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La organización de la salud pública durante las guerras mundiales en Italia, Alemania y Estados Unidos dividió las zonas de atención médica en varias áreas dependiendo de su cercanía al frente de batalla, permitiendo la evacuación ordenada de heridos. En Estados Unidos, comités civiles y militares colaboraron en mejorar los manuales médicos y el desarrollo de antibióticos como la penicilina, mientras que en Alemania se implementaron medidas de higiene pero persistieron enfermedades como la sífilis.
La organización de la salud pública durante las guerras mundiales en Italia, Alemania y Estados Unidos dividió las zonas de atención médica en varias áreas dependiendo de su cercanía al frente de batalla, permitiendo la evacuación ordenada de heridos. En Estados Unidos, comités civiles y militares colaboraron en mejorar los manuales médicos y el desarrollo de antibióticos como la penicilina, mientras que en Alemania se implementaron medidas de higiene pero persistieron enfermedades como la sífilis.
La organización de la salud pública durante las guerras mundiales en Italia, Alemania y Estados Unidos dividió las zonas de atención médica en varias áreas dependiendo de su cercanía al frente de batalla, permitiendo la evacuación ordenada de heridos. En Estados Unidos, comités civiles y militares colaboraron en mejorar los manuales médicos y el desarrollo de antibióticos como la penicilina, mientras que en Alemania se implementaron medidas de higiene pero persistieron enfermedades como la sífilis.
La evacuación y el refugio de heridos estuvo organizado en cuatro áreas :
- La Zona I, del cuerpo del ejército. Estaba en el área de
operaciones y fue utilizado para el cuidado de los heridos y enfermos menos graves, aquellas personas que no requieren hospitalización superior a 10 días, y para aquellos que necesitan atención especial de urgencia.
- Zona II, de las intendencias. El área se encuentra
inmediatamente fuera de operaciones, entonces todavía en zona de guerra y estaba destinado a estancias de no más de 20 días.
- Zona III, Primer zona de evacuación. Esta área se
encuentra en la retaguardia que era la zona más alejada de las operaciones, pero aún incluida en la zona de guerra. Se transportaron a los heridos y los enfermos con necesidad de una hospitalización no mayor de 30 días.
- Zona IV, Segunda zona de evacuación. El área fue
identificada como cualquier parte del territorio nacional, no incluida la zona de guerra. Destinada a los militares que necesitaban curas superiores a los treinta días, pero que por razones profilácticas, se llevaron a cabo inicialmente en la primera zona de evacuación. La organización militar de salud utilizó los ferrocarriles. Los heridos y los enfermos fueron retirados del frente a bordo de los trenes de carga y de pasajeros, automóviles, o los trenes de hospital de la Cruz Roja Italiana y de la Soberana Orden Militar de Malta. Con estos medios se organizaba el desplazamiento de los heridos entre las cuatro áreas de salud, a esto se le sumaba el transporte de un número creciente de soldados hacia el frente de batalla.
Presupuesto militar que
destinaron a la salud: Hoy el ganador está claro: Estados Unidos. El país norteamericano invierte más en su ejército que la suma de sus cinco principales competidores. No siempre fue así. Si nos retrotraemos a 1914, a las puertas de la Primera Guerra Mundial, el escenario era muy distinto. Europa andaba sumergida en la mayor crisis política de su historia, y en una carrera armamentística que colocaba a Alemania a la cabeza Las tres principales naciones de la época (Alemania, Reino Unido y Francia) pasarían la mayor parte del conflicto a la cabeza del gasto militar. En noviembre de 1918, finalizada la guerra, Estados Unidos estaba metiendo más dinero a su ejército que la suma de Reino Unido, Francia y Alemania, una pista de hacia dónde tornaría el orden geopolítico global en la resaca de la Gran Guerra. Alemania, desaparecida hasta entonces por obra y gracia del Tratado de Versalles, retomaría su pulso militarista con la llegada de Hitler al poder. En menos de un lustro tomaría la delantera global, superando a Rusia en 1936 e invirtiendo más que nadie hasta 1941. Es entonces cuando Estados Unidos entra en la guerra, primero en el Pacífico, y siembra los frutos que aún recoge a día de hoy. Al término de la contienda el presupuesto del Departamento de Defensa estadounidense duplica al de las otras seis naciones que le siguen (incluyendo Alemania y Japón).
Salud pública: Es la disciplina encargada de la
protección de la salud a nivel poblacional. En este sentido, busca mejorar las condiciones de salud de las comunidades mediante la promoción de estilos de vida saludables, las campañas de concienciación, la educación y la investigación.
Guillermo II (Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht
von Preußen) gobernó Alemania en la Primera guerra mundial. Salud pública en Alemania durante la primera guerra mundial: La movilización de personal médico es uno de los primeros aspectos que llama la atención sobre el papel de la medicina en la guerra. Alemania llevó al frente el 80% de los 33.031 médicos con que contaba a inicios de 1914. Hubo una incorporación de medidas preventivas de higiene como el uso de agua limpia, disposición de instalaciones para el aseo del cuerpo, despiojo en espulgaderos públicos y vacunación frente a la viruela y al tétanos. Sin embargo, la sífilis y el “pie de trinchera”, una afección que producía necrosis de los miembros inferiores debido a la constante presencia de agua en las trincheras, continuaban aportando bajas considerables. Franklin Delano Roosevelt gobernó Estados Unidos en la Segunda guerra mundial.
Salud pública en Estados Unidos
durante la segunda guerra mundial: Desde 1918 existió en los Estados Unidos una organización llamada Consejo Nacional de Investigación, una de sus funciones fue la de coordinar la cooperación de los técnicos civiles con los servicios técnicos de los Departamento de Guerra, y Marina. El jefe de la División de Ciencias Médicas de este Consejo, el Dr. Lewis H. Weed, ofreció sus servicios a los Cirujanos Generales de las fuerzas del Ejército y Marina, formándose dos sub- comités al comienzo de 1940 para aconsejar en asuntos de medicina militar. Esto obtuvo tan buenos resultados que en julio de 1941 se hablan formado 7 comités y 32 subcomités. Estos grupos proporcionaron a las fuerzas armadas resúmenes que contenían información médica al día aplicable a problemas militares, que serviría para reformar el Manual Medico del Ejercito, recomendando asuntos sobre organización, equipos, métodos de la prevención y tratamiento de heridas y enfermedades, etc.
El Dr. Florey descubrió las inmensas posibilidades de la
penicilina. Así fue como vino a los Estados Unidos y convenció al gobierno y a la industria norteamericanos de la gran importancia de su descubrimiento. Gran crédito se debe a las industrias farmacéuticas y químicas de los Estados Unidos por su esfuerzo en producir penicilina en una escala que hace cuatro años hubiera parecido imposible obtener. La penicilina ha ayudado grandemente en el tratamiento de heridas; sus posibilidades se siguen estudiando todavía, así como las de otros antibióticos del mismo tipo general, como la estreptomicina. Además de la penicilina, otros varios descubrimientos se han hecho para el tratamiento del herido, como el uso de la sangre. El valor de las transfusiones de sangre íntegra en el tratamiento de heridos es ya muy conocido, pero su aplicación en los campos de batalla y en alta mar es difícil, pues la sangre íntegra no se puede conservar por más de algunas semanas, y el tipo de sangre debe coincidir con el del recipiente. Es por ello que se hicieron estudios de sustitutos para la sangre, siendo usado primeramente el plasma de sangre, o sea la parte líquida de ella, con los elementos celulares (los glóbulos rojos y blancos, etc.) separados. Se pudo preparar un plasma de sangre en forma de polvo, disuelto en suero fisiológico, y usándose sin tomar en cuenta el tipo de sangre, salvándose así muchas vidas. Millones de litros de plasma seco se obtuvieron de la población de los Estados Unidos por intermedio de la Cruz Roja, y se llevó por vía aérea a los campos de batalla de todo el mundo. Durante la guerra, se desarrolló el uso de la fibrina, otro producto de la sangre, para combatir la hemorragia; y también el refinamiento de la globulina (porción gamma de la globulina de la sangre), en la cual se han encontrado anticuerpos protectores contra el sarampión y la hepatitis infecciosa.