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La definición de pobreza es subjetiva para los distintos países del mundo, dado que en

mayor medida se define como escasez de ingresos, pero también como carencias en otros
ámbitos que garantizan una vida digna para las personas. Por esto, se debe hablar de la
falta de capacidades como una forma de observar y analizar la pobreza, dada las
implicaciones que tienen estas sobre la misma condición de pobreza de una persona.
Teniendo en cuenta que las capacidades son el conjunto de combinaciones de los
diferentes funcionamientos que puede escoger una persona (Angarita, 2014).

Debido esto, Amartya Sen en su libro Desarrollo y libertad busca desarrollar la idea de
pobreza desde la perspectiva de las capacidades de las personas, en lugar de una
perspectiva de ingreso. Para desarrollar este objetivo, Sen plantea: “lo que hace la
perspectiva de las capacidades en el análisis de la pobreza es contribuir a comprender
mejor la naturaleza y las causas de la pobreza y privación, trasladando la atención
principal de los medios (y de un determinado medio que suele ser objeto de una atención
exclusiva, a saber, la renta) a los fines que los individuos tienen razones para perseguir y,
por lo tanto, a las libertades necesarias para poder satisfacer estos fines”(Sen, 1999:114).

Para sostener dicha tesis, comienza resaltando que “aunque es importante distinguir
conceptualmente el término pobreza como la falta de capacidades del término pobreza
como falta de renta, las dos perspectivas están de manera inevitable relacionadas, ya que
la renta es un importante medio para tener capacidades” (Sen, 1999:117). Es decir, para
acceder a las capacidades, el ingreso de una persona es un medio importante para la
obtención de estas. Y de igual forma, para que una persona presente una mejorar en sus
niveles de ingresos, se necesita de una mejora de sus capacidades debido a que le permite
ser más productivo.

Un ejemplo de esto, son las implicaciones de curva de Preston, donde se evidencia que la
pobreza en ingresos y la pobreza en salud están correlacionadas positivamente. Esto se
debe a que una persona de escasos recursos económicos no cuenta con el suficiente
ingreso para adquirir un servicio de salud que cubra sus necesidades básicas. Lo que
genera que sea persona menos productiva, no pueda aumentar su ingreso a largo plazo y
mejorar sus condiciones de vida. Además, otras variables como educación, democracia,
derechos políticos y civiles están relacionadas con los niveles de ingreso de las personas
(Deaton, 2007:4), permitiendo entender que otras capacidades que son vulneradas,
también afectan la falta de ingresos de una persona.
Sin embargo, “la desigualdad de la renta puede ser muy diferente de la desigualdad en
algunos otros “espacios” (es decir, en función de las otras variables relevantes), como el
bienestar, la libertad y diferentes aspectos de la cálida de vida (incluida la salud y la
longevidad). E incluso los logros agregados adoptarían diferentes formas dependiendo
del espacio en el que se realizara la composición o la agregación” (Sen, 1999:121). Para
examinar dicha diferencia, se debe analizar el nivel de ingresos y las capacidades en
términos de desigualdad y eficiencia.

América latina, era considerada una región con altos niveles de pobreza y desigualdad
desde la perspectiva multidimensional, dado que se encontraba en una época de expansión
y su crecimiento económico era significativo. No obstante, la agenda que se disponía en
la región para la erradicación de la pobreza no era eficiente, y la desigualdad del ingreso
era cada vez más prominente. Políticas como las del consenso de Washington aseguraban
que el desarrollo y disminución de las desigualdades sociales se desarrollarían a medida
que había crecimiento económico. Pero “la realidad demostraría que este fue escaso e
inestable, dando pie a un aumento de la pobreza y de la desigualdad en la región”
(Velasco, Fernández Serrano, & Expósito, 2017).

A pesar de que en América latina se gozaba de altos niveles de ingreso para los países,
esto no significaba que se disponía de la protección de todos los derechos de los
ciudadanos (Velasco, Fernández Serrano, & Expósito, 2017).

Además de esto, existen otros factores que pueden generar privaciones de las capacidades
de los individuos. Uno de ellos es el desempleo (paro), dado que encontrarse en situación
de desempleo no es solo la ausencia de ingresos, sino también tener un reducido conjunto
de elección en esta situación. En otras palabras, "si el paro produce otros efectos graves
en la vida de los individuos, causando otros tipos de privaciones, la mejora que
conseguirían estas ayudas sería limitada en este sentido. Existen abundantes pruebas de
que el para produce efectos trascendentales, además de la pérdida de renta; entre ellos se
encuentran los daños sicológicos” (Sen, 1999:122).

Estos daños sicológicos también se presentan en jóvenes universitarios. De acuerdo con


un estudio sobre el desempleo en estudiantes universitarios de la ciudad de Cali, ellos
perciben el concepto de desempleo como la conformación de 2 dimensiones: realidad y
daño social. Sin embargo, para entender el daño transcendental en las personas, es preciso
hablar de la primera dimensión. Esta se centra en las necesidades, como la desigualdad y
pobreza, y en las consecuencias emocionales negativas (Torres-López, 2019). Desarrollar
la perspectiva de los universitarios permite dar una idea de cómo ellos ven los efectos del
desempleo en términos de capacidades, y como los afecta a ellos este fenómeno. Lo que
permite entender que los efectos ocasionados por la condición de desempleo son más que
la escasez de ingreso, sino que también genera efectos que perturban el bienestar de la
persona.

Sin embargo, la pobreza no capta la dimensión subjetiva del bienestar y pobreza de las
personas, dado que se establece según los estándares internacionales para observar un
panorama objetivo. Esto representa un problema dado que las condiciones de pobreza de
una familia que, a pesar de encontrarse por encima del umbral de la línea de pobreza, su
percepción y nivel de pobreza comparado con el resto de la sociedad es alto (Instituto
Nacional de Estadística e Informática, 2013), debido a que consideran que las capacidades
que les garantizan una calidad de vida digna están siendo vulneradas. A pesar de que no
son considerados una familia en condición de pobreza, existe una privación relativa,
puesto que, comparando con su entorno ellos están en una condición menos digna.

Debido a esto “la desigualdad existente en Estados Unidos entre los diferentes grupos
raciales ha sido objeto de una considerable atención hace poco tiempo (…) los
afroamericanos pueden muy bien ser mucho más ricos en cuanto a renta, incluso después
de tener en cuenta las diferencias de precios, que la población de los países de Tercer
Mundo. Desde este punto de vista, las privaciones de los negros americanos parecen
insignificantes desde la perspectiva internacional” (Sen, 1999:124). Para determinar estas
diferencias entre poblaciones, la expectativa de vida y los QALY (años de vida ajustados
por calidad) de un cierto grupo de la población, permiten entender como se garantiza la
capacidad para vivir a un grupo, comparado con el resto de la población.

Un ejemplo es la expectativa de vida de las mujeres transgénero en Colombia, la cual es


de 35 años. Y es comparación con la expectativa de vida en Colombia que es de 76 años,
se presentan unas diferencias significativas para este grupo de la población colombiana.
Además, esta población es discriminada desde temprana edad en el colegio, hogar y
circulo social cercano. Esto genera que posteriormente se enfrenten a situaciones de
“pobreza, exclusión social y altas tasas de inaccesibilidad a la vivienda”, y obligándolas
a enfrentarse a trabajos de alto riesgo (Lozano, 2018).
También hay regiones en el mundo donde la privación de las capacidades es mayor que
la del resto del mundo. Estas regiones son el sur del continente asiático y África
subsahariana, debido a las condiciones en las viven las personas. De acuerdo con Sen,
“La pobreza extrema está muy concentrada en dos regiones del mundo: el sur de Asia y
el África subsahariana. Estas dos regiones tienen unos de los niveles de la renta per cápita
más bajo de todo el mundo, pero esta perspectiva no nos da suficiente idea del tipo y
contenido de sus respectivas privaciones ni de su pobreza relativa. Si la pobreza se
concibe, más bien, como la privación de capacidades básicas, es posible hacerse una idea
más esclarecedora examinado la información sobre algunos aspectos de la vida de las
regiones del mundo”.

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Argumentos:
Nos referimos al terrible fenómeno de la excesiva mortalidad y de las tasas de
supervivencia artificialmente bajas de las mujeres de muchas partes del mundo. (…) Pero
a pesar de su crudeza, las tasas femeninas de mortalidad artificialmente más altas reflejan
una importantísima privación de capacidades de las mujeres.

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