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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA

Nombre: Nicole Jácome Grupo: 2


Tema: Arte y percepción visual / Capítulos 6, 7 y 8. La luz, el color y el movimiento.
En este apartado se une todo lo que ya se ha visto antes y se aumenta algunos conceptos que también
son válidos y útiles para el campo visual y la percepción humanas. Una de las primeras causas de la
percepción visual es “la luz”, pues sin esta no podremos apreciar: forma, color, espacio o movimiento.
Desde el punto de vista psicológico, es una de las experiencias humanas más fundamentales y
poderosas. En nuestro planeta, los objetos tienen luz propia, que se pueden percibir en mayor o menor
grado; y la oscuridad, puede ser la extinción de esta luminosidad o la ocultación de estos por otros
oscuros. En nuestro entorno, la luminosidad que vemos depende de la distribución de luz dentro de
una situación total, de los procesos en los ojos y del sistema nervioso del observador; aunque, también
hay que tomar en cuenta que no somos capaces de distinguir entre la luminosidad del objeto y la de la
iluminación, para evitar la confusión, “es preciso que la distribución de luz dentro de la composición
sea comprensible para la vista del observador (…) reducir las fuentes luminosas a una sola” (Arnheim,
1954); con seguridad podemos percibir la luminosidad relativa de los objetos cuando una situación
entera se encuentra dentro de la iluminación homogénea. “La iluminación es la imposición perceptible
de un gradiente de luz sobre la luminosidad objetal y los colores objetales de la escena” (Arnheim,
1954). La luz también crea espacio, por ejemplo: todos los gradientes pueden crear profundidad, las
luces laterales aumentan el relieve y al acelerar los gradientes de luminosidad se obtienen superficies
curvas; los saltos de luminosidad colaboran a crear saltos de distancias y, además, “Una distribución
juiciosa de la luz sirve para prestar unidad y orden no solo a la forma de los objetos aislados, sino
también a la de la una composición entera” (Arnheim, 1954); además, se puede dar un significado
pretendido, gracias a la iluminación. Existen dos clases de sobras: las sombras propias, que están
directamente sobre el objeto; y, las sombras esbatimentadas, son una imposición de un objeto sobre
otro; estas dos clases de sombras, definen el espacio y se aplican para representar la redondez; además,
toda sombra, sea cual sea, está sujeta a la distorsión perspectiva. Los esquemas de luminosidad de las
sombras se entremezclan con los valores de luminosidad y oscuridad del objeto y, también, interfieren
en la claridad de sus colores locales y sus interrelaciones.
La forma y el color son fenómenos separados, por lo tanto, distinguibles. Los colores que podemos
reconocer con facilidad son, aproximadamente, seis: los tres primarios y los secundarios. Nuestro
poder de discriminación de los colores es muy limitado, porque es más difícil retener las diferencias
de grado de los colores; las cuatro dimensiones que si podemos distinguir son: rojez, azulez, amarillez
y escala de grises; la forma es mejor medio de discriminación que el color, por estas razones. La
intensidad de la luz también tiene efecto sobre el color, una luz fuerte hace más luminoso un rojo, y,
una débil, resalta los azules y verdes. “Todo aspecto visual debe su existencia a la luminosidad y al
color” (Arnheim, 1954); gracias a estos es que podemos determinar diferentes objetos e identificarlos,
gracias también a la forma, con los límites de los objetos. En el test de Rorschach se puede estudiar el
color y la forma, en donde, en las tarjetas estos se relacionan, el observador determina un objeto en
base al color con la forma o viceversa; todos tenemos una perspectiva diferente y esto es de acuerdo a
la personalidad del observador, según esto, se puede ver que las persona que reaccionan más a la forma
son las deprimidas, y, las personas de ánimo alegre van a favorecer a las respuestas cromáticas.
Arnheim, R. (1954). Arte y percepción visual. California: University of California Press.

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