Sunteți pe pagina 1din 8

Los 8 tipos de conflictos

familiares y cómo gestionarlos


Las discusiones y las disputas en la familia
pueden llegar a ser una gran fuente de
malestar.
Isabel Rovira Salvador

Las disputas en el seno familiar pueden enquistarse. Free to use

El término familia comprende a un grupo de personas integrado por personas


unidas por relaciones filiales, es decir, padres, hijos y hermanos o por
vínculos de pareja. Este sistema es comprendido como una totalidad abierta,
en la que todos los componentes están estrechamente relacionados.

Debido a esta estrecha e íntima relación, la conducta de cualquiera de ellos


puede afectar a la dinámica de la familia. Como es natural, las disputas y
conflictos familiares forman parte de estas dinámicas. Sin embargo,
existen diferentes tipos de conflicto familiar; según el tipo de vínculo entre las
personas o según la causa que lo origine.

 Artículo relacionado: "Terapia familiar: tipos y formas de aplicación"

Discusiones y disputas en la familia


Los conflictos o disputas constituyen un elemento inseparable del hecho de
vivir en sociedad, dado esta está compuesta por muchos y diferentes
individuos con diversas opiniones y formas de pensar. Además, un conflicto
bien gestionado se establece como un medio para la el desarrollo y progreso,
por lo que es necesario afrontarlo para poder aprender de él.
Evidentemente, el conflicto familiar es algo natural, puesto que en la
convivencia de los miembros de una unidad familiar, con diferentes edades,
pensamientos y formas de ver la vida el conflicto es algo inevitable. No
obstante, lo fundamental no es evitar el conflicto a toda costa, puesto que eso
es imposible, sino evitar la escalada de agresividad y manejarlo de forma
inteligente y asertiva.

En el momento en el que en una familia o unidad familiar aparece un


conflicto, aparece también una inestabilidad que puede acarrear
frustraciones y preocupaciones desmesuradas en algunos miembros.
Además, pueden comenzar a resurgir antiguos problemas que no fueron
solucionados y que solamente contribuyen a hacer la bola del conflicto más
grande.

Cualquier clase de crisis familiar requiere de la cooperación de todos los


integrantes, así como de una transformación y adaptación a una nueva
situación; puesto que durante una disputa familiar las reglas impuestas en el
contexto familiar se vuelven inciertas y es necesario volver a trabajar en ellas.

 Quizás te interese: "Los 8 tipos de familias y sus características"

Tipos de conflictos familiares


Existen varias formas de categorizar los diferentes tipos de conflictos
familiares. Esta categorización puede ir en base al tipo de relación que existe
entre los agentes implicados en la disputa o en base al foco o causa del
conflicto.

1. Tipos de conflictos familiares según el tipo de


relación
Dependiendo del tipo de relación o parentesco que exista entre los miembros
de la familia se pueden diferenciar cuatro tipos de conflictos familiares.
1.1. Conflictos de pareja

Es irremediable que surjan disputas o crisis en el contexto de pareja; sin


embargo, si las personas son capaces de manejarlos de manera adecuada estos
conflictos pueden servir para favorecer el refuerzo del vínculo de pareja.

Habitualmente estas dificultades surgen de forma natural a raíz de problemas


de comunicación o de malos entendidos. Las causas más comunes de los
conflictos cotidianos en la pareja son:

 Problemas de comunicación: expresiones incorrectas, reproches, discurso


emocional, insultos, etc.
 Sensación de pérdida de libertad y autonomía por parte de uno de los
miembros de la pareja.
 Tratar de cambiar la manera de ser de la otra persona.
 Falta de habilidades de resolución de problemas.

1.2. Conflictos entre padres e hijos

Según la etapa del desarrollo en la que se encuentren cada uno de las partes
implicadas en el conflicto se pueden subdividir en tres categorías:

 Conflictos durante la etapa infantil: los conflictos suelen girar en torno al


desarrollo de la autonomía del niño. En estos casos o bien los padres no tiene
claro cómo conceder esa autonomía, o bien no creen que el hijo se esté
orientando hacia la dirección que ellos creen correcta.
 Conflictos durante la adolescencia: es la etapa en la que mayor número de
conflictos surgen. Estos aparecen cuando los hijos tienen entre 12 y 18 años y
vienen dados por las fluctuaciones o altibajos emocionales propios de este
período.
 Conflictos con hijos adultos: cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad
supone el comienzo de la convivencia entre personas ya adultas. Las cuales
suelen tener diversas maneras de pensar y de entender cómo vivir u organizar
su vida, por lo que esta época también es susceptible de provocar algunos
conflictos familiares.

1.3. Conflictos entre hermanos

Este tipo de conflictos son de los más habituales y los que más perduran
independientemente de la etapa vital en la que se encuentren cada uno de
ellos. Estos altercados suelen mantenerse durante muy poco tiempo y la
mayoría de las veces no es obligatoria la intromisión de los padres.

La cara positiva de este tipo de conflictos es que constituyen un preludio de


los conflictos que pueden aparecer en la edad adulta, y por lo tanto sirven de
iniciación y aprendizaje para la vida adulta.

 Quizás te interese: "Los hermanos mayores son más inteligentes que los hermanos
menores"

1.4. Conflictos con la tercera edad

Cuando una persona adulta ingresa en la etapa de la tercera edad los cambios
que experimenta son sumamente trascendentales. Tanto a nivel biológico,
cuando la persona advierte el propio deterioro corporal; como a nivel social,
en el que aparecen acontecimientos como la jubilación, la pérdida de
amistades o seres amados, etc.

Este conjunto de cambios pueden ser experimentados de manera muy


dramática por la persona, dando lugar a conflictos con el resto de
componentes del núcleo familiar.

2. Según el foco del problema


Estos conflictos se categorizan según la fuente o foco del problema, y aunque
se describen de forma separada pueden darse más de un tipo al mismo tiempo.
2.1. Crisis propias del ciclo vital

Cada cambio o salto de una etapa del ciclo vital a otra suele venir acompañado
de algún conflicto, esto es debido una serie de factores como nuevas
responsabilidades, asimilación de nuevos roles o acontecimientos como
matrimonios, jubilaciones o defunciones.

Si estos conflictos intentan ser neutralizador o son gestionados de forma poco


perspicaz, pueden llegar a transformarse en auténticas crisis familiares.

2.2. Crisis externas

El origen de estas crisis se encuentra en** la aparición repentina de un


acontecimiento inesperado**. Estos acontecimientos abarcan desde la pérdida
de un empleo, alguna clase de accidente, el fallecimiento de una persona
querida, etc.

Lo que suele caracterizar a estas crisis es la búsqueda de culpables por


parte de la persona más afectada, en vez de procurar acostumbrarse a las
nuevas circunstancias.

2.3. Crisis estructurales

En esta clase de dificultades se repiten y renuevan antiguas crisis o sucesos,


haciendo que los conflictos reaparezcan entre los miembros de la familia.

2.4. Crisis de atención

Estas crisis son propias de unidades familiares en las que residen personas
dependientes o desvalidas. En estos casos los conflictos aparecen cuando las
personas encargadas de su cuidado ven limitadas o restringidas sus
actividades habituales o sus libertades.
Consejos para manejar los conflictos familiares
Es necesario comprender que en una situación de conflicto familiar no todo es
negativo. Un conflicto puede suponer una ocasión perfecta para aprender
nuevas formas de resolver problemas. Antes que nada hay que identificar las
causas concretas del conflicto para así poder trabajar los posibles cambios
sobre ellas.

Algunas tácticas o estrategias para manejar las disputas de forma eficaz son:

1. Practicar la escucha activa


Atender plenamente a aquello que el otro está intentando trasladar, así como
asegurarse de haber entendido sus demandas y de que la otra persona sea
consciente de que se le ha entendido.

 Artículo relacionado: "Escucha activa: la clave para comunicarse con los demás"

2. Vigilar la forma de hablar


Utilizar un lenguaje cuidado y unas expresiones correctas son esenciales para
mantener una buena comunicación.

Una buena forma de expresar los sentimientos de una forma adecuada es


reemplazando los reproches por manifestaciones de lo que se está sintiendo o
de aquello en que la persona se siente lastimada o dolida. Asimismo, es
necesario plantear o sugerir soluciones alternativas a los problemas que
han causado la crisis.

3. Permitir la intervención de todos los implicados


Es muy frecuente que en cualquier tipo de disputa las personas implicadas se
quiten la palabra entre ellas, o que no quieran que algunos de los otros
implicados intervengan en la solución del problema.

No obstante, este es un grave error. Puesto que no se debe priorizar a ninguna


de las partes implicadas y todas ellas tienen el derecho y obligación de
intervenir al mismo nivel.

4. Manifestar afecto
A pesar de estar experimentando una situación de conflicto que puede resultar
estresante, es importante continuar expresando muestras de cariño y
afecto; ya que estas rebajan los niveles de tensión en las relaciones.

5. Encontrar el lugar y momento idóneo


Debido al componente emocional de los conflictos familiares, en muchas
ocasiones las personas tienden a discutir en cualquier momento y lugar. Sin
embargo, es mejor posponer la discusión para cuando los ánimos estén más
calmados y el contexto acompañe y facilite el diálogo.
TÓPI COS

 COMUNICACIÓN
 FAMILI A
Isabel Rovira Salvador
Psicóloga Sanitaria y Sexóloga
Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología
Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP)
donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para
completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la
Universitat de Valencia.
Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de
Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano
de Infertilidad (IVI) en Barcelona.
Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado
“Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las
relaciones personales y sobre la sexualidad

S-ar putea să vă placă și