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En este primer soneto, dedicado a Lord Southampton junto a los 18 siguientes (así lo han querido
ver los estudiosos), Shakespeare, que conocía bien los propósitos de Southampton y compañero
conocedor de sus aventuras amorosas, desea inclinarle al matrimonio cuando avista en él una
actitud disipada ante la vida. El poeta pretende, pues, mostrarle las irresistibles delicias de la vida
conyugal advirtiéndole de lo mal que trata la vejez a los hombres, como si quisiera de alguna
manera avisarle de que sólo hay una oportunidad para llevarlo a cabo y acaso fuese aquel el
momento preciso.
Hay que añadir que, como sucede con las traducciones, sobre todo en las inglesas, podemos
encontrar importantes variantes según el traductor. Es muy difundida la versión del escritor
argentino Manuel Mujica Láinez, también las hay recientes como la de Bernardo Santano Moreno,
de quien tomamos la versificación y cuya versión incorpora una segunda traducción literal.
Muy sutilmente Shakespeare ampara al amigo que se vanagloria de sus conquistas amorosas
cayendo en el descrédito del orgulloso (“Mas presa tú del brillo de tus ojos / tu propia luz avivas
con tu esencia”). Le advierte de las terribles consecuencias de esta pavoneante actitud: “dejando
de abundancia los despojos, / tu dulce ser malogras sin clemencia”.
En ese tono que sólo Shakespeare domina (conquistado más adelante por Calderón), hace que
Southampton se sumerja en las profundidades de su propio abismo para volver a emerger gracias
a la belleza moral que el amigo le propone con cariño. Insiste en el derroche de la materia
superficial y el abandono de una vida mucho más feliz y concurrida (“Ahora eres del mundo fresco
orgullo / solo heraldo de alegre primavera”) con la noble intención de alejarle de los peligros del
éxito y hacerle ver, de ese modo, que todo aquello cuanto ansía no se halla en la hombría frente a
las mujeres, sino en el interior de los hombres, en su interior: “enterrando tu esencia en tu
capullo, / te gastas, infeliz, de forma austera”. Para terminar diciéndole que una vida así sólo
puede llevarle a la muerte porque ella es muerte misma: “Apiádate del mundo o, devorado, / se
acabará en la tumba tu legado.”}
Los primeros 17 sonetos se refieren a ese joven, tan apuesto, “Fair Lord”, al que la voz lírica
aconseja que tenga hijos para que su belleza no se pierda. Son conocidos como procreation
sonnets –sonetos de la procreación–.
http://atenas-diariodeabordo.blogspot.com/2017/12/shakespeare-sonetos-1-10.html
Soneto 1