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POBLAMIENTO DE AMÉRICA

América es una gran extensión de tierra con una amplia variedad y


riqueza de climas y paisajes. Es, desde luego, más grande que Europa y
casi tan extensa como Asia. Pero a pesar de su enorme tamaño, durante
siglos, asiáticos, africanos y europeos ignoraron la existencia de este
continente.

Desde que se reconoció la existencia de América como un continente


distinto de Asia (ya que Cristóbal Colón creyó haber llegado a las Indias)
se han elaborado varias teorías para explicar quiénes fueron los primeros
americanos y cómo, cuándo y por qué se pobló este enorme continente.

Los primeros americanos

Aunque existen distintas teorías sobre el origen del hombre en América


no cabe duda: los primeros americanos no son originarios del Nuevo
Mundo. Sólo hasta que llegaron a América hombres de otro continente, el
nuestro comenzó a tener habitantes.

Una de las teorías más aceptadas sobre el poblamiento de América


asegura que sus primeros pobladores salieron de Siberia, en el extremo
de Asia, hace unos 35 000 años a.C., cruzando el estrecho de Bering,
pues la distancia que separa los dos continentes es tan corta que en días
claros es muy posible que desde una costa se vea la otra; además se
cree que cruzaron durante una época glacial, cuando el estrecho estuvo
cubierto por bloques de hielo de 80 a 100 metros de espesor. Tal vez,
empujados por enemigos humanos o en búsqueda de alimento.
Posiblemente cruzaron usando botes o balsas hechos con pieles de
animales, o caminando sobre el hielo de la última glaciación.

La cacería de bisonte en América del Norte inició aproximadamente hace


17 000 años a.C. Los animales que cazaban eran el bisonte, mamut,
tigre dientes de sable, perezoso gigante y algunos más pequeños de los
que se alimentaban y utilizaban sus pieles para cubrirse.

Es posible que hayan permanecido durante varios siglos en algunas


regiones no heladas, en Alaska y Canadá, hasta que la retirada de los
hielos les permitió proseguir su camino hacia lugares más benignos de
América del Norte. Probablemente de esta manera se haya producido
durante unos treinta siglos el poblamiento de América.
Los propios americanos elaboraron teorías acerca de su origen en el
continente:

Según los mayas, Tepeu y Gucumatz, los dioses creadores, intentaron


fabricar a los primeros hombres con barro crudo, pero eran blandos y se
deshacían.

Luego probaron con madera, pero eran demasiado duros y no tenían


entendimiento.

Al fin, los dioses emplearon maíz blanco y amarillo, los materiales de que
están hechos incluso los seres humanos actuales, de manera tal que la
sangre y carne de los hombres la han fabricado los dioses con masa de
maíz.

Cazadores y recolectores

Los primeros pobladores de América encontraron un continente rico en


animales de caza. Algunos de ellos, al igual que el hombre, emigraron de
Asia. Otros animales son originarios de América.

Los primeros americanos cazaban caribúes, mamuts, bisontes y


caballos. Del caribú, por ejemplo, podían extraer carne, grasa para
preprarar comida, cueros para hacer vestidos, material para fabricar hilos
y muchos otros instrumentos.

Atrapaban aves acuáticas si vivían en la costa y aves llamadas


lagópodos que cambiaban el color de su plumaje de acuerdo con las
estaciones del año. También se alimentaban de moluscos y peces,
leones marinos, huevos de aves e incluso, en tiempos difíciles, de
insectos. Complementaban su dieta con raíces de arbustos, nueces y
frutas silvestres. Vivían una vida muy difícil porque no siempre tenían
éxito en sus cacerías o porque el hielo del norte de América impedía el
crecimiento de muchas plantas.

Sin embargo, cuando les iba bien en sus cacerías, organizaban fiestas
en las que danzaban durante toda la noche alrededor del fuego y ante los
restos de los animales cazados.

La cacería, por ejemplo del bisonte, era un asunto complejo que requería
del trabajo conjunto de muchos hombres. Los primeros cazadores, en
vista de la limitación de sus armas, idearon estrategias muy inteligentes
para cazar una sola vez varias decenas de bisontes. Creando una
manada y dejando únicamente vía libre hacia una barranca los
cazadores, dando fuertes gritos, se abalanzaban hacia la manada para
asustarla y obligar a los animales a precipitarse en el vacío. Los primeros
bisontes que caían eran aplastados por el peso de los que venían
después; a los que todavía quedaban con vida se les remataba con
lanzas. Finalmente, se quitaba la piel a los animales y se les destazaba.

En otras palabras, estos lejanos antecesores de los actuales americanos


eran, sobre todo, cazadores y recolectores de plantas silvestres. Faltaba
mucho todavía para que conociesen el cultivo intencional de plantas
alimenticias, es decir, desconocían la agricultura. Y tenían, que perseguir
a los animales en vista de que nada sabían aún de la crianza de éstos,
pues no habían desarrollado la ganadería.

Nacimiento de la agricultura

La forma en que vivían los primeros pobladores de América los obligaba


a desplazarse continuamente de un lugar a otro. Eran nómadas y
seguían a las manadas de animales y a las aves que, cuando
comenzaba el invierno en el norte, emigraban hacia el sur, en busca de
sitios más templados. Fue así como los seres humanos se fueron
internando en América encontrando climas mucho más favorables.

Como ya era tan apremiante protegerse del frío, y dado que en climas
templados crecían muchas más plantas que en el norte, los hombres
pudieron permanecer por periodos más prolongados en un solo lugar.
Ahí, sin duda, observaron que cerca de los ríos las plantas crecen con
mayor facilidad que en suelos secos. Y lo más importante de todo es que
pudieron observar el desarrollo de plantas maduras, con sus flores, sus
frutos y granos alimenticios.

Debido a que sus necesidades básicas estaban satisfechas por las


condiciones climáticas en que ahora vivían, los primitivos americanos
tuvieron la oportunidad de observar fenómenos naturales con mayor
detenimiento. Probablemente, el tiempo libre del cual disponían con su
nuevo ritmo de vida les permitió observar cómo una semilla, al caer en la
tierra, germinaba, y cómo con el paso del tiempo podía convertirse en
una planta de la cual surgían los frutos necesarios para su alimentación.
Es probable que realizaran intencionalmente el experimento que la propia
naturaleza les había mostrado. Quizá de este modo haya surgido la
agricultura, actividad que requiere el trabajo conjunto de muchas
personas y que modificaría radicalmente su forma de vida y de
relacionarse con la naturaleza y con otros grupos humanos.
En estas nuevas circunstancias, parecía adecuado atrapar vivos algunos
animales en lugar de matarlos durante la cacería, a fin de criarlos, con lo
que el hombre resultó grandemente beneficiado, porque podía
aprovechar la leche, el pelaje o la carne fresca de los animales que
criaba.

Una de las consecuencias inmediatas del desarrollo de la agricultura fue


el sedentarismo, es decir, el establecimiento del hombre en lugares fijos.
De este modo, los antiguos habitantes de América construían poblados
cada vez más complejos.

El cultivo del maíz es la base de la grandeza alcanzada por las culturas


americanas. Era tal su importancia que se le atribuía un origen divino.

Consecuencia importante del sedentarismo fue sin duda, la


domesticación de animales, inicio de la ganadería.

A partir de este momento, los hombres se quedaron a vivir cerca de sus


sembradíos; es decir, se volvieron sedentarios. Ésta fue la primera
consecuencia del desarrollo de la agricultura. En su anterior vida
nómada, no necesitaban de casas duraderas, pero ya como agricultores
construyeron habitaciones mejor elaboradas, lo cual motivó el
surgimiento de poblados cada vez más grandes y complejos.

Con el paso del tiempo y conforme se presentaban nuevas necesidades


en estas comunidades, los hombres se vieron en la necesidad de
dedicarse a múltiples actividades. Unos cultivaban y cosechaban, otros
cuidaban a los animales, otros más continuaban cazando.

Los conflictos entre hombres nómadas y hombres sedentarios fueron


desapareciendo de forma gradual. Cada vez más personas se asentaban
en lugares fijos para vivir y trabajar. Esto se debe a que la vida
sedentaria ofrecía mayores comodidades a los seres humanos porque
les resultaba más fácil satisfacer sus necesidades de alimentación y
vivienda, entre otras.

También cambiaron las formas de trabajo. Aunque muchos hombres


tuvieran que salir a cazar todavía, algunos preferían cultivar ayudados
por las mujeres. Los niños recogían frutas del campo o cuidaban los
rebaños, es decir, los grupos de animales que habían domesticado.

La piña y el plátano, originarios de América, al igual que el jitomate, el


aguacate, la calabaza, el chile y, desde luego, el maíz.
Poco a poco fue desarrollándose una mayor especialización en el
trabajo: los pescadores intercambiaban sus productos con los
agricultores, los artesanos fabricaban vasijas de fibras vegetales tejidas;
había quien trabajaba la madera o quien conocía las propiedades de
plantas curativas y se dedicaba a sanar a los enfermos; otros observaban
el cielo y sabían cuándo era adecuado sembrar o cultivar; pero también
sucedía que algunos hombres se ejercitaban en la guerra porque otros
grupos humanos, aún nómadas, acostumbraban saquear los poblados de
los agricultores y pescadores.

En otras palabras, cada quien dentro de la comunidad tenía


responsabilidades específicas que cumplir, pero el cumplimiento de estas
tareas se realizaba de un modo organizado. Así aprendieron los seres
humanos que resulta ventajoso vivir en sociedad y que, dentro de todo
grupo humano, grande o pequeño, todos tenemos tareas que realizar.

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