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DAVIES, Wendy; HALSALL, Guy y excelentes resultados obtenidos a través de

REYNOLDS, Andrew (eds.) este método –baste aquí citar el reciente libro
People and Space in the Middle Ages 300- de Chris Wickham como caso paradigmáti-
1300. co, pero existen otros, menos ambiciosos en
Brepols. cuanto a extensión geográfica se refiere, pero
Turnhout, 2006, 366 pp. igualmente importantes por la calidad y la
novedad de los resultados obtenidos– han
Si se tuviera que trazar la tendencia dado pie a una creciente interacción trans-
que ha caracterizado en los últimos años a nacional entre investigadores interesados en
los estudios dedicados a la historia del terri- problemáticas históricas similares que ha fa-
torio y a la interpretación de los sistemas de vorecido la creación de grupos de investiga-
organización del espacio –sea este, político, ción (y con ella de seminarios, congresos y
social, económico, moral– propios de las di- publicaciones) capaces de analizar desde pers-
ferentes sociedades que habitaron el conti- pectivas diferentes un grupo determinado de
nente europeo durante el arco temporal que cuestiones comunes que van desde la organi-
se extiende desde la Tardoantigüedad hasta zación del territorio a las redes de intercam-
la Plena Edad Media, deberíamos centrarnos bio económico, desde la creación de nuevas
en dos características principales. En primer estructuras políticas a las formas de relación
lugar, una cierta propensión hacia el análisis entre comunidades locales y poderes centra-
de realidades concretas, hacia el estudio de les, entre otras cuestiones, a través del análi-
ejemplos determinados, que advierten la ne- sis atento de diversos contextos geográficos,
cesidad de escribir historia señalando las di- políticos y sociales, consiguiendo así ofrecer
ferencias locales y regionales, alejándose de un nuevo panorama de estudios que, fuerte-
posiciones que aspiraban a proponer sus mente enraizados en realidades locales y re-
propias experiencias de estudio como mode- gionales, permiten trazar una historia común
lo susceptible de ser exportado, sin aportar comparada de los principales procesos histó-
apenas matices, a otras realidades similares ricos que caracterizaron a la práctica totali-
observables en áreas diferentes. En segundo dad de las sociedades europeas durante los
lugar, destaca la (relativamente) reciente in- siglos que separan la caída del Imperio Roma-
clinación por parte de los autores concentra- no de las primeras décadas de la Baja Edad
dos en tales análisis específicos a centrarse en Media.
estudios de historia comparada, confrontan- Un buen ejemplo de todo ello lo en-
do problemas históricos similares en dos o contramos en la obra que aquí se comenta,
más zonas geográficas. Una corriente de tra- que reúne doce contribuciones (acompaña-
bajos que, no casualmente, coincide en el das por una introducción y unas considera-
tiempo con la preocupación, ya citada, por ciones conclusivas firmadas ambas por Wendy
señalar la imposibilidad de generalizar los Davies), dedicadas a varios ámbitos geográ-
datos obtenidos en una investigación deter- ficos europeos, desde Islandia e Inglaterra al
minada a otras áreas vecinas, colocadas en norte de Francia y desde ahí hasta la meseta
espacios de igual pertenencia política (en el española, que, si bien se ocupan de realidades
mismo condado, marca o reino) o incluso concretas, en su mayoría ofrecen reflexiones
en otras áreas de Europa Occidental. Los útiles a la comparación, como subrayan las

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referencias que algunos artículos realizan a Tales influencias recíprocas (dotadas,
otros artículos incluidos en el mismo volu- obviamente, de evidentes diferencias regio-
men. Obviamente resulta difícil comentar nales y micro-regionales en cuanto a evolu-
en un formato homogéneo un libro de ca- ción diacrónica y concreción puntual se re-
rácter polifónico, interesado en ámbitos ge- fiere) pueden observarse en varios trabajos,
ográficos y cronológicos diferentes, más aún siendo, quizá, uno de los problemas que ma-
si son varios los problemas que discurren por yor atención concentra, pues adquiere un
muchas de sus páginas. Así y todo, son cla- papel relevante en la mayoría de las contri-
ros los espacios temáticos comunes. De ma- buciones del libro: desde el estudio dedicado
nera particular pueden citarse tres, ligados al Wansdyke (frontera «monumentalizada»
al problema de la organización del espacio entre el reino de Mercia y el West Saxon king-
por parte de una sociedad determinada y a dom) por parte de Andrew Reynolds y Alex
los posibles significados y consecuencias que Langlands a la organización de los asenta-
esta adquiere en la ordenación económica, mientos rurales en Islandia por parte de Orri
política y social de tales grupos. Me refiero a Vésteinsson; desde las realidades observables
la organización del territorio, a la ordena- en el norte de Castilla por Julio Escalona e
ción de las comunidades en su relación con Iñaki Martín Viso a la evolución, delineada
los diferentes centros de autoridad (desde por Steve Basset, de los territorios de las
la parroquia al reino), y al modo en que se minster de época anglosajona y normanda en
ejerce tal autoridad tanto dentro del grupo Inglaterra; desde el papel jugado por la rela-
comunitario como en la relación que se es- ción entre las comunidades locales, los terri-
tablece entre este y el centro de autoridad torios de las antiguas villae tardoantiguas y la
política de cada área. Así, el volumen ofre- autoridad central merovingia en la región de
ce un panorama de resultados que van más Metz durante los siglos VI y VII, estudiadas
allá del simple estudio de las interactions por Guy Halsall, a la fortísima impronta
between people and space o de la relación en- ejercida por parte de las magistraturas roma-
tre populations, territory and community nas en la definición comunitaria a través de
membership que señala Wendy Davies en la creación de identidades políticas basadas
sus páginas introductorias. en los distritos de las civitates, como Adela
En todas las contribuciones puede ob- Cepas demuestra basando su estudio sobre
servarse, siguiendo el hilo de intereses cita- el caso de la ciudad romana de Clunia.
do, la intención de analizar los modos en los Así, organización del espacio, territo-
que el poder central –sea este de la naturale- rialidad, comunidades locales, poderes cen-
za que sea, un condado, un reino, pero tam- trales aparecen como las líneas maestras con
bién un abad, como en el caso de los monas- las que la mayoría de los autores del volu-
terios estudiados por Antonio Sennis y Paul men deben confrontarse para proponer sus
Fouracre– se articula a escala local. Un factor interpretaciones. En todos ellos resulta fun-
que a menudo aparece relacionado íntima- damental la atenta observación de la evolu-
mente con otro aspecto, basado en la persona- ción diacrónica de la territorialidad de las
lidad y en la fuerza de algunas comunidades comunidades, en parte provocada por la
locales, capaces de interactuar e influir desde evolución de sus propias relaciones con las
un punto de vista espacial la organización po- diferentes autoridades centrales que se suce-
lítica de aquél, que se ve de este modo obliga- dieron en la transición entre los siglos de la
do a «construirse» territorialmente desde espa- Tardoantigüedad y la Alta Edad Media. Par-
cios y núcleos que existían con anterioridad y tiendo del caso de la meseta norte (uno de
a actuar políticamente apoyándose en miem- los espacios que, junto con Islandia, mayor
bros de las elites locales. número de páginas ocupa en este libro) Julio

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Escalona ha observado una progresiva evolu- y más directa observación de los mecanis-
ción de los espacios territoriales de Orbane- mos de construcción de un espacio político
ja, Ausín, Clunia y Burgos, mostrando la determinado y de la propia organización so-
gran complejidad y dinamismo en la concre- cial interna de los grupos comunitarios. El
ción de tal proceso, que ve cómo desde una estudio de Martín Viso ofrece, desde este
organización espacial ordenada por los cen- punto de vista, consideraciones que se inte-
tros de encuadramiento supralocal (muchos gran bien con los principios expuestos por
de los cuales ofrecen un pasado prerromano) Escalona. Centrándose en el papel jugado
se desemboca en la creación de village terri- por las unidades supralocales (redes castra-
tories que producen una progresiva overlap- les, civitates, monasteria) en la organización
ping territoriality de cada comunidad local, del territorio de la Castella Vetula, el autor
causa de un cambio fundamental en el mo- ofrece una interpretación de la evolución de
delo de organización territorial entre los siglos las células de organización supralocal del te-
X y XI, pues, si bien en su toponomástica es- rritorio (cuyo origen es diferente en cada ca-
tos espacios menores conservan la memoria so) desde su papel como centros de ejercicio
de su pertenencia a aquellas unidades supra- de la autoridad política a nivel exclusiva-
locales (un proceso observable también en mente local por parte de comunidades con
los estudios dedicados a Islandia), las comu- una marcada personalidad política, en los si-
nidades que en ellas habitan pertenecen a va- glos VII y VIII, a una progresiva transforma-
rias esferas espaciales, desde aquella más pró- ción de tales ejes en el centro de un poder
xima de la aldea a la del alfoz, y desde esta a aristocrático que aparece, a partir del siglo X,
la del condado, siendo cada una de ellas ex- con una efectiva capacidad de entrar en co-
presión de una lógica diferente; la de las co- municación estable con la autoridad central
munidades locales por una parte y la de la condal transformando al mismo tiempo la
autoridad condal por otra. Conocer los mo- organización del territorio, en donde unas
dos y las formas de interrelación entre ambas elites locales nacidas del proceso de fuerte
permitirá observar mejor tanto el proceso de jerarquización vivida por las comunidades
evolución de la organización del espacio en locales entre los siglos VIII y IX encuentran
la meseta norte como la articulación política canales de comunicación con los resortes po-
entre comunidades locales y la autoridad líticos de la autoridad central que se cristali-
condal a partir del siglo X. Un caso diferen- zan en un doble proceso; por una parte, el
te, pero con evidencias que pueden ser reconocimiento condal del papel político de
puestas en relación a este, se encuentra en el tales elites y, por otra, la entrada de esos mis-
estudio de los territorios eclesiásticos con- mos territorios (cuyos centros, a veces, son
trolados por las mother-churches anglosajo- abandonados, privilegiando nuevos espa-
nas. Basset muestra, a través del ejemplo de cios) en una construcción política de mayor
Wootton Waven, cómo tales espacios, pri- extensión geográfica: el condado de Castilla.
mary unit of early Anglo-Saxon settlement and La evolución desde la cohesión interna de las
land use, sufren una paulatina desestructura- comunidades (que no debe ser interpretada
ción que se concluyó durante el siglo XIII como carencia de jerarquización social en un
con el nacimiento de la nueva organización tiempo precedente) hacia una creciente po-
parroquial. larización social y las consecuencias de tal
En la evolución de los marcos territo- proceso desde un punto de vista de la orga-
riales resulta fundamental conocer el grado nización territorial han sido estudiadas tam-
de interrelación, de negociación (o imposi- bién por parte de Guy Halsall en el caso de
ción) existente entre los poderes centrales y la región de Metz entre los siglos V y VII. Ins-
las comunidades locales, en aras de una mejor trumento privilegiado en la realización del

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mismo son las villae, que permiten a su au- propia, que se insertaba como área interme-
tor observar el comportamiento de las co- dia entre el territorio de la villa y el de la ci-
munidades que habitan tales territorios tan- vitas, que nunca llegó a desaparecer, a pesar
to en el interior de sus lógicas locales como de la crisis tardoantigua, durante la época
en el momento de entablar relaciones con merovingia. El pagus se convirtió de este
otros grupos o con el poder central merovin- modo en a more meaningful arena of social
gio. Halsall señala la continuidad de las re- action, mientras las elites locales podían en-
des de poblamiento a pesar de que para la trar en contacto de modo más directo con la
mitad del siglo V el sistema de villas romano autoridad central merovingia.
se había extinguido, como demuestra la exis- Un caso opuesto lo ofrecen Andrew
tencia de necrópolis de época merovingia Reynolds y Alex Langlands en su estudio del
asociadas a asentamientos tardorromanos. Sin Wansdyke, frontera «monumentalizada» en-
caer en falsos problemas de «continuidad» tre dos reinos altomedievales que, en un
física del poblamiento, el autor prefiere cen- contexto de desestructuración total de los te-
trar su atención en los problemas de defini- rritoria civitatis romanos del sudeste de Bri-
ción de las villae merovingias, cuyo significa- tannia, fue construida respetando los límites
do parece cambiar con respecto a la época de las comunidades locales preexistentes,
imperial romana, asumiendo quizá un senti- que mantenían (si bien se desconoce en qué
do estrictamente territorial, como pequeña modo) la capacidad de ejercer un cierto tipo
región, referencia fundamental para las co- de influencia sobre las estructuras de los rei-
munidades que vivían en ellas, y no villae en nos sajones implicados (Mercia y West Sa-
el sentido de centros privados de explotación xon) como parece probar el mantenimiento
agrícola (significado que adquieren única- de tales estructuras territoriales. La atención
mente en la documentación real). Tras la por las barreras físicas ocupa también las pá-
desorganización del poder imperial romano, ginas de la contribución de Birna Lárusdót-
la villa-región se convirtió en un eje local de tir, quien ha señalado su utilización como
ejercicio del poder (y aquí son evidentes las lindes entre las propiedades de las diferentes
similitudes con los presupuestos expresados granjas, base de los sistemas de poblamiento
por Martín Viso). Se asistió de este modo a en el noreste de Islandia. En el momento
una probable alteración en el significado del que alguna de estas se abandonaba, las barre-
término villa entre los siglos V y VII a pesar ras perdían su utilidad y terminaban por
de que este se mantuvo siempre presente en arruinarse.
la documentación. De este modo, a partir De este modo, el presente volumen
del siglo VII la villa continuó proponiéndose ofrece toda una serie de trabajos (he privile-
como unidad social y geográfica base de las giado solo unos pocos por motivos de ho-
comunidades locales, aunque en ese momen- mogeneidad temática) que muestran una
to, mediante el estudio de las necrópolis, gran variedad de espacios geográficos inter-
pueden observarse importantes modificacio- pretados desde varios puntos de vista comu-
nes en el tejido social de tales grupos. Los ce- nes, concentrados fundamentalmente en el
menterios ofrecen datos útiles que parecen poblamiento, en la organización del territorio
probar una clara aceleración en la jerarquiza- y en las lógicas sociales y políticas de las co-
ción de la sociedad. A partir de este momen- munidades, una variedad que a veces provoca
to, las elites locales comenzaron a crear redes problemas en la definición de alguno de los
de relación con otras comunidades y otros es- términos comunes, como villa, comunidades
pacios más allá de la villa-región de origen, un locales o poder central, por citar solo los más
proceso que se afirmó con la aparición de pa- habituales (la villa merovingia, por ejemplo,
gus como espacio territorial con personalidad difícilmente puede ser comparada con la

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estructura de igual nombre que aparece en be a temptation for readers to use the Icelandic
los cartularios de los monasterios castella- or the Spanish sections, or stick to England or
nos). De igual modo, cada uno de los auto- France, we hope that they will start at the be-
res trabaja con el concepto de comunidad ginning and read to the end: there is a logic to
local sin ofrecer nunca una definición preci- the development as it unfolds. If they do this,
sa de qué se entiende por comunidad. Proce- they will develope a sense of the comparative,
der a una definición de tal término en un in its many cross-cutting and overlapping di-
momento en el que sus estructuras políticas mensions, both in regional and in thematic
y sociales son «informales» es, quizá, uno de terms.
los ejercicios más complicados, sin que ello
implique otorgar a las comunidades tardo- Igor Santos Salazar
antiguas y altomedievales una simplicidad
o carencia de operatividad que de hecho no
demuestran. Pero es cierto que esta informa-
lidad institucional, unida a la escasez de
testimonios documentales, provoca que sea CLEMENTE RAMOS, Julián
difícil rastrear evidencias claras de sus ca- La tierra de Medellín (1234-c 1450). Dehe-
racterísticas. Uno de los méritos de las con- sas, ganadería y oligarquía.
tribuciones que aquí se presentan radica justo Diputación Provincial.
en esto, la demostración de que, si bien la Badajoz, 2007, 207 pp.
carencia documental y la falta de institucio-
nalización de las comunidades dificulta la Desde hace décadas, la historiografía
investigación, las pruebas existentes –entre referente a la actual comunidad autónoma
las cuales aquellas reveladas por la arqueolo- de Extremadura ha experimentado un im-
gía adquieren siempre un mayor protagonis- portante desarrollo. Los antaño eruditos,
mo– permiten realizar estudios capaces de que publicaron la mayoría de sus obras has-
interpretar las complejas características típi- ta el estallido de la Guerra Civil, han ido
cas de la formación social altomedieval. dando paso a un conjunto considerable de
Por otro lado, los problemas de defini- historiadores profesionales, por definirlos de
ción más específicos, ligados a las particula- algún modo.
ridades de las diversas historias e historiogra- Estos historiadores (muchos de ellos al
fías nacionales (como Alfoz, Burh, Hundred, amparo de la aún joven Universidad de Ex-
Hverfi, Minster...) encuentran en el glosario tremadura e impulsados por diversos orga-
que cierra el volumen un útil instrumento nismos oficiales) han emprendido la volunta-
de consulta que enriquece y facilita la lec- riosa labor de rellenar los huecos del mosaico
tura. Un instrumento indispensable que in- histórico de esta autonomía. La rehabilita-
dica por sí mismo la necesidad del continuo ción de esta parcela del conocimiento, ele-
diálogo entre especialistas (historiadores y mento capital hoy día para la construcción
arqueólogos, pero no únicamente) de di- de una identidad regional, se ha llevado a ca-
versos ámbitos y de diferentes tradiciones bo por medio del rastreo exhaustivo de archi-
en el contexto de una historia centrada en vos, una minuciosa consulta de las fuentes y
experiencias regionales y supraregionales que el análisis y la publicación de las mismas; to-
tiendan a converger hacia los principios y el do ello reforzado, qué duda cabe, por una
método de la historia comparada. Por todo más que notable formación intelectual.
ello, el consejo que Wendy Davies da a Con todo, queda mucho trabajo por
quien se acerca a la lectura de este libro no hacer. Las razones para la existencia de abun-
puede ser más acertado: Although there may dantes lagunas dentro de la historiografía

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extremeña son numerosas, por lo que aquí profundiza, a pesar de lo sugerente y rele-
no entraremos a reseñarlas por extenso; solo vante del mismo–, Medellín encabezará un
apuntaremos algunas de ellas, las cuales han vasto concejo de realengo donde brotará una
venido corrigiéndose no sin grandes esfuer- significativa oligarquía local, responsable y
zos: el atraso socioeconómico con el cual par- beneficiaria de un modelo de explotación te-
tía la región, la falta de interés por parte de rritorial: el adehesamiento, consecuencia de
instancias superiores –es chocante el caso la pujanza de la ganadería y la escasez demo-
de la arqueología, centrado apenas en media gráfica. Este modelo, a su vez, condicionará
docena de focos–, la dispersión o desapari- la tarea repobladora dentro de la tierra mete-
ción de las fuentes, y hasta la inclusión linense y su distribución geográfica.
apriorística de la historia local dentro de la Capítulo a capítulo, el libro desgrana
general, sin apenas distinguir los matices de las características de esta villa durante dos si-
las partes respecto al todo. glos. Después de repasar las fuentes, el autor
Tales obstáculos han sido largamente analiza el régimen de organización del espa-
superados en el libro que nos atañe. Su au- cio, poniendo especial énfasis en la interrela-
tor, Julián Clemente Ramos, ha dado sobra- ción forzosa entre las diferentes aldeas que
das muestras de su buen hacer en el campo nacen a partir de la conquista cristiana (de-
de la investigación, centrándose en determi- dicadas a la agricultura) y las dehesas, que
nados aspectos de la Extremadura medieval serán la base de la preeminencia social y
y cristiana. Últimamente ha enfocado sus económica de la oligarquía concejil.
preocupaciones en el estudio de la villa pa- Esta dicotomía influirá de forma deci-
cense de Medellín y su organización territo- siva en el reparto del término y, como es ló-
rial, indagando en la ocupación del espacio, gico, atrae la atención de Clemente, quien
el proceso de adehesamiento y la evolución escruta la progresiva configuración del espa-
de sus aldeas. cio agrario; asimismo, el autor registra con-
Fruto de dicho afán es La tierra de Me- cienzudamente el impacto de la ganadería
dellín, un breve pero conciso ensayo surgi- sobre las tierras del concejo: la formación de
do, como ocurre a menudo, de hallazgos las dehesas, su compraventa, su uso y disfru-
inesperados. De ello nos avisa el autor en el te, la evolución de las mismas, etcétera. No
prólogo, cuando admite que, pese a sus pla- solo se fija en la actividad agropecuaria de las
nes iniciales, la documentación aparecida le posesiones de Medellín, sino también en
obligó a modificar sus esquemas. Lo que otros sectores económicos (artesanales, mer-
tendría que haber sido un seguimiento del cantiles) que, aun minoritarios, son dignos
devenir histórico de Medellín hasta el siglo de consignarse.
XVI tornó, debido a lo anterior, en un análi- A resultas del adehesamiento del cam-
sis de las estructuras socioeconómicas y sus po metelinense, sobre todo, crecerá una serie
vínculos políticos en la principal población de poderes políticos enmarcados bajo la ge-
del este de la provincia de Badajoz, abarcan- nérica denominación de oligarquía local. Es-
do poco más de dos siglos, desde su con- ta oligarquía será la clave para que ciertos
quista hasta la donación del señorío a los miembros de la alta nobleza, tenentes de Me-
Portocarrero. dellín por cesión de los monarcas, logren
La elección de Medellín como objeto asentar su dominio sobre la villa y sus aldeas,
de estudio, sin embargo, no es baladí. Se amén de procurarse un férreo apoyo en los
trata de un antiguo enclave musulmán, vi- momentos turbulentos del reino. Como bien
tal para controlar el valle del Guadiana y insiste el autor, esta oligarquía no era homo-
presa anhelada por los cristianos. Tras su re- génea, pues englobaba linajes de muy distin-
conquista –tema en el que Clemente no tos perfiles –de los cuales Clemente expone

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casi una decena– y, además, permitía la par- popular, aunque el autor no haga mención a
ticipación de algunos pecheros en los conce- una singular donación: tras la conquista,
jos, tanto de Medellín como de sus aldeas. Fernando III donará la villa a Pedro Yáñez,
Este apartado del libro tampoco descuida la maestre alcantarino, a título personal y vita-
referencia a los grupos populares de la socie- licio para agradecer su ayuda en la lucha
dad ni a sus minorías étnicas, cuyos compo- contra los musulmanes.
nentes jugarán un papel pocas veces enjui- A la muerte del maestre, Medellín re-
ciado en la historiografía de la Extremadura tornará al realengo, del cual será enajenado
medieval. décadas más tarde para convertirse en con-
En el capítulo dedicado al concejo de dado. A través de las páginas, Clemente nos
Medellín y a los de sus aldeas, el autor hace presenta un espacio que suscita poco interés
hincapié en la formación y composición de a sus dueños, quienes apenas se entrometen
los mismos y, en especial, en las escasas alte- en su dirección mientras nadie discuta sus
raciones que sufrieron al transitar la villa del rentas ni su autoridad jurisdiccional. Las
realengo al señorío, al menos hasta la entre- plausibles tensiones entre nobleza y oligar-
ga del mismo a la familia Portocarrero en quía fueron abortadas por medio de una se-
1449. Los señores de Medellín, indica Cle- rie de redes de clientela bien asentadas en es-
mente, prefirieron mantener el equilibrio de ta comunidad de villa y tierra. De hecho, no
las estructuras institucionales para evitar to- hubo problemas en este sentido: pese a las
do enfrentamiento con la oligarquía local, a tentativas de ciertas estirpes de oligarcas y te-
cambio de ver reconocido su dominio sobre rratenientes, solo una, los Mejía, consiguió
el territorio y su jurisdicción. En una época establecer un señorío solariego en el área me-
de tumultos como la Baja Edad Media cas- telinense, si bien siempre respetó la autori-
tellana, estos nobles supieron ver la conve- dad superior. Es más, los mismos señores de
niencia de guardar la calma en sus posesio- Medellín parecen conformes con la consoli-
nes –y no inmiscuirse demasiado en las mis- dación política y socioeconómica de este es-
mas– para consolidar su actividad política tamento, habida cuenta de lo necesario que
en las altas esferas de la corte. Ese, y no otro, se antojaba para asegurar la tranquilidad del
es el porqué de la escasa conflictividad de condado y su gobernabilidad.
Medellín hasta bien entrado el siglo XV, la En definitiva, estamos ante una obra
cual contrasta con la de las comarcas veci- sólida, bien escrita y estructurada, con un
nas, escenarios de altercados bajo el mando completo aparato crítico y dotada de intere-
de las órdenes militares de Santiago (el par- sante y amplia información. Su publicación,
tido de Mérida) y de Alcántara (el partido de paso, supone una loable contribución pa-
de La Serena). ra el estudio de la Extremadura medieval
La última sección de la obra aborda la (más aún, de una comarca desatendida du-
estructura señorial y sus peculiaridades. Al rante años por los investigadores), yendo
ser núcleo de segundo nivel, Medellín se más allá e insertando la tierra de Medellín en
constituirá habitualmente en recompensa o el contexto histórico castellano. Ahí radica la
moneda de cambio entre la aristocracia y la valía de este ensayo, su capacidad para supe-
corona castellana, si bien, como hemos ya rar los diferentes aspectos de la historia local
apuntado, los nobles respetarán el modelo y encuadrarlos en miras más ambiciosas, re-
sociopolítico heredado de la etapa de realen- cuperando la memoria sin perder de vista la
go. Esta fase, que dura hasta el umbral del si- verdad de los hechos.
glo XIV, se caracterizará por el desarrollo de
la oligarquía local, nutrida de la caballería Fernando Díaz Gil

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RODRÍGUEZ, Ana (ed.) histórico y en un lugar y tiempo concreto:
El lugar del campesino: En torno a la obra de los reinos de Castilla y de León en los siglos
Reyna Pastor. centrales medievales. Sin embargo, las líneas
Universitat de València-CSIC. de investigación de Reyna Pastor no se limi-
Valencia, 2007, 424 pp. tan a la resistencia campesina, sino que tam-
bién abordan aspectos variados con una
El lugar del campesino sin duda encarna metodología innovadora, tales como la fo-
el mejor de los enunciados para definir el tografía aérea en la España de los años 70,
contenido de los trabajos reseñados bajo es- la demografía histórica o la psicología so-
te título. Se trata de una edición coordinada cial, para estudiar las familias campesinas,
por Ana Rodríguez en la que se reúnen una la figura del obispo Gelmírez o reintroducir
serie de artículos que abordan diferentes te- temas como la historia de la mujer o los
mas, principalmente relacionados con el mozárabes de Toledo.
mundo del campesinado medieval, puesto Como se ha señalado anteriormente,
que son trece los capítulos enmarcados en son quince los artículos aquí reunidos que
este periodo, además de dos artículos que aportan, en algunos casos, una nueva pers-
hacen referencia a la Edad Moderna. pectiva o simplemente realzan la vigencia de
La razón de este volumen reside en el las interpretaciones llevadas a cabo por la in-
deseo de rendir homenaje a la historiadora vestigadora argentina a lo largo de su labor
argentina Reyna Pastor, quien comenzó su historiográfica. En primer lugar Chris Wick-
carrera investigadora en la Universidad de ham nos ofrece un panorama de los con-
Buenos Aires bajo la tutela de Claudio Sán- flictos campesinos (que no revueltas) en la
chez-Albornoz. Tras el golpe militar argenti- Alta Edad Media, creando una tipología de
no, se instaló en Madrid ejerciendo su tra- los mismos según aspectos como el estatus,
bajo en la Universidad Complutense, para la renta, el protagonismo campesino o el es-
trasladarse posteriormente al CSIC, centro pacio, siendo este último factor el más abor-
al que se vinculará durante años. La preocu- dado en el análisis de la pugna entre señores
pación historiográfica de R. Pastor siempre y campesinos sobre los derechos silvopasto-
ha girado en torno al campesino medieval, riles. Ermelindo Portela y M.ª Carmen Pa-
siendo múltiples sus aportaciones en este llares plantean el debate sobre la transición
campo. El objeto de estudio predominante de la antigüedad al feudalismo, incidiendo
en la amplia carrera de esta investigadora lo en la inexistencia de una despoblación y una
constituyeron las comunidades de aldea en repoblación posterior, sino en la permanen-
todas sus vertientes, incidiendo en su perma- cia en el territorio de unos campesinos que
nencia a lo largo del tiempo bajo la depen- son repoblados con un sentido político. Josep
dencia feudal, si bien teniendo en cuenta las María Salrach trata el tema del hambre a tra-
transformaciones inherentes a las nuevas con- vés de una comparación entre el siglo XX (a
diciones y señalando su existencia y desarrollo partir de un estudio realizado en la pobla-
previo al avance de las aristocracias domi- ción iks de Ruanda) y la Edad Media, para
nantes. Su implicación en el debate sobre intentar averiguar si existe una historia de la
la transición de la antigüedad al feudalismo la misma en función de un cambio producido
alejaría de las tesis abordadas por Sánchez- en las causas, reacciones y consecuencias so-
Albornoz, seguidor de la concepción jurí- ciales inducidas por el hambre. El paso de la
dico-institucionalista, para afrontar esta benefactoría a la behetría, en el caso concre-
problemática desde abajo, desde el lugar to del reino de León, es analizado por Car-
del campesino en la historia, cuyo marco los Estepa Díez partiendo de un estudio si-
de análisis lo constituiría el materialismo milar realizado por él mismo para el caso de

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Castilla. José M.ª Monsalvo nos expone el historiográfica de la justicia y su aplicación,
funcionamiento del pastoreo comunal en los trata la figura de los homines bonos, cuya mi-
concejos de Ávila, Salamanca y Ciudad Ro- sión era la de mediar en los pleitos a través
drigo, planteando el conflicto surgido entre del ruego y del acuerdo. El autor aclara có-
el comunalismo aldeano y el concejil, al mo, en muchos casos, el ejercicio de la justi-
tiempo que analiza los intereses de los caba- cia estaba encaminado a favorecer el patri-
lleros urbanos y de los campesinos, presenta monio de los condes. Por su parte, Isabel Al-
los aprovechamientos llevados a cabo, para fonso habla de la venganza de sangre a través
terminar señalando la existencia de una ten- de los casos de dos familias que llegan a un
dencia a la privatización e incluso desnatura- acuerdo con dos concejos: Hontomín, Man-
lización del espacio intercomunal, a la par geneses y Junciel, a raíz del asesinato de uno
que observamos una contraria de manteni- de sus miembros, poniendo en duda el mito
miento del mismo. Monique Bourin se inte- de la venganza de sangre medieval y expli-
resa en su artículo por resaltar la importan- cando el ritual de la pacificación, además de
cia de los estudios sobre el saltus, destacando concluir relacionando la cultura de la ven-
el papel jugado por el medio natural en la ganza con el ejercicio de la justicia.
historia de las sociedades y manifestando có- María Filomena Coelho Nascimento se
mo la antropología, la geografía o la arqueo- interesa por el proceso de feudalización del
logía han de ser, necesariamente, tenidas en entorno de algunos monasterios de monjas
cuenta en estos estudios, además de analizar cistercienses de Castilla y León, resaltando la
el impacto de las labores artesanales sobre el importancia del parentesco espiritual y de
paisaje. las redes clientelares monásticas en el ejerci-
Pierre Toubert nos ofrece un acerca- cio de la feudalización y los vínculos de la
miento a la política de salarios de los traba- nobleza con los monasterios, siendo esta re-
jadores de las comunas italianas entre los si- lación algo propio de la política y estrategias
glos XIII y XIV, comenzando por el análisis del linaje. Enric Guinot hace un estudio so-
de las Constitutum Consulum de Pistoia. Las bre la gestión del agua en las huertas murcia-
Comunas se convierten en el primer emplea- nas, señalando la dificultad de diferenciar
dor de la ciudad a través de un proyecto de entre la herencia islámica del sistema hidráu-
obras públicas que estará en vigor hasta la se- lico y de organización de huertas y las trans-
gunda mitad del siglo XIV. Esther Pascua formaciones sufridas por la conquista cristia-
Echegaray aporta un análisis de la historio- na y el consecuente proceso de feudalización.
grafía sobre la Mesta y la ganadería en el se- Tratará de explicar cómo se evoluciona en
no de las comunidades campesinas, incidien- las zonas rurales hacia una municipalización
do en las consecuencias derivadas de una de estos usos, sin olvidar la permanencia de
línea historiográfica institucionalista germa- ciertos aspectos andalusíes. Pablo Sánchez
nista basada en una supuesta igualdad hispana León introduce la idea de la identidad co-
opuesta al feudalismo, que han desemboca- lectiva de la comunidad, cuyo poder para el
do en una concepción marxista de la historia autor no residirá en los recursos materiales,
asentada en la progresiva creación de oligar- sino en su concepción como ente aparte,
quías y planteando una solución intermedia como manifestación del poder colectivo.
ya que, para ella, la ganadería concejil o la Esta visión explicará la permanencia en el
Mesta no pueden ser entendidas si solo tene- espacio y en el tiempo de las comunidades,
mos en cuenta a los grandes propietarios. El acusando al marxismo de adolecer de los
ámbito de la justicia en la Edad Media se mismos errores cometidos por la corriente
aborda desde dos trabajos: Pascual Martí- institucionalista a la cual se opone, al creer en
nez Sopena, después de hacer una revisión el individualismo y oponer las comunidades

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al feudalismo. Finalmente, fuera del marco FARÍA, Víctor; MARTÍ, Ramón y CATA-
cronológico medieval, hallamos dos trabajos FAU, Aymat
complementarios sobre el mundo campesino. Les sagreres a la Catalunya medieval.
Uno realizado por Pegerto Saavedra, quien Associació d’Història Rural de les Comar-
nos acercará a las comunidades campesinas ques Gironines–Universitat de Girona.
del siglo XVIII gallego, poniendo de manifies- Gerona, 2007, 252 pp.
to la homogeneidad relativa en el seno de las
mismas y su reagrupación en el espacio, so- El volumen que aquí comentamos reco-
bre todo en el área costera. También descri- ge las aportaciones realizadas en las jornadas
birá la importancia de la lengua gallega y de celebradas en el año 2000 sobre el fenómeno
la oralidad en la transmisión de las experien- de las «sagreras» en Gerona. Los autores son
cias de estas comunidades al margen de la tres especialistas que ya habían trabajado en
cultura escrita. El otro artículo, llevado a ca- otras ocasiones sobre esta temática, tal y co-
bo por Antoni Furió, destaca la importancia mo subraya Lluís To en la introducción que
de la microhistoria para analizar las élites ru- abre este libro de pequeño formato. Por su-
rales que surgen al final de la Edad Media y puesto no son los únicos investigadores de
que se desarrollan en el siglo XVI, como gru- esta materia, pues existe una larga tradición
pos intermedios que apenas han sido tenidos historiográfica sobre el particular. Nos en-
en cuenta por la historiografía, fruto de una contramos además con un ejemplo de encru-
concepción basada en la compartimentación cijada entre la articulación de los asentamien-
de las categorías, que ha percibido al campe- tos y el poder, precisamente en un momento
sino como un arquetipo invariable a lo largo de especial interés, como es la formación del
de la historia. feudalismo.
En definitiva, se ofrece un panorama La «sagrera» puede definirse como el
bastante completo de los estudios campesi- espacio situado en torno a la iglesia parro-
nos relacionados con las líneas de investiga- quial, en un radio de 30 pasos, que está do-
ción manejadas por R. Pastor. Sin embargo, tado de protección legal y simbólica frente a
el lector quizá eche en falta algunas cuestio- los intrusos. El problema de su nacimiento y
nes, como las posibilidades de la arqueología función cobró un especial relieve gracias a la
para el análisis de las sociedades rurales. Los tesis de P. Bonnassie, referencia aún muy in-
trabajos aquí realizados por un elenco de fluyente en la historiografía sobre la Catalu-
historiadores extranjeros y españoles exper- ña medieval. A partir de la obra seminal de
tos en los temas que reseñan, ponen de ma- Bonnassie y de estudios posteriores tanto
nifiesto cuáles son las últimas visiones y de él mismo –sobre todo su colaboración al
acercamientos a los aspectos tratados y ex- libro editado por M. Fixot y E. Zadora-Rio
ploran vías alternativas, en algunos casos, a sobre L’environment des églises et la topogra-
las tradicionales corrientes historiográficas phie religieuse des campagnes médiévales, Pa-
de investigación, como la teoría marxista. ris, 1994– como de otros autores se ha cons-
truido una explicación del fenómeno de la
Alicia Álvarez Rodríguez «sagrera» que se vincula al modelo explicati-
vo «mutacionista». En tal sentido, su exis-
tencia y generalización serían consecuencia
de la crisis del sistema público y del incre-
mento de la violencia; en este contexto, los
poderes eclesiásticos se habrían reconocido
como herederos de la tradición pública y ha-
brían implantado los movimientos de la Paz

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y de la Tregua de Dios para defender a los eclesiásticas, con la colaboración de los con-
campesinos y estabilizar las nuevas relacio- des de Barcelona, implementaron medidas
nes de poder, imponiendo ciertos límites a la para poner coto a los excesos violentos de los
violencia. La «sagrera» se convirtió entonces caballeros, entre las cuales estaría la creación
en un espacio sagrado e inviolable, lo que y potenciación de estos recintos inviolables.
fue aprovechado en muchos casos para dar A cambio de habitar dentro de esas áreas, los
origen a una aldea, cuyo núcleo estaba for- protegidos pagarían un censo generalmente
mado por las casas que se arremolinaban en al sacerdote de la iglesia. La implantación
torno a la iglesia parroquial. Por tanto, exis- de la «sagrera» coincide cronológicamente con
tía una estrecha relación entre la implanta- la formación de una nueva organización de
ción violenta del feudalismo (la «mutación los poderes, fenómenos que estarían íntima-
feudal»), la formación de aldeas, frente a mo- mente conectados. Por otro lado, las «sagre-
delos anteriores caracterizados por una ma- ras» sirvieron para que las elites eclesiásticas
yor dispersión, y la nueva preponderancia obtuviesen un control patrimonial, contra-
eclesiástica plasmada incluso en la importan- puesto al de ciertas elites laicas propietarias
cia de las «aldeas eclesiásticas», todo lo cual se de iglesias que también favorecieron la crea-
unía en el fenómeno de la «sagrera». ción de «sagreras», aunque tendieron en una
Los tres autores de este volumen van fase posterior a donarlas. El resultado de la
a posicionarse de manera distinta respecto a acción protectora sería el fomento de la con-
esa explicación dominante desde los años se- centración del hábitat en aldeas cuyo foco
tenta y ochenta. Parece conveniente alterar sería la iglesia, mostrando así la posición ad-
el orden de los estudios, tal y como figuran quirida por la Iglesia en el orden feudal.
en la publicación, a fin de comprobar esas En una línea muy similar se mueve el
diferencias. El primero de los trabajos es el trabajo de Aymat Catafau, que estudió en su
que lleva a cabo Víctor Farías, quien vuelca tesis el caso de las «celleras» –equivalentes a
sus esfuerzos sobre los obispados de Barcelo- las «sagreras»– de la región del Rosellón. Es-
na y Gerona, haciendo uso de una amplísi- te autor considera que la difusión de este
ma documentación, de la cual nos ofrece, en modelo se debió sin duda a la violencia y a
forma de anexos, diez textos. Debe tenerse la intensidad de los cambios sociales en las
en cuenta que este investigador cuenta con primeras décadas en el Rosellón, simultáneos
una larga trayectoria en el análisis de las «sa- a los que se obraron en el resto de Cataluña.
greras», de la que da cuenta un artículo pu- E igualmente recalca las garantías ofrecidas
blicado en esta revista (vol. XI, 1993). Su in- por los poderes eclesiásticos que permitieron
terpretación está directamente asociada al el desarrollo de las «celleras», aprovechando
modelo señalado previamente. La documen- para ello las normas legislativas que ya esta-
tación pondría de relieve la aparición de las ban en vigor desde la época carolingia. Su
«sagreras» en los años 1020 a 1060, aunque análisis amplía el segmento temporal para
la fase de mayor desarrollo se dataría entre alcanzar los siglos pleno y bajomedievales.
1050 y 1150; con anterioridad se constatan Constata así la presencia de fuertes transfor-
algunas menciones referidas a edificios para maciones dentro del ámbito de las «celleras»,
almacenamiento, pero solo ahora se puede convirtiéndose en barrios donde desaparecen
hablar de un tipo de hábitat asociado al pe- todas las construcciones con funciones de al-
rímetro protegido de una iglesia, con dimen- macenamiento o alterando su morfología
siones, morfología y funciones muy diversas. mediante la fortificación. En cualquier caso,
Ya desde el propio título, Farías une este aparecen desde el siglo XI como un elemen-
fenómeno con los movimientos de la Paz to central en el sistema de control y dominio
y la Tregua de Dios. Así, las instituciones del campesinado, que de alguna manera se

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opondría al castrum, originado por una for- antiguos almacenes y sacristías se transmuta-
taleza y por la presión de señores laicos. ron en espacios protegidos por la inmuni-
Puede hablarse, por tanto, de un proceso dad, muchos de ellos en manos de canóni-
de concentración del hábitat como conse- gos, cuando no bajo el control de magnates
cuencia de la implantación violenta del y príncipes que colaboraban con los movi-
feudalismo, que daría lugar a una red de al- mientos reformistas. De igual forma, desta-
deas, cuya morfogénesis oscilaría entre el ca la relación que se establece entre «sagre-
castillo o castrum y la iglesia con su «sagre- ras» y movimientos de la Paz y Tregua de
ra» asociada. Dios. Estos se implantan a partir de 1063 en
Si los trabajos de Farías y de Catafau Gerona, es decir, en un momento en el que
sostienen un modelo explicativo de la «sa- ya se han sentado las bases normativas de la
grera» enraizado con la interpretación «mu- «sagrera» y cuando se estaba convirtiendo en
tacionista» y con la idea de una concentra- un elemento frecuente en el paisaje. Por tan-
ción de la población como consecuencia de to, existe un nexo entre ambos fenómenos,
la acción de los poderes feudales, que recuer- pero, frente a las posturas de los otros dos
da en gran medida al congregare populum de autores, no plantea una relación de causa-
Toubert, el estudio de Ramón Martí abre efecto motivada por la violencia feudal. Se
vías distintas para la comprensión de este fe- trataría más bien de dos realidades surgidas
nómeno. Sin desmerecer las aportaciones de del éxito del movimiento reformista dentro
los otros dos artículos, basadas ambas en sóli- de la Iglesia, que buscaba incrementar la au-
das trayectorias de investigación acerca del tonomía de los clérigos frente a los laicos,
tema, creo que el artículo de Martí es el más para lo cual se reforzó la defensa de los
interesante y sugerente de los tres, tanto por bienes eclesiásticos. Es cierto que la «sagre-
los planteamientos metodológicos como por las ra» se relaciona con el feudalismo, si bien el
conclusiones a las que llega. Se ciñe a los te- argumento ha cambiado sustancialmente: la
rritorios de las diócesis de Gerona y Osona, Iglesia, a través de los movimientos refor-
aunque toma en consideración la documenta- mistas, se adapta como entidad señorial y las
ción de otras áreas catalanas. De hecho, lleva «sagreras» sirven como centros de captación
a cabo una seria crítica documental que le de rentas, gracias sobre todo a la condición de
permite afirmar la falsedad de todos los textos parroquias de los centros eclesiásticos y al
que hablan de «sagreras» en el siglo X y co- dominio patrimonial sobre el espacio de la
mienzos del XI. También se interroga por la «sagrera».
autenticidad de las referencias sobre movi- Junto al estudio del registro escrito,
mientos de Paz y Tregua de Dios de 1027 y Martí nos proporciona un análisis de tipo
1063 para negarla. arqueológico a través de un estudio compa-
Una vez hecha esta crítica, examina los rado de casos, lo que le permite modificar al-
testimonios procedentes del registro escrito, gunos de sus planteamientos anteriores.
para señalar que en la diócesis de Gerona la Destaca cómo la instauración de las «sagre-
primera noticia fiable sobre «sagreras» es de ras» no conllevó cambios significativos en la
1039, aunque será entre 1045 y 1062 cuan- ordenación del poblamiento. Si se acepta
do se efectúe un esfuerzo normativo que la asociación entre iglesias románicas, parro-
dote a esta realidad de un sentido jurídico. quias y espacios de «sagrera», cabe señalar que
Vincula la formación y desarrollo de las la mayoría de las primeras aparecen aisladas
«sagreras» con el éxito de determinadas po- de las casas y no ejercen como polos de atrac-
líticas reformistas dentro de la Iglesia, que ción del hábitat. Por tanto, la imposición de
habían propiciado la creación de canónicas las rentas de tipo eclesiástico, que representa-
episcopales. Es en ese periodo cuando los ron un factor esencial en la feudalización de

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las tierras catalanas, no trajo consigo necesa- arqueológicos están permitiendo cambiar de
riamente la formación de una nueva red de paradigma a favor de una creación temprana
asentamientos, ni siquiera una concentra- frente a las ideas de Chapelot y Fossier; por
ción particularmente significativa del hábi- otro lado, la feudalización, con una progre-
tat, sino en la creación de centros de capta- siva erosión de la otrora preponderante pers-
ción de renta, que pueden identificarse con pectiva de la «mutación feudal». Ambos as-
las «sagreras». pectos están presentes en las reflexiones de
Es factible comprobar la pluralidad de Farías, Martí y Catafau y enlazan un tema
posturas sobre el origen, función y alcance aparentemente menor y local con un proce-
de las «sagreras». Esta disparidad no obedece so de alcance más global.
únicamente a que se estudien zonas distintas
por parte de cada uno de los autores; respon- Iñaki Martín Viso
de, en realidad, a opciones teóricas diferen-
tes, perspectivas que se sitúan en un debate
que no está cerrado. He de reconocer que
me convence más la óptica adoptada por LE GOFF, Jacques y TRUONG, Nicolas
Martí en el plano metodológico –con la Una historia del cuerpo en la Edad Media.
combinación de datos escritos y arqueológi- Paidós Ibérica.
cos– y en el explicativo –con una visión de la Barcelona, 2005, 168 pp.
Paz y Tregua de Dios más cerca de Barthé-
lemy que de Poly y Bournazel– que la de Fa- Dentro del marco ideológico en el que
rías y Catafau, si bien todos ellos poseen una ha ido conformándose la actual teoría femi-
sólida base argumental. A pesar de ello, qui- nista, la dimensionalidad del cuerpo ha to-
zá el debate esté demasiado apegado a las mado una significativa relevancia para poder
fuentes escritas, muy abundantes en la Cata- comprender mejor las relaciones de género
luña altomedieval, mientras se echa en falta desarrolladas en el devenir histórico. Cons-
un enfoque basado en los datos del registro ciente de esta realidad, Jacques Le Goff, pe-
arqueológico. Hay algunos estudios de este riodizando la Edad Media en un intervalo de
tipo y cabe citar, a modo de mero ejemplo, tiempo comprendido desde el siglo V hasta
la síntesis de J. Bolòs sobre el paisaje medie- finales del siglo XVIII –pues, en este, incorpora
val catalán (Els orígens medievals del paisatge el Renacimiento de los siglos XV-XVI, al cual
català. L’arqueologia del paisatge com a font denomina Renacimiento medieval–, desecha
per a conèixer la història de Catalunya, Institut la idea consensuada de que el estudio del cuer-
d’Estudis Catalans, Barcelona, 2004). Pero in- po sólo puede ser abordado desde una perspec-
cluso en ese caso se echa en falta más informa- tiva meramente biológica, para incardinarlo
ción sobre excavaciones frente a la preponde- dentro del marco de la cultura y, por ende, de
rancia del análisis de planos urbanísticos. En la historia misma.
tal sentido, la aportación de Martí me parece Es indudable que la concepción del
de indudable interés. cuerpo, el lugar que ocupa en cada sociedad,
Este libro no pretende ser en ningún su presencia en el imaginario colectivo, en la
caso una respuesta definitiva. Su mérito es mentalidad, experiencia y cotidianidad de
señalar con claridad las principales cuestio- las gentes que confeccionan la realidad con-
nes que animan la investigación sobre la ceptual del momento, ha ido modificándose
«sagrera». En el fondo laten dos de los gran- a lo largo de los siglos. Sin embargo, los
des temas de discusión que están en la agen- cambios producidos en la forma de entender
da actual del medievalismo: por un lado, la el cuerpo, nunca han acontecido de un mo-
formación de las aldeas, donde los datos do tajante, sino que siempre han quedado

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resquicios conductuales en su manera de vi- dentro del tiempo social. Los ayunos de la
virlo. Así, el paso del culto al cuerpo a través Cuaresma, de Adviento, de las témporas, de
de la gimnasia y el deporte en la Antigüedad las vísperas de fiestas y de los viernes, encon-
grecorromana al «ascetismo monástico» pro- trarán su réplica en los excesos del Carnaval,
mulgado por la Iglesia, en verdad, no debe donde el «tiempo de besar» cobraba forma,
de interpretarse como dos etapas radical- aunque, claro está, dentro de ciertos códigos
mente opuestas. Dan fe de ello los modelos preconcebidos de antemano –no hemos de
alimentarios, puesto que es erróneo hablar olvidar que, en Occidente, la religión cristia-
de una civilización del trigo y otra de la car- na institucionalizada logró introducir el ta-
ne, porque, tanto en una como en otra, se miz del sexo al pecado original–.
consumían ambos alimentos; la higiene per- Esta tensión alcanzará su máxima ex-
sonal, ya que, pese a la desaparición de las presión cuando la corporalidad del indivi-
termas romanas, en la Edad Media hombres duo trascienda a la propia muerte, siendo
y mujeres también recurrían al baño para entonces concebida como condena o recom-
mantenerse limpios/as; o, incluso los pro- pensa divina. El alma es espiritual, pero pu-
pios parámetros de la sexualidad, dado que, nible a la vez, ya que podrá ser torturada en
aun habiendo el cristianismo condenado ri- el infierno o en el purgatorio por un fuego o
gurosamente, desde el siglo XIII, cualquier un frío eterno, o bien gozar lícitamente en el
manifestación homoerótica, en ciudades co- Paraíso celestial. El cuerpo, por tanto, se glo-
mo Florencia, en pleno siglo XV, la homose- rifica en el cristianismo medieval, pues es el
xualidad se practicaba ampliamente como mismo Cristo quien funda el dogma de la
ocurría entre griegos y romanos. Con todo, resurrección del ente corpóreo más allá de
pese a la especial atención que se le prestaba la muerte. Una novedad sin fundamento al-
al cuerpo durante la Antigüedad clásica, el guno, en tanto que, en sus inicios, ni tampo-
poder de la Iglesia logrará exacerbar ese cul- co en el Antiguo Testamento, no aparece ras-
to hasta el punto de llegar a concebir el cuer- tro alguno de semejante equivalencia.
po como el auténtico corazón de la sociedad Introducir este elemento suponía desa-
medieval. creditar a las mujeres, pues, se entendía que
En efecto, la institución eclesiástica in- la parte superior del ser humano recaía en la
tentará imponer el «ideal ascético», definiti- razón y el espíritu, directamente vinculado a
vamente ultimado en el siglo XII con la apli- lo masculino; mientras que lo femenino se lo
cación de la reforma gregoriana, reprobando asociaba con la parte inferior, hallándose en
cualquier exceso atribuido al cuerpo. Esta esta el cuerpo y la carne. A fin de cuentas, el
entelequia confeccionaba, así, una sociedad colectivo femenino provenía de la costilla de
escindida, por un lado, en un mundo de cé- un hombre, Adán, siendo parte constituyen-
libes, configurado por la doctrina monástica te del propio cuerpo, mientras que el mascu-
donde sus fieles se abstendrían de verter es- lino había sido engendrado a imagen y se-
perma y sangre –elementos que provocaban mejanza de Dios. La cristiandad omitió, y
la corrupción del alma–; y, por otro, en un escondió, la figura de Lilith, quien había si-
cosmos de aprisionamiento que cristalizaba do creada de la misma materia demiúrgica
en el matrimonio y en el modelo patrimonial, que el hombre primigenio, dejándose llevar
monogámico e indisoluble. La condena de la por el discurso misógino de Aristóteles y su
lujuria (luxuria), se acompañará a menudo lector medieval Tomás de Aquino. Por si es-
por la de la gula (gula) y el exceso de bebida y to fuera poco, las mujeres quedaban sustraí-
de comida (crápula, gastrimargia), aunque, das a su naturaleza biológica, ya que la incul-
a su vez, la Iglesia codificará la concepción tura científica de la época ignoraba la exis-
del cuerpo para gobernarlo, y civilizarlo, tencia de la ovulación, con lo que solo se

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atribuía la fecundación al sexo masculino. de los siglos X-XII, la introducción de nuevos
Sin duda, como escribe George Duby, «esta cultivos y nuevas maneras de cultivar, la evo-
Edad Media es macho, decididamente». lución de los gustos culinarios y el auge de
Ese organismo vivo cuya vinculación la gastronomía fueron fenómenos lentos en
sexual era eminentemente masculina, se con- su repercusión sobre el cuerpo. Sin embar-
vertía, así, en una gran metáfora que se ex- go, otros acontecimientos aceleraron la his-
trapolaba a todas y cada una de las dimen- toria del cuerpo como la elaboración de una
siones de la realidad pública. Dentro de esta dietética monástica y la aparición fulguran-
alegoría era donde se describían la sociedad te de la peste negra en 1347-1348, pues fue-
y las instituciones, símbolo de cohesión o de ron sucesos que condicionaron un «rápido»
conflicto, de orden o de desorden, pero, so- devenir en la conceptualización del cuerpo
bre todo, en esta cristiandad medieval, de histórico.
vida orgánica y de armonía. De este modo, Este estudio, por lo tanto, constituye
la Iglesia como comunidad de fieles se con- una importante, y sumamente necesaria, con-
cebía como un cuerpo cuya cabeza era Cris- tribución a cierta dimensión de la historia
to; las ciudades, en particular con el auge de donde la identidad corporal, y por ende la
las conjugaciones y de las comunas urbanas, psíquica, de los individuos se convierte en
tendían a formar asimismo un «cuerpo mís- un factor determinante para poder entender
tico»; las universidades, por su parte, funcio- mejor el desarrollo de las relaciones de géne-
naban como verdaderos «cuerpos de presti- ro y su repercusión en el contexto histórico
gio» y el propio ser humano se convertía en en el que, estas, interactúan.
todo un universo en miniatura, aunque, si-
guiendo el discurso patriarcal de entonces, Jordi Luengo López
en realidad, únicamente se pensaba en «el
hombre». No existía, pues, esa armonía que
intentaba alcanzarse con la construcción de
dicha metáfora, porque las mujeres queda- EICHBERGER, Dagmar (ed.)
ban fuera de este símil comparativo. Women of Dictinction: Margaret of York/
No cabe duda de que la historia del Margaret of Austria.
cuerpo a lo largo de la Edad Media es una Brepols Publishers.
historia escindida en dos mitades condicio- Davidsfonds–Leuven, 2005, 367 pp.
nadas por el sexo, en tanto que el constructo
ideológico significado en torno a los hom- Durante el otoño de 2005, la ciudad
bres es radicalmente opuesto al de las muje- belga de Malinas celebró una exposición so-
res. La influencia de la cristiandad fue deter- bre dos mujeres de excepción, Margarita de
minante para la configuración social, política York y Margarita de Austria, que mantuvie-
y moral del cuerpo, no ya solo desde un pla- ron una estrecha relación político-cultural
no físico, sino también en su extrapolación con la citada metrópoli en los albores de
a otras entidades abstractas inherentes a la 1500. La muestra, comisariada por Dagmar
realidad de la época. Eichberger, contó con más de 170 objetos
Le Goff, en términos del más puro di- entre retratos, miniaturas, planos de los pa-
namismo conductual, concluye que la histo- lacios de la corte de Cambrai y de Saboya,
ria del cuerpo en la Edad Media fue una juegos, armaduras, indumentaria, tapices, li-
«historia lenta» en cuanto a lo que atañe a la bros de horas, orfebrería, relicarios, docu-
desaparición del deporte y del teatro o bien a mentos e impresos, y pinturas de Juan de
la proscripción, ya antigua, del desnudo. Del Flandes, Bernard Van Orley o Lucas Van
mismo modo, la lenta «revolución agrícola» Leyden (procedentes de museos de París,

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Londres, Berlín, Nuremberg, Washington y La primera sección –Malinas: ciudad
Bruselas), ubicados en el marco expositivo en manos de mujeres– está dedicada a pre-
diseñado por la prestigiosa arquitecta iraní sentar a los tres protagonistas de la muestra.
Zaha Hadid y la belga Caroline Voet. El tes- La Malinas de 1500 caracterizada como una
timonio de los montajes efímeros se recoge urbe cosmopolita en la que viven elites in-
en la documentación gráfica de la exposición conformistas. Margarita de York (1446-
y casi nunca llega al gran público, pero siem- 1503; hija de Ricardo, duque de York, y Ce-
pre queda el catálogo razonado que, en el ca- cilia Neville, esposa de Carlos el Temerario,
so que nos ocupa, puede calificarse como la y madrastra de María de Borgoña, cuyo ma-
obra especializada más relevante realizada trimonio arregló con Maximiliano I) es pre-
sobre el universo vital de estas dos mujeres sentada como una duquesa de sutil influen-
que se encuentran en la intersección entre la cia en la corte de Cambrai, cuya interven-
Edad Media y el Renacimiento, el viejo y el ción fue decisiva en la educación de Felipe el
nuevo mundo. Hermoso, sus hermanas y luego sus hijos. Y
Dagmar Eichberger ha coordinado un Margarita de Austria (1480-1530; hija de
grupo de investigadores belgas que han par- María de Borgoña y de Maximiliano I, espo-
ticipado en la redacción de un catálogo divi- sa de Juan de Castilla y después de Filiberto II
dido en cinco secciones, precedidas por un de Saboya, fue, primero regente de los Países
prefacio que introduce la relación entre Ma- Bajos en 1509, y después gobernadora en
linas y las dos mujeres distinguidas, junto 1519) es el prototipo de una princesa con
con la cronología histórica de la ciudad y las ambición política. Especial atención merece
biografías de ambas Margaritas. Las seccio- la descripción de sus palacios con los acon-
nes están organizadas según el itinerario físi- dicionamientos arquitectónicos pertinentes
co de la exposición, de forma que leyendo dirigidos por ellas, con la aportación de una
sus páginas, casi con la imaginación, es posi- importante colección de planos.
ble contemplar los objetos que figuraron en La segunda sección –familia, dinastía y
ella. Cada parte se compone de tres artículos diplomacia– se centra en dos temas básicos:
de fondo seguida por las fichas de catálogo de por un lado el papel destacado de las viudas
las piezas –convenientemente ilustradas y en los asuntos diplomáticos; y por otro el re-
razonadas– relacionadas con el apartado co- lato de las memorias de la familia a través de
rrespondiente. El hilo conductor está traza- los retratos infantiles. Se pone de relieve el
do a través de dos mujeres de acusada perso- papel fundamental que ambas desempeña-
nalidad, ambiciosas y excéntricas, que esco- ron en la más alta representación del prínci-
gen deliberadamente Malinas como lugar de pe en sus territorios, que se acrecentaba en
residencia. Ambas conducen sus vidas en un ausencia de este. Además de ser las anfitrio-
tiempo y un espacio en el que emergen nue- nas de la corte en la recepción de embajado-
vas cosmologías y mentalidades. Durante res y funcionarios de otras cortes, fueron
más de cincuenta años, sus huellas quedaron mujeres a las que, por su condición de viu-
marcadas en un amplio espectro de actua- das, se les encomendó la resolución de deter-
ción, tanto público como privado, muy va- minadas crisis políticas: Margarita de York
riado y muy rico en detalles: aspectos rela- resolvió la crisis acaecida después de la muer-
cionados con la crianza y la educación de los te de Carlos el Temerario y ayudó a María de
niños; fe y política; consideraciones dinásti- Borgoña en la rebelión de Gante. Margarita
cas y representativas; el placer del coleccio- de Austria, declarada por el emperador
nismo o el gusto por lo exótico. En este ex- Carlos V como su álter ego, fue la cabeza del
cepcional escenario, crecerá y se educará el consejo privado de los Países Bajos con capa-
futuro Carlos V. cidad para tomar decisiones. Por otra parte,

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son esenciales los roles que adoptan estas York leyó y heredó la biblioteca de Carlos el
mujeres y las asociaciones que crearon inspi- Temerario, que incrementó con literatura
radas en figuras e historias ejemplares para religiosa que denota su identificación con
realzar su persona, su vida, sus devociones, la Devotio Moderna. Margarita de Austria
su carácter y sus virtudes. Ellas se vieron a sí coleccionó un fondo bibliográfico compara-
mismas como parte de una larga serie de fi- ble a las bibliotecas del cardenal Albrecht de
guraciones que incluían familia, dinastía y Brandenburgo y Federico el Grande de Sa-
sociedad. jonia. A diferencia de su tía, se inclinó más
La tercera sección –asuntos de mujeres por la literatura profana, incluso visitó la pres-
y asuntos de género– trata sobre la moda y tigiosa biblioteca de Erasmo de Rotterdam
la joyería femeninas, el rol femenino en los en 1519. Muy interesante resultan también
tapices y las mujeres como mecenas de las las páginas destinadas a describir la faceta
artes. Destaca el estudio dedicado a las tapi- más devocional y asistencial de estas muje-
cerías y la consideración del tapiz como uno res con la fundación de conventos y hospi-
de los objetos más preciados de la corte, no tales, o la organización de peregrinaciones a
solo por su tamaño y magnificencia para de- santuarios belgas, que luego heredará Isabel
corar las estancias palaciegas en las grandes Clara Eugenia.
ocasiones, sino como vehículo que preserva- La quinta y última sección –el arte del
ba la memoria visual de una cultura de eli- coleccionismo y los deseos del mundo– se
te: los príncipes formaban su personalidad y ocupa del escultor de cámara de Margarita
comportamiento en diálogo con estos mo- de Austria, Conrat Meit, de la cultura de los
delos. Las series de Margarita de York inte- regalos comprendida como un fenómeno
gran las que hacen referencia a Ester, Débo- cortesano desde la perspectiva de las muje-
ra, Abigail y Judit, y las de Margarita de res, y de la visión de Margarita sobre el
Austria, además de Ester, a Santa Elena y Nuevo Mundo. Merece un especial interés
Betsabé. el estudio sobre el coleccionismo de las mu-
La cuarta sección –mujeres, religión y jeres, que pone de relieve el papel de las
cultura literaria– se centra en las bibliotecas mujeres como coleccionistas y mecenas de
de ambas mujeres y en las prácticas devocio- las artes. Compraban para sí mismas y para
nales de las mujeres en Malinas. Destaca es- regalar con motivo de ocasiones especiales:
pecialmente el estudio dedicado a los dos li- año nuevo, eventos diplomáticos, nacimien-
bros atribuidos al llamado «Housebook tos, bautizos o matrimonios. El intercambio
Master» (1485) en el que hombres famosos de regalos hizo que estas mujeres contribu-
–por ejemplo Salomón y Aristóteles– eran yeran al nacimiento de las llamadas cámaras
seducidos y vejados por mujeres. A partir de de maravillas destinadas a albergar objetos
este testimonio, comenzaron a proliferar im- exóticos, miniaturas, pinturas de pequeño
presos, pinturas, relieves y hojas volanderas, tamaño, piezas de orfebrería y piedras duras,
muy populares en todas las capas sociales, entre otras.
que acentuaban de manera satírica el poder El catálogo cierra con un repertorio bi-
ejercido por las mujeres sobre los hombres. bliográfico actualizado y el índice de artistas
También merece una atención minuciosa el y personajes.
artículo que se ocupa del carácter bibliófilo
de ambas Margaritas, como ejemplo de una de M.ª Leticia Sánchez Hernández
las tendencias más importantes en la investi-
gación de la conformación de las mentalida-
des. El estudio de sus bibliotecas refleja cómo
se formaron sus mentalidades. Margarita de

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FLORI, Jean que aún sigue generando debate. Este estu-
Leonor de Aquitania, la reina rebelde. dio, por lo tanto, se realiza desde dos pers-
Edhasa. pectivas claramente diferenciadas: la Histo-
Barcelona, 2005, 573 pp. ria y la leyenda.
Respecto a los dos grandes apartados a
Jean Flori, describe la «historia global» los que se hizo referencia anteriormente, el
de un personaje único pero multiforme del primero muestra una narración cronológica
siglo XII, Leonor de Aquitania. Muestra la de los acontecimientos más importantes de
rebeldía e inconformismo de esta mujer que la vida de Leonor. Desde el indiferente naci-
fue dos veces reina, dos veces esposa, duque- miento de una niña, que no hubiera destaca-
sa, madre de más de diez hijos y cabeza de do demasiado en el orden público de no ha-
una estirpe que arraigó en gran parte de Eu- ber muerto su hermano Guillermo y haber
ropa mediante estrategias familiares y políti- heredado ella el ducado de Aquitania tras la
cas en los siglos XII y XIII. muerte de su padre; hasta su muerte y ente-
Desde la introducción, el autor des- rramiento en la abadía de Fontevraud.
pierta los deseos de ahondar en el pasado de Entre ambos momentos transcurren
la duquesa de Aquitania y descubrir por qué más de ochenta intensos años en los que la
fue una reina rebelde. El libro, perfectamen- protagonista se casa con el futuro Luis VII de
te concebido y estructurado, se organiza en Francia, de quien se separa posteriormente
torno a dos partes –de las que se hablará pos- alegando consanguinidad para contraer matri-
teriormente– que se subdividen en pequeños monio con Enrique de Plantagenet, y pronto
capítulos cuyos títulos son breves, concisos y Enrique II de Inglaterra. Leonor será madre
concretos, facilitando al lector la informa- de más de diez hijos, tres de ellos reyes, reina-
ción que va a encontrar en su interior. El li- rá a lo largo de sesenta y siete años, se rodeará
bro se completa con dos mapas de los reina- de importantes eclesiásticos como Suger o To-
dos de Leonor, genealogías de las dinastías más Becket y viajará por toda Europa.
Plantagenet y Capeta, así como ilustracio- Pero no serán años totalmente ventu-
nes, notas, árboles genealógicos, bibliografía rosos para la reina, ya que, como señala el
e índice onomástico. autor, Leonor tiene diversas preocupacio-
A lo largo de las páginas hallamos un es- nes: la revuelta que ella ha incitado entre
tilo formal, un rigor excepcional en las justi- sus hijos Enrique, Ricardo y Godofredo
ficaciones de las teorías del autor, y una dic- contra su padre, su propia captura realizada
ción experta que fluye a lo largo de la prosa por los partidarios del rey a consecuencia
narrativa. Los argumentos, por tanto, se ex- de esta rebelión, la vigilancia personal de
ponen con una claridad de conceptos asom- su hijo Juan –más conocido como Juan sin
brosa, y bajo un estilo divulgativo asequible a Tierra– quien sufría inestabilidades emo-
cualquier lector con inquietudes de profun- cionales y paranoicas, o el secuestro del
dizar no solo en el personaje enigmático de también biografiado por Jean Flori, Ricar-
Leonor, sino también en el fascinante mun- do Corazón de León cuando volvía de las
do de la Edad Media. cruzadas, son solo algunos ejemplos de sus
La finalidad de la obra reside en mos- desgracias.
trar una visión completa de la protagonista. El profundo conocimiento de la Edad
Por una parte, se recoge la imagen de su Media, que posee el autor, le permite cues-
vida y actividad política, apoyándose cons- tionar tesis generalmente aceptadas. Por este
tantemente en fuentes de su tiempo y en bi- motivo, en la segunda parte de la obra se
bliografía anterior; mientras que por otra, se centra en la figura legendaria de Leonor,
acopian los reflejos que nacieron del mito poniendo de relieve argumentos que aún

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siguen mostrando controversias entre los artistas y literatos de los que fue mecenas, li-
miembros de la comunidad investigadora. bre, precoz «feminista», indócil, decidida,
Se insiste en el florecimiento de la leyenda transformadora de la corte de París y contra-
negra de Leonor después de su muerte. Para ria al modelo femenino admitido. Una reina
verificarlo, Flori recupera relatos tardíos y que fue sobre todo rebelde, como bien se
testimonios de obras de finales de la Plena precisa en el acertado título de la obra, no
Edad Media, donde sus autores presentan a solo en el apoyo de la revuelta de sus hijos
Leonor como una reina adúltera, cruel, per- contra su padre Enrique II, sino también en
versa, llegando a considerarla la nueva Mesa- su constante oposición al papel resignado y
lina. Consecuentemente se determina que el pasivo de mujer que le había tocado vivir, re-
caso de Antioquía es clave en el origen de es- belándose y decidiendo en cada momento su
te mito. propio destino.
Los últimos capítulos rastrean la cone-
xión que existe entre la corte Plantagenet y M.ª Ángeles Sánchez Puerto
la corte mítica del rey Arturo, y entre Chre-
tièn de Troyes y Leonor de Aquitania, mece-
nas de diversos trovadores, artistas y literatos
que comenzaban a difundir el amor cortés SEGURA GRAÍÑO, Cristina (coord.)
en su reino, de los que llegó a ser fuente de Mujeres y espacios urbanos. Homenaje a Chris-
inspiración. tine de Pizan en el VI Centenario de la 1ª Edi-
Con prudencia, se intenta cuestionar ción de «La ciudad de las mujeres». 1405-
«lo no dicho» por los autores medievales y 2005.
«dar voz a los silencios», intentando filtrar esa Asociación Cultural Al-Mudayna, Colec-
imagen parcial escasamente fiel y neutra que ción Laya.
nos suele llegar de los personajes del pasado. Madrid, 2007, 190 pp.
El autor reúne testimonios de las fuentes es-
critas para justificar sus argumentos y para Este libro, dedicado a la medievalista
mostrar cómo Leonor era vista por sus con- Marisa Loring, nació como resultado de un
temporáneos. La mayoría de las informacio- simposio que se celebró en la Universidad
nes que llegan de la reina fueron escritas por Complutense de Madrid los días 17 y 18 de
clérigos, es decir, hombres, eclesiásticos, que octubre de 2002, celebrado con el fin de re-
dirigían de una manera u otra el pensamien- pensar las realidades de los espacios públicos
to de la sociedad en la Plena Edad Media y y privados medievales en relación con el pa-
llenos de prejuicios contrarios a la mujer, pel que las mujeres jugaron en ellos. Toman-
aunque esta fuera la duquesa de Aquitania. do como excusa el 600 aniversario de la pu-
Jean Flori nos acerca a esta excepcional blicación de La ciudad de las damas de Cris-
personalidad y su entorno, invitándonos a tina de Pizán se pretende estudiar los espa-
descubrir un personaje lleno de misterio que cios públicos y privados de las ciudades me-
no deja indiferente a nadie. Cuesta admitir dievales y el papel jugado por las mujeres en
que una mujer pudiera pensar y actuar por sí ellos.
misma, aconsejar, tomar iniciativas en polí- Es una obra donde aúnan esfuerzos los
tica o en amor, dejando de lado el papel su- historiadores, los geógrafos y los arquitectos,
miso generalizado para todas las mujeres de dando un excelente resultado. Además in-
la Edad Media. tenta analizar el lugar ocupado por las muje-
Pero Leonor de Aquitania, la reina rebel- res no solamente en la etapa medieval, sino
de demuestra que fue una mujer muy bella, que abarca desde la Antigüedad hasta nues-
símbolo, mito y fuente de inspiración para tros días.

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El libro se divide en cuatro partes. La excelente preparación para la vida de casada
primera de ellas, que ocupa un 30%, está de- que Cristina comenzó con 15 años y que re-
dicada al estudio del libro de Cristina de Pi- alizó a la perfección; también una excelente
zán. Cinco mujeres medievalistas, en cuatro actitud una vez viuda, sabiendo defender lo
artículos, estudian esta obra de Pizán y su suyo y sacar a sus hijos adelante. Su vida de
significado. viuda fue dura, sobre todo en los primeros
En el primero de ellos Ana Vargas Mar- años: soledad, penuria económica, proble-
tínez se acerca a la obra La Ciudad de las Da- mas derivados de pleitos diversos... y sus
mas, comenzando por acercarnos a la vida de consejos para otras viudas, presentes en su
Cristina de Pizán como una forma de enten- obra son excelentes. Casi viudas al mismo
der a la autora y el porqué de sus escritos pa- tiempo, madre e hija se apoyaron mutua-
ra, después, acercarnos en profundidad a la mente y su madre fue el sostén que necesitó
obra y su construcción de una ciudad ideal. para dedicar largas horas a su labor de escri-
Las difamaciones de las mujeres, las prohibi- tora, confiando en la abuela para el cuidado
ciones y restricciones que les afectan, la de- de la casa y sus pequeños hijos. Sança Xime-
fensa del matrimonio, la necesidad de que nis de Cabrera, joven viuda en el Bearn es
las mujeres reciban una educación adecuada, también estudiada por las autoras, aunque
son algunos de los temas de la obra en los más brevemente.
que profundiza la autora. La segunda parte, la más amplia con
Montserrat Cabré estudia el valor de cuatro artículos, realizados por otras cuatro
La Ciudad de las Damas como discurso polí- historiadoras, estudia las relaciones entre
tico de la valía de las mujeres, su interven- mujeres y ciudad en Roma, la Edad Media y
ción en la Querella de las Mujeres desde un la Edad Moderna.
doble punto de vista: a través de sus escritos Pilar Díaz Sánchez estudia los lugares
y por medio de una labor de recopilación de propios de las mujeres en las ciudades prein-
textos pro y anti mujeres, demostrando un dustriales y las formas de hacerse con nuevos
alto grado de conocimiento de los textos fi- espacios por parte de estas. El mundo griego
losóficos, religiosos y científicos, temas veda- fue el que creó espacios secundarios para las
dos en la educación de las mujeres del mo- mujeres en sus ciudades, en un movimiento
mento. Para esta autora con Cristina de Pi- exacerbado por Roma y atemperado en la
zán se conmemora «la construcción del suje- Edad Media cristiana, un proceso que se fue
to político femenino». acelerando en los siglos posteriores, dándose
M.ª Milagros Rivera estudia la Querella más una feminización de los espacios antes
de las Mujeres en La Ciudad de las Damas y, reservados a los hombres que una masculini-
partiendo de la existencia de diferencias fi- zación de los propiamente femeninos, que lo
siológicas entre hombres y mujeres, estudia siguen siendo en el siglo XIX; momento en
los debates existentes en el momento sobre que la autora termina su estudio.
el tema y la opinión de Teresa de Cartagena Rosa M.ª Cid estudia los espacios de
al respecto. mujeres en las ciudades romanas. La relación
Teresa Vinyoles y Mireia Comas estu- entre las mujeres y la ordenación del espacio
dian la importancia que la madre de Cristi- urbano es el tema que interesa aquí a la au-
na de Pizán tuvo en su educación, al permi- tora, un tema muy tratado por geógrafas y
tir que su hija se formará como un hombre, es arquitectas pero poco por historiadores. La
decir, adquiriera conocimientos exclusiva- ciudad en Roma tiene una organización pro-
mente orientados a los varones en las postri- fundamente patriarcal y los espacios públi-
merías del siglo XIV. Las autoras no ven un cos son dominados por los hombres, siendo
reproche en la exigencia materna de saber la mejor muestra de ello el foro. Incluso en la
tejer y bordar, sino todo lo contrario, una domus las mujeres no gozaban de espacios de

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libertad, ya que toda la casa era compartida papeles y oficios que controlaban más sus
por hombres y mujeres. La reclusión en casa movimientos y actuaciones que en la etapa
de las mujeres romanas les impedía tener es- anterior y una pérdida de posiciones relacio-
pacios de sociabilidad como los pozos. Las nadas con la cultura tradicional, ahora sos-
mujeres de la aristocracia romana se encon- pechosa, que les perjudicó.
traban sometidas a la autoridad de los varo- La tercera y cuarta parte estudian los
nes de la familia también dentro de los espa- problemas que las mujeres se encuentran en
cios privados. el mundo urbano actual. Cuatro son las
Cristina Segura nos habla de la mujer aportaciones, tres realizadas por mujeres y
medieval. La autora estudia dos aspectos re- una por un hombre. En ellas se plantean los
lacionados con la ciudad: en qué medida los problemas y soluciones que se pueden apor-
espacios urbanos fueron aptos y confortables tar a las ciudades del mundo actual en rela-
para las mujeres; y la estabilidad o modifica- ción con las mujeres.
ción de los espacios de hombres y mujeres en Felipe Hernando Sanz estudia las apor-
la ciudad medieval. Y estudia tanto las ciuda- taciones que la geografía humana ha realizado
des cristianas como las andalusíes. Las casas, en los últimos años, al hilo de planteamientos
iglesias y plazas parecen ser los lugares de en- postmodernistas en la geografía, unidos a la
cuentro de ambos sexos más comunes. Ferias «tercera ola» del feminismo. Beatriz Cristina
y mercados son espacios que se van femini- Jiménez se plantea la relación entre los cam-
zando a lo largo de la Edad Media y algunos bios sociales, fundamentalmente en España,
oficios son desempeñados, cada vez más, ex- que ha sufrido la situación de la mujer y las
clusivamente por mujeres, como es el caso dinámicas urbanas más recientes: la entrada
de las panaderas y las regatonas. Otros espa- en el mundo laboral, las nuevas formas de
cios fueron prácticamente exclusivos de mu- realizar las compras, la adquisición de vi-
jeres: son los pozos y fuentes públicas y los viendas en bloques exentos, adosados y cha-
lavaderos de ropa. lets, y la generalización, entre las mujeres,
Por su parte, Gloria Franco estudia las del uso del coche son los principales cambios
relaciones entre las mujeres y los espacios ur- que apunta la autora para la España de los
banos en las ciudades de la Edad Moderna. últimos 50 años. La arquitecta Mónica Mo-
Son numerosas y realmente interesantes las rales Segura se pregunta si se construye pen-
cuestiones que la autora se plantea en la In- sando en los usos que necesitan las mujeres
troducción. Para algunas de ellas nunca ten- para llegar a la conclusión de que general-
dremos respuesta. Para otras se plantean lí- mente no se tienen en cuenta sus necesida-
neas de trabajo de gran interés. Ocho son des, al igual que las de otros colectivos. Otra
los tipos de espacios que se apuntan en este arquitecta, Geneviève Christoff, analiza de
trabajo: espacios domésticos, eclesiásticos, qué manera la mujer transforma los espacios
marginales, represivos, laborales, culturales, urbanos de acuerdo con sus propias necesi-
asistenciales y de sociabilidad. Además del dades. La percepción del espacio público es
estudio de estos ámbitos, la autora estudia el diferente en las mujeres y en los hombres,
espacio real y simbólico utilizado por las debido al tipo de actividades que realizan
mujeres en la vivienda, la calle, simbolizada unas y otros. Por ello, la autora defiende una
en los paseos, construidos en muchas ciuda- activa participación de la mujer en todos los
des en el siglo XVII, y el salón, entendido co- ámbitos de decisión posibles, desde asocia-
mo lugar de reunión. En las conclusiones ciones de vecinos, APAS, partidos políticos,
Gloria Franco apunta que la Edad Moderna etc. Por último defiende una mayor capaci-
supuso, en contra de lo que podría parecer, dad por parte de las arquitectas para diseñar
un retroceso en la libertad de movimientos espacios públicos como los parques adecua-
de las mujeres, reubicadas dentro de nuevos dos a las necesidades de la población y una

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mayor sensibilidad hacia las necesidades co- en todo su magnífico desorden. Todo lo
tidianas de los usuarios de esos espacios, opi- contrario, la historia es un mundo que habla
nión con la que estamos en total desacuerdo. en voz alta y con urgencia a nuestros propios
Esta obra, en mi opinión, contiene in- intereses.
teresantes aportaciones para el estudio de la En voz alta y clara ha sido elaborado es-
mujer a lo largo de la historia, además de un te manual de historia de la Edad Media, que
interesante estudio sobre Cristina de Pizán y presentamos aquí. Sus autoras, un competen-
su obra La Ciudad de las Damas. Especial- te equipo de profesoras universitarias de Bar-
mente interesante nos parece el artículo de celona, Zaragoza y Girona, todas ellas forma-
Gloria Franco, y las cuestiones en él plantea- das en la erudición crítica, en la historia social
das, cuestiones por las que deberíamos pre- y en el feminismo, y coordinadas de forma
guntarnos todos los historiadores y que bien magistral por la catedrática María-Milagros
podrían ser el eje de otra obra más de la co- Rivera Garretas, han llevado a cabo un estu-
lección Laya. dio de las relaciones, entendidas como prácti-
cas políticas, en la escritura de la historia.
Soledad Tena García Ahora bien, como sostiene la responsa-
ble de esta síntesis histórica en la presenta-
ción de la misma, el manual no nace por el
mero hecho de que no existan ya muchos y
RIVERA GARRETAS, María Milagros buenos manuales de historia medieval. No
(coord.) repite, poniéndola rigurosamente al día, la
Las relaciones en la Historia de la Europa me- manualística tradicional, y sí inaugura una
dieval. escritura de la historia que toma como pun-
Editorial Tirant lo Blanc. Colección Crónica. to de partida la propia experiencia en el pre-
Valencia, 2006, 494 pp. sente y la práctica política de la relación pa-
ra describir que la historia, como la vida, es
«El neutro no existe en la historia hu- sexuada, siempre, y en todas partes.
mana». A su vez, las autoras de tan riguroso tra-
Simon Schama en el capítulo «Clío tie- bajo, avisan de que en este no se ha preten-
ne un problema» de su obra Confesiones y dido incluir a las mujeres en la historia, ni
Encargos, publicada en España por Penínsu- tampoco colmar un vacío, que existe, en la
la/Atalaya en marzo de 2002, denunciaba historiografía universitaria. La intención es
que Clío, la musa que no teme decir su otra. Resaltar un hecho importantísimo del
nombre, ha sido degradada a rama menor de que se habla poco: la ausencia femenina en
la educación. Que es víctima de un ataque las metanarrativas, en los ejemplos generales
frontal desencadenado por parte de aquellos que usamos para interpretar el pasado. Vacío
que por un lado pretenden que esta se man- voluntario y querido, porque hay mucho de
tenga alejada y entregue las Verdades Eternas la experiencia humana femenina libre –de la
de la tradición occidental, y por otra, se le diferencia de ser mujer– que no entra ni ca-
dice que será una desquiciada inútil mien- be en dichas metanarrativas. Una ausencia,
tras no se convierta en «multicultural». Un la femenina, en los manuales de historia que
hecho que el historiador británico, profesor se corresponde con una presencia femenina
de la universidad de Columbia (Nueva en la historia que esos mismos manuales no
York), argumenta con palabras de otros in- consiguen captar dado que es una presencia
signes profesionales de la materia. Para todos que no cabe en el registro del positivismo
esos escritores, la historia no era un lugar re- científico.
moto y fúnebre que debiera disculparse por Este es un manual que parece abrir
lo que es en realidad; el estudio del pasado nuevas propuestas en el complejo proceso de

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narrar la historia en nuestro país. Un cami- complejo proceso de construcción de esa rea-
no que es heredero de una tradición que lidad llamada Europa medieval.
arrancó allá por los años 60/70 del siglo pa- En el primero de ellos, titulado «La re-
sado en el ámbito del feminismo anglosajón. lación con los recuerdos: la autoridad y el
La historiadora canadiense Natalie Zemon poder de la memoria», la doctora Núria Jor-
Davis sería un claro, y vivo, precedente de lo net i Benito, especialista en Biblioteconomía
que aquí se está diciendo. En uno de sus úl- y Documentación de la Universidad de Bar-
timos libros, Pasión por la historia. Entrevista celona, narra cómo el poder de la memoria,
con Denis Cruzet, a la pregunta de su inter- equilibrio entre lo oral y lo escrito, transitó a
locutor «Por lo que se refiere a su curso, en lo largo de la Edad Media europea para que-
Berkeley (sobre historia de las mujeres), las dar depositada, de forma selectiva, en insti-
mujeres debían de sentir una fuerte atrac- tuciones nacidas de una clara intención de
ción, ¿pero acudían también los “estudiantes custodia: los archivos. De la memoria de las
varones”?», ella responde: «Los hombres eran mujeres como constructoras de espacios reli-
minoría. Siempre hemos lamentado que no giosos y de la política sexual mediante la fa-
hubieran más, porque, desde el principio, mosa «querella de las mujeres».
tanto para mí como para las otras, no se tra- En el segundo, «Una tierra para vivir»,
taba solo de contribuir a la reflexión sobre la la profesora Teresa Vinyoles i Vidal, también
historia de las mujeres, sino de considerar las de la Universidad de Barcelona, nos explica
relaciones entre mujeres y hombres, de refle- cómo la humanidad se ha relacionado siem-
xionar sobre la importancia de estas relacio- pre con su entorno (la tierra, el agua y de-
nes desde la perspectiva de los problemas so- más seres vivos), las tres principales caracte-
ciales, políticos, etcétera. rísticas sobre las que se alza el diálogo de las
[...] Es bueno para una misma conocer- comunidades humanas con dicho entorno,
se, conocer la historia de las mujeres. Y en medio donde se desarrollará la cultura mate-
cuanto una llega a ese punto, entonces se rial de cada una de esas comunidades desde
tropieza con la cuestión de las «relaciones». finales del siglo III al XIII. Cultura material
No podemos limitarnos a estudiar solo a las entendida como las distintas maneras de sa-
mujeres sin estudiar estas relaciones: la de tisfacer las complejas necesidades humanas:
las mujeres entre ellas, entre mujeres de cla- esta nos acerca necesariamente a la relación
ses distintas, con los hombres, y así acabamos con la naturaleza que cubre las necesidades
topándonos con cuestiones, si queremos de- primarias, y a las prácticas de dichas relacio-
cirlo así, variables: la clase, la posición en el nes humanas, tan indispensables como el ali-
mundo religioso o laico, la educación ele- mento para poder vivir.
mental o muy elevada. [...] ¿Pero qué relacio- «Política sexual» ha sido como ha intitu-
nes? ¿En qué sociedad? [...]». lado el tercer apartado la responsable y direc-
Creo que las palabras de tan prestigiosa tora del trabajo. En él, la doctora Rivera Ga-
intelectual acentúan aún más la importancia rretas nos invita a trabajar, y entender, nuestra
y el esfuerzo de nuestras historiadoras. realidad a través del análisis de tres importan-
El manual inicia su periplo con una tes palabras; dos, amor y relación. El detallado
más que interesante introducción nacida de estudio de estos términos ofrece a la historia-
una profunda reflexión, realizada por la pro- dora la posibilidad de conocer mucho mejor
fesora Rivera Garretas, a la que sigue, a tra- la evolución seguida por dicha política sexual
vés de un estilo sencillo, preciso y variado, a lo largo de nuestra Edad Media.
atento al lector y a la lectora, seis extensos En «La vida del espíritu», cuarto capítu-
capítulos donde cada una de sus autoras lo del manual, la profesora Blanca Garí esta-
contextualiza y somete a un profundo análi- blece la cuestión de cómo la sociedad medie-
sis el protagonismo de dichas relaciones en el val afrontó el suceso histórico de la pobreza y

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sus valores. La «pobreza voluntaria», un des- era común en nuestros estudios de Historia
cubrimiento medieval: forma de vida y prin- y que no se sabe muy bien el porqué ha ido
cipio de libertad. Los primeros experimen- disminuyendo con el paso del tiempo. Me
tos: de los movimientos de paz a la reforma vengo a referir al comentario de texto y todo
del Císter. Las beguinas: vanguardia de un lo que ello conlleva. Las autoras de Las rela-
movimiento sin fronteras. Las órdenes men- ciones en la Historia de la Europa medieval
dicantes: hombres y mujeres en los nuevos desean que el manual cubra un amplio terre-
modelos monásticos. El encuentro con Dios no en la difusión y estudio de nuestro pasa-
hecho palabra: las «santas vidas»: el diálogo do «[…] útil para el alumnado, para quienes
auto/biográfico. Hablar al Dios interior: la tienen afición a la historia y, también, para el
escritura de la experiencia y la mística en len- profesorado, tanto universitario como de
gua materna. Y pasión y devoción: arte, lite- enseñanza secundaria [...] una propuesta di-
ratura y «performance». dáctica y de aprendizaje del oficio de histo-
En la penúltima parte del trabajo, la riador o historiadora [...]».
doctora María del Carmen García Herrero, En fin, un claro compromiso cívico de
de la Universidad de Zaragoza, se adentra en un grupo de historiadoras preocupadas por
las «relaciones económicas», para poder ex- su presente, espacio-tiempo en el que viven y
plicar, en el seno de la historia europea occi- al que pertenecen. Ese mismo compromiso
dental, el curso que han seguido acciones es el que las empuja a preguntarse por el pa-
tan imprescindibles, y cotidianas, como pe- sado. Un pasado que, lejos de lo que algunos
sar, contar y medir. Actividades vitales en el y algunas puedan creer, no es país extraño.
día a día de la gente pero que no siempre
fueron apreciadas, ni valoradas per se. El Xavier Gil i Roman
cómputo del tiempo, el renacer de la vida
urbana y la sensación de un mundo ciudada-
no, el orgullo de la ciudad, las artesanas y ar-
tesanos, los talleres medievales, las relaciones ROSA CUBO, C. de la; DUEÑAS CEPE-
comerciales y sus protagonistas, etc. DA, M.ª J.; VAL VALDIVIESO, M.ª I. del
Para terminar, la doctora M.ª Elisa Va- y SANTO TOMÁS PÉREZ, M. (coords.)
rela Rodríguez, profesora de la Universidad Nuevos enfoques para la enseñanza de la histo-
de Girona, nos acerca al mundo de la «orali- ria: mujer y género ante el Espacio Europeo de
dad, la cultura escrita y el aprendizaje», con Educación Superior.
la clara determinación de ofrecer al lector Asociación Cultural Al-Mudayna, Colección
una imagen aproximada de la relación exis- Laya.
tente entre oralidad y escritura, y prever có- Madrid, 2007, 232 pp.
mo a partir del siglo XIII la escritura pudo
asegurar su estabilidad gracias a la importan- Este libro surge por iniciativa del Gru-
cia, y al protagonismo, que adquirieron las po de Investigación Leticia Valle, de la Uni-
madres en los diferentes niveles formativos, versidad de Valladolid, con un empeño nada
de aprendizaje y de educación de las perso- desdeñable: analizar de qué manera se ense-
nas a lo largo de los siglos medievales. ña la historia de las mujeres en las universi-
Debo resaltar, como un gran acierto, la dades españolas y dar salidas viables a estos
decisión de las responsables del manual de estudios en el marco de los nuevos Grados
introducir al final de cada capítulo lo que que, a partir del año 2010, deberemos tener
ellas han definido como un Laboratorio de en marcha. Es claro que, hasta ahora, la he-
escritura de historia, de crítica historiográfica y terogeneidad y las buenas intenciones han
de diálogo entre el presente y el pasado, una sido las dos características más patentes en
clara apuesta por recuperar una práctica que los estudios de género que se han impartido

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RESEÑAS

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en las diversas licenciaturas de Historia de género. Amparo Pedregal Rodríguez en su
las universidades españolas. Y lo digo con aportación, La historia de las mujeres en la
conocimiento de causa. La investigación se Antigüedad, realiza una visión de conjunto
desarrolla de forma mucho más sólida y rá- donde analiza las asignaturas específicamen-
pida que las asignaturas ofertadas a los estu- te de género existentes y señala una serie de
diantes. Libre disposición y doctorados son, objetivos que deberían conseguir las nuevas
en el caso de la licenciatura en Historia de la asignaturas de género que se implantasen en
institución salmantina, aquello que pode- los nuevos planes de estudio. Es verdad, co-
mos ofrecer a los alumnos, muchos y muy mo la autora reconoce, que las dificultades
interesados en estos temas, siempre contan- son muchas y, pese a los intentos de conse-
do con la buena voluntad, exclusivamente, guir este tipo de estudios, las trabas con que
de los docentes que impartimos estos cursos. nos encontramos harán muy difícil conseguir
Por eso ya era hora de plantearnos en serio la el objetivo deseado: la existencia de asignatu-
introducción de estos estudios dentro de ras específicas de género dentro de los planes
nuestra programación docente habitual. Y, de estudios propios de los nuevos grados de
de cara a las nuevas exigencias de Europa, historia, obligatorias o, al menos, optativas,
hacen falta criterios comunes para facilitar el dentro de la universidad española.
trasvase de alumnos de unos a otros centros Pasando a los análisis realizados desde
dentro del marco europeo. la perspectiva de género de la Edad Contem-
Por todo ello creo que este libro ha si- poránea, M.ª Jesús Dueñas inserta estos es-
do tan bienvenido, al menos en cuanto al in- tudios dentro del ámbito, más amplio, del
terés que se ha mostrado por él por parte de análisis de las familias españolas en los tres
los docentes salmantinos. Tres son las áreas primeros decenios del siglo XX, en el artícu-
cronológicas estudiadas: la Antigüedad, la lo Las mujeres españolas en la familia. Un po-
Edad Media y la Contemporánea, con una der en la sombra. 1900-1931. Magdalena
valoración final sobre los estudios de género, Santo Tomás se plantea un difícil reto: com-
su presente y su futuro, dentro del marco eu- binar los estudios de género desde una pers-
ropeo de educación superior. pectiva histórica y la enseñanza a alumnos
Cristina de La Rosa hace una interesan- que no están estudiando la carrera de Histo-
tísima aportación, ya que, tomando como ria sino Enfermería, en Mujeres, educación y
modelo una asignatura no específicamente sociedad, donde analiza el papel que las pro-
de género: Religión y mitología en Roma, im- fesionales sanitarias han jugado en los dos
partida en los estudios de Filología Clásica últimos siglos y aquel que realmente deberían
de la Universidad de Valladolid, muestra las ocupar. Pablo García estudia la presencia de
posibilidades que siempre debemos tener las mujeres en el mundo laboral en Desigual-
con nosotros los docentes de ser capaces de dad y marginación de las mujeres en el mercado
dar una visión a los estudiantes de las dife- laboral. La permanencia del modelo laboral del
rentes realidades históricas que les mostra- franquismo. Elena Aguado, en su aportación
mos, convirtiéndose en un eje transversal La noción de progreso y la construcción de las
más de la historia que enseñamos. Henar identidades de género en la España contempo-
Gallego Franco en Mujeres, historia y mundo ránea realiza un análisis de conjunto del
antiguo, muestra las posibilidades que el es- estado actual de los estudios de género y de
tudio de la historiografía clásica muestra su importancia para comprender la historia
desde una perspectiva de género. Ángel Sal- desde nuevas perspectivas, imprescindibles pa-
vador García Barrios se plantea el estudio de ra entender el pasado y hacerlo más rico. Bue-
las mujeres en la Prehistoria, con todas las na muestra de ello son todos los logros que las
dificultades que ello plantea, realizando in- mujeres han conseguido en los siglos XIX y XX,
teresantes aportaciones a la arqueología de de los que, quizás, el más representativo, y

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que la autora destaca en sus conclusiones, Asunción Esteban, en Llamando a las
sea el sufragio femenino. También apunta la puertas del Cielo. Mujeres rebeldes en el cristia-
autora que no podemos estudiar los movi- nismo medieval realiza un hermoso recorrido
mientos feministas separados de otros gran- por tres mujeres símbolo de la rebeldía fe-
des temas históricos. menina medieval: Clara de Asís, Margarita
Me gustaría dedicar algo más de espa- Porette y Maifreda de Milán, tres mujeres
cio a profundizar en las aportaciones que las que se atrevieron a relacionarse de forma
medievalistas realizan a este análisis de los diferente con Dios y con los hombres, sin
estudios de género universitarios. M.ª Isabel renunciar a su condición femenina, convir-
del Val en Una reflexión sobre el contenido de tiéndose, todavía hoy, en heroínas de la li-
la historia de las instituciones medievales se bertad.
plantea una interesante cuestión: ya que, con Josefina Cuesta y Cristina García reali-
la llegada de la convergencia europea en ma- zan, en la última de las aportaciones, titula-
teria de estudios universitarios tenemos que da Mujeres y ciencia en el espacio Europeo de
plantearnos una nueva metodología docente, Educación Superior un análisis exhaustivo de
por qué no nos planteamos también una mo- la legislación, desde el Tratado de Roma en
dificación de los contenidos que impartimos adelante, emanada por las instituciones eu-
en clase, no rechazando lo que aportamos si- ropeas en pro de la igualdad entre los hom-
no añadiendo nuevas visiones y contextos. bres y mujeres. Tras ello analizan la legisla-
El pasado de las mujeres entraría en esta ción comunitaria y de los diversos países en
nueva visión de la historia como docentes, materia científica con diferencias importan-
ya que como investigadores hace muchos tes entre estados, aunque el objetivo final sea
años que venimos planteando esta cuestión. el mismo: igualdad de hombres y mujeres en
Y la autora plantea que, al igual que las mo- la investigación y las universidades. Pocos
nografías de historia de las mujeres, la his- son los países que elaboran planes de igual-
toria de las mentalidades y la de la vida co- dad, analizando la situación de las mujeres
tidiana ya incorporan de forma bastante en las universidades de diferentes países co-
habitual a la mujer, también deberían ha- mo Bélgica, Dinamarca, Grecia, Italia, etc.
cerlo los estudios sobre el poder político. Y En suma, una visión esclarecedora so-
nos muestra una nueva visión a partir de la bre la situación de los estudios sobre la mu-
asignatura Historia de las Instituciones Me- jer en la universidad española, fundamental-
dievales que ella imparte en la licenciatura mente, aunque no solo, en las licenciaturas
en Historia de la Universidad de Valladolid. actuales de Historia, y una serie de vías, di-
El reto es difícil y las sugerencias para no fíciles de seguir en el mundo académico ac-
excluir a las mujeres, presentes en la socie- tual, pero que nos obligan a mirar adelante y
dad del momento, muy interesantes. a intentar, a partir de la experiencia docente
M.ª Teresa López en La bigamia y su e investigadora de los autores, palpable en
significación social en la Castilla a fines de la este libro, a seguir intentando que los estu-
Edad Media se plantea el estudio de la mujer dios de género tengan cabida en los nuevos
medieval en un contexto tan crucial para ella planes, si no de forma directa a través de la
como era el de su inserción en las estructu- creación de asignaturas específicas, sí a través
ras familiares y su debilidad ante la ley. La de la transversalidad a partir de las asignatu-
sociedad de frontera facilitaba los engaños y ras tradicionales.
las víctimas femeninas de este engaño fueron
muchas más que las masculinas. Soledad Tena García

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