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Organización Latinoamericana

“UNIDOS PARA TI”


Trabajamos juntos para el fortalecimiento de familias
Santiago - CHILE
http://unidos-parati.org

La psiquiatría no sólo es un fraude


es peligrosa
Fuente: CCHR (Organización Internacional que Investiga los Abusos y
Violaciones a los Derechos Humanos por parte de la Psiquiatría en el mundo)

Contenido
1. Introducción
2. ¿Existen o no los “enfermos mentales"?
3. ¿Cómo se hacen los diagnósticos psiquiátricos?
4. Invalidez de las evaluaciones psiquiátricas.
5. El peligro de los diagnósticos psiquiátricos.
6. Daños que ocasionan los tratamientos psiquiátricos.
7. Campaña mundial para la abolición de la psiquiatría.
8. Discriminación judicial a personas con estigma.
9. La psiquiatría como forma de control social.
10. Por la abolición de la hospitalización psiquiátrica involuntaria.
11. Diferencia entre agresividad y violencia humana.
12. “Enfermos mentales” - ¿una amenaza a la seguridad?
13. La psiquiatrización del crimen.
14. Erosionando la justicia: la corrupción de la ley por la psiquiatría.
15. ¿Qué propone CCHR hacer cuando una persona sufre lo que se denomina un
brote violento?
16. Los abusos de personas en Psiquiatría.
17. ¿Qué hacer ante la violación de sus derechos?

Objetivos:
 Concienciar a la sociedad sobre los abusos que los psiquiatras de todo el
mundo están perpetrando en el ámbito de la "salud mental".
 Exponer la falsedad de los diagnósticos psiquiátricos y el peligro de la
estigmatización destruye en realidad miles de vidas.
 el peligro de En nombre de una supuesta ayuda terapéutica la Psiquiatría
estigmatiza y destruye en realidad miles de vidas, y su infiltración como
disciplina científica en los sistemas de justicia mina el orden social.
 Establecer el peligro y nivel de validez de los diagnósticos psiquiátricos,
resaltando el probado daño de los tratamientos.

1
INTRODUCCIÓN

“En nombre de una supuesta ayuda terapéutica la Psiquiatría destruye en


realidad miles de vidas”. Quien hace tan contundente afirmación es Juan José Melgarejo
Ruiz, representante en España de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos
(CCDH); entidad que denuncia las dramáticas consecuencias de la Psicocirugía, los
tratamientos de choque, el internamiento forzoso, las infrahumanas condiciones de las
instalaciones psiquiátricas y la injustificable administración de drogas a niños a partir de
los 6 meses de edad.

Su objetivo es concienciar a la sociedad de los abusos que los psiquiatras de


todo el mundo están perpetrando en el ámbito de la “salud mental". La asociación
sostiene que detrás de las inexistentes enfermedades mentales se esconde
simplemente un negocio de miles de más de 350 mil millones de Dólares al año. A
nuestro alrededor surgen cada día nuevas etiquetas en forma de diagnósticos que
estigmatizan supuestos trastornos del comportamiento condenando al consumo de
fármacos a quienes las padecen.

La Psiquiatría aparece ante los ojos del ciudadano corriente como la garante
última de la salud mental de la sociedad pero la realidad es que como sistema de
diagnóstico y tratamiento se ha convertido en un engranaje más de la enorme máquina
de hacer dinero sustentada en la falsa idea imperante de que todo se puede arreglar
con fármacos. Y frente a ello poco o nada pueden los esfuerzos de algunos pocos
profesionales que apuestan por soluciones diferentes y que por ello son relegados al
olvido profesional y académico.

La industria farmacéutica mueve miles de millones de Dólares anuales en todo


el mundo. Y a pesar de todo, ¿han descendido las enfermedades mentales? No. ¿Ha
descendido el número de ingresos hospitalarios? No. ¿Han descendido como
consecuencia de tanto fracaso los fondos públicos dedicados a las llamadas
"enfermedades mentales"? Tampoco. Así que la pregunta ¿Ayuda o muerte? es más
que razonable. Y si no, súmense a los anteriores los siguientes datos:
 En los últimos 40 años -según la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos
(CCDH)- han muerto en los hospitales psiquiátricos gubernamentales casi el
doble de norteamericanos que en todas las guerras en las que Estados Unidos
ha participado desde 1776.
 Más de 20 millones de niños de todo el mundo toman drogas psiquiátricas bajo
receta a pesar de que está constatado que pueden causar violencia, psicosis,
alucinaciones, derrames cerebrales, diabetes, ataques al corazón, ideas
suicidas y muerte ¡por trastornos cuya existencia jamás ha sido científicamente
probada!
 El número de norteamericanos de 65 años que son sometidos a electroshocks
es un 350% mayor que el de los que tienen 64 ¿Por qué? Nadie se lo explica.
¿Será quizás porque el seguro gubernamental de salud para ciudadanos
mayores comienza en ese país a estar disponible.... a los 65 años?
 En 1912 el Manual Diagnóstico y Estadístico para Trastornos Mentales (DSM) -
auténtica "biblia" de la Psiquiatría mundial- contenía 112 "trastornos mentales".
En 1980 ya había 224; justo el doble. Con la publicación del DSM-lll pasarían a
ser 253. En el DSM IV esa cifra ya era de 374. Esperándose que para el 2013 el
DSM-V incluya nuevos tipos de trastornos. Claro que por cada uno de ellos en
el sistema de salud norteamericano -referencia obligada de la Psiquiatría
mundial- el psiquiatra factura.

En suma, el Manual Diagnóstico y Estadístico para Trastornos Mentales (DSM)


es simple y llanamente la piedra angular de un gigantesco y lucrativo negocio que

2
incluye ya entre los más chocantes "trastornos mentales’ auténticas chorradas como el
'trastorno de lectura’ el 'trastorno de expresión escrita' el 'trastorno matemático’ el
'trastorno por cafeína’ el 'trastorno por retirada de nicotina’ el 'trastorno negativista
desafiante’ y el 'trastorno oposicionista desafiante'. Y a cualquiera al que un psiquiatra
decida calificarle de tal se le puede tratar de “enfermo mental". Así que piénseselo antes
de desafiar a algún psiquiatra o autoridad política y sea usted dócil.

Para Jan Eastgate, presidenta del CCRH, la cuestión es infinitamente más


simple: "La gente tiene problemas en su vida, a veces muy serios. Y no quieres dañarla
pero eso es lo que hace el tratamiento psiquiátrico. Cuando hay alternativas,
tratamientos y métodos que pueden ayudar a la gente sin la violencia de las drogas y
sin necesidad de usar métodos como el electrochoque. Claro que también son más
económicos y eso amenaza los intereses creados que producen miles de millones de
dólares al año en drogas psiquiátricas".

1. ¿EXISTEN O NO LOS “ENFERMOS MENTALES"?

Existen personas que en momentos determinados tienen comportamientos no


apropiados que ponen en peligro su propia supervivencia y la de los demás. Existen
personas que lo pasan mal por influencias indebidas y comportamientos hostiles hacia
ellas, por problemas provocados por un sinfín de causas, muchas de ellas físicas y otras
emocionales -como pérdidas que causan depresión- que la persona no sabe resolver
por sí misma. Pero la medicación psiquiátrica no es la solución a esos problemas. Lo es
la comunicación y la terapia hasta llegar a la causa de esa actitud o conducta. En 1972
el investigador Erwin Koranyi, en un estudio publicado en el Canadian Psychiatric
Journal, demostró que más del 50% de las personas que buscan ayuda psiquiátrica
tienen problemas físicos que son en realidad la causa de sus problemas mentales. Y
otro ejemplo: el Manual de campo para la evaluación del Departamento de Salud Mental
de California que el CCRH ayudó a complementar dice que "los profesionales de la salud
menta” que trabajan dentro de un sistema de salud mental tienen la obligación
profesional y legal de reconocer la presencia de enfermedades físicas en sus
pacientes... Las enfermedades físicas pueden causar el trastorno mental del paciente o
podrían empeorar un trastorno mental.

2. ¿CÓMO SE HACEN LOS DIAGNÓSTICOS PSIQUIATRICOS?

Según la Guía oficial de Psiquiatría para América Latina son dos los medios para
obtener información que les permite emitir un diagnóstico, al no existir ningún tipo de
análisis de laboratorio ni de imágenes craneales como en la medicina somática:

Guía Latinoamericana de Diagnóstico Psiquiátrico (Página 11):


Los pasos claves del proceso de una evaluación diagnóstica integral, de
acuerdo a las pautas Internacionales de Evaluación Diagnóstica de la
Asociación Mundial de Psiquiatría (Mezzich, Berganza, von Cranach et al,
1999) incluyen los siguientes:
(1) Entrevista del paciente y
(2) Utilización de Fuentes Adicionales de Información [Estas fuentes
pueden incluir familiares y otras personas significativas, tales como
maestros de escuela y trabajadores sociales, que hayan referido o conozcan
al paciente. La información proveniente de estas fuentes puede ser obtenida
cara a cara, telefónicamente, o a través de documentos. De ser posible debe
obtenerse el permiso del paciente antes de entrevistar o contactar estas
fuentes adicionales de información.

3
“No existen análisis de sangre o pruebas biológicas que determinen la
presencia o ausencia de la enfermedad mental, como existen para la mayoría
de las enfermedades del cuerpo. Si se desarrollara una prueba de este tipo,
entonces la condición dejaría de ser una enfermedad mental y se clasificaría
como síntoma de una enfermedad física”.
PhD. Dr. Thomas Szasz
Profesor Emérito Psiquiatría, Fac. Medicina Nueva York, Siracusa

Dr. Thomas Szasz, Profesor Emérito Psiquiatría, Fac. Medicina Nueva York,
COMENTARIOS:
1.Siracusa
En la Psiquiatría ¡¡ NO EXISTE NINGÚN TIPO DE ANÁLISIS CLÍNICO NI
DE IMÁGENES PARA DETERMINAR SI UNA PERSONA ES SANA O NO
MENTALMENTE!!, como si lo hay para el resto de las especialidades
médicas.
2. La enfermedad mental se refiere a ALGO QUE LA PERSONA HACE;
mientras que la enfermedad real se refiere a ALGO QUE LA PERSONA
TIENE.
3. La enfermedad real se encuentra en un cadáver en la autopsia. La
enfermedad mental no.
4. Una persona en estado de coma es una persona "normal", según la
Psiquiatría, porque no presentan síntomas que podrían indicar la presencia
de esas cosas espantosas llamada emociones o comportamiento.
5. Se requiere de una persona para tener una enfermedad real, mientras que
SE REQUIERE DE DOS PERSONAS PARA TENER UNA “ENFERMEDAD
MENTAL”.
6. Existen las enfermedades cerebrales pero no las mentales, y esas deben
ser tratadas por ramas médicas de neurología
7. La Psiquiatría NO HA PODIDO MOSTRAR CURA PARA NINGUNA de las
“enfermedades mentales”.
8. La esquizofrenia y las paranoias son inventos psiquiátricos, no son
enfermedades físicas ni neurológicas.
Son comportamientos que no son del gusto de las autoridades y de la
sociedad o de la cultura de esa sociedad, pero son comportamientos
extraños para los habitantes de esa cultura. Siempre hay ahí un rasgo de
autoridad.

¿Qué creen que los psiquiatras hubieran hecho si Jesús estuviera vivo hoy?, ...
¿o Buda?, ... ¿o Mahoma? ...
Derechito a un manicomio, inyectado con drogas para parar sus creencias locas
y su discurso. Los psiquiatras hoy día son los Grandes Inquisidores. Podrían
crucificar a los hombres y mujeres santos del pasado en un instante.
[Fuente: CCHR – Comisión Internacional de Ciudadanos por los Derechos
Humanos que investiga violaciones de la Psiquiatría]

3. INVALIDEZ DE LAS EVALUACIONES PSIQUIÁTRICAS

No existe ningún análisis –sanguíneo, cerebral ni de ningún otro tipo– que avale
científicamente la existencia o no de enfermedad mental en un paciente. La
estigmatización psiquiátrica resulta una patraña destinada a crear miedo y dependencia.

Si dos psiquiatras exploran de manera separada, independiente, a un mismo


paciente lo más probable es que no coincidan en el diagnóstico. Esto ocurre con mucha
frecuencia. La posibilidad de que coincidan en el mismo diagnóstico es menor del 30%

4
incluso si exploran a cualquier persona sana y normal es probable que lo diagnostiquen
de alguna enfermedad en el 80% de los casos. Detrás de las inexistentes enfermedades
mentales se esconde simplemente un negocio de más de 400 mil millones de Dólares
anuales.

“Es difícil hacer cálculos acerca de la frecuencia de enfermos psíquicos


peligrosos. Los criterios que podemos utilizar están sujetos a numerosas
causas de error. Si un enfermo tiene un 10 % de probabilidades de cometer un
acto antisocial, es muy peligroso, y sin embargo, el psiquiatra que formule un
pronóstico de peligrosidad tiene un 90 % de probabilidades de equivocarse”.
[Psiquiatra Dr. R. PONS BARTRAN
Autor de: “El peligro del enfermo mental y la asistencia psiquiátrica”]

Rosenhan, el experimento que conmocionó al mundo de la psiquiatría

100% de error en identificar cordura en pseudopacientes

El experimento Rosenhan fue una famosa prueba llevada a cabo en Estados


Unidos en 1973 por el psicólogo PhD. Dr. David Rosenhan – Profesor de la
Universidad de Stanford. El estudio pretendía cuestionar la capacidad de la
psiquiatría para distinguir entre una psicosis y la cordura (capacidad para
establecer si una persona es sana o no mentalmente) y ha sido muy importante
e influyente en este campo.

El Dr. Rosenhan conformó un grupo de 12 personas mentalmente sanas. Él con


otros colegas suyos, uno de sus alumnos, 3 mujeres, un pediatra, un artista.
Acudieron a 12 instituciones mentales fingiendo escuchar ruidos y voces. A
todos se les diagnostico esquizofrenia y fueron internados.

Los pseudopacientes estuvieron internados entre 19 y 52 días. Aunque


Rosenhan aseguró que ya se sentía bien y que quería retirarse, los médicos los
retuvieron por 52 días. A pesar de todos los días que pasaron internados, ningún
médico del personal se dio cuenta de que eran impostores.

Los psiquiatras decidieron otorgar el alta a los pseudopacientes después de


admitir que tenían el problema, y lo hicieron aduciendo que los sujetos ya
estaban mejor, pero dejando en claro que los síntomas estaban en remisión y
que no estaban completamente curados. Al salir, el Dr. Rosenhan publicó los
resultados en una la Revista Científica Science con el nombre: “Cuerdos en
lugares de dementes” y obtuvo la furia de la comunidad psiquiátrica
norteamericana.

Las autoridades de una de las instituciones mentales lo invitó que en los


próximos 3 meses enviase a todos los pseudopacientes que quisiera,
asegurándole que reconocerían a cada uno. Rosenhan aceptó y al cabo de ese
tiempo, los directores de la institución mental dijeron con orgullo que habían
reconocido a 41 impostores, pero Rosenhan no había enviado a ningún
pseudopaciente.

4. EL PELIGRO DE LOS DIAGNÓSTICOS PSIQUIÁTRICOS

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En los diagnósticos psiquiátricos SE DAN POR VÁLIDOS LOS DATOS
VERTIDOS POR FAMILIARES O TERCEROS, aun con mayor credibilidad que los que
pueda referir el propio paciente.

¿Y si los datos son falsos entregados por un familiar malintencionado?

“Se está abusando muchísimo de esos diagnósticos y sin ninguna razón


clínica que lo justifique, diagnósticos que una vez que se lo pones a una
persona LA DESGRACIAS PARA TODA LA VIDA”.
Dr. Javier Álvarez R.
Jefe de Psiquiatría del Hospital de León – España
39 años de experiencia

5. DAÑOS QUE OCASIONAN LOS TRATAMIENTOS PSIQUIATRICOS

“Los drogas psicotrópicas tienen una multitud de efectos adversos físicos y


emocionales. Destruyen las células del cerebro, reducen el tejido cerebral.
Curiosamente, esos mismos síntomas exactos que se supone los
psicofármacos abordan, los empeoran. Los antidepresivos tienen potencial
para causar mayor depresión entre otra serie de efectos: alucinaciones,
trastornos del sueño, desesperación, psicosis, aumento en la violencia,
tendencias suicidas que pueden llevar a la gente a engancharse en otras
drogas”. Dr. Stephen Stein
Especialista en Adicción Médica

“Los antipsicóticos son algunos de los medicamentos más tóxicos que existen,
aparte de la quimioterapia para el cáncer. Producen daño cerebral permanente,
algunas veces incluso después de un tiempo de uso relativamente breve, y
hacen más difícil que la gente vuelva a vivir una vida plena. He llegado a la
conclusión de que, muy probablemente, nos iría mucho mejor si no utilizásemos
antipsicóticos en absoluto.
No soy la única persona que lo ve así. Hay psiquiatras que han estudiado la
literatura de una forma tan cuidadosa como yo y que han llegado a la misma
conclusión: que en realidad no necesitamos fármacos antipsicóticos, porque
frente a lo que implica el nombre, antipsicótico, no curan las psicosis. Los
antipsicóticos tranquilizan a la gente, pero también les arrebatan parte de sus
emociones, parte de sus pensamientos normales. Puedes ver que algunos de
ellos se convierten en zombies, que no pueden hacer nada”.
[Dr. Peter Gotzsche; científico de la Universidad de Copenhague]

“Los Psiquiatras no pueden predecir qué efectos secundarios adversos


podrían experimentar, porque ninguno de ellos sabe cómo funcionan sus
fármacos. Se ha probado que el uso prolongado de estos crea una vida
entera de daños mentales y físicos. Los efectos secundarios comunes
incluyen agitación, ansiedad y nerviosismo, alucinaciones, suicidio y
despersonalización, psicosis, ataque al corazón, derrame cerebral y muerte
repentina”.
Fuente: CCHR

6
6. CAMPAÑA MUNDIAL PARA LA ABOLICIÓN DE LA PSIQUIATRÍA
(CCHR: Comisión Ciudadana Internacional que investiga los abusos y
violaciones a los Derechos Humanos por parte de la Psiquiatría en el Mundo)

La Psiquiatría no es una ciencia sino una pseudociencia que tiene que ver más
con las creencias de los psiquiatras en teorías jamás demostradas que con
demostraciones fehacientes. E igualmente inconcebible es que el diagnóstico
psiquiátrico salga a menudo de una consulta que apenas dura de 3 a 10 minutos -a
veces 20 o algo más- y termina con una etiqueta completamente subjetiva que termina
constituyendo un estigma para el supuesto enfermo. Porque hoy sabemos que si esa
persona se fuese inmediatamente después de recibir ese diagnóstico a ver a otros diez
psiquiatras recibiría casi con seguridad numerosos diagnósticos distintos sobre sus
supuestos trastornos. Todos ellos carentes de base científica real alguna pero
susceptibles de ser medicados con fármacos de innumerables efectos secundarios que
en ocasiones acaban por ocasionar -directa o indirectamente- la muerte del paciente.

Los psiquiatras están fabricando y/o ayudando a promocionar una supuesta


crisis de salud mental a nivel mundial que en realidad sólo tiene como objetivo obtener
de los estados miles de millones de Dólares en fondos para investigación y en fármacos.
Y dado que las drogas que dañan el cerebro y los tratamientos abusivos afectan ya a
millones de personas y estamos experimentando un inaudito incremento de trastornos
inexistentes -o cuando menos empeorados- la Psiquiatría debería ser urgentemente
cuestionada como disciplina científica. E investigada a fondo. Nosotros entendemos que
si el consumo de fármacos psiquiátricos se redujese o anulase las personas mejorarían
considerablemente. Además hay alternativas válidas y funcionales y los psiquiatras lo
saben luego la pregunta es: ¿por qué no se aplican? La realidad es que en nombre de
una supuesta ayuda terapéutica la Psiquiatría destruye cada año a decenas de miles de
personas.

“En los últimos 40 años han muerto en los hospitales psiquiátricos


estadounidenses más norteamericanos que en todas las guerras en
las que Estados Unidos ha participado desde 1776”.
[Fuente: CCHR – Comisión Internacional de Ciudadanos por los Derechos
Humanos que investiga violaciones de la Psiquiatría]

¿Avances científicos en la Psiquiatría?


Este punto resultaría cuando menos cómico si no estuviera en juego la
desgracia inducida de tantas personas. La psiquiatría no tiene nada que ver
con la medicina ni con la ciencia (y, por lo tanto, no puede avanzar
científicamente lo que ni siquiera es ciencia), sino –y de acuerdo con
psiquiatras como Alice Miller, Thomas Szasz o Elisabeth Kubler-Ross– con el
poder.

Edificante testimonio de Elisabeth Kubler-Ross, eminente psiquiatra suizo-


estadounidense especialista en el tránsito hacia la muerte y personas moribundas, que
consagró su vida a la denuncia de los abusos y manipulaciones de su profesión.
Asignada al Departamento de Psiquiatría del Hospital Estatal de Manhattan en Nueva
York, donde se acogía a enfermos mentales muy graves, dejó escrito sobre su
experiencia:

7
“El pabellón al que me asignaron estaba en un edificio de una planta en el que
vivían cuarenta esquizofrénicas crónicas. Me dijeron que todas estaban
desahuciadas, que no había remedio para ellas. Observé una sola cosa que
podía explicar esa afirmación: la enfermera jefe”. Y tras conseguir resultados
milagrosos simplemente humanizando el trato hacia esas personas, concluye:
“En lugar de medicamentos, lo que necesitaban era atención y cariño”.

7. DISCRIMINACIÓN JUDICIAL A PERSONAS CON ESTIGMA

Todas las personas sin distinción de clase tienen derecho a ser juzgadas
conforme al debido proceso, sin que ninguna autoridad judicial pueda desconocer ese
derecho fundamental. Los funcionarios judiciales tienen el deber ético de emitir sus
resoluciones en apego al principio de estricta legalidad, con el cual se asegura el respeto
a la Ley, sin que ningún interés o temor los aparte de su importante misión de declarar
el derecho.

La presente Investigación tiene como objetivo principal auscultar en las normas


jurídicas principales como es la Constitución Política y otras, cómo se encuentran
establecidas los preceptos sobre Igualdad ante la Ley, y cómo en la vida cotidiana éstas
normas no se cumplen, en razón de que existe por un lado un diseilo no eficaz de la
norma puesto que es de carácter formal, y no sustantivas y por lo tanto no funcionales;
por otro lado el problema social de fragmentación y exclusión que vive el país, hace que
se agudice más aún el problema de la desigualdad social, que repercute enormemente
en distanciar el precepto de que todos somos iguales ante la Ley.

A pesar de la existencia de una normativa contraria a la discriminación, son


frecuentes los casos de incumplimiento de la mencionada normativa.
“Los diagnósticos psiquiátricos son etiquetas estigmatizadoras aplicadas
a personas cuyas conductas molestan u ofenden a la sociedad, o más
concretamente a la familia, que es el principio coercitivo de la sociedad
moderna. Si no hay enfermedad mental, tampoco puede haber
hospitalización o tratamiento para ella. Desde luego, las personas pueden
cambiar de comportamiento, y si el cambio va en la dirección
aprobada moralmente por la sociedad es llamado cura o recuperación”.
PhD. Dr. Thomas Szasz
Profesor Emérito Psiquiatría, Fac. Medicina Nueva York, Siracusa

“La discriminación estigmatiza a las personas que sufren la enfermedad de


la adicción porque son excluidos de las reglas que se aplican a personas
«normales». Es evidente que este estigma está basado en criterios no
científicos sino en la percepción que el adicto o la adicta le gusta este tipo de
vida, inclusive este estigma se encuentra en los profesionales de la salud, que
se expresa en comentarios basados en prejuicios sociales creando un estigma
de la persona que necesita ayuda. En los sistemas de justicia es más evidente
a través de la penalización, o con derecho de defensa esquivo si la víctima es
un adicto o estigmatizada como adicto”.

[Jorge Yeshatahu González Lara. Sociólogo e investigador. Autor de: El


estigma en la adicción a las drogas y al alcohol y la discriminación en la
comunidad hispana].

8
NUEVO ENFOQUE HUMANISTA DE
ENTENDER Y TRATAR LAS ADICIONES
“Toda adicción nace de una negativa
inconsciente a enfrentar el dolor y salir de
él. Toda adicción comienza con dolor. No
importa a que sustancia sea usted adicto:
alcohol, comida, drogas legales o ilegales o
una persona. Usted está usando algo o a
alguien para ocultar su dolor”.
Dr. Eckhart Tolle

“La adicción es un comportamiento dirigido


a contrarrestar un profundo e insoportable
sentimiento de impotencia, que siempre
tiene su origen en algo muy importante para
el individuo”.
PhD. Dr. Lance Dodes

CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS:


Artículo 3. Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica:- Toda persona
tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 24. Igualdad ante la Ley:- Todas las personas son iguales ante la ley. En
consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley.

8. LA PSIQUIATRÍA COMO FORMA DE CONTROL SOCIAL

El Psiquiatra, Dr. Thomas Szasz, dirigió el combate contra los internamientos


psiquiátricos. Señaló, como se ha anotado que la enfermedad mental no existe y
que los “locos” tratan de decirnos cosas incómodas, lo que la familia, la sociedad, el
sistema político opta por oscurecer, esconder; la sociedad cuenta con los psiquiatras
para silenciarlos Esta conspiración de silencio es lo que denuncia Szasz. Lo que se
denomina ‘enfermedades mentales’ son los comportamientos de individuos que
nos perturban, nos incomodan o no son consideradas moralmente aceptables en la
sociedad. La esencia de la locura es el disturbio social y el tratamiento
que se aplica a aquellos que la “padecen”, se asimila al de un cargo político en
el marco de un Estado totalitario, el de disidencia.

Se ha hablado de una “fabricación de locura” para designar aquella práctica que


consiste en asignar etiquetas psiquiátricas a personas que son extrañas, incómodas,
que plantean un desafío o que representan una supuesta plaga social para el orden
establecido, pues no se sujetan a la normalidad dictada por las esferas del Poder, no
acatan la regla de la servidumbre moderna.

El concepto de “enfermedad mental” nos permite acomodar comportamientos


que nos cuesta aceptar que puedan ser normales y ello porque atentan contra nuestro
narcisismo primario. Conductas como, por ejemplo, el “crimen”, definición sujeta a la
justicia de Dios, que ahora se manifiesta bajo el nombre de la ley. Hasta el siglo XVIII,
el Mal era interpretado como una posesión por el diablo. Hoy, el Mal es necesariamente
el signo de un trastorno genético y químico, Todo esto, según Szasz, tiene relación con
el pensamiento mítico, no con la ciencia.

9
Por tanto, el psicoanálisis, como la psiquiatría, sólo serviría para reafirmarnos en
la necesidad de encerrar y desterrar aquello que molesta a la sociedad y a la familia, el
denominado criminal, loco, disidente; para así ver como “normal” la sujeción de la regla
de la servidumbre moderna.

Separación de la psiquiatría y el Estado


Si reconocemos que “enfermedad mental” es una metáfora por pensamientos,
sentimientos y comportamientos desaprobados, nos vemos compelidos a
reconocer también que la función primaria de la psiquiatría es controlar el
pensamiento, el estado de ánimo y la conducta. Así pues, como la Iglesia y el
Estado, la psiquiatría y el Estado deben estar separados por una muralla. Al
mismo tiempo, el Estado no debe interferir con las prácticas de salud mental
entre adultos que dan su consentimiento. El rol de los psiquiatras y de los
expertos en salud mental con relación a la ley, el sistema escolar y otras
organizaciones debe ser similar al rol de los clérigos en esas situaciones.
Psiquiatra PhD. Dr. Thoma Szasz

9. POR LA ABOLICIÓN DE LA HOSPITALIZACIÓN PSIQUIÁTRICA


INVOLUNTARIA

La hospitalización mental involuntaria es prisión bajo el disfraz de tratamiento; es


una forma encubierta de control que subvierte la regulación legal. Nadie debe ser
despojado de la libertad excepto por una ofensa criminal, después de ser juzgado por
un jurado guiado por las reglas de prueba legales. Nadie puede ser detenido contra su
voluntad en un edificio llamado “hospital” o en ninguna otra institución médica o sobre
la base de la opinión de un experto. La medicina debe ser claramente distinguida de la
penología, el tratamiento del castigo, el hospital de la prisión. Ninguna persona debe ser
detenida involuntariamente por un propósito distinto que el castigo o en una institución
distinta que la que se ha definido formalmente como parte del sistema estatal de justicia
penal.

10. DIFERENCIA ENTRE AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA HUMANA

La agresividad es un instinto natural que el hombre lleva consigo desde su


nacimiento. Este instinto nos sirve para estar alerta, defendernos y adaptarnos al
entorno. Gracias a la cultura, modulamos ese instinto agresivo y lo convertimos en un
instinto social.

La violencia no es un comportamiento natural del ser humano, sino que se trata


de un producto cognitivo y sociocultural alimentado por lo roles sociales, los valores, las
ideologías, los símbolos, etc. La violencia es, por tanto, una conducta aprendida y con
una gran carga de premeditación e intencionalidad (la agresividad, en cambio, es
inconsciente). La violencia es la transformación de la agresividad para hacer daño a otro
ser humano. La violencia genera disfunción social, es relacional y utilitaria y la podemos
encontrar en diferentes ámbitos, como por ejemplo ante el abuso sexual, el maltrato
familiar, el acoso laboral, el maltrato escolar, el terrorismo, los crímenes de guerra, etc.

El acto violento tiene seis componentes intrínsecos:


1. Es intencional. No es accidental, lleva toda la intención así como claridad
en cuanto a quien se dirige. Quien arremete sabe con quién se violenta.

10
2. Es un acto de poder o sometimiento, donde no existe posibilidad de
negociar ni de diálogo. .
3. Es recurrente, es decir, que ocurre más de una ocasión.
4. Se incrementa con el tiempo. Va escalando y así hasta la posibilidad de
llegar a la muerte.
5. Es selectiva, es decir, elige a su o sus víctimas. Si se encuentra con una
persona más fuerte que él/ella, decide o busca el camino para no enfrentarse.
6. Siempre transgrede los derechos de la persona, porque le obliga a
realizar actos que no desea, y atenta contra su libertad. Cabe mencionar
que las normas disciplinarias para educar a los niños, como obligarlos a
hacer la tarea o impedirles ver televisión en un horario nocturno, no caben
en esta definición.

En relación a este último punto (6); no sólo se transgreden los derechos, sino
también la voluntad de la víctima, que es a quien se pretende someter y controlar.
El propósito de la violencia es eliminar cualquier obstáculo para ejercer un
determinado poder. Por esto, para que la violencia pueda presentarse, se
requiere un desequilibrio previo, es decir, un esquema de poderes desiguales

11. “ENFERMOS MENTALES” - ¿UNA AMENAZA A LA SEGURIDAD?

“Los esquizofrénicos (el tipo más común de «locura») no representan un peligro


para la seguridad de una ciudad porque no son delincuentes. No tienen un trastorno que
atenta contra la tranquilidad de una ciudad. El trastorno de los individuos que atentan
contra la seguridad de las personas, ciudades, comunidades o cultura son llamados
sociópatas o psicópatas, quienes tienen un comportamiento vengativo con la sociedad
o estructura familiar”. [Germán Aguirre Licht, psiquiatra forense – Investigador del
Instituto de Neurociencia. Colombia]

La prevalencia de la psicopatía en nuestra sociedad es la misma que la de la


esquizofrenia, un trastorno devastador que provoca un malestar punzante tanto al
paciente como a su familia. Sin embargo, el alcance del dolor personal y del malestar
asociado con la esquizofrenia es pequeño comparado con la carnicería asociada a los
psicópatas. Estos tejen una amplia red y prácticamente todo el mundo queda atrapado
en ella de una manera u otra.

No es sorprendente que muchos psicópatas sean considerados oficialmente


como criminales, pero muchos otros se hallan fuera de las prisiones y usan su encanto
y sus habilidades camaleónicas para abrirse camino en la sociedad y dejar un rastro de
vidas arruinadas detrás de él.

Según el Dr. Robert Hare (quien dirigió la investigación durante 25 años para
desarrollar “Psychopathy Checklist”; por primera vez un medio de medir y diagnosticar
la psicopatía, aceptado ahora mundialmente y de carácter científico) señala: “Incluso
psiquiatras, psicólogos forenses y aquellos miembros del sistema judicial —además de:
abogados, trabajadores sociales, agentes de la libertad condicional, policías, personal
de correccionales— que trabajan a diario con psicópatas saben poco realmente acerca
del tipo de personas con las que tratan. Este fracaso a la hora de distinguir entre
delincuentes que además son psicópatas de los que no lo son tiene terribles
consecuencias para la sociedad”.

Por otra parte es bien conocido que las personas con enfermedad mental son
más víctimas que autores de hechos violentos. Según algunos estudios los enfermos
mentales sufren actos violentos o delictivos hasta 14 veces más que la población
general.
11
Alberto Fernández Liria, presidente de la Asociación Española de
Neuropsicología, agregaba, para El País en abril de 2008, que, pese a que las personas
con mentales graves representan el 3% de la población, cometen “mucho menos del
3%” de los delitos violentos. En definitiva, las personas con trastornos mentales no son
peligrosas.

Como se ve el panorama es complejo. No es fácil simplificar. Nos sigue dando


miedo la locura porque la asociamos con pérdida del juicio, comportamiento
imprevisible, peligrosidad, extrañeza, incomunicación o incurabilidad. De ahí derivan la
marginación, discriminación y estigmatización que la sociedad dedica a los 'locos'.

La violencia ya sea contra el colectivo o violencia machista no puede reducirse


a problemas a nivel cognitivo. Se trata de una violencia perfectamente sistematizada y
cuyo origen nace a nivel social, estructural.

Las explicaciones, así como las soluciones, no han de nacer de la


estigmatización hacia colectivos como las personas con trastornos mentales . Deben
mejorar la educación e interacción a nivel comunitario.

Aunque les parezca extraño, los psiquiatras no somos los médicos más
agredidos por los pacientes. Curiosamente son los médicos de atención primaria, es
decir los que tratan con la población general, los que con más frecuencia reciben
agresiones por parte de las personas a las que atienden. Sin embargo la idea general,
incluso entre los médicos, es que los pacientes más violentos son los psiquiátricos. Hay
tópicos injustos y éste es uno de ellos. En tratamiento psiquiátrico están muchas
personas que nada tienen de violentas, la inmensa mayoría de los pacientes
psiquiátricos no son peligrosos. Es justo al revés, la mayoría tienen menos violencia y
demuestran menos agresividad hacia los demás que la media de la población general.
Así ocurre en los pacientes ansiosos, que son un porcentaje muy alto de los enfermos
que atendemos los psiquiatras, y también en los pacientes fóbicos; así ocurre en los
depresivos, que cuando vuelcan su violencia casi siempre lo hacen hacia sí mismos,
también en los hipocondríacos, en los obsesivos y en un larguísimo etcétera.
Además

La falta de ayudas hipoteca a las familias de los esquizofrénicos

Otro tópico relacionado con el anterior e igualmente injusto es el que relaciona


la delincuencia con la enfermedad mental. Con frecuencia oímos decir de asesinos o de
terroristas que están locos, cuando las estadísticas demuestran fehacientemente lo
contrario, que no suele haber patología psiquiátrica en esas personas. Me refiero
obviamente a patología psiquiátrica en el sentido estricto, es decir enfermedades
mentales que cursan con pérdida del juicio de la realidad, lo que popularmente llamamos
locura y que en Psiquiatría se llaman Psicosis. Lo que sí suelen tener muchos
delincuentes asesinos y muchos terroristas son personalidades psicopáticas,
sociopáticas o fanáticas, pero eso se aleja mucho del concepto duro de enfermedad.

La peligrosidad del enfermo mental se reduce prácticamente al ámbito de las


enfermedades psicóticas, es decir aquéllas que cursan con una pérdida del contacto
con la realidad. Es un amplio apartado dentro de las enfermedades psiquiátricas donde
se encuentran las esquizofrenias, las paranoias y otros muchos cuadros de naturaleza
tóxica y orgánica. Los pacientes esquizofrénicos son los que tienen peor fama, cuando
la inmensa mayoría de ellos no tienen comportamientos agresivos y son un colectivo
poco conflictivo y por cierto, bastante olvidado por parte de los poderes públicos.
También todos desde el miedo infundado tendemos a marginarlos y así lo hacemos

12
cuando en el lenguaje coloquial decimos de los terroristas que son enfermos mentales
o locos esquizofrénicos. ¿Pero qué tendrá que ver la esquizofrenia con el terrorismo?
Son pocos, pero hay enfermos agresivos

Sólo son potencialmente peligrosos los pacientes psiquiátricos que no reciben


tratamiento psicofarmacológico adecuado y tienen sintomatología alucinatoria-delirante
cuyos contenidos guardan relación con la persecución, el perjuicio o las vivencias de
invasión e influencia. Es decir oyen voces en su cabeza o están convencidos de que les
persiguen, les controlan y quieren dañarle. Sus conductas violentas son coherentes con
estas ideas. Son estos enfermos los que de vez en cuando saltan a las primeras páginas
de los medios de comunicación al llevar a cabo conductas violentas que suelen ser
además muy extravagantes, lo que multiplica el eco y la repercusión.

En la actualidad disponemos de unidades de hospitalización cuya estancia


media es de sólo dos o tres semanas y esto es suficiente para tratar la mayor parte de
los cuadros psicopatológicos.

Pero aunque sean pocos casos, lo cierto es que a veces ocurren sucesos muy
trágicos que deben hacernos recapacitar. Creo en primer lugar que los familiares que
viven con estos enfermos deben tener mucho más apoyo por parte de las
administraciones. Es fundamental llevar a cabo el ingreso urgente de los enfermos que
están descompensados y de aquellos que no toman la medicación antipsicótica
adecuada o que ésta no les está siendo eficaz. Tristemente a veces todo son dificultades
para poder ingresar a estos pacientes. El sistema judicial, en aras de salvaguardar el
derecho a la libertad del paciente, tiende a ser poco sensible con las demandas de la
familia y tiene que darse una conducta manifiestamente violenta para obtener el auto
judicial que posibilite el traslado del enfermo a un centro de internamiento. Es lamentable
porque esa libertad que se pretende salvaguardar de nada vale cuando una persona
está gravemente enferma psíquica y de lo que carece es de otra libertad mucho más
esencial, la libertad interior. ¿De qué puede valerle a un paciente la libertad de
movimiento si es esclavo de su enfermedad, si está preso de terribles alucinaciones y
delirios?

Los viejos psiquiátricos donde se hacinaban los pacientes durante años ya no


existen, a Dios gracias. En la actualidad disponemos de unidades de hospitalización
cuya estancia media es de sólo dos o tres semanas y esto es suficiente para tratar la
mayor parte de los cuadros psicopatológicos. Sin embargo hay casos de pacientes
psicóticos potencialmente peligrosos que no responden al tratamiento a corto plazo y
que precisan de internamientos prolongados, resultando cada vez más difícil encontrar
centros adecuados para ellos. Como siempre la maldita ley del péndulo nos lleva de un
extremo al otro. Hace sólo unas décadas daba pena entrar en los viejos manicomios y
ver el espectáculo dantesco de cientos de personas recluidas en cárceles para la locura,
y ahora da miedo comprobar que hay personas que viven en estados psicóticos
permanentes deambulando por las calles porque faltan hospitales para pacientes
crónicos que necesitan ingresos prolongados.

En contra de lo que popularmente se cree, el enfermo casi siempre avisa, y no


una sino varias veces, de sus intenciones, sean éstas agresivas o suicidas. Cuando esto
se produce debería de haber dispositivos rápidos, eficaces y flexibles que procurasen
de forma urgente el internamiento. Y estos debieran ser de corta o larga estancia en
función de cada caso. Porque es inhumano privar a estos enfermos del tratamiento que
necesitan y es también inhumano abandonar a su suerte a los familiares que con ellos
conviven.

*El doctor Benito Peral es psiquiatra clínico y colaborador de soitu.es

13
12. LA PSIQUIATRIZACIÓN DEL CRIMEN

La indiscutible competencia de la psiquiatría en asuntos de carácter judicial


durante todo el siglo XX, se desarrolla en paralelo a una de las mayores falsedades que
se vienen defendiendo desde esta disciplina. No es cierto, en efecto, que la psiquiatría
disponga de remedio terapéutico para los problemas de transgresión de las leyes que
—con su mediación pericial— consigue calificar como patológicos.

Esta psiquiatrización del crimen ha dado origen al mito del paciente mental
peligroso: con bastante frecuencia los medios masivos de comunicación informan sobre
un crimen al que, enseguida y tras la entrevista a un psiquiatra o psicólogo, se le endilga
el calificativo de trastorno mental. Aunque no hay ninguna evidencia de que los llamados
pacientes psiquiátricos son más peligrosos que los normales, la situación actual apunta
más bien a todo lo contrario, el mito del paciente mental peligroso se resiste a morir.

El exhaustivo examen de los genocidas nazis no mostró ninguna patología


psiquiátrica que explicase su maldad y legitimó tanto su condena como nuestro deber
de maldecirlos.

“La mayoría de los asesinos psicopáticos no están locos, según los cánones
legales y psiquiátricos. Sus actos no son el resultado de unas mentes
trastornadas, sino de una racionalidad calculadora combinada con una
incapacidad escalofriante para tratar a los demás como seres humanos
pensantes y sensibles. Su conducta incomprensiblemente amoral, dentro de
una personalidad aparentemente normal, nos asombra y atemoriza”.
Psiquiatra PhD. Dr. Robert D. Hare
Investigaciones por más de 25 años y creador de Psychopathy Checklist

Según José Carlos Fuertes Rocañín, psiquiatra experto en medicina legal y


forense, los actos antisociales cometidos en España por enfermos mentales suponen
solo el 3 % del total anual.

La transformación de los criminales en enfermos mentales es sólo la expresión


caricaturesca de un profundo movimiento de medicalización de la sociedad moderna,
impulsada por la industria farmacéutica a través de los psiquiatras, así como de la
negativa a considerar al hombre como un individuo libre y responsable.

De hecho, quienes sufren un trastorno mental no llevan a cabo un mayor número


de agresiones graves. Casi todas las conductas agresivas delictivas, particularmente los
crímenes más brutales” los llevan a cabo personas sin ningún tipo de trastorno. Es decir,
que “la violencia real no es la de los enfermos sino la de los mentalmente sanos“.
Además, incluye una matización. “El encare de la violencia y su prevención implica
reconocer que la violencia es un problema social y no médico“.

13. EROSIONANDO LA JUSTICIA: LA CORRUPCIÓN DE LA LEY POR LA


PSIQUIATRÍA

"...Se ha dicho a nuestro sistema legal que la psicología clínica es una


disciplina científica..., y nuestro sistema legal lo ha creído. Si se considera el
estado deplorable de la 'ciencia" de la psicología clínica, es en verdad
increíble." – [Dra. Margaret Hagen, PH.D. – Presidenta del CCHR]

14
Manifiesto del CCHR
(Comisión Internacional que Investiga los abusos y violaciones
de los Derechos Humanos por parte de la Psiquiatría)

Este informe es una revisión detallada del violento ataque al sistema de justicia
que se ha llevado a cabo en las últimas siete décadas y no sólo por criminales.
En nuestros tribunales existe una influencia oculta que mientras afirma tener
grandes conocimientos y deseos de ayudar, en realidad ha traicionado nuestros
valores más profundos y nos ha dejado una población carcelaria con un costo
altísimo para el público. Es la influencia de la psiquiatría y la psicología.

La mayoría de los asesinos en serie puede que torturen, maten y mutilen a sus
víctimas —una conducta increíble que pone a prueba nuestra concepción de la
palabra «cordura»—, pero en la mayoría de los casos no hay evidencia de que
estén trastornados, mentalmente confusos o de que sean psicóticos. Muchos de
esos asesinos son diagnosticados como psicópatas, lo que significa que están
mentalmente sanos según los cánones psiquiátricos y legales actuales, pero la
distinción entre asesinos trastornados y asesinos cuerdos pero psicópatas no
está tan clara.

En los tribunales existe una influencia oculta que mientras afirma tener grandes
conocimientos y deseos de ayudar, en realidad ha traicionado nuestros valores
más profundos y nos ha dejado una población carcelaria con un costo altísimo
para el público. Un violento ataque al sistema de justicia que se ha llevado a
cabo en las últimas siete décadas y no sólo por criminales. Es la influencia de la
psiquiatría y la psicología.

El eminente Dr. Thomas Szasz, profesor emérito de psiquiatría en la Universidad


del Estado de Nueva York, Siracusa, comenta que en la actualidad “el fenómeno
de psiquiatras que examinan a personas para determinar si son o no
responsables es una característica común de nuestro panorama social”. Al
mismo tiempo, reconoció que la psiquiatría es “la fuerza individual más
destructiva que ha afectado a la sociedad en los últimos 60 años”.
¿Es escandaloso? Sin duda. Pero también está bien razonado y es agudo. El
Dr. Szasz es un autor reconocido internacionalmente con más de 30 libros en su
haber. Tiene tanto la experiencia como la talla moral para declarar que la
profesión psiquiátrica ha ido debilitando en forma gradual pero firme los
fundamentos de nuestra cultura, la responsabilidad individual, los estándares de
los logros, la educación y la justicia. Afirma que lo esencial es que “… los
psiquiatras han sido los principales responsables de crear los problemas que
aparentemente han tratado de resolver”.

Desde 1965, el promedio de crímenes violentos en los Estados Unidos de


jóvenes de menos de 18 años aumentó más del 147% y de infracciones por
drogadicción en más del 597%. El promedio de crímenes violentos en toda la
Unión Europea, Australia y Canadá ha comenzado recientemente a igualar y
hasta sobrepasar a los Estados Unidos. Desde la década de 1970, el crimen
también subió el 97% en Francia, el 145% en Inglaterra y el 410% en España.
En el Reino Unido, el índice de crímenes violentos ha ascendido en un 545%
desde 1985. Suecia, en la actualidad, tiene un promedio de víctimas de crímenes
un 20% más elevado que en los Estados Unidos. Y en un estudio realizado en
siete prisiones rusas se encontró que el 43% de los prisioneros se había
inyectado drogas. Y de ellos más del 13% comenzó en prisión.

15
La rehabilitación de los criminales es un sueño que hace mucho tiempo se ha
olvidado. Construimos más prisiones y aprobamos leyes mucho más severas
creyendo que actuarán como elementos disuasorios. Mientras tanto, la gente
honesta está perdiendo la fe en la justicia misma, pues ven que los criminales
despiadados evitan ir a la cárcel empleando tácticas defensivas raras e
incomprensibles.
En la década de 1940, los dirigentes psiquiátricos proclamaban la intención de
infiltrarse en el campo de las leyes para brindar una “reinterpretación y eventual
erradicación del concepto de lo correcto y lo incorrecto”.

El imperio de la ley y un sistema imparcial y funcional de administración de la ley


separó a la democracia progresista de los estados totalitarios. Los ciudadanos
tienen el derecho de contar con un sistema para su paz y seguridad.

Al examinar el asunto ahora, la entusiasta declaración del psiquiatra Karl


Menninger respecto a que una decisión de 1954 del Tribunal Federal de
Apelaciones en Washington, D. C., fue “más revolucionaria en su efecto total”
que la decisión de la Corte Suprema de terminar con la segregación de los
afroamericanos de los blancos, tiene una cualidad profética. Se estaba refiriendo
a la decisión de que una persona con problemas mentales no es criminalmente
responsable de actos ilegales.

La decisión desencadenó un incremento inmediato de testimonios psiquiátricos


en los tribunales de justicia de los Estados Unidos y se extendió rápidamente por
todo el mundo. El impacto acumulativo de esta tendencia en la justicia ha
ocupado desde entonces a eruditos de las leyes, criminólogos y expertos de
política pública en todo el mundo. El consenso es que el “efecto revolucionario
total” ha sido un debilitamiento masivo de la confianza del público en la habilidad
del sistema de justicia para impartir una justicia rápida y equitativa.

Menninger tenía motivos para regocijarse. La reglamentación se produjo menos


de una década después de que los principales psiquiatras del día (Menninger
entre ellos) se propusieran infiltrar la profesión legal como parte de su plan
estratégico para una psiquiatría global. Brock Chisholm, quien, con John
Rawlings Rees, fue cofundador de la Federación Mundial de Salud Mental
(WFMH), dijo francamente a otros miembros de su profesión en el momento: “Si
se debe liberar a la raza de la carga agobiante del bien y el mal, deben ser los
psiquiatras quienes tomen la responsabilidad original”.

Como reacción al pronunciamiento de Chisholm, Samuel Hamilton, asesor del


Servicio de Salud Pública y presidente electo de la Asociación Psiquiátrica
Americana (APA), lo igualó a uno de los “antiguos profetas" presentando la
“Nueva Jerusalén" en la que todos viviremos.

Rees fue descaradamente franco cuando declaró: “La vida pública, la política y
la industria deben todas estar bajo la esfera de la influencia psiquiátrica.¡Si
vamos a infiltrarnos en las actividades profesionales y sociales de otras
personas, creo que debemos imitar a los totalitarios y organizar algún tipo de
actividad de quinta columna! Seamos entonces, ‘quintos columnistas’ muy en
secreto”. Rees consideró que los campos de la ley y la medicina eran los “dos
más difíciles” de “atacar”.

Y ellos atacaron, con la consecuencia de que en la actualidad, por su influencia,


el sistema está fallando. Ahora depende de las muchas personas conscientes,

16
trabajadoras y cada vez más desilusionadas dentro del sistema, que se den
cuenta de esto y lo limpien de estos intrusos destructivos.
Con este informe, tenemos la esperanza de ayudarte a comprender cómo ocurrió
esto. Mostramos cómo las ideologías y acciones de la psiquiatría han contribuido
al actual fracaso de la rehabilitación criminal y al incremento de los índices de
criminalidad.

Por último, proponemos revertir estas tendencias. Confiamos en que la


información ayudará, a quienes tienen buena voluntad e integridad, a corregir un
sistema que le está fallando a sus ciudadanos. Los decentes, los productivos, la
vasta mayoría de nosotros, no merecemos menos.
Conclusiones:

 La participación de la psiquiatría en
el sistema judicial es un enorme
fracaso que ha tenido un gran costo
para la sociedad.
 Se debe eliminar la influencia
psiquiátrica de nuestros tribunales
para poder restaurar la justicia
efectiva.
 La rehabilitación de los criminales
en miembros útiles para la sociedad
no puede suceder si psiquiatras y
psicólogos continúan debilitando el
concepto de responsabilidad
personal.
 Debido a la completa falta de
validez científica, expertos médicos
y legales recomiendan eliminar los
testimonios psicológicos y
psiquiátricos de las cortes.

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14. RECOMENDACIONES PARA LOS SISTEMAS DE JUSTICIA

Organización Latinoamericana UNIDOS PARA TI


Trabajamos juntos para el fortalecimiento de familias
http://unidos-parati.org

RECOMENDACIONES
PARA LOS SITEMAS DE JUSTICIA
1. Ante todo, se debe reconocer que cada persona es responsable de sus acciones
y se le debe poder imputar la responsabilidad de sus acciones.
2. Legisladores federales y estatales deben revocar cualquier ley que permita la
defensa por demencia y los alegatos de capacidad reducida.
3. Jueces, abogados o policías necesitan asegurar que se retire de tribunales la
evidencia psiquiátrica y que ya no se otorgue a psiquiatras y psicólogos la
categoría de "expertos". Deje que jueces y jurados decidan las cuestiones de
intención criminal como lo hacían antes de que los psiquiatras introdujeran ideas
ilógicas respecto a lo que es correcto e incorrecto.
4. Destituir a psiquiatras y psicólogos como asesores o consejeros de fuerzas
policíacas, prisiones y servicios de rehabilitación criminal y de libertad
condicional. Como los psiquiatras no tienen bases científicas para sus
afirmaciones, no les permita presentar opiniones sobre drogadicción, conducta
criminal y delincuencia o tratarlas, o sondear la supuesta conducta peligrosa.
5. Enjuiciar como infracciones criminales todos y cada uno de los casos de daño
físico causado por el uso psiquiátrico de electroshock, cirugía cerebral o
"tratamiento" abusivo de drogas.
6. Los individuos que hayan sufrido abusos de un psiquiatra o psicoterapeuta deben
presentar una denuncia policíaca respecto a todo incidente de ataque
psiquiátrico, fraude u otro crimen que hayan notado y enviar una copia de su
queja a la LEGALITAD.COM o al CCDH.
http://legalitad.com

18
15. ¿QUÉ PROPONE CCHR HACER CUANDO UNA PERSONA SUFRE LO
QUE SE DENOMINA UN BROTE VIOLENTO?

Cuando una persona sufre de algún brote o evento que los psiquiatras y las
instituciones consideran "psiquiátrico' no se le debería drogar, se le debería controlar
por personal preparado y competente si es que en ese momento puntual constituye una
amenaza para él o para los demás. Pero ese control no debe implicar dañar a la persona
ni jamás drogado con potentes fármacos psicotrópicos y adjetivos que cuando no son la
causa de dichos comportamientos los agudizan aún más provocando nuevas actitudes
tipificadas otra vez como ‘trastornos mentales" para los que se dan nuevos fármacos
que no hacen más que empeorar la situación personal y social de dichas personas. Las
listas de efectos secundarios de los fármacos psicotrópicos hablan por si solas.

16. ¿ES ÚTIL COMO HERRAMIENTA PARA EL DIAGNÓSTICO EL MANUAL


DE DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICA PARA TRASTORNOS MENTALES,
BIBLIA DE LA PSIQUIATRÍA MUNDIAL?

No existe comportamiento, actitud o emoción que no esté catalogada y


contemplada en el DSM como ‘enfermedad mental’. Ya sea que usted se sienta
deprimido o un poco triste, que sea maníaco depresivo o taciturno, ansioso o sólo
alguien tenso. Y no es una cuestión simplemente de semántica. En Estados Unidos -
donde surgió todo este negocio- es la clave para cobrar millones de dólares en
coberturas de seguro por consulta, hospitalización y medicinas. Según el doctor Thomas
Dormán, miembro del Colegio Real de Médicos del Reino Unido y Canadá haciendo
referencia al DSM. *(...) En resumen, todo el asunto de crear categorías psiquiátricas
para las 'enfermedades' formalizándolas mediante un consenso y después asignándoles
códigos diagnósticos que a su vez lleva al uso de cobros a las compañías de seguros
no es otra cosa que una estafa que le da a la Psiquiatría una aura pseudocientífica.
Quienes participan en ella se están enriqueciendo a costa del público’. Contundente,
¿no? Pero es que además el propio DSM dice que no sirve para establecer “la existencia
de un trastorno mental’ 'incapacidad mental' o “enfermedad mental’ con propósitos
legales. En una palabra, no puede respaldar lo que afirma.

Para que los trastornos mentales del DSM tuvieran valor deberían estar
respaldados por pruebas científicas y físicas. Y no es así. Luego ninguna legislación
debería usarlo como base para determinar el estado mental, la competencia, el estándar
educativo o los derechos de una persona.

17. ABUSOS DE PERSONAS EN PSIQUIATRÍA

Los casos más frecuentes de abuso psiquiátrico en España en primer lugar


tenemos que destacar el sobre diagnóstico y el sobre tratamiento. Hoy en día los
diagnósticos se hacen en muchos casos sin rigor ni evidencia científica, con tasas muy
bajas de reproductibilidad mediante observaciones subjetivas.

Otro abuso muy frecuente es la sobre medicación; a veces intentan solucionar


con medicación lo que son problemas de la vida o reacciones normales a problemas de
la vida y eso es una impostura científica. Los problemas de la vida no se solucionan con
drogas y además a veces nos encontramos con el uso de medicamentos antagónicos e
incluso incompatibles que en ningún caso mejorarán el estado de los pacientes, ni a
corto, ni a medio ni a largo plazo.

19
El más grave de los abusos es la privación de derechos por la vía de hecho, por
la coacción. Al paciente no se informa ni se le pide consentimiento y se impide cualquier
pregunta o resistencia al tratamiento. Otras veces a través de tratamientos o
internamientos involuntarios se priva a los enfermos de los más elementales derechos
a la persona, a su integridad, a su seguridad, a su intimidad, a su libertad y a su propia
personalidad.

Tenemos también, como abuso los eventos negativos producidos por el


tratamiento psiquiátrico que producen en primer lugar el aislamiento social y efectos
físicos más o menos graves pero en cualquier caso limitantes, molestos, perjudiciales y
a veces extremadamente peligrosos.

Por último estamos detectando abusos sobre los más indefensos los niños y los
ancianos y sobre todo personas en exclusión social que están siendo objeto de un
extremo sobre diagnóstico y tratamiento sin ninguna justificación clínica. Tenemos que
destacar sobre todo como principal signo de alarma que nos hace ver con evidencia que
se están violando los derechos, es la falta de libertad para decidir. Cuando a un paciente
no se le informa, no se le consulta sobre un tratamiento o este se le impone; esto, todo
ello es un claro signo de que se están violando los derechos.

Otro signo fundamental es la falta de información escrita o información escrita no


firmada, vaga y personal la historia clínica es un archivo que contiene datos personales
del paciente y como tal debe ser accesible para el propio paciente. Por otra parte todo
tratamiento debe ser informado y consentido, por lo que no hay ninguna razón para no
entregar al paciente un diagnóstico completo y un tratamiento justificado a través de un
informe firmado por el especialista.

En tanto en cuanto uno es paciente y quien le atiende es médico derechos como


pacientes deben conservar su contenido esencial íntegro. Esto no ocurre en la práctica,
ya que la práctica es habitual de a los psiquiatras ejercer un control entre paternalista y
policial sobre sus pacientes, todo lo cual es impropio de una profesión médica.

El paciente debe poder disponer de todos y cada uno de sus derechos, a ser
informado de manera efectiva, a tener una segunda opinión clínica, a elegir cualquier
opción de tratamiento disponible o incluso a no ser atendido ni tratado. El paciente
psiquiátrico, por otra parte tiene derecho a ser informado de su diagnóstico, del
tratamiento, de los efectos secundarios y tiene derecho a rechazar tanto el diagnóstico,
como el tratamiento psiquiátrico.

El paciente psiquiátrico, el paciente con problemas sociales en tanto como


paciente repetimos que tiene todos sus derechos intactos incluso como ciudadano debe
poder ejercer todos sus derechos, sin ningún tipo de limitación. En cualquier caso si un
paciente no puede tomar sus propias decisiones porque esta mental o emocionalmente
bloqueado o porque no puede concentrarse adecuadamente por los problemas que
tiene, debe ser sustituido por sus familiares, amigos pero nunca por el médico. El médico
no es titular de ningún derecho sobre el paciente ni lo puede ser porque esto es
incompatible con la función médica y con su deontología profesional.

Cabe pensar en qué casos no puede rechazarse un tratamiento un tratamiento


siempre puede ser rechazado por el paciente. Sólo en casos muy extremos en los que
corre peligro la vida del paciente o de otras personas un juez y sólo un juez y a través
de un procedimiento tasado puede imponer un tratamiento como medida accesoria
siempre que queda a salvo la seguridad jurídica y las garantías del paciente; salvo en
estos casos el paciente siempre se puede y se debe oponer al tratamiento que considera
innecesario o perjudicial.

20
En ocasiones el propio paciente consiente en ser ingresado en una unidad
psiquiátrica convencido de que ellos servirá para curarlo o aliviar su sufrimiento. La duda
que se nos plantea muchas veces es si una persona que ingresa voluntariamente puede
salir cuando quiera por mejoría o por empeoramiento de su cuadro clínico y en principio
debemos advertir que toda persona ingresada en un centro hospitalario puede ejercer
su derecho a salir de él de forma voluntaria, firman un documento de alta voluntaria en
el que no tiene por qué justificar los motivos de su decisión; pero con frecuencia vemos
que no se permite al paciente ni a sus familiares ejercer este derecho, así como a tener
visitas o tener asistencia letrada.

Se entiende que el paciente no está capacitado y no sabe lo que quiere y por


ello se limitan sus derechos, pero esos una barbaridad y no tiene ninguna justificación
ni clínica ni jurídica, porque es el paciente repetimos parece no poder decidir, por qué
no dejar decir a sus familiares o amigos, No tiene lógica lo contrario el médico no puede
sustituir al paciente y a su familia imponer a la fuerza su voluntad.

A veces el internamiento es involuntario, tendríamos que plantearnos también la


duda de si el internamiento involuntario es un tratamiento médico o parte de un
tratamiento, y lo queremos corregir es el internamiento nunca es un tratamiento ni parte
de un tratamiento médico, sino una medida de seguridad que sólo puede ser tomada
por un juez esperando los derechos y las garantías del ciudadano. Hay que diferenciar
lo que es un tratamiento médico y lo que no lo es. La privación de libertad por la fuerza
no entra dentro del catálogo terapéutico de ningún sistema de salud, ni de ninguna
especialidad médica. El internamiento como hemos dicho, sólo puede ser autorizado
por un juez dentro de un procedimiento con todas las garantías de defensa del paciente
y por una causa grave de urgente necesidad. Todo ello sólo es posible en los casos en
los que es evidente y serio un peligro para la vida del paciente o de terceras personas.
La privación de libertad fuera de los casos de criminalidad es una medida inhumana y
degradante que nada tiene que ver con una función médica y si con una función policial
de control social que nuestra constitución y las normas supranacionales sobre derechos
de los pacientes con discapacidad prohíben.

Los ciudadanos libres, los pacientes tienen reconocidos unos derechos. Hay un
derecho al consentimiento informado, a una segunda opinión y a conocer las alternativas
al tratamiento farmacológico prescrito. El paciente debe ser informado de una manera
eficaz y convincente de su diagnóstico, debe estar seguro y convencido de que su
médico va por el camino correcto, y que sabe lo que hace. Además, el médico debe
convencerlo de que el tratamiento que le propone es el más adecuado y advertirle de
otros tratamientos posibles que pueda elegir; lo contrario es una impostura y una
deslealtad profesional. En la práctica esto no ocurre ya que con mucha frecuencia el
tratamiento se impone y se cambia sin ningún tipo de explicación, no ofrecen
alternativas ni una segunda opinión lo cual es contrario a la ética y al derecho.

Durante décadas se ha obligado a creer que el único tratamiento para el


sufrimiento humano es la psiquiatría y esto es una barbaridad una persona entristecida
por la muerte de un ser querido o agitada por los problemas y la incomprensión o
cualquier otro síntoma psiquiátrico puede encontrar Alivio con terapias naturales,
psicoterapia, ayuda religiosa, asesoramiento couching, el deporte o cualquier otra
actividad humana dirigida por una persona con entrenamiento. La psiquiatría no es la
respuesta a todos los problemas del ser humano ni a su sufrimiento ni mucho menos.

Otro problema que tenemos es, una vez que el psiquiatra ha colocado un
paciente una etiqueta con un diagnóstico mental como quitar esas piqueta del enfermo
mental y donde ir. Hay que advertir una etiqueta no es más que una ficción que nos
podemos creer o no; el problema viene cuando esta etiqueta nos causa problemas

21
sociales o descrédito personal. Hay que solicitar al psiquiatra que corrija una etiqueta
inadecuada o falsa, en caso contrario a su superior a través del colegio de médicos o
de la administración sanitaria y en última instancia a través de una reclamación judicial.
Otra opción válida es buscar otra exploración o diagnóstico independiente que pueda
contradecir la etiqueta que se nos ha puesto. Un informe de un psicólogo imparcial, un
informe de pruebas y tres objetivos realizados por un profesional imparcial pueden ser
suficientes para contradecir un diagnóstico falso, incoherente o mal hecho.

Muchos pacientes perciben ayudas y subsidios pero hay que advertir también
que esto tiene un riesgo y que puede causar problemas al paciente. El principal
problema que causan los subsidios o las pensiones por incapacidad es el propio
descrédito, porque accediendo a estas ayudas será validada una causa por las que se
solicitan el diagnóstico, uno mismo se está etiquetando como enfermo al aceptar estos
subsidios como inútil, como incapaz. Esto limita mucho las posibilidades de mejoría y
rehabilitación, de alguna manera a través de estos subsidios el paciente está vendiendo
sus derechos y puede que llegue el día en el que no los podrá recuperar. Subsidiar a un
paciente es la forma y más eficaz de neutralizar cualquier resistencia o denuncia e
incluso de recuperar la dignidad. Una vez que se accede a un subsidio y se afirma
diagnóstico el paciente queda con un estigma que no podrá borrar y que operará contra
él en cualquier procedimiento administrativo o judicial o ante cualquier discurso familiar
o de barrio, o cualquier formas de trabajo. Realmente ese dinero no ayuda nada los
pacientes que necesitan permanecer integrados plenamente la sociedad, trabajar y
tener familias.

En cuanto a los tratamientos involuntarios si un paciente quiere dejar de tomar


la medicación y el médico se niega a que dejes el tratamiento habrá que pensar qué es
lo que puede hacer. En principio uno debe tomar lo que cree que no le beneficia o incluso
lo que le perjudica; este un principio básico de la autonomía de la voluntad, si el
tratamiento no es eficaz o es perjudicial hay que decírselo al médico y si este no hace
caso habrá que notificarle por escrito o iniciar una reclamación administrativa o judicial
con demasiada frecuencia y sin ninguna justificación médica ni jurídica hemos visto
cómo se impone un tratamiento involuntario a través de un procedimiento judicial
iniciado por el médico y esto es algo que el paciente debe prever.
Oponerse a un tratamiento psiquiátrico hoy por hoy en España es arriesgado y puede
ocasionar graves problemas.

En el momento en que el paciente empieza a tener miedo de su psiquiatra es el


momento de buscar el apoyo de familiares amigos y la ayuda de un profesional.

Hay diferentes asociaciones que pueden dar apoyo y ayuda a los pacientes
psiquiátricos que tienen problemas o sufren abusos una de estas organizaciones es la
Comisión ciudadana de derechos humanos que ayuda a canalizar las denuncias que
recibe.

También hay que reconocer que pedir ayuda no es el primer paso que debe dar
un paciente el primer paso restaura su actividad, su vida social, familiar y sus amistades.
Un paciente inactivo y solitario se convierte una persona muy vulnerable y con muy poca
capacidad de defensa y recuperación. Hay que mantenerse activo y mantener y mejorar
las relaciones personales.

Los pacientes que no empiezan dando este paso suelen fracasar en sus
reclamaciones y demandas; por otra parte las vías de denuncia pueden ser los medios
de comunicación, la vía administrativa y la vía judicial en los casos más serios.
Cualquiera de las vías pasa porque el paciente se encuentre activo y apoyado por
familiares y amigos a reclamaciones administrativas y judiciales suelen ser muy

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complejas, largas y agotadoras, por lo que se recomienda el paciente que tenga la
suficiente fuerza de espíritu es suficiente apoyo emocional como para hacer frente a una
batalla que suele ser muy desigual y cruel.

Se necesita ayuda especializada para plantear una reclamación de estos tipos.


La Comisión ciudadana de derechos humanos puede informarle de sus derechos y
recoger la queja y la denuncia para su estudio y para su uso estadístico con el fin de
apoyar quejas o denuncias generales y hacer una tarea de divulgación de cambio
legislativo en este país. En un caso particular puede facilitar el contrato por un
especialista que le ayude a hacerse una idea real de la situación y de las posibilidades
de cambio de tratamiento o de denuncia ante los tribunales. En cualquier caso se
protege el anonimato de pacientes y de denunciantes.

La Comisión ciudadana de derechos humanos es una organización sin ánimo de


lucro fundada por la Iglesia de la fisiología y por el fallecido profesor de psiquiatría de la
universidad de Nuevo York Thomas Szasz y lleva décadas denunciando los abusos
psiquiátricos y promoviendo cambios legislativos en los distintos países con el fin de
garantizar los derechos de los ciudadanos.

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