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Imperio Bizantino - Resumen corto

El Imperio Bizantino o también llamado Imperio Romano de Oriente, se originó en el año 395 d. C.
cuando el emperador Teodosio, consciente de lo difícil que resultaba mantener la seguridad de las
fronteras del imperio, decidió dividir el Imperio Romano en dos: Oriente y Occidente. A diferencia del
imperio romano de Occidente que fue destruido en el año 476 por los germanos, el imperio Bizantino
logró sobrevivir a la amenaza germánica perdurando casi diez siglos, hasta el año 1453 cuando los turcos
otomanos ocuparon su capital, Constantinopla (actual Estambul).

Constantinopla se encontraba en un punto estratégico entre el Mar Negro y el Mar Mármara. Rodeada de
mar, era paso obligado de todos los comerciantes que viajaban por mar o tierra entre Asia y Europa. Hasta
el siglo XII fue una de las ciudades más pobladas del mundo debido a su gran actividad económica y
cultural.

Desde la caída del Imperio Romano de Occidente, los gobernantes bizantinos añoraban los tiempos en el
que se dominaba todo el Mar Mediterráneo, uno de ellos fue el emperador Justiniano que llegó al trono en
el año 527, su principal idea era recuperar los territorios perdidos, ejerciendo la autoridad política y
militar en todo el mundo cristiano.

La etapa de Justiniano fue la de mayor apogeo, pues en el momento de ascensión al trono, el imperio
Bizantino incluía la Península Balcánica, Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto. Para conseguir unificar
todos los reinos cristianos se propuso restablecer las fronteras y una vez asegurada la frontera que estaba
siendo amenazada por el expansionismo del Imperio Persa (saldada en la Batalla de Dara en el año 350)
dedicó todo su empeño en conquistar lo que había sido el Imperio de Occidente.

Con la ayuda de los generales Belisario y Narsés, Justiniano se apoderó de los territorios vándalos del
norte de África, Córcega, Cerdeña y Baleares. Después anexionaron Dalmacia, hasta que en el año 536
consiguieron entrar en Roma. Pero este sueño tenía un coste, tanto que dejaron las arcas del Estado
debilitadas, cayendo en una profunda crisis económica que tardarían en superar, la forma en la que
Justiniano decidió salir de esta fue cobrando fuertes impuestos a los ciudadanos, lo que estuvo a punto de
costarle el exilio.

Por otro lado, un brote de Peste en el año 534 agravó aún más la situación económica del imperio, hasta la
muerte de Justiniano en el año 565, acabando así uno de los periodos más importantes del Imperio
Bizantino.

A lo largo de estos diez siglos, Bizancio logró fusionar tres culturas pues desde el punto de vista político
era un estado romano, regido por la ley e instituciones políticas romanas, su idioma oficial era el latín,
aunque también hablaban griego, de cultura griega y religión cristiana.

Organización política

Al contrario que las monarquías germanas, el Imperio Bizantino contó con una sólida organización
política, constituida por una monarquía teocrática en la que el emperador era considerado el delegado de
Dios en la tierra y, por lo tanto, una persona sagrada con poder absoluto. También era jefe supremo de la
administración y el ejército.

La religión bizantina La sociedad bizantina era profundamente religiosa. A largo de la existencia del
imperio cabe destacar dos acontecimientos relativos a la religión. El monofisismo fue una corriente
religiosa que sostenía que Cristo poseía una sola naturaleza, la divina contrariando la religión cristiana
que invocaba las dos naturalezas, humana y divina.

Arquitectura bizantina En cuanto al arte de la arquitectura los bizantinos destacaron por su profusa
decoración y belleza de las iglesias, de interiores lujosos decorados con mosaicos, destacando la Basílica
de Santa Sofía de Constantinopla.

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