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154 Cuadernos de filosofía latinoamericana

EL ASCENSO AL CONOCIMIENTO A
TRAVÉS DE PRIMERO SUEÑO DE SOR
JUANA INÉS DE LA CRUZ
Marta González de D.*
Josefina Pizano* *

Resumen

Luego de una presentación, en la primera parte, de algunos aspectos significativos de la


vida y la figura de sor Juana Inés de la Cruz, buscamos, en la segunda parte, destacar su
producción lírica, haciendo énfasis particular en el carácter barroco de su poesía. Ana-
lizamos los primeros versos del poema Primero sueño, y presentamos una visión de con-
junto de este importante poema, el más significativo de la autora mexicana.

Palabras clave

Sor Juana Inés de la Cruz, barroco, siglo XVII, poesía.

Abstract

After a presentation of some of the outstanding deeds in the life of Juana Inés de la Cruz,
in the fírst part, we pretend, in the second part, stand out her lyrical production,
emphasizing particularly the baroque character or her poetry. We analyse the first few
lines of the poem Primero sueño, and we present a global view of this important poem,
the most significant one of the Mexican writer.

Key words

Sor Juana Inés de la Cruz, baroque, XVIIth century, poetry.

* Docente de tiempo completo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Santo Tomás, Bogotá.


** Estudiante de la maestría en literatura de la Universidad de los Andes, Bogotá.
Vol. 25, No. 91 (2004) 155

1. Para un perfil de sor Juana Inés estancia a cuatro leguas del pueblo de
de la Cruz Amecameca, en el límite sur del Estado de
México. Su padre fue don Pedro Manuel de
La biografía de sor Juana Inés de la Cruz Asbaje y Vargas Machuca, guipuzcoano, de
proviene de dos fuentes principales: el co- Vergara. Ni los biógrafos de la monja, ni ella
nocido documento autobiográfico que la re- misma, dejarán constancia alguna de la exis-
ligiosa poeta envió al obispo de Puebla el 1 tencia de este caballero español.
de mayo de 1691, cuatro años antes de su
muerte, conocido con el nombre de Respues- A propósito de la exactitud de la fecha de
ta a sor Filotea de la Cruz, y el esbozo bio- nacimiento de sor Juana, otro de sus biógra-
gráfico escrito por el padre Diego Calleja, fos, Guillermo Ramírez España, da por sen-
jesuita amigo de la monja, en el tercer tomo tado el siguiente dato: “en el archivo de la
de su obra Fama y obras póstumas. Otros Parroquia de Chimalhuacán descubrieron un
datos se apoyan en documentos encontrados acta de bautismo correspondiente a una niña
en el Convento de las Jerónimas, así como Inés “hija de la Iglesia”, o sea hija natural,
en diversos archivos y bibliotecas. Estos úl- que fue apadrinada por dos hermanos de
timos ayudan a aclarar y a perfilar la vida de Doña Isabel Ramírez el 2 de diciembre de
esta mujer, cuya obra constituyó un feliz 1648”1. El hecho de ser una unión ilegal no
acontecimiento para las letras mejicanas del fue motivo que intimidara a la madre de Jua-
siglo XVII. Sin embargo, quedan aún por na. “La ortodoxia sexual en estos tiempos era
dilucidar algunos momentos especiales de su mucho menos rigurosa que la ortodoxia reli-
vida, en particular la fecha de su nacimien- giosa. Nuestras ideas acerca de la moral en
to, su entrada al convento y algunos aconte- el siglo XVII deben ser modificadas”, co-
cimientos que precedieron a su muerte. Aun- menta Octavio Paz en el capítulo consagra-
que el padre Calleja reunió una gran canti- do a la familia materna de sor Juana2. En efec-
dad de informes con detalles minuciosos to, las costumbres de la sociedad mejicana
sobre la vida de la poetisa, dos grandes enig- de esta época eran más permisivas y acepta-
mas no han podido esclarecerse aún: las ra- ban fácilmente la existencia de hijos natura-
zones que la movieron a profesar, y las que, les. Las mujeres, durante estos años de con-
hacia el final de su vida, la llevaron a renun- quista, gozaban de mucha libertad, situación
ciar a las letras. que contrastaba con su extrema religiosidad.
Los conquistadores se maravillaban frente a
1.1 La niña campesina mexicana la belleza exótica de las mujeres del lugar,
frente al espectáculo de una naturaleza exu-
A decir de varios críticos, la fecha de naci- berante y la magnanimidad del clima, que
miento de Juana Ramírez de Asbaje, así se favorecía encuentros festivos, menos suje-
nombraba ella misma, no está del todo clara. tos al formalismo que imponían las relacio-
Según Calleja, su biógrafo jesuita, Juana nes interpersonales en países marcados por
nació el 12 de noviembre de 1651 en San el ritmo de las estaciones.
Miguel Nepantla, una alquería en las faldas
del Popocatepetl. Su madre, criolla, doña Isa- Respecto a la vida familiar de Juana Inés, se
bel Ramírez de Santillana, dirigía aquella sabe que era la menor de tres hermanas, a las

1
MERLO, Juan Carlos “Estudio preliminar”. En: Obras escogidas. Por Juana Inés de la Cruz. Edición y
selección, Juan Carlos Melo. Barcelona: Bruguera, 1968, p. 14.
2
PAZ, Octavio. Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. Barcelona: Seix Barral, 1982, p. 101.
156 Cuadernos de filosofía latinoamericana

que su madre había criado dentro de un es- y apasionándose por las letras. El bachiller
tricto cumplimiento de sus deberes, una res- Martín de Olivas le proporcionó algunas cla-
ponsabilidad a toda prueba, y con las liber- ses de gramática latina, y a partir de allí de-
tades que la vida del campo proporcionaba. sarrolló su insaciable habilidad para leer y
El compartir sus años de infancia y adoles- traducir los clásicos latinos, y componer ver-
cencia en la estancia familiar bajo la mirada sos. De aquí en adelante, su formación, sus
de una mujer de recia personalidad, formó lecturas y su producción no se detendrían. A
en Juana un carácter esforzado y a prueba de imitación de Horacio, Virgilio y Ovidio, y
todos los avatares, tanto económicos como de Góngora y Garcilaso, sus autores preferi-
sociales. Su madre, doña Isabel Ramírez, dos, sus composiciones poéticas irán crecien-
manejaba la hacienda acompañada de sus do en cantidad y calidad.
hijas, cuestión que exigía un gran temple de
carácter, así como de vigor físico, pues el 1.2 Vida en la capital
hacendado no era únicamente el dueño de la
tierra, los animales y los instrumentos de la- El desplazamiento a la capital, con el con-
branza, sino el jefe de una comunidad. En sentimiento de su madre, se va a constituir
esa familia de “varonas”, Juana Inés no fue en un factor altamente favorable para su for-
la excepción, dice Octavio Paz3. mación intelectual, pero sobre todo para sus
relaciones con la Corte virreinal. Pocos años
Otros datos y detalles de su formación y de transcurrieron de su estadía en la capital, en
su precocidad infantil aparecen consignados casa de sus parientes, cuando, por iniciativa
en la Respuesta a sor Filotea de la Cruz. En de su tío, la joven fue presentada a los mar-
este escrito nos cuenta hechos que hablan de queses de Mancera, don Antonio Sebastián
su genialidad como “niña prodigio”. A los de Toledo Molina y Salazar y su esposa, doña
tres años aprendió a leer, aprovechando que Leonor Carreto, ambos personajes de gran
su madre enviaba a su hermana mayor a que cultura e inclinados al cultivo de las letras.
la instruyesen en una de las que llamaban La marquesa quedó muy impresionada con
“Amigas”, es decir, escuelas de pueblos ve- la presencia de la joven, y muy pronto fue
cinos: “me encendí yo de manera en el de- admitida en el Palacio Real con el título de
seo de saber leer, que engañando, a mi pare- “muy querida de la señora virreina”. Los vín-
cer, a la maestra, la dije que mi madre orde- culos que se establecieron entre las dos fue-
naba me diese lección”4. Y así, con gran ron muy estrechos, porque las unía su amor
admiración de doña Isabel, la niña se defen- a la literatura. Juana Inés aprovechó este paso
día en las artes de la lectura. Su formación por el Palacio para nutrirse de lecturas a las
se fue acrecentando, y dos años más tarde ya cuales no había podido acceder mientras vi-
poseía conocimientos de escritura y de labo- vía con sus tíos. La época en la Corte fue
res que se consideraban propias de su sexo. definitiva para su formación literaria y
Su inclinación por el conocimiento se mani- humanística. Sus dotes intelectuales fueron
festó desde muy joven y, aprovechando la conocidas y ponderadas por los sabios y teó-
biblioteca de su abuelo materno, se dedicó a logos, matemáticos y artistas del momento,
una formación autodidacta. Críticas y casti- como lo atestigua el certamen académico al
gos recibió la niña por su actitud osada. Sin que fue sometida la joven quinceañera. La
hacer caso a los mayores, continuó leyendo Corte comentaba con asombro y satisfacción

3
Ibíd., p. 101.
4
Citado por: MERLO, Op. Cit., p. 15.
Vol. 25, No. 91 (2004) 157

su gran sabiduría, y las respuestas ofrecidas cado a Juana con intenciones no muy claras,
sobre muy variados temas, con precisión y fue muy pronto rechazado, y la desilusión
desenvoltura, ratificaron que Juana era un que provocó este incidente, según dice Ca-
caso excepcional de madurez académica y lleja, aceleró su entrada al convento. El ma-
superioridad intelectual. Esta presentación le trimonio entre ellos no parecía posible, pues,
valió los mejores comentarios en los círcu- según comenta Octavio Paz5 , las relaciones
los cortesanos, que con frecuencia la reque- que se convertían en matrimonio se arregla-
rían para celebrar con versos acontecimien- ban entre las familias, y en los enlaces, eran
tos sociales e históricos. determinantes no la voluntad de los despo-
sados sino las consideraciones sociales y
1.3 De la Corte al convento materiales. Este no era el caso de Juana, ya
que no disponía de dote, y su familia, al no
La joven Juana Inés, en su paso por la Corte, estar casados sus padres, carecía de toda fi-
tuvo oportunidad de relacionarse con el alto guración. Persisten muchas conjeturas al-
mundo virreinal, y su presencia en Palacio rededor de su amistad con Fabio, y algu-
causó admiración, no sólo por su inteligen- nos llegan a preguntarse si existió o no tal
cia, que la tenía en demasía, sino por su be- personaje, pero ello no nos impide hablar
lleza, su naturalidad y su arte de conversar. de admiradores que, prendados de las cuali-
Estos atributos le abrieron las puertas de la dades de la joven, la preferían a otras. Se sabe
sociedad virreinal. A los 19 años, cuando su de varios poemas que corresponden a esa
saber y su ingenio habían conquistado la ad- época de su vida, entre los cuales cabe des-
miración de los doctos, decide entrar al Con- tacar aquel soneto que dice:
vento de San José de las Carmelitas Descal-
zas, el que abandonaría tres meses después Que no me quiera Fabio al verse amado,
alegando la severidad de la regla. Esta situa- es dolor sin igual en mí sentido;
ción, que podría haberla desanimado en su mas que me quiera Silvio, aborrecido,
deseo de consagrarse como religiosa, más
es menor mal, mas no menos enfado.
bien la confirmó en su convicción: un año
más tarde hizo profesión definitiva, esta vez
¿Qué sufrimiento no estará cansado
en el convento San Jerónimo, bajo unas nor-
mas menos rigurosas. Los motivos reales que si siempre le resuenan al oído
la impulsaron a la vida conventual son des- tras la vana arrogancia de un querido
conocidos. Aunque su éxito en la Corte le el cansado gemir de un desdeñado?
auguraba un brillante porvenir social, es de
suponer que su opción por el claustro le brin- Si de Silvio me cansa el rendimiento,
dara una mayor libertad para el desarrollo
a Fabio canso con estar rendida;
de sus labores intelectuales.
si de éste busco el agradecimiento,
Se habla de un sinnúmero de admiradores a mi me busca el otro agradecida;
que, atraídos por el encanto de la joven, la
por activa y pasiva es mi tormento,
requerían de amores, y en especial uno lla-
mado Fabio. Este galán, que se había acer- pues padezco en querer y en ser querida6.

5
PAZ, Op.Cit., p. 144.
6
DE LA CRUZ, Juana Inés. Obras selectas I-II. Selección y prólogo de Marco Glantz. Cronología y
bibliografía de María Dolores Bravo. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1994, p. I, 9.
158 Cuadernos de filosofía latinoamericana

O aquel otro que dice: ticas. De hecho, como ella misma lo confie-
sa, sus versos se produjeron al calor de las
Feliciano me adora y le aborrezco; luces nocturnas, recluida en su celda y lejos
Lisardo me aborrece y yo le adoro; del ruido del convento. Dicen los biógrafos
por quien no me apetece ingrato, lloro, que la monja, durante los primeros años de
su vida religiosa, enfermó gravemente de ti-
y al que me llora tierno, no apetezco.
fus o “tabardillo”, como lo llama ella repeti-
A quien más me desdora, el alma ofrezco; das veces en sus poemas. No obstante, a pe-
sar de estos quebrantos de salud, su produc-
a quien me ofrece víctimas, desdoro;
ción no cesaba. Su fama crecía, tanto en
desprecio al que enriquece mi decoro, Nueva España, como en la Península.
y al que le hace desprecios, enriquezco.
Es importante señalar que para la época,
Si con mi ofensa al uno reconvengo, 1672, el Convento era el centro de una in-
me reconviene el otro a mí, ofendido; tensa actividad intelectual y artística. Allí se
daban cita los marqueses de Mancera, el
y a padecer de todos modos vengo, marqués de la Laguna y su esposa, para pla-
pues ambos atormentan mi sentido: ticar con sor Juana. Otro visitante habitual
aquéste, con pedir lo que no tengo; del convento era Carlos de Sigüenza, fami-
y aquél, con no tener lo que le pido7. liar del ilustre cordobés, el poeta Góngora.
Hombres doctos y sobresalientes de esta épo-
Este juego de contrarios en que están escri- ca se reunían en el locutorio atraídos por la
tos estos versos, de auténtico sabor barroco, fama de la poetisa monja. Su actitud de mu-
se irá afinando cada vez más hasta llegar a jer en un mundo intelectual dominado por
emular a Góngora en sus formulaciones con- hombres no era concebible. La religiosa era
ceptistas. Si bien es cierto que la vida social el blanco de críticas de curas confesores,
le exigía dedicación, su pensamiento ya es- obispos, superioras y abadesas que, envidio-
taba tejiendo estrategias para ingresar a las sos de su sabiduría y de su amor a la ciencia,
Jerónimas. la exponían a comentarios hirientes. No era
comprensible que una mujer, escritora y poe-
Una vez que ingresa al nuevo convento, Jua- tisa de renombre, manejara el medio intelec-
na se va compenetrando con la vida religio- tual. Sin embargo, sor Juana tenía muchos
sa y con sus obligaciones como monja. Sus admiradores. Los marqueses de Mancera fue-
actividades en el coro constituyeron parte de ron sus grandes benefactores y ellos la pro-
sus responsabilidades en la comunidad, y tegieron mientras duró su gobierno en
también ocupó el cargo de archivista México. A ellos dedicó innumerables com-
contadora. En más de una ocasión sus her- posiciones poéticas. A doña Leonor Carreto,
manas la postularon como abadesa, cargo que Marquesa de Mancera y esposa del virrey, a
no aceptó, arguyendo que esta actividad le quien se refiere con el nombre de Laura, le
quitaba tiempo precioso para su producción dedicó el siguiente soneto con ocasión de una
intelectual. A pesar de sus ocupaciones enfermedad y posterior convalecencia, atri-
conventuales, sor Juana lograba robarle ho- buyendo su mejoría al amor que ella le pro-
ras a la noche para componer sus obras poé- fesaba:

7
Ibíd., p. I, 11.
Vol. 25, No. 91 (2004) 159

En la vida que siempre tuya fue, en las Vísperas no pude,


Laura divina y siempre lo será, recibidlos en Matines.
la Parca fiera, que en seguirme da, Nocturna, más no funesta,
quiso asentar por triunfo el mortal pie. de noche mi pluma escribe,
Yo de su atrevimiento me admiré: pues para dar alabanzas
que si debajo de su imperio está, hora de Laudes elige. (…)
tener poder no puede en ella ya, Gocéis los años más largos
pues del suyo contigo me libré. que esperanza de infelice,
Para cortar hilo que no hiló, y más gustosos que el mismo
La tijera mortal abierta vi. la ajena dicha concibe.(…)
¡Ay, Parca fiera!, dije entonces yo; Vivid, y vivid discreto,
mira que sola Laura manda aquí. que es sólo vivir felice:
Ella, corrida, al punto se apartó, que dura, y no vive, quien
Y dejóme morir sólo por ti8. no sabe apreciar que vive (…)10.
El afecto que sentía sor Juana por la virreina
era recíproco, al punto de que, al ser recibi- Entre romances, endechas, redondillas,
da en Palacio, se le otorgó el título de “muy sonetos y villancicos, su pluma se recreaba
querida de la señora virreina”. Una vez ins- en los más variados temas: el amor, los ce-
talada en la Corte, la amistad llegó a ser tan los, lo religioso y lo teológico, sin olvidar
grande que, como nos cuenta Callejas, la aquellos poemas de circunstancia para cele-
virreina “parece no podía vivir un instante brar acontecimientos sociales. Esta produc-
sin su Juana Inés, y ella no perdía por eso el ción de sor Juana, volcada hacia un refina-
tiempo a su estudio”9 . miento conceptual extremo y una defensa del
saber, le ocasionaron más de un problema.
A falta de una composición poética elogian- Aunado a esto, su defensa a favor de la mu-
do al marqués de Mancera, hemos seleccio- jer y el derecho a una formación intelectual
nado aquella dedicada al conde de Paredes, del sexo femenino, hará que sus enemigos le
quien, junto con su esposa María Luisa, vi- cierren las posibilidades de escribir. No obs-
vieron muy de cerca la vida del Convento y tante estas dificultades, ella permanecerá
fueron grandes benefactores de sor Juana. En activa y luchadora para defender sus dere-
estos versos, la religiosa saluda al Marqués, chos.
a quien no había podido expresar sus para-
bienes en el momento apropiado. Era muy La aparición del jesuita Atanasio Kircher
frecuente en esta época una cortesía refina- (1601-1680) en la vida intelectual de la reli-
da frente a los superiores, y más aún tratán- giosa es una revelación. Este hombre cientí-
dose de la autoridad principal: fico y gran conocedor de temas astrológicos,
astronómicos, cabalísticos y mitológicos,
Si daros los buenos años, responde, por su formación humanista, al
Señor, que logréis felices, hombre barroco del momento, fiel heredero

8
Ibíd., p. I, 47.
9
Ibíd., p. II, 569.
10
Ibíd., p. I, 57.
160 Cuadernos de filosofía latinoamericana

del Renacimiento. La obra de Kircher, de el tema central es un viaje de hondas remi-


manera sorprendente, llega al convento. Sor niscencias homéricas, para el español se tra-
Juana se nutre de estas lecturas que van a ta del viaje de la vida en busca de la trascen-
causar en ella una gran fascinación. Era lo dencia, mientras que la monja nos narra un
que esperaba: poder verter en versos el co- viaje en sueño hacia el conocimiento. Ella,
nocimiento que iba adquiriendo a través de como mujer, se halla obsesionada con la po-
su formación. Resulta llamativo que esta sibilidad de participar en ese mundo intelec-
monja de clausura pudiera conocer toda la tual restringido a los hombres, mundo que
información científica que circulaba en aque- otorga poder político y ofrece las mayores
llos tiempos, y que estuviera al día en el satisfacciones personales. Consciente de su
manejo literario del verso y de la prosa. capacidad intelectual, se considera llamada
a desarrollar sus conocimientos más allá de
todo límite, penetrando los insondables mis-
2. El poema Primero sueño
terios del universo.
Entre su obra lírica sobresale el extenso poe- Tal como lo menciona Octavio Paz, en este
ma titulado Primero sueño, que, al parecer poema sor Juana elabora la imagen del sue-
de los comentaristas, constituye la obra más ño, pero logra romper esa antigua tradición
sobresaliente de su producción, no sólo por del viaje del alma, porque en él “no aparece
su belleza literaria, sino por la amplitud de ningún abuelo muerto, ningún Pimandro,
los temas que maneja, la profundidad de sus ningún Virgilio o Beatriz, ningún Cosmiel.
reflexiones, y la defensa que hace de la mu- Así pues, el poema de sor Juana prolonga la
jer para que se la considere capaz de tomar antigua tradición del viaje del alma, pero, en
parte activa en la construcción del conoci- un punto esencial, la quebranta”. Se trata, nos
miento. Comprender el poema exige una lec- dice, de “algo más que una simple anomalía
tura atenta y rigurosa, y es necesario contar literaria. Y es algo distinto: es un signo de
con no pocas indicaciones que le permitan los tiempos. Algo acaba en este poema y algo
al lector orientarse dentro del tejido densa- comienza”11. Su construcción gira en torno a
mente barroco de imágenes mitológicas, fi- la peregrinación del alma de sor Juana por
guras literarias, alusiones a sus contemporá- las esferas supralunares, mientras su cuerpo
neos y, en particular, el retorcido hipérbaton duerme. Durante el sueño, deja el mundo te-
de sus construcciones. Todo ello teniendo rrenal y penetra en las regiones oníricas. Esta
como modelo la obra de Góngora, a quien dualidad entre cuerpo y alma, como dos en-
consideraba su maestro. tidades independientes, proviene de la tradi-
ción platónica, reformulada luego por
Escrito alrededor de 1690, en pleno barroco, Aristóteles y asumida en gran medida por la
este texto enigmático y atravesado de refe- escolástica. Ahora bien, la composición del
rencias científicas, mitológicas, astronómicas poema dista mucho de la forma como el sue-
y por supuesto literarias, es la aventura inte- ño fue interpretado por sus antecesores. Al
lectual de mayor vuelo de la monja Juana decir de Octavio Paz, “en lo que toca al asun-
Inés de la Cruz. En él, parafraseando el poe- to y al fondo del poema, no hay en toda la
ma de Góngora Las soledades, la religiosa literatura y la poesía de los siglos XVI y XVII
mexicana da muestras de una prodigiosa ca- nada que se parezca al ‘Primero sueño’”12.
pacidad creadora. Si bien en ambos poemas

11
PAZ. Op. Cit., pp. 481-482.
12
Ibíd., p. 474.
Vol. 25, No. 91 (2004) 161

2.1 Hipérbaton y metáfora como Con la ayuda de Octavio Paz y de la Prosi-


figuras que expresan el barroco ficación del sueño, elaborada por Georgina
Sabat13, tratemos de entender el cúmulo de
A la manera de su maestro Góngora, sor Jua- imágenes que en forma atropellada dan ini-
na compone Primero sueño haciendo uso de cio al poema. Se trata de describir el ascenso
las figuras literarias de mayor agrado para del alma que, desde las tinieblas, busca lle-
los conceptistas: el hipérbaton y la metáfo- gar a la luz del conocimiento. La pirámide
ra. Si la primera reorganiza la construcción representa este ascenso del alma al infinito,
gramatical para adecuarla a las exigencias pretendiendo alcanzar las estrellas. Éstas, sin
poéticas, la metáfora, por su parte, realza el embargo, se hallan tan lejanas y “exentas”,
significado de una idea mediante otra, con la como dice la monja, es decir, por completo
cual guarda semejanza o analogía. libres y rutilantes, que la amenaza que signi-
ficaría para ellas el ascenso del alma se que-
El poema irrumpe con los siguientes versos:
da en el camino, sin llegar siquiera al primer
Piramidal, funesta, de la tierra círculo formado por la luna y su rotación al-
nacida sombra, al Cielo encaminaba rededor de la tierra.
de vanos obeliscos punta altiva, La imagen de la luna es representada, a su
escalar pretendiendo las Estrellas; vez, por una Diosa, “que tres veces hermo-
si bien sus luces bellas, sa/ con tres hermosos rostros ser ostenta”, es
decir, figurada por las imágenes de Diana,
–exentas siempre, siempre rutilantes–
Hécate y Proserpina. El oscuro rostro del
la tenebrosa guerra alma (“atezado seño [sic]”) permanece en-
que con negros vapores le intimaba tonces en medio de la tiniebla, “quedando
la pavorosa sombra fugitiva, sólo dueño/ del aire que empañaba/ con el
aliento denso que exhalaba”. Se trata de una
burlaban tan distantes,
aglomeración de imágenes que evocan la
que su atezado seño oscuridad, la ignorancia y el silencio. En esta
al superior convexo aun no llegaba oscuridad sólo se escuchan los graznidos de
del orbe de la Diosa las aves nocturnas, y el poema subraya el si-
que tres veces hermosa lencio, señalando, en una figura de gran fuer-
za por su misma contradicción, que esas vo-
con tres hermosos rostros ser ostenta, ces eran “tan oscuras, tan graves,/ que aun el
quedando sólo dueño silencio no se interrumpía”.
del aire que empañaba
La construcción de las frases se retuerce
con el aliento denso que exhalaba;
como en espirales, forzando el hipérbaton y
y en la quietud contenta acumulando las metáforas, que se hacen pre-
de imperio silencioso, sentes desde el primer verso. Así continuará,
sumisas sólo voces consentía otorgándole al lenguaje una fuerza en su
mismo entreveramiento, y obligando al lec-
de las nocturnas aves,
tor a prestar una particular atención al senti-
tan obscuras, tan graves, do, tanto por el rebuscado orden de sus ex-
que aun el silencio no se interrumpía.

13
Ver: PAZ, Op. Cit., p. 469 ss.; De la Cruz, Op. Cit., p. II, 111 ss.
162 Cuadernos de filosofía latinoamericana

presiones, como por la riqueza y abundancia espiritual, y el alma misma aparece como una
de las imágenes. negra sombra que busca escalar hasta las es-
trellas. Góngora, en cambio, se sitúa en un
Ahora bien, la construcción cifrada de este paisaje exterior que recorre, como el viajero
poema obedece a dos factores. Por una par- Odiseo, en busca de su encuentro con la na-
te, se ajusta a los cánones barrocos, que exi- turaleza. El texto de sor Juana hace gala de
gían la formulación de conceptos refinados intelectualismo, no carente de gran sensibi-
en donde se entremezclaban la teología, la lidad, y los conceptos que elabora nos remi-
mitología, la ciencia, la astronomía, la astro- ten a un universo de conocimientos inusuales
logía, etc., y, por otra, se enfrenta a lectores para una religiosa del siglo XVII en Méjico.
agudos y perspicaces que pudieran leer de-
trás de la palabra escrita todo un mensaje lle- 2.2 Construcción del poema
no de referencias y alegorías. Se trataba de
un juego de seducción en el que la autora Su biógrafo, el padre Diego Calleja, nos
parece esconderse para despertar la curiosi- cuenta con las siguientes palabras de la monja
dad de sus lectores, quienes podrán así ex- la génesis del poema: “Siendo noche me dor-
perimentar más intensamente lo inesperado mí; soñé que de una vez quería comprender
del descubrimiento. todas las cosas de que el Universo se com-
pone; no pude ni aun divisar por sus catego-
Tal como observa Octavio Paz en su ensayo rías ni aun sólo un individuo. Desengañada,
sobre el poema, la monja tituló su escrito, en amaneció y desperté”14.
una primera versión, El sueño, y en la edi-
ción de 1692 el título se alargó: Primero sue- El entramado mitológico, científico, religio-
ño que así intituló y compuso la madre Jua- so, teológico y literario del poema es un an-
na, imitando a Góngora. Las semejanzas con damiaje soberbio que, como una figura
Las soledades del escritor español son sen- geométrica compuesta de muchos ángulos,
sibles, aunque las diferencias son igualmen- se descompone a su vez en otras figuras de
te notables. En sor Juana evidenciamos un iguales formas para producir un efecto ópti-
lenguaje marcadamente intelectual, mientras co caleidoscópico. En este brillo de luces
que el de Góngora apela sobre todo a los sen- intensas aparecen las alusiones mitológicas.
tidos. Si el mundo del poeta español estalla Nictimene, por ejemplo, figura de la oscuri-
en colores luminosos, la mejicana, en cam- dad, que puede leerse como una imagen de
bio, busca elevarse al campo del concepto. la noche, momento en que la monja escribe,
Se trata en ambos casos de silvas, estrofas aunque su acepción primera está centrada en
que combinan versos de siete y de once síla- la imagen de la trasgresión que mencionare-
bas, lo que permite el desarrollo de múlti- mos más adelante. Minerva, diosa de la sa-
ples temas sin sujeciones estilísticas. Mien- biduría, conocida también como Palas
tras que el lenguaje de la religiosa mejicana Atenea, cuya aparición en los versos de sor
es con frecuencia concentrado y hermético, Juana nos habla del conocimiento al que ella
Góngora, en cambio, utiliza el idioma como aspira. Pero, además de lo mitológico, y ha-
un juego maravilloso de matices. En ella ciendo uso expreso de él, la monja trae a
triunfa el claroscuro del barroco; de hecho colación el tema femenino. Su propósito ex-
su composición se sitúa en un tiempo oscu- preso es la reivindicación de la mujer y la
ro, la noche, momento supremo de su viaje valoración de sí misma. La vida de esta reli-

14
DE LA CRUZ, Juana Inés. Obras escogidas. Edición y selección de Juan Carlos Melo. Barcelona: Bruguera,
1968, p. 258.
Vol. 25, No. 91 (2004) 163

giosa fue una lucha permanente, empeñada 4ª, el tránsito del umbral del sueño (hasta el
tras los bastidores, para alcanzar el saber y verso 886); 5ª, el nacimiento del sol (hasta
expresarlo en la poesía, buscando la libertad el final). El núcleo central lo conforma la
de pensamiento, y en defensa de su derecho vivencia, donde el alma, ya libre de sus ocu-
a la educación y a la cultura. paciones materiales, emprende el vuelo ha-
cia las esferas celestes para recorrer la totali-
Los mitos utilizados en la primera parte de dad del universo. Georgina Sabat, por su
esta composición, del verso inicial hasta el parte, propone una división tripartita, com-
90, tienen nombre de mujer. Se habla del orbe puesta de un prólogo denominado “Noche y
de la Diosa, referencia a Diana, diosa de las sueño del cosmos”, que se extiende del ver-
tres caras y divinidad de la naturaleza en sus so 1 al 150. Una segunda parte que lleva por
manifestaciones más indómitas y feroces. título “El sueño intelectual del hombre”, y
Ella ejercía un poderío absoluto en su reino, abarca la mayor parte del poema, desde el
y, si nos atenemos a su figura, la diosa feme- verso 151 hasta el 886. Y una tercera parte
nina reinaba en sus dominios luchando in- titulada “Epílogo: triunfo del día”, del verso
cansable para defenderse de sus enemigos. 887 al 975. La segunda parte, a su vez, se
Ya mencionado anteriormente, el mito de desarrolla en cuatro subdivisiones, cuyos tí-
Nictimene alude a la persecución de que fue tulos son “El dormir humano”, “Intuición
objeto esta joven por sus relaciones neoplatónica”, “Raciocinio neoaristotélico”
incestuosas: por su pecado, debe huir. En y “El despertar humano”.
Primero sueño, la noche, Nictimene, es para
sor Juana el momento propicio para aden-
trarse en el conocimiento y dedicarse a la Bibliografía
escritura, huyendo de los ruidos del conven-
to. La Engañosa, la Encantadora Alcione, DE LA CRUZ, Juana Inés, sor. Obras esco-
también hace parte de ese grupo de deidades gidas. Edición y selección, Juan Carlos
que, al transgredir la norma, sufren el casti- Merlo. Barcelona: Bruguera, 1968.
go de las divinidades del Olimpo. Existe así
todo un juego de imágenes que apuntan a ________. Obras selectas I-II. Selección y
presentar el acceso a la sabiduría como una prólogo de Marco Glantz. Cronología
trasgresión que, en el caso de la mujer, tiene y bibliografía de María Dolores Bravo.
un sentido aún más fuerte: si todo intento de Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1994.
saber y de abarcar el universo es una forma GLANTZ, Marco. “Prólogo”. En: De la
de rebelión del hombre contra los arcanos Cruz, Obras selectas I-II, pp. XI-XCIII.
divinos, cuando ese intento lo realiza la mu-
jer se vuelve objeto de castigo. MERLO, Juan Carlos. “Estudio preliminar”.
En: De la Cruz, Obras escogidas, pp.
Los comentaristas han buscado desentrañar 13-70.
la estructura del poema y han ofrecido di-
versas interpretaciones del mismo. Así, PAZ, Octavio. Sor Juana Inés de la Cruz o
Pfandl lo divide en forma de un altar gótico las trampas de la fe. Barcelona: Seix
compuesto de cinco secciones, conformadas Barral, 1982.
por una tabla central y cuatro alas laterales:
1ª, el hechizo del sueño (hasta el verso 191); SABAT, Georgina. “Prosificación del sue-
2ª, la teoría del sueño (hasta el verso 291); ño”. En: De la Cruz, Obras selectas, p.
3ª, la vivencia del sueño (hasta el verso 826); 111-119.

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