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La política del Pulpero (1999-2002). Esta primera etapa se caracterizó por la reducción del
número de ministerios, la reforma del sistema de administración financiera y los cambios
en materia tributaria que implicaron la reducción del IVA a 14,5% Y la instrumentación del
impuesto al débito bancario (IDB).
La Etapa de la Voracidad Fiscal (2003-2008): caracterizándose por la expansión del gasto, y
el uso de fondos extrapresupuestarios, tiempo en el cual el ejecutivo realizó múltiples
procesos electorales por lo que el gasto público se convirtió en el motor para garantizar el
apoyo al gobierno apoyado en los altos precios del crudo que para este entonces superaba
los US$ 100 dólares por barril.
Caída del precio del petróleo, con la caída de la cotización del crudo en más del 60% La
situación fiscal es insostenible, o no viable para el futuro inmediato o próximo, el Banco
Central tiene limitadas las facultades de emitir crédito a favor del fisco, se limitan las
reservas internacionales en divisas. En síntesis, el gobierno se ha embarcado en
mecanismos especulativos que legalizan la fuga de capitales y hacen poca atractiva la
inversión reproductiva en el país.
En los últimos años Venezuela ha recurrido a múltiples estrategias en busca de encontrar
un equilibrio Fiscal que le permita poner fin a la crisis económica en que se encuentra,
aumentando el recaudo, e intentando hacer que el Gasto Público del País no dependan
netamente del petróleo, sino que por el contrario, sean utilizados distintos tipos de
impuestos, entre los cuales tenemos: El Impuesto al Valor Agregado (IVA), El Impuesto
Sobre las Ventas (ISV), El Impuesto sobre las Ventas al Mayor y al Consumo Suntuario (ISVM)
sin que hasta la fecha hallan funcionado.
Las Políticas Fiscales ejecutadas a través de los programas sociales, implementados durante
el periodo 1999-2006, como alivio a la pobreza y para la consecución del bienestar social de
la población venezolana, se ejecutaron a través del Plan Estratégico Social (PES), el cual es
entendido “como un instrumento de planificación política, creado con el propósito de
transformar la calidad de vida del pueblo venezolano, viabilizando la aplicación integral de
los derechos garantizados constitucionalmente y el desarrollo de los objetivos del proyecto
político nacional”. (MSDS: 2002:1), y el mismo estaba incluido dentro del Plan de Desarrollo
Económico y Social de la Nación (Plan de la Nación) 2001-2007, y los cuales fueron: 1) El
Plan Bolívar 2000 y 2) Las Misiones:
Cabe señalar, que el principal objetivo del Plan Bolívar 2000, era combatir la pobreza y la
exclusión, pero el mismo resultó conceptualmente inapropiado, dado su carácter
meramente asistencial y sin pertinencia para solventar los problemas estructurales que
tiene por misión atender, por presentar prácticas burocráticas, clientelares, improvisación,
pragmatismo, solapamiento de funciones y criterios propios del sector militar, pero
impropios del sector social. (Gómez, 2001, citado por Alvarado).
Sin embargo, el Plan cumplió sus objetivos en materia de mercados populares, empleos
provisionales, consultas médico-odontológicas, recuperación de infraestructura educativa
y deportiva y atención al indígena, entre otros. No obstante, continúan los indicadores de
desempleo, pobreza y exclusión, puesto que la principal herramienta para combatir el
deterioro del nivel socioeconómico de la población, no es a través de un Plan Asistencial,
sino a través de una estrategia integral de lucha contra la pobreza, para mejorar el nivel
de bienestar social de la población venezolana.
En concordancia con lo citado, en la economía venezolana las políticas fiscales no son
sostenibles en el tiempo, puesto que la sostenibilidad fiscal, está asociada a la estabilidad
en los ingresos fiscales y al endeudamiento interno y externo, en la medida en que esos
ingresos fluctúen, debido a la variación de los precios del petróleo (principal fuente de
recursos del país), en esa medida surgirán los shocks externos de ingresos, originando de
esta manera, que la economía venezolana presente una altísima volatilidad, por su
dependencia de los precios del petróleo.