Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
VARSOVIA
2
DE NOCHES Y PERMANENCIAS
4
Aún puedo ser el peso de la debilidad que resguardan tus brazos de enajenación y
provocar con mi respiración el capricho de la juventud que te abandona,siempre
para merecer tu piedad maternal y tu ahogado reproche, casi como mesiánico
despojo .
Aún puedo agotar la luz de mi vigilia lentamente por la acechanza impertinente del
gesto que frustra tu consideración de amante y renunciar al recuerdo de sentirme
llevado a ciegas a través la ingrata fortuna de la soledad con la esperanza de un
nuevo sufrimiento a flor de piel.
Aún puedo ruborizarme con el susurrar de comprensión que abre la rosa de tu boca
para estigma de la religiosidad que heredara la urgencia y la torpeza de las palabras
sin consuelo.
Aún puedo encontrar el sustento que permite la devoción, al despertar para
contemplar la visión empeñosa de tu vanidad,cuando sobre los hombros que te
distinguen de la derrota se derrama indiscreta la intención de pureza de la mañana
,a la vez que la manera de tu cuerpo para desentenderse del tedio ,simula una
cautelosa espera por lo que fuera la memoria despoblada del privilegio de las
apariencias.
8
Quisiera decirte que no soy la misma persona que encontró la paz en tu calidez, que
desde la última vez que te vi me hice de un porvenir afectuoso, que no me permití
arrastrar esta errante sombra para aleccionar mis pasos,que noche tras noche no
pretendí el consuelo de recuerdos que son a fin de cuentas el borrón inevitable de
aquellas tardes cuando la paciencia no enmascaraba tu semblante, que la
incertidumbre cordial de la mirada que nos devolvía el cielo vaciado de los horrores
de alguna indecible pesadilla nunca fue ni por un momento la tuya,que el resabio de
las palabras postergadas no me dejo desesperanza y más silencio… Quisiera
reconocer como impropio el apremio que signó la búsqueda de la soledad del reflejo
merecido con el sosiego de la juventud, y que mi cuerpo alienta menos la
incordura… Quisiera escuchar de nuevo romperse el cristal que impuso tu nombre,
agostar el desengaño encarnado del pecho que te hundiera en el remordimiento,
como promesa de indiferencia, así complacer el esfuerzo de libertad que siempre
fuiste ...¿Qué ostento en mi rostro para perdonar?¿Cómo despojarme de ausencia
cuando mi espíritu no se ufana sino para encontrar el frío de sus noches de
resignación?
19
Entonces para mi dulce agonía se como una niña de exultante curiosidad, una ninfa
que palidece de fiebres de la pasión, abandona tu frente al beso de atemporal
cielo,perfila tu sombra,discordia desarraigo de lo desconocido, hacia esa tierra
fatigada de agravios .Dedicame la avidez de una mirada que furtivamente sea a la
indiferencia de este rostro impropio un audaz elogio, que mi espíritu harto de
desahuciar su anhelo de paz se precipite en la profundidad de perfecto consuelo;
procura para mí un beso de labios dispuestos a rojear como indómita llama,pues
estos me dieron a beber el bálsamo que con poco provoca la embriaguez. Para el
tedio de mi renuncia puedes prorrumpir con la incordura más caprichosa a través de
la permisión de la culpa y liberarte de la gravedad de algún secreto.
27
SANTUARIO
29
ELOÍSA,el nombre que por azar trasciende el silencio, que quedara sometido al
augurio de rigor desde el misterio de mis labios, remordimiento de esta memoria que
engendró faunos ,aliento de la enajenación perpetuada a encender la vigilia a través
del descenso de una noche sin fortaleza llamada a perder la razón y aborrecer la
cautela como destierro de la templanza,vitalidad de la intemperie que resguarda la
desidia por mis recuerdos para recompensar la desavenencia del gesto vaciado de
pesar...El adiós hereda el instante de mi secreto de acusación y revela la carencia
de la mirada que por propia ya no me pertenece, la misma mirada que hizo a la
penitencia un pudor tedioso y a la compasión una melancolía de deshoras...La
vastedad de la ilusión corrompe el deseo de la noche y es sólo tras este inusual
merecimiento que parece posible cualquier reproche del porvenir sin injurias del día
que desbanda su herética esperanza.
30
Me dijo:“Quisiera tomarte de las manos y sentir que éstas son más que una fría
intención, sin embargo te entusiasman palabras que me agradan y tenes ojos que
sustentan,ojos que parecen una puesta.Mi piel no te resiste…”
Y me miró de la misma manera que me miraron alguna vez en el furor de un sueño
desposeído de noches y terrores,después sonrió como representando el antojo de
felicidad que prevalece sin paciencia, acarició mi frente curiosa de pudor y desterró
nuevamente el silencio con esto: “Tenme por piadosa finalidad del secreto que
quieras,espera y total imprudencia, estigma de devoción que consume la vida.No
pasarán las horas para este pecho que te recibe deseoso y presto a la embriaguez
de mi aliento. ”
37
ENMIENDAS
43
Cuando te veo anhelar el amparo del horizonte con el gesto caprichoso que
menosprecia la pobreza más candida,la mirada como extravío de superstición,
encarnando en tu cuerpo un pacto que jamás encontrará la satisfacción de la
esperanza ,tu palpitar al apuro de afrentas que el perdón desconoce, desamparada
de templanza,sin razón de enmiendas,con la frente que abre su herida para insinuar
la voluptuosidad del sosiego desleal, irredenta del sustento que no hace al alivio de
la pureza,que te consume implorar apenas por las promesas de una naturaleza
marchitada en dádivas para el horror del alma mezquina;entonces quiero fustigar
mis labios con la confesión que alientas y olvidar la amargura de presentir la muerte
y esa soledad profunda que desde la niñez me acecha ,entonces puedo sondear el
engaño de tu asombro y pretender que te aprisiono en mis brazos y te encuentro
estremecida, cual ave que reconoce la libertad antes de la partida.
46
Las apariencias que rondan el abandono del reflejo son la acechanza del porvenir
que caerá como una orgullosa afrenta sobre nuestros hombros, éstas pudieran
advertirnos la angustia de algún recuerdo, revelar el descuido que apura la razón,
palidecer de sinceridad más que la muerte misma en nuestro desconcierto, ahondar
como un abismo espantoso la oscuridad de la mirada que consolamos inútilmente.
Sin embargo, mujer desencantada,compañera compañera incansable que sufres por
el asombro ingenuo de las noches perdidas,todavía aireamos el entusiasmo de la
vida que nos queda y la ceguera no nos alcanza para quietud de nuestro anhelo,
para tantear la incertidumbre, todavía nos inspira la promesa de esta incredulidad.
52
Piadosamente te buscaste una máscara de culpa para el deseo, pero ¿cómo librarte
de los celos que fueron la ruina de la devota DESDEMONA sin vanidad?
Y ya no queriendo irradiar más que el rapto de su grandeza, la luna,en su altura
orgullosa, te contempla pasar con el silencio de una pena que ensordece el tamboril
de la naturaleza resignada a la impaciencia de toda derrota; y vas con el cabello
perfumando el aire y el luto de su injusticia ,como sintiendo el deshojar de los
sueños secretos,mientras un delirio trasnochado pretendiera encuentrar en el
cuerpo la residencia de la desconfianza.
Puedo intuir solamente al verte cómo te consume el calor de una intimidad
inconfesable.
¡Oh ,palidez librada de soledad y desasosiego, si accidentalmente reincidiras con la
mirada en la obstinación que me desespera por un momento siquiera antes de dejar
marchitar su luz,tendría del destierro una tregua anticipada.
55
Descansas con la ciega fascinación que provocó contemplar esa visión, visión de
una herencia inconfesable. Descansas sobre mi pecho paciente,y tienes en el
cabello la docilidad que se presta a la curiosidad de mis dedos para consentir un
juego amoroso de evasión, y el perfume del remordimiento ocioso.
Y te dejas estar perpetuando la confianza que fuera el consuelo de esperarte,sin
animar espectativas de temor o duda.
Con la calidez de mi correspondencia te abro un remanso en mi carnalidad
pesarosa,un elogio de mi estío. Y con el desgano que plácidamente te ausenta me
perdono cualquier traición y bajeza,que no temo al abandono.
Descansa, pues nada perturba la fragilidad de nuestro secreto, la tranquilidad de
nuestra tregua, el recelo que nos engaña;descansa, que por sentirte así de
angelada mi gratitud no es suficiente y el amanecer ya acaricia con afilada
determinación el umbral que anuncia la pasividad de nuestro refugio.
61
La esperanza que se perdió, la herida del día en los párpados vencidos, la quietud y
presunción de un instante antes de que sus manos temblorosas sean arrancadas de
cualquier veneración, sus manos que alguna vez se llenaron de sorpresa e
impaciencia por desperdiciar un palpitante tesoro, y fueran la intención de redomar
la crueldad del aire,que se complacieran en hurgar la honestidad de estos rasgos
endurecidos por la seriedad de la duda con ciega ternura.
La esperanza que se perdió, la esperanza que envenenó mis labios con el nombre
que evocó la melancolía, parece retornar en la visión de la desnudez que palidece al
surgir de la transparencia más sagrada para la sed del destierro y abandono,con el
ímpetu de un corazón que ilusiona el recuerdo de la inocencia que nunca
perdura,con la dulzura de la promesa que precisa la incredulidad.
62
Dejaste caer la mirada con la resignación que duele en el cuerpo, las manos ya no
entrelazan una dócil comunión y son el desaire de la indiferencia, la quietud parece
el cadáver de las noches prometidas por la correspondencia,algunas lágrimas
concluyen la permanencia de un sueño que anima el afán del olvido ¿Adónde fue la
sensualidad que ni siquiera el remordimiento pudiera engañarse con la sonrisa
grotesca de la vanidad?
Nubes rosadas se arrastran por un cielo de abandono,un cielo sin justicia.
Yo te veo como estás, inconsciente de las ataduras del descanso, marginada de
orgullo, y apenas me compadezco del lienzo que consume la ausencia de dicha.
64
Inclina la cabeza, haciendo de su cuello una viudez que tienta al desahogo, ceñido
como está con la suavidad de negra cinta.Inclina la cabeza siempre hacia el hábito
de jactancia que distingue al rigor de su sombra,y llena el aire de silencio y de un
aroma de entrega tan femenina que casi lamento el cariño de esta juventud
apaciblemente fugaz.
La luz del ocaso y el desengaño de los recuerdos, el alfiler de una rosa sangrada de
infortunio sobre el reflejo impropio que puede adolescer su indiferencia, el rigor y la
flaqueza que sella el resquicio de sus labios, la quimera esperanzadora de toda
quietud, los instantes del porvenir a través del cristal inclemente, el vuelo púrpura
que vuelve al selenico valuarte el esplendor de una representación maravillosa del
tiempo antes de Dios,el descenso crepuscular de la herencia ajena a la virtud,el
beso de letargo que permanecerá como confidencia de un llamado irrefrenable sin
devoción ni apuro.
69
Con ternura casi maternal el aire acoge los suspiros de la duda,y nada despierta el
luto en ese cuerpo de incondicional espera,que fuera la torpeza del impune andar y
sortilegio de lo mezquino, cuerpo que hace de la paciencia una tribulación de
reprimendas.
El sueño más piadoso cierra los ojos de la belleza lóbrega,mientras acontece la
enajenación de las sombras que a la distancia arrastran su labor de ignorancia; no
obstante, ella, entregada al cansancio de las horas de consuelo, parece vislumbrar
el propósito invisible de las manos que encubren el margen de una despedida ideal
para desafiar la exhibición sensual de la inocencia presagiada en un ocaso.
Lo anhelado es lo perdido entre lamentos, la respiración irreconciliable de la
mocedad,los fragores del secreto padecido por la indiferencia, la amargura de la piel
surcada de carencias y sin ultrajar ,la complicidad del cuidado de la muerte como
acusadora inminente de aquello que posterga toda dicha.
Una ofrenda de ostentación es el rebaño sombrío proyectando en muros
enmudecidos el oscilar de su escándalo, y la resignación es el rojear de la cabellera
de espantable hija.
La noche tiene el velo de violáceas nubes como una mujer que alienta la lujuria
cuando una vez satisfecha encuentra el engaño de la vergüenza bajo las sábanas.
Cuántos desvelos le debo a este recuerdo; cuánto desprecio marcó mi rostro para
que la sorpresa no fuera sólo la sospecha del engaño;cuántos pasos taciturnos me
alejaron de la cordura al pretender reconocer a tientas las molduras de nuestro
hogar;cuántas promesas de esfuerzo corrompieron mi boca;cuántas agonías fueron
para mi ciega seguridad el anuncio de dones desperdiciados; cuántos ardores
fueron prejuicio .
Musa andariega, provocadora de la iniquidad que corrompe mi genio,protectora de
la fugacidad aventurada en mi reflejo, vuélvete un canto singular para mi alma sin
embriaguez, a fin de que pueda reencontrarme con la incertidumbre más
fecunda.Musa sin mancilla ,te llamo desde la falta como heredero de feroz ralea.
72
ESPONSALES
83
SEXTETAS
89
DESCUIDO DE ESPERA
Dices que al día conviene la fascinación de una circunstancia, que esta quietud es
abandono,que la juventud sublevó su propia promesa ,que la extrañeza de nuestra
mirada sobrevivirá a la esclavitud del reflejo. Sin embargo al sorprenderte eres como
una forma de cautela y vergüenza, y alientas aún la dicha de algún padecimiento
inconfesable, como extravagancia desheredada de negación.
107
Esa mirada cautiva es como un salto al vacío, esa mirada inabordable, duda cálida
del despertar, imposibilidad de olvido .
Sus brazos no descansaron al alba de la espera.
El ángel apaciguado de su cabello perfumando el vacío de esta habitación,
fascinando mi quietud.Bien podría permanecer así, al resguardo de su sombra
apenas, adivinar la inesperada franqueza que esboza su sonrisa, presentir el
cambio aún cuando no termina de surgir en su pecho.
La piel al luciente abandono de los días, presunción de la pesadumbre y de su
insensatez, fructífera palidez, parece perdonar tímidamente la necesidad una tregua
del tiempo que trae augurios de graciosa dicha,mientras tanto el desatino de
pretender el reconocimiento de la propia mocedad en el otro es vano ejercicio de
piedad.
“Se esmaltó el alma con el designio celestial de hallazgo y esta recompensa de
tenerte a mi lado pudiera ser una ofensa para el tedio, que con el florecimiento de la
hermosura queda relegada toda manera de resignación y con el renacimiento ciego
de la fe permanece inconclusa la amenaza de la muerte en el pensamiento menos
iluminado. ”Estas palabras no serían para menospreciar mi silencio y podrían
desdecir cualquier carencia que con el mismo se subleva,tan sólo el extravío, estar
a la deriva de un sueño,las aguas cristalinas que parecieran mecer su soledad, la
intrascendencia absoluta de las horas,tan sólo contemplarla y recuperar la inocencia
de lo irreal.
Los velos que exceden la nostalgia de una puesta esfumando el rostro
desapasionado de la entrega desvalida, se corren dejando al descubierto la
profundidad de la naturaleza incestuosa; el deber autónomo de sus labios, el sello
de un nombre nunca pronunciado con el descuido del desaire ;todavía puedo cerrar
los ojos y verla como la primera vez cuando el corazón se colmaba de espectativas .
Se acercó caminando como a los saltos con la ingenuidad de una niña,dejándose
ver en su expresión el atrevimiento que conquista lo extraño, deseosa de descubrir
el alcance de su intención, esa tarde.
112
Naces muerto pero igual lloras,y caes en los brazos de una madre que apenas
sonreía ,por lo menos eso dijeron. Y luego tratas de crecer como un niño normal
pero la normalidad no es posible, y estás como muerto,vives paralizado por el miedo
a los demás, a todo lo que te rodea,un miedo inexplicable, y eres un niño solitario e
inventas juegos todo el tiempo con las palabras, tratas de escribirlas al revés, las
anotas en papelitos que escondes por la casa y el jardín, a pesar del espanto lo
haces y te reconfortas en la imaginación más desbordante. Finalmente te vuelves un
joven desconfiado e impaciente, y vas por la senda del perdedor y sientes más de lo
soportable,mientes con la mejor sonrisa posible, seleccionas las confesiones para
hacer amigos y relacionarte un poco,dejas trozos del corazón a cualquiera que
aparente apreciarte ¿pero no estás acaso muerto, y los muertos no sienten,no
sonríen y no se confiesan? Un día te dices a vos mismo: “Ve hasta el final con esta
soledad ineludible, con la desesperación que te acompaña ,siente la tristeza más
que nadie,hazte trizas,olvidate con el dolor de esto: no vives,nunca viviste.Y no te
evadas de la angustia, no te escapes de la miseria de vivir,pues la necesitas .Ya sin
juventud la encuentras, pero estás cansado para seguirla,todo es un desencuentro,
y ella trata de escapar de la depresión cotidiana, entonces lo que parecía muerte en
vos es apenas un vacío de palabras, un mutismo demasiado profundo a punto de
acabarse,sabes que a ella podrías contarle todo y si te derrumbaras otra vez sólo la
querrías a ella al lado ,podrías sonreír sin culpa a su desvarío, por eso te levantas
finalmente y tratas de correr con ella hacia cualquier lugar aunque sea demasiado
tarde y no hay nada peor que ese ‘demasiado tarde’.Tal vez termines refugiandote
en el engaño de la soledad de nuevo y vuelvas a morir,o por lo menos eso creerás,
después,aún así lo intentas…
122
123
124
125