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La Poesía

La poesía (< griego ποίησις ['creación'] < ποιέω ['crear']) es un género literario en el que se
recurre a las cualidades estéticas del lenguaje, más que su contenido. Es una de las
manifestaciones artísticas más antiguas.

La poesía se vale de diversos artificios o procedimientos, a nivel fónico-fonológico como el


sonido, semántico y sintáctico como el ritmo o del encabalgamiento de las palabras, así como
a la amplitud de significado del lenguaje.

Para algunos autores modernos, la poesía se verifica en el encuentro con cada lector, que
otorga nuevos sentidos al texto escrito. De antiguo, la poesía es también considerada por
muchos autores una realidad espiritual que está más allá del arte; según esta concepción, la
calidad de lo poético trascendería el ámbito de la lengua y del lenguaje. Para el común, la
poesía es una forma de expresar emociones, sentimientos, ideas y construcciones de la
imaginación.

Aunque antiguamente tanto el drama como la épica y la lírica se escribían en versos medidos,
el término poesía se relaciona habitualmente con la lírica, que de acuerdo la Poética de
Aristóteles es el género en el que el autor expresa sus sentimientos y visiones personales. En
un sentido más extenso, se dice que tienen «poesía» situaciones y objetos que inspiran
sensaciones arrobadoras o misteriosas, ensoñación o ideas de belleza y perfección.

Tradicionalmente referida a la pasión amorosa, la lírica en general, y especialmente la


contemporánea, ha abordado tanto cuestiones sentimentales como filosóficas, metafísicas y
sociales.

Sin especificidad temática, la poesía moderna se define por su capacidad de síntesis y de


asociación. Su principal herramienta es el tropo o metáfora, es decir la expresión que contiene
implícita una comparación entre términos que naturalmente se sugieren unos a los otros, o
entre los que el poeta encuentra sutiles afinidades.

Algunos autores modernos han diferenciado metáfora de imagen, palabras que la retórica
tradicional emparenta. Para esos autores, la imagen es la construcción de una nueva realidad
semántica mediante significados que en conjunto sugieren un sentido unívoco y a la vez
distinto y extraño.

Tabla de contenidos
 1 Orígenes y desarrollo
 2 Antecedentes de la poesía en lengua castellana
 3 Versificación castellana
 4 Véase también
 5 Referencia bibliográfica
 6 Enlaces externos

Orígenes y desarrollo
Hay testimonios de lenguaje escrito en forma de poesía en jeroglíficos egipcios de 25 siglos
antes de Cristo. Se trata de cantos de labor y religiosos. El Poema de Gilgamesh, obra épica
de los sumerios, fue escrito con caracteres cuneiformes y sobre tablas de arcilla unos 2000
años antes de Cristo. Los cantos de La Ilíada y La Odisea, cuya composición se atribuye a
Homero, datan de ocho siglos antes de la era cristiana. Los Veda, libros sagrados del
hinduismo, también contienen himnos y su última versión se calcula fue redactada en el siglo
III adC. Por estos y otros textos antiguos se supone justificadamente que los pueblos
componían cantos que eran trasmitidos oralmente. Algunos acompañaban los trabajos, otros
eran para invocar a las divinidades o celebrarlas y otros para narrar los hechos heroicos de la
comunidad. Los cantos homéricos hablan de episodios muy anteriores a Homero y su
estructura permite deducir que circulaban de boca en boca y que eran cantados con
acompañamiento de instrumentos musicales. Homero menciona en su obra la figura del aedo
(cantor) que narraba sucesos en verso al compás de la lira. El ritmo de los textos no sólo tenía
la finalidad de agradar al oído, sino que permitía recordar los cantos con mayor facilidad.

La poesía lírica tuvo expresiones destacadas en la antigua Grecia. El primer poeta que escogió
sus motivos en la vida cotidiana, en el período posterior a la vida de Homero, fue Hesíodo,
con su obra Los trabajos y los días. A unos 600 años antes de Cristo se remonta la poesía de
Safo, poeta nacida en la isla de Delfos, autora de odas celebratorias y canciones nupciales
(epitalamios) de las que se conservan fragmentos. Anacreonte, nacido un siglo después,
escribió breves piezas, en general dedicadas a celebrar el vino y la juventud, de las que
sobrevivieron unas pocas. Calino de Efeso y Arquíloco de Paros crearon el género elegíaco,
para cantar a los difuntos. Aquíloco fue el primero en utilizar el verso yámbico (construido
con «pies» de una sílaba corta y otra larga). También escribió sátiras. En el siglo V adC
alcanzó su cima la lírica coral, con Píndaro. Se trataba de canciones destinadas a los
vencedores de los juegos olímpicos.

Roma creó su poesía basándose en los griegos. La Eneida, de Virgilio, se considera la primera
obra maestra de la literatura latina y fue escrita pocos años antes de la era cristiana al modo de
los cantos épicos griegos, para narrar las peripecias de Eneas, sobreviviente de la guerra de
Troya, hasta que llega a Italia. La edad de oro de la poesía latina es la de Lucrecio y Catulo,
nacidos en el siglo I adC., y de Horacio (maestro de la oda), Propercio y Ovidio. Catulo
dedicó toda su poesía a una amada a la que llamaba Lesbia. Sus poemas de amor, directos,
simples e intensos, admiraron a los poetas de todos los tiempos.

La poesía lírica japonesa, de gran influencia en Europa en el siglo XX, se remonta al siglo
VIII dC. y su forma más popular es el haiku, una composición de tres versos de cinco, siete y
cinco sílabas, en la que una imagen visual se contrasta con otra, sin comentarios, o a una
imagen sigue una reflexión concisa y a la vez fugaz. El haiku, utilizado por el budismo zen
para trasmitir sus enseñanzas, influyó en poetas vanguardistas del siglo XX, como el
estadounidense Ezra Pound.

La poesía trovadoresca y galante se originó en la Provenza, al sur de Francia, y fue el


antecedente de la riquísima producción de los poetas italianos del siglo XIII, como Dante
Alighieri y Guido Cavalcanti. Poco más tarde, Petrarca llevó a su máxima expresión el
llamado dolce stil nuovo (dulce estilo nuevo), con su poesía amorosa dedicada a su amada
Laura.

Antecedentes de la poesía en lengua castellana


El soneto y el verso de once sílabas de Petrarca fueron decisivos para la poesía española del
llamado Siglo de Oro. Lope de Vega, Góngora, Quevedo, cultivaron el soneto y el tema
amoroso, aunque también el poema filosófico y el motivo legendario.
La conquista del endecasílabo, y en general de los versos de más de ocho sílabas, dividieron
la poesía castellana en «arte menor» y «arte mayor». En general, la poesía popular estaba
escrita en versos octosilábicos. Durante la Edad Media, esa forma solía ser la de los romances
populares, cuyo rescate en el siglo XX se debe a Ramón Menéndez Pidal, autor de Flor nueva
de los romances viejos (1928). Este romancero anónimo no sólo fue considerado uno de los
más antiguos antecedentes de la poesía de la lengua sino que su belleza aracaica resultó
sugestiva e inspiradora para poetas contemporáneos, como Federico García Lorca, autor del
Romancero gitano.

Otros textos que se consideran fundamentales en la evolución del género en lengua española
han sido el anónimo Cantar del mío Cid, las reflexivas Coplas a la muerte de su padre, de
Jorge Manrique, y las poesías místicas de Juan de Yepes (San Juan de la Cruz), obras estas
dos últimas, escritas sin embargo en versos de arte menor.

Versificación castellana
El arte de combinar rítmicamente las palabras no es lo único que distingue a la poesía de la
prosa, pero hasta el siglo XX constituía la mejor forma de diferenciar ambos géneros.

La versificación tiene en cuenta la extensión de los versos, la acentuación interna y la


organización en estrofas.

La rima (coincidencia de las sílabas finales en versos subsiguientes o alternados) es otro


elemento del ritmo, igual que la aliteración, que es la repetición de sonidos dentro del verso,
como en este de Góngora: «infame turba de nocturnas aves», donde se repite el sonido ur y
también se juega una rima asonante en el interior del verso entre infame y ave. La rima es
consonante cuando todas las letras de la última sílaba coinciden en dos o más versos
próximos. Se llama asonante cuando sólo coinciden las vocales.

La poesía en lengua castellana se mide según el número de sílabas de cada verso, a diferencia
de la poesía griega y de la latina, que tienen por unidad de medida el pie, combinación de
sílabas cortas y largas (el yambo, la combinación más simple, es un pie formado por una
sílaba corta y otra larga). En la poesía latina los versos eran frecuentemente de seis pies.

Por el número de sílabas, hay en la poesía en lengua castellana versos de hasta 14 sílabas, los
alejandrinos. Es muy frecuente el octosílabo en la poesía popular, sobre todo en la copla. Las
coplas de Manrique se basan en el esquema de versos octosílabos, aunque a veces son de
siete, rematados por un pentasílabo. A esta forma se le llama «copla de pie quebrado». La
irregularidad silábica es frecuente, incluso en la poesía tradicional. Por ejemplo, en poesías de
versos de once sílabas se pueden encontrar algunos de diez o de nueve.

Las estrofas (grupos de versos) regulares, de dos, cuatro, cinco y hasta ocho versos o más
corresponden a las formas más tradicionales. El soneto, una de las más difíciles formas
clásicas, se compone de catorce versos, generalmente endecasílabos (once sílabas) divididos
en dos cuartetos y dos tercetos (estrofas de cuatro y de tres versos) con distintas formas de
alternar las rimas.

La alternancia de sílabas tónicas (acentuadas) y átonas (sin acento) contribuye mucho al ritmo
de la poesía. Si los acentos se dan a espacios regulares (por ejemplo, cada dos, tres o cuatro
sílabas) esto refuerza la músicalidad del poema. Mantenida esta regularidad a lo largo de todo
un poema, se logra un efecto muy semejante al del compás musical.
La poesía del siglo XX ha prescindido de la métrica regular, y sobre todo de la rima. Sin
embargo, la aliteración, la acentuación y a veces la rima asonante, mantienen la raíz musical
del género poético.

Nicanor Parra escribió un libro de poesías al que llamó La cueca larga. Otros invocaron
formas musicales clásicas. El estadounidense-británico T. S. Eliot escribió por ejemplo
Cuatro cuartetos.

 Verso
 Verso blanco
 Verso libre

Verso
Un verso (del latín versus, que significa "vuelto", por oposición a prorsus, de donde viene
prosa, que significa "todo seguido") es un conjunto de palabras sujetas a medida, ritmo y
cadencia, o sólo a cadencia, en contraposición a la prosa, que no está sometida habitualmente
a estos procedimientos. Suele ser el cauce formal habitual de expresión de la poesía lírica o
épica.

Conviene distinguir claramente entre verso, que es una forma literaria, y poesía lírica, que es
un género literario. Si tenemos clara esta definición, entenderemos por qué puede haber y hay,
por ejemplo, obras narrativas, dramáticas y didácticas escritas en verso e, inversamente, que
existan poemas escritos en prosa en vez de en verso.

Se han compuesto versos en distintas culturas siempre en torno a un recurso literario concreto:
así, la poesía hebrea compuso versos fundándose sólo en el paralelismo semántico. La poesía
germánica medieval, por el contrario, se fundaba en la aliteración de al menos tres palabras
por cada verso y la poesía grecolatina clásica en la repetición de unas secuencias
determinadas de sílabas largas y breves y la poesía europea tradicional en la rima y el ritmo
acentual. Por otra parte, el rechazo que las vanguardias europeas del siglo XX, especialmente
el Surrealismo, experimentaron por la tradición literaria, incluso la métrica, introdujo un tipo
de verso más extenso, el versículo, que no rima ni posee ritmo acentual, sino que funda su
poeticidad en repeticiones de motivos y campos semánticos.

Fernando Pessoa decía en su Libro del desasosiego que la poesía se encontraba entre la prosa
y la música. Es así en tanto que el verso es una prosa provista de algunos de los elementos que
forman la música, gracias a lo cual toda canción con letra ha de estar escrita en verso para
poderse adaptar a la música instrumental. Esos elementos que adquiere el verso de la música
son el tempo, el ritmo, el compás y la melodía. El tempo viene dado por una velocidad de
enunciación marcada por el número fijo de sílabas de la recitación, el ritmo por la colocación
o situación fija de determinados acentos, el compás por la alternancia de diferentes tipos de
versos y estrofas y la melodía por la repetición de una rima o un estribillo o bordón concreto.

El verso suele darse dentro de una estructura literaria fija que se compone de una métrica
definida, un ritmo conseguido por la ubicación de las sílabas tónicas y átonas y una rima
recurrente; a estas secuencias fijas se les llama estrofas. La disciplina que estudia las clases de
versos y estrofas se denomina métrica.
Existe una gran variedad de estructuras en el verso, comenzando por una división incial entre
verso rimado o con rima y el verso suelto o verso blanco sin rima, pero con un número fijo de
sílabas y con unos acentos concretos. Por otra parte, el verso libre es un verso sin rima ni
cantidad preestablecida de sílabas.

La creación del verso se remonta hacia las composiciones griegas clásicas, en la que el verso
no era rimado, sino que consistía en la repetición de determinada secuencia de sílabas largas y
breves y el compás acentual o ictus.

El verso rimado tiene un origen probable en la región de la península itálica en el Medioevo,


donde nacen composiciones versificadas que persisten hasta hoy en día como en soneto, la
canción o el madrigal. Del latín vulgar, su paso al español es sencillo y se encuentran
composiciones versificadas en rima y con metro desde casi el principio del idioma español, en
el siglo X, las denominadas jarchas.

El verso es la forma natural en que nació la literatura en lenguas vernáculas o lenguas


romances; siempre ha precedido el verso a la prosa,

Composición en verso
 Acataléctico: verso griego o latino que tiene cabales todos sus pies.
 Adónico: verso de la poesía griega y latina, que consta de un dáctilo y un espondeo, y
se usa generalmente en combinación con los sáficos, de tres de los cuales va precedido
en cada una de las estrofas de que forma parte.
 Verso de la poesía española, que consta de cinco sílabas, la primera y la cuarta largas,
y breves las demás, y tiene el mismo empleo que el adónico antiguo:
 Agudo: que termina en palabra aguda.
 Alcaico: verso de la poesía griega y latina, que se compone de un espondeo, o a veces
de un yambo, de otro yambo, de una cesura y de los dáctilos. Otro verso del mismo
nombre consta de dos dáctilos y dos troqueos.
 Alejandrino: de catorce sílabas, dividido en dos hemistiquios.
 Amebeo: Cada uno de los de igual clase, con que hablan o cantan a competencia y
alternativamente los pastores que se introducen en algunas églogas, como en la tercera
de Virgilio.
 Amétrico: no se sujeta a una medida fija de sílabas.
 Anapéstico: poesía griega y latina, verso compuesto de anapestos o análogos.
 Asclepiadeo: verso de la poesía griega y latina, que se compone de un espondeo, dos
coriambos y un pirriquio. Se mide también contando un espondeo, un dáctilo, una
cesura y otros dos dáctilos.
 Asclepiadeo mayor: que acaba con dos dáctilos y consta además de un espondeo y dos
coriambos, o sea de un espondeo, un dáctilo, otro espondeo y un anapesto, y
asclepiadeo menor.

 Cataléctico: verso de la poesía griega y latina, al que le falta una sílaba al fin, o en el
cual es imperfecto alguno de los pies.
 Coriámbico: consta de coriambos.

 Dactílico: consta de dáctilos.

Verso de arte mayor, de doce sílabas, que consta de dos hemistiquios.

Más de ocho sílabas


 De arte mayor castellano normalmente dodecasílabo, con dos hemistiquios, en cada
uno de los cuales se da la combinación de dos sílabas átonas entre otras dos tónicas.

De arte menor, redondilla mayor o menor.

Menos de ocho sílabas.

 De cabo roto, suprimida o cortada la sílaba o sílabas que siguen a la última acentuada.

 Redondilla mayor, de ocho sílabas u octosílabo.


 Redondilla menor, de seis sílabas o hexasílabo.

 Ecoico, cuyas dos últimas sílabas son iguales.


 Esdrújulo finaliza en voz esdrújula.
 Espondaico, hexámetro que tiene espondeos en determinados lugares.

 Falecio endecasílabo que se compone de cinco pies. El primero espondeo, el segundo


dáctilo, y troqueos los demás.
 Ferecracio verso compuesto de tres pies, espondeos el primero y tercero, y dáctilo el
segundo.

 Gliconiocompuesto de tres pies, un espondeo y dos dáctilos. El primero es también a


veces yambo o coreo.

 Heroico. En cada idioma se tiene por más a propósito para ser empleado en la poesía
de esta clase; p. ej., en la lengua latina el hexámetro y en la española el endecasílabo.
 Hexámetro consta de seis pies, cada uno de los cuatro primeros espondeo, o dáctilo,
dáctilo el quinto, y el sexto espondeo.
 Hiante, contiene hiatos.

 Leonino. 1. m. verso latino usado en la Edad Media, cuyas sílabas finales forman
consonancia con las últimas de su primer hemistiquio.

Castellano con rima interior.

 Libre, no está sujeto a rima ni a metro fijo y determinado.


 Llano, termina en palabra llana o grave.

 Oxítono verso agudo.

 Paroxítono verso llano.


 Pentámetro, compuesto de un dáctilo o un espondeo, de otro dáctilo u otro espondeo,
de una cesura, de dos dáctilos y de otra cesura. Se mide también contando después de
los dos primeros pies un espondeo y dos anapestos.
 Proparoxítono, esdrújulo.

 Quebrado de cuatro sílabas cuando alterna con otros más largos.

 Ropálico, cada palabra tiene una sílaba más que la precedente.


 Sáfico compuesto de once sílabas distribuidas en cinco pies, de los cuales son, por
regla general, troqueos el primero y los dos últimos, espondeo el segundo, y dáctilo el
tercero. En la poesía española, verso que consta de once sílabas, como el griego y
latino, y cuyos acentos métricos estriban en la cuarta y la octava. Es más cadencioso y
tiene mayor semejanza con el sáfico antiguo cuando su primera sílaba es larga.

 Senario de seis pies, y especialmente el yámbico de esta medida.


 Suelto no forma con otro rima perfecta ni imperfecta.

 Trímetro verso compuesto de tres pies, y también el compuesto de tres dipodias, o sea
de seis pies, como el trímetro yámbico o senario.
 Trocaico verso que consta de siete pies, de los cuales los unos son troqueos y los
demás espondeos o yambos, al arbitrio.

 Yámbico verso en que entran yambos, o que se compone exclusivamente de ellos.

 S fesceninos, obscenos inventados en la ciudad de Fescenio y que solían cantarse en la


antigua Roma.
 S pareados los dos versos que van unidos y aconsonantados, como los dos últimos de
la octava.

Verso blanco
El verso blanco es un tipo de composición poética, que se caracteriza por tener una métrica
regular y carecer de rima. En inglés, el verso blanco normalmente ha empleado el pentámetro
yámbico.

El primer verso blanco que se conoce en lengua inglesa fue escrito por Henry Howard, Conde
de Arundel y Surrey en su interpretación de la Eneida (c. 1554). Puede que Howard estuviese
inspirado por el texto latino original al crear este verso, ya que el verso latino clásico (así
como el verso griego) no utilizaba rima; o puede haber sido inspirado por la forma italiana del
versi sciolti, que tampoco contenía rima.

Christopher Marlowe fue el primer autor en lengua inglesa que sacó un gran partido del verso
blanco, además de establecerlo como el verso preponderante en el drama inglés en la época de
Isabel I y James I de Inglaterra. Pero ha sido William Shakespeare quien ha logrado los
mejores resultados con el verso blanco inglés.

Además, la épica Paraíso perdido de Milton también está escrita en verso blanco. Después de
Milton, los poetas ingleses consideraron que el verso blanco estaba anticuado y favorecieron
el uso de las coplas. Algunos poetas románticos ingleses como por ejemplo William
Wordsworth, Percy Bysshe Shelley, y John Keats volvieron a utilizar el verso blanco
revalorizandolo. Poco después, Alfred Lord Tennyson dedicó gran atención al verso blanco,
utilizándolo, por ejemplo, en su largo poema narrativo "The Princess", así como para uno de
sus más famosos poemas: "Ulysses".

La bylina rusa está escrita también en verso blanco.


Verso libre
El verso libre es la forma de expresión poética que se caracteriza por su alejamiento
intencionado de las pautas de rima y metro que predominaron en la poesía europea hasta
finales del siglo XIX. Por tanto, es una forma muy próxima al poema en prosa y la prosa
poética, de los que se distingue visualmente por conservar la disposición tipográfica en líneas
sangradas propia del verso.

El verso libre nace en la segunda mitad del siglo XIX como alternativa a las formas métricas
consagradas por la tradición, como el soneto y la décima. El primer poeta notable que lo
practica es Walt Whitman, que se inclina por un tipo de verso irregular de gran extensión (el
versículo), inspirado en la versión inglesa de la Biblia (la llamada Biblia del rey Jaime).
Algunos poetas simbolistas franceses, como Gustave Kahn y Jules Laforgue, que lo
introdujeron en Francia, adaptan esta forma de expresión a sus necesidades, separándose así
del preciosismo parnasiano, cuyas formas sienten agotadas. Stéphane Mallarmé resume así su
postura:

Asistimos ahora a un espectáculo verdaderamente extraordinario, único, en la


historia de la poesía: cada poeta puede esconderse en su retiro para tocar con su
propia flauta las tonadillas que le gustan; por primera vez, desde siempre, los poetas
no cantan atados al atril. Hasta ahora –estará usted de acuerdo- era preciso el
acompañamiento de los grandes órganos de la métrica oficial. ¡Pues bien! Los hemos
tocado en demasía, y nos hemos cansado de ellos.

En la concepción simbolista, el verso libre no supone una pérdida de la musicalidad del


poema, sino un enriquecimiento de la misma, al preferirse el ritmo sutil y complejo al compás
monótono del verso tradional. Años más tarde, Luis Cernuda retoma esta argumentación:

Si en el verso hay música, mi preferencia se orientó hacia la «música callada» del


mismo.

En la poesía española, el verso libre cobra por primera vez importancia en el Diario de un
poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez. A partir de entonces, se consolida como forma
de expresión común en la generación del 27 y siguientes. En los últimos años, el cansancio
del versolibrismo ha producido una reacción significativa de regreso al verso medido (rimado
o blanco), notoria en la producción de autores como Luis Alberto de Cuenca, Luis García
Montero o Miguel Ángel Velasco.

Con independencia de dicho cansancio, las reticencias contra el verso libre de autores como
Antonio Machado y Agustín García Calvo se centran en dos aspectos:

 con demasiada frecuencia, se llama verso libre a lo que no es sino prosa presentada
visualmente de forma equívoca.

 la libertad a la que alude el término no debe entenderse como despreocupación de la


musicalidad, que es condición constitutiva del verso. Es célebre la advertencia en este
sentido de Machado:

Verso libre, verso libre,


líbrate mejor del verso
cuando te esclavice.
Categoría:Métrica
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A M cont. S cont.

 Arte mayor  Métrica  Sonetillo


 Arte menor  Métrica germánica  Soneto
 Asonante  Métrica grecolatina  Soneto con eco
 Métrica hebraica  Soneto con estrambote
C  Soneto dialogado
O  Soneto doble o doblado
 Cobla  Soneto en alejandrinos
 Copla  Octava real  Soneto inglés
 Copla de arte mayor  Soneto polimétrico
 Copla real P
 Cuaderna vía T
 Cuarteta  Paragoge
 Cuarteto (estrofa)  Pareado  Tercetillo
 Pentasílabo  Terceto
D  Pentámetro yámbico  Tornada
 Pie de arte mayor
 Dodecasílabo V
 Décima Q
 Dístico elegiaco  Verso
 Quinteto  Verso alejandrino
E  Quintilla  Verso blanco
 Verso de arte mayor
 Elisión R  Verso de arte menor
 Endecasílabo  Verso libre
 Estrofa  Redondilla  Verso octosílabo
 Rima (poesía)
H  Versículo
S
 Haiku
 Haikú  Seguidilla
 Hemistiquio  Serventesio
 Sextina
L  Silva
 Sinalefa
 Lira (poesía)  Sinéresis
 Soleariya
M
 Soleá (estrofa)
 Madrigal (poesía)

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