según la
intervención a la que el paciente vaya a ser sometido, o en su defecto, debe ordenarlo el médico, pues
existen casos de cirugía abdominal, como puede ser una apendicectomía, en la que dicha administración
está contraindicada.

Preparación de la piel del paciente mediante  una ducha y la posterior aplicación de  povidona yodada
jabonosa. Luego será necesario el rasurado de  la zona quirúrgica y la siguiente aplicación de povidona
yodada en dicha zona, con su recubrimiento con un paño estéril.

Las pruebas prequirúrgicas que con mayor frecuencia se realizan al paciente son fundamentalmente las que se
enumeran a continuación, teniendo en cuenta que cada hospital puede encargar, además de éstas, aquéllas que tenga
establecidas por protocolo:

Analítica de orina: será un vaso con tapa, y su manejo debe ser escrupuloso, pues se puede encontrar
orina por los laterales debido a la recogida.

Analítica de sangre.

Electrocardiograma o ecocardiograma: se tramitará habitualmente con una petición de interconsulta a


cardiología, pues lo que se solicita es la valoración de dicho ECG por un cardiólogo.

Radiografía de tórax: prueba habitual para adultos y sobre todo, ancianos. Es poco probable su
realización como prueba preoperatoria en niños.

Pruebas funcionales respiratorias: en presencia de patología respiratoria; la más común es la


espirometría.

El resto de pruebas diagnósticas, como pueden ser las ecografías, TAC, endoscopias, etc. dependerán del procedimiento
quirúrgico que se vaya a realizar y de la necesidad de precisar con mayor nitidez la zona a intervenir.

4. DOCUMENTACIÓN NECESARIA:

Una vez que el paciente se encuentra en la zona del antequirófano, el enfermero/a encargado de dicho paciente deberá
revisar los informes que se encuentran en la historia clínica para detectar cualquier anomalía y comprobar que no falta
ningún documento.

La documentación necesaria para poder realizar una intervención quirúrgica puede variar ligeramente según el centro
hospitalario, pero normalmente suele ser obligatorio que esté presente la siguiente documentación:

Consentimiento informado.

Medicación preoperatoria prescrita.

Última medicación administrada.

Historia clínica.

Grupo sanguíneo.

Factor Rh.

Electrocardiograma o ecocardiograma.

Radiografía de tórax.

Analítica sanguínea.

Posibles alergias, sobre todo medicamentosas.

Valoración preanestésica.

Nota de ingreso firmada por el cirujano.

5. EL CONSENTIMIENTO INFORMADO:

El consentimiento informado es un documento de vital importancia a la hora de realizar una intervención quirúrgica,
pues con su firma el paciente indica que ha entendido el procedimiento a realizar, los riesgos que éste presenta y que
consiente, por tanto, en ser intervenido. Para su correcta y válida realización, el médico deberá informar al paciente de:

El problema que presenta y el por qué de una intervención quirúrgica para solucionarlo.

El procedimiento médico-quirúrgico más aconsejable.

Las posibles alternativas al tratamiento quirúrgico con sus ventajas y desventajas.

Las posibles complicaciones que pueden surgir durante y tras la intervención.

Los procedimientos adicionales.

El lenguaje que deberá utilizar el facultativo cuando se dirija al paciente será claro, sencillo, comprensible y adecuado al
nivel cultural  del paciente, de manera que se asegure que el paciente ha comprendido lo que se le está explicando.
Para que este documento tenga validez, deberá ser firmado por el propio paciente, por el cirujano y a ser posible por
algún testigo. Si el paciente es menor de edad, será firmado por sus padres o por un tutor legal. Si esto no ocurriera, se
entenderá que el paciente no ha consentido su intervención, que no ha llegado a comprender el alcance de la misma, y
por tanto, podrá reclamar en presencia de complicaciones.

6. ATENCIÓN PSICOLÓGICA A LA FAMILIA: 

Los familiares que acompañan al enfermo durante la intervención también experimentan una situación de ansiedad y
miedo. El trato del personal sanitario con ellos es fundamental para mitigar sus temores y disminuir su ansiedad, así
como informarles de la duración estimada de la intervención y de a dónde llevarán a su familiar al salir del quirófano, y
también a quién deben dirigirse para reclamar información. Indicaremos a los familiares que permanezcan en la sala de
espera de la zona quirúrgica, donde una vez acabada la intervención serán informados por el cirujano.

Los familiares suelen mostrarse con mayor preocupación ante la ausencia prolongada del paciente. Se debe aclarar que
el tiempo que transcurre no se corresponde con la duración de la intervención quirúrgica, ya que la preparación
quirúrgica y el postoperatorio inmediato en las unidades de reanimación suponen un tiempo de estancia prolongado.
TEMA 6 - POSICIONES DEL PACIENTE EN LA MESA QUIRÚRGICA: EL INTRAOPERATORIO

6. POSICIONES DEL PACIENTE EN LA MESA QUIRÚRGICA: EL


INTRAOPERATORIO

1. INTRODUCCIÓN:

La posición adecuada del paciente en la mesa quirúrgica dependiendo de la operación, la va a decidir el cirujano; la
función de guiar la colocación del enfermo en la posición correcta corresponde a la enfermera circulante, y la
movilización del paciente será tarea del celador, quien procurará mover al paciente siempre de un modo lento y  con
mucha precaución.

En algunas ocasiones, el enfermo ya está anestesiado cuando se procede a su colocación, por lo que no nos puede decir
si se encuentra incómodo o si nota que está en alguna postura antinatural. Deberemos tener en cuenta cuando lo
coloquemos, por tanto, que la postura que adopta no va a traer como consecuencia dolores musculares tras la
operación. 

La posición a adoptar por el enfermo dependerá de una serie de parámetros:

Tipo de intervención quirúrgica.

Vía de acceso.

Tipo de anestesia.

Edad, talla y peso.

Estado general del paciente.

El momento adecuado para la movilización del enfermo lo va a decidir el anestesista atendiendo a las siguientes
premisas:

Tipo de anestesia que se le va a colocar; si la anestesia es raquídea, suele  colocarse al paciente antes de
anestesiarlo. En anestesia general, normalmente se coloca al paciente en la posición correcta una vez
que el anestesista lo haya estabilizado. 

Si el paciente sufre mucho dolor cuando se le moviliza, como en el caso del enfermo traumatológico,
puede decidirse anestesiar al paciente antes de movilizarlo, a fin de que no le resulte tan desa-gradable
al enfermo la movilización.

Según la talla y edad del paciente, convendrá anestesiarlo antes o después de colocarlo en la posición
correcta. Por ejemplo, a un niño pequeño se le puede dormir en un sitio donde esté más calmado y luego
trasladarlo a la mesa de operaciones,mientras que en personas muy obesas puede ser conveniente
colocarlas en la posición correcta antes de la anestesia.

2. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD:

En el traslado del paciente y en su colocación sobre la mesa quirúrgica hemos de tener siempre presentes una serie de
premisas que deberán ser cumplimentadas antes del inicio de la operación, de modo rutinario:

El enfermo debe ser adecuadamente identificado, de modo que sepamos con certeza que la persona a
operar se corresponde al enfermo que tenemos en el antequirófano.
En todo momento, deberemos respetar la intimidad del paciente, evitando que se sienta violento por la
situación, y velar por sus necesidades.

Tanto la  mesa quirúrgica como la cama  en la que el paciente ha sido trasladado han de
estar perfectamente frenadas y aseguradas al realizar el cambio de cama

El anestesista será el responsable de que la cabeza del paciente esté protegida durante este cambio de
cama; otro médico se ocupará de sostener la parte afectada, por ejemplo, si es una fractura que hay que
reducir.

Los accesorios precisos para la operación han de estar dentro del quirófano antes de que el paciente sea
anestesiado

Ancianos, niños y pacientes ya anestesiados tienen que  ser movidos con suavidad  al colocarlos en la
posición pertinente.

El paciente colocado en decúbito supino no debe tener las piernas cruzadas, pues esta posición origina
presión en vasos sanguíneos y nervios.

El paciente colocado en  decúbito lateral ha de tener colocado un dispositivo entre las piernas  para
evitar la presión de vasos sanguíneos y nervios.

El paciente colocado en  decúbito prono no debe tener ningún tipo de presión en el tórax  para así
facilitar la respiración.

El paciente deberá  mantener una alineación corporal  correcta en cualquiera de las posiciones que
adopte.

 cualquier tipo de presión sobre arterias y venas mediante la colocación de dispositivos para facilitar la
circulación. 

Protegeremos las prominencias óseas, con el fin de evitar una presión que puede acabar originando una
úlcera por presión.

  que al colocar al paciente no hay  riesgo de compresión y/o estiramiento de ningún plexo  nervioso, lo
que podría originar desde dolor al paciente en el postoperatorio hasta una parálisis de la zona.

Para facilitar la oxigenación del paciente, nos aseguraremos que la expansión torácica es la adecuada, es
decir, que no hay nada que limite el movimiento normal del tórax y con ello la capacidad ventilatoria.

Habrá una vigilancia constante del enfermo  para evitar caídas  y deberán utilizarse todos los medios
humanos necesarios para la movilización del mismo; es decir, si el paciente ha de ser movilizado por
cuatro personas, no deberá ser movilizado sólo por dos personas.

Toda aquella posición que adopte el paciente sobre la mesa quirúrgica no puede en ningún caso obstruir
cualquier tipo de sistema que le haya sido colocado (sonda urinaria, drenajes,...).

No moveremos a un paciente anestesiado sin el previo consentimiento del anestesista.

La posición en la que ha de ser colocado el paciente ha de ser previa a la intervención, por si hubiera
algún error o existiesen dudas sobre el modo de lograr la postura.

3. LA MESA QUIRÚRGICA O DE OPERACIONES:

3.1. Definición:
Cuando hablamos de mesa quirúrgica nos referimos a una camilla especial donde colocaremos al paciente para ser
operado. Son muchos los tipos de mesas existentes para ser utilizadas en quirófanos, todas ellas con una serie de
ajustes especiales que conviene dominar. 

La mayoría de las mesas quirúrgicas constan de una tabla metálica de forma rectangular, cuya base la forma una
plataforma hidráulica o eléctrica. La tabla metálica de la mesa ha de poder dividirse en un mínimo de tres
secciones, todas ellas articuladas entre sí, que corresponderían a cabeza, tronco y miembros inferiores. Cada
sección de la mesa quirúrgica contará con un "túnel" que permite la entrada del aparato de radiografías para poder
realizar las placas de Rayos x durante el transcurso de la intervención.

Existen quirófanos para intervenciones más específicas, (por ejemplo, el quirófano de traumatología), donde
podremos encontrar la tabla metálica de la mesa quirúrgica dividida en más secciones que las tres habituales, pero
siempre manteniendo la disposición antes comentada: cabeza, tronco y miembros inferiores; por ejemplo, la parte
de los miembros inferiores puede dividirse de modo que cada sección sostenga una pierna. 

También el quirófano de traumatología se considera como una de las especialidades con más complicaciones tanto
a la hora de trasladar al paciente a la mesa quirúrgica, como en la colocación de la posición del paciente para ser
intervenido; esto se debe a que los pacientes de esta especialidad, muchas veces están provistos de tracciones
para alinear fracturas, yesos, vendajes etc, con el fin de inmovilizar fracturas o luxaciones que además mitigan el
dolor de la lesión, combaten el espasmo muscular y evitan deformidades. 

Además de lo comentado anteriormente, las mesas quirúrgicas para traumatología suelen tener muchos otros
accesorios, propios tanto de la mesa como de la especialidad. Suelen tener un tablero base con un dispositivo que
nos ofrece la posibilidad de bascular la mesa por medio de un motor; además, tiene montado en el mando de
colocación una corredera que permite la fijación de dispositivos varios para poder acoplarlos según el tipo de
intervención.

El colchón de la mesa quirúrgica, de al menos unos 8 cm de grosor, suele estar cubierto de  caucho conductor, de
modo que separa al paciente del tablero metálico, y además toda mesa quirúrgica contará con una toma de tierra
para evitar la trasmisión de corriente eléctrica al paciente y al equipo quirúrgico.

La mesa quirúrgica suele ser una mesa versátil, adaptable a todas las posiciones requeridas en cualquier tipo de
operación, que permite variar la altura y la inclinación con el fin de conseguir la posición deseada. 

Algunas mesas se movilizan gracias a un sistema electrónico (manual o por control remoto); otras constan de un
sistema de palancas que activan un sistema electrohidráulico; sea cual sea el sistema de movilización que presenta
la mesa quirúrgica, como pieza fundamental toda mesa ha de contar con un buen sistema de frenado para así
poder estabilizarla en cualquier posición que se adopte.

El mantenimiento de la mesa quirúrgica es muy importante para un buen funcionamiento. Por esto mismo, la mesa
de operaciones debe permanecer siempre limpia y desinfectada, tanto en lo relativo al tablero metálico como a la
colchoneta y los accesorios que se le acoplan. Para ello, es preciso limpiar bien todo con una solución de lejía y
detergente después de cada operación. Por supuesto, tanto la mesa como sus accesorios son de fácil limpieza y
desinfección.

Para un celador que trabaje asiduamente en quirófano, la mesa quirúrgica no ha de tener secretos, es decir, debe
conocer perfectamente el funcionamiento de la mesa quirúrgica y los accesorios de la misma, pues de este modo
facilitará la colocación correcta del paciente y evitará retrasos en la intervención.

3.2. Tipos de mesa quirúrgica:

Una vez conocidas las características generales de la mesa quirúrgica, hemos de ser conscientes de que el avance
de las técnicas quirúrgicas demanda a su vez el avance de la tecnología en general, incluyendo en este lote a las
mesas quirúrgicas, para que faciliten y agilicen el proceso de las intervenciones quirúrgicas.
Por todo esto, diferenciaremos el tipo de mesa y sus accesorios según las necesidades de las especialidades más
comunes:

A) CIRUGÍA, GINECOLOGÍA, ORL Y CIRUGÍA AMBULATORIA: 

Todas estas especialidades tienen por característica que pueden ser realizadas sobre una mesa quirúrgica
tradicional o estándar, pues requieren acciones básicas de movilización mediante sistema eléctrico, hidráulico o
manual, como pueden ser:

Movilización en todas las posiciones y alturas.

Separación de miembros inferiores. 

Extracción o flexión total de la parte inferior de la mesa correspondiente a extremidades inferiores.

Accesorios necesarios: Perneras, arcos, apoya brazos, rodillos para sujeción postural.
Todos ellos se colocarán por medio de soportes estándar, que una vez enganchados a la
mesa quirúrgica, permiten la fijación de cualquiera de estos accesorios.

B) TRAUMATOLOGÍA: 

Por su especial complejidad, los quirófanos de traumatología requieren una mesa quirúrgica mucho más
sofisticada, para de este modo facilitar el abordaje quirúrgico y la seguridad del paciente, dadas las complicadas
posiciones quirúrgicas de esta cirugía. A continuación, iremos explicando por medio de fotografías el tipo de mesa
quirúrgica y los accesorios apropiados según el tipo de posición quirúrgica a adoptar, para lograr así una mejor
comprensión de los mismos.

C) MESA DE NEUROCIRUGÍA:

Sus características son muy similares a las de las mesas traumatológicas.


D) UROLOGÍA: 

Las mesas quirúrgicas de los quirófanos de urología son muy similares a las que hay en los quirófanos de cirugía,
pero presentan mecanismos automatizados más sofisticados, que permiten  corregir las posturas quirúrgicas
durante la intervención; por ejemplo, en cirugía de riñón, conseguimos variar de la flexión a la extensión de la
parte superior e inferior del cuerpo, manteniendo siempre al paciente en posición de decúbito lateral.

Accesorios necesarios: al igual que las mesas de cirugía, constarán de soportes estándar para fijar toda
una serie de accesorios como pueden ser perneras, arcos, apoya brazos, rodillas, bandas de sujeción, etc.

E) OFTALMOLOGÍA:

En el quirófano de oftalmología, las mesas quirúrgicas suelen ser mucho más anchas que las normales, y no suelen
estar segmentadas. Lo más importante en este tipo de cirugía es el apoyacabezas, que debe ser cómodo, y debe
fijar bien la cabeza del paciente, para evitar movimientos involuntarios durante la intervención; también debe
permitir movimientos de elevación y de descenso.
Como en este tipo de intervenciones hay que taparle la cara al paciente, es muy común que éste sufra sensación de
angustia, pues no es necesario intervenir con anestesia general, y por tanto el paciente está consciente; como la
angustia aumenta el consumo de oxígeno, el anestesista puede indicar la colocación de gafas de oxígeno o la
colocación de un arco de separación con respecto a la zona intervenida. Este arco de separación ha de ser flexible,
con extremidades rígidas conectables al oxígeno y la barra superior provista de orificios para permitir la salida del
mismo y así administrar la oxigenoterapia al paciente.

4. APARATAJE UTILIZADO EN INTERVENCIONES QUIRÚRGICAS

Toda intervención quirúrgica, aparte del instrumental de intervención sobre el paciente precisa una serie de aparataje
que será tanto más específico cuanto más compleja y tecnificada sea la intervención. 

Aunque algunas especialidades quirúrgicas utilizan quirófanos adaptados ya al tipo de cirugía que realizan (por
ejemplo, en cirugías a pacientes con obesidad mórbida se necesita un quirófano adaptado, sobre todo en cuanto a su
mesa quirúrgica, que ha de soportar un peso mayor al habitual), es decir, están equipados para realizar un tipo de
intervenciones muy concretas, lo más habitual es encontrar quirófanos de uso multidisciplinar, comunes a todas las
especialidades, en las que nos encontraremos con una serie de aparataje complejo móvil que variará según el tipo de
intervención que se vaya a realizar. Los elementos más comunes de este tipo que nos podemos encontrar en un
quirófano los describiremos a continuación, junto con su ubicación más común y su uso habitual:

A) APARATO DE RAYOS X:

Aparato utilizado sobre todo en quirófano de traumatología. Es de gran tamaño y tecnología delicada. No
conviene trasladarlo a menudo y mucho menos en distancias largas y complicadas (ascensores, suelos
irregulares, etc), por lo que prácticamente siempre estará dentro del quirófano.

B)MICROSCOPIO:

Utilizado en especialidades como  O.R.L. y oftalmología; en los primeros, no suelen estar dentro del quirófano, ya
que se utiliza puntualmente en cirugía de oído y laringe, por lo que los encontraremos en el almacén, ante
quirófano u otro lugar elegido por el servicio de quirófano. 

Los microscopios del quirófano de oftalmología, por el contrario, se encuentran dentro del quirófano para esta
especialidad, ya que como hemos comentado, la mesa quirúrgica es especial y es prácticamente el  arma de
trabajo de los oftalmólogos. Pueden ir conectados a un monitor de televisión, donde se visualiza la intervención.
Ni que decir tiene que estos microscopios se encontrarán dentro del quirófano.

C) LÁSER Y CRIOTERAPIA:

Estos dos instrumentos serán utilizados en el quirófano de oftalmología para la realización de intervenciones de
humor vítreo. Los encontraremos siempre ubicados dentro del quirófano de la especialidad.

D) BALAS DE GASES ESPECÍFICOS:

Su uso fundamental es en la cirugía oftálmica; Los encontraremos situados fuera de quirófano (almacén), y  se
utilizan a demanda del cirujano.

E) BALAS DE NITROSO:
Las balas de óxido nitroso son utilizadas en el quirófano de traumatología. Las encontremos situadas una dentro
de quirófano y otra fuera, en el almacén, por si fuera preciso cambiarla durante la intervención. 

Se utilizan para activar ciertos motores de esta especialidad, y no están estériles, por lo que deben protegerse
con una sábana limpia o un paño estéril. Están colocadas sobre un soporte con ruedas para su fácil movilización,
al tiempo que seguro para evitar caídas accidentales

F) TORRE DE LAPAROSCOPIA:

Utilizada en cirugía, traumatología, ginecología, urología, es decir, en todas las especialidades que trabajen con
endoscopio. Consta de un monitor de televisión, un vídeo, una fuente de luz, una cámara y un insuflador de gas,
este ultimo indispensable en cirugía abdominal. Aquí se conectará todo el material quirúrgico estéril que nos
proporcionará la instrumentista. Su ubicación más común es el almacén.

G) FUENTE DE LUZ:

Independientemente de la luz de la torre de laparoscopia, existen otras fuentes de luz utilizadas sobre todo en
el quirófano de urología, en aquellas intervenciones mediante el método de endoscopia (resecciones
 transuretrales y cistoscopias sobre todo), y que conectadas a la lente y al resector sólo permite ver la
intervención al cirujano.

H) LITOTRICTOR:

Este aparato se utiliza en urología, mediante cirugía endoscópica, para extracción de grandes cálculos que no
puede expulsar el paciente por sí mismo. Su ubicación será el almacén, ya que su uso es para cirugía concreta.
I) MATERIAL DE YESOS:

Se considerará como material de yesos a todo aquel que se utiliza para extraer un yeso ya colocado o bien para
adaptar sus bordes o abrir "ventanas" (por ejemplo, para curar heridas) cuando se coloca un yeso. Los
podremos encontrar en el antequirófano, y consisten principalmente en una sierra circular, pinzas de pico de
pato, tijeras fuertes y separadores de bordes.

J) CARRO DE YESOS:

Está compuesto en su parte superior de dos jofainas y una balda extensible, que se utiliza para la preparación
de yesos y férulas, mientras que en su parte inferior encontraremos cajones para vendas de algodón, vendas
de papel y vendas elásticas de hilo o yeso. Su ubicación será el almacén.

K) TABURETES CON Y SIN RUEDAS:

En algunas intervenciones, el cirujano necesita sentarse para que el campo quirúrgico sea el adecuado (por
ejemplo, en ginecología, urología u oftalmología), por lo tanto dentro del quirófano suele haber dos taburetes.
Si se precisasen más taburetes, los encontraremos en el antequirófano; algunos son de altura especial (más
altos), sobre todo para el quirófano de oftalmología.

L) SILLAS DE OFTALMOLOGÍA:

Son sillas eléctricas, conectadas a la red mediante enchufe, que se pueden subir o bajar accionándolas con los
pies; además, tienen apoyabrazos para facilitar la cirugía. Se encuentran siempre dentro del quirófano de
oftalmología, a la cabecera de la mesa de operaciones.

M) APARATOS DE ISQUEMIA:

Los aparatos de isquemia se utilizan en la cirugía de miembros superiores e inferiores, para evitar hemorragias
durante la intervención. Consta de un manguito parecido al del tensímetro, pero de diferentes medidas según
el miembro a intervenir, que se conecta a un insuflador, enchufado a su vez a la red eléctrica que nos va a
mantener la presión necesaria. En el mismo aparato suele haber vendas de Smarch, o sea, vendas de goma
para realizar el vaciado de la sangre de miembro antes de la insuflación del manguito. Los encontraremos
guardados en el almacén del quirófano.
N) BOMBAS DE PERFUSIÓN:

Se utilizan para la perfusión intravenosa de medicación en anestesia; se guardan fuera de quirófano


(almacén) y se utilizan a demanda del anestesista. Tienen como particularidad que son fáciles de trasladar, y
que constan de un sistema que permiten un fácil enganche en el palo del portasueros.

5. COMPLEMENTOS PARA LA COLOCACIÓN DEL PACIENTE:

Los complementos que se utilizan en la colocación del paciente tienen por objetivo lograr una estabilidad del
mismo sobre la mesa de operaciones una vez colocado en la posición deseada, facilitando con ello un mejor acceso
a la zona a intervenir. 

Todos los complementos que van a entrar en contacto con la piel del paciente deberán estar bien acolchados con
un protector de caucho, y al mismo tiempo ser buenos conductores. Con estas medidas trataremos de evitar
cualquier tipo de traumatismos. Son estos complementos de la mesa quirúrgica:

A) CINTURÓN DE SEGURIDAD: 

Es una correa ancha y de un material no elástico, de manera que su función será limitar los movimientos de
las piernas del paciente para evitar que se caiga de la mesa quirúrgica.
B) CORREAS PARA LOS BRAZOS O MUÑECAS: 

Como su nombre indica, se colocarán alrededor de las muñecas para así asegurar los miembros superiores al
soporte lateral de la mesa. Esto es importante sobre todo en el brazo en el cual esté la vía venosa para el
paso de sueroterapia y medicación.

C) SOPORTE PARA EL BRAZO O APOYA-BRAZOS:

Se utiliza para sujetar el brazo elegido para la administración de soluciones intravenosas, cuando el brazo es
la zona a operar o cuando ha de retirarse dicho brazo por que interfiere en la zona de intervención.

D) ARCO O PANTALLA DE ANESTESIA:

Recibe este nombre una barra de metal que es colocada en la zona de la cabeza del paciente, y que tiene por
misión sostener la sábana estéril que lo cubre, a fin de que la cabeza del paciente sea visible para el
anestesista, y así ser utilizada como referencia de su función respiratoria en todo momento. Se coloca
después de la inducción a la anestesia y de la colocación del paciente en la mesa de operaciones.

E) SOPORTES PARA LOS PIES O APOYA-PIES:  

Serán unas piezas de metal acolchadas que se colocarán en los pies del paciente, cuyo objetivo será evitar
que se deslice de la mesa quirúrgica en el transcurso de operaciones que exijan una postura en la que la
cabeza esté más elevada que los pies.

F) SOPORTES PARA LOS HOMBROS: 

Son piezas de metal acolchadas que se colocan en los hombros y que evitan que el paciente se deslice de la
mesa quirúrgica al estar colocado en una posición en la que los pies están más altos que la cabeza.

G) ESTRIBOS O PERNERAS PARA LA COLOCACIÓN DE LOS PIES: 

Barras de metal acolchadas que en su parte superior forman una concavidad para colocar las piernas; muy
utilizadas en intervenciones ginecológicas y en el paritorio.
H) DISPOSITIVOS PARA EXTENSIÓN: 

Son unos largueros de tracción extensibles, que se suelen utilizar en intervenciones traumatológicas, para
poder separar bien los miembros que se están interviniendo.

I) ALMOHADAS, CILINDROS Y RODILLOS DE SOPORTES: 

Se utilizarán en la colocación del paciente en la mesa a fin de que la operación sea más segura y confortable.
Hemos de recordar que el paciente no se puede quejar, por lo que hemos de intuir cuál es el mejor punto de
colocación de estos dispositivos, de modo que no sean presionados vasos sanguíneos ni grupos nerviosos.

J) APOYO GLÚTEOS: 

Su uso se limita a aquellas intervenciones en las que por razón de posición, el tercio inferior de la mesa
quirúrgica se ha retirado pero es preciso que la zona de los glúteos del paciente quede sobre un soporte
rígido (sobre todo para que no tire por el resto del cuerpo).

K) SOPORTE ESTERNAL:

En intervenciones que tengan lugar en la zona posterior del cuerpo, hay veces que, porque ha de hacerse
algún tipo de presión en la zona, sea necesario un apoyo rígido para la zona del pecho pero que libere el
tórax; para ello se usará el soporte esternal, que cuyo nombre indica, se encargará de sostener esta parte del
tórax, punto de unión de las costillas.

Hay  un largo número de accesorios aparte de los ya mencionados, ya que cada centro hospitalario puede tener un
modelo de mesa quirúrgica diferente, e incluso algunas mesas son específicas para un tipo de intervención
concreta, como puede ser, por ejemplo, una intervención de columna. 

Los celadores que vayan a trabajar en el servicio de quirófano deben conocer las mesas de las distintas
especialidades con las que va a trabajar, así como los accesorios según intervención y la diferente manipulación de
los mismos. De este modo, asistirá con gran eficacia al equipo quirúrgico y no quirúrgico, y será una pieza
fundamental del proceso intraoperatorio.
6. COLOCACIÓN DEL PACIENTE QUIRÚRGICO EN LA MESA DE
OPERACIONES

A) Decúbito supino o dorsal:

La posición de decúbito supino o dorsal es la utilizada en quirófano para la inducción a la anestesia general y
para cirugía abdominal y procedimientos que involucren cara, cuello, tórax, hombros y extremidades
inferiores; se utiliza también en cirugía vascular, y puede emplearse en procedimientos ortopédicos cuando
brinda una exposición adecuada de la zona a intervenir. Siendo un poco más explícitos, generalmente se
suele utilizar en los tipos de cirugías que enumeramos a continuación:

Cirugía general: se utilizará esta posición en la mayoría de las intervenciones abdominales como
pueden ser apendicitis, hernias, colostomías, laparotomías...

Cirugía urológica: en intervenciones de próstata y vejiga, sobre todo.

Cirugía ginecológica: en quistes de ovario, histerectomías, cesáreas.

Cirugía de ORL: podremos utilizarla en intervenciones de nariz, septoplastias, amigdalectomías y


laringectomías, entre otras

Cirugía traumatológica: se intervendrán en esta postura brazos, manos, pies y piernas.

Cirugía oftalmológica: en operaciones de cataratas, glaucomas, desprendimiento de retina

Cirugía dermatológica: para la extirpación de melanomas, sobre todo.

Podremos utilizar esta posición tanto con anestesia general como con anestesia raquídea o locorregional y
con anestesia local.

En la posición que estamos describiendo, el paciente se encuentra boca arriba, sobre la espalda, con los
brazos ligeramente separados del cuerpo y asegurados a los lados, con las palmas hacia abajo o mirando
hacia el cuerpo y con las piernas un poco separadas. 

Colocaremos el cinturón de seguridad sobre las rodillas, y pequeñas almohadas bajo la cabeza y la curvatura
lumbar. Podemos encontrar varias modificaciones de esta posición básica, a fin de facilitar la intervención,
como:

POSICIÓN DE ROSER: es la de elección en la realización de procedimientos que impliquen cara y


cuello. El cuello se colocará en hiperextensión, normalmente colocando un cojín bajo los hombros,
o bien bajando la sección superior de la mesa quirúrgica. Hemos de procurar que el resto del
cuerpo no quede en una posición forzada que pueda provocar posteriores molestias al paciente, y
vigilar que no están siendo presionados paquetes vasculares o nerviosos esenciales del paciente,
almohadillando las zonas conflictivas: hueco poplíteo, caderas, talones,...

DECÚBITO SUPINO ANTEROLATERAL: en esta posición colocaremos al paciente una pequeña


almohada bajo el lado a intervenir a fin de lograr una pequeña elevación del mismo con respecto al
otro lado.                 La rodilla del lado afectado deberá ser ligeramente flexionada, para así evitar
una distensión de los músculos abdominales, y podremos inclinar ligeramente la mesa hacia el
lado de la cabecera a fin de mejorar el intercambio gaseoso. Se utilizará en cirugía torácica y
abdominal.

POSICIÓN DE RANA: se utiliza en operaciones de la zona de la ingle o parte interna de la


extremidad inferior; en esta posición, el paciente tiene las rodillas ligeramente flexionadas, con la
planta de los pies mirando hacia dentro y los muslos en rotación externa.           Para mantener esta
postura se colocarán almohadas bajo las rodillas y a nivel de los tobillos, para evitar lesiones de los
pies del paciente por el roce con la mesa quirúrgica.

EXTENSIÓN BRAQUIAL: como su nombre indica, el paciente en posición de decúbito supino


simple colocará el brazo del lado a operar sobre un soporte que lo mantendrá extendido en ángulo
recto con respecto al pecho, evitando la hiperextensión del brazo en todo momento para así evitar
daños en nervios del plexo braquial o en la arteria axilar. 

Esta posición se utilizará en operaciones de mama para facilitar la visibilidad de la parte lateral del tórax, y en
intervenciones de axila, mano o brazo, pues así se aísla la zona con la que se quiere trabajar.

B) Litotomía dorsal o posición ginecológica modificada:

Esta posición, además de ser la adecuada para el parto, será la de elección en aquellas operaciones en las que
se requiera un acceso a la zona perineal. De modo general, nos encontraremos esta posición en las siguientes
cirugías:

Cirugía ginecológica: en esta posición se realizarán legrados, intervenciones de vías bajas,...

Cirugía urológica: será la posición de elección en cistoscopias, biopsia de próstata, y demás


intervenciones que se dirijan a observar lo que sucede en el tracto urológico.

Cirugía general: se utilizará en la realización de hemorroidectomías, abscesos perineales, fisuras


anales,...

El paciente es anestesiado en posición de decúbito supino, teniendo la precaución de colocar los glúteos
cerca de la separación de la sección del tronco y la de los miembros inferiores.

A indicación del anestesista, se levantan las piernas del paciente por encima de las nalgas (se precisará una
persona para cada pierna) y se colocan en los estribos previamente acojinados, los cuales han de colocarse a
la misma altura y con el mismo ángulo de rotación, de un modo siempre adecuado a la longitud de las piernas
del sujeto. Hemos de tener la precaución de asegurarnos que el hueco poplíteo no está presionado en ningún
momento, para evitar lesiones en esta zona.
Se retirará o se doblará la sección de la mesa de operaciones correspondiente a las extremidades inferiores,
de modo que los glúteos queden justo en el borde. Con esto conseguiremos, aparte de un mejor acceso a la
zona a intervenir, que el peso del cuerpo no se desplace hacia la parte baja del dorso, dificultando la
intervención. 

Al volver a colocar la sección de la mesa una vez terminada la intervención, deberemos vigilar los dedos de
las manos por si coinciden con la articulación de la mesa, sobre todo si el paciente está dormido, pues
corremos el riesgo de pillárselos al realizar este movimiento.

C) Trendelemburg

Suele usarse en cirugía de órganos pélvicos, puesto que en esta posición los intestinos se colocan en la parte
superior de la cavidad abdominal facilitando el acceso a la zona pelviana, y también es una posición
adecuada para operaciones de las extremidades inferiores.

Colocaremos al  paciente en posición de decúbito supino, inclinando luego la mesa de operaciones de modo
que la cabeza del paciente esté más baja que los pies. Para facilitar esta postura, podremos utilizar soportes
acojinados para los hombros  a fin de evitar que el paciente se deslice hacia la cabecera de la mesa de
operaciones, o doblar la sección superior de la mesa haciendo un TRENDELEMBURG REGULAR (cabeza y
hombros rectos y el resto del cuerpo inclinado, sin llegar a flexionar la cadera), aunque esta última variante
puede interferir en la respiración del paciente al no permitir una correcta expansión torácica. 

En general, no se aconseja tener al sujeto en esta posición más tiempo que el imprescindible, pues se
comprime el diafragma con las vísceras abdominales y con ello se disminuye la expansión pulmonar, y con
ello disminuye la oxigenación del paciente.
D) Anti-Trendelemburg o posición Morestin (Trendelemburg invertido):

En esta posición, el paciente se encuentra en decúbito supino pero con la cabeza elevada y los pies en un
plano inferior. Se utiliza en operaciones que implican la parte superior del abdomen, cuello o la cara. También
se puede utilizar esta postura en cirugía abdominal de la zona superior, en  aquellos casos que por la posición
de la víscera sea más aconsejable que el paquete abdominal se coloque en la zona baja del abdomen.

Para evitar que el paciente se deslice sobre la mesa de operaciones, se colocará un tablero acojinado que
actúe de soporte de los pies, y pequeñas almohadas bajo las rodillas y la curvatura lumbar. Su ventaja radica
en que facilita la respiración y en que disminuye la irrigación de la zona a intervenir. 

E) Fowler:

En esta posición, el paciente estará en inicio en decúbito supino para luego elevar tronco y cabeza a una
altura de 45º, o a 30º (SEMI-FOWLER). Hemos de colocar cuidadosamente al paciente sobre las diferentes
secciones de la mesa de operaciones, pues elevaremos el tórax con la primera sección de la mesa de
operaciones, y deberemos colocar un tablero para soporte de los pies o elevaremos un poco los pies de la
mesa de operaciones, flexionando las rodillas para sostener con más facilidad las piernas del paciente y
evitar que se deslice sobre la mesa durante la intervención.

Colocaremos una almohada bajo cada brazo, de modo que miren al frente con las palmas de las manos hacia
abajo, y otra almohada bajo las rodillas si queremos que estén flexionadas. 
La posición de la espalda también es muy importante, y por ello hemos de conseguir que los hombros
permanezcan rectos. Colocaremos el cinturón de seguridad a  la altura de las rodillas para evitar que el
paciente pierda esta postura. Se empleará en intervenciones craneales, en las que además deberemos
colocar la cabeza en un soporte especial.

Una variante de esta posición es el FOWLER ELEVADO O POSICIÓN DE SEDESTACIÓN, en el que la


elevación de tronco y cabeza es de ángulo recto (90º), utilizada tanto en procesos neurológicos como en
procedimientos de otorrinolaringología.

La actuación será la misma que el caso anterior: acojinar los puntos de presión (brazos, sacro, talones) y
evitar que el paciente resbale sobre la mesa quirúrgica. El cinturón se le colocará sujetando el tórax, pero de
manera que no lo presione para evitar que comprometa la función respiratoria.

F) Decúbito prono o ventral:

Esta posición de boca abajo se utilizará con aquellos pacientes que han de someterse a cualquier tipo de
operación de la parte posterior del cuerpo. La inducción a la anestesia se hará con la persona en decúbito
supino, para colocarlo cuando indique el anestesista en decúbito prono, movilizando al paciente con cuidado.
Esta posición es utilizada sobre todo en:

Cirugía traumatológica: es la postura necesaria en operaciones de columna vertebral.

Cirugía dermatológica: cuando la zona de piel a extirpar se encuentre en la parte de la espalda.

Cirugía ambulatoria: como puede ser la intervención de un absceso perianal.

La cabeza del paciente en la posición de decúbito prono ha de reposar sobre el colchón y debe de estar
girada hacia un lado, para aliviar la distensión de la columna y conservar cuello y columna al mismo nivel, y se
colocará una pequeña almohada por encima del nivel de las mamas y otra por debajo de ambas axilas, para
facilitar la expansión torácica.

También deberemos colocar una almohada bajo las piernas, para así relajar los músculos, puesto que los
músculos de los pies y las piernas extendidos son causa de tensión muscular. Los brazos pueden colocarse en
tableros acojinados que hagan de soporte, y que permitirán extender los hacia fuera y hacia arriba, en la
misma dirección que la cabeza, con las palmas de las manos hacia abajo. Podemos encontrar diversas
variables dentro de esta posición, como:

DECÚBITO PRONO MODIFICADO: utilizada en ciertas operaciones de la columna vertebral, su


intención es conseguir que la zona quirúrgica quede horizontal, para lo cual se colocan las caderas
sobre la mesa quirúrgica de modo que coincidan con una de sus secciones, colocando un
almohadón bajo el abdomen para disminuir la presión. 
La sección de la mesa inferior se dobla, quedando las piernas y caderas hacia abajo y el resto del tórax
recto sobre la mesa de operaciones. Con esto conseguiremos enderezar las curvaturas naturales de la
espalda.

DECÚBITO PRONO CEFÁLICO: posición utilizada en intervenciones de neurocirugía. Recibe este


nombre porque se colocará la cabeza sobre un soporte de modo que el hueso occipital del cráneo
quede accesible, al igual que las primeras vértebras cervicales. 

Como todo el peso de esta zona descansará sobre mejillas y frente del paciente, hemos de tener  la
precaución de movilizar la cara cada cierto tiempo a fin de evitar que se necrosen por exceso de
presión. Los ojos han de estar protegidos de igual modo, para lo cual procuraremos que estén siempre
cerrados.

POSICIÓN DE NAVAJA BARBERA (TAMBIÉN LLAMADA DE KRASKE O DE JACKNIFE):


colocaremos al paciente de tal modo que sus caderas queden encima de la sección central de la
mesa, mientras acojinamos sus hombros y colocamos la siempre presente almohada bajo el tórax
para aliviar la presión y favorecer la expansión torácica, y con ello la respiración. 

También almohadillaremos la zona de los pies, evitando que queden en hiperextensión y que hagan un
exceso de presión sobre la mesa. Colocaremos un cinturón de seguridad a nivel de la pantorrilla y otros
sujetando los brazos si los consideramos oportunos; giraremos la cabeza hacia un lado y colocaremos
los brazos sobre la cabeza o en unos apoyabrazos. 

A continuación bajaremos la parte inferior de la mesa hasta la angulación que nos parezca apropiada, y
lo mismo haremos con la parte superior, de modo que sea la zona de las caderas la que quede más alta
con respecto al resto del cuerpo. 

Esta posición se utiliza en operaciones de la zona sacra, en hemorroidectomías y en extirpaciones de


quistes sacros. Es un detalle fundamental en esta posición el que el paciente sea devuelto muy
lentamente a la posición horizontal.

POSICIÓN GENUPECTORAL: se podría definir como variante de la posición en navaja barbera,


siendo sus aplicaciones, además de las comentadas en la anterior posición, la realización de
sigmoidoscopias y culdoscopias. 

Con el paciente en decúbito prono, acojinados tórax y brazos, se inclina ligeramente la cama de modo
que la cabeza quede más baja que los pies. Luego se doblan las rodillas en ángulo recto, quedando de
esta forma las caderas más altas que el resto del cuerpo. 

G) Decúbito lateral:

Al igual que en las anteriores posiciones, el paciente será anestesiado en decúbito supino, para luego, con
autorización del anestesista, colocarlo lentamente en decúbito lateral. Son las cirugías en las que más se
utiliza esta posción:

Cirugía renal: suele utilizarse esta posición en necesidad de extirpación de alguno de los riñones
de manera total o parcial.

Cirugía torácica: se utilizará el decúbito lateral en las intervenciones sobre los pulmones, y
también para la realización de alguna técnica como la colocación de un drenaje torácico.

Cirugía traumatológica: la cirugía de cadera es la principal representante de este grupo.

Para conseguir que el paciente mantenga esta posición se le puede colocar en la espalda almohadas y sacos
de arena. Flexionaremos la pierna que esté en contacto con la mesa de operaciones, y la separaremos de la
pierna superior, sólo ligeramente flexionada, utilizando almohadas, para evitar con ello una excesiva presión
sobre la pierna inferior. 

En cuanto a las extremidades superiores, el brazo que está en contacto con la mesa de operaciones se
colocará sobre un tablero, y el superior sobre un soporte especial colocado por encima de la cabeza. También
colocaremos una almohada bajo la cabeza del paciente, para que así cabeza, cuello y cuerpo estén bien
alineados.
Como variaciones de esta posición podemos encontrar:

POSICIÓN DE SIMS: o posición lateral modificada; el enfermo se halla acostado sobre uno de los
lados, con la pierna que queda en la parte inferior flexionada en 90º con cadera y rodilla, y  con la
pierna superior totalmente estirada. 

El brazo que quede en la parte de abajo se extenderá tras la espalda del paciente, mientras que el otro
brazo descansará flexionado sobre la mesa. Sus usos serán los exámenes endoscópicos anales en
pacientes con obesidad mórbida y en ancianos.

POSICIÓN DE LUMBOTOMÍA: es la posición ideal para realizar una intervención renal.


Anestesiado el paciente en decúbito supino, giraremos al paciente sobre el lado no afectado,
colocando la espalda cerca del borde de la mesa quirúrgica.

La rodilla del lado que no va a ser intervenido se flexiona, mientras que la otra queda recta (igual que
en la posición de Sims), por lo que hemos de colocar una almohada entre las piernas para evitar una
excesiva presión entre ellas. Para conservar esta posición sobre la mesa, podemos colocar un soporte
acojinado a nivel de la espalda y otro enfrente del paciente, evitando así que el paciente pueda rodar
hacia un lado en el transcurso de la operación. 

Otra condición indispensable es que la columna cervical se mantenga alineada en el transcurso de la


intervención; para ello colocaremos una almohada a nivel de hombros y nuca del paciente, para evitar
una hiperextensión de cuello y de los nervios del brazo.

POSICIÓN FETAL: se utiliza en anestesia raquídea y punción lumbar, y consiste en colocar al


paciente en decúbito lateral, con las piernas flexionadas sobre el pecho, de modo que quede
arqueada la espalda, siendo por tanto mucho más fácil localizar la zona de punción intervertebral.

7. LA ANESTESIA: CONCEPTOS BÁSICOS:

La historia de la lucha del hombre contra el dolor es poco más o menos la historia de la anestesiología.
Etimológicamente, anestesia significa falta de sensación; en general, todo lo que se entiende por anestesia, lleva
implícita la idea de pérdida de sensibilidad total o parcial inducida por un anestésico, así como la pérdida de la idea
de conciencia. Esta última es la anestesia general, en contraposición a la anestesia local, que se limita a una parte
del organismo.
Actualmente, gracias al desarrollo de la fisiología y la farmacología, la anestesia ha dejado de ser un arte para
convertirse en una ciencia, lo cual permite que la cirugía actual se realice con éxito en intervenciones hasta hace
poco impensables, como en  órganos vitales como el corazón y el cerebro.

El anestesista no sólo dormirá y dejará insensible al paciente ante el trauma físico y psíquico de la intervención,
sino que también deberá mantener sus funciones vitales, y se encargará de despertarlo para que inicie el
postoperatorio con normalidad.

Hoy en día, el paciente que va a ser sometido a una intervención quirúrgica para reparar, corregir o alinear un
problema físico, es el centro de atención de la actividad dentro de un quirófano.

Las operaciones suelen ser una experiencia única en la vida de una persona, por lo que el paciente debe saber que
estará protegido en todo momento. Además, durante el período que dura la inducción a la anestesia, revisten gran
interés las reacciones psicológicas que experimenta el paciente, pues pueden alterar la actuación de los fármacos
anestésicos; a modo de ejemplo, cuanto más ansioso o estresado se muestre el paciente en este período, más
potente será el efecto de la anestesia.

7.1- MEDIDAS PREVIAS A CUALQUIER ANESTESIA: 

Para cualquier intervención en la que se precise anestesia será casi obligatorio (excepto
situaciones de urgencia) que el paciente esté en ayunas al menos desde las 6h antes de la
intervención. 

El paciente deberá ser bajado o llegar al quirófano antes de la hora  programada para la
intervención,  para que de este modo la anestesia no se tenga que realizar de forma apresurada
El transporte cuidadoso del enfermo al quirófano es esencial y el traslado de la camilla a la mesa
de operaciones se facilitará, cuidando que el enfermo no haga movimientos ni esfuerzos inútiles,
prestando especial atención a los ancianos y a aquellos pacientes con alteraciones de aparato
circulatorio (por riesgo de compromiso vascular por el esfuerzo) y tracciones traumatológicas. 

Es necesario proteger adecuadamente los sistemas de goteo (para no realizar una extracción
accidental de la vía venosa), las sondas que pueda presentar el paciente y los aparatos de tracción,
si existe alguna fractura desplazada (en ningún caso deberá dejar de ejercerse la tracción en la
zona, excepto órdenes médicas).

Con respecto a la mesa quirúrgica, aparte de la sabanilla que debe cubrir el colchón deberá estar
preparada con una sabana entremetida y un salvacamas que coincida con la zona del campo
quirúrgico, para ayudar a mantener limpio y seco al paciente así como a la sábana en el traslado de
la mesa quirúrgica a la cama, una vez finalizada la intervención.

7.2- TIPOS DE ANESTESIA:

Con el uso de la anestesia se consigue la pérdida de sensaciones, sobre todo dolorosas por parte del
paciente. Esta pérdida de sensaciones se puede inducir en una parte del organismo o en todo el cuerpo, por
lo tanto, clasificaremos los tipos de anestesia según cuál sea la pérdida de sensibilidad que produzcan en:

Anestesia General
Anestesia Regional 
Anestesia general + espinal
Anestesia Local  
A) ANESTESIA GENERAL:

Por anestesia general se entiende un estado de inconsciencia total inducido por fármacos y caracterizado por la
pérdida de la sensibilidad, de las respuestas reflejas y de la motilidad en el organismo del paciente. Según la vía que
se utilice para administrar el anestésico podemos inducir la anestesia general con gases anestésicos (vía
inhalatoria) o con fármacos anestésicos intravenosos (vía intravenosa).

Períodos de la anestesia general

La anestesia general consta de una serie de períodos en los que el paciente va perdiendo poco a poco la
consciencia hasta que los reflejos dolorosos y musculares han desaparecido, momento en el cual se puede
iniciar la intervención quirúrgica. 

PRIMER PERÍODO - Analgesia: Abarca desde el comienzo de la inducción hasta el inicio de la


pérdida de conciencia. El paciente permanece quieto, respondiendo cada vez más débilmente a las
preguntas que se le hacen. La respiración es tranquila, y a veces irregular. 

SEGUNDO PERÍODO - Excitación o Delirio: Abarca desde la fase anterior hasta el comienzo de la


anestesia quirúrgica. Hay una pérdida total de la conciencia. El enfermo se puede mover, sus
reflejos están exaltados y puede tener vómitos; puede hablar, pero no es consciente de lo que
dice. En este período se produce un estado de relajación muscular, pero no se puede operar
todavía.

TERCER PERÍODO - Anestesia quirúrgica: El paciente se encuentra inconsciente, habiendo una


pérdida de reflejos y una inhibición de sus funciones vitales. Hay que intubar al enfermo para
mantener su respiración, y en este período se  mantendrá al paciente durante la operación.

CUARTO PERÍODO - Sobredosis: Se ha administrado medicación anestésica en exceso,


ocasionando una depresión grave de la respiración y de la frecuencia cardíaca. Hay riesgo de
muerte del paciente.
Colaboración del celador en la anestesia general:

La colaboración del celador en una intervención con anestesia general abarcará todos aquellos aspectos que
impliquen la movilización de a los pacientes, tanto en el preoperatorio como en el postoperatorio, e incluso
durante el acto quirúrgico si fuese preciso.

En cuanto a la colocación del paciente para la anestesia general, hemos de saber que debe colocarse en la
mesa quirúrgica en posición supina con una pequeña almohada bajo la cabeza, siempre que la anestesista no
indique alguna otra modificación en la postura, procurando mantener la alineación corporal en todo
momento.

El brazo que lleve la vía venosa (en general será el izquierdo), deberá reposar en hiperextensión sobre una
superficie acolchada (apoyabrazos), en un ángulo de  90º con relación al cuerpo. El otro brazo irá extendido a
lo largo del cuerpo del paciente, cuidando en fijarlo para que no caiga de la camilla y provoque
complicaciones durante la intervención.

B) ANESTESIA REGIONAL: 

La anestesia regional, también conocida como anestesia por conducción o bloqueo nervioso, es la supresión
reversible de la conducción nerviosa centrípeta o dolorosa, de modo que el paciente ha perdido la sensibilidad
dolorosa en una parte del cuerpo pero no ha perdido la conciencia. Esta técnica es muy utilizada en el quirófano
por varios motivos: 

Su sencillez, en referencia a que los agentes utilizados no son explosivos, el equipo necesario es
pequeño y su coste general es bajo.

Su efecto sobre el paciente, al no tener los efectos desagradables de la anestesia general.

Su idoneidad para la realización de intervenciones cortas y superficiales en aquellos pacientes en


los que por una serie de condicionantes no está indicado el uso de anestesia general, como pueden
ser:
Pacientes ambulatorios (operación de cataratas).

Pacientes que han ingerido recientemente alimento, lo que implica un peligro de


vomito, de regurgitación y de aspiración del contenido gástrico hacia los
pulmones, con una consecuente agravación de su estado general, si le fuese
aplicada una anestesia general.

Pacientes en los que por patologías o reacciones adversas previas no sea


conveniente administrarles anestesia general.

Podemos clasificar a la anestesia regional en dos grupos, de los cuales explicaremos los más importantes o más
utilizados en la actualidad:

Anestesia regional:

Epidural, extradural o peridural.

Intradural, raquídea o espinal.

Anestesia regional periférica:

Intravenosa

Troncular

Plexo

Ramas periféricas

Como hemos comentado antes, recibe el nombre de anestesia regional aquella consistente en la pérdida de la
sensación de dolor en una zona determinada del cuerpo, sin que el paciente llegue a perder la conciencia. Para ello,
puede bloquear un grupo determinado de nervios o bloquear la médula espinal a cierta altura, y con ello la región
que está por debajo de la zona donde se inyectó el medicamento anestésico Este tipo de bloqueo medular es el
más utilizado, siendo sus dos modalidades la anestesia espinal y la anestesia epidural.

La anestesia espinal consiste en la inyección de la anestesia regional en una zona de la médula espinal,


consiguiendo un bloqueo nervioso desde el punto donde se introdujo la anestesia, y por tanto la analgesia del
cuerpo desde el lugar de la punción hacia abajo, sin sobrepasar el diafragma, y sin que el paciente pierda la
conciencia.

Pueden aparecer complicaciones con este tipo de anestesia, siendo la más peligrosa el que ascienda el nivel de
anestesia accidentalmente hasta cerebro, implicando límites en que se comprometa la respiración del paciente, y
la más común la presencia de cefalea, hipotensión, vómitos y náuseas.

En  cuanto a la anestesia epidural o extradural, es un método semejante a la anestesia espinal, siendo su principal
diferencia que el medicamento anestésico se aplica en una parte más externa de la médula. Su ventaja sobre la
anestesia raquídea es que no provoca cefaleas.
Aunque las indicaciones son semejantes a las de la raquianestesia, una de sus aplicaciones principales es la técnica
de la anestesia epidural continua para mitigar los dolores del parto, pues además de su ventaja analgésica, este
tipo de anestesia no interfiere en la motilidad uterina, ni tiene nocivos sobre el feto, teniendo por tanto una gran
aceptación en este campo.

Colocación del paciente para anestesia regional:

Ya bien sea para anestesia intradural o extradural, la posición preferente para su realización es la de punción
lumbar, en sus dos variantes:

Posición de punción lumbar con el paciente acostado: 

Colocar al paciente  decúbito lateral, con el dorso lo más cerca posible al borde de
la mesa de quirófano y paralelo a ésta.

Inclinar la cabeza hacia delante y las rodillas hacia el mentón. Un ayudante se


colocará delante del paciente, poniendo una mano a nivel del occipital  y otra
detrás de las rodillas, para facilitar el mantenimiento de esta postura.

Posición sentado:  

El paciente se sentará al borde de la mesa quirúrgica, piernas colgando y pies


apoyados en un taburete.  

Flexionará la cabeza hacia el esternón para facilitar la visualización de la columna


vertebral.

C) ANESTESIA COMBINADA: GENERAL + ESPINAL:

La anestesia combinada (combinación de a.general y a.espinal) se aplica cuando el anestesista prevé que el
postoperatorio va a ser doloroso, para paliar o evitar un dolor importante al paciente.

Según la preferencia del anestesista, se puede practicar primero la a.raquídea, implantándole un catéter en el
espacio raquídeo medular, para de este modo introducir fármacos anestésicos/analgésicos, y que se fijará desde el
punto de inserción siguiendo la columna hasta el hombro con esparadrapo, y de modo posterior aplicará la
anestesia general. En este caso, en la movilización del paciente de la posición de punción lumbar a la de decúbito
supino sólo tendremos en cuenta el catéter colocado en la espalda.

Si se realiza primero la anestesia general, deberemos tener cuidado en la movilización del paciente hacia la
posición de punción lumbar, pues el paciente ya está dormido, por lo que tendrá colocados ya un tubo
endotraqueal para controlar su respiración, electrodos de EKG para control de su estado cardíaco, maguito de
tensión arterial para vigilancia de su estado cardiocirculatorio, un pulsioxímetro para conocer la saturación de
oxígeno presente en sangre, contando además con que está inconsciente, lo que significa que no nos puede ayudar
en la maniobra. El celador de quirófano, por tanto, necesitará la ayuda de otro compañero o del técnico en
cuidados auxiliares de enfermería correspondiente, y por supuesto de la enfermera circulante, que debe asistir en
esta maniobra, para lograr una correcta movilización.
D) ANESTESIA LOCAL:  

Por anestesia local entendemos el conseguir con fármacos la pérdida de sensibilidad en una zona pequeña del
cuerpo, tanto que su aplicación será justo sobre la zona (lo que la diferencia de la anestesia regional, que tiene que
relajar todo un plexo nervioso, y con ello sus estructuras, aunque sólo intervenga en una pequeña parte).

Es una anestesia superficial, no sistémica, y tiene por ventaja que el paciente puede irse para su domicilio tras la
realización de la intervención, pues los efectos secundarios que puede presentar son mínimos y normalmente
están referidos a problemas alérgicos, que si son graves tienen lugar en breves momentos tras la aplicación el
anestésico y tendrán lugar en el hospital. Fuera de estos primeros instantes, el riesgo de un efecto secundario
grave es mínimo o nulo.

Este tipo de anestesia  es la de elección para la llamada "cirugía ambulatoria", que como cuyo nombre indica, es
aquella en la que el paciente viene de su domicilio, es intervenido, y vuelve a su casa tras el proceso quirúrgico, con
una serie de recomendaciones según el tipo de intervención que se le haya realizado.

Según la aplicación del anestésico local, podemos encontrarnos varios formatos, cada cual adaptado al tipo de
cirugía que se aplique:

ANESTÉSICO EN GOTAS: utilizado en oftalmología para intervenciones leves (cataratas) en


pacientes que no presenten problemas de salud que puedan alterar su respuesta orgánica a la
operación (como cardiópatas o broncópatas).

ANESTESIA TÓPICA: utilizada para anestesiar piel y mucosas, suelen aplicarse como pomadas. Un
ejemplo de esta anestesia lo tenemos en el cloruro de etilo anestésico que actúa por frío y se
aplica a distancia y a presión, semejando una pequeña congelación de corta duración que
insensibiliza la zona donde se aplica. Suele utilizarse para dilatar abscesos, y su aplicación inicial
puede ser dolorosa.
ANESTESIA POR INFILTRACIÓN: la lidocaína o scandicaín al 1 o 2% es el agente anestésico más
frecuentemente utilizado en cirugía menor y dermatología; con ella se extraen quistes e incluso
pueden reconstruirse pequeñas heridas en cirugía plástica. Su administración la hará el propio
cirujano, debiendo colaborar el celador con él si es preciso ayudar al paciente a adoptar una
postura antinatural para la realización de la cirugía.

La colaboración del celador en este tipo de anestesia dependerá de la zona quirúrgica a intervenir y de la demanda
del personal de enfermería  o personal facultativo.

8. OPERACIONES QUIRÚRGICAS MÁS FRECUENTES:

Debido a las múltiples intervenciones que se pueden realizar hoy en día, sólo hemos querido destacar aquéllas que
por su frecuencia y complejidad un celador debe conocer antes de entrar en el quirófano. 

Siempre debemos tener en consideración que según el tipo de cirugía o de patología a la que se dedique el hospital
donde estemos trabajando, algunas de estas intervenciones que nombramos igual no tienen sentido, mientras que
otras que no hemos nombrado son mucho más comunes, pero nuestra intención es realizar un compendio de
aquellas que hemos visto que más dudas suscitan.

Por supuesto, como observaremos en las siguientes indicaciones, lo habitual es que el paciente sea anestesiado en
decúbito supino, y una vez que está inconsciente, que sea colocado en la postura que el cirujano desea o la
operación precisa. También es cierto que en ciertos pacientes, por su condición física, y en ciertas operaciones de
posturas muy complejas, hay que pedir al paciente su colaboración antes de la inducción anestésica, pero son las
menos. 

Otro comentario a añadir antes del desarrollo de este punto es el hecho referente a que un número importante de
intervenciones se hacen ya en postura de decúbito supino, con apenas variantes como un trendelemburg o un
antitrendelemburg para apartar el paquete intestinal con ayuda de la gravedad, según parte de abdomen que se
quiera intervenir, pero con los medios de los que disponemos actualmente, esto es algo que se realiza con la propia
camilla quirúrgica, debiendo el celador colocar únicamente los "topes" para evitar que se deslice el paciente.

Aclarado este punto, a continuación desarrollamos toda una serie de intervenciones importantes en cuanto a la
colocación del paciente: 

A) Cirugía columna vertebral:

Este tipo de cirugía precisa una colaboración importante por parte del celador, porque la movilización de
este tipo de pacientes suele ser muy delicada. Además, la postura de elección para este tipo de intervención
será el Decúbito Prono.

Una vez anestesiado y monitorizado el paciente, procedemos a la movilización del mismo, teniendo en
cuenta factores como el peso del paciente y la movilización de los accesorios necesarios para valorar el
número de personas que hacen falta para ello; generalmente se suelen precisar dos celadores, uno o dos
enfermeros, un TCAE, un anestesista y uno o dos cirujanos traumatólogos.

La movilización la dirigirá siempre el anestesista y deberá ser realizada a la vez por todo el equipo antes
nombrado; una mala movilización puede provocar graves daños en el paciente. Son pasos básicos a seguir
durante esta movilización:

Colocaremos al paciente a la orilla de la mesa, moviéndolo siempre en bloque para mantener la


correcta alineación corporal.

Giraremos con un cuidando especial la cabeza y el brazo donde está colocada la vía venosa para el
paso de los sueros.
Se acomodan las diferentes partes del cuerpo del paciente: colocaremos en la cabeza las
protecciones necesarias (coronas, paños,...) que necesite el anestesista, y procuraremos que el
tubo endotraqueal quede colocado  adecuadamente. Los brazos se colocarán hacia delante y se
podrán apoyar en los apoya-brazos comprobando bien los puntos de presión y los ángulos de
flexión.

Se colocará un rodillo blando (puede ser de goma-espuma o "casero", fabricado con una sábana o
con empapadores) a la altura del pecho, por debajo de ambas axilas, para proteger el plexo
bronquial y facilitar la expansión torácica.

Se procederá al cambio de la parte inferior de la mesa quirúrgica; colocaremos las rodillas,


protegiendo el hueco poplíteo mediante rodillos y los pies deberán quedar en posición anatómica,
evitando la hiperextensión, y protegidos si fuera necesario, para evitar malas posturas.

B) Cirugía superficial de espalda/glúteo:

Englobamos en esta categoría los quistes o fístulas sacras, habituales en la cirugía general y la cirugía
dermatológica referida a esta zona; la anestesia para este tipo de intervención puede ser general o raquídea.
La anestesia raquídea nos facilita el adoptar la posición adecuada, ya que el paciente puede colaborar con los
brazos en su movilización (si es necesario), teniendo precaución con las vías venosas o demás aparataje que
tenga colocado.

En cualquier caso, la posición a adoptar será el decúbito prono, por lo que seguiremos la misma técnica
descrita en la intervención de columna, pero sin tener que variar nada de la mesa quirúrgica. Por tanto, el
paciente quedará en decúbito prono con las piernas extendidas, cuidando expresamente la colocación de los
pies para evitar su hiperextensión, colocando una almohada bajo el empeine.

C) Cirugía ambulatoria:

Por cirugía ambulatoria entendemos toda aquella que se realiza sin que sea necesario el ingreso en el
hospital; serán pacientes que lleguen por su propio pie, habiendo cumplido una serie de indicaciones
médicas en su domicilio (ayuno previo, toma de ciertas medicaciones,…), y a las cuales el celador deberá
asistir para introducirlos en el quirófano y acompañar hasta que estén de nuevo con los suyos. Son
intervenciones de este tipo las dermatológicas simples, las oftálmicas en las que se prevé que no habrá
ningún riesgo para el paciente y por ejemplo, las vasectomías.
Como son pacientes en sus plenas facultades, y la anestesia que se les va a suministrar es local, colaborarán
en su colocación para la intervención, movimientos en los que serán asistidos por el celador el cual,
siguiendo las instrucciones del cirujano, los ayudará a adoptar la postura más adecuada.

D) Cirugía laparoscópica abdominal:

Se realiza con el paciente bajo anestesia general, y en cualquier cirugía abdominal que permita esta técnica,
mucho menos invasiva que la tradicional, que implicaba cortar toda la pared abdominal. El paciente estará en
posición de decúbito supino y las piernas se colocarán según indicación del cirujano: 

Separadas en el mismo plano horizontal: el último segmento de la mesa estará separado en dos,
uno para cada pierna. Permite separarlas, bajarlas o quitarlas para colocación de perneras.

Separadas con perneras: se colocan las perneras pero rectificadas, es decir, más bajas que en la
posición de litotomía.

E) Prótesis de rodilla:

La anestesia a utilizar puede ser raquídea o general, según quiera el paciente, lo permita su estado o lo
decida el anestesista. La posición a adoptar será la de decúbito para la inducción.

Una vez anestesiado, cuando ordene el cirujano, se flexionará la pierna lesionada, que es la que va
a ser intervenida.

Se apoyará el pie correspondiente al lado de la lesión sobre una cuña o calza, debiendo fijarlo para
evitar cualquier movimiento brusco.

La otra pierna quedará estirada, evitando la compresión del hueco poplíteo y manteniendo una
posición anatómica, al igual que el resto del cuerpo.

F) Osteoporósis de fémur:

Se aplica la técnica de osteosíntesis a aquellas fracturas óseas que requieran la utilización de materiales
metálicos (clavos, placas, tornillos, etc...) para fijar los segmentos óseos, en aquellas situaciones en las que el
hueso haya roto por tantos puntos que sea imposible una fijación por sí mismo con el uso de un vendaje
rígido o escayola. Para esta intervención utilizaremos anestesia raquídea o general, según lo permita la
situación. Serán pasos a seguir:

Adaptaremos la mesa quirúrgica, colocando las extensiones ortopédicas de la mesa quirúrgica, y


adaptándolas perfectamente a la parte inferior de la mesa; su función será permitir la reducción
de la fractura y mantener la tracción hasta terminar la intervención.

Colocaremos al paciente en decúbito supino, con el miembro inferior fracturado extendido,


fijando el pie correspondiente a la bota acolchada de sujeción de la extensión, para evitar
movimientos involuntarios.
La pierna contraria se flexionará sobre una pernera, debiendo evitar en todo momento la
comprensión del hueco poplíteo, y se colocará de modo que no estorbe sobre la zona de
intervención.

Se protegerá el periné con un acolchado, para evitar lesiones, y se colocará rodillo de protección
entre ambas piernas para mantener la posición anatómica, pues en fractura de fémur, el cruzar o
juntar las piernas implica una posible lesión y futura cojera (por salida de la cabeza del fémur del
acetábulo de la cadera), y también evitando la hiperextensión, que forzaría la musculatura de la
zona.

G) Artroscopia de rodilla:

Esta intervención puede realizarse con anestesia raquídea o general, y consiste en la intervención por
técnica laparoscópica de la articulación de la rodilla; en primer lugar, colocaremos al paciente en decúbito
supino, con ambas piernas colgando por debajo del nivel del paciente, pues de este modo se hace más visible
la articulación; son sus pasos:

La pierna sana se protegerá previamente con un vendaje elástico; de este modo, evitamos el
éxtasis venoso y la posible formación de trombos, y con ello futuras complicaciones.

La pierna lesionada se colocará de igual modo que la sana, sólo que deberemos esperar la orden
del cirujano pues necesitará la colocación de unas abrazaderas que sujeten el muslo para evitar
movimientos involuntarios.

H) Artroscopia de hombro:

Se utilizará la misma técnica laparoscópica que en la intervención anterior, sólo que esta vez la articulación a
inter        venir es la del hombro, por lo que las acciones a realizar difieren un poco; en inicio, varían porque en
ella se usará anestesia general, y su posición será decúbito supino normal, continuando con:

Colocación de tracción cutánea en el brazo lesionado, para de esta manera mantener dicho brazo
en extensión, elevado e inmovilizado, tarea de la que se encargará el cirujano, debiendo colaborar
el celador en aquello que se le indique. 

Como tarea básica, deberán tener los elementos de la mesa dispuestos para la tracción. Deberán
tener dispuestos, de igual modo, algún saco de arena, almohadillas y demás elementos de
colocación varios por si fueran necesarios para un adecuado manejo e inmovilización.

I) Prótesis de cadera:

En esta intervención, a realizar con anestesia general, la posición a adoptar será la de decúbito lateral, siendo
izquierdo o derecho según la cadera que se vaya a intervenir. Por supuesto, se anestesiará en decúbito
supino.

Colocaremos al paciente en la mesa quirúrgica de modo que permita el giro sobre la cadera sana
para exponer la cadera lesionada, y que no implique en ningún caso una posible pérdida de
equilibrio, que significaría la caída del paciente de la mesa de operaciones.
Se girará al paciente hacia el lado indicado, exponiendo las vías venosas (no deben quedar bajo el
cuerpo del paciente) y pondremos un rodillo bajo la axila que quede en el lado de la camilla, para
proteger plexo bronquial. El brazo de la vía se colocará en un soporte (apoya-brazos) a la altura del
mismo hombro para evitar una hiperextensión que pueda dañar plexos nerviosos. El brazo
contrario se colocará estirado paralelamente a la camilla, y lo situaremos también a la altura del
hombro correspondiente.

Se colocarán soportes de sujeción a la altura de abdomen y de la región lumbar. Si es preciso, se


utilizarán correas de seguridad y cinturones varios para evitar cualquier vencimiento del cuerpo
del paciente hacia un lado.

El miembro inferior que quede situado en el lado de la camilla (correspondiente al lado sano), se
flexionará, y colocaremos una almohada entre ambas piernas para facilitar una apertura de
caderas que facilite el trabajo al cirujano y que a su vez evite la presión de una pierna sobre otra;
hay que recordar que en pacientes con mal estado general, cualquier mínima presión les puede
ocasionar una pérdida de la solución de continuidad de la piel (una úlcera por presión).

La pierna lesionada quedará libre para poder ser movilizada por el traumatólogo, a quien
asistiremos para su colocación.

9.  PRUEBAS DE ANTES,DURANTE Y DESPUÉS DE LA INTERVENCIÓN:

La exploración médica consiste en un examen o reconocimiento físico, que se utiliza en distintas consultas y
especialidades médicas como parte importante de una anamnesis. Hay muchas razones para llevar a cabo una
exploración médica:

Reconocimiento Laboral.

Rendimiento físico y examen de aptitudes para acceder a determinadas funciones.

Exámenes rutinarios de control.

Diagnóstico de una enfermedad.

Programas de prevención de determinadas patologías.

Dentro de las pruebas que se realizan para una intervención quirúrgica están:

Análisis de sangre, orina, heces, esputos.

Pruebas de sangre para transfusiones (Banco de sangre).

Radiografías.

Ecografías.

E.C.G.
Todo esto forma parte de la documentación o historia clínica, que deberá acompañar al paciente al quirófano,
sobre todo cuando es una intervención programada, pues contendrá documentos importantes incluso para el
desa-rrollo correcto de la operación (sirva como ejemplo, las urografías en una intervención de litotricia). Durante
el período perioperatorio, por tanto, es frecuente que se realicen pruebas de diferentes tipos:

Analíticas de sangre.

Peticiones de Banco de Sangre.

Muestras de exudados.

Anatomía patológica.

Amputaciones de miembros.

Radiografías.

A) ANÁLISIS  DE SANGRE:

1. TUBO DE HEMOGRAMA:

Color del tapón: morado.

Puede ser pedida de modo urgente u ordinario.

No es necesario que el paciente esté en ayunas para la realización de la analítica, porque nos
indica la cantidad de hematíes presentes en sangre, aparte de otras cosas.

Puede y debe moverse el tubo para que se mezcle bien la sangre del paciente con el contenido el
tubo.

2. TUBO DE BIOQUÍMICA:

Color del tapón: teja.

Cuando se pide una analítica urgente, la cantidad de sangre que se extrae es de 5cc, cuando es
analítica ordinaria  puede ser de 10cc.

No se debe agitar nunca, ya que puede causar la hemólisis (rotura) de los hematíes.

Si se realiza de modo urgente, el paciente no necesita estar en ayunas; sin embargo, si es ordinaria,
sí que hace falta.

3. TUBO DE BANCO DE SANGRE:

Color del tapón: marrón.

No se puede mover.

No necesita ayunas para la extracción de sangre.

4. TUBO DE COAGULACIÓN:

Color del tapón: azul.

Se puede mover.

El paciente debe estar en ayunas si la petición no es urgente.

También deberemos tener en cuenta que el color de los tubos de laboratorio puede variar según el hospital
donde trabajemos.
5. GASOMETRÍA: 

Se utiliza una jeringa heparinizada. 

Con esta prueba medimos la concentración de oxígeno (O2), anhídrido carbónico (CO2) y el pH en
sangre.

Debe llevarse a analizar en hielo.

Se analiza sangre arterial

Se puede mover.

El resultado lo dan en el momento si es urgente.

6. GLUCEMIA: 

Sirve para medir la concentración de azúcar en sangre capilar.

Se puede realizar en planta antes de la intervención, para comunicarlo a anestesia, así como si se
le ha administrado insulina o no.
Se realiza también en el quirófano, pero no es necesario transportarla, ya que se consigue
mediante una máquina (glucocard) que lee el resultado instantáneamente.

Todas las muestras de sangre antes mencionadas deberán ir identificadas con etiqueta del paciente y
acompañadas de petición médica.

B) BANCO DE SANGRE:

El banco de sangre se encarga de la administración de concentrados de hematíes, de plasma o de cualquier otro


componente sanguíneo que precise el paciente; es habitual que cuando hay una intervención programada, el
paciente tenga sangre reservada en este servicio. El celador deberá encargarse llevar la orden médica para su
reserva y administración en el caso de que sea preciso.

En condiciones normales, la enfermera de banco de sangre tomará una muestra al paciente para cruzar la sangre, y
de esta manera reservar aquellas bolsas que se considera que pueden ser necesarias; cuando es una situación de
urgencia, el celador deberá llevar la orden médica y la muestra de sangre para la realización de pruebas cruzadas,
que en este caso la realizará la enfermera del propio servicio donde está ingresado este paciente.

C) MUESTRAS DE EXUDADOS:

Tras las intervenciones quirúrgicas, durante el postoperatorio, a veces es necesario tomar muestras de exudados
para diferenciar el germen que ha provocado una infección, para que una vez identificado se pueda proporcionar
el tratamiento antibiótico adecuado al mismo. Otros tipos de toma de muestra serán los llamados "frotis" o
recogida de células para examen microscópico de tipo faríngeo, conjuntival, nasal o de heridas. Para estas tomas
de muestras se pueden utilizar:

Jeringas: las jeringas suelen llevar una cantidad de líquido procedente de la zona de exudado (se
obtiene la muestra de exudado por succión); deberán ir tapadas con la aguja en su capucha para
evitar pinchazos, identificadas correctamente con el nombre  del paciente y dentro de un guante
no estéril o bolsa de esterilización. Acompañará a la muestra la petición médica.

Hisopo estéril con conservante: los hisopos son unos bastoncillos largos con una torunda en el
extremo y un tubo con una sustancia conservante para facilitar la identificación del germen
causante de la infección. Para la recogida del exudado, se toma la muestra directamente con la
torunda y se mete en el tubo conservante. Se identifica con el nombre del paciente y se traslada de
igual modo que la jeringa antes comentada.
Estas muestras deben enviarse antes de 2 h al servicio  de laboratorio sección de microbiología. Generalmente el
traslado se hace de inmediato y el laboratorio está dotado de estufas que lo mantengan a la temperatura
adecuada, en este caso ambiente, hasta que se procesa para la obtención de la causa de la infección.

D) ANATOMÍA PATOLÓGICA:

Al servicio de anatomía patológica se envían aquellas muestras que han sido extraídas durante la intervención,
siendo las más comunes:

Biopsias.

Resecciones de órganos (intestino, estómago, etc.).

Amputaciones de mama u órganos internos (excepto miembros).

Su fin principal es diagnóstico, y este diagnóstico puede ser de dos tipos: 

Interoperatorio: las muestras intraoperatorias se realizan durante la intervención y se trasladan


inmediatamente a anatomía patológica; se espera el resultado para decidir si se continúa con la
intervención o si se finaliza con la misma. Por ejemplo, en una intervención de mama por
congelación, se extrae una muestra y se envía a anatomía patológica, allí mediante un proceso de
congelación se analiza y según el resultado hay que continuar la intervención para realizar una
mastectomía radical o se cierra la herida y se finaliza la intervención.

Extraoperatorio: Las muestras extraoperatorias, se trasladarán a anatomía patológica a lo largo de


la mañana. Se introducen en formol todas las muestras, excepto los ganglios que se envían en
suero fisiológico o muestras especiales que se enviarán según protocolo o indicación del servicio
de anatomía patológica.

E) RADIOGRAFÍAS:

Algunas intervenciones, sobre todo de vías biliares, necesitan realizar radiografías durante su proceso; el celador
deberá tener preparado previamente el aparato portátil de Rx. Una vez que el paciente esté preparado y haya
comenzado la intervención, deberá tener listo dicho aparato portátil en el antequirófano.

Cuando el cirujano dé la orden, se avisará al servicio de Rx y al celador para preparar el aparato portátil. El
personal técnico de radiología se encargará de prepararlo y disparar la radiación; la placa la trasladará
inmediatamente el celador al servicio de Rx para su revelado y la subirá con la mayor rapidez posible, ya que el
equipo quirúrgico y el paciente estarán esperando por el resultado de la radiografía para poder continuar con la
intervención.

Se suelen realizar un mínimo de dos placas durante este tipo de intervenciones si no aparecen problemas; si la
intervención complica, no se retirará el aparato portátil del antequirófano por si es necesaria la realización de más
placas de modo posterior. Todas las muestras de Rx deberán ir acompañadas de:

Volante médico correspondiente.

Datos del enfermo (etiqueta).


Fecha y hora de la toma de la placa.

Servicio al que corresponde.

El servicio de radiología estará avisado la víspera de que se va a realizar una intervención de vía biliar o que van a
ser necesarios sus servicios, por lo que no habrá que llevar volante con todas las placas.

El servicio de traumatología no necesita Rx, ya que la imagen se consigue por el intensificador, donde quedan
grabados. Algunos de estos aparatos están equipados para emitir incluso las radiografías.
TEMA 7 - EL POSTOPERATORIO INMEDIATO

7. EL POSTOPERATORIO INMEDIATO

1. INTRODUCCIÓN:

Denominamos postoperatorio inmediato a aquel período que abarca desde el momento en que finaliza la operación
hasta que el paciente es recibido en la sala de reanimación o la planta correspondiente, donde recibirá los cuidados
necesarios a su estado tras el paso por el quirófano. 

Este período es extremadamente delicado, puesto que la mínima variación del estado del paciente implica su
desestabilización, por lo que el celador, encargado de su traslado desde quirófano hasta el punto correspondiente, tiene
una importante tarea de observación y alerta durante el postoperatorio inmediato.

De modo general, a no ser que se nos indique lo contrario, y basándonos en la premisa de mínima movilización del
paciente, pasaremos al mismo directamente de la mesa quirúrgica a la cama postoperatoria, evitando así el paso de
mesa quirúrgica a camilla, y de modo posterior a cama en el servicio correspondiente.

La cama postoperatoria la tendrá el auxiliar de clínica convenientemente preparada en el antequirófano, con las sábanas
dispuestas en abanico para facilitar la entrada del paciente y con una manta, puesto que debido a la pérdida de sangre
durante el acto quirúrgico, el paciente sufre una ligera hipotermia en condiciones normales, manifestando sensación de
frío.

El paso de mesa quirúrgica a cama será guiado por la enfermera circulante y el anestesista, quienes indicarán la mejor
postura para su traslado, que por lo regular será decúbito supino con la cabeza ligeramente ladeada por si el paciente
presenta vómitos, evitar una broncoaspiración. 

Retiraremos la almohada y colocaremos la cama en posición horizontal, y junto con el paciente llevaremos la historia
clínica y todos aquellos informes que nos proporcione el equipo quirúrgico, así como las órdenes verbales que nos
transmitan para mejorar la recepción del paciente en el servicio correspondiente.

Hemos de tener en cuenta que la situación ideal para un postoperatorio inmediato es aquella en la que el trayecto a la
sala de reanimación, que hoy por hoy es la sala específica existente para los pacientes postquirúrgicos inmediatos, es el
más breve posible, por lo que dicha sala debería estar dentro del área quirúrgica. 

Como la idea de la sala de reanimación es un término de aplicación reciente en términos quirúrgicos, no todos los
hospitales han podido adaptar sus estructuras, con lo que en nuestra trayectoria profesional podemos encontrarnos con
salas de reanimación alejadas de los quirófanos, o con que dicha sala no existe y el paciente ha de ser trasladado a una
planta de hospitalización. 

En vista de estos inconvenientes, el celador encargado del traslado del paciente en el período del postoperatorio
inmediato deberá saber hacer una pequeña valoración del paciente durante este tiempo, para así poder ofrecer una
atención de calidad. 

Aunque la valoración que vamos a explicar a continuación puede ser aplicable a cualquier tipo de traslado de paciente,
es especialmente importante su rigurosa aplicación en el postoperatorio inmediato, pues es en este período cuando el
paciente sufre un mayor riesgo de desestabilización, y por tanto cuando cualquier mínimo detalle tiene una importancia
vital.
2. VALORACIÓN DURANTE EL POSTOPERATOTRIO INMEDIATO:

2.1- VIGILANCIA DE LA COLORACIÓN DE PIEL Y MUCOSAS:

Una vez que el paciente es intervenido, consideramos como normal una coloración pálida de la piel y de las
mucosas, que está ocasionada por la pérdida de sangre sufrida durante la intervención y por todos los fármacos
intraoperatorios administrados, que pueden ser vasoconstrictores, con lo que se reduce el aflujo de sangre a la
piel, causa principal de dicha palidez.

Siendo la palidez normal, como hemos comentado, sin embargo consideraremos como signo de alarma la aparición
de cianosis en labios, uñas y/o dedos (las partes más visibles que tendremos del paciente), puesto que serán un
indicativo de mala oxigenación.

En presencia de cianosis, por tanto, avisaremos inmediatamente al personal médico o de enfermería, puesto que
puede ser indicativo de un próximo paro cardíaco, de una depresión del centro de la respiración por causa de los
fármacos anestésicos o del inicio de alguna complicación severa (derrame pleural), que deberá ser atendido de
manera inmediata.

2.2- VIGILANCIA EN PRESENCIA DE VENDAJES: 


Los vendajes del paciente los veremos en el momento de pasarlo de la mesa quirúrgica a la cama o camilla en la
cual será trasladado. Es importante verificar en este momento que los apósitos estén limpios, es decir, que no
presenten manchas de sangre que indiquen que el enfermo está sangrando por la incisión. 

Para no confundirnos con otras sustancias que puedan manchar los apósitos, diferenciaremos que es un sangrado
si dicha mancha tiene un color rojizo tirando a rojo intenso (será un sangrado arterio-venoso, habitualmente) y su
diámetro aumenta de modo paulatino. 

Si existe sangrado, lo podremos confirmar con una simple mirada al aspecto del apósito durante la movilización del
paciente, y por supuesto, ante la mínima duda, deberemos avisar inmediatamente al personal médico o de
enfermería para que confirme nuestra apreciación y actúe en consecuencia.

2.3- VIGILANCIA DE LAS PERFUSIONES ENDOVENOSAS:

Todo paciente que sale de quirófano lo hace con vía venosa y perfusión de sueroterapia, incluso podemos
encontrarnos con una perfusión medicamentosa en gotero o por bomba de infusión; tendremos, por tanto, que
vigilar que esta perfusión funciona de un modo correcto durante la movilización del paciente y durante su traslado
desde el quirófano hasta el lugar correspondiente; para facilitar esta vigilancia, son puntos que deberemos tener
presentes:

Al movilizar al paciente en el paso de la mesa quirúrgica a la camilla o cama hay que vigilar que el suero
no se salga de la vía, es decir, que no haya una extracción accidental del catéter por un tirón al realizar la
movilización.

El ritmo de perfusión del gotero ha de ser lento pero constante, a no ser que se nos indique lo contrario,
es decir, a no ser que el equipo quirúrgico nos comunique que la perfusión tiene que ir a chorro o que
tiene que ir cerrada hasta la llegada al servicio correspondiente.

La botella de la perfusión tiene que estar a una altura adecuada, que será aquella en la cual el ritmo de
perfusión sea el adecuado y que no haya reflujo de sangre a través del catéter. Este reflujo de sangre es
un hecho que ocurre cuando la fuerza que hay dentro de las venas es mayor que la fuerza con la que el
líquido que se perfunde entra en las mismas gracias a la gravedad. El problema que presenta este reflujo
es que puede obstruir el catéter impidiendo el paso de la perfusión, con lo cual esta vía deberá ser
desobstruida o el catéter venoso cambiado por parte del personal de enfermería correspondiente. 

Si el sistema de perfusión se vacía, no existe riesgo de que entre aire al paciente a través del catéter
venoso, por lo que no hace falta que tomemos ninguna medida, o simplemente cerraremos la vía de paso
del gotero para que no haya que purgar el equipo de suero para continuar con la perfusión.
Si evidenciamos pérdida de líquido procedente del sistema de perfusión, verificaremos que está
correctamente conectado al catéter venoso, y que la llave de 3 vías está sólo abierta para el paso de
líquido hacia el paciente. En caso de duda, avisaremos al personal de enfermería para que solucione el
problema.

Una vez que sale del quirófano, sobre todo aquel paciente que ha sido intervenido con anestesia
general, podemos encontrarnos con cuadros de desorientación, en los cuales el paciente puede intentar
arrancarse el catéter venoso colocado y demás aparatos que lleve. En esta situación, deberemos evitar
que el paciente se haga daño, sujetándolo firmemente y con seguridad.

2.4- VIGILANCIA DE LOS SONDAJES:

Cuando el paciente sale de quirófano podemos encontrarnos con que porta dos tipos de sondas: sonda urinaria y
sonda nasogástrica. Tanto con una como con la otra deberemos tener una vigilancia sobre ellas, para evitar
lesiones en el paciente durante el traslado. No es ningún tipo de vigilancia especial, es exactamente la misma
vigilancia que deberíamos tener en el traslado de cualquier paciente con las mismas características.

Son consideraciones a tener en cuenta cuando trasladamos  a un paciente portador de sonda urinaria:

La bolsa de diuresis, encargada de la recolección de la orina y que está conectada directamente a la


sonda urinaria, deberá estar siempre por debajo del nivel de la vejiga para evitar el reflujo de orina hacia
la vejiga del paciente. Últimamente, la mayoría de las bolsas urinarias tienen un sistema de antirreflujo,
pero teniendo en cuenta que la mayoría de las infecciones nosocomiales son urinarias (un 45% aprox.),
toda precaución para evitar una infección del paciente es válida, sobremanera si es un paciente
postquirúrgico.

Con el mismo fin de evitar una infección urinaria, hemos de evitar en la medida de lo posible las
desconexiones entre sonda urinaria y bolsa o colector de orina. Si hemos de desconectar, lo haremos
siempre con guantes y previo lavado de manos, siendo preferible que esta maniobra la realice personal
de enfermería.

Deberá evitarse que la sonda urinaria esté tensa, pues esto implica un roce en el meato urinario que va a
provocar una irritación de la zona o una herida, siendo muy doloroso para el paciente. Para evitar este
problema, no debemos tirar o dar tirones de la sonda, procurando llevarla suelta.
Comprobaremos que la sonda urinaria se encuentra siempre por encima de la pierna, y que nunca esté
atrapada por debajo, para evitar de este modo que la sonda se obstruya y le dé dolor al pa-ciente.

La sonda vesical puede ser molesta, por lo que un paciente desorientado tras la intervención puede
tratar de arrancarla, y con ello hacerse mucho daño, puesto que la gran mayoría de las sondas urinarias
van sujetas al interior de la vejiga por un globo hinchado con suero, o sujetas con un punto de sutura

En condiciones normales, la coloración de la orina es amarillo pajizo; si observamos hematuria


deberemos avisar al equipo quirúrgico o al personal de enfermería, puesto que evidencia un sangrado.
Como excepción, en cirugía urológica la orina será habitualmente hematúrica.

La sonda nasogástrica la encontraremos de manera frecuente tras intervenciones del aparato digestivo, esto es,
tras cirugía digestiva. Cuando el paciente porta una sonda nasogástrica, también tendremos que tomar una serie
de precauciones para mejorar la asistencia del paciente:

Normalmente, la sonda nasogástrica va conectada a una bolsa colectora para la recogida del líquido
drenado. Esta bolsa podemos trasladarla sobre la cama, y se colocará en un nivel inferior que el paciente
una vez que estemos en la planta correspondiente.

Al igual que la sonda urinaria, debemos evitar que la sonda nasogástrica vaya tirante, puesto que
lesionaríamos la mucosa nasal del paciente, provocándole dolor.
La coloración habitual del líquido drenado a través de la sonda nasogástrica es negro-verduzco. Si
evidenciamos una coloración rojiza, como una hematemesis, avisaremos de modo inmediato al equipo
quirúrgico o al personal de enfermería, pues puede indicar un sangrado importante del paciente.
En pacientes desorientados a causa de la anestesia, procuraremos poner la sonda nasogástrica fuera del
alcance del paciente, pues la sujeción de esta sonda es a la nariz, y por tanto es fácil que haga una
extracción accidental por desorientación.

2.5- VIGILANCIA DE LOS DRENAJES:

Por drenaje entendemos un sistema que permite la extracción de líquidos del interior de una cavidad corporal o
una herida. Por ejemplo, cuando se extrae un tumor o un órgano como puede ser el bazo, hay veces que queda un
hueco grande en su lugar, que puede llenarse de líquido como resultado del sangrado postintervención o por el
exudado de los tejidos que lo rodean.

Para evitar el acúmulo de este líquido en la cavidad vacía, es preciso colocar un sistema que lo lleve al exterior, de
manera que se pueda cerrar poco a poco la cavidad y que podamos evidenciar si el sangrado de la zona intervenida
se puede considerar como normal o hay presencia de una hemorragia interna que exige una reintervención.
Con relación a un drenaje, nuestra función de vigilancia principal será el visualizar el líquido o exudado recogido
por este drenaje, sabiendo que será anómalo un excesivo drenaje de líquido, y siendo nuestro deber el informar de
este dato, es decir, que la cantidad de líquido acumulado en el drenaje desde que recogimos al paciente en el
quirófano ha aumentado de forma muy notoria y alarmante en el trayecto hasta la planta de destino.

Los drenajes que nos podemos encontrar cuando trasladamos a un paciente desde el quirófano son de dos tipos:
Abiertos y cerrados.

1.- DRENAJES ABIERTOS:

Llamamos drenajes abiertos a aquellos que ponen en contacto directo la cavidad que quiere ser drenada con
el exterior. Existen varios tipos:

PENROSE: tubo hueco, ancho y acanalado que consigue drenar por capilaridad, es decir, atrae el
exudado de la zona al exterior. Normalmente no los veremos, porque suelen taparse con gasas
para que empapen el exudado, por lo que la vigilancia del vendaje es una buena manera de
controlar el funcionamiento de este drenaje. 

KHER O TUBO EN T: este drenaje es muy importante, pues drena la bilis de hígado y vesícula
biliar tras una intervención a nivel de aparato digestivo. Irá conectado a una bolsa de orina.

TUBO SILICONADO: es el drenaje abierto más utilizado en la actualidad en el quirófano. Consta


de un tubo siliconado que se conecta a una bolsa de orina, y cuyo contenido suele ser hemático.

TEJADILLO Y CIGARRILLO: el tejadillo es un drenaje abierto similar al penrose, pues drena por
capilaridad. Se diferencia en que el penrose es un tubo y el tejadillo una lámina acanalada por
ambas caras. En cuanto al cigarrillo, es un penrose rellenado con gasas. Se manejan de igual modo
que el penrose.

2.- DRENAJES CERRADOS:

Los drenajes cerrados evitan el contacto de la cavidad con el exterior, y normalmente ejercen algún tipo de
succión o presión sobre la zona para facilitar el drenado del exudado. Son los más comunes:

REDÓN: el drenaje cerrado tipo redón consta de una botella graduada con vacío que aplica una
succión al interior de la cavidad y facilita la salida del exudado. Al estar graduado, permite la
medición de un modo más simple de la cantidad drenada.
PLEUR-EVAC O DRENAJE TORÁCICO: es el drenaje apropiado para la cavidad torácica, y es un
sistema de drenado que consta de 3 cámaras, una para aplicar vacío si se precisa, un sello de agua
para evitar que entre aire del medio ambiente al pulmón y una tercera que se encarga de recoger
el líquido o aire que se pretende quitar en el pulmón. Este tipo de drenaje es el único que puede
drenar aire en caso de neumotórax, y también es el más delicado de todos los drenajes que nos
podemos encontrar.

Por tanto, además de controlar la cantidad de líquido que drena (lógicamente, no podremos
contabilizar la cantidad de aire que pierde), deberemos vigilar que este aparato está en todo momento
por debajo del nivel de inserción en el paciente, para evitar que lo drenado vuelva otra vez a la cavidad
pulmonar.

2.6-  VIGILANCIA DE LOS VÓMITOS:

El vómito es la salida de contenido gástrico por boca, y es una reacción bastante habitual en pacientes
anestesiados con anestesia general y con anestesia raquídea, siendo esta causa de que deban estar en ayunas
cuando son intervenidos. A pesar de esta precaución, hay ciertos casos en que van a aparecer náuseas y vómitos
tras una intervención, como puede ser tras una intervención de urgencia.
El peligro de los vómitos lo representa el riesgo de aspiración de contenido gástrico a vías respiratorias, pues el
paciente, al haber sido anestesiado, tiene anulados los reflejos más simples, como puede ser el reflejo de la tos o el
cierre de la glotis a la hora de tragar alimentos.

Por tanto, nuestra actuación en caso de que un paciente recién intervenido comience a vomitar será el colocarle la
cabeza ladeada, pues de este modo se evita la broncoaspiración y se consigue mantener abiertas las vías
respiratorias. Si no es posible ladearle la cabeza al paciente, algo que puede ocurrir en caso de intervenciones de
columna, ladearemos al paciente moviéndolo en bloque y pediremos ayuda. En ambos casos, comunicaremos lo
sucedido al personal de enfermería de quirófano o al de la sala donde hemos trasladado al paciente.

2.7-  VALORACIÓN DEL ESTADO DE CONSCIENCIA:

Una vez finalizada la intervención quirúrgica, el paciente estará aún bajo los efectos de la anestesia, con lo que nos
podremos encontrar con pacientes aún totalmente anestesiados, y por tanto, inconscientes, y otros que están en
un estado de semiinconsciencia, es decir, obnubilados, que responden muy lentamente a estímulos como el
llamarlos por su nombre o preguntarles si tienen dolor.

Tenemos que tener en cuenta que existen otros tipos de anestesia aparte de la general, como pueden ser la
raquídea o la localizada, en la cual el paciente está consciente pero tiene disminuida la sensibilidad y la movilidad
de la zona que se ha anestesiado, en el caso de la anestesia raquídea, miembros inferiores y zona inferior del
tronco, y en el caso de la anestesia localizada, aquella zona que haya sido intervenida: un brazo, una mano, un pie,...

Durante el traslado del paciente a la sala correspondiente, sólo podremos valorar de un modo relativo la
consciencia del paciente, puesto que como ya hemos comentado, está alterada a causa de la anestesia general. Sí
que podremos valorar a aquellos pacientes que hayan sido intervenidos con anestesia raquídea o local, en los
cuales deberemos estar atentos a variaciones de la actitud del paciente, como delirios, desorientaciones o
silencios súbitos, que pueden indicar alteraciones graves, y de las cuales deberemos avisar al equipo de
enfermería.

Tenemos que tener en cuenta durante el traslado, que un paciente anestesiado tiene disminuida la sensibilidad y la
movilidad de todo el cuerpo (en anestesia general) o de partes concretas (en el caso de anestesia raquídea y local),
por lo que no puede saber si la postura que tiene es cómoda o le provoca malestar o dolor, pero si permanece
mucho tiempo en una postura inadecuada, podemos ocasionarle alteraciones que variarán desde dolor en la zona
en el postoperatorio tardío hasta problemas vasculares y nerviosos graves de la zona (falta de fuerza en
extremidades, necrosis de zonas concretas,...).

Para evitar este tipo de problemas, en el traslado del paciente nos aseguraremos de que la postura sea adecuada
vigilando los siguientes puntos:

Las piernas del paciente nunca pueden ir cruzadas, pues disminuiríamos la circulación sanguínea de la
zona; la posición ideal será estiradas sobre la cama, a no ser que el anestesista o la enfermera nos
indiquen otra posición.

Los brazos del paciente deben ir siempre encima de la cama, nunca colgando a los lados, para evitar
golpes en los mismos.

La cabeza no puede ir colgando hacia atrás, deberá ir sobre una almohada o sin almohada en posición
correcta. En intervenciones en las que se ha utilizado anestesia raquídea suelen dejar al paciente sin
almohada, para evitar la aparición de un efecto secundario común en este tipo de anestesias: el dolor de
cabeza por flexión del cuello.

Por la misma razón que en el apartado anterior, a este tipo de pacientes deberemos llevarlos siempre en
decúbito supino, y nunca colocarlos en posición de Fowler en este primer traslado.

Procurar que la ropa de cama esté holgada en los pies, para evitar una excesiva presión en la zona.
Algunas veces tendremos que participar en el traslado de pacientes intubados y con diverso aparataje por el que
se le estará administrando medicación para mantener sus funciones vitales. Como es lógico, en el traslado de este
paciente tiene que acompañarnos, como mínimo, la enfermera de quirófano, y a ser posible, también el
anestesista, para un control más estricto del estado general del paciente y una intervención rápida en caso de
situación de urgencia.
TEMA 8 - LA COMUNICACIÓN DEL CELADOR CON EL PACIENTE QUIRÚRGICO

8. LA COMUNICACIÓN DEL PACIENTE QUIRÚRGICO

1. INTRODUCCIÓN:

Por comunicación entendemos el intercambio de información o de sentimientos entre dos o más personas. Los
profesionales del medio sanitario establecen una relación de empatía con el paciente a través de la comunicación. Y para
ello es necesario saber escuchar y ser escuchado. 

Existen dos tipos de comunicación: comunicación verbal y comunicación no verbal. La comunicación verbal es la palabra,
con la cual transmitimos al otro una información, al tiempo que expresamos nuestros sentimientos según el tipo de
entonación que le imprimamos a nuestra conversación. La comunicación no verbal es el lenguaje gestual; según cuál sea
la expresión corporal de la persona con la que estamos hablando sabremos interpretar mejor el mensaje que nos envía.

2. ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN:

Para que pueda tener lugar una comunicación, son imprescindibles una serie de  elementos: emisor, receptor, código,
mensaje, canal y contexto.

EMISOR: 

Definiremos emisor como la persona o grupo de personas que quieren transmitir una información.


Para poder transmitir la información se necesitan unos signos concretos llamados códigos, los cuales
deberán ser conocidos por el receptor para que se pueda producir la comunicación; por ejemplo, un
código por todos utilizado es el idioma.

RECEPTOR: 

Definiremos receptor como la persona a la cual va dirigida la información que emite el emisor, y que


presta atención a la información que produce el emisor. 

La función del receptor es descodificar el mensaje, es decir, el mensaje recibido se relaciona con los
conocimientos del receptor y así, descifra el significado del mensaje.

CÓDIGO: 

Por código entendemos el modo en que el emisor manda la información al receptor;  para que la


comunicación sea posible, ambos deben conocer el mismo código.

El número de códigos existentes es infinito; será cualquier conjunto de signos, con la condición de que
deben ser comunes al emisor y al receptor.Como ejemplo, un código es el lenguaje castellano (lenguaje
verbal), y otro código también es el lenguaje de las banderas (lenguaje no verbal).

MENSAJE: 

Será mensaje la información que el emisor quiere enviar al receptor a través de un código. 

Los mensajes se pueden enviar por escrito, de modo oral o por ejemplo, mediante una obra de arte. 

CANAL: 

El canal es el medio por el cual viaja el mensaje codificado entre el emisor y el receptor; por tanto, son
canales utilizados habitualmente el papel (en el lenguaje escrito; por ejemplo, un periódico o una nota
informativa), el aire (transmite la voz), o el cable del teléfono (en el lenguaje oral).

Puede usarse un solo canal o varios de ellos a la vez, como se hace, por ejemplo, en los aeropuertos, en
los cuales nos avisan con la voz de la salida de un vuelo, a la vez que lo podemos leer escrito en una
pantalla. Como es lógico, el canal siempre deberá estar adecuado a cada mensaje.

CONTEXTO: 

Es el entorno concreto donde se genera el mensaje: en la calle, en tu trabajo, en casa,...

Con estos elementos podemos describir el proceso de la comunicación, que siempre seguirá el esquema que
mostramos a continuación, con su explicación detallada:
En primer lugar, el emisor organiza la información que quiere transmitir, creando el mensaje en su
cerebro.

Una vez que el mensaje está preparado, el emisor lo codificará antes de enviárselo al receptor.

El receptor recibe el mensaje, pero para poder comprenderlo antes deberá   descodificarlo. Si la
descodificación es incorrecta, el receptor no entenderá el mensaje y no se producirá la comunicación.
Esto sucede, por ejemplo, cuando se intentan comunicar dos personas con un idioma diferente.

Una vez descodificada la información, el receptor puede mandar otro mensaje al emisor; a este gesto se
le conoce como  retroalimentación. Gracias a la retroalimentación se comprueba si el receptor ha
descodificado el mensaje de un modo correcto y si se ha producido la comunicación de un modo
correcto.

En una comunicación cualquiera pueden aparecer  ruidos. Los ruidos son  interferencias  que dificultan
que el mensaje sea percibido por el receptor. Los ruidos pueden ser físicos (como las voces de las
personas que están a nuestro alrededor, o el sonido de un martillo hidráulico si estamos en la calle) o
psíquicos (como el grado de interés que muestra el receptor; sirva de ejemplo cuando un niño está
viendo la televisión su programa favorito y le hablamos; no nos oirá porque no nos está prestando
atención).

Hay veces que el mensaje puede no ser comprendido correctamente porque el emisor utiliza palabras
con varios significados y el receptor descodifica un significado distinto al que quería comunicar el
emisor con su mensaje. Esto se evita colocando la palabra que puede causar el error en un contexto que
la defina mejor. Un ejemplo es la palabra "banco" que puede referirse a un conjunto de peces (banco de
peces), una sucursal donde guardamos nuestros ahorros, o al objeto destinado a sentarse. En este caso,
indicaremos por ejemplo que "me voy a sentar en este banco".

3. TIPOS DE COMUNICACIONES:

Existen diferentes maneras de comunicarnos con los demás; para poder explicarlas todas deberemos realizar una
clasificación de las mismas según los elementos de la comunicación que se utilicen para enviar el mensaje del emisor al
receptor:

1- SEGÚN EL CÓDIGO UTILIZADO:

Oral: el más utilizado. El mensaje se transmite mediante la palabra hablada.

Escrita: se emplea la escritura para comunicarnos con el receptor.

Por símbolos: mediante la utilización de de símbolos (como el código de banderas usado en navegación).
Por gestos: se basa en movimientos de la cara, brazos y manos principalmente (por ejemplo, el lenguaje
de los sordomudos). Aquí es importante, además de la expresión facial, el contacto físico que tengamos
con la otra persona.

2- SEGÚN LA LOCALIZACIÓN DEL EMISOR Y RECEPTOR:

Ausentes: el emisor y el receptor están separados por una distancia importante. Suele usarse el
teléfono.

Presentes: estas personas están cerca una de la otra.

3- SEGÚN EL TIEMPO QUE TARDA EN LLEGAR EL MENSAJE AL RE-CEPTOR:

Inmediatos: el tiempo es mínimo (ej: una conversación telefónica).

Diferidas: el tiempo que tarda el mensaje en llegar es considerable (ej: un telegrama o una carta).

4- SEGÚN LOS SENTIDOS USADOS PARA CAPTAR EL MENSAJE:

Visuales: se capta mediante la vista (ej: una carta).

Auditiva: se percibe por el oído (ej: conversación por teléfono).

Audiovisual: una combinación de las dos anteriores (ej: la televisión).

5- SEGÚN LA DIRECCIÓN QUE TENGA LA COMUNICACIÓN:

Unidireccional: el emisor manda un mensaje y el receptor lo recibe, sin que el emisor espere respuesta.
(por ejemplo, un profesor dando clase).

Bidireccional: el emisor y el receptor también serán receptor y emisor respectivamente (por ejemplo:
conversación entre dos personas).

Multidireccional: hay varias personas y cada una de ellas actúa de emisor y de receptor (por ejemplo,
una conversación en grupo o un debate).

6- SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE EL EMISOR Y EL RECEPTOR:

Interna: emisor y receptor tienen una característica que les une (por ejemplo: madre e hija).

Externa: no hay relación entre emisor y receptor.

7- SEGÚN EL INTERÉS DEL MENSAJE: 

Público: el mensaje interesa a todas las personas o a un grupo concreto de ellas.

Privado: el mensaje sólo interesa al receptor.


4. FACTORES QUE FALICITAN LA COMUNICACIÓN CON EL PACIENTE Y SU
FAMILIA:

Existen una serie de factores que influyen en que la comunicación sea adecuada entre el personal sanitario y el paciente
y su familia. Son principalmente los que enumeramos a continuación:

La utilización de un lenguaje adecuado al nivel cultural del paciente; si el paciente entiende la


información que recibe nos ofrece más confianza, además de disminuir su nivel de estrés.

Evitar siempre que sea posible los términos científicos y médicos, puesto que suelen ser desconocidos
por los pacientes.

Hablar con claridad, despacio, pronunciando correctamente, repitiendo el mensaje si es necesario y sin
realizar comentarios innecesarios.

Crear un ambiente relajado y de confianza; para ello deberemos evitar los ambientes ruidosos, ya que
dificultan la audición y la comunicación, pudiendo distorsionar el mensaje.

Mostrar interés por la situación del paciente y por lo que nos relata, animándole a que hable con
nosotros y nos cuente sus preocupaciones y sus dudas. Mostrar empatía.

Estar en silencio cuando se escucha al paciente, de modo que sienta que su mensaje está siendo
recibido.

Mostrar siempre respeto al paciente, refiriéndonos a él por su nombre y no por un número de


habitación, entre otras muchas cosas.

Planificar el tiempo que podemos dedicar a hablar con el paciente.


5. FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMUNICACIÓN CON EL PACIENTE Y SU
FAMILIA:

Puesto que existen modos de comunicarnos mejor con el paciente, también nos podemos encontrar con situaciones,
tanto causadas por nuestra parte como causadas por parte del paciente, que pueden entorpecer la comunicación con él,
creando desconfianzas y aumentando su estrés; entre las más comunes cabe destacar las siguientes:

Uso un lenguaje que el paciente no comprende, con presencia de muchos términos médicos.

Ausencia   o deficiencia en la información; si no conocemos la información que nos pide el paciente,


deberemos remitirlo a alguien que sí le pueda informar.

Presencia de discrepancias entre los mensajes verbales y los no verbales; por ejemplo, estar mirando el
reloj mientras fingimos que nos interesa lo que nos está diciendo el paciente.

Hablar demasiado rápido en momentos que el paciente tiene dolor, sueño...

La falta de interés o de atención por el paciente que quiere comunicarse con nosotros.

Los impedimentos físicos que pueda presentar el paciente: una persona ciega, o sorda, o una persona
tartamuda, un paciente con traqueotomía... tiene de por sí posibles dificultades en establecer una
adecuada comunicación. Además, si la persona tiene una edad avanzada, la comunicación está
dificultada por la pérdida sensorial y el deterioro intelectual que presentará dicho paciente. Con este
tipo de pacientes es necesario ser muy pacientes y demostrarles que estamos consiguiendo su
comunicación.

Los pacientes que presentan problemas psicológicos pueden hacer dificultosa una comunicación con
ellos, ya que a estos  pacientes les cuesta expresar sus pensamientos y sentimientos. En estos casos, el
lenguaje no verbal suele ser bastante útil para establecer una comunicación.
6. RELACIÓN DE AYUDA DEL CELADOR AL PACIENTE Y SU FAMILIA:

Cuando un celador se comunica con un paciente puede que éste solicite algún tipo de ayuda ante algún problema o duda
que tenga. Al presentarse esta demanda de ayuda, el celador debe de adoptar una actitud:

POSITIVA: animando al paciente a que describa sus sentimientos, ya que es la forma más fácil de poder
ayudarle satisfactoriamente.

DE RESPETO: el celador comprenderá la situación del paciente y no realizará ningún juicio de valor
sobre ella.

DE EMPATÍA: seremos capaces de ponernos en la situación del paciente para así poder comprender    lo
mejor.

DE CONFIANZA: crearemos un ambiente donde el paciente confíe en el celador, porque sabe que
puede hablar con él.

DE SINCERIDAD: la sinceridad aumenta la confianza del paciente en el celador y favorece la expresión


de sus sentimientos. Nunca deberemos engañar a un paciente, porque perderíamos su confianza.

Adoptar estas actitudes frente al paciente es importante, aunque lo principal es escuchar de forma activa al paciente, es
decir, usar todos los sentidos y no solamente el oído. Se prestará atención al mensaje verbal y también al no verbal.
Escuchar con interés ayuda a que el paciente y también su familia se animen a continuar hablando.

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