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Llamame Señor 1

Llamame Señor Tambien 2


Llamame Amo 3
Rafael Connell es un Dom muy serio, y desea a Denny desde el primer momento en
que ve al pequeño hombre sexy bailando en Dante's Dungeon. Rafe está
acostumbrado a conseguir lo que quiere y a quien quiere. Cuando Denny lo rechaza,
envía a Rafe a un torbellino de excitación y confusión, especialmente ya que sabe que
el pequeño sumiso está interesado.

Denny deseo a Rafe desde el momento en que vio al hermoso Dom. Se entreno,
planifico, e hizo todo lo que pudo para conseguir que el hombre se interesara. Y
según los amigos de Rafe, tenía que hacerse el difícil, lo que no era una tarea fácil
cuando todo en lo que Denny podía pensar era en reclamar a su Dom.

Pero hay alguien más que ha estado observando a Denny y está determinado a tener
al sumiso a cualquier precio.
–¡Fóllame duro!

–Asombroso, ¿no, Rafe?

–Quita el aliento –Rafael Connell susurró asombrado mientras observaba al hombre


más sexy que había visto bailando sobre la barra del bar.

Sus caderas ondeaban, moviéndose hacia atrás y adelante, mientras se mecía al ritmo
de la música como si hubiera sido creada sólo para él.

Los pantalones de cuero negro apretados abrazaban su culo pero colgaban bajo en sus
caderas, dándole a la audiencia un vistazo del apretado abdomen del hombre. Las
luces bajas del club no hacían nada para esconder los músculos ondeantes que se
mostraban, ni los aros plateados a juego en sus pezones perforados.

No llevaba más joyas a parte de los aros de pezones, sin collar de propiedad. Ni
siquiera llevaba una camiseta. Su único accesorio parecía ser un par de botas de cuero
negro, un tatuaje de un sol celta rodeando su ombligo y una larga trenza rubia arena.

–¿Quién coño es? –Preguntó Rafe. Se dio cuenta que no había estado en el club por
varias semanas, pero no había pasado tanto tiempo. ¿Este hombre podría haber
aparecido de repente mientras él estaba fuera en su viaje de negocios?

Michael se encogió. –Lo llamamos D, porque no le dijo a nadie su verdadero nombre.


Apareció aquí hace unas dos semanas después de que te fueras a Hong Kong. Desde
entonces viene cada sábado.

–¡Maldición!
–Sí, algo así. –Michael rió–. Incendia el lugar cada maldito fin de semana.
Totalmente un espectáculo para ver.

Rafe dio unos pasos más cerca. Tenía que conseguir verlo mejor. Ese hombre era
glorioso. Podía decir que D era un sumiso. Su verdadera naturaleza se mostraba en la
forma en que se movía, la forma en que se perdía a sí mismo en la música. Rafe
apostaría que se perdería de la misma forma bajo la tutela de su amo y Rafe quería ser
ese amo.

–Uh, ¿Rafe? –Gritó Michael cuando Rafe dio otro paso más cerca, su mirada fija en
el espectáculo a sólo unos pies de distancia de dónde estaba–. Nunca se va a casa con
nadie, nunca.
Rafe miró por encima de su hombro, sonriendo con confianza. –Irá a casa conmigo.
Michael parecía dudarlo. Rafe no compartía su incertidumbre. Había estado
dominando a otros hombres desde que aprendió qué hacer con su polla. Si todo el
comportamiento de ese hombre no gritaba domíname, Rafe se comería su sombrero.
Claro, si tuviera uno.

La música acabó justo cuando Rafe alcanzó el borde de la pista de baile. El hombre
se movió hacia el borde de la barra y se preparó pasa saltar. Rafe rápidamente se
acercó comenzando con su juego, extendió su mano para ayudar al hermoso hombre a
bajar.

Una ceja perfectamente cuidada se arqueó y entonces D cogió la mano de Rafe,


saltando de la barra para aterrizar junto a él. Una lenta sonrisa sensual empezó a
aparecer en los labios de D mientras miraba a Rafe de arriba a abajo.

–Mi caballero de brillante armadura –dijo D arrastrando las palabras, sin soltar la
mano de Rafe.
Rafe sonrió con superioridad. –¿Entonces serás la damisela en apuros?

–Difícilmente. –El hombre se rió. Rafe se sorprendió por la risa suave que llenó el
espacio alrededor de ellos, emitiendo un aire de cruda lujuria a cualquiera lo bastante
afortunado para escucharlo. El sonido envió un estremecimiento de anticipación por
la columna de Rafe–. Estoy mucho mejor equipado que cualquier damisela.

–¿Puedo comprarte una bebida? –preguntó Rafe y entonces sonrió–. ¿O un coche?


D rió de nuevo, soltando su mano. –Aunque aprecio la idea, me temo que tengo que
decir que no. –Ladeó su cabeza y un rizo rubio arena cayó sobre su mejilla–. Ya
tengo un coche.

–¿Entonces qué tal la bebida?

–También tengo una de esas. –D señaló al camarero, quién le trajo una botella de
agua fresca todavía cerrada. Asintió al camarero, desenroscó la tapa rompiendo el
sello, y entonces le dio un largo trago.

Rafe gruñó mientas observaba los músculos de la garganta de D moverse mientras


tragaba. Oh, era perfecto. Podía apostar a que D podía chupar una polla y tragar como
los mejores. No podía esperar a descubrirlo.

–¿Entonces qué puedo conseguirte?

–¿Quién dice que necesito algo? –Preguntó D mientras bajaba la botella de sus labios
y miraba a Rafe.

–¿Estás diciendo que no tengo nada en lo que puedas estar interesado? –Rafe
preguntó mientras retrocedía y permitía que el hombre lo mirara bien.

Y lo miró.

Rafe sintió los suaves ojos verde hierba moverse por cada pulgada de su cuerpo,
llegando hasta los dedos de sus pies y entonces regresando lentamente arriba. La
polla de Rafe empezó a endurecerse para cuando los ojos del hombre alcanzaron sus
rodillas su entrepierna precia de mármol duro. Para cuando la mirada de D alcanzó su
pecho, Rafe temía correrse en sus pantalones como un adolescente inexperto.

La tensión sexual corriendo entre ellos podría haber incendiado toda la sala. Rafe
estaba seguro de que D la sentía. Su piel bronceada estaba un poco sonrojada. Sus
ojos tenían un brillo especial que sólo un hombre muy interesado podría tener. Y el
increíble bulto en sus pantalones gritaba su necesidad, una necesidad que Rafe quería
llenar desesperadamente.

D sonrió con suficiencia. –Oh, tienes mucho en lo que estaría interesado. –Dejó su
botella de agua en la barra, alcanzó su camiseta, y se la puso–. Por desgracia, creo
que acabarías rompiéndome el corazón, y no estoy seguro de que seas tan sexy. –Los
ojos del hombre hicieron otro rápido escrutinio del cuerpo de Rafe, y ladeó la
cabeza–. Por supuesto, podría estar equivocado.

La boca de Rafe cayó abierta mientras la sorpresa lo atravesó. El sumiso de sus


sueños se estaba girando y alejándose. No podía creerlo. Los sumisos nunca lo
dejaban. Él se iba. Observó a D mientras atravesaba la multitud y salía por la puerta.

–Te rechazó, ¿no?

Rafe se giró para mirar a Michael.

Michael rió, alzando sus manos en derrota. –Lo siento, hombre, pero te lo advertí. D
no se va a casa con nadie.

–¿Quién es?

–Nadie lo sabe. Exactamente. Como dije, apareció aquí hace un par de semanas
después de que te fuiste a Hong Kong. Viene aquí cada sábado por la noche desde
entonces, llega a las nueve y se va a media noche. Nunca se va a casa con nadie y
nunca acepta bebidas de nadie. Ni siquiera bebe de la misma botella de agua cuando
sale de la pista de baile. Siempre consigue una nueva.

–Eso es un poco paranoico, ¿no crees?

Michael se encogió. –Quizás tuvo una mala experiencia. Podría explicar por qué no
se fue a casa contigo. No creo haber visto nunca a un sub rechazándote antes.
Demonios, la mitad de los Doms quieren llevarte a casa y someterse a ti.
Las cejas de Rafe se juntaron en un ceño. –Quizás lo hagan pero...

–Entonces, ¿qué vas a hacer?

Buena pregunta. ¿Qué iba a hacer? Podría intentarlo olvidar que había conocido a un
hombre que se veía igual que el sub de sus sueños, algo que parecía casi imposible en
este punto, o...
Rafe sonrió a Michael. –¿Qué vas a hacer el próximo sábado?

Rafe se aseguró el siguiente sábado de estar temprano en el club, arrastrando a


Michael con él. Reservó una mesa en la sección VIP haciendo uso de su afiliación al
Dante's Dungeon. Su mesa tenía una vista clara de toda la sala principal del club.
Sería capaz de ver a D en cualquier parte dónde estuviera.

Pidió que subieran un cubo de hielo y botellas de agua sin abrir. Si eso era lo que el
hombre quería, Rafe se lo iba a proporcionar. Pidiendo para él un escocés con hielo,
se sentó contra los lujosos cojines del banco en semicírculo y esperó.

Y esperó...

A las diez, Rafe empezó a preguntarse si el hombre aparecería. Quizás lo había


asustado. No podía empezar a describir su decepción. Había querido volver a ver a D,
disfrutar de su sensualidad gloriosa y pura. No quería estar sentado aquí bebiendo
escocés aguado con Michael.

–Mmm, creo que el hombre de tus sueños ha llegado.

La cabeza de Rafe se sacudió por las palabras de Michael. Buscó en la multitud al


hombre sexy que no había podido sacar de su mente desde la última vez que lo vio. Y
ahí estaba, atravesando la sala hacia la barra.
Rafe sonrió. Bajó su vaso a la mesa y esperó. Quería ver si D lo buscaba. Se sintió
terriblemente decepcionado cuando D paso caminando por la zona dónde estaba
sentado sin mirar.
De hecho, D no parecía que estuviera buscando a nadie. Se dirigió a la barra, dejó su
camiseta, luego se fue a la pista de baile como si no tuviera ninguna preocupación en
el mundo.

A pesar de su enfado por ser prácticamente ignorado, Rafe no podía evitar apreciar la
forma en que el cuerpo del hombre se movía cuando empezó a bailar. D era un
anuncio andante de sexo.

Uno que Rafe no podía ignorar.

Se levantó y se dirigió a la pista de baile. Se empujó a través de la multitud que crecía


alrededor de D hasta que estuvo directamente detrás de él. D parecía estar ido en su
propio mundo, su cuerpo moviéndose al ritmo de la música de una forma que Rafe
empezó a creer en el viejo proverbio de que bailar era la versión vertical de los juegos
previos. Su polla latía detrás de su bragueta.

Rafe sonrió y dio un paso adelante para hacer su movimiento. Se paró justo detrás de
D y agarró sus caderas. Rafe gimió cuando los movimientos naturales del cuerpo de
D empujaron su culo atrás contra él. Lo acercó más, dejando que el otro hombre
sintiera su erección.

Rafe pensó que la sensación de su dura polla haría que D vacilara o al menos que se
alejara un paso. En su lugar, D empujó hacia atrás más fuerte, su culo restregándose
contra la entrepierna de Rafe.

Pensó que podría estar empezando a babear como un niño en una tienda de golosinas
cuando D levantó sus brazos y los envolvió alrededor del cuello de Rafe.

El cuerpo de D siguió moviéndose, balanceándose y apoyó su cabeza contra el pecho


de Rafe. Este podía ver que sus ojos estaban cerrados, sus labios ligeramente
separados. Se veía completamente perdido en la música, en el baile, como un ángel.
Rafe deslizó sus dedos arriba por las caderas de D hacia su abdomen. Los músculos
ondearon bajo su caricia. Bajó su cabeza y pasó su lengua por la curva de la oreja de
D. – Tu piel se vería tan bien con mis marcas en ti.

D se rió. Agarró las manos de Rafe y las deslizó más arriba de su cuerpo. Los
pezones apretados y perforados rozaron sus palmas. Su polla latió. Quería doblar a D
sobe la superficie plana más cercana y follar el apretado culito que se contoneaba
contra él.

–Ven a casa conmigo, ángel. Quiero enrojecer ese dulce culo tuyo –Rafe gruñó a
través de sus dientes apretados. Intentó que no sonara como una orden, pero en el
momento en que las palabras salieron de su boca supo que no había tenido éxito. Los
ojos de D se abrieron de golpe, y se apartó de los brazos de Rafe.

–Tan tentador como suena, cariño, me temo que tengo que decir que no.

Rafe estaba sorprendido. No hubo un sub, demonios, no hubo nadie, que lo rechazara
desde, bueno, nunca. Sólo tenía que doblar su dedo, y los hombres venían corriendo a
él en manada. ¿Quién coño pensaba que era este mocoso?

–Tú te lo pierdes –Rafe dijo tan civilizadamente como pudo. Giró sobre sus talones y
se alejó hacia sus asientos VIP con tanta dignidad como pudo reunir. Sus manos
apretadas mientras el enfado golpeaba cada poro de su cuerpo, luego botaba alrededor
como una pelota de Ping-Pong.

Paró en la entrada de la sala VIP y señaló a dos subs del club. Sabía que estaban
sentados fuera de la sala VIP, esperando que algún Dom los viera y los invitara a
entrar. Bueno, esta noche era su noche de suerte.

–Tú y tú –apuntó– los quiero en mi reservado.

No esperó a ver si le obedecían. Sabía que lo harían. En un momento u otro, había


jugado con la mayoría de los subs del club. Sabían lo que podía hacerles a ellos, por
ellos. Sabían que podía llevarlos al cielo. Rafe era bueno dominando a un sub, y lo
sabía, lo que hacía que su confusión por el rechazo de D de ir a casa con él fuera
incluso peor.

Rafe se dejó caer en el banco de su reservado y apuntó al suelo. Los dos subs que
había escogido rápidamente se movieron para colocarse a sus pies. Rafe ignoró sus
miradas suplicantes y lanzó otra larga mirada a la sala donde D todavía bailaba. Su
enfado creció cuando se dio cuenta de que D se comportaba como si nada hubiera
pasado entre ellos. Hombres deseosos ansiosos rodeaban a Rafe, y aun así no podía
parar de desear al único hombre que no lo deseaba a él.

Tenía que estar volviéndose loco.

– Rafe, mi hombre, ¿qué tal?

Rafe casi gruñe cuando Michael se colocó entre él y el objeto de su lujuria,


bloqueando la línea de su visión. Apretó sus manos y luego lentamente las soltó,
sintiendo la tensión en sus nudillos mientras lo hacía. Quizás no sería buena idea
tener a D bajo su látigo en ese momento. Así de nervioso, Rafe probablemente no
trataría al hombre de forma adecuada.

No podía recordar haberse sentido así nunca. Apoyó su cabeza atrás contra el
cabecero y soltó una profunda respiración, centrándose. Estaba perdiendo el control,
y eso era inaceptable.

–¿Rafe?

–Hey, Michael.

–¿Estás bien, hombre?

–Sí, estoy bien.

Pero no lo estaba, y Rafe lo sabía. Estaba a punto de explotar. Nunca se había sentido
así de fuera de control desde que era un adolescente. Se enorgullecía de su nivel de
control. Todos sabían que un hombre necesitaba autodisciplina para ser un Dom.
Perder el control significaba que alguien salía herido, y eso era inaceptable.

Rafe había sido un adolescente lleno de ira. Su padre era un hombre manipulador que
engañaba a la madre de Rafe en cada oportunidad. Cuando no la estaba engañando,
estaba haciendo un infierno de la vida de Rafe. La única forma que Rafe conocía de
tratar con su odio hacia su padre era soltar su ira por el hombre.

Intentó sacar su ira muchas veces, y lo que salvo su vida y le mostró los méritos de
ser un Dom, fue la última vez que había intentado acosar a otro hombre, un Dom, y
este le ganó.

Pasó los siguientes dos años aprendiendo todo lo que pudo del hombre que lo había
tomado bajo su ala, el Dom que había salvado su vida y le enseñó una forma mejor de
tratar con su ira. Rufus se estaría riendo si pudiera ver a Rafe ahora.

Quizás necesitaba llamar a Rufus y hacer un curso recordatorio de control, porque


parecía estar olvidando todo lo que le había enseñado. Cuanto más lo pensaba más se
convencía que era una buena idea. Quizás Rufus podría ayudarlo a descubrir por qué
un pequeño sub sin nombre lo tenía obsesionado, porque Rafe no podía entenderlo.

–Necesito irme –dijo Rafe mientras se levantaba–. Necesito ir a hablar con alguien.

–¿Vas a volver?

Rafe miró hacia la pista de baile de nuevo. Sus ojos se ampliaron cuando vio a D
mirando directamente hacia él. –Sí, volveré.
El corazón de Denny se hundió mientras veía a Rafe dejar la sala VIP y salir del club.
Sabía que se suponía que tenía que ignorar a Rafe y llamar la atención del hombre
con su rechazo, pero de repente le preocupó haber ido demasiado lejos. ¿Quizás se
debería haber rendido e ido a casa con el cómo realmente deseaba? ¿Quizás no
debería haberlo rechazado? ¿Había perdido su oportunidad? ¿Rafe estaba demasiado
frustrado con él?

Denny miró al hombre sentado en la sala VIP y abrió sus ojos exageradamente.
Michael se encogió y asintió hacia la puerta del lado más lejano de la sala junto a la
barra. Denny asintió y se movió en esa dirección, sabiendo que Michael lo
encontraría allí.

–Eso no salió muy bien –dijo Denny cuando Michael se unió a él.

–¿Estás bromeando? –Michael rió fuerte–. Eso fue perfecto. Rafe está desesperado.
El hombre está preparado para explotar.

–¿Entonces por qué se fue? –Denny se mordió el borde de la uña de su pulgar, un


hábito nervioso que nunca había sido capaz de dejar–. Pensé que la idea era que se
interesara, no alejarlo.

–Oh, créeme, está interesado. –Michael resopló, un sonido que Denny pensó que era
de mal gusto para un Dom–. Está tan interesado que casi no puede ver bien.

Denny apenas pudo evitar poner sus ojos en blanco mientras seguía a Michael a la
gran oficina detrás de la barra. Un hombre grande estaba sentado detrás del gran
cristal y el escritorio de metal, hablando por teléfono, alzó un dedo mientras hablaba.

Denny caminó hacia el escritorio negro brillante y se apoyó en el borde, envolviendo


sus brazos alrededor de su cintura mientras esperaba a que Dante Giovanni, el
propietario del club, acabara con su conversación telefónica.

Había estado de acuerdo con este pequeño plan porque quería que Rafe fuera suyo.
Después de verlo salir furioso del club, Denny estaba empezando a preguntarse si ese
sueño alguna vez se haría realidad. Rafe parecía realmente molesto.

–Y bien –preguntó Dante mientras bajaba el teléfono– ¿cómo fue?

– Rafe está huyendo.

La oscura ceja de Dante se arqueó. –Cuéntame.

–Denny tiene a Rafe atado con tantos nudos que el hombre no puede ni ver bien –dijo
Michael– No sabe si viene o va.

Dante rió mientras se recostaba en su silla y doblaba sus manos juntas. –Suena
perfecto.

–¿Cómo puedes decir eso? –Preguntó Denny mientas ondeaba su mano hacia la
puerta–. Está enfadado. Se ha ido. Probablemente ahora no quiera tener nada que ver
conmigo.

–Exactamente.

Denny sacudió su cabeza vigorosamente. –Nunca debería haberlo rechazado esta


noche. Incluso invitó a un par de subs a su reservado.

–Está frustrado, Denny.

Denny se giró para mirar a Michael mientras el hombre se sentaba en el sofá de cuero
contra una pared.

–Rafe no está acostumbrado a que nadie lo rechace –dijo Michael–. Tiene subs, e
incluso a veces Doms, lanzándose hacia él. Está acostumbrado a conseguir
exactamente lo que desea.
–Por eso es tan importante que lo rechaces –añadió Dante–. Si lo haces demasiado
fácil para él, perderá el interés en el minuto en que consiga lo que desea de ti y se
moverá hacia el siguiente sub antes de que puedas parpadear. Si realmente quieres
mantenerlo, tienes que seguir nuestro plan.

–Siguen diciendo eso pero...

–Mira, Denny, es realmente simple –dijo Michael–. Rafe te necesita tanto como tú a
él. Incluso Rufus cree que los dos son perfectos el uno para el otro. No habría hecho
este plan si no estuviera seguro. Rafe está aburrido, insatisfecho con su vida actual.
Necesita un reto.

–Sólo sigue con el plan, Denny –dijo Dante–. La subasta es sólo dentro de unos días.
Puedo garantizar que Rafe estará ahí, y se asegurará de que nadie puje más que él.
Sólo para hacer esto un poco más interesante, he dispuesto que algunos otros Doms
pujen por ti para que esté alerta.

–¿Qué? –Denny gritó mientras se levantaba–. ¿Cómo pudiste... qué pasa si decide no
pujar por mí? No quiero ir a casa con cualquier otro Dom. Quiero a Rafe.

Denny había deseado a Rafe desde el primer momento en que lo vio en una foto en el
aparador de su tío Rufus. El hombre era hermoso, desde la parte de arriba de su
cabello negro hasta la parte de abajo de sus pies, y cada gloriosa pulgada de en
medio. Rafe simbolizaba todo lo que Denny deseaba, alto, fuerte y dominante.

Sólo había visto a Rafe en persona en pocas ocasiones, pero cada vez consolidaba sus
sentimientos por el hombre más grande. Denny sabía que Rafe sería el Dom perfecto
para él.

Su tío dijo que él era demasiado joven cuando Denny le habló de su interés por Rafe,
a pesar de que tenía veintidós años, decidió esperar el momento adecuado.

Habían pasado dos años y su fascinación por Rafe sólo se había incrementado.
Sabiendo que Rafe había sido un estudiante de su tío, Denny había empezado a
aprender todo lo que podía para ser el perfecto sub, entrenando con su tío y otros
Doms hasta que supo que podría darle a Rafe exactamente lo que el hombre
necesitaba en su vida... el sub perfecto.

–No te preocupes, Denny –dijo Dante–. Cualquier sub de la subasta tiene el derecho
de rechazar a cualquier Dom que puje por él hasta que el contrato sea firmado. Dudo
que Rafe deje que nadie puje más que él, pero si eso pasa, puedes negarte.

–¿Y si no me niego?

–Entonces perteneces al Dom ganador durante una semana.

Denny se restregó las manos por la cara para esconder la mueca que la idea le
provocó. Pensar en pertenecer a alguien más casi lo ponía enfermo. No podía
imaginar a ningún otro hombre tocándolo excepto a Rafe. Claro, había estado bajo la
tutela de varios Doms durante los últimos dos años mientras se entrenaba, pero había
sido sólo eso, entrenamiento. No hubo una conexión emocional real con los hombres
que le enseñaban. No hubo sexo.

Denny estaba guardando eso para Rafe.

–Vale –dijo Denny mientras apoyaba sus manos en sus caderas y giraba su rostro
hacia Dante y Michael–. Seguiré con este plan, pero será mejor que consigan ayuda si
sale mal. Me niego a ser el juguete de algún Dom que no conozco.

–Sólo recuerda tu entrenamiento, y vas a estar bien.

Denny entrecerró sus ojos hacia Dante. El hombre había sido uno de los Doms que lo
entrenó por insistencia de su tío. Dante tenía mano ligera con el azotador, pero
incluso Denny había sido incapaz de cumplir con los altos estándares del hombre.
Hasta que Dante encontró a Danny, Denny había dudado que hubiera un sub vivo que
pudiera. Danny parecía perfecto para el hombre, igual que Denny era perfecto para
Rafe.
Aun así, Denny había aprendido mucho de él durante su tiempo juntos e incluso lo
apreciaba. Era virtualmente imposible no estar bajo la tutela de un Dom, uno bueno al
menos, y no sentir algo de afecto por él, aunque sólo fuera el de un estudiante por su
maestro.

–Bien, Dante. Haré lo que dices.

Dante se rió. –Siempre fuiste un buen sub.

Denny arqueó una ceja cuando Michael empezó a reír. Sacudió un dedo hacia el
hombre que había empezado a ver como a otro tío, igual que a Dante. –Uno de estos
días, Michael Cortés, algún pequeño sub te robará el corazón, y entonces no te reirás.

–Nunca pasará. –Rió Michael.

–Ya veremos.

Denny estaba tan nervioso que sentía náuseas. El apretado y pequeño tanga que
llevaba se metía entre sus nalgas, y se sentía horriblemente expuesto. El tanga podría
cubrir todas las partes importantes, pero eso era todo lo que cubría. El resto de su
cuerpo estaba desnudo a excepción del lazo rojo alrededor de su cuello, se sentía
como una pequeña mezcla entre un stripper y un regalo de cumpleaños.

Sabía que si Rafe lo mantenía tendría que llevar un collar. Pero eso estaba bien para
Denny. Quería llevar el collar del hombre. Quería que todo el mundo supiera que
pertenecía a Rafe. Llevaría la señal de pertenencia con orgullo.

El lazo rojo alrededor de su cuello podría verse un poco como un collar, pero no era
nada más que un sustituto hasta que Denny adquiriera el verdadero.

–¿Cómo estás, Denny?


Denny se giró para ver a Dante de pie tras él. Ondeó su mano nerviosamente y se
metió la uña del pulgar entre los labios mientras se encogía. Empezó a balancearse de
un pie a otro, y luego puso los ojos en blanco mientras sacaba el tanga de entre sus
nalgas por lo que parecía la centésima vez.

–¿Quién escogió estas malditas cosas?

Dante rió. –Fui yo.

–Lo suponía.

–¿Hay algún problema?

Denny no era estúpido. Sabía que era mejor no quejarse sobre la falta de cosas que
cubría el tanga. Si Rafe lo reclamaba, Denny podría encontrarse caminando desnudo
por todo el club. Era algo que posiblemente le ordenara un Dom.

–No, sólo... –Denny frunció el ceño–. ¿Alguna vez usaste una de estas cosas? Se
meten por el culo como si nada.

Dante se rió. –Creo que esa es su función, querido chico.

Denny tiró del material de nuevo. –Si tú lo dices.

–Estarás bien, Denny –Le dijo Dante palmeando su brazo–. Sólo recuerda el plan de
juego. Sal al escenario, y pavonéate. Tienes suficiente entrenamiento para hacer un
buen espectáculo.

–¿Rafe está aquí?

–Tercera fila en el medio.

Denny inhaló rápidamente ante el conocimiento de que el hombre de sus sueños


estaba sentado a muy poca distancia de él, sólo tras la cortina que separaba a la
audiencia del escenario. Quería ver a Rafe y empezó a caminar en esa dirección
cuando la mano de Dante en su brazo lo paró.

–Todavía no, Denny. –Rafe no sabe que estás en la subasta y queremos que siga
siendo así hasta que suba la cortina. La sorpresa será incluso más espectacular cuando
se dé cuenta de que tiene la oportunidad de conseguir un contrato por una semana.

–Sólo espero que desee extender ese contrato después de que acabe la semana. O los
dos últimos años no habrán servido de nada.

–Estoy seguro de ello.

Denny no estaba tan seguro. Nada en el mundo lo complacería más que firmar un
contrato de larga duración con Rafe. Era el sueño de Denny. En su mente, el acuerdo
entre un Dom y un sub era más vinculante que una licencia de matrimonio.

Sabía que no todos pensaban como él. Muchos Doms y subs firmaban contratos
simplemente para mantenerlo todo claro entre ellos. Para Denny, firmar en la línea de
puntos significaba que él estaba confiando su vida a su Dom, a Rafe. No podía pensar
en nada que lo hiciera más feliz.

–Deja de morderte las uñas, Denny.

–Sí, señor. –Denny de mala gana se sacó el pulgar de la boca. Uno de estos días,
planeaba acabar con ese hábito nervioso. Sólo que todavía no. Era básicamente lo
único que lo mantenía en este momento.

–Ponte recto, y asume la posición correcta.

Denny escuchó el acero en la voz de Dante. Su cuerpo instantáneamente sucumbió al


tono dominante y se puso en posición como Dante ordenó. Cuadró sus hombros sin
pensarlo y junto sus manos tras su espalda, los ojos directamente al frente y sus pies
separados.

Pasó seis meses bajo el tutelaje de Dante antes de que este conociera a su actual sub,
y se sabía las reglas del hombre muy bien. Dante no aceptaba movimientos
descuidados por su parte ni toleraba que se encorvara. Se negaba a permitir que un
sub fuera menos de lo que podía ser, esa era una de las razones por las que su tío
Rufus le había enviado a entrenar con él.

–Estarás bien, Denny –Le dijo Dante mientras gentilmente acariciaba su mejilla con
el dorso de su mano–. Sólo recuerda tu entrenamiento, y haz que estemos orgullosos.
Tienes todo lo que necesitas para ser el sub perfecto de Rafe, y él te va a amar.

Denny rezaba para que Dante tuviera razón. Sabía que sus sentimientos no tenían
mucho sentido. ¿Quién se enamoraba de una fotografía? Pero era lo que era. Denny
había visto a Rafe, al sensual brillo en sus ojos avellana mientras miraba a la cámara,
y supo que el hombre era para él. Su obsesión sólo había crecido desde allí.

–Sí, señor –susurró Denny.

Dante le sonrió, mostrándole su aprobación por sus palabras y su postura. Había


aprendido mucho durante el tiempo que pasó con el dom. Dante raramente sonreía,
pero cuando lo hacía, iluminaba todo su rostro y hacia que todos a su alrededor se
sintieran felices.

–Tengo que ir a empezar la subasta. Quédate aquí hasta que digan tu nombre. –Dante
empezó a alejarse pero paró y miró atrás por encima de su hombro–. Y recuerda
Denny, no mires directamente a Rafe o le dejes saber cuánto deseas que puje por ti.
El plan es mantenerlo deseoso hasta que firme el contrato contigo.

Denny asintió e intentó recordar todo lo que había aprendido durante años. Su
entrenamiento había sido intenso, la meta principal convertirse en lo que Rafe
necesitaba de un sub. Tener a Rufus, Michael y Dante en su entrenamiento ayudó
mucho. Sabían lo que le gustaba a Rafe y estructuraron su entrenamiento según eso.
Denny sólo esperaba que fuera suficiente para que Rafe quisiera mantenerlo al final.

Las manos de Denny empezaron a sudar mientras escuchaba a Dante empezar la


subasta. Miró rápidamente alrededor para asegurarse de que nadie estaba mirando, y
entonces tiró del lazo alrededor de su cuello. La maldita cosa se sentía como si le
cortara el aire de sus pulmones.

–La estirarás si sigues haciendo eso.

Denny saltó y se giró cuando escuchó las suaves palabras. Su mirada aterrizó detrás
de él en un delgado rubio, vestido como él. Denny sonrió. –Danny, ¿qué estás
haciendo aquí?

El hombre asintió hacia el escenario. –Estoy aquí para la subasta.

Las cejas de Denny se juntaron. –¿Vas a subir a la subasta? ¿No eres el sub de Dante?
–Sí. –Danny sonrió–. Es una sorpresa para Dante.

Los ojos de Denny se abrieron más. –¿Y no crees que estará cabreado si te pones en
subasta?

–Sólo puedo tener esperanza. –Danny gimió–. No me ha azotado el culo en semanas.

Denny parpadeó. –¿Qué pasa si alguien más puja por ti?

Denny sonrió travieso como si la idea de verdad lo divirtiera. –Dante no va a dejar


que me compre alguien más.

–Bueno, que tengas mucha suerte. –Denny miró por encima de su hombro a la
pequeña abertura en la cortina de terciopelo–. También espero la puja de cierto Dom,
y mi estómago está tan revuelto que podría vomitar.

Denny podía ver la mirada aliviada en el rostro de Danny y se preguntó si se sentiría


de la misma forma si fuera presentado a otro sub que hubiera estado con Rafe.
Después de considerar sus sentimientos con cuidado, Denny estaba bastante seguro
que intentaría hacerle tragar los dientes.

Sabía que Rafe estuvo con muchos subs. Tenía que vivir con eso. Si Rafe lo
reclamaba y le ponía collar, sabía que aprendería a vivir con cualquier cosa. Rafe
nunca le había dado un collar a ningún sub.
–Nuestro siguiente sub hizo arder la pista de baile durante las últimas semanas.

–¡Oh, dios! –Denny susurró mientras escuchaba la voz de Dante a través de la


cortina. Era el siguiente. Denny se restregó las palmas de sus manos en los lados de
su tanga y cogió una respiración profunda–. Supongo que me toca.

–Buena suerte.

–Sí, a ti también. –Denny pasó por la cortina y se colocó en la postura que prefería
Dante. Intentó aclararse la mente y recordar que todo esto era por una buena causa.
Aunque es algo difícil de hacer cuando sientes que tu corazón va a salirse del pecho.
–Él cree que el compromiso entre un Dom y un sub es uno de los compromisos más
importantes que puede hacer una persona. Le gustan los azotes, la flagelación, el
bondage y un fuerte Dom que pueda mantenerlo en la línea. Caballeros, os presento a
D.
–Caballeros, os presento a D.

Rafe casi se traga su lengua mientras observó al objeto de su obsesión durante las
últimas semanas caminar en el escenario vestido con nada más que un tanga rojo y un
lazo rojo alrededor de su cuello.

No quería venir a la subasta de navidad, pero Rufus lo convenció de que encontrar a


un sub para dominar por una semana le iba a hacer bien, quizás incluso le podía
ayudar a quitar de su mente al único hombre que no lo deseaba. Y ahora, el mismo
hombre estaba pavoneándose en el escenario como si no tuviera ninguna
preocupación en el mundo. Ni siquiera miró en dirección de Rafe, sólo caminó hacia
el final del camino, se giró en círculo y luego volvió a colocarse al lado de Dante.

Rafe se tragó un gruñido cuando varios hombres sentados alrededor de él silbaron.


Sólo presionando sus labios juntos y apretando sus manos en puños evitó que les
gritara que pararan de mirar lo que le pertenecía. Y D le pertenecería. Rafe se
aseguraría de eso, aunque tuviera que hipotecar su casa una segunda vez para
conseguir suficiente dinero para pujar más que nadie.

No le importó sólo tener una semana con D. Siete días serían suficiente para superar
cualquier encaprichamiento que sintiera por el hombre. Además, un contrato entre
ellos significaba que podía hacer todo lo que ese contrato permitiera. Rafe tenía
intención de estar dentro del espectacular culito del sub hasta las pelotas en la
siguiente hora. Tenía que asegurarse de que eso estuviera en el contrato.

–¿Escuche mil?

Rafe sacudió la cabeza prestando atención a lo que ocurría a su alrededor. Necesitaba


devolver su mente al juego si iba a ganar el contrato de ese sub en particular. Ya
podía escuchar a otros Doms pujando, pero no iban a ganar.
D era suyo.

–Diez mil dólares.

La sala quedó en silencio por las palabras de Rafe. Se negaba a permitir que el
sonrojo que sentía creciendo en su interior se mostrara. No dejaría que nadie supiera
cuanto deseaba poner sus manos en D. Ya era bastante malo que hiciera esa gran
oferta. De ninguna manera permitiría que vieran su vergüenza.

–Uh, diez mil a la una –dijo Dante, viéndose un poco sorprendido–. A las dos.
–Rafe miró alrededor de la sala cuando Dante paró, encontrándose con los ojos de
varios Doms, deseando que pujaran de nuevo.

–Vendido a Rafael Connell por diez mil dólares.

Rafe apenas podía mantenerse en la silla mientras Dante golpeaba el podio con su
martillo. D era suyo. El hombre podría haberle costado una buena porción de sus
ahorros, pero se aseguraría que la siguiente semana valiera cada moneda.

Observó a D intensamente hasta que el hombre desapareció detrás de la cortina para


que el siguiente sub saliera.

La siguiente hora pasó en un borrón mientras observaba a sub tras sub salir al
escenario. No le importaba quién pujaba por quién. Quería encontrar a D, firmar el
contrato de siete días entre ellos, y poner sus manos sobre el hombre, preferiblemente
en cualquier sala que tuviera una superficie plana.

Su mente vagó, soñando despierto con fantasías de tener a D a su merced. Cuando el


último golpe de la maza cayó, y Dante anunció que la subasta había acabado, Rafe se
dio cuenta que se perdió la mayor parte.

Se levantó, miro alrededor curioso, intentando descubrir dónde estaba D. Su primera


intención fue ir a la zona detrás del escenario, tras la cortina. Lo único que lo detuvo
fue que no quería verse demasiado deseoso. Un Dom inteligente nunca dejaba pensar
a un sub que tenía todas las cartas.

–Diez mil dólares, ¿huh?

Rafe empezó a asentir mientras se giraba alrededor para encontrar a Michael de pie
tras él. –Sí.

–Eso es demasiado para gastar en un sub por una semana, ¿no?

–¿Lo es? –Preguntó Rafe. Intentando sonar calmado–. D pasará una semana bajo mi
cuidado haciendo lo que yo desee. Creo que eso vale el dinero. Además, gastaría más
en un coche, y él ya me rechazó esa oferta.

–Supongo.

–Sólo estoy esperando a que Dante me traiga el contrato, y luego llevaré a D a casa
para empezar su entrenamiento personal.

–Te das cuenta de que se espera una exhibición de lo que tu sub aprendió durante la
semana en la fiesta de fin de año, ¿verdad?

Rafe sonrió. –Estoy esperándolo.

Esperaba mostrar a su nuevo sub. No sabía cuánto sabía D sobre el estilo de vida D/s,
pero aprendería. Rafe tenía toda la intención de entrenar al hombre hasta que
reaccionara a lo que él quería sin vacilar.

D será el sub perfecto.

–Rafe, ahí viene Dante con tu sub –dijo Michael.

Rafe se giró, su mirada instantáneamente se clavo en el hombre pequeño al lado de


Dante. D todavía llevaba sólo el tanga rojo y el lazo rojo alrededor de su garganta.
Rafe se tomó sólo un momento para disfrutar de cada gloriosa pulgada del cuerpo
esbelto antes de quitarse la camisa.
–Cúbrete –dijo mientras extendía su camiseta–. Nadie ve tu cuerpo excepto yo.

–Podrás darme órdenes cuando el contrato esté firmado.

Rafe apretó su mandíbula para evitar gruñir ante las suaves palabras de D. No le
importaba mucho que su sub lo contradijera, pero suponía que D realmente no era
todavía su sub.

–Bien, entonces firmemos el contrato.

Rafe siguió a Dante a una pequeña mesa. Alcanzó el papel que Dante le pasó y lo
leyó. Los términos parecían claros para él. Por un período de siete días, D le
pertenecería. Rafe notó que D se negaba a participar en cualquier humillación verbal,
asfixia erótica, defecación, lluvia dorada o juego de sangre, con todo eso Rafe no
tenía problema. A parte de eso, D parecía estar dispuesto a aceptar cualquier pedido
de Rafe.

–¿Tu palabra de seguridad? –Preguntó Rafe mientras miraba a D.

–Puercoespín.

Rafe arqueó una ceja, entonces miró de nuevo la parte de abajo del papel. Frunció el
ceño cuando leyó una cláusula específica en el contrato y tuvo que leerla de nuevo.
Seguramente no lo había leído bien la primera vez.

–¿Sin penetración sexual?

–No. Señor. –D sonrió–. Mi culo está reservado para mi Dom permanente.

Rafe gruñó, la esquina de su boca se alzó mientras el enfado lo barría. ¿No se le


permitiría follar el culo por el que había estado salivando durante las últimas dos
semanas? Eso era casi inaceptable. Estaba justo por encima del loco pensamiento de
que D tendría otro Dom aparte de él.
Rafe parpadeó, la ira lo abandono tan rápido como llegó. ¿De dónde coño había
venido ese pensamiento? Sólo quería a D para una semana, no para toda la vida. Sólo
necesitaba quemar el obsesivo control que D parecía tener sobre él.

–Bien –dijo Rafe–. Asumo que el sexo oral es adecuado para ti.

–Por supuesto.

–¿Tienes tus exámenes médicos?

–Página dos –dijo Dante–. He incluido tus pruebas más recientes para D también.

Rafe miró la segunda página y la leyó con cuidado. Satisfecho de que él y D estaban
médicamente limpios, Rafe miró al hombre al que pronto iba a dominar. –¿Ya lo
leíste?

–Sí, señor.

–¿Hay algo que desees saber antes de que firmemos?

–Me gustaría saber sus reglas, señor.

Rafe encontró la respuesta de D extrañamente complaciente. Asintió para hacerle


saber exactamente eso. –Espero que sigas mis órdenes sin cuestionar. Voy a empujar
y empujar tus límites, pero nunca te voy a dañar.

–Sí, señor.

–Espero que se me llame señor todo el tiempo a menos que diga otra cosa. Llevarás
mi collar mientras me pertenezcas. –Nunca había sentido la necesidad de ver su
marca de propiedad alrededor de un sub, quizás porque nunca había conocido a un
sub al que juzgara merecedor de ello o quizás porque no había encontrado a uno que
los fascinara tanto como D. Por la razón que fuera, la excitación que atravesó a Rafe
por sus propias palabras lo sorprendió. No supo hasta que las dijo cuanto quería ver
su collar alrededor del cuello de D.
Incluso se sorprendió más por el profundo sonrojo que llenó el rostro de D.

–¿Eso será un problema para ti? –preguntó.

–No, señor.

Rafe extendió la mano y agarró la mandíbula de D, atrayendo el rostro del hombre


hacia el suyo. –Debes saber, ángel que mientras me pertenezcas, te voy a tocar
cuando lo desee. Pediré cualquier cosa que desee de ti. Me pertenecerás para hacer lo
que desee dentro de los límites de este contrato.
Si no te gusta algo, dilo ahora para poderlo incluirlo, o lo veré como una aceptación
automática por tu parte. ¿Entendido?

–Sí, señor.

–¿Hay algo que desees añadir?

–No, señor.

–Entonces firma los papeles, D –Rafe dijo mientras apuntaba al montón de papeles–.
En el momento en que tu firma esté en ese contrato, me pertenecerás. Espero silencio
por tu parte a menos que te dé permiso para hablar.

Rafe estaba tan preparado que temía que si D decía algo se abalanzaría. Necesitaba
tiempo para conseguir al hombre en algún sitio privado, por lo que se tomaría un par
de profundas respiración y mantendría el control que rápidamente lo dejaba ante el
conocimiento de que D pronto sería suyo.

Rafe aguantó su respiración mientras observaba a D inclinarse sobre la mesa y firmar


en a la línea de puntos. En el momento en que D retrocedió, Rafe firmó con su
nombre, notando que el verdadero nombre de D era Denny. Él usaría su nombre, no
quería ser asociado con los otros Dom del club que lo deseaban.

Rafe deseaba ser especial.


Dante cogió el contrato y rápidamente lo leyó, asintiendo antes de colocar el sello del
club en el papel, sonrió mirando a Rafe. –Es todo tuyo, Rafe. Esperamos un buen
espectáculo cuando los veamos a ambos para la fiesta de fin de año.

Rafe no perdió otro momento. Envolvió su camisa alrededor de los hombros de


Denny. Nadie iba a ver lo que le pertenecía mientras fuera suyo. Rafe solo deseaba no
tener que esperar hasta llegar a casa para poner un collar alrededor su garganta.

–Vamos.

No esperó a que Denny contestara. Le agarró la mano y lo arrastró fuera de la sala.


Tenía algo en mente, y no incluía a un bar lleno de gente.

Denny caminó junto a su Dom temporal y esperó su siguiente orden. Sabía que todo
lo que hiciera ahora era elección de Rafe. El Dom tenía todo el control, no porque
tuviera ese derecho sino porque él escogió dárselo. Quería que Rafe lo dominara. Lo
anhelaba, lo necesitaba.

Esperó ansioso a que Rafe hablara.

–Llevarás mi collar cuando lleguemos a mi casa –dijo Rafe mientras sus dedos
pasaban por el cuello de Denny–. Aunque será temporal, lo llevarás mientras dure
nuestro contrato. ¿Entendido, mi pequeño ángel precioso?

–Sí, señor. –Denny se preguntó si Rafe podría saber lo excitado que estaba por el
tono de su voz cuando hablaba. La idea de llevar el collar de Rafe, que todos supieran
que le pertenecía, enviaba una excitación a través de Denny que estaba tan cerca de
un orgasmo como había estado alguna vez sin llegar al límite. La simple idea hacia
que su polla se removiera en el pequeño tanga ajustado.
Denny sólo deseaba que el collar no fuera temporal. Esperaba que al final de la
semana Rafe le ofreciera un contrato de por vida. Esa era su meta. Quería ser el mejor
sub que Rafe hubiera tenido nunca y convencer al hombre que estaban hechos para
estar juntos para siempre. Ese era el sueño de Denny.

–Ven, ángel –Rafe dijo mientras tiraba de la muñeca de Denny.

Denny siguió fácilmente a Rafe, seguro de que no dejaría que le pasara nada malo.
Confiaba en el hombre mayor explícitamente.

–No deseo... –empezó Rafe.

–¿Qué tienes ahí, Rafe?

Denny se congeló cuando escuchó a alguien hablar tras él, y Rafe apretó su muñeca.
Sabía que se suponía que no tenía que hablar, que debería permanecer de pie con su
mirada hacia el suelo. Un sub no debía hablara o interactuara con otros a menos que
su Dom se lo ordenara.

Aun así, desesperadamente quería girarse y ver quién estaba hablándole a Rafe.
Había algo en el hombre tras él que hizo que Denny quisiera apoyarse más en los
brazos de Rafe... y esconderse.

–Donald, ¿cómo estás?

–No tan bien como tú, parece –contestó el hombre.

Denny frunció el ceño. Algo sobre la voz de este Donald sonaba vagamente familiar.
No podía ubicarlo, pero Denny estaba bastante seguro de que había escuchado hablar
al hombre antes. Y eso le hizo estremecerse.

–¿Un nuevo sub? –preguntó Donald.

–Sí.
–¿No es el sub de la subasta?

–Sabes muy bien que sí. Estabas ahí esta noche cuando pujé por él. –Denny hizo una
mueca cuando la mano de Rafe se apretó alrededor de su muñeca pero permaneció en
silencio. –Creo que tú también pujaste por él –añadió Rafe.

Denny se echó atrás cuando un dedo tocó la línea de su mandíbula. No quería que
nadie lo tocara excepto Rafe. Empujó su cuerpo más cerca de su Dom, deseando no
estar vestido tan escandalosamente. Se sentía expuesto.

–¿Lo compartirás?

–¡No! –La voz de Rafe estaba llena de hierro. –Mi sub tiene un contrato exclusivo
conmigo.

–Pero es sólo un contrato de siete días, si recuerdo bien. –Donald rió–. Será libre,
capaz de firmar un contrato con quien sea que escoja en fin de año. ¿Correcto?

Rafe gruñó.

–Creo que entonces deberé subir mi puja. Creo que tiene mucho potencial para ser un
buen sub con el entrenamiento correcto.

–Es mío.

–Ah, pero sólo durante los próximos siete días. ¿No es así?

Denny cerró sus ojos cuando de repente recordó de dónde conocía la voz de Donald.
El hombre había hecho un movimiento hacia él cada vez que se encontraban. Denny
lo rechazaba cada vez, pero eso no parecía importar a Donald. Parecía creer que él era
el Dom perfecto para Denny. No había estado de acuerdo y todavía no lo estaba.

Vio lo que el otro hombre hacía a sus subs, incluso a los temporales y a los del club.
Era egoísta y cruel, Donald pensaba que era el mejor Dom del mundo y un regalo
para cada sub vivo. Excepto que los trataba como la mierda, abusando de ellos y
dejando heridas no deseadas en más de uno de ellos. Denny no estaba seguro de por
qué Dante seguía permitiendo que el hombre entrara al club.

–Podrá firmar un contrato con quien elija después de que el nuestro acabe.

Denny apenas evitó alejarse de Rafe cuando escuchó las palabras del hombre. Se
sentían como dagas en su corazón. Él quería pertenecer a Rafe para siempre, no sólo
por siete días.

–¿Qué dices, Denny? –Preguntó Donald–. ¿Quieres firmar un contrato conmigo la


semana que viene? Puedo asegurarte de que tengo mucho más que enseñar que Rafe.
Yo sé cómo tratar a mis subs.

Con sus ojos todavía en el suelo a sus pies, Denny se encogió ante el pensamiento
aborrecible, sin darse cuenta hasta que Donald habló de nuevo de que su movimiento
había sido visto por el otro hombre.

–Creo que le gusta la idea, Rafe. –Donald volvió a reír–. –Estaré esperando, mi
mascotita.

Denny escuchó pesados pasos alejarse de él y Rafe, y soltó un suspiro de alivio. Un


momento más tarde, ese suspiro se quedó atrapado en su garganta cuando fue
empujado contra la pared y sostenido allí por la presión del cuerpo de Rafe contra él.

–Puedes tener derecho a firmar un contrato con quien quieras cuando nuestro tiempo
acabe, pero hasta entonces me perteneces. ¿Eso ha quedado claro?

Denny asintió rápidamente, de repente asustado de Rafe por primera vez desde que
supo quién era el hombre. Sonaba enfadado, no, furioso, y sus ojos estaban
entrecerrados en pequeñas rendijas.
–No se te permite hablar con nadie sin mi permiso expreso. ¿Está claro?

Denny asintió de nuevo, preguntándose qué había hecho mal. No había hecho
movimientos hacia el otro Dom ni había hablado con él. ¿Por qué Rafe estaba
enfadado con él?

–No reconocerás a nadie más. No hablarás con ellos si te hablan hasta que tengas mi
permiso.

–Denny tragó duro cuando sintió los dedos de Rafe envolverse alrededor de su cuello.
Su voz bajó hasta un susurro–. Me perteneces durante los próximos siete días,
Denny. Si te atrapo cerca de otro Dom, consideraré eso como una violación a nuestro
contrato. ¿He sido lo bastante claro?

Denny asintió.

–Quiero una respuesta verbal. Quiero saber que entendiste exactamente lo que dije.
Estas reglas no se discuten. Viola una de ellas, habla con alguien sin mi permiso y
cancelaré nuestro contrato y haré cumplir la cláusula de contrato infringido.

–Sí, señor –susurró Denny.

Denny sintió los dedos de Rafe acariciar gentilmente su garganta antes de que se
apartara, y se preguntó si se había equivocado al confiar en el hombre. Desde que
supo quién era Rafe, Denny nunca había escuchado que hubiera perdido la calma. De
hecho, Rafe era casi una leyenda cuando se trataba del control, esa era una de las
razones por la que Denny había estado tan interesado en el hombre. Quería ser
dominado, no maltratado, estaba empezando a preguntarse si había hecho la elección
incorrecta.

La presión del cuerpo de Rafe lentamente disminuyó, y el agarré en su muñeca se


incrementó. Denny empezó a morderse la uña del pulgar mientras iba tras Rafe.
Sintió como si todo en lo que había soñado durante los últimos años le estuviera
explotando en la casa, y no estaba seguro de cómo tratar con su decepción.

No era así como se suponía que irían las cosas.

Se suponía que Denny tenía que impresionar a Rafe con su conocimiento sobre ser un
sub. Se suponía que Rafe estaría impresionado y se enamoraría de Denny,
ofreciéndole un contrato de por vida para que pudieran estar siempre juntos.

Rufus, Dante y Michael ciertamente pensaban que el plan funcionaría. Que era por lo
que Denny había pasado los últimos dos años entrenando bajo su guía. Esos hombres
conocían a Rafe, pero Denny se sentía como si todo lo que le habían contado sobre él
hubiera sido una gran mentira.

Sabía que podría decir la palabra de seguridad ahora mismo, antes de que llegaran
siquiera a la entrada del club, y el devolverían el dinero a Rafe. Podrían ir por
caminos separados. Denny vaciló lo suficiente ante la idea para dar un pequeño tirón
en su muñeca, entonces volvió al ritmo de Rafe.

–Señor –susurró Denny.

–¿Qué?

Denny cogió aire profundamente ante el sonido ronco de la voz de Rafe.


Aparentemente, el hombre todavía estaba enojado. –Mis pertenencias, –Denny dijo
tranquilamente– están en la parte de atrás.

–No necesitas nada que no te dé yo.

Vale, entonces.
Denny se estremeció cuando la puerta se abrió, y la fría brisa sopló a través de su
cuerpo casi desnudo. Un tanga y una camisa de vestir no hacía mucho para cubrirlo y
mantener el frío fuera, no importaba realmente. Denny sintió el frío todo el camino
hacia sus huesos. Podía sentir el enfado salir de Rafe como una ola de calor, pero no
hacía nada por calentar su cuerpo, ni siquiera cuando Rafe envolvió su brazo
alrededor de sus hombros y lo llevó a las escaleras que llevaban afuera.

Rafe escoltó a Denny a un coche y lo colocó en la parte de atrás, luego subió tras él.
Un momento después, estaban en la carretera. Denny no tenía ni idea de a dónde
iban, pero escuchó a Rafe dar indicaciones a alguien en la parte delantera de la
limusina para que los llevara a casa.
El espacio entre él y Rafe era demasiado grande. A penas podía decir que estaban en
el mismo vehículo. Denny lentamente movió sus dedos por el suave cuero del asiento
hasta que sintió la suave tela de los pantalones de Rafe bajo sus dedos.

El calor del cuerpo de Rafe calentó el material y lentamente se filtró hacia arriba del
brazo de Denny y bajó a través de su cuerpo hasta que ya no sintió el frío. No eran los
fuertes brazo que quería envueltos a su alrededor, pero era algo, y Rafe no le dijo que
no. De hecho, gentilmente palmeó la mano de Denny y apoyó su mano sobre la suya
durante el resto del viaje. Denny giró su rostro hacia la ventana. Rafe no podía ver su
cara, pero su expresión eufórica podría haber revelado sus sentimientos. Estaba en
éxtasis por la reacción de Rafe.

¿Quizás después de todo las cosas no serían tan malas?


Rafe estaba tan confuso como nunca recordaba haberlo estado. Denny lo había
fascinado desde el instante en que lo vio por primera vez y pensó que al reclamarlo
aliviaría esa fascinación. En su lugar, sólo creció con cada momento que pasaba.
Tocar la suave piel sedosa de Denny sólo hacía que Rafe deseara tocar más. La idea
de follar el apretado culito del hombre sólo le hacía pensar en hacerlo una y otra vez.
Todo sobre Denny sólo hacía que Rafe deseara más.

No se suponía que fuera de esa manera. Rafe siempre se había mantenido distante con
sus subs. Oh, les había dado buenos momentos, encontrado sus necesidades, y les
había dado las experiencias sumisas de sus sueños, pero nunca se había involucrado
emocionalmente. Involucrarse emocionalmente con un sub era una línea que Rafe no
quería cruzar. Al hacerlo el control pasaba del Dom al sub, y Rafe necesitaba su
control. Estaba perdido sin él. Era un peligro sin su autodisciplina.

Sabía que necesitaba recuperar su perspectiva y poner algo de distancia emocional


entre él y Denny. Se estaba involucrando demasiado ya con el sub, y eso sólo podría
llevarlo a perder el control, y sólo empeoraría con el pasar de los días hasta terminar
la semana.

Observar a Donald pasar sus dedos por la mejilla de Denny casi envía a Rafe al
límite. Había deseado partirlo en trozos diminutos. Quería marcar su reclamo de
propiedad en Denny para que todos lo vieran. Quería que Denny le perteneciera a él y
sólo a él. Rafe suspiró profundamente mientras se daba cuenta de que esa era su meta
final. Quería que Denny fuera suyo, ahora y después de que acabara su semana.

¿Y cómo coño había pasado eso?

Nunca se había interesado en un sub a largo plazo. Le gustaba jugar. Le gustaba tener
diferentes subs todo el tiempo. Nunca quiso atarse a un único hombre. Rafe pensó
una o dos veces que había conocido a alguien que lo intrigaba durante más de un par
de escenas, pero ese interés pronto menguó y se movió hacia el siguiente sub. Nunca
miró atrás o lamentó descartar a un sub.

Muchas personas, incluyendo algunos Doms del Dante's Dungeon, pensaban que
Rafe era frío y no tenía sentimientos, y lo sabía. Nunca había conocido a nadie que lo
fascinara lo suficiente como para bajar los muros que había construido a su alrededor
por su necesidad de control. Aun así, la idea de Denny firmando un contrato con
cualquier otro Dom excepto él hacía que Rafe quisiera gruñir de rabia.

Miró a Denny y vio que el hombre estaba sentado ahí silencioso, su cabeza girada
hacia la ventana. Se veía como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo, pero
podía sentir sus dedos rozando la tela de sus pantalones. El gesto parecía inconsciente
y nervioso. ¿Estaba ansioso por algo? Rafe colocó su mano sobre la de Denny
acariciando la suave piel con sus dedos.

–¿Te sientes bien, ángel?

–Sí, señor.

–Gira tu cabeza hacia mí, ángel. Me gusta mirarte.

El rostro de Denny sonrojado se giró hacia él.

Rafe rió y se inclinó para acariciar con su mano la mejilla de Denny. –Que rostro tan
hermoso.

–Gracias, señor.

Rafe sonrió y se recostó en su asiento. Observó a Denny atentamente, queriendo ver


cada una de sus respuestas . –¿Qué tipo de cosas te gustan, ángel? ¿Flagelación,
azotes, ataduras?

–Cualquier cosa que desee, señor.


Rafe sonrió. –No es una respuesta, ángel. Inténtalo de nuevo.

–¿No es esa la respuesta apropiada, señor?

Rafe podía ver una pequeña sonrisa traviesa en el rostro de Denny. Verla lo
entusiasmó. Tanto como quería a Denny bajo su control, sabía que no quería que el
pequeño hombre cabezota fuera totalmente sumiso.

Sus anteriores subs hacían lo que les pedía sin preguntas, y aunque le había dicho a
Denny que quería eso exactamente, se dio cuenta de que no era así. Le gustaba el reto
que Denny representaba.

Rafe movió sus dedos por la expuesta piel del brazo de Denny y luego bajó hacia su
muslo desnudo.

–Tu piel es exquisita, ángel. Imagino que se marcará hermosamente.

–Gracias, señor.

–¿Haces algo para mantener tu piel tan suave?

–Uso una loción especial que un amigo me hace.

–Hmm, debería invertir en esta loción. Me gusta lo suave que es tu piel.

Rafe sólo podía imaginar lo perfectamente que se marcaría la piel de Denny con los
juguetes que tenía en casa, ya fuera un látigo, una pala o incluso su palma. La piel
pálida y cremosa se enrojecería perfectamente.

No podía esperar. Y no tenía que hacerlo, notó mientras llegaban a la entrada de su


casa. Cuando el coche paró, Rafe no se molestó en esperar a que el chófer rodeara el
coche. Abrió la puerta y señaló a Denny que saliera.

–Ven, ángel.
Rafe llevó a Denny por los escalones de la entrada de la casa. Asintió brevemente al
mayordomo y lo llevó directamente abajo hacia su sala de juegos. Sabía que su
mayordomo no alzaría ni una ceja. Había visto a Rafe llevando a subs a casa antes.
Sólo que Berwick no sabía lo especial que era este sub en particular.

Llevó a Denny dentro de la sala de juegos y cerró la puerta. Apoyándose contra la fría
madera, Rafe observó a Denny disfrutando de la vista de la sala y todos sus juguetes.
Látigos y palas de varios tamaños y formas colgaban de las paredes. Cestas de otros
juguetes alineados en todo un lado de la sala.

No quería nada más que ver sus marcas en la espalda de Denny, pero no tenía
suficiente control para manejar un látigo en ese momento. Sus manos estaban
temblando tanto que las colocó a su espalda para que Denny no las viera. Necesitaba
algo para salir del límite antes de perder el control que todavía tenía.

–Quítate el tanga y arrodíllate en el suelo, ángel. Asume la posición de descanso. –


Rafe decidió que confianza era lo primero que Denny tenía que aprender. Podrían
desarrollar cualquier relación real si tenían confianza entre ellos. También necesitaba
ver cuánto sabía Denny realmente. Tanto como quería enseñarle todo, en este
momento no tenía la paciencia para tratar a un sub sin entrenar.

Aguantó la respiración mientras observó a Denny bajarse el tanga rojo por sus
piernas. El aire que aguantó en sus pulmones salió cuando vio la endurecida polla
sobresaliendo de la entrepierna bien afeitada de Denny. Luchó por aire. Su polla
intentó salirse de sus pantalones.

Denny se arrodilló en el suelo en un movimiento sensual y separó sus piernas


ligeramente, exhibiendo su dura polla y el pequeño saco colgando entre sus piernas.
Apoyó sus manos con sus palmas sobre sus muslos. Cuadró sus hombros y mantuvo
su cabeza arriba, pero sus ojos caían sumisamente.

Rafe deseó tener una cámara para poder hacerle una foto. El hombre era el perfecto
ejemplo de como un sub debía sentarse. Estuvo medio pensando en contratar a
alguien para que lo pintara tal y como estaba ahora. Colgaría la pintura sobre la
chimenea, para poder mirarla durante horas y fantasear.
Caminó hacia los cubos en la pared más lejana y los sacó hasta que encontró lo que
deseaba. Agarró una pequeña máscara negra y unas restricciones de muñeca suaves
con pelaje y velcro y caminó hacia Denny. Se arrodilló en el suelo detrás de él y se
inclinó hacia delante para inhalar la suave esencia que lo rodeaba.

–¿Estás listo para las cosas que voy a hacerte, ángel? –Rafe sintió el cuerpo de Denny
tirar contra él por las suaves palabras y sonrió. Colocó la máscara negra sobre el
rostro de Denny y pasó la trenza hasta el final.

–Tienes un pelo muy hermoso, ángel –dijo Rafe mientas deshizo los largos
tirabuzones rubio arena.

–Apuesto a que se verían perfectos flotando sobre tu espalda mientras follo tu


apretado culito.

Rafe acabó de destrenzar el cabello y lo esparció sobre los desnudos hombros del
hombre. Estaba en lo cierto. Denny quitaba el aliento. Pasó sus dedos por los largos
mechones hasta que sus manos tocaron las puntas.

Subió y pasó sus dedos por los labios de Denny, gimiendo cuando le mordió la punta.
–Y sabes que voy a tener estos lujuriosos labios envueltos alrededor de mi polla antes
de que salgas de esta habitación, ¿verdad?

Denny asintió.

–Dilo, ángel.

–Sí, señor –susurró Denny.

Las palabras eran como maná del cielo para Rafe. Hicieron que su polla se removiera
y doliera, pero de alguna forma, también le devolvía a Rafe algo del control que
lentamente había perdido.

–Dame tus manos, ángel. –Rafe rodeó del cuerpo de Denny y agarró las muñecas que
el hombre alzaba en el aire. Gentilmente colocó las acolchadas restricciones
alrededor de cada una y las apretó antes de conectarlas con los anillos a cada lado.

–Cuando estés en la posición de descanso, mantén tus manos juntas tras tu espalda a
menos que las tenga esposadas o te diga otra cosa. –Rafe bajó su mano y le dio a la
polla de Denny una rápida caricia con sus dedos–. Me gusta mirar.

–Sí, señor –susurró Denny mientras se estremecía–. ¿Señor?

–¿Sí, ángel?

–¿Tú... –Denny trago tan fuerte que Rafe lo escuchó. –¿Desea que mantenga mis
piernas juntas o separadas cuando esté en la posición de descanso?

–Dije que me gustaba mirar.

Denny se removió un poco y separó más sus piernas. Arrodillado detrás de él, Rafe
podía ver la polla dura de Denny subir en el aire como si suplicara por otra caricia de
su mano. Sus bolas colgaban pesadamente entre sus piernas.

Cuando Rafe no hizo nada más que mirar, Denny bajó sus manos y empezó a agarrar
su polla. Rafe rápidamente agarró las muñecas atadas del hombre y las apartó. –No,
ángel, si te corres, será por mi mano. No te tocarás de forma sexual a menos que yo te
dé permiso.

Un pequeño gemido de protesta salió de los labios de Denny, pero no discutió.

Indeciso sobre qué hacer después, Rafe miró alrededor de la sala hasta que su mirada
se quedó en el gancho colgando del techo. Sonrió cuando una idea le vino de repente
y levantó a Denny mientras se paraba.

Lo dejó de pie allí y cruzó la sala para agarrar el mando que bajaba el gancho del
techo. Le llevó sólo un momento pasar el gancho por los anillos de las esposas,
entonces apretó el mando y alzó el gancho hasta que los brazos de Denny estuvieron
estirados sobre su cabeza.
Rafe se quedó atrás y se maravilló una vez más, la vista ante él quitaba el aliento.
Esto sería una imagen más que haría pintar. Quizás contrataría a un fotógrafo para
tomar fotos de Denny en poses diferentes y las colocaría a través de la casa. Serían
obras maestras.

Acercándose, pasó ligeramente su mano por el lateral de Denny hacia su cadera.


Podía sentir la piel temblar bajo su caricia y se tragó un gemido. La excitación lo
llenó cuando se dio cuenta que su sub no era inmune a sus caricias.

Se quedó detrás y lentamente subió sus manos por el abdomen del hombre hacia su
pecho. Se movió arriba hacia su clavícula cuando sintió las pequeñas y duras
protuberancias restregarse contra las palmas de su mano. Hizo pequeños círculos
alrededor de los pezones, moviéndose más cerca de ellos con cada círculo antes de
tirar de los pequeños aros de plata.

–¿Te gusta mi toque, ángel?

–¡Sí! –siseó Denny mientras su cabeza caía hacia atrás contra el pecho de Rafe.

Tocó los pezones, tirando de los pequeños aros gentilmente, luego más fuerte y más
fuerte con cada tirón hasta que el hombre empezó a empujar su pecho como si
buscara la caricia de Rafe. Vagamente recordó estar en esa posición antes en la pista
de baile. Incluso podía sentir el apretado culo empujándose atrás contra su dura polla
y gimió suavemente ante el exquisito placer que le trajo. Quería más que nada en el
mundo enterrar su polla dentro del culo presionado contra él. No podía creer que
hubiera estado de acuerdo con un contrato que le prohibía ese placer.

Y Rafe estaba seguro de que sería un placer exquisito.

–Entonces, estás guardando este culo para tu Dom permanente, ¿huh?

–S-sí, señor.

–Eso es una pena, ángel. Habría disfrutado follando este apretado agujerito.
Cuando bajó su mano y pasó sus dedos entra las nalgas de Denny, sintió que el
hombre se ponía de puntillas, sus piernas temblando. Lamió la línea de la suave curva
de la oreja antes de susurrarle.

–¿Te gusta esto, ángel?

–Por favor, señor.

Rafe cerró sus ojos por un momento, la suave súplica de Denny lo atravesó como un
tsunami. Sabía que no iba a poder enseñarle a Denny lo que le gustaba esa noche. La
necesidad de follarlo lo abrumaba. Tenía que recordarse que eso no era parte del
trato.

Denny gimoteó cuando se alejó y sonrió. –Te dije que me gustaba mirar, ángel. ¿No?
–Rafe sonrió con superioridad ante el pequeño gimoteo que salió de los labios de
Denny. Sonaba como si necesitara... una necesidad que Rafe tenía toda la intención
de llenar–. No, creo que te mantendré con los ojos tapados. Quizás te mantenga con
los ojos tapados toda la semana, dejando que te preguntes qué voy a hacer después.
¿Esa idea te excita, ángel?

Pateó sus zapatos a un lado luego alcanzó los botones de sus pantalones y los
desabrochó. Se bajó los pantalones por las piernas. Observó a Denny mientras
doblaba sus pantalones y los colocaba encima de sus zapatos. Se acercó más y pasó
su mano por el abdomen del hombre mientras lo rodeaba.

–Ahora estoy tan desnudo como tú, ángel –Rafe susurró en el pelo de Denny mientras
se colocaba detrás y empujaba su dura polla. –¿Puedes sentir cuanto te deseo? Rafe
agarró su polla y la bajó por la grieta del culo de Denny antes de dar un paso atrás. A
pesar de la insistencia del sub de que no habría penetración, el hombre prácticamente
estaba suplicándolo, empujándose contra Rafe, todo su cuerpo estremeciéndose.

–¿Tu regla sobre no penetrar significa todo, o se me permite jugar contigo un poco?

Denny gimoteó. –Todo, señor.


Rafe estaba decepcionado, pero nunca había roto las reglas de un contrato, y no iba a
empezar ahora. Sin embargo, las reglas no decían nada sobre jugar con la polla de
Denny. Sonrió mientras bajaba su mano y envolvía sus dedos alrededor del eje duro.
Él gimoteó y empujó contra su mano.

–¿Necesito atarte para que te mantengas quieto, ángel? –Las cejas de Rafe se alzaron
cuando lo sintió estremecerse contra él–. Creo que te gusta la idea, ¿no, ángel? Tanto
como deseaba estar enterrado hasta las bolas dentro de Denny en los siguientes
segundos, la idea de tenerlo atado mientras follaba su boca envió a Rafe a un frenesí
de necesidad. Ambas ideas lo volvieron loco, especialmente cuando gimió y empujó
contra él. El hombre estaba suplicando ser follado, y Rafe estaba muriéndose por
darle lo que deseaba. Casi lo mata no ser capaz de hacerlo.

Denny necesitaba saber desde el principio quien era el Dom y quien el sub. Rafe soltó
la polla del sub y caminó a través de la sala hacia el mando.

–Aguanta, ángel. –Rafe apretó el mando y observó a Denny bajar al suelo, sus brazos
todavía alzados por el gancho en el techo. Para cuando apretó el botón de parar con
una mano, tenía la otra envuelta en su polla para evitar correrse antes de follarlo.

La vista de su ángel atado con sus manos en el aire y arrodillado en el suelo era casi
demasiado para él. Sería demasiado para cualquier hombre. Sólo otra imagen que
necesitaba tomar. Decidió que compraría una cámara a primera hora de la mañana.
Ahora, tenía un sub que necesitaba toda su atención.

Volvió hacia Denny y se colocó entre los muslos separados del hombre. Agarró su
polla y empujó la cabeza contra los labios hasta que el hombre la abrió y la tomó.

A Rafe le gustaba tener sus manos libres. Tan pronto como lo tomó, extendió la
mano y agarró las cadenas sosteniendo las manos de Denny sobre su cabeza. Observó
cómo su polla lentamente traspasaba los labios pulgada a pulgada lentamente, empujó
dentro, hasta que sintió sus bolas presionadas contra la barbilla de Denny.

–Eres tan jodidamente bueno en esto, ángel. –Rafe siseó cogiendo aire mientras se
tomaba un momento para saborear la sensación de Denny chupando su polla. No
estaba seguro de haber sentido nunca algo tan bueno en su vida, y había estado con
muchos subs.

Observó de nuevo mientras la sacaba hasta que sólo la cabeza de su polla permaneció
dentro de la boca. Era casi tan fascinante ver como sentir. Empujó de nuevo dentro
lentamente, sin querer que la cosa acabara demasiado rápido, no esta vez, esta
primera vez. Imaginó que follaría la boca de Denny muchas veces durante la próxima
semana, pero sólo había una primera vez con un nuevo sub.

–Joder, ángel –gimió Rafe. Envolvió una mano alrededor del hombro del sub para
mantenerse en pie. Era el cielo en la tierra dentro de la boca de un sub.

–Haz que me corra, ángel –ordenó Rafe ronco–. Haz que tu señor se corra.

Rafe agarró la cabeza de Denny con ambas manos, empujándose dentro de la boca
una y otra vez hasta que sintió como si explotaran un millón de estrellas brillantes. La
sala se desdibujó alrededor, entrecerró los ojos hacia la conexión de sus cuerpos.
Podía escuchar la pesada respiración y los rápidos jadeos de Denny.

Su cuerpo todavía se sacudía, se apartó de Denny y se hundió de rodillas. Sus piernas


se negaron a funcionar y a sostenerlo. Se sentó y alzó la mirada al hombre todavía
suspendido del techo, se lleno de asombro por la lujuria que se disparó dentro de él,
aunque acababa de ser chupado por Denny.

La cabeza de Denny colgaba hacia atrás y su pelo llegaba al suelo. El sudor hacía que
el cuerpo brillara, casi destellando con la luz. Simplemente se veía hermoso, y la
polla del hombre estaba tan dura que palpitaba.

–Córrete, ángel.

Todo el cuerpo de Denny se tensó mientras un gemido bajo llenó la sala. La


mandíbula de Rafe cayó mientras observaba chorros de perlada semilla blanca salir
de la polla de Denny para salpicar el suelo. Estaba fascinado, no podía superar su
sorpresa. Denny había estado excitado, sin duda. El hecho era difícil de no ver,
considerando su pesada respiración y la dureza de su polla, ¿pero correrse sólo por la
orden de un Dom?

Rafe estaba sorprendido.

Gimió cuando se dio cuenta de que estaba también más intrigado de lo que recordaba
estarlo nunca. Su obsesión con el pequeño sub no se había reducido después de tomar
la boca del hombre o verle correrse con una simple orden. Había crecido más, y un
pensamiento seguía pasando por su mente, una y otra vez. ¿Cómo coño iba a
renunciar a Denny cuando acabara la semana?
Oh, dios, ¡estoy tan jodido!
Denny podía escuchar el susurro de la ropa, y a Rafe respirando en algún lugar detrás
de él, pero aparte de eso, el hombre no hacía ningún sonido. Estaba casi agradecido
por la venda que escondían sus ojos. No estaba seguro de si era buena idea dejarle
saber al Dom cuán afectado estaba por lo que acababa de pasar. Si él podía destrozar
cada capa que escondía su corazón con una simple mamada, temía profundamente lo
que el hombre podía hacerle si realmente lo intentaba.
Estaba tan absorto en intentar encontrar una manera de esconder sus reacciones, que
no se dio cuenta de que el hombre se había levantado hasta que sintió manos suaves
acariciar su muslo. Se sacudió, entonces sintió su rostro en llamas por la inesperada
reacción.

–¿Te hice daño, ángel?

–No. –Denny estaba ansioso, pero no por lo que Rafe pensaba. Sus labios estaban un
poco escocidos e hinchados, pero eso era de esperar para alguien que había tenido sus
labios alrededor de una polla del impresionante tamaño.

El anhelo estaba profundamente dentro de su pecho dónde Rafe no podía verlo.


Quería compartir este momento espectacular con Rafe, gritarle al mundo que
finalmente había sido capaz de darle placer a su Dom, experimentó el placer cómo
había imaginado todos esos años. Se sentía como si hubiera esperado una eternidad
para pertenecer a Rafe.

Pero dejar que el otro hombre supiera cuanto significaba esto para él podría alejarlo,
y no podía permitir eso. Sabía que necesitaba hacer las cosas de cierta manera, y eso
significaba no compartir sus pensamientos íntimos y deseos hasta que Rafe pudiera
verdaderamente apreciarlos. Y este no era el momento.

–No, ¿qué?
–No, señor –Denny escondió su mueca mordiéndose el labio. Deseaba tener las
manos libres porque necesitaba el consuelo de morderse el pulgar. En ese punto, se
habría conformado con una manta para acurrucarse si pensara que podría conseguirlo.
Necesitaba consuelo. Necesitaba los fuertes brazos de Rafe envueltos a su alrededor y
la voz rica y profunda del hombre tranquilizándolo. Necesitaba saber que había
complacido a su Dom. Pero ninguna de esas opciones estaba abierta para él.

Denny intentó recordar las palabras que Rufus, Dante y Michael le habían dicho.
Tenía que ser distante y no mostrarle a Rafe cuanto significaba para él su tiempo
juntos. Se suponía que Rafe tenía que trabajar por su relación. Eso era difícil de hacer
ahora cuando finalmente consiguió todo lo que alguna vez deseo. Estaba empezando
a tener dudas sobre el gran plan. No estaba seguro de cuánto tiempo podría
esconderle a Rafe su necesidad. En este momento, ni siquiera estaba seguro de por
qué se suponía que la tenía que esconder.

Estar envuelto en los brazos de Rafe sonaba malditamente bien ahora mismo. Estaba
enormemente decepcionado y tuvo que evitar protestar gimoteando cuando Rafe lo
desenganchó y quitó las restricciones de sus muñecas.

–¿Necesitas ayuda para limpiarte?

–No, señor. –Denny se estremeció por la indiferencia en la voz de Rafe. Una pequeña
parte de su corazón se apretó dolorosamente en su pecho. Aparentemente, el
momento no había significado tanto para Rafe como para él. –¿Puedo usar el baño?

–Es la puerta a tu izquierda –contestó Rafe severamente–. Tienes cinco minutos para
quitarte la venda de los ojos y limpiarte y luego te quiero de vuelta aquí.

Denny asintió mientras se levantaba la máscara por la frente. Parpadeó cuando las
luces brillantes en la sala lo cegaron un momento. Cuando pudo ver, miró
rápidamente a Rafe, y su corazón se hundió todavía más. Acababan de tener lo que
Denny había sentido como una experiencia que cambio su vida, y el hombre se veía
completamente calmado, sin un pelo fuera de lugar. Sus pantalones ni siquiera
estaban arrugados. Nadie que mirara a Rafe podría saber que el hombre había hecho
algún ejercicio físico. Nadie podría saber que sólo minutos antes, la polla de Rafe
estaba metida hasta las pelotas dentro de la boca de Denny.

Se giró antes de que Rafe pudiera ver las lágrimas que salieron de sus ojos. ¿Quizás
Rafe no sintió nada especial? ¿Quizás él era el único que lo veía de esa forma?

Denny agarró su tanga del suelo y se dirigió al baño. Empezó a cerrar la puerta tras él
cuando escuchó a Rafe aclararse la garganta. Los hombros de Denny se hundieron
mientras dejó la puerta abierta y caminó hacia el lavamanos.

Se miró en el espejo. No se veía nada diferente, el mismo cabello rubio arena, el


mismo rostro delgado y cuadrado. Sus ojos verdes pálidos parecían un poco más
oscuros de lo habitual, pero pensó que eso podría ser por la luz del baño.

Denny se sintió decepcionado. Debería haber habido algo que gritara el cambio en su
estatus de sub, su cambio de ser libre a tener un collar, aunque fuera temporal. Quizás
no una celebración, pero al menos un reconocimiento de algún tipo.
Denny sacudió la cabeza ante la futilidad de sus emociones y agarró una toalla
limpia. Rápidamente se limpió, se puso el tanga, y luego se miró en el espejo. Agarró
el borde de la encimera y respiró varias veces lentamente mientras intentaba
recuperar la compostura lo suficiente para volver a la otra sala y encarar a su nuevo
Dom.

–Se acabó el tiempo, ángel.

Denny se giró y dio los dos pasos entre él y la puerta. Paró en el marco y se volvió a
poner la venda en los ojos. Al menos este pequeño material negro pondría alguna
barrera entre sus sentimientos y Rafe.

–Muy bien.

–Gracias, señor.

–Ven, ángel.

Denny caminó hacia la voz, confió en que el hombre evitaría que tropezara con algo
o se hiciera daño. Había dado varios pasos en la sala cuando sintió gentiles manos
agarrándole el brazo.

–Las manos juntas, ángel. Juntó sus manos, entonces sintió que Rafe volvía a poner
las restricciones. Se estremeció. Había descubierto durante su entrenamiento que le
encantaba estar restringido. Le daba la oportunidad de darle todo el control a alguien
más y lo liberaba para simplemente disfrutar del placer.

–Creo que tendremos una pequeña siesta y luego algo de comer antes de que
realmente empecemos a jugar. ¿Qué te parece, ángel?

–Sí, señor.

De hecho, sonaba maravilloso para Denny, especialmente la parte de la siesta. Se


sentía derretido. No podía pensar en nada que deseara más que acurrucarse con Rafe
y descansar, con suerte con los brazos de su Dom a su alrededor.

–¿Duermo contigo, señor? –Denny se preocupó cuando Rafe no contestó


directamente–. ¿Señor?

–Normalmente, los subs no pasan la noche en mi casa, Denny. Esta es una situación
inusual.

–Podría dormir en una habitación de invitados, si lo prefiere –ofreció Denny, aunque


no le gustaba la idea. Sabía que algunos Doms preferían que sus subs durmieran en
colchones en el suelo o incluso en habitaciones separadas. Denny odiaría eso, pero lo
haría si era como Rafe prefería las cosas.

–Creo que bajo estas circunstancias, puedo manipular mis reglas por el momento,
ángel. Puedes dormir en mi cama. –Rafe tiró de las muñecas atadas de Denny–. Sin
embargo, lo harás permaneciendo atado y con los ojos tapados.

Denny casi salta de alegría. –Gracias, señor.

Perdió la pista de los giros que hicieron y las escaleras que subieron. Cuando Rafe le
hizo pasar por una puerta y de repente le hizo parar, Denny se preguntó si habían
alcanzado su destino y dónde estaba exactamente. Se quedó allí en silencio,
esperando la siguiente orden de Rafe. Su cuerpo hervía de anticipación. Se
estremeció cuando sintió que Rafe tiraba de su tanga bajándolo por sus piernas.
Denny salió de él y esperó de nuevo.

–Tan mono como se ve, creo que podemos deshacernos de esto –dijo Rafe mientras
deshacía el lazo alrededor del cuello de Denny.

Rafe dio un paso atrás, y Denny le escuchó caminar a través de la habitación. Un


momento después, volvió. Denny sintió que algo se envolvió y cerró en su cuello. –
Además, tengo algo mejor para que lleves.

Denny intentó tragar, pero un repentino nudo de emoción llenaba su garganta. Rafe le
había colocado un collar. Tanto como disfrutaba estando atado y con los ojos tapados,
en ese momento, Denny deseaba estar libre. Quería ver el collar alrededor de su
cuello. Quería tocarlo. Quería una prueba visual de la reclamación de Rafe sobre él.

–Ahora, eso se ve bonito –masculló Rafe. Denny se estremeció cuando sintió los
dedos de Rafe moverse por el collar de cuero, las puntas acariciando su piel–. Muy
sexy, ángel.

–Gr-gracias, señor.

–Ven, ángel, hora de la siesta para ambos, creo.

Denny siguió a Rafe hasta que la cama se presionó contra la parte trasera de sus
piernas. Se sentó y entonces se echó atrás hasta que sintió las almohadas detrás de él.
Un momento después, el colchón se hundió y Rafe se estiró a su lado.

–Ponte de lado, ángel. Quiero mi polla entre tus muslos mientras duermo.

Denny estaba encantado. Rodó con entusiasmo de lado. Rafe se acurrucó en su


espalda con su polla dura metida entre sus muslos. Rafe envolvió un brazo alrededor
de la cintura de Denny y presionó su rostro en la parte de atrás de su cabeza
–Duerme, ángel, tenemos una noche ocupada por delante, y necesitarás tu fuerza.

¿Dormir? Claro, como si Denny pudiera dormir con la polla dura de Rafe entre sus
muslos. La tentación de moverse sólo un poco, de sentir ese eje duro deslizarse contra
él, casi lo abrumaba. Sus sentimientos a flor de piel no se calmaron nada cuando Rafe
extendió su mano por encima de su cuerpo y envolvió sus dedos alrededor de la polla
de Denny. ¿Se suponía que tenía que dormir así?

–Shh, ángel, estás pensando demasiado. –La voz de Rafe era tan suave que Denny se
derritió por dentro por el sonido–. Sólo cierra tus ojos y duerme.
Denny cerró sus ojos y se movió hacia atrás contra el cuerpo más caliente de Rafe
mientras intentaba relajarse. Era casi imposible. Su mente daba vueltas desde lo que
había pasado en las últimas horas a todo lo que Rafe prometía que pasaría después.
Sobre todo, Denny no podía creer que finalmente estaba aquí, en los brazos de Rafe.
Había sido la meta de todos sus momentos despierto durante los últimos dos años.
Bueno, casi la meta. Tener a Rafe reclamándolo permanentemente era su meta final,
pero mientras tanto esto servía. Sólo rezaba para poder convencer a Rafe de que lo
mantuviera para siempre.
No sabía que haría si el hombre escogía liberarlo cuando acabara la semana. El
último pensamiento de Denny antes de dormirse fue cómo coño viviría si tuviera que
alejarse de Rafe cuando esto acabara. No estaba seguro de si sobreviviría con su
corazón roto.

Denny se despertó de repente, supo que no estaba en su propia cama tan pronto como
fue consciente de sus alrededores. Escuchó con cuidado, sintió pasos y ruidos de
roces. Rodó sobre su espalda cuando el colchón se hundió. –¿Señor?

– Estoy aquí, ángel.


Denny soltó un pequeño gemido ante el placer que recorrió su cuerpo cuando Rafe
ahuecó su rostro. Deseaba más que nada no estar con los ojos tapados en ese
momento. Deseaba ver a su Dom mirándolo, ver los hermosos ojos sensuales de
Rafe.

–Es el momento de levantarse y jugar, ángel.

Denny rodó hacia el lado de la cama impacientemente. Pasó sus piernas sobre el
borde y se levantó, esperando que su Dom diera la siguiente orden.

–¿Necesitas comer algo antes?

–Preferiría esperar, señor.

–Muy bien, ven conmigo.

Denny sintió el tirón de la mano de Rafe en su brazo y voluntariamente lo siguió.


Voluntariamente seguiría a Rafe hasta los confines de la tierra, con los ojos tapados o
no, si eso era lo que el hombre deseaba.

Supo que Rafe lo había llevado de vuelta a la sala de juegos cuando la fuerte esencia
del cuero lo golpeó. El embriagador aroma amenazaba con hacer que sus rodillas
colapsaran. Le encantaba el olor a hombre, cuero y sudor. Era crudo, primitivo y una
forma segura de que la polla de Denny se pusiera tan dura como un clavo.

–Posición de descanso, ángel.

Denny hizo lo que Rafe ordenó, cayendo de rodillas en el suelo. Con cuidado separó
sus piernas y apoyó sus manos atadas entre sus muslos. Cuadró sus hombros y miró
directamente delante, aunque no podía ver nada con los ojos tapados.
Su piel cosquilleó cuando los dedos de Rafe pasaron por su mejilla. Empezó a
inclinarse en la palma de Rafe, pero el hombre de repente apartó su mano, agarró el
pelo de Denny en su puño y echó su cabeza atrás.

–Que chico tan ansioso, ángel –susurró Rafe en su oreja–. Me gusta eso.
–Gracias, señor.

–¿Estarás tan ansioso cuando sientas el beso de mi cuero a través de tu piel?

Denny tragó duro antes de asentir. –Sí, señor.

–Ya veremos. –Rafe rió–. Dame tus manos, ángel.

Denny alzó sus manos y las extendió para Rafe, tirando un poco cuando Rafe las
agarró y las colocó por encima de su cabeza. Había esperado que Rafe agarrara sus
manos, pero aún así se sorprendió. Rafe colocó nuevamente las manos de Denny en
el gancho del techo. Un momento después, sintió el tirón del gancho y se levantó
mientras sus manos eran arrastradas arriba. No tiró demasiado lejos, sólo lo suficiente
para que Denny necesitara estar de pie recto, con sus manos estiradas por encima de
su cabeza.

–Tan hermoso –dijo Rafe mientras bajaba su mano por el torso de Denny hacia la
curva de su cadera. Denny se estremeció ante la ligera caricia y su cuerpo se tensó–.
Muy hermoso.

Cuando Denny estuvo donde Rafe lo quería se alejó de él. La alfombra amortiguaba
sus pasos, pero Denny los escuchó moviéndose por la sala de todas formas. Quizás
tenía un sexto sentido cuando se trataba de Rafe porque toda su atención estaba
centrada en él. O quizás sólo era el ruido del aire cuando Rafe se movía por la sala.
En cualquier caso, Denny podía decir exactamente dónde estaba Rafe.

Su corazón empezó a latir más rápido cuando lo sintió caminar hacia él. Podía
escuchar el golpe suave del cuero contra la carne desnuda y se estremeció con
anticipación. Denny se había entrenado durante siglos para ese momento justo. Había
pasado meses bajo la tutela de cada Dom que su tío había sugerido, entrenando para
ser el sub perfecto. Pero de repente, Denny se sentía como si cada entrenamiento que
había hecho no hubiera sido nada. Se sentía como un novato.

Casi se sale de su piel cuando sintió la larga hebra de cuero entretejida pasar por su
hombro. Rafe no hizo nada más que mover el látigo alrededor de su cuerpo, los
finales de la tira de cuero susurrando a través de su carne mientras usaba el final del
mango del látigo para empujar el pelo de Denny por encima de su hombro. Se le puso
la piel de gallina. Su respiración se volvió áspera. Podía sentir su polla llenándose
con la excitación que lo recorría. De nuevo estaba agradecido por los ojos tapados.
No creía que pudiera esconder su deseo si el hombre escogía mirarlo a los ojos.

–Tan precioso, ángel, tan sensible.

El alago de Rafe fue directamente a la cabeza de Denny, haciéndola girar. Inhaló


suavemente, intentando calmar su corazón acelerado. El hombre ni siquiera había
empezado todavía con el látigo, y Denny ya estaba sobrecargado. No quería pensar en
cómo sería cuando Rafe empezara a usar la gruesa tira de cuero.

–Recuerda tu palabra de seguridad, ángel.

–Sí, señor.

Denny aguantó la respiración esperando sentir la primera caricia suave del cuero en
su piel. Cuando llegó, el golpe fue casi sorprendente por su ligereza. Por alguna
razón, Denny había esperado que Rafe le azotara más duro, más fuerte, no los ligeros
latigazos que le estaba dando.
Los continuos golpes del cuero contra su espalda hicieron que Denny se arqueara en
el aire. Más y más latigazos caían, cada uno trayéndole más placer del que había
imaginado. Sus gritos llenaron la sala de juegos.

–Señor.

La mano de Rafe de repente estuvo sobre su espalda, acariciando hacia abajo por la
suave curva de su columna, su cintura y la parte alta de sus nalgas. Sus dedos
trazaron las ronchas que Denny podía sentir en su piel.

–Tenía razón, ángel. Te marcas hermosamente.

–Gr-gracias, señor.
Jadeó cuando Rafe siguió acariciándolo. Entre azotes, la esencia del cuero y hombre
que llenaba la sala, y estando atado como estaba, Denny llegó al borde de su
autocontrol, apenas colgaba de un hilo. Le dolía la zona entre sus omóplatos, la parte
baja de su espalda y sobre sus nalgas. Un dolor delicioso, uno que hacía que su polla
latiera y goteara y su corazón retumbara.
Denny gimoteó cuando Rafe de repente bajó el gancho y lo empujó de rodillas,
soltando las manos de las restricciones en sus muñecas. A pesar de su deseo de cubrir
su erección expuesta, Denny separó sus piernas como rafe deseaba.

Rafe de repente quitó la máscara de la cabeza de Denny. Parpadeó fuerte por la


brillante luz hasta que sus ojos se ajustaron lo suficiente para mirar a su Dom. Tragó
fuerte por la necesidad hambrienta que vio en el rostro de Rafe. El hombre lo
devoraba con sus ojos. Nunca nadie lo había mirado así.

– Chúpame.
Denny mantuvo su mirada en la de Rafe mientras abría su boca y cogía el eje rígido
del hombre. El sabor del presemen estalló en su lengua. Podría haber chupado a Rafe
una vez antes, pero la experiencia era tan explosiva esta vez como lo había sido la
última. Sólo que ahora, Rafe le permitió ver, y Denny estudió el rostro de su Dom,
evaluando sus emociones, mientras se tragaba su polla. Rafe no movió ni un músculo.
Dejó que Denny hiciera todo el trabajo, todos los movimientos. Sus ojos, por otro
lado, decían mucho. Cada dolorosa necesidad y deseo brillaban en sus ojos avellana.
Con cada caricia de su lengua, cada succión de su boca, Denny podía ver el placer
que le estaba dando a su Dom, y eso lo puso más duro de lo que recordaba haber
estado nunca.

Denny gimió, deseando poder agarrar su propia polla y acariciarse. Podía sentir la
sangre latiendo a través de su cuerpo, quedándose en su entrepierna, y dolía. Pero
tenía que obedecer la orden de su Dom. Por lo que en lugar de darse placer, Denny
colocó sus manos apretadas juntas y renovó el ataque a la polla de Rafe, chupando y
lamiendo con todo lo que tenía. Necesitaba demostrarle a Rafe que era el sub perfecto
para él.

La mirada de Rafe empezó a volverse vidriosa, sus párpados cayendo más y más
hasta que sólo mostraban un destello de marrón avellana. Los labios de Rafe se
curvaron, su mandíbula se apretó. Denny notó una vena latiendo en la frente del
hombre. Pequeñas gotas de sudor caían por los lados de su rostro. Pero aun así, no se
movió. Si su pecho no hubiera estado alzándose y cayendo rápidamente, Denny se
habría preguntado si respiraba. Excepto por sus ojos, y la rapidez de su respiración,
estaba tan quieto como una estatua.

Sin advertencia, la cabeza de Rafe cayó atrás sobre sus hombros, y un fuerte gemido
hizo eco a través de la sala mientras caliente crema llenaba la boca del sub. Denny
tragó y lamió alrededor de la polla de Rafe hasta que limpió hasta la última gota.
Gimió en protesta cuando Rafe de repente se salió de él y alzó la mirada confuso.
Rafe tenía una expresión extraña en su rostro. Siguió mirando abajo a Denny como si
estuviera intentando descubrir algo.

–¿Señor?

–Silencio, Denny.

Denny parpadeó en respuesta. Rafe no lo había llamado por su nombre desde que se
conocieron. Siempre lo llamaba ángel. ¿Qué había pasado que eso había cambiado?
Una ola de miedo lo atravesó. ¿Había hecho algo mal? Quería preguntar, pero le
había ordenado que estuviera en silencio. Si permanecía en silencio, nunca sabría si
había hecho algo mal. Pero si preguntaba, desobedecería la orden de Rafe.
Denny no sabía qué hacer, por lo que se quedó sentado esperando la orden de Rafe.
Se moría por correrse, pero cuanto más esperaba por Rafe, menos intensa era su
necesidad. Cuando Rafe finalmente lo alcanzó y lo levantó, Denny estaba tan
agradecido que casi lloró... hasta que Rafe dio un paso atrás.

Podía sentir algún tipo de muro alzándose entre ellos, y no entendía por qué estaba
pasando. Pensó que las cosas habían ido perfectas. ¿Podría haber estado tan
equivocado?

–Ven conmigo.

La orden de Rafe era simple, y Denny siguió impaciente a su Dom, esperando


descubrir que lo preocupaba tanto. Su corazón empezó a hundirse cuando pasaron el
dormitorio de Rafe y entraron en lo que obviamente era una habitación de invitados.

–El baño está al otro lado del pasillo si lo necesitas, Denny. Te veré en un rato.

–Señor, ¿qu...?

Los dedos de Rafe se presionaron contra los labios de Denny, parando sus palabras. –
Ve a descansar, Denny.

La boca de Denny cayó abierta. Observó con sorpresa como Rafe salía y cerraba la
puerta tras él. Se quedó allí de pie mirando la puerta cerrada, sin tener ni idea de que
paso. Después de un momento, cuando la puerta no se abrió, Denny se sentó en el
lado de la cama. Su mente corría sobre la escena anterior mientras trataba de
averiguar por que esto le había estallado en la cara. Todo parecía ir perfectamente. A
Rafe le gustaban las marcas que había dejado en su cuerpo, las marcas que incluso
ahora Denny podía sentir latiendo en su piel. Parecía que había disfrutado mucho la
mamada que le había hecho.

Sólo después de que Rafe se corrió cambió su humor, volviéndose frío y distante. Y,
por su vida, Denny no podía descubrir qué había pasado para causar ese cambio en su
comportamiento. Frunció el ceño, su mente corriendo. Quizás Rafe no estaba tan
enfadado por algo que había hecho Denny. Quizás estaba enfadado por algo que
Denny no había hecho, o no haría. ¿Podría Rafe estar enfadado porque Denny no le
permitía follarlo? ¿Podría ese ser el límite de Rafe? ¿Se había frustrado tanto que
había decidido que ya no deseaba a Denny para nada?
Quizás eso era algo que necesitaba considerar. ¿Guardarse a sí mismo valía la pena si
perdía a Rafe?
Rafe abrió sus ojos, parpadeó por la luz de la luna que brillaba a través de la ventana
de su dormitorio. Dejó caer su brazo sobre sus ojos, sintiéndose cansado, como si no
hubiera dormido ni un instante. Demasiados pensamientos seguían vagando por su
cabeza.

Estaba tan confundido que no sabía que dirección tomar. Denny era todo lo que
siempre deseó de un sub, pero no tenían un arreglo permanente. Al final de la
semana, Rafe tendría que entregarlo a cualquiera con quien firmara su siguiente
contrato. La idea de Denny estando con alguien más enfadaba tanto que casi vibraba.

Nunca, ni una vez, desde que empezó a trabajar con subs, deseó firmar un contrato de
larga duración. Le gustaba la libertad de tener a alguien nuevo todo el tiempo. Le
gustaba la excitación y la variedad de tener a diferentes subs cuando lo deseaba. No
quería estar atado a un solo hombre.

Eso es lo que intentaba decirse cuando llevó a Denny a la habitación de invitados la


noche anterior. Necesitaba algo de tiempo para pensar, para descubrir por qué estaba
tan atraído por Denny, porque sentía que se estaba volviendo loco.

Después de una noche sin descansar, pasó todo el día encerrado en su oficina,
intentando trabajar mientras ignoraba que Denny estaba sentado esperándole arriba .
Podría haberlo llevado nuevamente a la sala de juegos, pero su fascinación era tan
grande que temía suplicarle que rompiera las reglas y lo deje follarlo.

Se sentó de repente cuando tuvo una idea. Quizás necesitaba pasar algo de tiempo
con otro sub para recuperar la perspectiva. Estuvo tan involucrado en Denny que no
había pensado estar con alguien más. Y quizás eso era lo que le estaba haciendo
perder el control.

Desde el principio de su vida como Dom, Rafe había pasado de sub a sub. Nunca
manteniendo uno por más de unos días, aunque había repetido escenas con ellos.
Nunca había deseado estar atado de esa forma. Y quizás ese era el problema. Estaba
permitiendo que su fascinación con Denny lo atara a un sub.
Rafe pasó sus piernas por el borde de la cama, se levantó, y se dirigió a su armario.
La idea de traer a casa a otro sub para jugar con él sonaba mejor y mejor. Podría ser
lo que necesitaba para dejar de obsesionarse con Denny. Rápidamente se vistió con
su taje de club y se puso algo de colonia. Quería verse muy bien cuando salía.
Siempre ayudaba a atraer a los subs más sexys.

Cogiendo su chaqueta del gancho, Rafe salió de su dormitorio y bajó por el pasillo.
Paró fuera de la puerta de Denny y llamó suavemente. Escuchó las pisadas de Denny
mientras se apresuraba a cruzar la habitación y abría la puerta.

Rafe se sorprendió que Denny aun llevara la venda de los ojos puesta. Pensó que ya
se la había quitado. Habían pasado horas. Rafe pasó su mano por el lateral del rostro
de Denny, Sintiendo que saltaba por la inesperada caricia.

–Voy a salir un rato, Denny.

–Sí, señor.

–Puedes quitarte la venda si quieres. –Rafe bajó su mano tristemente–. No sé cuándo


volveré.

–Sí, señor. –Denny sonaba tranquilo, triste, pero no se movió para quitarse la venda.

–Si necesitas algo para comer, Berwick puedo conseguírtelo.

–Sí, señor.

Rafe frunció el ceño. Se sentía como si de alguna forma estuviera traicionándolo, y


sabía que no debería. No tenían un contrato de larga duración. Demonios, sólo les
quedaban algunos días juntos. Entonces, ¿por qué se sentía como una mierda?

– Descansa, Denny.
Rafe ignoró la pequeña voz en su cabeza que le decía que estaba cometiendo un error
enorme y se alejó. Escuchó la puerta cerrándose suavemente tras él antes de que
llegara abajo de las escaleras. Rafe se detuvo un momento. Le costó toda su voluntad
no volver arriba y llevar a Denny a la sala de juegos. Deseaba a ese hombre más de lo
que quería su siguiente respiración. Y eso era lo último que un hombre como él
necesitaba. Apretó sus dientes y se obligó a soltar el pasamanos. Caminó por la
entrada y salió por la puerta principal. Necesitaba estar en control. Sabía eso. Y
Denny se estaba llevando cada pedazo de su control y eso lo hacía peligroso.

De alguna forma iba a romper el extraño agarre que Denny tenía sobre él.
Recuperaría su famoso control, y todo en su mundo volvería a estar en su lugar. Sería
así. Temía descubrir lo que pasaría si no conseguía su control de nuevo. Temía herir a
Denny.

Conduciendo, le llevó menos de veinte minutos llegar al Dante's Dungeon. Aparcó y


apagó el motor. Tenía algunas dudas en volver a su club habitual y encontrar a otro
sub, pero Dante llevaba el mejor club BDSM de la ciudad. Sólo tenía subs de calidad
y limpios en su establo.

Salió del coche y se dirigió al club, asintió al hombre de seguridad mientras


atravesaba la entrada VIP. A veces valía la pena pagar por ser socio. Tenía acceso
fácil al club, los mejores asientos de la casa, y hombres de seguridad del tamaño de
Buicks para asegurarse que no lo molestaran a menos que lo quisiera.

Esta noche, quería ser molestado.

Cuando notó a Donald Travers caminando en su dirección, se dio cuenta que había
hablado demasiado pronto. El hombre era un idiota. Le preguntó a Dante una vez por
qué permitía a Donald seguir frecuentando su club cuando todos sabían que era un
imbécil. Dante explicó que pensar que era un idiota y saber que lo era eran dos cosas
diferentes. Rafe no estaba seguro de estar de acuerdo, pero Donald Travers era un
abogado prominente con conexiones en todos los lugares malos. A menos que Dante
tuviera una prueba concreta de que estaba hiriendo a subs, no había mucho que
pudiera hacer sin llevar a gente muy poderosa sobre su cabeza.
Eso no significaba que Rafe tuviera que tratarlo. Cuando Donald paró como si
esperara que Rafe lo alcanzara para que pudieran hablar, Rafe caminó directamente
más allá de él como si no hubiera visto. Realmente no quería tener nada que ver con
él. No quería ni respirar el mismo aire.

–¿Sin Denny?

Rafe apretó sus muelas juntas. Donald rió como si supiera exactamente por qué Rafe
había vuelto al club. –Dile a mi chico bonito que estaré esperándolo cuando vuelva al
club y que tengo una polla de diez pulgadas para follar con él. Rafe apretó sus puños.

–A menos que quieras dármelo ahora...

Rafe se giró, gruñendo hasta que vio el brillo de los ojos de Donald y supo que había
caído en su juego. Entrecerró sus ojos. –Denny es libre de escoger a cualquier Dom
que desee cuando su contrato conmigo acabe, ni un momento antes.

Donald sonrió. –Puedo esperar.

Rafe se prometió que no iba a estrangular a Donald. –Denny nunca será tuyo.

La sonrisa de Donald creció, casi convirtiéndose en una sonrisa de satisfacción


consigo mismo. –Creo que eso lo tiene que decidir Denny, y ambos sabemos que
disfruta de mis caricias. Si se le da a escoger entre nosotros dos, ¿con cuál de
nosotros crees que iría realmente?
Cabreó a Rafe el no tener respuesta para eso. Estaba escrito en el contrato de Denny
que no podía ser penetrado, y Denny mismo dijo que estaba esperando entregarse al
Dom que firmara un contrato de larga duración con él. Su contrato era sólo de una
semana. Denny dejó más que claro que estaba buscando a un Dom permanente. Rafe,
aparentemente, no se ajustaba a ese perfil. Sólo reafirmaba su creencia que encontrar
a otro sub para ahogar sus penas era su mejor movimiento. Necesitaba olvidar a
Denny antes de que el hombre tuviera más control sobre él del que ya tenía.

–Denny es mayorcito –contestó Rafe tan calmado como le permitió su furia–. Si


escoge ir contigo cuando nuestro contrato acabe, será su elección. Pero le aconsejaré
que no lo haga. No eres conocido por tratar a tus subs con respeto. –Rafe resopló
mientras se burlaba del hombre–. Coño, ni siquiera eres conocido por tratar
humanamente a tus subs. Si Denny sabe lo que es bueno para él, firmará un contrato
con el diablo antes de firmarlo contigo.

Rafe no esperó a que Donald contestara antes de girarse y entrar más en el club. No
sabía que iba a hacer con Denny, pero se aseguraría de tener unas palabras con él
antes de que se fuera. Al menos advertiría a Denny.

Una ligera risa llamó su atención, haciéndolo sonreír mientras se giraba en esa
dirección. Conocía esa risa. Jamie podría darle un buen rato. Habían jugado juntos
unas cuantas veces en el pasado. No era material de larga duración, pero era
fantástico para una noche... justo lo que Rafe necesitaba para dejar de pensar en el
hombre que lentamente lo estaba consumiendo.

Denny escuchó risas cuando la puerta principal se abrió luego se cerró de golpe.
Fuertes pasos acompañaban la risa escaleras arriba. Saltó de su cama y corrió por la
habitación. Presionó su oreja contra la puerta para escuchar. Suaves risas y una ruda
carcajada sonó cuando alguien pasó su habitación. Un momento después, una puerta
pasillo abajo se abrió y cerró. Denny se mordió la uña del pulgar cuando se dio
cuenta de que la puerta que había escuchado llevaba a la sala de juegos, y Rafe no
había venido a casa solo.

Le había dado permiso para quitarse la venda, pero no para dejar su habitación. No
sabía si se le permitía vagar libremente alrededor de la casa.

Pero su curiosidad se lo carcomía. ¿A quién había traído Rafe a casa? ¿Estaba


descontento con su arreglo? ¿Quería cancelar el contrato? Tantas preguntas y tan
pocas respuestas. Denny sintió que se estaba volviendo loco. Deseaba a Rafe como
nunca había deseado a nadie en su vida. Pensó que estaría perdido sin su guía. Había
dominado cada momento despierto de los últimos dos años. Y justo cuando pensó
que podría estar alcanzando su meta, la carretera por la que iba se llenó de niebla.
Denny no sabía a dónde ir o cómo comportarse. Sus tutores no estaban aquí para
aconsejarlo.

No podía soportarlo más. Tenía que saber lo que estaba pasando. Se quitó la venda y
la tiró a la cama, abrió su puerta y bajó por el pasillo hacia la sala de juegos. Podía
escuchar sonidos saliendo de dentro, pero ya no sonaban como risas. Eran más como
gemidos, e hicieron que la sangre de Denny corriera fría. Rezando por no encontrar lo
que pensaba, Denny abrió la puerta de la sala de juegos. Lo que sus ojos vieron
quedaría marcado en la mente de Denny el resto de su vida. Rafe estaba de pie casi
desnudo detrás de un hombre rubio que colgaba suspendido del techo, como Denny
había estado cuando Rafe lo trajo por primera vez. Rafe estaba blandiendo un látigo,
marcando la espalda del hombre. Los gemidos de deleite que salían de los labios del
hombre enviaron esquirlas de dolor a través del corazón de Denny. La excitación
brillando en el rostro sonrojado de Rafe era incluso peor. Rafe, su Dom, había traído
a casa a otro sub para jugar.

– ¿Sir? – Denny lamentó la suave palabra murmurada en el momento en que se


deslizó de sus labios pero era incapaz de mantenerla dentro.
Rafe miró hacia él, una mirada de sorpresa en su rostro. La boca de Denny se abrió
como si intentara formar palabras para preguntar qué estaba haciendo otro sub allí,
pero no salió ningún sonido.
–Denny –dijo Rafe mientras bajaba el látigo– no recuerdo haberte dado permiso para
dejar tu habitación.

–Yo...yo escuché ruidos.

–Vuelve a tu habitación, Denny. –Rafe señaló con su mano–. Iré a verte cuando acabe
de jugar con Jamie.

Denny frunció el ceño y sacudió un poco la cabeza. Movió sus manos en


desesperación. –¿Pero... pero por qué necesitas a otro sub? Estaba justo pasillo abajo
en la habitación de invitados. Podrías haber venido a mí.
– No recuerdo necesitar tu permiso, Denny.

Denny se encogió por la rudeza en la voz de Rafe. Su tono era frío, antipático y casi
hostil, como si Denny hubiera hecho algo terriblemente mal.

–Pero...pero, señor, yo...

–Ve, Denny. –Rafe apuntó hacia la puerta.

Fue entrenado para seguir las órdenes de su Dom aunque no le gustaran, empezó a
girarse cuando el otro sub rió. Denny cerró sus ojos un momento y respiró
profundamente. Así no era como se suponía que pasarían las cosas. Rufus, Dante y
Nate todos prometieron que si se ceñía al plan, Rafe sería suyo. El plan no incluía a
otro sub... o este dolor en el corazón.

Denny abrió sus ojos y se giró, endureciéndose por la desaprobación que sabía que
vería en el rostro de Rafe por desobedecer la orden de su Dom. Tenía que saber si
tenían un futuro. –Por favor, señor, despídelo

–¿Qué?

–Despídelo –dijo Denny de nuevo. Se apresuró a cruzar la sala y se arrodilló a los


pies de Rafe, implorando al hombre con sus ojos mientras lo miraba–. Por favor,
señor, no necesitas a otro sub. Yo soy tu sub.

–Durante los próximos días –resopló Rafe– Y luego firmarás un contrato con quien
desees.

–Firmaré un contrato contigo, un contrato de larga duración. –Era de hecho el deseo


más grande de Denny–. Seré tuyo.
–¿Qué? Esperas que pase el resto de mi vida con un sub, ¿uno con el que ni siquiera
puedo follar? –Rafe sacudió la cabeza–. No lo creo, Denny.

Una sensación de sofoco obstruyó la garganta de Denny. Intentó tragar. –Me estoy
reservando para quien firme un contrato de larga duración conmigo. Si haces eso,
yo...

–No, Denny.

Denny agarró el pantalón de la pierna de Rafe. –Por favor, señor, yo... –La mano de
Denny cayó a su regazo cuando Rafe tiró de su pierna.

–No tengo que firmar un contrato de larga duración para follar a este sub, Denny. No
tengo que firmar ningún contrato. Jamie me dejará follarlo sólo por el privilegio de
estar bajo mi látigo. No necesito un sub a largo tiempo. Rafe habló tan cruelmente,
Denny se preguntó cómo podría haber pensado alguna ve que era amable. Sintió
como su corazón se rompía en su pecho, haciendo que fuera difícil respirar. Las
lágrimas de desesperación salieron de sus ojos mientras veía todos sus sueños de estar
con Rafe alejándose.

–Por favor, señor. –Denny lo intentó una vez más–. Te permitiré follarme. Sólo
despídelo.

–¿Y romper las reglas de nuestro contrato? No lo creo. –Rafe hizo una mueca–.
Nunca he roto las reglas de un contrato en mi vida, y no voy a empezar contigo.
Ahora, vuelve a tu habitación, Denny. Cuando acabe con Jamie, iré a verte.

– Puercoespín, señor.

Las cejas de Rafe se alzaron. –¿Estás diciendo tu palabra de seguridad?

–Por favor, haré lo que desees. Sólo despídelo.

–Lo siento, Denny, pero no puedo hacer eso. No tienes que involucrarte en esta
escena pero...

–No tengo que involucrarme en esta escena, repitió Denny lentamente mientras su
mundo se desmoronaba a su alrededor. – Eso es todo lo que esto es para ti, ¿no? Una
escena.
La desolación golpeó a Denny mientras se levantaba. Retrocedió, incapaz de aparar
sus ojos de los dos hombres en la sala, uno estaba rompiendo su corazón y el otro lo
reemplazaría.

–Pensé... –Denny tragó–. Pensé que tú eras el único, pero no lo eres. Sólo eres una
fantasía que construí en mi mente, una que no es real.

–¿El único qué, Denny?

Sacudió la cabeza. –Ya no importa, Rafe. No eres quién pensé que eras–. Denny rió
inquieto mientras la angustia lo superó. Presionó sus manos contra su esternón,
intentando pararla. –Quizás nunca lo fuiste. Denny podía ver la confusión en el rostro
de Rafe. Luchaba con el enfado que debía estar sintiendo por su desobediencia. Pero
nada de eso importaba ya. Podría haber entrenado por el derecho de ser el sub de
Rafe, soñado con eso durante mucho tiempo, pero esto no era lo que esperaba. Ni se
acercaba. Rafe obviamente no era el Dom que Denny había estado buscando.

–Adiós, Rafe.

Apartarse del hombre al que había deseado con cada fibra de su ser durante tanto
tiempo era lo más duro que había hecho nunca. Era incluso más duro que aceptar el
hecho de que Rafe no era su Dom, y nunca lo sería. Los pasos de Denny fueron lentos
mientras caminaba pasillo abajo hacia el dormitorio de Rafe. Se sentía entumecido.
Quizás su error más grande fue asumir que Rafe lo desearía tanto como él lo deseaba
o pensar que el hombre era el Dom que necesitaba o tal vez fue pensar que ese
hombre existe.

Le llevó a Denny sólo unos minutos encontrar el contrato que habían firmado. Rafe lo
dejo en los pantalones que llevaba esa noche. Rompió el contrato en dos y lo colocó
en la almohada de Rafe. Los dedos de Denny temblaron mientras alcanzaba los
cierres del collar alrededor de su cuello. Se suponía que un sub nunca tenía que
quitarse el collar. Sólo los Doms podían hacerlo. Aunque el sub quisiera quitárselo,
tenían que pedirle a su Dom que lo hiciera. Pero Rafe no era su Dom.
Denny se quitó el collar y lo alejó de su cuello. Las lágrimas caían por su rostro
mientras pasaba sus dedos por el delgado trozo de cuero. Podría no haber significado
mucho para otros, para Rafe, pero una delgada tira de cuero significaba el mundo
para Denny. Era un símbolo de todo lo que siempre deseó en la vida, y ahora todo lo
que representaba eran un par de noches de placer y un corazón roto. Dejó el collar de
cuero sobre el contrato roto y se giró antes de que pudiera volver a cogerlo. Sabía que
lo sancionarían por romper el contrato. Lo esperaba. Sólo que no le importaba.

Buscó por la habitación hasta que encontró un par de pantalones de correr y una
camiseta simple de algodón. Se vistió rápidamente, luego se quedó pensando en
medio de la habitación. Necesitaba una forma de llegar a casa. Cogió el teléfono y
llamó a la única persona que pensó que lo ayudaría a salir del lío que había hecho.

–¿Tío Rufus? –dijo Denny suavemente cuando su tío contestó. Sus dedos se curvaron
en la cuerda del teléfono mientras la angustia lo llenaba–. Necesito algo de ayuda.
Rafe bajó la mirada al coqueto culito colgando delante de él y no sintió nada. No
tenía deseos de azotarlo, ni necesidad de ver las marcas enrojecerse alrededor de los
globos. Ni siquiera estaba duro. Sólo se sentía abrumando por la sensación de
pérdida.

Había estado muy seguro que traer otro sub a casa para jugar lo curaría de la extraña
obsesión que tenía por Denny. Había estado seguro de que sería capaz de quemar
cualquier agarre que Denny tenía en él y volver a ser el Dom controlado, con poder
sobre sí mismo y su sub. En cambio, se sintió como si su corazón fuera arrancado de
su pecho. Los dedos de Rafe se apretaron alrededor del látigo en su mano. Intentó
apartar esos sentimientos. Necesitaba renovar su interés en azotar al hombre ante él.
Necesitaba tener el control.

Todo lo que podía ver era la angustia y desesperación en el rostro de Denny mientras
le suplicaba que echara a Jamie. Podía ver caer el rosto de Denny por su fría
respuesta mientras estaba arrodillado en el suelo ante él, y eso hacía que el corazón
de Rafe se tambaleara.

Se dio cuenta de que había conservado el control, pero ¿a qué costo? Pensando en los
dos últimos días... la forma en que Denny le había suplicado, la forma en que había
usado su palabra de seguridad... Oh, dios. ¿Qué había hecho? Había roto a Denny, lo
único que un Dom nunca debía hacer a un sub.

Rafe agarró el mando y bajó a Jamie al suelo. Como una luz encendiéndose en su
cabeza, tenía su respuesta. La salvación no estaba en huir de Denny. No necesitaba un
sub sustituto. Necesitaba enviar a Jamie fuera e ir a hacer las paces con Denny.
Deseaba a su sub. Deseaba a Denny.

–Haré que Berwick prepare un coche para ti, Jamie –dijo Rafe mientras ayudaba al
hombre a salir de las restricciones–. Gracias por tu tiempo.
–¿Me estás echando?

Rafe intentó sonreír para el sub pero sabía que no lo consiguió cuando las cejas de
Jamie se alzaron. –Me disculpo, Jamie. No eres tú.

–Es él, ¿no? –Jamie señaló hacia la puerta por la que se había dio Denny.
Rafe asintió.

–No lo hubiera creído si no lo hubiera visto con mis propios ojos. –Jamie rió
ligeramente, sin verse para nada mal–. Rafael Connell, el Dom de los Doms,
enamorándose de un sub.

Rafe se restregó la mano por la nuca mientras sus mejillas enrojecían. –Sí, bueno,
¿qué puedo decir? Denny es un sub único.

Jamie rió. –No puedo decir que no voy a echar de menos nuestras escenitas juntos,
pero te deseo toda la felicidad con tu sub.

–Gracias, Jamie. –Rafe estaba un poco sorprendido por la reacción de Jamie al ser
echado–. Es muy gentil de tu parte dadas las circunstancias. Jamie se encogió mientas
empezaba a ponerse la ropa. –Eso es todo lo que nosotros queremos realmente, Rafe,
alguien a quien pertenecer a largo plazo. Después de escuchar a tu pequeño sub
pedirte que me echaras, sospecho que eso también es lo que él desea.

Rafe hizo una mueca. Creía que Jamie podía estar en lo correcto, y si lo estaba, tenía
mucho que arreglar con Denny. Lo primero que necesitaba hacer era convencerlo de
que deberían tener algo juntos. Sospechaba que tendría que suplicar. Fue bastante
duro con Denny desde el primer momento en que se conocieron. Ni siquiera había
pensado en la idea de que podría ser feliz con un contrato exclusivo con un solo sub,
pero cuanto más lo pensaba, mejor sonaba la idea. La idea de tener a Denny para sí
mismo le dio a Rafe una clama que no había sentido desde la primera vez que posó
sus ojos en el hombre en la pista de baile. Se llevó la necesidad que sentía
constantemente de tener el control de todo a su alrededor y le dio una sensación de
paz. Podía imaginar el futuro con Denny, satisfaciendo sus fantasías, haciendo
escenas, incluso tenerlo durmiendo en sus brazos cada noche, todas las cosas que
Rafe nunca había considerado como algo a tiempo completo.

Siempre había permanecido distante, emocionalmente apartado de aquellos con los


que hacía escenas. Denny era el único que había atravesado el muro que construyó a
su alrededor. Era el único que hacía que Rafe deseara algo más.

–Gracias por tu tiempo y tus sabias palabras Jamie –Rafe dijo mientras acompañaba
al hombre a la puerta de la sala de juegos–. Sinceramente espero que firmes un
contrato con el Dom de tus sueños algún día.

–Oh, no tengo dudas de que lo haré. –Jamie rió de nuevo–. Sólo tengo que
encontrarlo.

–Si alguna vez necesitas una recomendación, por favor no vaciles en llamarme.
Jamie sonrió y entonces bajó por el pasillo. Rafe soltó una pequeña risa mientras lo
observaba irse . Esperaba que Jamie encontrara lo que estaba buscando. El hombre
era un sub fantástico. Sólo que no era Denny.

Rafe se giró y caminó por el pasillo hacia la habitación de invitados y al sub que
deseaba. De repente sintió una ligereza en su corazón, un salto en sus pasos. Sabía lo
que deseaba, e iba a conseguirlo.

–¿Denny? –Rafe llamó suavemente a la puerta de Denny, bueno, la puerta de la


habitación de invitados. Si Rafe tenía algo que decir sobre ello, Denny dormiría en la
habitación de Rafe a partir de ahora–. ¿Podemos hablar, ángel?

Frunció el ceño cuando no escuchó nada dentro de la habitación. Esperaba escuchar


los pasos de Denny cruzando la habitación. O quizás el sonido de algo golpeando la
pared. Denny tenía que estar enfadado después de la forma en que Rafe lo había
tratado.

–¿Denny?

Cuando Denny no respondió, Rafe abrió la puerta y entró. La primera cosa que notó
fue la cama vacía. Lo segundo fue el hecho de que Denny no estaba en ningún sitio
de la habitación. Se veía exactamente como antes de que Rafe lo trajera a casa esa
primera noche, la cama perfectamente hecha.

La mente de Rafe se quedó en blanco por un momento. No podía ver nada excepto la
habitación vacía. Sin Denny. Un tormento interno empezó a roerlo por dentro.
¿Dónde coño estaba su sub? Corrió a través del pasillo hacia el baño, pero estaba
vacío, la puerta abierta. Corrió hacia su dormitorio, esperando que Denny hubiera ido
allí, pero también encontró esa habitación vacía. Buscó en el baño y entró en el
armario, alarmándose más a cada minuto. Se quedó en medio de la habitación,
restregándose la mano por la boca mientras intentaba descubrir a dónde había ido
Denny. Mientras miraba alrededor, los ojos de Rafe cayeron en un brillo blanco en su
almohada.

Cerró sus ojos, su corazón doliendo. Sabía lo que estaba mirando incluso antes de
volver a abrir los ojos. Su garganta se cerró mientras bajaba la mirada a la
consecuencia que su necesidad de control le había traído. El contrato que él y Denny
habían firmado, el collar que le había dado. Sabía en su corazón que era la forma de
Denny de decirle que ya no era su sub.

Rafe cogió el collar y lo apretó en su mano mientras se sentaba en el borde de la


cama. Su corazón apretado por la angustia cuando se dio cuenta de que Denny lo
había dejado. Denny realmente lo había dejado. Y Rafe no sabía cómo volver a
traerlo. No sabía si tenía algo que ofrecerle que pudiera convencerlo de volver. La
había jodido tanto, dudaba que Denny le diera siquiera la hora del día, mucho menos
que se sentara el tiempo suficiente para escucharlo suplicar.

–¿Señor?

–Sí, Berwick. –Rafe gruñó por la interrupción.

–El conductor de ese joven estará aquí pronto. ¿Debo escoltarlo cuando llegue?

–Sí, Berwick.
–Muy bien, señor.

Esperó escuchar a Berwick alejarse. Cuando no lo hizo, se giró para mirarlo. –


¿Necesitas algo más, Berwick?

–Si no le importa que lo diga, señor, su joven no parece en condiciones de viajar solo.
¿Puedo acompañarlo, o debo dejar que vaya solo?

Rafe frunció el ceño. Berwick había estado con él mucho tiempo, y nunca había
hecho comentarios sobre los subs que venían y se iban de la casa de Rafe. Además,
Jamie no había estado en tan mala forma cuando se fue. Aun así, Rafe apreciaba la
preocupación de Berwick.

–Jamie estará bien tan pronto como tenga una noche de sueño. No te preocupes por
él, Berwick.

–No me refería al Sr. Jamie, señor, si no al invitado de la casa, el Sr. Denny. Parece
un poco descompuesto, señor, y vacilo al dejarlo ir en su condición.

–¿Denny? --Rafe gritó mientras se levantaba de golpe, dejando caer el collar al


suelo–. ¿Denny todavía está aquí?

–Sí, señor –contestó Berwick–. Actualmente está en el estudio.

El corazón de Rafe retumbó. Corrió a su vestidor y tiró del cajón abierto tan fuerte
que se cayó al suelo. Se agachó y sacó cosas del cajón hasta que encontró el objeto
importante que había estado buscando, el que había estado esperando por un hogar
desde el día en que Rafe se convirtiera en un Dom. Se levantó y corrió pasando a
Berwick y bajó por el pasillo. Bajó las escaleras, casi cayendo varias veces antes de
alcanzar la parte de abajo, entonces corrió a través de la entrada de su estudio. Abrió
la puerta de golpe, haciendo una mueca cuando golpeó la pared y Denny saltó. Estaba
de pie junto a la ventana, un brazo envuelto alrededor de su estómago. Estaba
mordiéndose su uña, y se veía enfermo.

–Denny. –Rafe suspiró de alivio luego tragó pasando el nudo en su garganta cuando
Denny se giró para mirar por la ventana–. Yo... ¿te vas?

–Creo que es lo mejor –susurró Denny–. Hice arreglos para que recibas de vuelta el
dinero de la subasta. Si escoges hacer una queja por romper el contrato, no me
opondré.

–Denny, esto no es lo que deseo.

La risa amarga de Denny le rompió el corazón casi tanto como la pena en su rostro. –
No siempre conseguimos lo que deseamos, Rafe.

–¿Podemos hablar de esto, Denny?

–No hay nada de lo que hablar.

No se dio cuenta de cuánto daño había hecho o cuan duro tendría que trabajar para
conseguir a Denny de vuelta hasta que el hombre se giró hacia él. Las lágrimas caían
silenciosas por su rostro pálido y angustiado.

–Dejaste tu posición perfectamente clara.

–No, no lo hice. –Rafe lentamente entró más en la habitación y se acercó a Denny,


cómo si se aproximara a un animal asustado–. No dejé nada claro.

Por un segundo pareció que Denny quería creerle, y luego sacudió la cabeza. –Nunca
funcionará –susurró mientras bajaba la mirada a sus manos, retorciendo sus dedos
juntos–. Deseamos cosas diferentes.

–Deseábamos cosas diferentes, Denny –Rafe dijo mientras lentamente se acercaba


más–. –Gran diferencia.
–¿Lo es?

Rafe dio otro paso más cerca. –Lo es, ángel, una diferencia muy grande.

Las cejas marrón oscuras de Denny se juntaron en un profundo ceño. Parecía estar
intentando procesar lo que Rafe estaba diciendo pero vacilaba en creer en sus
palabras. Rafe imaginó que Denny estaba intentando proteger su corazón, un corazón
que tenía la intención de tener antes de que Denny saliera de esa habitación.

–Mira, si me hubieras preguntado hace un par de días lo que deseaba, te habría dicho
que un buen sub que no me pidiera nada, uno al que pudiera dejar ir cuando la escena
acabara y no volver a pensar en él.

La lenta inhalación de Denny fue un sonido torturado en la habitación. El dolor en


ese pequeño ruido hizo que los ojos de Rafe se aguaran con lágrimas sin derramar.
Dio otro paso, luego otro hasta que estuvo directamente delante de Denny. Estiró la
mano y alzó la barbilla de Denny con su mano.

–Si me preguntas esta noche lo que deseo, te diría que quiero un sub, uno muy en
particular. La respiración de Denny subió de nuevo.

–Quiero un sub que esté dispuesto a llevar esto. –Rafe alzó el objeto en su mano, el
que había sacado de su cajón. Lo había encargado el día en que se convirtió en un
Dom, nunca pensó que realmente lo necesitaría. Ahora sabía que había estado
esperando a que apareciera Denny. Pasó sus dedos por el cuero marrón oscuro, las
secciones suaves, y las que tenían diseños intrincados estampados. Era un collar
único, hecho para mostrar a todo el mundo que el sub que lo llevaba pertenecía a
Rafael Connell. Podía ver los ojos de Denny siguiendo los movimientos de sus dedos
con ojos hambrientos.

–Este es un collar muy especial, ángel. –Rafe señaló a los cierres en cada lado–. Mira
aquí, cuando esto se le ponga a mi sub, no se lo puede quitar. Este es un collar para
toda la vida, ángel, hecho para el sub que pase su vida conmigo. Y ha estado en la
parte de abajo de mi cajón. Hasta ahora. Los dedos de Denny estaban temblando
cuando estiró la mano para acariciar el suave cuero, pero justo antes de tocar el collar,
apartó la mano como si temiera sentirlo bajo sus dedos.

–Adelante, ángel –susurró Rafe suavemente–. Puedes tocarlo. Está hecho para ti.

–¿Q-qué quieres decir?


–Mi entrenador, Rufus, me dijo que lo hiciera el día en que me declaró Dom. Dijo
que un día, encontraría al sub que se llevaría todo mi control pero me daría paz. Y en
ese día, querría que ese sub fuera mío en todo el sentido de la palabra, que querría
que el mundo supiera que era mío. Querría que él llevara este collar.

–Pero si tú... –Denny se mordió el labio y apartó su rostro, pero no antes de que Rafe
viera la solitaria lágrima que caía por la pálida mejilla del hombre.

–¿Si yo qué, ángel?

–Si me quieres, entonces ¿por qué trajiste a ese otro sub? Yo te habría dado lo que
desearas. –Denny miró brevemente y volvió a apartarse– Te habría permitido
follarme.

–Ah, ángel –dijo Rafe mientras pasaba su mano por el rostro de Denny–. Esto no es
sobre que yo te folle. Te lo aseguro, eso es algo que quiero hacer desesperadamente,
nunca pienses de otra forma, pero esto no es por eso.

La frente de Denny se arrugó de nuevo mientras fruncía el ceño. –¿Entonces por qué
es?

–Aprendí durante años que yo tengo el control de mi vida. Esa es una de las razones
por las que me convertí en Dom, para tener control. Tú, mi hermoso ángel, hiciste
que me obsesionara. Te llevaste cada pedazo de mi control y me volviste loco. No
podía soportar la idea de nadie mirándote, tocándote. Te quiero todo para mí.

–Pero tú puedes tenerme. Te lo dije.

–Cuando traje a Jamie a casa, todavía estaba luchando con las cosas que me haces
sentir. Temía dejar el control que tuve durante años. Temía dejar que tú tuvieras ese
control.

Denny sacudió la cabeza. –Pero yo no quiero controlarte.


–No lo querrás, pero lo haces. –Rafe sonrió ante la idea de cuánto control tenía
Denny sobre él.

–Respiras –Rafe pasó sus dedos por el pulso en la garganta de Denny– y mi corazón
se acelera.

–Lloras –dijo mientras le limpiaba una lágrima– y mi corazón sangra.

–Sonríes –Agarró la mano de Denny y la presionó en su pecho, justo sobre su


corazón– y mi corazón canta.

–Rafe. –Denny parecía sorprendido. Sus ojos estaban tan abiertos que su pálido color
verde dominaba su rostro.

Alzó el collar hacia Denny de nuevo con una mano. Le envolvió la otra alrededor de
la cintura y atrajo el cuerpo sonrojado del hombre con él. –Quiero que lleves esto,
Denny, no por la semana, no por algunos meses, sino permanentemente.

–¿En se...? –Denny tragó–. ¿En serio?

–En serio. –Rafe sonrió. Pensó que Denny estaba de acuerdo y empezó a colocar el
collar alrededor del hombre pero lo detuvo con una mano en su brazo. –¿Denny?

–Espera, antes tengo que decirte algo. Denny parecía tan nervioso que el corazón de
Rafe empezó a hundirse. ¿Denny no quería esto con él? –¿Qué?

–Yo te escogí.

–¿Me escogiste? –Rafe frunció el ceño. No tenía ni idea de lo que significaba eso–.
¿Como me escogiste?

–Lo que quiero decir es que, bueno, yo...yo... –Denny empezó a girar sus dedos
juntos de nuevo–. Vi tu foto, y tú eras tan.... y yo deseaba ser tuyo, por lo que
empecé a entrenar con otros Doms. Yo quería ser el sub que satisficiera todas tus
necesidades.
–¿Qué otros Doms? –Rafe contestó con un gruñido en su voz.

–Dante, Michael y mi tío Rufus.

–¿Tío Rufus? –Los ojos de Rafe se ampliaron cuando la sorpresa lo atravesó–.


¿Rufus es tu tío? –Denny asintió rápidamente–. Ahí es dónde vi tu foto, cuando fui a
visitarlo. Dijo que yo era demasiado joven entonces, y que necesitaba aprender a ser
un sub adecuado para ti, por lo que empecé a entrenar.

–¿Entrenaste con ellos?

Denny asintió.

–¿Tuviste sexo con ellos?

– Oh, no, mira, esa es el motivo de esa cláusula en mi contrato. Nunca he tenido sexo
con ninguno de ellos. Realmente nunca tuve sexo. Estaba reservando eso para ti.
Quería que ese fuera mi regalo para mi Dom permanente. Quería que eso fuera para
ti.

Rafe retrocedió hasta que sintió el sofá presionándose contra sus piernas y entonces
se sentó pesadamente cuando las palabras de Denny lo llenaron. Denny era virgen. Su
Ángel era virgen. Se tambaleó con ese conocimiento.

Denny rápidamente se acercó y se arrodilló a los pies de Rafe, sus manos apoyadas
en sus rodillas. Parecía ansioso. –Pensé que eso te haría feliz. ¿Estaba equivocado?
¿No me deseas ahora que sabes que soy virgen?

Rafe se movió de repente. Estiró la mano y agarró a Denny por sus brazos y lo atrajo
hasta su regazo. Envolvió una mano alrededor de su cintura para mantenerlo allí. La
otra mano se envolvió alrededor del cuello de Denny, atrayéndolo para un profundo
beso. No podía conseguir suficiente de Denny, no de su dulce sabor ni la forma en
que el hombre se sentía presionado contra él, especialmente sabiendo que Denny era
todo suyo y siempre lo sería.
Rafe alzó a Denny en sus brazos y se levantó. Mantuvo sus labios pegados juntos
mientras caminaba a través de la casa y subía hacia su, la habitación, de ellos. La sala
de juegos era para jugar, pero él no estaba jugando. Esto era real. Gentilmente dejó a
Denny en la cama y se inclinó sobre él, alcanzando el borde de la camiseta para
quitársela. Denny no se resistió, sólo lo observó, alzando sus brazos cuando era
necesario, o sus piernas cuando le sacó los pantalones de correr que llevaba. Sonrió
mientras se levantaba y tiraba la ropa de Denny al suelo. Se tomó un momento para
llenarse de la belleza estirada en su cama, su belleza, y luego empezó a quitarse su
ropa.

Denny era verdaderamente hermoso.

Cuando se quitó toda la ropa, gateó en la cama entre las piernas de su ángel. Podía
sentir la polla dura restregándose contra él y ver que los ojos de Denny brillaban con
excitación.

–Te deseo. Lo sabes, ángel, pero no voy a tomarte hasta que estés de acuerdo en ser
mío. –Rafe extendió el collar–. –Te azotaré, te chuparé la polla. Incluso te mostraré
en la fiesta de fin de año, pero no te follaré hasta que estés de acuerdo en ser mío.
Denny frunció el ceño. –Te das cuenta de que esto es en lo que trabajé estos últimos
dos años, ¿no?

–Sí.
–¿Entonces por qué es un problema?

–Porque, Denny necesito escuchar de tus labios que esto es lo que deseas, no de sub a
Dom sino de ti a mí. Sin jugar, sin contratos, sin nadie viendo las cosas entre
nosotros. Sólo tú y yo, justo aquí, justo ahora–. Rafe restregó el cuero suave por los
labios de Denny. –¿Qué dices, ángel, me quieres a largo plazo?
El corazón de Denny se aceleró. Se sentía como si fuera a salírsele del pecho. Rafe le
estaba ofreciendo todo lo que siempre había deseado. Y eso lo asustaba de muerte.
¿Y si lo perdía? ¿Y si perdía a Rafe? Eso lo destruiría.

–¿Ángel?

–Estoy asustado, Rafe –susurró Denny.

–¿Y crees que yo no? –se burló–. Nunca conocí a nadie que me afecte de la forma en
que tú lo haces. ¿Qué pasa si estoy tomando la elección incorrecta aquí? ¿Qué pasa si
decides que yo no soy el Dom para ti después de esto? ¿Qué pasa si intentas
abandonarme de nuevo?

Denny sacudió la cabeza. –No, si me comprometo contigo y llevo tu collar, nunca me


iré.

–Llevabas mi collar antes, Denny e intentaste irte.

–Ese no era un collar de verdad –insistió Denny–. Sólo me lo diste para mostrar
propiedad. No significaba nada para ti, y por lo tanto no significaba nada para mí.

–Buen punto. –Rafe rió y le dio al collar en su mano una pequeña sacudida–. Pero
este es diferente, ángel. Este significa algo para mí, y te lo estoy ofreciendo.

Denny no pudo evitar que sus manos temblaran mientras estiraba una para tocar el
suave collar de cuero por primera vez. Quería esto con tantas ganas, pero ¿podía
confiar, especialmente después de que Rafe hubiera traído a otro sub a la casa?

– ¿No traseras a casa otros sub? ¿Ningún otro sub? –Sabía que estaba pidiendo
mucho pero tenía que estar seguro de que Rafe realmente quería esto.
–Nop, tú eres mi único sub.

–¿Contrato de exclusividad?

Rafe sonrió. –Por supuesto.

–¿A tiempo completo?

–No lo querría de ninguna otra forma.

–¿Aun debo llamarte señor?

–Sólo cuando estemos haciendo un escena. El resto del tiempo puedes llamarme
Rafe. –Sonrió de nuevo–. O querido, cariño o cielo. Todos me parecerán bien.
Las cejas de Denny se alzaron. –¿En serio? ¿No te importaría que te llame cariño o
algo?

–Nop, para nada.

–Realmente pareces aceptarlo todo de repente. Hace un momento, estabas listo para
follar a otro hombre. ¿Cómo sé que esto no es sólo para conseguir un pedazo de mi
culo?

–Porque un poco antes, no sabía cuánto me dolería si te perdía. –La sonrisa cayó de
los labios de Rafe, y de repente parecía muy serio–. Sabía antes de que pasara
cualquier cosa con Jamie que me estaba equivocando. Lo envié a casa, Denny. No lo
follé. Me di cuenta de que causarte dolor me estaba rasgando por dentro, y no me
gustó como me sentía cuando lo hice.

Denny arqueó una ceja. Ese era un buen discurso para un Dom tan controlado como
Rafe, pero ¿era suficiente? –Entonces, ¿qué pasará la próxima vez que no haga algo
que desees?

–Te zurraré en el culo.


Denny parpadeó, y entonces lentamente empezó a sonreír. –¿Lo prometes?

–Por supuesto. –La sonrisa de Rafe era contagiosa y Denny se encontró incapaz de
evitar que sus labios se curvaran por los lados–. Podría incluso taparte los ojos y
atarte mientras lo hago.

Denny gimió, echando su cabeza atrás en la almohada. No podía creer cuanto le


excitaban las palabras de Rafe. –¿Me atarás ahora?

Rafe arqueó una ceja. Denny inhaló bruscamente cuando de repente se movió,
agarrando sus manos y sosteniéndolas por encima de su cabeza. Un momento después
sintió esposas aterciopeladas envolviendo sus muñecas.

La sonrisa sensual en el rostro de Rafe cuando volvió a mirarlo hizo que su la


garganta se secara de repente. Se lamió los labios e intentó tragar, pero sus acciones
sólo hicieron que los ojos avellana de Rafe se pusieran más oscuros con
inconfundible pasión.

–Señor –susurró Denny.

–Rafe –dijo.– No estamos en una escena ahora mismo, ángel.

Denny parpadeó, de repente sintiendo... algo. Sólo que no sabía seguro qué era.
Deseaba a Rafe de cualquier forma que pudiera conseguirlo, pero también deseaba al
Dom que era Rafe. No estaba seguro de poder separar a los dos hombres. –Yo... yo...

La mano de Rafe ahuecó el rostro de Denny mientras se acercaba a él. –Siempre seré
tu señor, Denny. Nada cambiará nunca eso. Pero habrá momentos en los que sólo
quiera ser un hombre para ti, no un Dom.

Denny parpadeó más rápido mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. –Vale.

–Antes de que te toque, quiero esto alrededor de tu garganta. –Rafe alzó el collar–.
Tienes que saber que aunque en este momento sólo seamos amantes, todavía soy tu
Dom. ¿Llevarás mi collar, Denny?

Denny ladeó su cabeza, sorprendido por la inseguridad que vio en los ojos de Rafe.
Nunca habría pensado que Rafe pudiera ser inseguro en nada. Parecía tan seguro,
siempre en control.

Pero Denny ya no estaba inseguro de nada. Sabía exactamente lo que quería,


profundamente en su corazón, lo que había deseado desde el primer momento en que
posó sus ojos en la fotografía de Rafe.

Echó su cabeza atrás, desnudando su garganta para su Dom. Sonrió cuando lo


escuchó inhalar rápidamente. Un momento después, sintió los dedos de Rafe temblar
contra su piel mientras cerraba el collar alrededor de su garganta.

–Tan hermoso, mi ángel –Rafe susurró mientras sus dedos acariciaban la piel por
encima del collar.

–Mañana, haremos que Dante nos redacte un contrato permanente.

–Sí. –Denny no pensaba que su respuesta fuera necesaria, pero la dio de todas formas.
Deseaba que Rafe supiera que no sólo aceptaba lo que fuera que dijera el Dom, sino
que estaba de acuerdo con ello. –Sí, señor.

–Siempre serás mío, ángel.

Denny asintió, no encontrando las palabras. Le estaba dando todo lo que siempre
había deseado. Ahora, Denny podría darle lo que había reservado para él. Con eso en
mente, Denny separó sus piernas y las levantó, los lados de sus rodillas rozando los
laterales de Rafe. Estaba bastante seguro de que Rafe pilló la idea general cuando el
rostro del hombre se sonrojó, y el hambre llenó sus ojos.

–Mi hermoso ángel. –La sonrisa de Rafe era fiera–. Todo mío.

Tanto como había anticipado estar con Rafe, Denny no estaba preparado para la
intensidad con la que él deseaba darle placer. Empezó en su cuello, justo dónde el
collar se envolvía alrededor de su garganta, besando y lamiendo la piel allí. Lamió
una línea por la suave curva de la oreja de Denny antes de susurrarle. –¿Te gusta eso,
ángel?

–Por favor, Rafe.

Rafe se movió más abajo del cuerpo de Denny, haciendo pequeños círculos alrededor
de los pezones, acercándose incluso más a ellos con cada círculo antes de tirar de los
pequeños aros plateados de allí.

–¿Te gustan mis caricias, ángel?

–¡Sí! –siseó Denny.

Tocó los pezones de Denny, tirando de ellos. El sub se arqueó, empujando su pecho
en la gentil caricia. Dios, se sentía tan malditamente bien.

Gimoteó en respuesta cuando Rafe rodó lejos de él hasta que vio que el hombre
alcanzaba la mesilla de noche y sacaba una botella de lubricante y un condón. Rafe
abrió el condón y entonces lo enrolló por su eje duro.

Se lamió sus labios repentinamente secos, anticipándose a lo que iba a venir. Observó
a Rafe abrir la botella de lubricante y derramar una buena cantidad en su polla antes
de esparcirlo. Derramó otro poco en sus dedos. Cuando bajó la mano y pasó esos
dedos entre las nalgas de Denny, sus piernas temblaron, lo estaba volviéndolo loco,
con cada caricia.

Rafe no le dijo ni una palabra, sólo empujó sus dedos entra las nalgas y presiono un
dedo dentro del apretado círculo de músculos de la entrada de Denny. Este se
estremeció y gimió, entonces empujó contra la dura intrusión. Rafe dejó el paquete
vacío del condón en la cama y empujó dos dedos dentro del culo.

La cabeza de Denny cayó atrás cuando Rafe empezó a empujar sus dedos dentro,
luego fuera, lentamente al principio, luego con más velocidad. Pequeños gimoteos
empezaron a salir de sus labios, y sus manos se apretaron en puños cuando añadió
otro dedo, empujando los tres dentro rápidamente.

La polla de Denny goteaba. Podía sentir pequeñas gotas de presemen bajando por los
lados. Todo su cuerpo se estremeció cuando Rafe usó los dedos de su mano libre para
restregar las gotas en la cabeza de su polla. Parecía prestarle especial atención a la
pequeña hendidura de arriba.
Cuando el cuerpo de Denny se removió, Rafe rió. –Recuerda, ángel, sin correrte hasta
que lo diga.

Asintió rápidamente, pero tenía serias dudas sobre su habilidad de no correrse cuando
estaba siendo tan estimulado. No ayudaba que Rafe sacara los dedos de su cuerpo y le
agarrara las nalgas, separándolas más. Alineó la cabeza de su polla con el agujero y
pulgada a agonizante pulgada, empujó dentro, hasta que sus bolas se presionaron
contra el culo de Denny.

–Estás tan jodidamente apretado, ángel –gruñó Rafe.

Denny podía sentir su círculo de músculos agarrando a Rafe cuando el hombre se


salió hasta que sólo la cabeza de su polla estaba dentro. Su cuerpo ondulaba alrededor
de la polla. No quería soltarlo, pero se sentía malditamente bien cuando Rafe
empujaba hacia dentro. Los dedos de Rafe se clavaron en su cadera mientras
empujaba profundamente.

Supo que tendría moratones en la mañana, y la idea lo excitó casi tanto como la
sensación de Rafe empujando dentro de su culo. Su cuerpo se estremeció con
necesidad y sin moverse sintió venir su orgasmo.

–Joder, ángel –gruñó Rafe. Agarró la polla de Denny y empezó a acariciarla arriba y
abajo.

–Córrete para mí, ángel –Rafe ordenó ásperamente–. Córrete para tu Dom.

Se inclinó y chupó uno de los pezones de Denny durante varios segundos antes de
moverse al otro. Esta vez, usó los dientes, gentilmente mordiendo la carne rígida y
tirando de los anillos de plata. Denny se volvió loco, gritó mientras se corría y llenaba
la mano de Rafe.

La mente de Denny se convirtió en papilla cuando Rafe se inclinó, agarró sus muslos
y empezó a empujar una y otra vez. La habitación se desdibujó a su alrededor,
entrecerrando sus ojos hacia el hombre que lo sostenía y la conexión de sus cuerpos.
Podía escuchar su propia respiración pesada y los cortos jadeos rápidos de Rafe.
Pensó que incluso podría haber escuchado el latido del corazón de rafe sincronizado
con el suyo.

Antes de que pudiera analizarlo, la habitación volvió de repente con un fuerte


gemido. Un momento más tarde, se dio cuenta de que el fuerte grito de éxtasis había
venido de él. Sus piernas se sentían como de goma y cayeron a cada lado. Sus brazos
temblaban contra las restricciones en sus muñecas. Su respiración era irregular, su
cuerpo temblando. Se sentía maravilloso.

Alzó la mirada al hombre inclinado sobre él, la maravilla llenándolo por la lujuria que
se disparó a través de él aunque acababa de ser follado por Rafe. La cabeza de Rafe
colgaba atrás sobre sus hombros. Su pecho pesado. Se veía glorioso. Sabía que su
obsesión con el Dom no se había calmado después de ser tomado por el hombre. Sólo
se había hecho más fuerte, Denny estaba eufórico.
La cabeza de Denny se alzó cuando alguien llamó a la puerta. Por un muy breve
momento, pensó que podría ser el otro sub. –Quién...

–Por favor disculpe la interrupción, señor –el mayordomo dijo a través de la puerta. –
El Sr. Rufus McCoy está abajo. Le expliqué que usted estaba indispuesto, pero es
bastante insistente sobre que le deje hablar con el Sr. Denny.

Denny gimió. Había olvidado su llamada a su tío. –No se irá hasta que hable
conmigo, señor. –Conocía a su tío.

–No, lo sé. –Rafe bajó su frete sobre la de Denny, la diversión bailando en sus ojos–.
Es un bastardo cabezota.

Rafe no estaba enfadado. Su Dom no estaba enfadado. Denny se sorprendió cuando


lo observó salirse y entonces rodar sobre el lado de la cama. Pensó que se enojaría
por ser interrumpidos, pero no lo estaba. Prácticamente estaba riendo mientras corría
al baño, saliendo un momento más tarde con una toalla mojada.

–Vamos a limpiarte para que puedas decirle a tu tío que no lo necesitas.

Sintió su rostro en llamas cuando Rafe se inclinó y lo limpió. Él sólo reía. –De todas
las cosas que hemos hecho juntos, por no mencionar las cosas que espero que
hagamos en el futuro, esto es lo más íntimo –explicó Rafe–. Es mi responsabilidad
como tu Dom asegurarme de que siempre estés cuidado.

Rafe paró de limpiar a Denny y miró la toalla en su mano. El pecho de Denny


empezó a sentirse pesado cuando Rafe soltó una profunda respiración y luego alzó
sus ojos.

–Te debo una muy gran disculpa, Denny.

Las cejas de Denny se alzaron. –¿Una disculpa?

–Anoche te envié a la habitación de invitados después de que jugáramos y no te


cuidé. Eso es totalmente inaceptable, y tienes mis más profundas disculpas. –Sus
labios se estrecharon, y Denny supo lo difícil que es para el hombre fuerte admitir
que había hecho algo mal–. Sólo puedo prometerte que nunca volverá a pasar. A
pesar de mis acciones contrarias, siempre miraré por tus necesidades, desde este
momento en adelante.

Denny estaba bastante seguro de que sabía a qué se refería. Podía ver la pena en sus
ojos. Pero también sabía que Rafe tenía razón. Era su responsabilidad como el Dom
en su relación asegurarse de que Denny estaba bien cuidado. Cuando un sub era
deslizado a un sub-espacio, no siempre era consciente de lo que necesitaba. Se
levantó y se acercó más hasta que estaban a una respiración de distancia. Había sólo
un brillo de aprensión en los ojos avellana de Rafe como si no estuviera seguro de la
reacción de Denny a su admisión.

–Te gusta como mi piel se enrojece con tus marcas, ¿no? –No era una pregunta.
Denny ya sabía la respuesta sin que Rafe asintiera–. –Fácilmente podría sacarte las
castañas del fuego y decir que no importa, pero ambos sabemos que sí.

Rafe tragó. –Lo hace.

–También me encantan las cosas que me haces, pero tienes que cuidar de tus juguetes
si vas a jugar con ellos o no jugarás más. –Denny arrugó su nariz a Rafe. –Y sólo
mirar no es tan divertido.
–Aunque estoy en desacuerdo contigo, porque estoy bastante seguro de que podría
morir como un hombre feliz si consigo mirarte cada día por el resto de mi vida,
entiendo lo que estás diciendo y no fallaré –los labios de Rafe se curvaron mientras
empezaba a sonreír– en cuidar de mis juguetes.
Denny arqueó una ceja. –Tienes que hacerlo u observar es lo único que serás capaz
de hacer. –Denny escuchó la rápida inhalación de Rafe cuando rápidamente rodó
sobre su estómago y alzó su culo en el aire–. Y sería un verdadero crimen si este culo
no fuera azotado regularmente.

–Sí. –La voz de Rafe titubeó. Denny se hundió en las mantas cuando la gran mano de
Rafe acarició la curva de su culo. Dios, le encantaba ser tocado por su Dom–. –Sí, lo
seria.

–¿Ahora? –Sí, estaba suplicando. Lo sabía. Sólo que no le importara. Todo el cuerpo
de Denny se apretó cuando sintió la mano de Rafe dejando su culo. La anticipación
endureció su polla como una tubería de hierro. –Por favor, señor.

–Suplicas tan bien.


¡Golpe!

El gemido de placer de Denny hizo eco a través de la habitación.

–¿A mi ángel le gusta esto?

Asintió mientras empujaba su culo más arriba en el aire, suplicando más. No fue
decepcionado. Rafe bajó lo golpeó una y otra vez hasta que pudo sentir un dolor
delicioso empezando a asentarse en su culo y el mundo a su alrededor se desdibujó.
Otro golpe en la puerta del dormitorio sacó a Denny de la zona de gozo en la que
había empezado a hundirse. Escuchó a Rafe decir algo pero no tenía ni idea de qué
era. No le importaba. Estaba tan relajado que pensó que podría ser capaz de hundirse
en el colchón.

–Vale, ángel, es el momento de saludar a tu tío.

Denny gimió y Rafe se rió.

Siseó mientras rodaba, mirando a Rafe. El maldito hombre estaba sonriendo como un
tonto, o un Dom muy orgulloso de sí mismo. –¿Sin darme un baño?

–Después de que veas a tu tío –dijo Rafe mientras extendía unos pantalones de correr
y una camiseta de algodón. No quiero que piense que necesita venir a rescatarte.

–No. –El corazón de Denny subió a su garganta mientras alzaba la mirada a los ojos
centelleantes de su Dom. –Estoy justo dónde deseo estar.
–¿Estás seguro de que quieres hacer esto, ángel?

–Estoy seguro, señor. –La sonrisa de Denny hizo que todo su rostro se iluminara–.
Quiero que todos sepan que te pertenezco.

–Denny, podemos sólo anunciarlo, lo sabes. No tenemos que hacer un espectáculo


para ellos.

Denny rió y se restregó contra el cuerpo de Rafe–. ¿No quieres que todos los otros
Doms sepan cuanto me controlas?

Rafe tenía que admitir que sí. Sentía un gran placer al saber cuántos Doms deseaban a
Denny, pero también sabía que le pertenecía exclusivamente a él. Sólo no estaba
seguro de cómo se sentía sobre mostrar a Denny para el placer de otros.

–Te pertenezco a ti y sólo a ti, señor –susurró Denny contra el cuello de Rafe.

Los ojos de Rafe se cerraron mientras intentaba suprimir el profundo estremecimiento


que sacudió su cuerpo ante la caricia ligera. –Sigue así, y la pregunta sobre quién
controla a quién será obvia para todos.

La cabeza de Denny cayó atrás cuando la risa llenó la pequeña sala en la que estaban.
Se suponía que se estaban preparando para un espectáculo para la fiesta de fin de año
en Dante's Dungeon. Rafe sólo deseaba llevar a Denny a casa y desnudarse con él.

Desde que Denny había aceptado su collar, Rafe había recuperado el fuerte control
que tenía sobre sí mismo. Se sentía más seguro que nunca, hasta que Denny le
sonreía, o lo tocaba y el control de Rafe salía volando por la ventana. Tenía la
habilidad única de desmontarlo pieza a pieza, destrozar su disciplina duramente
conseguida, y luego volverla a construir de nuevo, dándole cada pedazo de control
que había tenido y más. Denny le daba paz, calma, comodidad y...bueno, Denny le
daba todo.

No era demasiado pedir darle algo a Denny. Mostrar su relación ante otros Doms
parecía importante para él y Rafe no podía negárselo.
Rafe bajó su mano por el rostro iluminado de Denny. –Mi hermoso ángel –susurró–.
Les mostraremos lo sensible que eres a tu Dom, les mostraremos lo maravillosamente
que te sometes a mí.

–Sí –Denny siseó mientras se inclinaba de nuevo hacia Rafe–. Por favor, señor.

Rafe gimió cuando su polla se endureció como el acero. –Sabes lo que me haces
cuando suplicas, ángel.

–Lo sé.

–Sabes que serás castigado por provocarme.

–Lo sé.

Rafe sonrió. –Entonces asume la posición de descanso para que pueda prepararte,
ángel.

Rafe tragó duro ante la gracia que Denny mostraba al arrodillarse en el suelo,
mientras separaba más sus piernas, apoyaba sus manos en sus muslos, sus hombros
cuadrados, y su mirada hacia el frente.

–Hermoso.

–Gracias, señor.

Tan calmado como parecía en su posición, Rafe podía sentirlo temblar mientras
pasaba su mano por encima de sus hombros. Le gustaba tocar a Denny y lo hacía a
menudo. Su respuesta a la más ligera de las caricias excitaba mucho a Rafe, a
menudo acababa tomándolo donde fuera que estaban. Otra forma con la que le robaba
el control. Pero Denny siempre se lo devolvía obedeciendo cada orden de Rafe sin
cuestionar. Todavía tenía que encontrar algo a lo que Denny pusiera pegas, ni unos
buenos latigazos, ni a una buena follada, ni siquiera a dormir atado y con los ojos
tapados.

A Denny le encantaba todo.

Era el sub perfecto.


–Manos, ángel.

Rafe sonrió ante el entusiasmo con el que Denny levantó sus manos en el aire.
Verdaderamente disfrutaba estar atado. No podía esperar a ver la reacción de Denny
cuando se diera cuenta que las restricciones que había traído hoy eran diferentes a las
que habían usado antes. Estas esposas de muñecas estaban unidas a esposas de
tobillos, mantenían las manos de Denny atadas a sus tobillos y fuera del camino
mientras Rafe lo azotaba.

Rafe colocó una esposa en cada muñeca de Denny pero no las juntó. Sintió su
sorpresa cuando envolvió esposas similares alrededor de sus tobillos. Cuando estuvo
bien esposado, pasó sus dedos por el ceño fruncido de Denny.

–Te va a encantar esto, ángel. Sólo espera a ver.

Denny asintió, la confusión yéndose de su rostro como Rafe sabía que lo haría.
Confiaba en Rafe para mantenerlo a salvo. Rafe lo ayudó a levantarse, entonces bajó
la mano para ajustar el pequeño tanga rojo que apenas cubría su entrepierna . Se rió
cuando la polla de Denny se removió en su mano. –Pronto, ángel, pero no antes de
que yo lo diga.

La respiración de Denny se detuvo. –Quiero que estés orgulloso, señor. Sólo... estoy
tan cerca.

–Me enorgullecerás, ángel. No tengo duda. Todavía no te he dado permiso para


correrte, y no lo harás. Es tan simple como eso.

Denny pareció un poco sorprendido por un momento, y luego empezó a reír. –¿Crees
que eso es simple?

–Sé que lo es. –Rafe pasó sus dedos por el collar alrededor de la garganta de Denny.
Soy tu Dom,

y digo que es así de simple.

–Sí, señor.

–Ahora, ¿dónde está ese lazo rojo?

–Te lo metiste en el bolsillo. –Denny puso los ojos en blanco–. Todavía no entiendo
por qué quieres cubrir mi collar. Pensé que el plan era dejar que todos supieran que te
pertenezco.

–Lo es, ángel –dijo Rafe mientras sacaba la cinta roja de su bolsillo y la ataba
alrededor del cuello de Denny, asegurándose de que cubrír el collar que le había dado
a su sub–. Pero, quiero que todos vean lo hermoso que eres en tu sumisión antes de
que se den cuenta de que no pueden tenerte.

–Sólo quieres presumir de tu juguete.

–Sí. Quiero mostrarle al mundo mi hermoso ángel. –Rafe rió–. Y entonces quiero
mostrarles que mi ángel me pertenece sólo a mí.

–Vivo para servirte, oh amo.

Rafe arqueó una ceja ante las palabras descaradas de Denny, podía ser un sub, uno
perfecto en eso, pero el hombre todavía tenía una mente propia y un sentido del
humor salvaje y lo mostraba en los momentos más extraños.

Hacía la vida de Rafe feliz.

–Vale, ángel, es el momento de que subamos al escenario. Si necesitas parar en


cualquier momento, sólo házmelo saber, ¿vale?

–No lo haré.

Rafe asintió. No tenía duda de que Denny seguiría con sus planes para el espectáculo.
La presentación que iban a hacer era simple comparada con algunas otras cosas que
habían hecho juntos.

Rafe era el que estaba nervioso. No porque Denny estuviera casi desnudo o mostraría
su sumisión a todo el mundo, sino porque no sabía si podría evitar follarlo allí mismo
en el escenario. La sumisión de Denny lo excitaba muchísimo. Saber que se sometía
sólo a él lo hacía incluso mejor. Rafe tenía grandes problemas para mantener sus
manos apartadas.

– No te corras hasta que lo diga, ángel.

–Sí, señor.
Rafe sonrió y se inclinó para darle a Denny un ligero beso en los labios. –Estarás
perfecto

–Gracias, señor.

Rafe agarró la mano de Denny y lo llevó por la pequeña sala. Se encontró con Dante
en la zona de atrás del escenario. Aun sabiendo que le debía un montón, estuvo
encantado cuando Denny lo miró solo él. Ni siquiera reconoció que Dante estaba allí.

–Dante.

–Rafe. –La mirada de Dante se deslizó por Denny–. Denny.

Rafe sonrió cuando Denny siguió mirándolo justo a él. –Dile hola a Dante, ángel

–Hola, Dante –dijo Denny, asintiendo rápidamente hacia el hombre antes de volver a
mirar a Rafe.

–Ambos os veis bien –dijo Dante–. ¿Asumo que esta semana ha sido buena para
ambos?

–Sí.

Rafe se negó a decir más que eso. No quería arruinar la sorpresa, aunque, por la
sonrisa que Dante le estaba dando, sospechaba que ya lo sabía. Era demasiado
inteligente como para no saberlo.

–¿Asumo que subimos después? –preguntó Rafe.

–Sí, y entonces Michael y su sub nos darán un espectáculo después de que tú acabes.
Se me ha prometido algo espectacular por vuestra parte. Lo espero con ansias.

Rafe miró a Denny cuando el sub tiró de su manga. Ladeó su cabeza ligeramente para
escucharlo, entonces una sonrisa empezó a cruzar sus labios cuando Denny susurró
en su oreja.

–Dante, mi sub y yo necesitaremos una habitación privada cuando acabemos nuestra


presentación.

–Denny siente que necesitará algunos momentos para recomponerse.


Dante arqueó una ceja. –Debe ser un espectáculo increíble.

–Oh, lo será.

–¿La habitación en la que estabas antes es aceptable?

Rafe pensó en el gancho en el techo, el alto banco en el medio de la habitación con


ataduras.

Sonrió. –Será perfecto, gracias.

Una luz roja cayó de repente sobre sus cabezas. Dante alzó la mirada y luego rió. –
Creo que ya estáis listos.

Rafe asintió. Pasó la mano por la espalda de Denny cuando lo sintió temblar a su
lado. –Gracias, Dante. Si nos pudieras dar un momento a solas, lo apreciaría.
Necesito preparar a mi sub.

Dante asintió y salió entre las cortinas que los separaban de la audiencia. Rafe se giró
para abrazar a Denny cerca. –Todavía hay tiempo de cambiar de opinión, ángel.

–No, sólo quería decirte que he sido un sub malo.

–¿Oh? –Rafe no veía como. Pero Denny parecía saber cada deseo suyo incluso antes
de que él los tuviera.

–Hice algo sin tu permiso, señor.

Rafe estaba intrigado. –¿Qué hiciste, ángel?

Denny se giró y se dobló por la cintura, sus manos apoyadas en sus piernas. Sus ojos
verdes brillaron mientras miraba atrás por encima de su hombro. Parecía estar
esperando algo.

Las cejas de Rafe se alzaron juntas en un ceño confuso mientras miraba el cuerpo de
Denny. Casi se tragó su lengua cuando notó la pequeña marca de algo bajo el tanga.

–¿Denny? –La mano de Rafe tembló con incontrolable necesidad mientras extendía la
mano y le bajaba el tanga. El aire en sus pulmones siseó cuando notó el tapón anal
rojo plantado firmemente en el culo de Denny.

–¿Te has metido un tapón? –susurró Rafe.

–Sabía que la presentación de esta noche sería intensa para ambos, y quería estar
preparado para ti.

–Dulce infierno, ángel debemos llegar a la presentación. –Rafe tragó duro. Su polla
se sentía como si intentara salir de sus pantalones. Estaba tan excitado que se
preguntó cómo podría unir dos frases juntas.

No ayudó cuando Denny separó más sus piernas hasta que Rafe pudo ver el saco de
las bolas del hombre colgando justo debajo del tapón. No pudo evitarlo, estiró la
mano y agarró el tapón, girándolo en el culo de Denny.

–¡Señor!

–Joder, cariño, eres la cosa más sexy que vi.

Rafe metió y sacó el tapón en el culo de Denny hasta que escuchó pequeños gemidos
empezando a salir de los labios del hombre. Sabía que si seguía, Denny se correría, y
quería guardar eso para su presentación.

Aún sí, le costó casi todo su control empujar el tapón profundamente dentro del culo
y volver a subirle el tanga. Le dio una buena palmada, deleitándose en el fuerte
gemido que Denny le dio en respuesta.

Cuando Denny se enderezó, Rafe estiró la mano y palmeó el grueso bulto en la parte
delantera del tanga. Presionó su cuerpo contra el de Denny y lamió un trozo pequeño
de su cuello, mordiendo la salada piel.

–Me perteneces, ángel, y voy a tocarte de la manera que desee. Voy a ordenarte todo
lo que desee de ti. Me perteneces para hacer lo que yo desee. ¿Entendido?

–Sí, señor.

–Vamos a salir ahí fuera y mostrarle al mundo el sub perfecto que eres, y luego voy a
llevarte de vuelta a esa pequeña habitación y voy a follar tu culo hasta que grites.

Denny se estremeció. –Sí, señor.


–Vamos, ángel.

La respiración ronca de Rafe desmentía su calma exterior. Sólo quería salir al


escenario y hacer su presentación, luego tener a Denny a solas en algún lugar en el
que pudiera violar al hombre. Esa era su meta final por el momento. Ya no le
importaba darles a los otros Doms una probada de lo que no podrían tener. No le
importaba mostrar a su sub. Ni siquiera le importaba mostrarle al mundo a quién
pertenecía Denny.

Sólo lo deseaba a él.

Rafe apartó la cortina y escoltó a Denny al escenario. Podía escuchar los murmullos
bajos de la multitud cuando notaron al sub escasamente vestido y apenas evitó gruñir.

– Asume tu posición de descanso.

Rafe esperó a que Denny se arrodillara en el suelo del escenario, y luego se agachó
junto a él.

Lo observó con cuidado mientras unía las esposas de las muñecas con las de sus
tobillos. Deseaba ver la reacción de Denny y no se decepcionó. Inhaló suavemente y
le lanzó una rápida mirada llena de profunda excitación. Rafe sonrió y restregó su
mano por la mejilla sonrojada de Denny.

–Pensé que esto te gustaría –dijo Rafe lo bastante suave para que sólo Denny lo
escuche.

–Gracias señor –susurró Denny, sus ojos bailando con deleite.

–De nada, ángel. Ahora, ojos delante. Es la hora de taparte los ojos.

Denny miró hacia delante. Rafe sacó la máscara de su bolsillo y la colocó gentilmente
sobre la cabeza del hombre, tirando de la larga trenza a través de ella y dejándola caer
sobre el hombro de Denny. Rafe se levantó. Denny se veía perfecto. Hacía la posición
de descanso como un sumiso que lo hubiera estado haciendo durante años.

Todos en la audiencia podían verlo.

Sólo Rafe podía tenerlo.


Empezó lentamente a rodear a Denny, pasando el látigo sobre los hombros, luego lo
bajó por su espalda y pecho. –Sólo escucharás mi voz, ángel. No te moverás a menos
que yo lo diga. Responderás sólo ante mí y seguirás cada orden mía.

–Sí, señor.

Empezó a dar pequeños latigazos contra la piel de Denny. Primero, en la espalda y la


parte de arriba de sus nalgas, y luego se movió alrededor hacia delante, prestando
especial atención a los pezones perforados de Denny.

Rafe se regodeó en los suspiros de la gente mirando. Era una cosa hermosa ver la
muestra de control de un sub. Denny no se movió. Su pecho se alzaba y caía más
rápido y más rápido con cada golpe del látigo, pero no movió ni un dedo. Hizo
exactamente lo que Rafe ordenó.

Rafe se enamoró de cada marca roja en la piel de Denny. Cada una mostraba su
sumisión, su amor por ser dominado. Cada una mostraba cuanto deseaba esto Denny.

Finalmente disminuyó los golpes y empezó a pasar el látigo de cuero por la piel de
Denny. Sabía que la audiencia estaba tan excitada como él. ¿Cómo podrían no estarlo
después de presenciar esa hermosa sumisión?

Lo rodeó y se quedó detrás, por lo que la audiencia podía ver cada pulgada de su sub.
Esperó, anticipando. Había un silencio en el aire como si cada Dom estuviera
aguantando la respiración. Rafe lo esperaba. La mejor parte de la escena todavía tenía
que pasar.

–Córrete.

El cuerpo de Denny se tensó. Sus manos se apretaron en puños, y un fuerte gemido


salió de sus labios. A pesar del tanga cubriéndole, gotas de semilla escaparon por la
parte de delante del material mientras hacía exactamente lo que su Dom le ordenó.
Un silencio sorprendido llenó la sala por un momento, y entonces un fuerte aplauso
llegó de la audiencia.

Estaba malditamente orgulloso de su sub, pero también necesitaba conseguir al


hombre a solas antes de que explotara. Se agachó y soltó el pestillo que unía los
tobillos y las muñecas de Denny.
Se levantó y lo ayudó a levantarse. Denny se balanceó sólo un poco, y su Dom colocó
una mano en su espalda para equilibrarlo. Podía sentir el calor saliendo del cuerpo del
hombre y tosió para cubrir un gemido.

Cuando Rafe alzó la mirada, la multitud parecía que se había acercado, rodeando el
escenario.
Podía leer el deseo de poseer a Denny en los ojos de varios Doms. Podía ver la
envidia en los ojos de varios subs. Deseaba sonreír, reír. Quería gritarle al mundo que
podían mirar, pero no podían tocar. Denny era suyo. En su lugar, Rafe simplemente
alcanzó y tiró del lazo atado alrededor del cuello de Denny hasta que cayó y reveló su
collar.

Ni siquiera esperó a las protestas y gruñidos de decepción antes de llevar a Denny


fuera del escenario y de vuelta por dónde habían venido. Le llevó más tiempo del que
le habría gustado alcanzar la pequeña habitación en la que habían estado antes, y
golpeó la puerta contra la pared con la prisa de entrar.

La suave risa del sub lo calmó sólo un poco e hizo que Rafe pudiera funcionar más
fácilmente, pero todavía necesitaba tener su dolorida polla dentro del apretado culo
de su sub.

Esperar podía significar dejar de respirar. Estiró a Denny en el banco alto y aseguró
sus muñecas en las restricciones de los ganchos. Aseguró también sus tobillos, y
entonces bajó la parte de abajo del banco. Le llevó a Rafe sólo unos momentos más
quitarse la camiseta y desabrocharse sus pantalones, bajándolos hasta sus muslos.

Cuando dio un paso adelante, se quedó justo detrás del culo de Denny y entre sus
piernas atadas.

Subió sus manos por los muslos hacia el tanga que cubría su cuerpo. Se rió cuando se
dio cuenta que se había olvidado de sacar la maldita cosa antes de atarlo. No podía
esperar para reclamar a su sub. Sabía que no tenía el control. Bajó la mano, agarró el
borde de la tela y tiró, deleitándose en el sonido del tanga rompiéndose en sus manos.

–¿Señor?

–Me olvidé de quitar el tanga, ángel.

La suave risa llenó la sala. –Sólo no olvides el tapón. No creo que ambos quepáis.
–¿Te refieres a este tapón? –preguntó mientras giraba el tapón en el culo.

–S-Sí, –siseó Denny mientras su cuerpo se arqueaba.

Jugó con el tapón por un momento antes de sacarlo y tirarlo al banco al lado de
Denny.

Rápidamente miró alrededor en busca de lubricante, sabiendo que era la única cosa
que no podía olvidar.

–En tu bolsillo, señor.

Rafe miró a Denny y arqueó una ceja. –¿Qué?

–El lubricante.

Rafe frunció el ceño. Denny todavía tenía los ojos tapados. ¿Cómo podía saber que
estaba buscando el lubricante? –¿Cómo sabes que eso es lo que estaba buscando?

–Porque nunca me follas sin lubricante, y si lo tuvieras, ya estarías dentro de mi culo.

Los labios de Rafe se retorcieron juntos mientras intentaba evitar reír. Buscó en su
bolsillo, y encontró el pequeño tubo de lubricante. Sacudió su cabeza y abrió el tubo
y derramó un poco. Lo restregó en su polla, poniéndose resbaladizo, luego derramó
un poco más en la grieta del culo de Denny. Empujó dos dedos dentro del agujero,
asegurándose de esparcir bien el lubricante y luego los sacó.

Ya estaba estirado por el tapón, Rafe agradecería eternamente a Denny por pensar en
ello de antemano. Otra forma en que Denny demostraba que era el sub perfecto.
Siempre estaba intentando anticiparse a las necesidades de Rafe. Y estaba en lo cierto
normalmente.

Agarró los muslos de su sub y arrastró el culo hacia el final del banco. Sus ojos casi
se cruzaron mientras se veía hundiéndose en el apretado agujero. Denny se apretó a
su alrededor, acunando su polla, sosteniéndole como si estuvieran hechos para estar
juntos.

–Tan jodidamente hermoso, mi ángel –susurró Rafe, más para sí mismo que para
Denny. Salió hasta que sólo la cabeza de su polla permaneció dentro del apretado
agarre, entonces se observó hundiéndose dentro de nuevo. La imagen era demasiado
perfecta como para no mirar unas pocas veces.

Pero la necesidad de sentir a Denny correrse en sus brazos era abrumadora. Rafe
empezó a empujar más fuerte, más rápido y más profundo. Podía sentir el sudor
empezando a formarse entre sus omóplatos. Mientras observaba, la polla de Denny
empezó a llenarse hasta que se levantó de su entrepierna dura y gruesa. El nivel de
excitación de Rafe parecía estar atado a Denny. Cuanto más placer le daba más sentía
él.

Extendió las manos y le rodeó el cuerpo, agarró los costados del banco dónde los
tobillos de Denny todavía estaban atados. Los empujó hasta que se doblaron las
rodillas, y sus tobillos estuvieron arriba cerca de su cuerpo. –Separa tus piernas,
ángel.

Tragó fuerte cuando su sud hizo justo lo que le ordenó. Las rodillas del hombre
cayeron a sus lados, mostrando hermosamente la entrepierna.

Siguió empujando dentro del culo mientras estiraba la mano y agarraba el bote de
lubricante.

Rápidamente derramó un poco en su mano luego soltó el tubo. Envolvió su mano


alrededor de la polla de Denny y lo empezó a acariciar con cada embestida de sus
caderas. Cuanto más fuerte empujaba dentro del apretado culo, más rápido acariciaba
la polla del hombre.

Usó su otra mano para acariciar las marcas rojas del látigo que había dejado en la
piel. Denny siseó pero se inclinó en cada caricia como si anhelara el contacto. –
Quiero escuchar tu placer, ángel.

Denny, tan controlado, tan bueno siguiendo órdenes, abrió su boca y gimió, el dulce
sonido llenando la sala. Cuanto más lo tocaba y le hacía el amor, más fuertes se
volvían los gritos de Denny.

–Que sub más perfecto, tan hermoso –gimió Rafe–. Córrete para mí, mi ángel.
Córrete para tu Dom. Déjame sentir tu placer.

Denny gritó mientras líquido caliente se derramaba sobre la mano de Rafe. Los
apretados músculos internos apretándose alrededor de su polla y llevando a Rafe al
límite. Se hundió tan profundamente dentro del culo como pudo llegar, luego dejó
que su orgasmo lo consumiera. Se sentía como si su cuerpo hubiera estallado en
llamas mientras llenaba el culo con su liberación. Su piel hormigueaba con la
sensación, el mismo aire alrededor suyo parecía acariciarlo como si intentara
prolongar su clímax hasta que las piernas le temblaron.

Se apoyó sobre el cuerpo de Denny mientras intentaba recuperar el control, un


control que estaba dispuesto a darle a su sub. Podía sentir el corazón de Denny
latiendo contra él mientras le daba pequeños besos en la clavícula.

–¿Estás bien, ángel? –preguntó mientras le quitaba la máscara.

Denny parpadeó varias veces, luego sonrió. –Estoy perfecto.

–Sí. –Sonrió mientras bajaba la mirada a los ojos verde claro mirando arriba hacia él
con adoración.

–Sí, eres perfecto. –Pasó sus dedos por el collar decorativo alrededor de la garganta
de Denny.

–Eres el sub perfecto para mí.


Rafe tenía una gran sonrisa mientras observaba a Denny subirse unos jeans por sus
hermosas piernas... hermosas y temblorosas piernas. El hombre todavía estaba un
poco inestable sobre sus pies.

Pero totalmente hermoso.

–¿Estás bien, ángel?

La sonrisa de Denny estaba totalmente en la gloria.

Rafe rió mientras se dirigía hacia la puerta. –Acaba de vestirte y luego ven a la
oficina de Dante. Hay algo de lo que necesito hablar con él.

–Sí, señor.

Dejar a Denny no era tan fácil simplemente porque no le gustaba estar alejado de él,
pero lo que necesitaba hablar con Dante era una sorpresa, algo en lo que había estado
pensando desde que Denny aceptó su collar. Quería que el hombre, y cualquier otra
persona que respirara en el planeta, supieran que Denny le pertenecía. El collar podría
ser suficiente, pero quería más.

Bajó por el pasillo hasta que alcanzó la oficina de Dante, llamó y luego abrió la
puerta cuando escuchó la profunda voz de Dante invitándolo. El rubio fresa
arrodillado en el suelo al lado de las piernas de Dante no fue una sorpresa. La
mordaza de bola en su boca si lo era.

–¿Danny está maldiciendo de nuevo?

Dante se encogió. –Despotricó a uno de los de seguridad.

Rafe frunció el ceño. Eso no sonaba como Danny. Era un joven muy dulce. Aunque
solía maldecir, no era malvado con ello. –¿Tenía una razón?

–Oh sí, el tipo le pellizcó el culo.

La mandíbula de Rafe cayó abierta.


–Lo despedí – insistió Dante.

Movió su mano hacia Danny. –¿Entonces por qué el castigo? –Parecía inmerecido de
alguna forma dadas las circunstancias.

–Con razón o no, Daniel estaba informado de lo que pasaría si lo pillaba maldiciendo.
Una regla es una regla. No se deja de aplicar porque la situación lo exija.
Vale.

Rafe estaba agradecido de no ser tan estricto con su sub. Denny seguramente le
serviría su cabeza en bandeja. No parecía del tipo que acepte castigos cuando hacía
algo que la situación exigía.

–Has causado revuelo esta noche –dijo Dante mientras ondeaba su mano hacia la silla
delante de su escritorio–. ¿Asumo que las cosas fueron bien entre tú y Danny?

Rafe sonrió mientras se sentaba. –Sí. Denny aceptó mi collar.

–Bien. –Los labios de Dante se curvaron en las esquinas–. Estuvo planeando eso
durante un tiempo. Es un buen chico. Me alegra que finalmente consiguiera al Dom
de sus sueños.

–Yo también –admitió Rafe–. Sólo no puedo creer que todos vosotros lo mantuvierais
alejado de mí tanto tiempo. Denny dijo que había estado entrenando contigo, Rufus y
Michael durante los últimos dos años.

Dante asintió. –Pasó seis meses bajo mi tutela.

Rafe apretó sus dientes juntos para evitar gruñirle al hombre. –¿Seis meses?

Dante sonrió con suficiencia como si supiera exactamente porque Rafe estaba
enfadado. –Como estoy seguro que Denny te informó, nunca hubo nada sexual entre
nosotros ni con ninguno de los Doms que lo entrenaron. Era solamente entrenamiento
de sub.

–Me lo dijo –dijo Rafe a través de sus dientes apretados–. Eso no significa que tenga
que gustarme.

–Cierto. Pero podría haber sido peor.


–¿Peor?

–Vino a nosotros, Rafe. Gente que confiaba en que le enseñara lo que necesitaba
saber y respetara los límites que puso. Podría haber acabado con alguien como
Donald.

Rafe apretó sus puños. –Hablando de Donald, realmente necesitas hacer algo con ese
tipo. Es un verdadero dolor en el culo. El hombre no tiene nada que hacer siendo el
Dom de una rata, mucho menos de un sub sin entrenamiento que no conoce nada
mejor.

Rafe observó a Dante pasar sus dedos por el cabello de Danny mientras suspiraba
pesadamente.

–Lo sé, y lo estoy intentando. Tengo una reunión la semana que viene con los
propietarios de algunos clubs de la ciudad. Estamos considerando promulgar una
serie de reglas que han de ser seguidas por todos los Doms que frecuentan nuestros
establecimientos y un sistema de apoyo para los subs que necesiten ser rescatados.

Eso realmente sonaba como un buen plan. –Hazme saber si puedo ayudar.

–Lo haré. –Dante sonrió de nuevo–. Mientras tanto, ¿cómo puedo ayudarte?

–Quiero planear una ceremonia para poner el collar de Denny.

Las cejas de Dante se fruncieron. –Pensé que ya le había puesto el collar.

–Lo hice, pero quiero una ceremonia pública, algo que mostrará a Denny lo
comprometido que estoy con él.

Dante silbó bajo. –Realmente te ha conseguido, ¿no?

–Destroza cada onza de mi control sólo por respirar.

La ceja de Dante se arqueó. El hombre estaba bien versado en la necesidad de control


que tenia Rafe.

Rafe sintió sus labios estirarse mientras sonreía. –Y me trae más paz de la que nunca
he sentido en mi vida sólo con respirar.
Dante rió, sus ojos cayendo al hombre arrodillado junto a su silla. –Sí, parecen tener
esa habilidad, ¿no?

–A patadas. –Rafe rió–. Y también estoy bastante seguro de que lo saben.

– Sí. –Los dedos de Dante cogieron en un puño el pelo de Danny, echó atrás su
cabeza hasta que sus ojos se encontraron. –¿no, poppet1?

Danny no podía sonreír debido a la mordaza en su boca, pero sus ojos verde pálido
bailaban con diversión. Lo sabía, de la misma forma que Rafe sospechaba que Denny
lo hacía. Dante le dio a Danny una sonrisa indulgente que decía que estaba
malditamente feliz con ese compromiso.

Rafe sabía que lo estaba.

–Me gustaría planear algo aquí, Dante –dijo Rafe, queriendo volver a poner la
conversación en marcha para regresar con Denny. –Creo que la sala de atrás podría
ser lo bastante grande para una ceremonia.

–Sólo dime qué día quieres y cerraré el lugar.

Las cejas de Rafe se alzaron. –¿No estás preocupado por perder un día de negocios?
No planeaba alquilar todo el lugar. Sólo una sala atrás dónde podría invitar a algunos
amigos y familia.

1
La Mazmorra de Dante
1
Es una expresión de cariño y afecto, que se utiliza para describir en una palabra todos los sentimientos de calidez,
confort, amabilidad, generosidad, honestidad y fortaleza de carácter que se siente cada vez que está con esa persona.
Una palabra que no debe utilizarse a la ligera, sino que expresa un gran respeto y admiración por aquellos a quien va
dirigido. La he dejado en inglés
–Demonios, no. –Dante rió–. Voy a vender entradas. El número de Doms dispuestos
a pagar para verte salir del mercado será pago más que suficiente por cualquier
pérdida de ingresos que pueda sufrir. Incluso podría ser capaz de comprar una nueva
pala para Danny.

La sonrisa que cruzó el rostro de Danny demostró que estaba de acuerdo con eso.

Rafe puso los ojos en blanco. –Bien. Necesito hablar con algunas personas antes de
tener una fecha concreta pero estoy pensando en hacerlo dentro de tres semanas.

Dante se sentó hacia delante y abrió su portátil. Tecleó y alzó la mirada a Rafe. –
¿Tiene que ser viernes o sábado?

–No necesariamente, pero estaba pensando que el fin de semana sería bueno para la
gente que trabaja.

–¿Qué tal una ceremonia con la puesta de sol en el patio trasero? –preguntó Dante–.
Si la hacemos con la puesta de sol un sábado entonces podríamos tener a los clientes
habituales en la sala principal y sólo cerrar la zona VIP y podríamos hacer la
celebración después allí.

Rafe parpadeó. –Eso sería perfecto.

Dante tecleó más luego sonrió. –Hecho. Ahora, ¿qué más necesitas de mí?

–No estoy seguro. –No había esperado que las cosas avanzaran tan rápido. Cuando
entró en la oficina, sólo traía una idea que tenía. No tenía un plan concreto.

Dante volvió a teclear. Un momento después, la impresora detrás de él empezó a


funcionar. Estiró la mano y agarró el papel que había salido, pasándoselo a Rafe. –
Este es el teléfono de un organizador de bodas que se especializa en ceremonias D/s.
Te lo recomiendo. Puede ayudarte a planear algo que Denny nunca olvidará.

–Perfecto –dijo Rafe mientras cogía el papel, lo miró un momento, luego lo dobló y
se lo guardó en el bolsillo–. Apreciaría que no le dijeras nada a Denny hasta que haya
tenido la oportunidad de hablar con él sobre esto.

Dante sonrió. –Sólo asegúrate de hablar con él, Rafe. Denny ha esperado largo
tiempo por ti. Creo que sería bueno para él saber cuánto te tiene.
Estaba bastante seguro de que Denny ya sabía eso pero asintió de todas formas. Y
hablando de Denny... Rafe bajó la mirada a su reloj. Denny ya debería haber estado
aquí. Lo dejó en el vestidor hace veinte minutos.

–¿Algo va mal? –preguntó Dante.

–Denny ya debería estar aquí. Se estaba vistiendo cuando lo dejé. Le dije que viniera
aquí directamente.

Dante alcanzó el teléfono. –Bert, ¿has visto a Denny?

Rafe aguantó la respiración.

–Quiero que se cierre el lugar hasta que le encontremos. –Dante ya estaba saltando de
pie para cuando dejó el teléfono. También levantó a Danny–. Danny, vuelve arriba.
Enviaré a Big John para que se siente contigo.

Danny asintió y se apresuró a la entrada detrás de Dante sin protestar. Rafe sabía por
la experiencia pasada que la puerta llevaba a la escalera privada que iba arriba a su
apartamento encima del club. La única forma de llegar a las escaleras era a través de
una puerta de seguridad. Dante la había puesto después de que alguien entró en el
club y subió para atacar a Danny. El hombre tenía más seguridad que el presidente.

–Vamos a buscar a Denny –dijo Dante después de que Danny desapareciera a través
de la puerta de seguridad. Dante agarró un auricular de su escritorio y se lo puso en la
oreja. Agarró otro del cajón de su escritorio y se lo lanzó a Rafe–. Póntelo. Mi
personal de seguridad es el único en esta frecuencia.

Rafe rápidamente se puso el auricular en la oreja luego siguió a Dante fuera de la


oficina. Buscó en la sala principal tan pronto como llegaron. Podía ver a otros con los
uniformes de Dante's Dungeons buscando en la parte más lejos de la sala y los baños.
Dos hombres grandes estaban en la entrada principal, manteniendo las puertas
cerradas para que nadie pudiera irse. Había algunas personas discutiendo con los de
seguridad, pero la mayoría volvía a la barra.

Sin encontrar a Denny en la sala principal, su siguiente parada era la sala dónde lo
había dejado . La preocupación que sentía antes pasó de cero a jodidamente
volviéndose loco cuando encontraron la habitación vacía.
–¿Dónde coño está? –Rafe giró en círculos y miró alrededor como si Denny de
repente fuera a aparecer del aire.

–¿No es este el collar que habías diseñado cuando completaste el entrenamiento con
Rufus?

–Preguntó Dante desde detrás.

No quería mirar.

Rafe tragó fuerte mientras se giraba y notaba el collar en el suelo a los pies de Dante.
Dante lentamente se agachó y lo levantó, extendiéndolo hacia él. Lágrimas se
reunieron en sus ojos mientras lentamente lo alcanzaba y lo cogía. Debería estar en la
garganta de Denny, no tirado en el suelo sin cuidado. ¿Por qué no estaba alrededor
del cuello de Denny?

–Dante...

–Rafe. –La voz de Dante era baja, ominosa–. Hay sangre.

–No –susurró Rafe mientras giraba el collar en sus manos, notando las gotas de
sangre en un lado. Su respiración estaba agitada cuando lo entendió–. Fue cortado.

–Rafe. –Dante colocó una mano en su hombro–. No creo que Denny se fuera por
voluntad propia.

Rafe sabía que Dante tenía razón. –Estaba tan feliz cuando le puse el collar. Quería
que todos supieran que había reclamado a su Dom.

Las palabras de Rafe parecieron desmoralizantes, delgadas, casi sin sustancia. Su


mirada se entrecerró en las gotas rojas en el lado del collar que había colocado
alrededor de la garganta de su sub.

–Necesitamos encontrarlo, Rafe.

Rafe asintió, pero no sabía qué hacer. Su garganta estaba cerrada mientras la
indecisión lo golpeó con un puño enfadado. Siempre estaba tan seguro. Sabía cómo
actuar o reaccionar ante cualquier situación. Sabía cómo llevar a un sub al cielo y
luego volver a bajarlo lentamente.
No sabía cómo encontrar a su ángel.

–Dante... – su voz plana, suplicando indicaciones.

–Necesito alertar a mi personal de que tenemos a un sub desaparecido y luego vamos


a buscar en este lugar de arriba a abajo–. Dante tenía un plan. Eso era bueno.

Rafe siguió al hombre fuera de la sala de juegos. Empezó a abrir puertas a un lado del
pasillo mientras Dante hacía lo mismo en el otro lado.

La mayoría de las salas estaban vacías, pero no todas ellas. Más de una escena hizo
que las cejas de Rafe se alzaran. Conocía a la mayoría de los Doms que ocupaban las
salas, y a algunos de los subs.

No conocía sus vicios hasta que abrió las puertas y los vio actuando con cualquier sub
con el que estuvieran.

La primera puerta contenía a un sub arrodillado con una polla profundamente en su


boca. Rafe no se molestó en disculparse cuando el Dom lo miró. Haría eso más tarde,
después de encontrar a Denny. Sólo asintió hacia el hombre y cerró la puerta.

La segunda sala ocupada tenía a un sub atado a una cruz, sus muñecas y tobillos
asegurados para que no pudiera alejarse. Rafe ni siquiera estaba seguro de que
hubiera suficiente cuerda en las restricciones para que el hombre se moviera siquiera.
El sub tenía una mordaza de bola, evitando que gritara. Tenía un pañuelo rojo en una
mano y uno amarillo en la otra, por lo que Rafe no estaba demasiado preocupado.
Ambos ocupantes parecían estar practicando un juego seguro de mazmorras. Marcas
rojas se cruzaban en la espalda del sub, dándole vida a los sonidos de latigazos que
sonaban en el aire.

Rafe asintió hacia el Dom y siguió hacia la siguiente sala, la cual estaba vacía.
Mientras seguía por el pasillo de puerta en puerta, Rafe empezó a preguntarse si
estaban buscando en la dirección equivocada. Las siguientes dos puertas estaban
vacías, aunque una de ellas parecía que había sido usada recientemente y necesitaba
una seria limpieza.

La segunda puerta estaba ocupada. El sub desnudo estaba atado en un balancín


sexual, su cabeza cayendo más allá de sus hombros. Sus brazos estaban atados detrás
de su espalda, sus tobillos atados a las restricciones de sus muslos y luego atadas al
balancín, manteniendo sus rodillas separadas ampliamente. Era la posición perfecta
para un sub para tener su culo abierto para una buena polla gorda.

Cómo el pequeño chico mono llegó a esa posición de pretzel, Rafe nunca lo sabría.
Sólo que no se veía cómoda. Ni tampoco la capucha de esclavo que llevaba el sub.
Rafe reconoció el diseño. El casco de bondage tenía una mordaza de cremallera que
acallaba al sub. Era sucio y desviado e ideal para juego de mazmorras.

El Dom estaba entre los muslos separados del sub, su dura polla en su mano como si
Rafe lo hubiera interrumpido al ir a reclamar al sub. También tenía una capucha,
haciendo que Rafe se preguntara quién era el Dom y quién era el sub. ¿Quizás
estaban cambiando roles?
Rafe empezó a girarse y cerrar la puerta cuando notó una explosión de color
alrededor del ombligo del sub mientras luchaba contra las ataduras.

Por sólo un momento, el tiempo se paró cuando Rafe realmente entendió la escena
delante de él. El sub estaba atado y encapuchado, su cuerpo expuesto para el placer
de su Dom. Nada que no hubiera visto antes. El Dom enmascarado tenía sus
pantalones alrededor de sus tobillos mientras se preparaba para follar al sub. De
nuevo, nada que no hubiera visto antes.

Pero el sol celta tatuado pertenecía a sólo una persona... y esa persona pertenecía a
Rafe.

Rafe gruñó mientras cruzaba la sala corriendo y agarraba al Dom, golpeando con su
puño la cabeza encapuchada mientras alejaba al tipo del sub. Giró de nuevo y de
nuevo, siguiendo al Dom inestable a través de la sala hasta que lo atrapó contra la
pared.

Los sonidos de voces gritando y llorando eran casi ahogados por los latidos de su
corazón mientras se daba cuenta de que el sub que acababa de reclamar era Denny.

–¡Rafe!

Rafe se giró y gruñó cuando sintió a alguien agarrándolo. Alzó su puño en el aire y lo
bajó lo más fuerte que pudo, sabiendo que esa iba a ser su última oportunidad de
golpear a quien fuera que había cogido a su ángel y lo había atado como un cordero
en sacrificio.

Escuchó huesos crujir cuando sus nudillos conectaron con lo que esperaba que fuera
la nariz del idiota. Fuera quien fuera ese imbécil, Rafe esperaba que sus heridas
permanecieran por el resto de su vida, y esperaba que esa vida fuera muy corta.

–Rafe, ayúdame a bajar a Denny.

Rafe olvidó al hombre bajo él rápidamente, todo su enfoque puesto en el hombre que
colgaba en el balancín sexual. Saltó sobre sus pies y corrió a través de la sala.
Alguien por suerte había cubierto el cuerpo desnudo de Denny. Dante estaba soltando
las restricciones alrededor de los tobillos.

Rafe se movió hacia donde la cabeza de Denny colgaba sobre sus hombros. Por un
momento, temía tocar al sub, temiendo que pudiera estar realmente herido.

–¿Denny, ángel, puedes escucharme?

La cabeza en la capucha asintió, un movimiento simple, pero era suficiente para Rafe.
–Quiero quitar la capucha pero necesito saber si estás herido antes de quitarla.

Cuando Denny sacudió la cabeza, Rafe bajó la cremallera de la capucha, sacándosela


lentamente. Tan pronto como estuvo libre, Rafe la tiró al otro lado de la sala. No
estaba seguro de que encontraría cuando mirara a Denny a los ojos, pero no esperaba
la furia abrasadora haciendo que sus ojos normalmente verde pálido brillaran como
esmeraldas.

–Sin capuchas –dijo Denny con un gruñido en su voz–. Nunca.

Rafe sonrió mientras lágrimas de alivio se reunían en sus ojos. –Sin capuchas, ángel.
Lo prometo.

–Sácame de estas jodidas restricciones. –Cuando Rafe no se movió lo bastante


rápido, Denny gritó su orden sacudiendo sus brazos y piernas como si eso lo fuera a
soltar–. ¡Ahora!

–Calma, ángel. Lo hacemos lo más rápido que podemos.

Los ojos de Denny se entrecerraron. –Hazlo más rápido.

Los labios de Rafe se torcieron con diversión. Prefería que su ángel estuviera
enfadado por lo que había pasado que llorando. Rafe podía tratar con el enfado. Las
lágrimas harían que perdiera el control.
En el momento en que las restricciones cayeron, Rafe estiró la mano y agarró a
Denny, atrayendo al hombre más bajo a sus brazos. Enterró su rostro en su cuello,
aspirando la esencia única en sus pulmones, su corazón acelerado empezando a
calmarse.

–No sé qué pasó, Denny, pero nunca volveré a permitir que no estés a mi lado.

–Creo que él estaba esperando a que salieras de la habitación –dijo Denny mientras se
inclinaba hacia atrás. Un pequeño estremecimiento sacudiendo su cuerpo–. Justo
después de que te fueras, el idiota entró y empezó a dar órdenes como si fuera mi
Dom.

Rafe gruñó.

–Cuando me negué, me golpeó. –Los dedos de Denny pasaron por el lado de su rostro
hinchado y púrpura–. Para cuando el ruido en mis oídos paró, estaba llevándome por
el pasillo hacia esta sala y empezó a atarme antes de que pudiera detenerlo.

Los dedos de Denny fueron a su cuello desnudo. Las lágrimas nadando en sus ojos. –
Me cortó el collar.

Rafe lo abrazó. Se había negado a soltarlo hasta que viera a Denny de nuevo. –Lo
tengo, ángel. Lo arreglaré y lo volveré a poner dónde pertenece antes de que te des
cuenta.

–Lo siento. Desobedecí, señor.

Rafe alzó una ceja confuso. –¿Cómo? –No podía pensar en una sola cosa que Denny
hubiera hecho que se calificara como desobediencia.

–Me dijiste que fuera directamente a la oficina de Dante después de que acabara de
vestirme.

–Denny hizo una mueca mientras bajaba la mirada a la toalla, que era lo único que
cubría su cuerpo desnudo–. Creo que las cosas fueron en otra dirección.

Las esquinas de los labios de Rafe se retorcieron, y lentamente empezó a curvarlos


hacia arriba. La pesadez en su pecho se alzó de repente. Rafe empezó a reír, y luego
paró. Tiró de Denny a la curva de su cuerpo y sólo sostuvo al hombre que le había
dado el mundo mientras reía como nunca antes en su vida. Sabía que los otros en la
sala lo miraban divertido, pero Denny sólo sonreía.

Rafe alzó a Denny en sus brazos y se dirigió a la puerta.

–¿Qué quieres que haga con Donald? –preguntó Dante.

Rafe bajó la mirada al hombre inconsciente en el suelo, sonriendo mientras miraba la


nariz ensangrentada. –Te dejaré que te ocupes de él –dijo mientras seguía saliendo
por la puerta–. Mi trabajo es cuidar de mi sub.

Denny metió su mano bajo la barbilla de Rafe, apoyando su mano en el pecho


mientras susurraba – Ese sería yo.

–Ese serías tú, Denny.


Denny presionó una mano en su abdomen, estaba tan nervioso que tenía un nudo en
el estómago. Miró a través de la rendija en la puerta, viendo a la gente moverse,
riendo, hablando y encontrando sus asientos.

–Si no te alejas de esa puerta, te va a ver.

Denny lanzó una mirada por encima de su hombro. –Va a verme en diez minutos de
todas formas, Danny.

–Sí –contestó Danny mientras intentaba apartar a Denny de la puerta. –Pero eso será
dentro de diez minutos y se me dieron instrucciones estrictas de no dejarte salir de
esta sala hasta que tu tío Rufus venga a por ti.

Denny quería pisotear el suelo mientras dejaba que Danny lo arrastrara de vuelta a la
sala. Entendía que se suponía que se quedaría en la sala hasta que su tío fuera a por
él. No se suponía que Rafe lo viera hasta que entrara en la sala con su tío.

Una ceremonia de poner el collar se parecía mucho a una ceremonia de matrimonio.


Invitaron a una tonelada de amigos para ayudarlos a celebrar y ver la ceremonia
dónde Denny ofrecería su sumisión a Rafe y aceptaría la dominación del hombre
sobre él. Cuando hubieran dicho las palabras, ambos firmarían un contrato, escrito
por Dante, que contenía todo lo que consideraban importante.

No era legalmente vinculante, pero en su mundo, de todas formas era más fuerte que
un documento legal. Denny nunca rompería el contrato que firmaran, y sabía que
Rafe tampoco lo haría. Mientras sus firmas permanecieran en el papel, y el amor
permaneciera en sus corazones, serían Dom y sub.

–¿Escuchaste lo que le pasó a Donald?

Denny asintió. –Dante trajo a algún oficial de policía amigo para tomar mi
declaración. Dijeron que Donald iba a estar lejos por un tiempo muy largo por lo que
intentó hacerme.

–Ese debió ser el oficial Jack McLarren –dijo Danny–. Nos ayudó cuando fui
secuestrado. – Frunció el ceño–. –Y de nuevo cuando el idiota de Craig Dawson entró
en nuestro apartamento y nos atacó. Es un tipo muy bueno.

Denny parpadeó con sorpresa. –¿Dawson?

–No idiota, Jack. –Danny puso los ojos en blanco. Jack es un tipo muy bueno.

–Oh. –Recordaba al oficial muy bien. El hombre había sido amable, y él y Dante
parecían ser buenos amigos–. ¿Es gay?

Danny rió. –Nadie lo sabe.

–¿En serio?

Danny se encogió. –Entonces, supongo que Dante y algunos otros propietarios de los
clubs han estado pensando en crear algún tipo de leyes para la comunidad, algo que
cualquiera que frecuente los clubs tenga que seguir. Donald atacándote acelero el
proceso.

–Donald va a ir a la cárcel. ¿No es suficiente? –Verdaderamente, Denny no estaba


seguro que hubiera castigo suficiente para lo que Donald había intentado hacerle. Si
Rafe no hubiera entrado en la sala cuando lo hizo, Donald lo habría violado. Denny
todavía tenía pesadillas sobre que Rafe no llegaba a él a tiempo. Gracias a Danny,
quién había pasado por algo similar, y algunas buenas sesiones de terapia, Denny
finalmente estaba empezando a dormir mejor.

–Quieren asegurarse de que hombres como Donald no puedan entrar en los clubs, y
mucho menos atacar a alguien.

–Algunas leyes que un montón de Doms han creado no van a evitar que gente como
Donald ataque a subs.

–No, pero si hay normas que la gente tiene que seguir y una forma de que los subs
que son abusados puedan conseguir ayuda, entonces la gente como Donald van a
tener menos oportunidades de lastimar a alguien.

–Supongo. –Denny no sabía mucho sobre todo eso, solo lo que le habían enseñado
como comportamiento aceptable para un Dom y un sub. Rufus le había metido en la
cabeza que nunca debería dejar que un Dom abusara de él, que había un límite que un
Dom nunca podría cruzar y Denny tenía el derecho de poner ese límite.
La respiración de Denny se paró cuando alguien llamó suavemente a la puerta. Un
momento después, se abrió un poco y la cabeza del tío Rufus apareció por el borde. –
Hey –dijo mientras sonreía y entraba en la sala–. Te ves fantástico. Rafe va a flipar
cuando te vea.

–¿Sí? –murmuró mientras pasaba sus dedos por su largo pelo suelto. Había decidido
llevarlo suelto para la ceremonia, sabiendo cuando le encantaban a Rafe los largos
rizos rubio arena–. ¿Crees que a Rafe le gustarán?

Rufus puso los ojos en blanco. –Acabo de decir que le gustarán, ¿no?

Denny bajó la cabeza cuando sus mejillas se calentaron. Rufus podía ser su tío, pero
todavía recordaba ser el sub del hombre. Sentía que el hombre merecía reverencias
simplemente por quién era.

–Casi es la hora, Denny –dijo Rufus mientras su voz se volvía seria–. ¿Estás seguro
de que esto es lo que quieres? No creo que una vez que te comprometas con Rafe
vaya a dejarte ir.

Denny sonrió. –Ese es el plan.

Rufus rió mientras agarraba la mano de Denny y la apretaba un poco. –Vale, entonces
vamos a poner este espectáculo en marcha. Tienes a un Dom muy impaciente
esperándote.

Denny parpadeó. –¿Cuán impaciente?

–Oh, estoy bastante seguro de que vas a conseguir tu culo azotado esta noche por
hacerlo pasar por esto.

–Con suerte follado –murmuró Danny mientras los pasaba.

Rufus alzó una ceja ante el rubio fresa. –Di eso un poco más fuerte y Dante podría
escucharte.

–¡Con suerte follado! –Gritó Danny.

–¡Daniel! –La voz desde la otra sala era fuerte, severa y prometía castigo.

Danny sólo sonrió mientras salía de la sala.


–¿Estás preparado, sobrino?

El corazón de Denny latió sólo un poco más rápido mientras salía de la sala con su tío
y un silencio cayó en la gran sala. Tragó más allá del nudo en su garganta cuando
todos los ojos en la sala se giraron hacia él.

Los ojos avellana impacientes mirándolo desde la parte delantera de la sala eran los
que más interesaban a Denny. Cuando su mirada se encontró con la de Rafe, no pudo
apartarla. El hombre estaba vestido con pantalones de cuero negro que abrazaban sus
gruesos muslos como una segunda piel. Su pecho estaba desnudo a excepción de un
látigo de cuero negro colgando alrededor de sus anchos hombros.

Era caliente, sexy y hacía que la polla de Denny se endureciera tanto que sabía que
cada persona en la sala sabía exactamente en que estaba pensando. No podía
importarle menos. Era una clara demostración de cuanto deseaba a Rafe.

Cuando Rufus paró a un par de pies de Rafe, Denny paró. La dinámica de la


ceremonia se le había explicado. Denny sólo esperaba recordar que se suponía que
tenía que hacer y actuar en consecuencia. Quería que Rafe estuviera orgulloso.

Dante dio un paso adelante, poniéndose junto a Rafe. –Denny McCoy –dijo Dante–
¿Has venido ante nosotros por voluntad propia?

Denny tragó. –Sí.

–¿Juras ante toda la audiencia que eres libre de cualquier otro amo, libre para ofrecer
tu sumisión a Rafael Connell?

–Sí.

–Rafael Connell –dijo Dante mientras se giraba hacia Rafe– ¿Has venido ante
nosotros por voluntad propia?

–Sí. –La profunda voz de Rafe hizo eco a través de Denny, haciendo que su corazón
latiera más rápido.

–¿Juras ante toda la audiencia que eres libre de cualquier otro sumiso, libre para
ofrecer tu dominación a Denny McCoy?
–Si.

Dante se giró hacia Denny, enviándole una rápida sonrisa. –Denny McCoy, por favor
da un paso adelante. Dio un paso junto a Dante y se giró hacia Rafe. Soltó una
profunda respiración e intentó mantener su voz estable mientras repetía las palabras
que había estudiado las últimas tres semanas.

–Te ofrezco mi sumisión, Rafael Connell. Es mi deseo pertenecerte y seguirte a


dónde escojas llevarme. –El corazón de Denny retumbó cuando Rafe dio un paso
hacia él.

–Acepto tu sumisión, Denny McCoy y te doy mi promesa de guiarte y dirigirte


cuidadosamente. Me pertenecerás desde este día en adelante, y yo haré todo lo que
esté en mi poder para protegerte mientras pasemos por la vida juntos. –La sonrisa de
Rafe era sensual y seria al mismo tiempo–. Arrodíllate, Denny.

Tragó fuerte mientras se arrodillada a los pies de Rafe. Mantuvo su cabeza alta pero
sus ojos abajo, como requería la ceremonia. Tanto como quería mirar a Rafe a los
ojos, quería que esta ceremonia de unión fuera perfecta. No quería que lamentara
nunca aceptarlo como su sub.

–¿Tomarás este símbolo de mi propiedad para llevarlo como señal para nosotros y los
otros de que me has aceptado como tu amo?

Denny tragó antes de contestar, consiguiendo la tan necesitada humedad en su


garganta seca. –Acepto este símbolo de tu propiedad. Lo llevaré orgullosamente
durante todos mis días, señor. Lágrimas saltaron a sus ojos cuando Rafe extendió el
collar reparado por un momento, lo bastante largo para que Denny viera que todavía
era el mismo collar que le había dado la noche que lo había reclamado y entonces
Rafe lo cerró alrededor de su cuello.

–Ahora me perteneces –dijo Rafe tan rotundamente que Denny se balanceó un poco
por la sangre corriendo de su cabeza a su acelerado corazón.

–Ahora te pertenezco, amo. –Su voz tembló mientras llamaba amo a Rafe por primera
vez. En el pasado, se había referido a él como señor. Las cosas eran diferentes ahora.
Esto no era un banquete de diversión de una semana entre un Dom y alguien que
compró en una subasta. Esto era pasa siempre.

Denny cogió el papel que Rafe le pasó, maravillándose por la hermosa caligrafía que
hacía que el contrato pareciera mucho más que un trozo de papel con algunas
palabras. Rafe había dicho que después de que firmaran el contrato, lo haría enmarcar
y luego lo iba a colgar en su casa para que todos los vean.

Las manos de Denny temblaban mientras leía su parte, una sonrisa jugando en sus
labios cuando leyó dónde Rafe había añadido su responsabilidad de asegurarse de que
Denny estuviera cuidado en todo momento. Incluso había una cláusula sobre su
cuidado para después del tiempo que pasaran en la sala de juegos.

Cuando preguntó si estaba de acuerdo con las condiciones, Denny asintió y luego
firmó dónde estaba indicado. Aguantó la respiración mientras veía a Rafe firmar el
mismo contrato y luego se lo pasó a los testigos para que lo firmaran.

Esta vez, cuando Rafe habló, Denny lo miró directamente a los ojos. –Acepto tu
deseo de servirme, Denny. Honraré tus sentimientos y necesidades. Siempre pondré
tus mejores intereses por encima mío. Me perteneces. Por consiguiente ahora eres
parte de mi cuerpo y mi alma. Tu felicidad, salud y bienestar están a mi cuidado y me
ocuparé de ellos con consideración porque eres parte de mí y de mi destino.

Denny no podía evitar que las lágrimas cayeran por sus mejillas como no podía evitar
respirar. –Acepto las condiciones de mi servicio a ti, Rafael Connell. Te honraré y
amaré mientras te sirvo lo mejor que pueda. Abriré mi corazón, cuerpo y mente a tu
voluntad, confiando en que tengas mis mejores intereses en tu corazón. Mi sumisión a
ti es dada libremente. Acepto que ahora soy parte de ti y respetaré tu dominación
sobre mí mientras nuestras vidas se convierten en una.

Rafe tenía lágrimas en sus propios ojos mientras colocaba un dedo bajo la barbilla de
Denny y alzaba su cabeza, inclinándose para presionar un casto beso en sus labios. –
Levántate, ángel.

Mientras Denny se levantaba y era envuelto en los fuertes brazos de Rafe, las
campanas sonaron varias veces para anunciar el reciente lazo formado entre Dom y
sub. Lo abrazó tan fuerte que por un momento, Denny no pudo respirar. No estaba
preocupado. Rafe se aseguraría de que estaba bien.
Cuando los brazos de Rafe se soltaron lo suficiente para dejarlo respirar, Denny se
giró para sonreír a todos los que habían venido a la ceremonia con sus mejores
deseos. Estaba sorprendido de ver a su tío Rufus dar un paso hacia ellos, una solemne
expresión en su rostro.

–Puesto que Rafael y Denny vinieron ante nosotros y están de acuerdo en este pacto y
con tener una licencia válida de matrimonio. –Rufus le guiñó un ojo a Denny–. Y por
la autoridad que me ha sido otorgada por este estado, yo los declaro marido y marido.

La mandíbula de Denny cayó mientras giraba para mirar al rostro sonriente de Rafe. –
¿En serio?

–En serio. –Rafe asintió mientras sacaba un simple anillo plateado, el cual deslizó en
el dedo de Denny.

Lo miró por un momento de puro asombro y luego se lanzó a los brazos de Rafe, más
feliz de lo que recordaba haber estado nunca. –Te amo, señor –susurró.

Rafe rió mientras tiraba del collar alrededor de la garganta de Denny. –Llámame
amo.
Stormy Glenn cree que solo hay una cosa más sexy que un hombre en botas vaqueras
y eso es dos o tres hombres en botas vaqueras. Ella también cree en el amor a primera
vista, en las almas gemelas, el amor verdadero, y vivieron felices para siempre.
Cuando no está siendo madre de sus seis adolescentes o limpiando a sus dos
cachorros labrador de treinta kilos, la puedes encontrar acurrucada en su cama con un
libro en su mano o en su laptop, creando el siguiente sexy personaje de su historia.
Stormy le da la bienvenida a los comentarios de sus lectores. La puedes encontrar en
su web site at www.stormyglenn.com.

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