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2. La cultura y «eldesarrollo económlco-'

Conrad Phillip Kottak


Universidad de Michigan

En Viola, Antropología del desarrollo

Hace unos pocos años, en tanto que asesor del Banco Mundial,
estuve revisando materiales de los archivos del Banco sobre 68 pro-
yectos de desarrollo rural completados por todo el mundo," Mis ins-
trucciones eran evaluar las variables socioculturales que habían
afectado a dichos proyectos, muchos de los cuales se habían dise-
ñado durante los sesenta y los primeros setenta, cuando los planifi-
cadores estaban mucho menos convencidos de lo que hoy parecen
respecto a la necesidad de acudir a expertos en cuestiones socio-
culturales a lo largo de todo el ciclo del proyecto. Muchos de los pro-
yectos que revisé acusaban una tendenciaa poner el acento en los
factores técnicosy financieros, mientras se desatendían las cuestio-
nes sociales. En el presente artículo, hago uso de ese estudio, y del

!\ 1.. Artículo publicado en la revista American Anlhropologist, vol 92, n° 3, septiembre de


["Dlmensions
1g90,
Según
partir
palabras
celebrado
of Culture
págs, 723-731,
Cultural del Desarrollo,
de lasdel16
con
del autoren
notasalpara
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20 deuna
Development"J,
título originalque
patrocinado porde
el apartado
septiembre
ponencia,
de presenté
«Culture en
la Comisión
and
agradecimientos:
de 1985 en La Haya,
"Dimensiones
el"Economic
Simposio sobrela
Nacional«Este
de Holanda
ensayo parala
deHolanda»
Cultura (véase
Dimensión
Development"»,
Unesca,y
se construye a
Kottak,1987)
en el DesarroliO"'--
! ... : (N..del 1,),-- ... ....-" .. -..--.-- ..- - - -.. - ..---.-.------- ..
2. En Kottak(1985) se da cuenta de este estudiode formamásdetallada,
resto de mi experiencia con temas de desarrollo, para comentar los
problemas que se encuentran los antropólogos al tratar de sensibili-
zar a los planificadores sobre la importancia de la cultura, así como
para proponer algunas estrategias que podemos utilizar con seme-
jante objetivo. También perfilaré algunos componentes culturales,
específicos y generales, del proceso de desarrollo. CulluraY<Ie.
ITalia: el,,"",'
Una cuestión que surge frecuentemente cuando se discute devistade~(
antropol~
sobre cultura y desarrollo es la relación entre los factores cultu-
rales y la medida y evaluación del éxito del proyecto. A veces, se
plantea un contraste entre una evaluación cuantitativa en térmi-
nos financieros y una evaluación cualitativa en términos de
impacto cultural: un efecto positivo en el PNB se puede acom-
pañar de un efecto adverso en la «calidad de vida». De todas for-
mas, el antagonismo entre las metas económicas y el bienestar
cultural no tiene por qué ser tan severo como a menudo se
supone. En mi estudio comparativo, la media de la tasa de ren-
dimiento para proyectos culturalmente compatibles (19 %) era
muy superior a la de los incompatibles (menos del 9 %). En
otras palabras, la atención a la cultura también rinde económi-
camente. (Debo mencionar que la compatibilidad sociocultural
se codificaba independientemente de la tasa económica de ren-
dimiento, con el fin de evitar una posible tendencia a identificar
los proyectos como culturalmente incompatibles, una vez se
sabía que eran un fracaso económico. Sólo cuando se había
realizado la codificación cultural, se examinaban las tasas de
rendimiento, que estaban listadas en hojas de datos separadas.)

La falacia de la sobreinnovacián y la regla de Romer


104
Los proyectos compatibles y exitosos evitan lo que yo llamo la
falacia de la sobteinnovecióti y son, a su vez, aplicaciones de la

3. Cursiva enfática del autor. Si no seindicalo contrarioy si no se trata de una palabraque


no seanombre propio y queaparezca en una lengua distintadel castellano. todas las cursi-
vasqueaparecen en el artículo responden a estas mismasfunción y autoría (N. del t.).
J
regla de Romer, tomada del paleontólogo A. S. Romer (1960) que
la utilizaba para explicar la emergencia evolutiva de los vertebra-
dos terrestres tal como sigue. Los ancestros de los vertebrados
que habitarían tierra firme eran animales que vivían en charcas
que desaparecían con las sequías estacionales. Durante el
Devónico," las patas evolucionaron progresivamente a partir de las
aletas, no para viv,ir sobre tierra a tiempo completo, sino para
capacitar a sus poseedores a volver al agua a medida que las
mencionadas charcas se secaban. Un rasgo que se probaría
esencial para la vida terrestre se había originado para mantener
una existencia acuática. \
Los teóricos de sistemas, los paleobiólogos y los clentfflcos
sociales han echado mano por igual de la regla de Romer para
explicar y predecir el cambio; La lección general es que la meta de
la estabilidad es el principal empuje para el cambio. La evolución
se da cuando sistemas que están cambiando paulatina y progre-
sivamente tratan de mantenerse como ellos mismos al tiempo que
cambian gradualmente. Dado 'que, finalmente,el desarrollo no es
más que otro vocablo para designar la evolución socioeconómica
(planificada), la regla de Romer es aplicable. Ciertamente, aplicar-
la al desarrollo no supone oponerse al cambio, tal como algunos
planificadores me han argumentado. En el fondo, la aparición de
las piernas, que indujo la formulación de la regla, fue en verdad
una innovación altamente significativa que iba a proporcionar a los
vertebrados -toda una multiplicidad de sendas hacia la diversifica-
ción y el desarrollo.
La aplicación de la regla de Romer al «desarrollo económico»
sugiere que no es probable que las .gentes cooperen con proyec-
tos que les exijan cambios mayores en sus vidas cotidianas, espe-
cialmente aquellos que interfieren en demasía con las formas de
asegurarse la subsistencia dictadas por la costumbre. Si aplicamos
la regla, podemos inferir que, na5itualment~IOS-C¡¡oeneficiari6s»-del
desarrollo desean cambiar estrictamente lo suficiente para mente-
. ". ,

..4., Perrodo.geológico, situado..en.la.EraE'rimariao.F'aleoz'oJ,-aLqp!LSe ini"iª hacemásde


300 millones de años (N. deli). .
ner lo que tienen. Aunque la gente quiere algunos cambios, son su
cultura tradicional y las pequeñas preocupaciones cotidianas las
que proveen los motivos para modificar su conducta. Sus valores
conductuales no son los abstractos «valores de los planificadores»,
cosas como «aprender una manera mejor», «progresar», «incre-
mentar los conocimientos técnicos», «mejorar la eficiencia», o Cultura yd<so
rrollo: elPUn~
«adoptar técnicas modernas». Más bien tienen objetivos específi- devlslade~
antropolog~
cos, propuestos tocando con los pies en el suelo, objetivos como
mantener los rendimientos de una campo de arroz, acumular
recursos para una ceremonia, conseguir que un niño acabe sus
estudios en la escuela, o pagar los impuestos. Las metas y los
valores de los agricultores de subsistencia difieren de los de aque-
llos que producen por dinero, como también difieren de los objeti-
vos y valores de los planificadores del desarrollo. Estos sistemas
de valores se deben tener en cuenta durante la planificación.
Siguiendo la regla de Romer, los proyectos realistas y viables
promueven cambios, pero no sobreinnovación. La meta de cam-
biar para mantener estaba implícita en todos los proyectos exito-
sos que examiné, es decir, preservar los sistemas, aunque
haciéndolos funcionar mejor. Los proyectos exitosos respetaban
los patrones de cultura local o, al menos, no se oponían a ellos.
Bien tenían un diseño social apropiado desde el principio, bien lo
desarrollaron a medida que el proyecto se ponía en marcha y
. avanzaba. Muchos de los proyectos exitosos incorporaban prácti-
cas culturales y estructuras sociales indígenas.
Se impone el recurso a algunos ejemplos. Los proyectos de
irrigación que apuntaban hacia la rehabilitación, la mejora o la
expansión de sistemas ya existentes tenían más éxito que los
proyectos diseñados para crear estructuras enteramente nuevas.
Las razones económicas de este hecho reposan en el «coste 106
sumergido» de las inversiones previas, pero la correlación tam-
bién se apuntalaba en elementos socioculturales, como la tradi-
ción o la familiaridad. De manera similar, un proyecto sobre el
cultivo del té en África del Este funcionó mejor allí donde los
agricultores ya cultivaban té. También tuvieron éxito proyectos
J
cafeteros en Etiopía y Burundi, ya que estaban dirigidos a un pro-
ducto que no sólo era el primer cultivo de exportación de dichos
países, sino también el primer cultivo comercial en general, culti-
vado tradlclonalrnente.vademés, por pequeños propietarios. La
parte más exitosa de un proyecto de pesca fue la provisión de
piezas de recambio para los dueños de barcas, Otro proyecto exi-
toso involucraba a experimentados agricultores de regadío del
Asia meridional, que se podían adaptar fácilmente al aumento en
la disponibilidad del agua y al marco temporal más riguroso que
imponen las cosechas dobles. Al ofrecerles un mercado libre
para el arroz sin descascarillar;' los agricultores del proyecto, que
tradicionalmente comían y vendían arroz,intensificaron la produc-
ción e incrementaron sus entradas.
Otra ilustración de la regla de Rorner se puede hallar en un
proyecto ganadero del África del Este. Aunque se interrumpió
antes de completarse debido a ·convulsiones políticas, era consi-
derado uno los proyectos ganaderos más exitosos. de África. En
lugar de entrar en conflicto con las condiciones locales y regiona-
les, el proyecto hacía buen uso de ellas, Ejemplos: 1) se introdujo
el ganado apropiado desde un país vecino, con lo cual estaba
adaptado a la ecología regional; 2) el pastoreo era una actividad
culturalmente apropiada para la región -anteriormente, sólo la
presencia de la plaga de la mosca tsetsé evitaba que se apacen-
tasen las reses, pero una vez se hizo desaparecer dicha barrera,
las gentes simplemente extendieron sus prácticas tradicionales
para ir llenando el nuevo nicho-e: 3) el proyecto empleaba una
mezcla de tipologías por lo que se refería a las unidades producti-
vas -ranchos gubernamentales, ranchos en cooperativa, ranchos
prlvados--: 4) los objetivos del proyecto referidos particularmente
107 al estímulo de la propiedad privada y a la gestión de los pastos
eran compatibles o, mejor dicho, así se fueron mostrando a medi-
da que el proyecto se desarrollaba con las formas tra,.aicionale~s-de'--------------- - - - - - 1
ocupación y tenencia de la tierra, caracterizadas por las pequeñas

.__._--5,·En·inglés,·padp'y,.•arrozslndescascarlllars.e-o.a veces.senrarria»__quEu,u.~Le. serel .ern -.


pleado al calcular losprecios a losproductores (N del t),
granjas y el uso consuetudinario de cercas; 5) la población nacio-
nal estaba lo suficientemente concentrada con una densidad
nacional de 53 habitantes por km", que se superaba en el área del
proyecto para permitir acciones tan decisivas para la marcha del
proyecto como una supervisión efectiva, el acceso a cuidados
veterinarios, el marketing o la entrega de aportaciones. Cultura ydesa.
rrollo: elpun~
devi'ladela
anlropologla
Los participantes en un exitoso proyecto de reasentamiento
de poblaciones y fomento de la producción del aceite de palma en
Papua Nueva Guinea utilizaban sus beneficios de la misma mane-
ra en que los anfibios devonianos de Romer hacían lo propio con
sus patas parecidas a aletas: no forjando un nuevo estilo de vida,
sino manteniendo sus lazos con el hogar. Constantemente visita-
ban su tierra de origen, interviniendo activamente en la vida social
y ceremonial. El proyecto, basado en cultivos comerciales, era
compatible con los valores culturales y sistemas socioeconómicos
tradicionales ampliamente extendidos en Oceanía, fundamenta-
dos a su vez en la competición por la riqueza y la acumulación de
capital. Los colonos procedían de tribus diferentes, pero la mezcla
interétnica e interlingüística era compatible con la experiencia
local. En Papua Nueva Guinea, el matrimonio interlingüística es
habitual, como lo es la participación multltribal en movimientos
religiosos comunes orientados hacia la obtención de beneficios
materiales (por ejemplo, los cultos carpo)."
Por cierto, un modelo de desarrollo que sigue la regla de
Romer no es en absoluto incompatible con cambios en el
gobierno o con revoluciones sociales que redistribuyan los dere-
chos sobre la tierra en áreas altamente estratificadas. Si estos
cambios permiten a los pequeños propietarios continuar culti-
108
6. Movimientos y creencias de tipo milenaristaque,en la forma estudiadapor los antropó-
logos, aparecen en diversas regiones de Oceanía durante el siglo xx, aunquemuchos de
los elementosque los constituyen pueden rastrearseen períodos anteriores. Típicamente
se articulan alrededor de la profecía de una era de abundancia, que habríade i1egar de la
mano de algúnmediador más o menos misterioso, que se materializaría, o bien instrumen-
talizaría los modernos sistemas de transporte introducidos por ios occidentales (barcos,
aviones..,),De ahíel nombrede «cultoscargo" (con la palabraespañola«cargo" utilizadaen
inglés) (N. del t.),
<'
vando campos tradicionales a cambio de una parte mayor del
producto, pueden resultar muy fructíferos.

Incompatibilidad sociocultural
Laeul!ura Y
.eldesarrollo
económico» Para demostrar a los planificadores el valor de la dimensión cultu-
ral, puede tener importancia la discusión sobre los proyectos fra-
casados debido a que no tuvieron en cuenta la cultural local. En
verdad son muchas las incompatibilidades de proyectos que han
surgido de una inadecuada atención a las condiciones sociocultu-
rales existentes, con el desajuste consecuente. Por ejemplo: un
proyecto muy simplista y socioculturalmente incompatible era un
plan de irrigación y asentamiento en África del Este. 61 proyecto
fue cancelado y rediseñado siguiendo los cambios gubernamen-
tales y la reforma del acceso a la tierra. El proyecto suponía una
sobreinnovación. La mayor falacia que encerraba era la conver-
sión de ganaderos nómadas en labradores sedentarios. Se igno-
raron los derechos 'tradicionales sobre las tierras. Se convirtió a
los pastores en pequeños granjeros y se utilizó su territorio para
establecer nuevas granjas comerciales. El proyecto no estaba
diseñado para beneficiar a los ganaderos, sino a los opulentos
granjeros comerciales. A pesar de obstáculos que hubiesen salta-
do a la vista de cualquier antropólogo, se esperaba que los pasto-
res abandonaran un estilo de. vida que habían mantenido durante
generaciones por un trabajo tres veces más duro y llevado a cabo
para jefes:" el cultivó del arroz y la cosecha del algodón.
Otro «contraejemplo» de la regla de Romer era un proyecto
en el sur de Asia que pretendía promover el cultivo de cebollas y
109 chiles, esperando que ambos encajasen en un sistema de pro-
-__. :!!'lI' .':d...-u:c'-'c·':·ó;;.n....:d=-e arroz preexistente que exigía un trabajo intensivo, La
agricultura a'e cultivos comerciales-no-era-tradicional-en-elárea-y--

. 7. El autorse refiere a "jefes empresariales», no a 105 jefes tradicionales, o políticos, por lo


que usa.boss, enJuqarde chiet Ims.ist§lEln.1.a pérdidade autonomía supondría el pro-
yecto paralosganaderos (N. del t ) . · -.- .
?
entró en conflicto con las prioridades de los cultivos explotados
hasta entonces, así como con otros intereses de los granjeros.
Los requerimientos máximos de mano de obra en los campos de
cebollas y de chiles coincidían con los de los arrozales. Ante tal
dilema, los granjeros dieron prioridad al cultivo de subsistencia,
con lo que el proyecto fracasó. Cultura ydesa.
rrall~: elPunlo
Un proyecto de irrigación en Sudamérica también entró en de vísta dela
antropología
conflicto con los patrones agrícolas establecidos. Trataba de
hacer que los agricultores pasasen de cultivos perennes a otros
anuales en un momento en que el precio de los primeros estaba
en alza, Más aún, el organismo elegido para ejecutar el proyecto
no tenía experiencia en desarrollo agrario y los objetivos del pro-
yecto dependían de maquinaria moderna, que no era accesible en
la región, De forma parecida, un proyecto de irrigación en Oriente
Medio esperaba que los labradores abandonasen sin compensa-
ción alguna la cosecha de algodón de un año. Un proyecto del
África Occidental pedía a los agricultores que fumigasen única-
mente los cocoteros inmaduros, cuando la tradición, la eficacia y
el rendimiento económico dictaban que también se debían fumi-
gar los adultos.
Un economista puede afirmar que todos estos problemas bro-
taron de análisis económicos erróneos, más que por la falta de
perspectiva cultural. Sin embargo, dicha afirmación surge desde
una visión no antropológica de la economía, en tanto que esfera
separada, más que parte del sistema cultural local. No hay duda
que, tan bien como un antropólogo, un microeconomista capacita-
do podría hacer el trabajo de campo a nivel local, el análisis con-
secuente y el seguimiento necesarios para prevenir el tipo de
problemas apuntados. En cualquier caso, alguien tiene que hacer-
lo, alguien tiene que prestar atención al sistema local afectado por 110
el desarrollo, Demasiado a menudo los expertos en desarrollo se
contentan con hablar con los funcionarios en lugar de con los
pequeños propietarios, y permanecen en las capitales nacionales
o regionales en vez de visitar las áreas rurales, por no hablar de
vivir en ellas. Y, sin embargo, es precisamente en estas últimas
áreas en las que más se necesita investigar, planificar, seguir y
evaluar el,ciclo del proyecto.
A veces, .los organismos promotores del desarrollo ignoran
consejos y avisos clamorosos antes del inicio del proyecto, y eje-
cutan de todas formas proyectos,defectuosos de salida, mal con-
La cultura Y cebidos.Un proyecto africano de ganado vacuno podría servir de'
.eldesarrollo
económico» modelo de cómo no administrar la ayuda. Los diseñadores del
proyecto no tuvieron en cuenta el aviso del equipo preparatorio
que desaconsejaba el establecimiento de ranchos en el área
seleccionada porque las actividades propias del tipo de explota-
ción promovida por el proyecto entrarían en conflicto los patrones
existentes de uso de la tierra. Los planificadores también ignora-
ron información básica y fácilmente accesible sobre el área,
como, por ejemplo, la inexistencia de pueblos que aparecían cla-
ramente en los mapas y al contrario, Durante el desarrollo del ,
proyecto, algunos miles de habitantes locales, que habían pasado
desapercibidos hasta entonces, tumbaron las vallas,quemaron los
pastos y robaron el ganado del proyecto. Los habitantes locales
continuaron su estrategia de guerrillas contra los ranchos extra-
ños instalados en sus tierras ancestrales y los problemas sólo
empezaron a disminuir cuando se sustituyó a los gestores extran-
jeros por otros nacionales, que hicieron uso de los pactos tradi-
cionales entre poblados para acabar con elrobo de bueyes.
La adopción de estrategias inadecuadas ha sido particular-
mente dañina en los proyectos ganaderos, un 67 % de los cuales
fue juzgado socioculturalmente incompatible, frente a un 50 % en
el conjunto de todos los proyectos qu~ revisé. Muchos planes de
explotaciones de ganado han sido sonadas aplicaciones en nega-
tivo de la regla de Romer, ilustrando la falacia de la sobrelnnova-
111 ción, e incorporando estrategias desarrollistas carentes de
sensibilidad social que justifican el cambio en función de metas
----'abstractas~en~lugar~de~a~partir~de~la~percepción-deJas_nece=s=id=a__- _
des ,locales. Pocos proyectos ganaderos han intentado hacer
encajar los cambios con las necesidades locales, Más bien,
-müch-01rhantratado--demoldear-lasGondiciones',localespara

-._-._--------_._---------------~---~
seguir una plantilla occidental: la presunción de que las prácticas
ganaderas que han tenido éxito en Australia, Nueva Zelanda y
Estados Unidos se pueden, y se deberían, reproducir a todo lo
largo y ancho del mundo. Sean cuales sean las ventajas técnicas
que este modelo puede -o no puede- ofrecer, resulta a menudo
socialmente incompatible. Un diseño social apropiado debe recu- CUlluraYde
rrollo: elpun~
rrir a unidades preexistentes y hacer uso de creencias y valores devista dela
entropología
tradicionales, en vez de oponerse a ellos. Ante el ubicuo modelo
desarrollista de ranchos para la explotación ganadera, se necesi-
tan alternativas culturalmente apropiadas.

La falacia de la infradiferenciación

La falacia de la infradiferenciacián se refiere a la tendencia a


considerar los PMO (Países Menos Desarrollados)" como un
grupo indiferenciado. La designación PMO implica una confu-
sión, un amontonamiento indiscriminado: Brasil no es Botswana,
pero ambos son clasificados como PMO. Esta falacia se hace
aparente cuando un organismo internacional destinado al desa-
rrollo ignora la.diversidad cultural y adopta el mismo enfoque con
tipos muy diferentes de «beneficiarios». Como ilustración, tóme-
se el fracaso de muchos proyectos en distinguir entre pequeños
pastores tribales y grandes rancheros que fundamentalmente
son hombres de negocios. En los proyectos ganaderos sudame-
ricanos, por ejemplo, los receptores de los préstamos y ayudas
son típicamente letrados, educados, con experiencia y, frecuen-
temente, bastante adinerados. Estos rancheros tienen poca
necesidad de programas de asistencia técnica y, de hecho, la
rechazan a menudo, pero dicha asistencia técnica parece ser de 112
inclusión obligada en todo proyecto, aunque sólo sea para enca-
jar en una especie de programación tipo del desarrollo. Naciones
como Brasil y Uruguay han insistido correctamente en que se

8. Las siglas habituales son LDC, que corresponden al inglés Less Developed
Couniries (N del t).
J
podrían reclutar como gestores expertos nacionales más que
expatriados. Los proyectos pueden evitar la falacia de la infradi-
ferenciación prestando atención a la diversidad cultural y a los
recursos específicos que presenta cada país en concreto -.
Cuando los proyectos son culturalmente compatibles se slquen
Lacultura y beneficios económicos y sociales, cuando se aprovechan los
eel desarrollo
económico» recursos existentes y las orqanizaciones tradicionales, cuando se
remiten a objetivos para el cambio percibidos localmente y cuan-
do tienen diseños adecuados, y flexibles, para su puesta en mar-
cha y ejec~ción.

Grupos participativos y cooperativas

Aunque a los planificadores les encanta animar la «autoayuda


comunitaria» y la formación de cooperativas, raramente se anali-
zan en profundidad las organizaciones locales tradicionales. He
aquí algunos de los pobres resultados consecuentes: 1) se igno-
ran grupos con potencial para el desarrollo (Cernea, 1987); 2) se
forman nuevas organizaciones inadecuadas, inviables o innecesa-
rias; y 3) se asume que las motivaciones individuales entran for-
zosamente en conflicto con los valores comunales de la tradición.
En lugar de contemplar las organizaciones tradicionales como
un obstáculo o una rémora, se las debería identificar y aprovechar
como un recurso para el desarrollo. Parece haber dos razones prin-
cipales que explican por qué se incide con tan poca frecuencia
sobre el potencial para el desarrollo de las organizaciones sociales
tradicionales: 1) un conocimiento socioeconómico inadecuado
durante la planificación y 2) tres cuartos. de lo mismo en el uso, a
menudo inconsciente, de diseños culturales innovadores, cultural-
mente sesgados y socialmente incompatibles, que se basan en
concepciones~eu rm~:meíicanas~de-la-pTOpiedad-y-de-las-1:l nidades
sociales, sin excluir las procedentes del socialismo moderno.
El diseño social tarado de los proyectos incompatibles se ha .
........... ··oass:aOger¡-eralmente-bieñ1)enlos-gl'0pO·s-sbciales yelconcep-
J
to de propiedad euroamericanos -unidades productivas individua-
listas, poseídas por individuos o parejas y explotadas por familias
nucleares (padres e hijos)-, bien 2) en sistemas cooperativos
basados, al menos parcialmente, en modelos que se han utilizado
en el bloque del Este y en los países socialistas modernos.
Un ejemplo de un modelo inapropiado de granja asociada a Cultura y desa.
rrollo: elPunto
familia nuclear se aplicó en África Occidental donde la familia devislado ~
antropología
extensa es la unidad social básica. El proyecto tuvo éxito a pesar
de su defectuoso diseño social porque los participantes no duda-
ron en utilizar sus redes tradicionales vinculadas a las familias
extensas para atraer a colonos adicionales. Los asentamientos se
transformaron en espontáneos y rentables. Finalmente, el número
de beneficiarios fue el doble del previsto porque miembros de las
familias extensas de los colonos originales se unieron a ellos en la
zona del proyecto. En este caso, las poblaciones asentadas no
eran ni granjeros modelados a la europea ni los seres aculturados
de las progamaciones-tipo de los planificadores: en su nuevo
entorno, y como cabía esperar, eran seres activos que usaban los
principios de su sociedad tradicional para estructurar una nueva.
El segundo modelo foráneo de dudosa eficacia usado fre-
cuentemente en la estrategia desarrollista es el cooperativo. En
mi informe, las cooperativas de nuevo cuño salían malparadas. Las
cooperativas sin acceso directo a los mercados eran débiles de
entrada. Las grandes cooperativas jerarquizadas no conseguían
inspirar a los granjeros un sentimiento de confianza y de atención
individualizada.Otras cooperativas eran demasiado pequeñas para
mantener personal especializado como gestores o contables,
repartiendo entre sus miembros dividendos ~or debajo de los que
obtenían los operadores privados. Otras cooperativas fallaron por-
que ignoraron el rol de las mujeres en la producción. 114
Las cooperativas tendían a tener un mayor éxito cuando apro-
vechaban instituciones comunales de alcance local ya existentes.
Éste es un corolario de una regla más general: los grupos particl-
pativos suelen ser más eficaces cuando se basan en organizacio-
nes sociales tradicionales o en alguna similitud socioeconámica
J
entre ,sus miembros. Algunos ejemplos de éxitos extraídos de mi
estudio comparativo son: 1) grupos basados en grupos de paren-
.tesco de implantación local o regional en África; 2) pequeños gru-
pos de regantes de unas pocas áreas de Asia -usuarios de
canales terciarios, socioeconómicamente equiparables y conecta-
dos entre sí por lazos tradicionales-; 3) grupos jerarquizados tra-
dicionalmente en África Occidental; y 4) grupos de colonos
alfabetizados y con un cierto nivel de ingresos en Perú y Malasia,

Modelos del Tercer Mundo para el desarrollo


del Tercer Mundo

Dado que ningún modelo ·foráneo tiene un historial intachable, ni


la granja familiar individualista ni la cooperativa, se necesita una
alternativa: un mayor uso de los modelos sociales del Tercer
Mundo para el desarrollo del Tercer Mundo. Estos modelos inclu-
yen clanes, linajes yotros grupos de parentesco que poseen y
explotan en común posesiones y recursos.
El diseño social del cambio se debe fundar en las formas
sociales tradicionales de cada una de las áreas seleccionadas. Sin
embargo, deberíamos ser conscientes de que el uso de grupos
tradicionales como unidades operativas podría contribuir negativa-
mente por lo que respecta al establecimiento de un orden equita-
.tlvo, Por ejemplo: en un exitoso proyecto de riego en África
Occidental, los líderes tradicionales,extraídos de familias «nobles»,
eran quienes formaban los grupos de producción y las cooperati-
vas creadas para comprar y mantener el equipamiento, Se informó
de que esta estrategia de, activación del proyecto
, había reforzado
115 la disparidad en las entradas domésticas, dado que sólo el 14 %
de los beneficiarios eran gentes con ingresos bajosy porque los
terratenientes absentistas, así como otros personajes que'no eran~----­
granjeros, recibían beneficios especiales. En otros proyectos en
los cuales miembros de las asociaciones' de granjeros se encon-
trab~~~~t~~'I~sproducto-resmásprÓsperos, estosiría¡\¡iaUOi rela~'
J
tivamente privilegiados acabaron por formar facciones, lobbies
con intereses que divergían de los de la gente más pobre.

Equidad

En muchas naciones altamente estratificadas, se suscita un con- Cultura ydesa.


rrollo: elpunlo
flicto entre objetivos de producción y objetivos de equidad. Si los devista de la
antropol"llla
proyectos están por el incremento de la equidad (frecuentemente
una de sus metas expresas), deben contar con el apoyo completo y
vigoroso de gobernantes con talante reformista. Pero, de la misma
manera que los campesinos se oponen a los proyectos que inter-
fieren demasiado con su economía básica, las gentes acostumbra-
das a la riqueza y al poder también se resisten a aquellos proyectos
que amenazan sus intereses creados, y su resistencia es habitual-
mente más difícil de combatir. Algunas clases de proyectos, parti-
cularmente los planes de regadío, son más susceptibles que otros
de ampliar las disparidades de riqueza. Una distribución desigual de
los recursos inicialmente, particularmente de la tierra, se convierte a
menudo en la base para sesgos mayores después del proyecto. El
impacto social negativo de las innovaciones técnicas tiende a ser
más severo cuando éstas se canalizan primordialmente hacia los
ricos, tal como ocurrió con la tecnología de la «Revolución Verde»
en Java (Franke, 1977). Entre los resultados socialmente indesea-
bles, se pueden destacar los siguientes: las máquinas cosechado-
ras hacían superfluo el alquiler de mano de obra por parte de los
más pobres de los habitantes del pueblo y permitía a los ricos
explotar directamente terrenos que anteriormente habían tenido
que arrendar; privados de sus trabajos como arrendatarios o jorna-
leros, las gentes más pobres de los núcleos rurales han ido emi-
grando hacia las ciudades en busca de trabajo, pero muchos de
ellos han acabado engrosando las filas del desempleo urbano.
Muchos proyectos de pesquerías han dado también resultados
negativos en cuanto a la equidad. En Bahia, Brasil (Kottak, 1983),
los propietarios de botes de vela eran los receptores preferidos
para la concesión de préstamos para sufragar la motorización de
J
las embarcaciones, debido aque tenían una trayectoria probada
como pescadores. Los costes de amortización de la nueva tecno-
logía hicieron que aumentara la parte de los propietarios en las
capturas; además; éstos utilizaron sus crecientes beneficios para
comprar barcas más grandes y más caras. El resultado fue la cre-
o ación de un estrato de gente opulenta en lo que en su día había
sido una comunidad igualitaria. Todo esto puso dificultades. a la
iniciativa individual y a un ulterior desarrollo de la industria pes-
quera: con las nuevas barcas, tan caras, los jóvenes ambiciosos
que antes hubiesen tratado de hacer carrera en el sector de la
pesca dejaron de tener una manera de obtener: sus propias
embarcaciones. Para evitar tales resultados en los proyectos de
pesquerías, los organismos que conceden créditos y ayudas
deben buscar jóvenes pescadores en vez de otorgar los présta-
mos únicamente a propietarios establecidos y negociantes.
De todas maneras, no siempre se delimita bien un objetivo que
consista en evitar el aumento de las disparidades económicas,
¿Cómo podemos reconocer la desigualdad al verla? La desigual-
dad puede tomar formas diferentes: el, rango social no es lo
mismo que la estratificación socioeconómica. En las áreas subde-
sarrolladas, más que sistemas de clases consumados, lo verdade-
ramente común son los sistemas de rangos, basados en
contrastes de 'estatus, riqueza o poder con,diferencias a menudo
mínimas y dispuestos según criterios del tipo de la edad o del
parentesco. En muchas partes del mundo, las unidades funda-
mentales de organización social son clanes, linajes u otros grupos
de filiación. A menudo algunas ramas de parientes por filiación
poseen un nivel jerárquico superior a otras, llegando incluso a ser
consideradas «nobles», aunque las diferencias reales de, riqueza y
117 poder suelen ser leves. E~ más, en la estructura de grupos de filia-
ción, los ancianos o mayores controlan el trabajo y el acceso a los
'I;-~~~~~---:r~ec---:u---:r~s---:osc-aelo~ jovenes. Sinemba:rgn;-como-los-jóvenes-lIegarán~~~~~~~~~~~~-1
con e'l tiempo a ancianos, la situación contrasta con la estratifica-
ción socloeconórnlca, donde las diferencias de riqueza y poder
son'sub'stanc'[ales'y puédenduraffoda,láVida.'"
':'1

J
En un proyecto de regadío en Madagascar, se descubrió que
muchos de los ricos y «nobles» terratenientes de los que se pen-
saba que sacaban unos beneficios desproporcionados eran líde-
res de clanes que poseían terrenos en una especie de fideicomiso
. para numerosos dependientes," Una falta de expertos en análisis
social en el primer equipo evaluador condujo a la errónea conclu- Cultura y,
ITalia: elp
sión de que el proyecto tenía un impacto sustancialmente negati- de vista di
antrapalo¡
vo en la cuestión de la equidad, algo que mi análisis posterior
demostró que era. falso. Tenemos que saber más que el nombre
bajo el cual está legalmente registrada la tierra, porque los miem-
bros de los grupos de filiación se benefician a menudo de lo que
resulta ser, a la luz de un análisis más detallado, una propiedad
conjunta o comunal.
Los proyectos con objetivos respecto a la equidad o la distribu-
ción de los ingresos necesitan una estrategia social para promover
y seguir el impacto producido sobre dichas cuestiones. Se debe
tener cuidado en que las estrategias de evaluación de la equidad
distingan entre rango y estratificación social. La contribución a un
incremento de la producción puede compensar un resultado ligera-
mente negativo por lo que respecta a la equidad, sobre todo cuan-
do es la misma organización del trabajo a partir de grupos de rango
tradicionales la que posibilita dicho incremento. Sin embargo, en un
contexto de estratificación, la equidad será un problema más serio.
Los programas de desarrollo necesitan canalizar los benefi-
cios hacia los pueblos y distritos más necesitados. Sin embargo,
raramente se tienen los datos socioeconórnlcos precisos sobre la
localización y el tamaño de. las bolsas de pobreza que muchos
proyectos buscan eliminar. Ésta es un área específica en la cual
los expertos sociales -indígenas o foráneos, siempre que estén
familiarizados con el país- pueden ayudar a identificar los pue- 118
blos necesitados y asegurar que los beneficios de los proyectos
alcancen a los destinatarios previstos y pertinentes.

9. En este contexto, la palabra «dependiente» indicaunasituación de jerarquíasocia) for-


muladaen un lenguaje que podríamos llamartradicional másque una relaciónobjetivable
económicao, incluso, polñlcamente (N. del t.).
J
Naturalmente, en muchos casos, serán los gobiernos quienes
tomen las decisiones sobre el grado de ausencia de equidad tole-
rable. Tampoco todos los proyectos incluyen objetivos referidos a
la equidad. En los proyectos ganaderos que proporcionan créditos
a grandes y medianos rancheros con experiencia, por ejemplo, la

Lacullura Y
equidad ocupa un lugar secundario frente a la producción. Dado el
.eldesarrollo
económico» desesperante historial de los proyectos de desarrollo ganadero,
esta estrategia ha sido una manera eficaz de aumentar el sumi-
nistro de carne y de conseguir unos rendimientos 'financieros
satisfactorios. Finalmente, también resulta obvio que muchos
gobiernos no están interesados en la equidad, actuando, o permi-
tiendo actuar a los intereses creados, como si se opusieran a ella.

.Niveles de cultura en el desarrollo:


la cultura de losplanificadores

El primer nivel de cultura relevante p~ra el desarrollo es el nivel


local, en el cual me he centrado.
Un segundo nivel es la cultura nacional, que consiste en las
tradiciones, políticas, objetivos, recursos y procedimientos carac-
terísticos de cada nación. La tributación al gobierno y las políticas
de precios, por ejemplo, afectan a los incentivos para comprar y
vender. A nivel nacional, los grupos de interés compiten por obte-
ner ventajas y los intereses creados se oponen a los cambios
amenazadores.
El tercer nivel es el de la cultura de los planificadores, Entre los
planificadores, la asociación con los mismos organismos interna-
cionales y con las mismas, funciones genera una subcultura que
119 hasta cierto punto anula, o se salta, las diferencias nacionales, étni-
cas o individuales. Es más, cualquier organización para el desarro-
-----------~....'.i ·li-----~llo,_tal cOrTro~el-Banco-Mundial,es-un-sistema-s0ei0eultural-G0n _
niveles múltiples y con sus propios objetivos tradicionales en tanto
que organización, con sus redes de comunicación, con sus flujos
···de-infOrmáCión~· suslíneás de autoridad,susimperativosterritoria- .

~-----~-- -- - .-----~---- - ---~---


,
les, sus recompensas y castigos, sus asociaciones y conflictos, sus
rituales y hábitos, y sus procedimientos de toma de decisiones.
Hasta ahora, no se ha acordado la importancia que merece esta
dimensión cultural del desarrollo, la cultura de los planificadores.
En un penetrante artículo sobre las estrategias de desarrollo,
David Korten (1980) contrasta el modelo de programa o plantilla, Cultura ydesa.
rrollo: elPUnlo
que es típico de la cultura de los planificadores, con un modelo de devisla de~
antropologla
«proceso de aprendizaje» que considera más útil y rentable. El
modelo de proceso de aprendizaje involucra a los presuntos bene-
ficiarios en un proyecto flexible que ellos ponen en marcha y ayu-
dan a planificar.
La eficacia del modelo de proceso de aprendizaje se funda-
menta en el hecho de que los proyectos tiene más probabilida-
des de tener éxito si se dirigen hacia capacidades y experiencias
probadas para la población seleccionada, y cuando hacen refe-
rencia a necesidades reconocidas localmente y emplean apropia-
damente las estructuras sociales existentes. Tales proyectos
aplican la regla de Romer y no se basan en metas abstractas del
desarrollo por el desarrollo. Los incentivos culturales específicos
que se necesitan para obtener la participación local se harán
aparentes en cada caso a través de un estudio cultural y socioe-
conómico de preparación y evaluación. Si se van a utilizar grupos
existentes en la activación y desarrollo del proyecto, se deben
conocer perfectamente sus características sociales, sus núme-
ros, su eficiencia y su ubicación, así como estipular claramente la
manera en que se llevará a cabo el mencionado uso de grupos
indígenas.
La necesidad de una mayor atención por la cultura local no exi- .
girá invariablemente que los organismos internacionales en cues-
tión asignen un experto social foráneo. Los gobiernos pueden 120
confiar en expertos sociales indígenas y ofrecer formación socio-
cultural al personal del organismo. En cualquier caso, la planifica-
ción del desarrollo rural requiere trabajo de campo. La ejecución y
la evaluación de proyectos -tanto por parte de organismos inter-
nacionales como nacionales- se debe basar en visitas a los pue-
. J
bias y en entrevistas con la gente afectada, con quien deben con-
tar en primer lugar a lo largo de todo el ciclo de cada proyecto. El
papel del experto social no debería limitarse a legitimar las deci-
siones tomadas por otro, sino que deberfa ser parte activa en la
planificación de proyectos y en el estímulo de las aportaciones de
Lacultura Y las gentes, de los «beneficiarios» de cada proyecto.
,eldesarrollo
"
ista económicoll El rol de los expertos sociales nacionales en la traducción de
las necesidades culturales locales demanda una cierta discusión.
Se pretende frecuentemente que los científicos procedentes de
PMD formados en países occidentales adquierenpuntos de vista
occidentales, lo cual abriría supuestamente un abismo entre la
gente y aquellos que diseñan las política~. En todo. caso, lo que.
produce una falta de sensibilidad hacia la cultura local no es la
formación occidental por sí misma, sino el correlativo elitismo y el
consecuente aislamiento respecto al campo.

Generalizaciones y recomendaciones

¿Es posible desarrollar una estrategia global relacionada con la


dimensión sociocultural del desarrollo, o se deberían adoptar
estrategias específicas para cada región o; incluso, para cada
sociedad? Cada proyecto requiere sus propios análisis, segui-
miento y evaluación socioculturales. Para asegurar la adecuación
cultural y para evitar la falacia de la lnfradlferenclación, las estra-
tegias de desarrollo específicas se deben basar en los,rasgos dis-
tintivos de cada uno de los sistemas culturales afectados. De
todas maneras, es posible formular varias generalizaciones y
recomendaciones concernientes a la dimensión cultural, alguna
121 de nivel medio y otras de mayor alcance.
Las generalizaciones de nivel medio se refieren a regiones par-
-------------~;j'I-----ticl:llares-(el-Áfriea-SubsaRariana,-por-ejemplo)_o_aJipos_dB_pLQ)I=e=c- _
tos (los de irrigación, por ejemplo). Ejemplo de una recomendación
regional específica, aplicable particularmente al África Sub-
- saharian'ay-a-Oceanía,'sería el-aprovechamiento-de lasorganiza:",_
J
ciones de los grupos de filiación para llevar a cabo el proyecto.
Ciertas estrategias de desarrollo deberían ser específicas para dis-
tintos tipos de proyectos: de irrigación, ganaderos, de colonización
y asentamiento de poblaciones, o de pesquerías. Por ejemplo: se
pueden efectuar recomendaciones a proyectos que fomentan for-
mas de cultivo intensivo tales como la irrigación o la doble cosecha. Cuitun
rrollo: ,
Podemos generalizar que los más exitosos de dichos proyectos se devist
antrop
encontrarán en áreas densamente pobladas, porque para un uso
intensivo de la tierra es necesario bien un suministro permanente
de mano de obra, bien el recurso a maquinaria agrícola fiable. Las
poblaciones densas también facilitan la ejecución, ya que la con-
centración de la mano de obra hace que el acceso a las granjas sea
más fácil. La cosecha doble -es decir, el cultivo sucesivo de dos
..
tipos distintos de cereales anuales en una misma parcela- no es
normalmente posible en áreas de poblamiento disperso, algo que
se da en buena parte del África Subsahariana. Cualquier propuesta
de establecer un sistema de doble cosecha se debe basar en un
análisis de la accesibilidad de mano de obra y maquinaria, por un
lado, y de los incentivos para los granjeros, por el otro,
Tradicionalmente, los campesinos intensifican la producción
para: 1) cubrir necesidades de subsistencia; 2) pagar impuestos o
rentas; o 3) cumplir obligaciones sociales, sobre todo ceremoniales.
Por ejemplo: la principal razón por la que los campesinos malgaches
quieren metálico es para comprar bienes o productos destinados al
consumo o uso ceremonial (Kottak, 1980). Y sin embargo, en algu-
nos casos, los planificadores han esperado erróneamente que
adoptasen un sistema de doble cosecha, empleando la primera para
la supervivencia y la segunda para la venta, Esta expectativa ignora
el hecho de que el punto álgido de demanda de mano de obra para
la segunda cosecha competiría directamente con la actividad cere- 122
monial, sin la cual, desaparecería a su vez e! principal incentivo para
promover un cultivo comercial.
Aunque la necesidad de comprender culturalmente es general,
algunos proyectos reclaman una estrategia sociocultural especial-
mente sensible. Por ejemplo; la extensión efectiva del área del pro-
1
yecto es particularmente importante en proyectos dirigidos a pasto-
res, que son característicamente móviles y dispersos. Una recomen-
dación es que, en los pastizales africanos, los trabajadores con una
baja capacidad de extender su área de acción deben apuntar sus
esfuerzos hacia los cabezas de grupos de filiación y hacia otras"
Laculluray figuras nodulares en las móviles redes sociales: bien seguirlos
.eldesarrollo
económico» adonde vayan, bien atraerlos a lugares centrales. En otro lugar
(Kottak, 1985), he propuesto modelos específicos para los proyec-
tos ganaderos y de asentamiento de poblaciones, en función de los
rasgos culturaies y demográficos delas áreas seleccionadas.
Resumiendo, cualquier esquema de trabajo que incorpore la
dimensión cultural en el desarrollo «económico» debe incluir lo
siguiente:

1. Los"planificadores deberían recurrir a conocimientos compara-


dos de las distintas culturas implicadas, así como a la partici-
pación de expertos sociales en la planificación, la ejecución y
la evaluación de cada proyecto de desarrollo.
2. Los planificadores deberían prestar atención a la diversidad y
a la compatibilidad culturales, incluyendo incentivos cultural-
mente apropiados en el diseño para la ejecución.
3. Los proyectos deben aplicar la regla de Romer más que
sobreinnovar. El cambio debería responder a necesidades
localmente percibidas más que a metas abstractas.
4. Los planificadores deberían aprovechar las unidades sociales y
las líneas de autoridad existentes como parte de la estrategia
de ejecución.
5. Más generalmente, se debería involucrar a los beneficiarios
potenciales en la identificación de los proyectos, inventariando
123 sus aportaciones. Las estrategias del desarrollo deberían con-
fiar más en las ideas generadas espontáneamente por las
-----~------------.:,(:LI------~·geRtes-y-menos-enJos-plal)es-y-d-ecretos R~ro~c~e-=d-=e.:.:.nt.::..::e-=s_d:::..:e'---'-.Ia-=.s ~
altas esferas. Se debería usar más el «modelo de proceso de
"aprendizaje» y menos el «modelo de programa o de plantilla»,

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