Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hablar en público puede ser una experiencia que de por sí nos produce cierta ansiedad a todos
No conozco a nadie que no sienta nervios al subirse un escenario, no importa cuántas veces lo haya hecho. Después de
todo, es una experiencia emocionante. Pero ¿Qué pasa cuando sufres de una dificultad como la dislexia? es probable que
pienses que se te hará imposible presentarte ante una audiencia y poder cautivarla con tu discurso.
Si bien repasar las notas y la secuencia que debes seguir durante el discurso es importante, estás dejando a un lado tu
fortaleza más grande: el poder conectarte emocionalmente con tu público. La mayoría de las personas a las cuales he
atendido con esta particularidad, les cuesta mucho seguir una secuencia escrita textualmente… pero no tienen problema
en seguir una secuencia de emociones. Al mismo tiempo y por razones que aún no logro comprender, quienes sufren de
dislexia se les hace más fácil entregarse emocionalmente al momento presente cuando hablan en público. Piénsalo: no te
aprendes ‘de memoria’ lo que vas a decir, sino que te aprendes una serie de conceptos y emociones encadenados.
Eso hace tu discurso mucho más cálido, siempre y cuando aceptes tu obstáculo y lo reconozcas como una ventaja.
Para poder proyectar ese factor emotivo, es esencial que recurras al storytelling. El presentar tus ideas en forma de una
historia, te ayudará a fijarlas como una emoción en tu memoria y no simplemente como texto (que es lo que te cuesta).
Al dejar que sean las emociones las que disparen la memoria, sonarás más espontánea y a la vez, más creíble. Para recordar
el contenido de la presentación, léelo en voz alta y grábate al mismo tiempo. Luego, escucha tu propia grabación con los
ojos cerrados y visualizando imágenes que despierten emociones en ti. Trata entonces de recordar la secuencia de
imágenes y emociones que escuchas directamente de tu voz.
Al practicar tu presentación, no trates de recordarla ‘directamente’. Más bien, imagínate que un doble exactamente igual
a ti está a unos metros de donde tú estás, dando el discurso. Imagínate cómo caminaría tu doble sobre el escenario, qué
gestos haría y cómo se sentiría al expresar cada concepto. No puedo hacer demasiado énfasis en que tienes que sentir el
discurso. Olvida aprenderte las cosas de memoria. Así también mantendrás la ansiedad bajo control.
Con respecto a las diapositivas que uses para tu presentación, usa un código de imágenes para saber en todo momento
en donde te encuentras. Por ejemplo, divide tu presentación en diez secciones, y cada sección comienza con una imagen
sin texto. Usa imágenes contrastantes y vívidas: por ejemplo: un tren de juguete, un león, un arco y flecha… por supuesto,
siempre relacionado así sea de forma abstracta con lo que estás exponiendo. En todas y cada una de las diapositivas de
cada sección, repite la imagen en una esquina, o a un lado. Así, al ver la imagen la asociarás con la emoción
correspondiente a esa parte del discurso y evitarás perderte.
Puedes usar previamente esas mismas imágenes para crear un mapa mental que te permita trazar la ruta que seguirá tu
discurso, y usar esas imágenes, en vez de texto, para recordar lo que tienes que decir. Recuerda: tu superpoder es hablar
espontáneamente y contagiar con tu emoción presente. Aprovéchalo. Recuerda siempre, después de cada conferencia,
consultarle al público en qué podrías mejorar. Ellos son tu mejor termómetro.