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AUSTRALIA
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joan.pages@uab.cat
Resumen
El currículo de Historia y Ciencias Sociales en la mayor parte de los países del mundo
ha estado al servicio de las ideologías dominantes y de la creación de una conciencia de
pertenencia, de identidad, que ha disminuido la posibilidad de construir nuestra propia visión
del mundo desde el aprendizaje de aquellos contenidos sociales, históricos y geográficos que
permiten interpretar qué ha sucedido, qué sucede y por qué y qué podía haber sucedido (Pagès,
2002) o que, en el caso geográfico, permitan tener “conciencia de la geograficidad del presente,
de la relatividad de los lugares y de las interpretaciones de los lugares habitados” (Laurín, 2001,
p. 199).
Creemos que para enriquecer el análisis es importante observar otras realidades. Para
ello, seleccionamos España y Australia. En España el currículo de la enseñanza secundaria
obligatoria (ESO) y el bachillerato se basa en la potenciación del aprendizaje por competencias
(Boletín oficial del Estado, 2015). En Australia, por su parte, se organiza en torno a dos
aspectos: i) el conocimiento geográfico y su comprensión y ii) la investigación geográfica y las
habilidades (ACARA, 2016).
¿Cómo abordan los currículos de Chile, España y Australia la formación del pensamiento
geográfico?.
A partir de los datos de los currículos podemos formular inferencias que nos permiten
explicar y analizar cómo se incorpora el pensamiento geográfico en los contenidos, los objetivos
y las habilidades. Para ello hemos considerado algunos referentes teóricos que trabajan
pensamiento geográfico (Laurín, 2001; Jackson, 2006; Duquette et. al, 2016) y que nos dan las
directrices para realizar el análisis y justificarlo en su contexto.
Las preguntas que guían la indagación sobre el lugar del pensamiento geográfico en los
currículos de Chile, España y Australia son las siguientes: (i) ¿Está presente en el discurso
curricular? , ¿Por qué?; (ii) ¿Cómo se conceptualiza? y (iii) ¿Dónde y cómo aparece el
pensamiento geográfico en el currículo?. En una segunda fase analizaremos la presencia y la
interpretación de los componentes del pensamiento geográfico en los currículos desde la
propuesta teórica de Duquette et. al (2016).
Laurín (2001) recalca que la enseñanza de la geografía necesita construir las relaciones
entre el pensamiento del alumnado y el contenido, entre el razonamiento, el conocimiento, la
conciencia y la experiencia, como elementos claves para la acción social.
La transformación de la enseñanza de una geografía descriptiva y memorística es
fundamental para que nuestro alumnado se acerque al territorio y lo entienda como una entidad
viva, cambiante y compleja. Con la intención de colaborar en esta transformación apostamos
por el desarrollo del pensamiento geográfico del alumnado. Y lo hacemos desde una perspectiva
crítico-social en la que: a) se problematiza la realidad geográfica, b) se fomenta la comprensión,
la explicación y la acción y c) se promueve la duda cognitiva, el debate y la argumentación.
Hoy sigue vigente la propuesta de Lacoste (1977) de “saber pensar el espacio”, que
significa: comprender mejor el mundo para actuar con mayor eficacia (Merenne – Schoumaker,
1986). Por ello, nos comprometemos con una educación geográfica que permita a nuestros
estudiantes imaginar espacios geográficos posibles, probables y alternativos (Hicks, 2014),
sentirse actores en los espacios geográficos y atreverse no tan sólo a pensar sino también a
tomar decisiones, a participar.
En los trabajos revisados se distingue entre pensamiento espacial (Bednarz & Kemp,
2011; Bednarz & Lee; 2011) y pensamiento geográfico (Laurín, 2001; Jackson, 2006; Duquette
et. al, 2016). Entendemos que no son sinónimos sino complementarios. El primero está ligado
más a procesos cognitivos relacionados con la inteligencia espacial (Araya, 2013) y el segundo
más vinculado a la disciplina geográfica, es decir, está cimentado en los atributos propios del
análisis del espacio que permiten aprender un conocimiento sistematizado.
b) España
El currículo para la enseñanza secundaria obligatoria (ESO) y el bachillerato en España
se basa en la potenciación del aprendizaje por competencias (Boletín oficial del Estado, 2015).
Entienden la competencia como una “combinación de habilidades prácticas, conocimientos,
motivación, valores éticos, actitudes, emociones, y otros componentes sociales y de
comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz” (Boletín oficial
del Estado, 2015, p. 2).
En la ESO, la geografía forma parte de la competencia social y ciudadana y con la
historia:
“pretende profundizar en los conocimientos adquiridos por los estudiantes en la Educación Primaria,
favorecer la comprensión de los acontecimientos, procesos y fenómenos sociales en el contexto en el que
se producen, analizar los procesos que dan lugar a los cambios históricos y seguir adquiriendo las
competencias necesarias para comprender la realidad del mundo en que viven, las experiencias colectivas
pasadas y presentes, su orientación en el futuro, así como el espacio en que se desarrolla la vida en
sociedad” (Boletín oficial del Estado, 2015, p. 129).
La Geografía se organiza, en el primer ciclo, en los bloques “El medio físico” y “El
espacio humano”, y en cuarto curso se centra en la globalización. La presentación de contenidos
responde a una enseñanza de la geografía descriptiva y memorística, con énfasis en lo
disciplinar y dónde los criterios de evaluación se encuentran amparados en habilidades
cognitivas como: conocer, identificar, reconocer, localizar, situar, explicar, describir, comparar.
Habilidades cognitivas que responden a un razonamiento básico y que se relacionan más con
un pensamiento espacial (NRC, 2006) que geográfico.
c) Australia
En el área de Geografía, el currículum australiano se organiza en torno a dos aspectos:
i) el conocimiento geográfico y su comprensión y ii) la investigación geográfica y las
habilidades:
“El conocimiento geográfico se refiere a los hechos, generalizaciones, principios, teorías y modelos
desarrollados en Geografía. Este conocimiento es dinámico y su interpretación puede ser cuestionada, con
opiniones y conclusiones apoyadas por evidencias y argumentos lógicos. La comprensión geográfica es la
capacidad de ver las relaciones entre los aspectos del conocimiento y construir marcos explicativos para
ilustrar estas relaciones. También es la capacidad de aplicar este conocimiento a nuevas situaciones o
para resolver nuevos problemas” (ACARA, 2016, p. 10 -11).
En este apartado seguimos a Duquette et. al (2016) para analizar los currículos y
comprobar si promueven una enseñanza basada en la resolución de problemas geográficos o en
la simple acumulación de conocimientos. Esta propuesta tiene el propósito de incentivar una
enseñanza que sea útil, que nos obligue a tomar una posición en el mundo, a ser actores sociales
informados, críticos y conscientes de nuestra realidad.
Duquette et. al (2016) plantean los siguientes componentes para entender el
pensamiento geográfico:
2.- Contrastes y ¿Qué patrones y tendencias interrogan los elementos de continuidad y cambio
tendencias en la organización espacial?. Considerar diferentes perspectivas, el análisis
multiescalar y la predicción de tendencias futuras.
3.- Interrelaciones ¿Cómo los factores humanos y naturales se influyen entre sí?
Analizar que el entorno humano y el medio natural no existen en forma aislada,
se transforman entre sí. Las interrelaciones tienen lugar en diferentes tiempos y
lugares debido al movimiento de diferentes flujos (económicos, personas,
servicios, información, etc).
4.- Perspectiva ¿Cuáles son las características y las identidades humanas y físicas (entendidas
geográfica desde diferentes perspectivas) que distinguen a un espacio determinado?
Desarrollar una comprensión integral de las cualidades de un espacio (lugar,
territorio, etc), más allá de almacenar datos geográficos relevantes. Implica
desarrollar una comprensión de un espacio vivo y cambiante. Es importante
deconstruir ideas preconcebidas o falsas.
5.- Fuentes e ¿Qué evidencias (fuentes) geográficas se pueden utilizar como apoyo para
interpretación justificar la interpretación de un fenómeno geográfico?
Seleccionar fuentes pertinentes para el análisis de un determinado problema
geográfico. Análisis de las fuentes asociado a su veracidad, exactitud y
pertinencia respecto al problema tratado.
6.- Juicio ¿Cómo las prácticas y resultados asociados a acciones geográficas estudiadas
geográfico son conscientes y responsables?
Reflexionar sobre las ventajas y los inconvenientes que presupone una decisión
sobre un problema geográfico / ambiental. Este juicio geográfico debe ser
responsable respecto a los efectos de las decisiones que se ejerzan.
“representar la ubicación y características de los lugares, y los diferentes tipos de información geográfica,
por medio de la construcción de mapas a diferentes escalas y de la utilización de herramientas geográficas
y tecnológicas” (Mineduc, 2015, p. 190).
Las “interrelaciones” son el componente del pensamiento geográfico que tiene mayor
presencia en los currículos analizados, ya que es innegable el trinomio: tiempo – espacio y
sociedad y las relaciones que se producen en diferentes escalas temporales y espaciales. En el
caso chileno, por ejemplo, en 7° nivel se encuentra el organizador temático “ser humano y
medio” que a través de 3 objetivos busca (i) reconocer los procesos de adaptación y
transformación que se derivan de la relación entre el ser humano y el medio a través del estudio
del asentamiento de las sociedades humanas, (ii) evaluar efectos negativos y positivos y
finalmente (iii) investigar sobre problemáticas medioambientales.
Competencia 5.1. Explicar las relaciones entre los diversos elementos del espacio
geográfico e identificar el impacto de las actividades humanas sobre el territorio, para
discriminar entre las que son sostenibles y las que no.
En el noveno nivel, se plantea el estudio de las formas en que las personas están
interconectadas con otros lugares a través del comercio y los servicios, a todas las escalas. Se
propone como acciones pedagógicas investigar productos y/o servicios de las empresas de su
ciudad y de su región y relacionarlo con otros lugares. O examinar el turismo, los estudiantes y
los jubilados como fuentes de ingresos para algunos lugares.
El desarrollo de este objetivo en la sala de clases desde una mirada crítica y reflexiva
permitirá al estudiantado analizar distintas fuentes, discutir diferentes perspectivas, activar y
confrontar sus valores e intereses y finalmente construir un discurso y acciones geográficas
adecuadas a sus contextos locales y globales. De esta manera los y las estudiantes estarían
activando su conciencia geográfica.
En España, es difícil ver explicitado el “juicio geográfico” porque en ninguno de los
contenidos y criterios de evaluación del currículo se habla de reflexión o acción. Desde la
propuesta catalana, observamos un poco de luz porque plantea el concepto de justicia social
que enfatiza en que la geografía debe buscar explicaciones a la diversidad de problemas
geográficos y tratar de aportar alternativas o soluciones que contribuyan a la resolución de los
problemas y en la mejora de la calidad de vida de las personas.
4.- CONCLUSIONES
Somos conscientes, sin embargo, que el currículo no es la práctica. Sabemos que muchos
y muchas docentes de geografía utilizan las grietas que les ofrece el currículo de su país para
formar la conciencia y el pensamiento geográfico de la ciudadanía. Lamentamos, sin embargo,
que esto sea más el resultado de un trabajo voluntario y personal de los y las docentes más
concienciados que de unos gobiernos que no apuesten por la formación de una conciencia
democrática de la ciudadanía, consciencia de la que, sin duda, forma parte el pensamiento
geográfico. Y de unas universidades que no se plantean la formación inicial y continua de los
y las docentes de geografía dirigida a enseñar a la ciudadanía como debe hacer frente a los retos
del futuro del mundo.
https://www.australiancurriculum.edu.au/senior-secondary-curriculum/humanities-and-social-
sciences/geography/?unit=Unit+1%3A+Natural+and+ecol%E2%80%A6
Bednarz, S. & Kemp, K. (2011). Understanding and nurturing spatial literacy. Procedia-Social
and Behavioral Sciences, 21, 18-23.
Bednarz, R. & Lee, J. (2011). The components of spatial thinking: empirical evidence.
Procedia-Social and Behavioral Sciences, 21, 103-107.
Boletín Oficial del Estado (2015). Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se
establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato, España.
Fien, J. (1992). Geografía, sociedad y vida cotidiana. Documents D´Análisi Geográfica, 23, 73-
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Hooghuis, F., Van der Schee, J., Van der Velde, M., Imants, J & Volman, M. (2014). The
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Environmental Education, 23 (3), 242-258.
Jackson, P. (2006). Thinking Geographically. Geography, 91 (3), 199 – 204.
National Research Council, NRC (2006). Learning to think spatially. Washington, DC:
National Academies Press.
Pagès, J. (2009). Enseñar y aprender ciencias sociales en el siglo XXI: reflexiones casi al final
de una década. Investigación en Educación, Pedagogía y Formación Docente, II Congreso
Internacional. Libro 2, Medellín. Universidad pedagógica nacional, Universidad de Antioquia,
Corporación interuniversitaria de servicios, 140-154.