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Jorge Iván Montoya Pérez

Informe de lectura II, Hans Kung, la Iglesia (la estructura fundamental de la iglesia)
TE015. Historia de la Iglesia Contemporánea y América Latina
Docente: Juan Sebastián Hernández Valencia
Facultad de Educación y Humanidades Universidad Católica Luis Amigó
Octubre 16 de 2019

El autor al desarrollar el concepto histórico de la Iglesia es posible que


contemple el surgimiento de varias formas de vivir la fe común que hace de la
comunidad eclesial una, pero al mismo tiempo múltiple en los modos de expresar el
seguimiento de Jesús. Se trata de una multiplicidad que hace más compleja la
realidad y que muchas veces es experimentada como una complicación que afecta
la identidad de la misma Iglesia como estructura fundamental. La experiencia
personal del camino eclesial ha significado la posibilidad de participar y contemplar
la riqueza de la diversidad de carismas en el seno de una iglesia y también las
tensiones que se producían en la búsqueda de un camino común. La participación
en la Iglesia ha sido una de las fuentes del aprecio por la diversidad carismática y
también ha generado una preocupación por encontrar caminos para vivir esta rica
pluralidad como «una Iglesia» que camina anunciando el Evangelio en medio del
mundo desde el testimonio de la unidad.
No es difícil de comprender por qué es su libro “la Iglesia” hace copiosos
esfuerzos por demostrar que estructura tiene la Iglesia si es de origen humano o
divino. “según los evangelios, Jesús de Nazaret prácticamente nunca utilizó la
palabra “Iglesia”. Los estudiosos de la Biblia coinciden este punto: “Jesús no
proclamo una Iglesia ni así mismo, proclamó el reino de Dios”.
Llama la atención que Küng dé una argumentación poniendo en duda (para
posteriormente negarlo) el hecho que la Iglesia haya sido fundada por Jesús,
sorprende también que Jesús prácticamente nunca utilizó la palabra “Iglesia”.
Pasando por alto su conveniente omisión de a que estudiosos se refiere, hay que
decir que una cosa no excluye la otra. Jesús si se proclamó a sí mismo como
Mesías, Hijo de Dios, y como camino hacia el Padre (Juan 3,36; 14,6), prometió que
fundaría su Iglesia (Mateo 16,18) y proclamó el reino de Dios (Marcos 1,15). Todo
eso forma parte del Plan Divino, sin embargo, Küng lo presenta como conceptos
excluyentes para ir preparando al pueblo de Dios a aceptar la conclusión que
presentará luego: que la fundación de la Iglesia fue cosa de los apóstoles luego de
la muerte de Jesús, y no de Cristo mismo. La hipótesis de que en la Iglesia Primitiva
no existía un episcopado monárquico, sino que este fue un desarrollo normal de la
organización de la Iglesia a lo largo del tiempo no luce muy coherente.
Küng intenta ahora presentar como conceptos contrapuestos la autoridad y
el servicio. No es casualidad que intente reducir la elección de los 12 apóstoles a
un simple símbolo, pues ya la existencia de ellos evidencia una jerarquía que poseía
de manos del mismo Cristo, una autoridad que no compartían otros miembros de la
Iglesia. ¿Cómo podría Küng negar la existencia de una jerarquía eclesiástica con
capacidad de gobernar la Iglesia, cuando los mismos apóstoles son evidencia
indiscutible de ese hecho? Pablo se muestra convencido de esto, cuando
escribe: “Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo,
nos mostramos amables con vosotros, como una madre cuida con cariño de sus
hijos” (1 Tesalonicenses 2,7).
Küng al concluir cada uno de los puntos que argumenta no tenían otra
finalidad que negar que la Iglesia es una institución divina. Pero la Iglesia es
“columna y fundamento de la verdad” (1 Tm. 3,15) sobre la cual “las puertas del
infierno no prevalecerán”, (Mt. 16,19), al poner en duda la intención de Cristo de
fundar una Iglesia organizada y jerárquica (obispos, sacerdotes y diáconos) intenta
abrir la puerta para una “reestructuración” de la Iglesia a una referencia mucha más
democrática y menos autoritaria.

Referencias Bibliográficas

Küng, H. (1968) La Iglesia. la estructura fundamental de la iglesia (pp. 131-181).


Barcelona: editorial Herder.

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