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Mayo y La France: Psicología Social Aplicable

Aunque, a diferencia de Fisher, no está acompañado de un desarrollo detallado en


forma de libro, la propuesta de Mayo y La France (1980) es la que más se acerca a
un verdadero modelo operativo de PSA articulando coherente y explícitamente
todos sus elementos básicos. Ya cité sus similitudes y diferencias con el modelo de
Fisher: (éste explicita más la ruta investigadora; aquéllas, el objetivo perseguido y
las rutas concretas de aplicación o «adaptadores». Si Fisher (1982a) aportaba un
manual comprensivo de la PSA en su estado actual, Mayo y La France hacen una
medida exposición inicial de lo que puede ser la PSA.
Psicología Social Aplicable
Mayo y La France rechazan la denominación «Psicología Social Aplicada» como
contenido estático emanado de la PS que introduce una escisión indeseable en el
campo. Prefieren la de «Psicología Social Aplicable» (tomada de Helmreich,
1975), más flexible y dinámica y que indicaría que la PS puede y debe ser
centralmente aplicable. En mi opinión, el término «aplicable» introduce, sin
embargo, un matiz indeseable de duda y potencialidad no realizada y de falta de
entidad sólida. La ligazón y dinamismo subrayada por las autoras se plasma en un
modelo cíclico, cuyos nodos básicos son la mejora de la calidad de vida, la
construcción de conocimiento, y la utilización e intervención. Los tres nodos están
conectados por «adaptadores» (un par entre cada dos nodos) que pueden
recorrerse, como el diagrama en su conjunto, bidireccionalmente: en el sentido de
las agujas del reloj (mejora de la calidad de vida-desarrollo de conocimiento-
utilización) o en sentido contrario (mejora de la calidad de vida-utilización-
construcción teórica). Describo a continuación los nódulos y «adaptadores» tal y
como aparecen en la Figura 2.2.
Figura 2.2 Modelo de Psicología Social Aplicable (Mayo y La France).

Calidad de vida
Mayo y La France afirma la calidad de vida como meta central de una PS aplicable
a partir de la conexión esencial que Lewin (1951/1997) establecía entre la vida y la
ciencia psicológica. No sólo reafirman su defensa de la buena teoría implícita en su
recordatorio de que «no hay nada tan práctico como una buena teoría» sino,
también, la otra mitad del aserto —casi siempre omitida—: los teóricos deben
preocuparse por los problemas sociales, lo cual justifica que se marquen objetivos
socialmente relevantes.
Figura 2.6 Psicología Social Aplicable: elementos básicos (Mayo y La France,
1980).
• Énfasis positivo. Calidad de vida, no problemas sociales. El foco en la calidad de
vida trasciende el tradicional énfasis negativo en problemas y déficits sociales hacia
otro positivo de bienestar personal y social característico de algunos campos
prácticos modernos. Fijar este objetivo comporta, frente al de resolver problemas
sociales, una serie de ventajas: aporta una referencia estable y duradera, no
meramente reactiva; facilita la prevención (y el desarrollo humano, habría que
añadir); reorienta la acción del psicólogo social hacia el contexto ecológico global e
interdependiente perdido en la reducción experimentalista.
• Valores. Establecer un objetivo positivo como la calidad de vida tiene la virtud
añadida de introducir los valores que se consideran deseables al definir aquello
hacia lo que se desea avanzar —las alternativas y lo que debería ser—, en vez de
limitarse a observar la conducta —y las condiciones sociales— existentes. No se
pueden ignorar, sin embargo, los aspectos técnicos (como se mejora realmente la
calidad de vida) ni los eventuales conflictos entre los valores enfrentados de
distintos grupos sociales, sobre todo en condiciones de limitación de recursos.
Desarrollo de conocimiento
Desarrollo de conocimiento focalizado, según las autoras, hacia la predicción, las
consecuencias y las variables macro, lo que supone una reelaboración de
características de la PSA avanzadas por otros autores.
• Predicción sobre explicación: Aunque se reconoce la conexión general entre
explicación y predicción (no se puede aplicar lo que no se entiende), también se
acepta que no toda explicación conduce a predicciones y que se pueden hacer
predicciones sin tener las claves explicativas de los fenómenos. La PS debería ser,
en opinión de las autoras, una ciencia tan predictiva como explicativa. Interesan
también los conocimientos empíricos que los practicantes pueden aportar desde su
experiencia concreta como base para inducir conocimiento. Es más importante, en
fin, la magnitud real de las variables y los efectos que su significación estadística.
• Efectos sobre causas. Más que la derivación deductiva de consecuencias desde
teorías de alcance medio y la verificación de las consecuencias de una variable
antecedente, el enfoque aplicable debería invertir la secuencia tratando de
identificar las condiciones que anteceden a los efectos observados en el mundo
real. Las autoras están reiterando su preferencia por el método inductivo para
generar teoría sobre la vida real en condiciones sociales concretas y remachando
la necesidad de teorías psicosociales más específicas que ya notara, entre otros,
Deutsch. Subrayan, también, la conducta —y el mundo— real frente a la elaboración
cognitiva dominante.
• Variables macro (sistémicas) sobre variables micro. Se reitera la necesidad
reconocida por casi todos los autores aplicados (Deutsch, Varela, Fisher) de
estudiar los efectos psicológicos de los sistemas sociales (por ejemplo, la forma en
que se crean, apoyan y mantienen determinados comportamientos) en vez de
centrarse sólo en las variables individuales y relacionales o estudiar la interacción
desvinculada de sus influencias externas.
Utilización e intervención
Utilización de conocimiento e intervención son parte integral, no mera
«periferia», del quehacer psicosocial. El tema de la «utilizabilidad» del conocimiento
en la ciencia social es, sin embargo, polémico. Mientras unos sostienen que en su
estado actual ese conocimiento no es utilizable, otros (Gergen) subrayan que no
puede no ser utilizado.
Señalan Mayo y La France (1980): «El campo necesita tomar responsabilidad por,
y propiedad de, sus hallazgos en el sentido de que si no son parte de la solución
para mejorar la calidad de vida, los psicólogos sociales bien pueden estar
sosteniendo los problemas que estudian» (págs. 89-90). Están haciendo una
llamada de atención —casi idéntica a la de
Fisher— a la responsabilidad implicada en la inacción social.
• Formas. El uso del conocimiento o investigación no tiene una acepción unitaria o
uniforme, sino múltiple, en la literatura. Citan, con C. Weiss (1977), tres modalidades
en el campo político: uso directo para resolver problemas, reconceptualización de
problemas y formación. Parece claro que el asunto del concepto y variantes de la
utilización está aún en sus inicios. Lo retomamos en el Capítulo 4, donde se articula
una teoría de la intervención social, sobre la que las autoras ofrecen, como única
pista, la tipología descrita por Kelman y otros (1978) en función del grado de
afectación de la libertad personal que implican las técnicas intervenidas: coercitivas
(máxima afectación), manipulativas, persuasivas (media) y facilitadoras (mínima):
• Cuestiones éticas y poder también necesitan mayor atención en la intervención en
función de su notada relevancia (ya remarcada por Deutsch) en comparación con la
PS tradicional.
Adaptadores y retroalimentación
Las autoras llaman adaptadores a los procesos que conectan los tres nudos —
calidad de vida, desarrollo de conocimiento y utilización-intervención— entre sí
especificando las formas de interdependencia que existen entre ellos. Son seis: dos
entre cada pareja de nodos; definición del problema y elección de método
investigador entre calidad de vida y desarrollo de conocimiento; análisis del sistema
social y definición del rol entre construcción de conocimiento y utilización e
intervención; interpretación y evaluación, entre utilización- intervención y calidad de
vida. Hay que señalar que utilización e intervención son también, en el sentido
indicado, adaptadores entre conocimiento y calidad de vida.
Supongo que las autoras les conceden suficiente importancia como para
«elevarlos» a la categoría de nudos. Revisemos brevemente los «adaptadores»:
• Definición de problemas, cuya identificación, lejos de ser un asunto objetivo, está
ligada a la relevancia teórica (y preferencias personales del «definidor») y a otros
aspectos sociales como los valores culturales y las prioridades financieras del
momento y el lugar. Dado que los problemas sociales son a menudo identificados
por otros, el psicólogo social debería tener un papel más activo en el proceso de
definición.
¿Cómo? Por ejemplo, mostrando que aquello que se ha identificado como un
problema social no es un verdadero problema; o cuestionando las tendencias
habituales a atribuir las responsabilidades a las personas (no a las estructuras o
contextos sociales) o a culpabilizar a las víctimas de sus propios problemas.
• Interpretación de los resultados de la intervención que las autoras señalan,
erróneamente a mi juicio, como «otra versión» de la definición de problemas pero
en el lado de los resultados (supongo que en función de la subjetividad y los valores
implicados).
• Elección de método investigador para generar conocimiento sobre el problema.
Dado que todos los métodos tienen sus propias ventajas e inconvenientes, es
preciso trascender la excesiva focalización de la PS en el rigor y la precisión en
favor de la pertinencia. Recalcando el papel de esa pertinencia y la
instrumentalizada del método preguntando si «... no es mejor tener respuestas
aproximadas a las preguntas apropiadas [...] que respuestas exactas a las
cuestiones equivocadas» (pág. 93; énfasis añadido).
• Evaluación que, para Mayo y La France, equivale a evaluación de programas tanto
de impactos (a nivel sistémico, no sólo focalizado) como en el aspecto causal, sin
duda el más olvidado.
• Análisis del sistema social concreto, como transición entre el conocimiento general
y su utilización en una situación, sistema o comunidad particulares. Ha de evitarse
la utilización del saber derivando un tipo de sistema en otro diferente.
• Rol adoptado por el practicante en función de su percepción del problema. Tiene
consecuencias organizativas, valorativas (en cuanto al fin perseguido), formativas y
estratégicas. Es un tema complejo apenas trabajado en el campo psicosocial.
Retroalimentación. Los elementos constitutivos de la PS aplicable están enlazados
de forma cíclica (el ciclo puede empezarse por cualquier punto —aunque las autoras
prefieren comenzar por la calidad de vida— y puede ser recorrido en uno u otro
sentido) y retroalimentada: el fin de mejorar la calidad de vida conforma las
prioridades de investigación y el conocimiento produce resultados utilizables. Se
recalca la retroalimentación negativa del diagrama: si se autonomiza un elemento,
cortando sus vínculos con el resto, el esquema pierde su potencial e integralidad.
Así, si se autonomiza la tecnología, se bloquea la autocorrección desde el
conocimiento y la responsabilidad desde la evaluación.
Si se excluye un ítem, el esquema pierde su carácter cíclico y se hace lineal. Los
adaptadores son claves para salvar las tensiones entre los tres elementos centrales
del esquema sin crear necesarias bifurcaciones como la que podría darse entre
teoría y praxis o entre «lo básico» y «lo aplicado».
Valoración
El modelo de Mayo y La France ha sido ya elogiado por su virtualidad sintética y por
la juiciosidad de la descripción de sus elementos nodales o, más desigualmente, de
los «adaptadores». En mi opinión, los mayores méritos del esquema son:
• La introducción, junto a conocimiento y aplicación, de un objetivo (mejorar la
calidad de vida), como parte integral de la aplicación psicosocial. Aunque ese
añadido crea distorsiones en la relación con el resto de elementos del esquema,
permite introducir activamente los valores como ingrediente esencial de la
aplicación.
• Introducir también explícitamente utilización e intervención como conectores
básicos entre teoría y praxis con la conciencia añadida de que se trata de diferentes
operaciones (una pivota sobre el conocimiento, la otra sobre la acción). Esa
aportación es aún, como las autoras reconocen, embrionaria y está por llenar de
contenido.
• El énfasis positivo (que trasciende el enfoque negativo dominante en la mayoría
de modelos) y práctico-interventivo, claramente reflejado en la inclusión de la
«intervención» como elemento nodal, que supera la timorata concepción —tan
visible en otras propuestas demasiado apegadas a la cultura académica— de la
PSA como mera investigación aplicada. No deja de ser, sin embargo, contradictorio
que, tras argumentar en contra del enfoque deficitario y especificar un objetivo
positivo (la calidad de vida), recaigan en el adaptador de «definición de problemas
sociales» que debería incluir también la «definición de la calidad de vida»... ¿O es
que los «problemas sociales» son problemas de la calidad de vida? El punto
necesita aclaración.
Dificultades y aspectos reprochables del modelo son:
• El contenido y la ubicación de los adaptadores es confuso y algo arbitrario,
probablemente para encajarlo en el diagrama geométrico dibujado. Estimo que
hubiera sido mejor (aunque gráficamente menos elegante) llamar a las cosas por
su nombre e integrarlas como se suele. Así, «definición de problemas» y «elección
del método de estudio» son parte de la evaluación inicial de necesidades, que está
a su vez ligada, como otro momento pero siendo la misma cosa, al adaptador
«evaluación», que es en realidad evaluación de programas. También el «análisis
del sistema» (muy discutiblemente intercalado entre conocimiento y utilización)
podría haberse integrado también en la evaluación inicial de la que es parte en
sentido amplio.
• Déficits teóricos: intervención, rol y técnica. Se detectan en el modelo tres
importantes carencias conceptuales, en parte reconocidas por las autoras:
— Una teoría de la intervención o praxis como marco global de integración operativa
(y conceptual) del modelo.
— Un mayor desarrollo del rol en su real complejidad y multidimensionalidad como
encarnación teórica y operativa de la integración teoría-praxis.
— La técnica, completamente ausente de este y otros esquemas (salvo, como
tecnología en Varela) como constituyente central de la actividad «aplicada» frente
a la actividad intelectual o cognoscitiva que basa la construcción teórica.
Ausencia que podría reflejar un cierto acomplejamiento ante las críticas —no
siempre ecuánimes— contra el escoramiento excesivamente técnico de la
propuesta de Varela. Un exceso en una dirección no justifica, sin embargo, otro de
signo contrario.
• Problemas del enfoque positivo. Centrarse en la calidad de vida (o el desarrollo
humano) tiene (Sánchez Vidal, 1993b) no pocas dificultades ligadas a la propia
«expansividad» o ilimitación de tales objetivos, ausentes de los enfoques deficitarios
que tienden a ser concretos y limitados. Se refieren al tipo de criterios necesarios
para actuar (para definir las situaciones en que vamos a mejorar la calidad de vida
o el desarrollo personal-social y aquellas en las que no), establecer prioridades (con
quién trabajamos prioritariamente) o mantener el equilibrio entre perseguir el
desarrollo y resolver problemas. Por otro lado, los determinantes de la calidad de
vida no son sólo psicosociales, sino también socio-estructurales, políticos y de otro
tipo. Quizá resultan más adecuados para la PSA otros conceptos, menos ecológicos
pero más ajustados a las capacidades del psicólogo social, como el bienestar social
o el desarrollo humano que también tienen, sin embargo, sus propias dificultades.
• Poder e igualdad. Se echa también de menos una consideración de dos elementos
esenciales de toda intervención social: el poder (como mediador estructural entre
conocimiento y recursos económicos disponibles y su distribución real entre los
distintos grupos sociales) y la igualdad (o justicia social) como fundamento de la
«base valorativa» pedida por Fisher y otros y como criterio clave en la acción social.
Bien es cierto que estas ausencias son conspicuas en la práctica totalidad de
modelos (de procedencia estadounidense, no se olvide), exceptuando alguna cita
episódica del poder (Deutsch es más explícito) y su relevancia. El análisis
estructural y dinámico del poder (y las desigualdades) social es vital en cualquier
práctica social y debe ser incorporada tanto a la evaluación inicial como, en su
vertiente personal de empowerment a los aspectos relacionales y sociales del rol.

EJEMPLO DE APLICACION SEGUN MAYO Y LA FRANCE

CALIDAD DE VIDA:
PREVENCION Y TRATAMIENTO PARA PERSONAS CON VIH
PRIMARIA E ITS PARA EVITAR CONTRAER EL SIDA.
IDENTIFICACION DEL PROBLEMA
FALTA DE VOLUNTAD DE LA SOCIEDAD DE APOYO
ECONOMICO A PERSONAS CON VIH E ITS.
MODELO:
MODELO DE SCHAWRTZ (CONDUCTA PROSOCIAL)
MODELO DE VARELA (INGENIERIA SOCIAL)
CONOCIMIENTO:
USO DE LA PSICOLOGIA SOCIAL BASICA
BUSQUEDA DE PALABRAS CLAVE: AYUDA, ALTRUISMO
Y COOPERACION
USO DE TEORIAS PSICOSOCIALES
- LIBRO DE AVANCES EXPERIMENTALES EN PSI.
SOCIAL
ANALISIS
INTERVENCION DE VALORES
CUAL ES LA MANERA DE QUE LA GENTE APOYE A ESTE
TIPO DE PERSONAS? EMPATIA?
ROL.
INVESTIGADOR QUE INTERVIENE Y APLICA
PREVENCION DEL SIDAPARA MEJORAR CALIDAD DE
VIDA DE LAS PERSONAS CON ITS O VIH PRIMARIA.
UTILIZACION
USO DE CAMPANAS DE CONCIENTIZACION
USO DE LA TECNOLOGIA SOCIAL (MEDIOS DE
COMUNICACION
EVALUACION
EVALUAR EL PROGRESO DE LA CAMPANA

INTERPRETACION

GENTE QUE LOGRE APOYAR ECONOMICAMENTE


Y DEMUESTRE QUE NO SOLO VALE EL APORTE, \
SINO IDENTIFICARSE CON LOS BENEFICIARIOS.

BIBLIOGRAFIA:

- psicología social aplicada teoría, método y práctica/ ALIPIO


SÁNCHEZ VIDAL

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