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Hace unos pocos años, en tanto que asesor del Banco Mundial,
estuve revisando materiales de los archivos del Banco sobre 68 pro-
yectos de desarrollo rural completados por todo el mundo," Mis ins-
trucciones eran evaluar las variables socioculturales que habían
afectado a dichos proyectos, muchos de los cuales se habían dise-
ñado durante los sesenta y los primeros setenta, cuando los planifi-
cadores estaban mucho menos convencidos de lo que hoy parecen
respecto a la necesidad de acudir a expertos en cuestiones socio-
culturales a lo largo de todo el ciclo del proyecto. Muchos de los pro-
yectos que revisé acusaban una tendenciaa poner el acento en los
factores técnicosy financieros, mientras se desatendían las cuestio-
nes sociales. En el presente artículo, hago uso de ese estudio, y del
20 deuna
Development"J,
título originalque
patrocinado porde
el apartado
septiembre
ponencia,
de presenté
«Culture en
la Comisión
and
agradecimientos:
de 1985 en La Haya,
"Dimensiones
el"Economic
Simposio sobrela
Nacional«Este
de Holanda
ensayo parala
deHolanda»
Cultura (véase
Dimensión
Development"»,
Unesca,y
se construye a
Kottak,1987)
en el DesarroliO"'--
! ... : (N..del 1,),-- ... ....-" .. -..--.-- ..- - - -.. - ..---.-.------- ..
2. En Kottak(1985) se da cuenta de este estudiode formamásdetallada,
resto de mi experiencia con temas de desarrollo, para comentar los
problemas que se encuentran los antropólogos al tratar de sensibili-
zar a los planificadores sobre la importancia de la cultura, así como
para proponer algunas estrategias que podemos utilizar con seme-
jante objetivo. También perfilaré algunos componentes culturales,
específicos y generales, del proceso de desarrollo. CulluraY<Ie.
ITalia: el,,"",'
Una cuestión que surge frecuentemente cuando se discute devistade~(
antropol~
sobre cultura y desarrollo es la relación entre los factores cultu-
rales y la medida y evaluación del éxito del proyecto. A veces, se
plantea un contraste entre una evaluación cuantitativa en térmi-
nos financieros y una evaluación cualitativa en términos de
impacto cultural: un efecto positivo en el PNB se puede acom-
pañar de un efecto adverso en la «calidad de vida». De todas for-
mas, el antagonismo entre las metas económicas y el bienestar
cultural no tiene por qué ser tan severo como a menudo se
supone. En mi estudio comparativo, la media de la tasa de ren-
dimiento para proyectos culturalmente compatibles (19 %) era
muy superior a la de los incompatibles (menos del 9 %). En
otras palabras, la atención a la cultura también rinde económi-
camente. (Debo mencionar que la compatibilidad sociocultural
se codificaba independientemente de la tasa económica de ren-
dimiento, con el fin de evitar una posible tendencia a identificar
los proyectos como culturalmente incompatibles, una vez se
sabía que eran un fracaso económico. Sólo cuando se había
realizado la codificación cultural, se examinaban las tasas de
rendimiento, que estaban listadas en hojas de datos separadas.)
Incompatibilidad sociocultural
Laeul!ura Y
.eldesarrollo
económico» Para demostrar a los planificadores el valor de la dimensión cultu-
ral, puede tener importancia la discusión sobre los proyectos fra-
casados debido a que no tuvieron en cuenta la cultural local. En
verdad son muchas las incompatibilidades de proyectos que han
surgido de una inadecuada atención a las condiciones sociocultu-
rales existentes, con el desajuste consecuente. Por ejemplo: un
proyecto muy simplista y socioculturalmente incompatible era un
plan de irrigación y asentamiento en África del Este. 61 proyecto
fue cancelado y rediseñado siguiendo los cambios gubernamen-
tales y la reforma del acceso a la tierra. El proyecto suponía una
sobreinnovación. La mayor falacia que encerraba era la conver-
sión de ganaderos nómadas en labradores sedentarios. Se igno-
raron los derechos 'tradicionales sobre las tierras. Se convirtió a
los pastores en pequeños granjeros y se utilizó su territorio para
establecer nuevas granjas comerciales. El proyecto no estaba
diseñado para beneficiar a los ganaderos, sino a los opulentos
granjeros comerciales. A pesar de obstáculos que hubiesen salta-
do a la vista de cualquier antropólogo, se esperaba que los pasto-
res abandonaran un estilo de. vida que habían mantenido durante
generaciones por un trabajo tres veces más duro y llevado a cabo
para jefes:" el cultivó del arroz y la cosecha del algodón.
Otro «contraejemplo» de la regla de Romer era un proyecto
en el sur de Asia que pretendía promover el cultivo de cebollas y
109 chiles, esperando que ambos encajasen en un sistema de pro-
-__. :!!'lI' .':d...-u:c'-'c·':·ó;;.n....:d=-e arroz preexistente que exigía un trabajo intensivo, La
agricultura a'e cultivos comerciales-no-era-tradicional-en-elárea-y--
-._-._--------_._---------------~---~
seguir una plantilla occidental: la presunción de que las prácticas
ganaderas que han tenido éxito en Australia, Nueva Zelanda y
Estados Unidos se pueden, y se deberían, reproducir a todo lo
largo y ancho del mundo. Sean cuales sean las ventajas técnicas
que este modelo puede -o no puede- ofrecer, resulta a menudo
socialmente incompatible. Un diseño social apropiado debe recu- CUlluraYde
rrollo: elpun~
rrir a unidades preexistentes y hacer uso de creencias y valores devista dela
entropología
tradicionales, en vez de oponerse a ellos. Ante el ubicuo modelo
desarrollista de ranchos para la explotación ganadera, se necesi-
tan alternativas culturalmente apropiadas.
La falacia de la infradiferenciación
8. Las siglas habituales son LDC, que corresponden al inglés Less Developed
Couniries (N del t).
J
podrían reclutar como gestores expertos nacionales más que
expatriados. Los proyectos pueden evitar la falacia de la infradi-
ferenciación prestando atención a la diversidad cultural y a los
recursos específicos que presenta cada país en concreto -.
Cuando los proyectos son culturalmente compatibles se slquen
Lacultura y beneficios económicos y sociales, cuando se aprovechan los
eel desarrollo
económico» recursos existentes y las orqanizaciones tradicionales, cuando se
remiten a objetivos para el cambio percibidos localmente y cuan-
do tienen diseños adecuados, y flexibles, para su puesta en mar-
cha y ejec~ción.
Equidad
J
En un proyecto de regadío en Madagascar, se descubrió que
muchos de los ricos y «nobles» terratenientes de los que se pen-
saba que sacaban unos beneficios desproporcionados eran líde-
res de clanes que poseían terrenos en una especie de fideicomiso
. para numerosos dependientes," Una falta de expertos en análisis
social en el primer equipo evaluador condujo a la errónea conclu- Cultura y,
ITalia: elp
sión de que el proyecto tenía un impacto sustancialmente negati- de vista di
antrapalo¡
vo en la cuestión de la equidad, algo que mi análisis posterior
demostró que era. falso. Tenemos que saber más que el nombre
bajo el cual está legalmente registrada la tierra, porque los miem-
bros de los grupos de filiación se benefician a menudo de lo que
resulta ser, a la luz de un análisis más detallado, una propiedad
conjunta o comunal.
Los proyectos con objetivos respecto a la equidad o la distribu-
ción de los ingresos necesitan una estrategia social para promover
y seguir el impacto producido sobre dichas cuestiones. Se debe
tener cuidado en que las estrategias de evaluación de la equidad
distingan entre rango y estratificación social. La contribución a un
incremento de la producción puede compensar un resultado ligera-
mente negativo por lo que respecta a la equidad, sobre todo cuan-
do es la misma organización del trabajo a partir de grupos de rango
tradicionales la que posibilita dicho incremento. Sin embargo, en un
contexto de estratificación, la equidad será un problema más serio.
Los programas de desarrollo necesitan canalizar los benefi-
cios hacia los pueblos y distritos más necesitados. Sin embargo,
raramente se tienen los datos socioeconórnlcos precisos sobre la
localización y el tamaño de. las bolsas de pobreza que muchos
proyectos buscan eliminar. Ésta es un área específica en la cual
los expertos sociales -indígenas o foráneos, siempre que estén
familiarizados con el país- pueden ayudar a identificar los pue- 118
blos necesitados y asegurar que los beneficios de los proyectos
alcancen a los destinatarios previstos y pertinentes.
Lacullura Y
equidad ocupa un lugar secundario frente a la producción. Dado el
.eldesarrollo
económico» desesperante historial de los proyectos de desarrollo ganadero,
esta estrategia ha sido una manera eficaz de aumentar el sumi-
nistro de carne y de conseguir unos rendimientos 'financieros
satisfactorios. Finalmente, también resulta obvio que muchos
gobiernos no están interesados en la equidad, actuando, o permi-
tiendo actuar a los intereses creados, como si se opusieran a ella.
Generalizaciones y recomendaciones
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