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AUTORES:
HUGO DANIEL GURRUCHAGA y BÁRBARA INÉS GURRUCHAGA.
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conlleva a una marcada división de tareas entre la fiscalía y los tribunales, en tanto las
primeras tendrán exclusivamente la investigación de las causas, y los segundos, el
control judicial de garantías. Esto importa la necesidad de una redistribución o
asignación de personal que es compleja desde lo formal porque el Ministerio Público
constituye desde la reforma constitucional del año 1994, un ente distinto al Poder
Judicial, y es preciso un fortalecimiento de recursos para las fiscalías en relación con la
tarea de pesquisa.
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En efecto, dispone el Art. 306 del C.P.P.N. que: En el término de
diez (10) días, a contar de la indagatoria, el juez ordenará el procesamiento del imputado
siempre que hubiere elementos de convicción suficientes para estimar que existe un
hecho delictuoso y que aquél es culpable como partícipe de éste.
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autorizado a detener es el juez, sino “la autoridad competente”, que determina luego la
ley procesal penal.
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Ahora bien, luego de la reforma constitucional del año 1994, se
incorporaron a la Carta Magna, distintos tratados internacionales de jerarquía
constitucional, como el Pacto de San José de Costa Rica sobre Derechos Humanos.
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Esto es razonable, puesto que, ni siquiera la existencia de riesgos
procesales puede justificar la denegación de la libertad procesal y el consecuente
dictado de la prisión preventiva, respecto de aquella persona que no tiene una
vinculación con el hecho, demostrada al menos prima facie. Porque se estaría dictando
una prisión preventiva a alguien que es totalmente inocente, pero que por diferentes
circunstancias muestra tales riesgos. Es obvio que, no se requiere que la responsabilidad
penal adquiera el grado de certeza, que sólo resulta exigible para una condena, pero sí
que existan medios de juicio que hagan presumir en principio, que el imputado es autor
o partícipe del hecho.
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Es cierto que la prisión preventiva o detención cautelar previa a la
sentencia, se descuenta por vía de cómputo de pena en el caso de fallo condenatorio
que aplique una sanción de prisión o reclusión -Art. 24 del Código Penal-. Pero también
es verdad que puede ocurrir que finalmente el fallo resulte absolutorio, o que la causa
termine por una forma anormal de conclusión del proceso, como la extinción de la
acción penal por prescripción. Si ello ocurriera, al final del trámite del expediente, se
advertiría que la privación de libertad cautelar ha sido injusta. Ello es también la razón
por la que la prisión preventiva debe quedar como última ratio y por la que se sostiene
que ella no puede jugar como una pena anticipada.
NO APLICACIÓN DE OFICIO.
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el C.P.P.N. rige un sistema mixto y muy particular: la dirección de la pesquisa está en
principio en manos del juez, quien puede delegarla en cabeza del fiscal -Art.196 del
citado cuerpo normativo-. Pero con algunas excepciones: los casos de autores no
individualizados -usualmente llamadas causas de N.N.- y los secuestros extorsivos y
privaciones de libertad coactivas y delitos conexos; los cuales quedan en principio bajo
la dirección de la investigación de la Fiscalía. Esas excepciones aparecieron como
reformas posteriores a la sanción original del C.P.P.N.
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De modo que pueden fundarse en las particularidades, gravedad,
naturaleza y circunstancias del hecho que es objeto del proceso en análisis; y en las
condiciones personales del imputado que incluyen, además de su conducta anterior,
comportamientos habituales, concomitantes y posteriores al suceso, medios de vida,
etc. -Art. 218 y 223 segundo párrafo-. Todo ello, en tanto, obviamente resulte indicativo
del riesgo procesal.
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En el marco descripto, pasaremos a analizar el peligro de fuga y de
entorpecimiento de la pesquisa.
PELIGRO DE FUGA.
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presumir o podrían habilitar la inferencia de riesgo procesal. En la hipótesis de que se
acumulen diferentes supuestos -por ej. imposibilidad de condena en suspenso más falta
de arraigo, constatación de detenciones previas más rebeldía, gravedad del hecho más
incumplimiento procesal en otras causas, etc. o cualquier otra forma de combinación
posible; mayor aún será la probabilidad de que se considere la posibilidad de riesgo.
Finalmente consignamos que "fuga" significa huida apresurada, abandono súbito o
inesperado del domicilio familiar o del ambiente habitual.
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un homicidio, en un secuestro extorsivo, la venta de estupefacientes, un robo con
armas, etc. Todos delitos que tienen alta escala penal, tanto en su mínimo como en su
máximo. En ese sentido, el presente rubro debe conectarse también con el siguiente.
Porque cuanto más graves son las circunstancias del hecho y la pena esperable, es mayor
la posibilidad de que el imputado no acate luego la sanción si se mantiene en libertad
procesal. En esa línea de conexión de ambas hipótesis, consideramos que podría indicar
riesgos procesales la situación de quien resulta violento con terceros o ha utilizado
armas o puesto en peligro la vida o la salud de otros, tanto en hechos anteriores como
el que se juzga en la causa. Si bien es cierto que puede existir fuga sin violencia, también
lo es que su utilización indica un mayor contenido de riesgo procesal, porque quien la
ejerce está en mejores condiciones de eludir el proceso o incluso obstaculizar la
investigación.
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pena en suspenso; porque la segunda suspensión exige una primera sanción también
condicional -ver Art. 27 segundo párrafo del Código de fondo que habilita sólo
suspensión “por segunda vez”, con lo que el requisito para esa segunda suspensión, es
que haya existido una primera sanción condicional-(ver obra citada sobre la
Excarcelación, pag.48). En otro orden de cosas, este último artículo 27 consigna también
los plazos que tienen que haber transcurrido para que proceda una segunda condena
condicional, computables desde la fecha de la sentencia condenatoria anterior, hasta la
data del nuevo hecho. El otro aspecto de la cuestión, es la evaluación provisoria a los
fines de la medida cautelar, de que por las características y condiciones del hecho, no
procedería en el caso en concreto una sanción condicional, aunque el mínimo legal
pudiera autorizarlo. Obviamente, aunque el artículo no lo dice expresamente, se refiere
únicamente a delitos que tienen prevista pena privativa de libertad, porque aunque la
multa o inhabilitación no pueden dejarse en suspenso, lo cierto es que los delitos que
las prevén como únicas sanciones no habilitan el dictado de la prisión preventiva. Al igual
que tampoco procede en los delitos de acción privada y cuando se trate de hechos
cometidos en el ejercicio de la libertad de expresión o como consecuencia de la crítica
en cuestiones públicas-Art .218 del C.P.P.F.-
La constatación de detenciones previas. Este ítem significa
que el inculpado ha sido privado de libertad anteriormente en relación con otros
procesos. Incluye tanto la situación del aprehendido, detenido o cautelado, como la de
aquél a quién se le dictó captura para cumplir una pena. No es simplemente el caso de
la reiteración delictiva, porque la exigencia legal es mayor, esto es que el hecho anterior
haya generado detención. La forma de confirmación del supuesto contemplado en la
ley, suele ser una certificación actuarial para los casos de detenciones cautelares, o en
su defecto, las constancias obrantes en el Registro Nacional de Reincidencia, o la
verificación directa en otros expedientes que se requieren a efectos de su cotejo. Este
rubro no venía originalmente incluido en el texto aprobado por la Cámara de Diputados.
En este sentido, hemos realizado un aporte cuando fuimos invitados por el Honorable
Senado de la Nación, respecto de que debía contemplarse la situación del que
aprovechaba la libertad procesal concedida en un proceso anterior para cometer otro
hecho, iniciando el ciclo: detención-excarcelación-nueva detención por posterior
suceso, etc. Entendemos que tal observación, llevó al Honorable Senado a esta
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incorporación de la constatación de las detenciones previas, -que aunque no siguió en
términos textuales nuestra sugerencia, sí realizó este agregado en línea esencial con
nuestro señalamiento-.
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porque el mencionado Art. 50 impone el régimen de reincidencia real, -con
cumplimiento efectivo de pena- y no ficta. Ahora bien, dos cuestiones generaron
discusión en jurisprudencia a partir de la modificación del Art. 50 del Código Penal. La
primera, si la pena anterior que se había dado por compurgada con el tiempo de
detención sufrido, daba lugar a reincidencia. La otra, cuánto era el tiempo que era
necesario para considerar que se había cumplido parcialmente pena. Ya en el año 1989,
en el plenario Guzmán, Miguel, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional de Capital Federal, sentó jurisprudencia en el sentido de que se precisaba
el real cumplimiento de pena y sometimiento a tratamiento carcelario como condenado,
con lo que la sanción compurgada con el tiempo de detención sufrido no cumplía ese
requisito, porque el agotamiento había sido en prisión preventiva y no como pena, y por
tanto no daba lugar a reincidencia. En cuanto al cumplimiento parcial de pena,
estableció que cualquier tiempo, incluso lo mínimo, era suficiente para determinar
reincidencia en relación con la comisión de un hecho posterior. Puesto que la ley no
establecía ningún plazo de cumplimiento parcial, y el requisito legal estaba cumplido si,
aun mínimamente, se lo había sometido a tratamiento resocializador penitenciario.
Cierto es que esa doctrina no resulta aplicable a todo el país, y ha perdido fuerza a partir
de la creación de la Cámara Nacional de Casación Penal, y luego la Cámara Federal de
Casación Penal, pero marcó una tendencia interpretativa. Por lo demás, en cuanto al
modo en que se cuentan los plazos contemplados en el Art. 50 in fine del Código Penal
y la prescripción de la reincidencia, nos remitimos a lo que ya hemos expuesto
anteriormente en la obra Excarcelación y exención de prisión en el nuevo Código
Procesal Penal de la Nación, de Ediciones “Forense”, pág. 112 y siguientes.
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habíamos remitido, dada nuestra especialidad en el tema. Allí, ratificamos verbalmente
las razones de la conveniencia de la incorporación. Sostuvimos en la audiencia y en las
presentaciones escritas que dirigimos a la Cámara Alta, que si el comportamiento del
imputado no se extendía a otros procesos anteriores o en trámite, no podrían
computarse los dictados de prisiones preventivas en otros procesos, ni las razones que
llevaron a tal dictado, ni antecedentes de fuga en otras causas, ni el aprovechamiento
de la libertad procesal en otro proceso para seguir delinquiendo en la que era objeto de
estudio la P.P., ni tampoco la evasión de un penal. De modo que se estaría obviando
circunstancias personales trascendentes y que podrían dar fundamento a la prisión
preventiva en la causa en análisis. Afortunadamente, el Senado de la Nación recogió
favorablemente nuestro aporte, y modificó la disposición en el sentido que propiciamos,
lo que finalmente también fue avalado en la Cámara de Diputados, y se convirtió en
norma vigente. Con lo cual, las hipótesis antes señaladas, y otras análogas como la
declaración de reincidencia que el inculpado tenga ya dictada en otra causa anterior,
pueden ser ahora consideradas para presumir peligro de fuga por su comportamiento
en los otros procesos. En definitiva, el proyecto que venía con media sanción de
Diputados, sólo decía el comportamiento del imputado durante el procedimiento. Al
aceptar el Senado incorporar textualmente nuestra sugerencia, quedó redactado en el
sentido que ahora es ley, es decir: el comportamiento del imputado durante el
procedimiento "en cuestión, otro anterior o que se encuentre en trámite".
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El ocultamiento o el aporte de falsa información sobre la
identidad del imputado. La mención legal es razonable, porque el aporte falso del
nombre del encausado, complica su identificación y en ocasiones, hasta la
determinación de si la persona posee antecedentes penales. En efecto, el Registro
Nacional de Reincidencia posee dos formas de identificación: por el índice nominativo y
por el dactilar. El nominativo aporta el dato conforme al nombre y apellido del individuo.
Si a la persona no se le extrajeron fichas dactilares en un proceso anterior -lo que pudo
ocurrir por distintas circunstancias, por ej. se lo identificó por nombre y se lo liberó sin
extraer fichas- la mentira en el nombre llevará a informar que bajo esa identificación no
se registran antecedentes. Con lo que el imputado habrá logrado un doble beneficio
ilegítimo: le endilga el proceso a otra persona, y queda limpio de antecedentes en la
causa actual, lo cual lo acercará al objetivo de sustraerse al proceso. El índice dactilar es
más seguro, porque informa sobre las mismas huellas y luego las relaciona con un
nombre y apellido, con lo cual se sabrá no sólo sus antecedentes, sino también su
nombre verdadero o si se trata de un individuo que ha usado distintos nombres en
diversos procesos. Engaño éste que algunas personas pretenden utilizar cuando están
avezados en la senda delictiva, y que claramente indica la pretensión de fuga. Porque la
mala fe ante el proceso, es un claro indicador de riesgo procesal -aunque eso
obviamente no incluye la mentira en la indagatoria en relación con la responsabilidad
en el hecho-.
Mención final del Art. 221 del C.P.P.F.: “en la medida en que cualquiera
de estas circunstancias permitan presumir que no se someterá a la persecución penal”.
La ubicación sistemática de dicho precepto, en verdad no es la más adecuada. Porque
aunque figura en el inciso c) del Art. 221, parte final, en realidad constituye una pauta
de interpretación general de todo el artículo, porque está relacionada con el peligro de
fuga que se menciona como título de la disposición en análisis, al principio de dicha
norma.
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forma de ser o modo de comportarse habitualmente una persona, conjunto de
circunstancias que definen o caracterizan a un individuo. En efecto, el Art. 223 del
C.P.P.F., al hacer referencia al procedimiento indica la presentación de un informe de
"las condiciones personales y circunstancias" que permitan discutir a las partes respecto
de la libertad del imputado. Ahora bien, en ese contexto, entendemos que en este rubro
deben comprenderse muy diversas circunstancias, tales como las condenas anteriores
que registre el encausado, en especial si se trató de delitos graves y de sanciones de
efectivo cumplimiento. Asimismo, como casos de especial trascendencia, la eventual
violación de libertad condicional que se produciría en caso de recibir condena en el
proceso en el que se analiza el dictado de la prisión preventiva, y la violación de la
libertad condicional ya declarada en relación con una condena anterior. Lo primero tiene
lugar cuando el imputado en el nuevo hecho tiene otorgada ya la libertad condicional
en relación con una pena anterior que todavía no está agotada a la fecha del segundo
suceso, lo que importaría la posibilidad de revocar la libertad condicional y declarar
asimismo la reincidencia, en la eventualidad de que resultara condenado en la nueva
causa en trámite. Lo segundo, acontece cuando el inculpado tiene ya revocada la
libertad condicional en la causa anterior. Dichos supuestos también podrían estar
comprendidos dentro del rubro de comportamiento en un proceso anterior. En el marco
referido a las condiciones del imputado, también podría incluirse la situación de quien
estaría aprovechando la libertad procesal concedida en un expediente anterior, para
continuar en principio en la senda delictiva respecto de la nueva causa en que se juzga
su situación, o de quien ya ejecutó esa conducta de aprovechamiento indebido en una
causa anterior. Esta posición la hemos sostenido también como línea jurisprudencial en
el ejercicio de la magistratura, incluso con distintas integraciones de Sala (Cámara
Federal de Apelaciones de San Martín, Sala II, Secretaría Penal 4 a cargo del Dr. Ernesto
Horacio Bruzoni, en causa 6893,TraicoStebanovich, res. el 9/6/16, y Sala de Feria, mismo
Secretaría Penal, causa Nº 6797, Escobar, Oscar, resuelta el 21-1-16, entre otras). Esa
hipótesis, en ciertas ocasiones también podría resultar aprehendida por el supuesto de
constatación de detenciones previas, si es que han tenido lugar. En otro orden de cosas,
aclaramos que no incluimos aquí la reincidencia ni la imposibilidad de sanción en
suspenso, porque ya figura en otros apartados. Por lo demás, es claro que las
condiciones del imputado que estamos mencionando deben servir, en el caso concreto,
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para “decidir los criterios de peligro de fuga previstos” en el nuevo código procesal
federal -Art. 218 in fine-.
PELIGRO DE ENTORPECIMIENTO.
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entorpecimiento para la investigación -averiguación de la verdad-, deberá tener
sustento en indicios que justifiquen una grave sospecha, de que se presentan los
parámetros que consigna la ley. Ello importa que la decisión que dicte la prisión
preventiva conforme a este ítem, deberá expresar las razones en que se funda esa
importante presunción. Un indicio, según el Diccionario de la lengua española de la Real
Academia, es el fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro fenómeno
no percibido; es decir -consignamos por nuestra parte- se trata de una valoración de una
o más circunstancias, de las que se extraen conclusiones respecto de otras vinculadas,
relacionadas o conexas. Por otra parte, el mismo diccionario menciona también a los
indicios vehementes, en el ámbito del derecho, como aquellos que mueven de tal modo
a creer una cosa, que ellos solos equivalen a prueba semiplena.
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medios incriminatorios como prendas con manchas de sangre, romper o deshacerse de
un expediente o constancias que obren en él, destruir todo tipo de documentos,
quemar, esconder o tirar por el inodoro la droga, o las bolsitas o envoltorios utilizados
o que podrían usarse para la venta de esa sustancia, destruir archivos informáticos o
teléfonos celulares que contengan elementos de juicio de interés para la causa, etc. En
este sentido, debemos decir que la inventiva humana para buscar formas de lograr
impunidad es muy amplia. Tan lejos como ella llega, si los actos están prima facie
demostrados, resulta entonces la cantidad de alternativas que deberían ser ponderadas
por el juzgador en el caso concreto, en tanto enmarquen en la disposición legal
contemplada.
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la falsa denuncia, o también por instigación a cometer delitos, en la medida que con ese
sustento pueda valorarse que en la presente causa se podrían ejecutar conductas
similares con fines de entorpecimiento procesal. El ámbito de ponderación de tales
condiciones es amplio y queda entonces bajo consideración judicial.
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El Art. 224 del C.P.P.F., bajo el título de límite de la prisión
preventiva, menciona como causales de su finalización:
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lo habitual en esos casos, es que el órgano juzgador, dé por compurgada la sanción que
impone, con el tiempo cumplido en prisión preventiva. Pero la previsión sobre el cese
de la prisión preventiva, indica claramente la inmediatez de la libertad, sin esperar a la
firmeza del fallo que dispone la compurgación. En otro orden de cosas, sobre el tipo y
monto de pena impuesta en la sentencia, debe recordarse que el fallo goza de
presunción de certeza en tanto no haya sido dejado sin efecto por un tribunal revisor.
Por lo demás, el legislador omite incluir aquí el caso de la sentencia que impone pena
en suspenso, que debió consignar como supuesto de cese de la prisión preventiva.
También debió contemplarse aquí el agotamiento en prisión preventiva de igual lapso
al máximo previsto en la escala penal del delito que se trate, tal como sugerimos al
Senado Nacional. De cualquier forma, queda abierto el camino de la aplicación analógica
para dejar sin efecto la medida de cautela personal, porque el mantenimiento de la
prisión preventiva en esas condiciones deviene ilegítimo.
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condicional no procede para reincidentes, ni podrá obtenerse nuevamente en caso de
revocatoria anterior, lo que proyecta incidencia sobre el tema en consideración.
INCUMPLIMIENTO.
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acatamiento a las obligaciones anteriormente impuestas, constituye un indicio en tal
sentido.
REVOCACIÓN O SUSTITUCIÓN.
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DEMORA EN ADOPTAR DECISIÓN SOBRE EL PEDIDO DE REVISIÓN DE MEDIDA
PRIVATIVA DE LIBERTAD.
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Cualquier inconducta judicial, según sus características, gravedad
y consecuencias, puede dar lugar a sanción e incluso a remoción para el magistrado. De
modo que no es lo más atinado que se realicen enunciaciones casuísticas de cada una
de ellas. Puesto que de ser así, probablemente tendrían que incluirse en cientos de
artículos del código.
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