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Una guía práctica para la disciplina efectiva

Beth Ackerman
Publicado por Purposeful Design Publications (Spanish translation)
Primera edición 2011
Buena conducta: una guía práctica para la disciplina efectiva.
© por Beth Ackerman

Purposeful Design Publications es una división de la Association of Christian Schools Interna-


tional (ACSI) y está comprometida con la educación escolar cristiana en capacitar educadores
y escuelas alrededor del mundo para que sean efectivos en preparar a sus estudiantes para la
vida. En cada una de sus publicaciones y otros recursos educativos dentro de ACSI, desarrolla
materiales con una base filosófica profundamente arraigada en la Biblia, así como una integra-
ción dinámica de los principios bíblicos en cada tema y que trata de llenar las necesidades de las
escuelas y colegios cristianos alrededor del mundo.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, pro-
cesada o transmitida en algún sistema ya sea electrónico o mecánico, fotocopia, grabación o
cualquier tipo de almacenamiento de información o sistema de extracción informática sin el
permiso previo de ACSI/Purposeful Design Publications.

La traducción de este libro se autorizó por medio de un contrato escrito entre Beth Ackerman y
ACSI/Purposeful Design Publications. Originalmente publicado en idioma inglés con el título
P.R.A.I.S.E –Effectively Guiding Behavior. Derechos Reservados © 2007 por Beth Ackerman.
Todos los derechos reservados incluyendo la traducción.

Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI), © 1999 por la
Sociedad Bíblica Internacional. Otras citas bíblicas se tomaron de la Biblia de Las Américas
(LBLA) © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso.

Traducción: Edgar Patiño


Edición: Nancy A. Carrera
Adaptación de portada y diagramación: Kenia G. Hernández

Impreso por Sergráfica


Guatemala, C.A.
1,000 ejemplares

ISBN 978-9929-8071-5-0

ACSI Latinoamérica • Telefax: (502) 2485-7177 al 79 • info@acsilat.org • www.acsilat.org


A todos los jóvenes quienes
han probado y gustado mi fe,
Alabo a Dios por lo que me han enseñado.
TABLA DE CONTENIDO

Introducción 7

El maestro proactivo 9
Un maestro proactivo es agradable
Un maestro proactivo es muy respetado

Los refuerzos 15
Los refuerzos se deben implementar equitativamente
Los refuerzos se deben implementar inmediatamente
Los refuerzos deben identificar conductas específicas
Los refuerzos se deben implementar por etapas:
desde el menos limitado hasta el más limitado
Los grupos de aprendizaje cooperativo pueden usarse para
reforzar la conducta adecuada
La economía de fichas puede usarse para reforzar la conducta
apropiada
Las detenciones se pueden usar contra la conducta no deseada
El estudiante difícil

Análisis y evaluación 23
Un análisis funcional de la conducta puede ayudar a los maestros
a evaluar al estudiante
Recaudar información específica ayuda al maestro a entender la
mala conducta
Usar una tabla da información detallada de la mala conducta del
estudiante
Las causas de la mala conducta 27
Los estudiantes se comportan mal cuando prueban sus límites
Los estudiantes se comportan mal cuando quieren llamar la
atención
Los estudiantes se comportan mal cuando buscan poder
Los estudiantes se comportan mal cuando buscan venganza
Los estudiantes se comportan mal para mostrar falta de
adaptación
Encontrar una red de apoyo para maestros y estudiantes

La comunicación con los estudiantes 33


El estudiante difícil es como la oveja perdida
La Gran Comisión llama a los maestros cristianos a alcanzar a
los estudiantes difíciles
Los maestros cristianos deben orar por sí mismos y por sus
estudiantes

Autogobierno 37
Un contrato de buena conducta puede empoderar a los
estudiantes
El autogobierno empodera a los estudiantes
La disciplina espiritual empodera a los estudiantes

Referencias 41
Introducción

Todos andábamos perdidos como ovejas; cada uno seguía su propio


camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos
nosotros. (Isaías 53:6)

Sea uno maestro, padre o líder de grupo juvenil de una iglesia, el manejo de
la conducta es un tema inevitable. Cualquiera que trabaja en educación sabe
que el desafío más grande de un maestro en el aula es el manejo de la conduc-
ta. Aunque hay una variedad de libros en la materia, poco se ha escrito para
educadores cristianos desde una perspectiva cristiana. Además, muchos de
estos libros dan consejos para manejar a la población general de estudiantes,
mientras que la mayor parte del estrés de un docente proviene de determina-
dos estudiantes que desafían la autoridad, rompen las reglas e interrumpen la
enseñanza. Incluso los maestros más reconocidos y expertos muchas veces
se desconciertan porque no saben qué hacer con estos estudiantes difíciles.
Este libro trata estas preocupaciones yendo un paso más adelante; no sola-
mente brinda consejo con respecto al control de la conducta en general sino
también da pautas para el manejo del estudiante difícil desde una perspectiva
cristiana, en conjunto con la investigación probada y real.

Por alguna razón cuando tratamos con la conducta del estudiante, algunos
maestros hacen a un lado todo lo que siempre han conocido acerca de la
educación; pero el punto de referencia es que se debe enseñar la conduc-
ta apropiada. Por ello, los maestros deben modelar la conducta apropiada,
evaluar la conducta actual del estudiante y crear planes para mejorar la con-
ducta. Cuando un docente le pregunta a un estudiante: “¿Cuánto es cuatro
más cuatro?” y la respuesta del estudiante es: “9”, el maestro eficaz nunca
respondería: “¡Discúlpame! ¿Crees que estoy jugando? Deberías ir en este
mismo momento a la oficina del director por lo que acabas de decir. Voy a
escribir tu nombre en el pizarrón”. Al contrario, un maestro eficaz enseñaría
la respuesta correcta y le mostraría al estudiante por qué la respuesta original
estaba mal. Un maestro eficaz ayudaría al estudiante a terminar la operación
matemática de forma correcta y pediría colaboración para que los padres de
familia dieran seguimiento a la tarea en casa.

7
El mismo concepto aplica para el manejo de la conducta. En lugar de abrumar
a los docentes hablándoles acerca de la abundancia de recursos existentes,
este libro mostrará cómo los maestros pueden responder ante los desafíos
de conducta de sus estudiantes, edificando sobre lo que ya conocen acerca
de enseñar. Para ayudar a los maestros a aplicar sus habilidades educativas y
mejorar el comportamiento de sus estudiantes, este libro cubre las claves para
el manejo exitoso del aula. Esta herramienta sirve como un texto elemental
para evaluar y guiar la conducta de la gente joven y para crear un ambiente
positivo y estructurado en el aula. Esta guía puede usarse en charlas o pláti-
cas de desarrollo profesional para preparar a compañeros educadores a tratar
a los estudiantes difíciles. De todas maneras las discusiones en este libro
se enfocan en las técnicas del manejo de conducta para los docentes, o para
cualquier persona que trabaja con gente joven y los innumerables problemas
de conducta.

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El maestro proactivo

El manejo proactivo de la conducta es la clave primordial para prevenir la


conducta negativa. Un maestro eficaz es mucho más proactivo que reactivo.
Los maestros fuertes o con experiencia saben que pueden prevenir los proble-
mas de conducta preparándose con anticipación para evitar situaciones que
pudieran generar dichos problemas. Entre la preparación proactiva se puede
mencionar: arreglar las aulas apropiadamente, publicar las recompensas y
las consecuencias del aula, y promover un ambiente positivo y estructurado
(Wong y Wong 2004; Carpenter y McKee-Higgins 1996). El maestro tam-
bién puede tomar otras medidas proactivas. Las siguientes secciones descri-
ben más plenamente a un maestro proactivo.

Un maestro proactivo es agradable


Muchos estudiantes desorganizan una clase y van a parar rápidamente a la
oficina del director simplemente porque consideran que sus aulas no son
lugares divertidos o porque no entienden con claridad lo que sus maestros
esperan de ellos. Algunas veces el problema es un currículo que no desafía
a los estudiantes o no es innovador, causándoles aburrimiento. Pero si los
maestros usan algo de creatividad en la planificación de sus clases, pueden
ayudar a que los estudiantes disfruten el aula y la prefieran en lugar de ir a la
oficina del director. Preparar diversas actividades puede ayudar a los maes-
tros a hacer el aula más divertida. Al principio, los docentes pueden sentir
que esta misión toma más tiempo y pone en riesgo el control del aula pero
verán que permanecer en ello muchas veces se convierte en un ambiente de
trabajo más efectivo: haciendo el aula más divertida y más controlada porque
los estudiantes están más involucrados en su propio aprendizaje. Los estu-
diantes pueden percibir cuando un maestro se siente incómodo o está triste y
si el maestro no quiere estar allí, ¿por qué deberían estar los estudiantes? La
diversidad en la educación y la evaluación crean un ambiente divertido en
donde el maestro y los estudiantes quieren estar.

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Un maestro proactivo es positivo
Otra razón común por la que los estudiantes se comportan mal es porque se
sienten amenazados en el aula; prefieren estar en la oficina del director en
donde se sienten seguros porque allí no harán el ridículo enfrente de su maes-
tro y compañeros. Los estudiantes que se sienten incómodos tienden a expre-
sarlo; debido a esto el aula debe ser una atmósfera en donde los estudiantes
se sienten seguros y experimenten el éxito. Los maestros positivos se dan
cuenta que todos los seres humanos, incluidos ellos mismos, no son perfec-
tos. Cuando se está tratando con un estudiante difícil, los maestros positivos
deciden solucionar el problema en lugar de preocuparse por los errores.

Por lo tanto, cuando los maestros positivos mantienen estándares altos, pro-
mueven un ambiente en donde todos los estudiantes se pueden sentir dichosos.
El buen humor puede ser una herramienta maravillosa, tanto para estudiantes
como para maestros. Los educadores que conocen sus propias limitaciones
pueden reírse de sus propios errores y perdonar más fácilmente los errores de
sus estudiantes. Sin embargo, cuando se esté creando una atmósfera diver-
tida es importante que los maestros usen el humor como una herramienta y
no como un arma. Particularmente cuando se trabaja con adolescentes, los
maestros pueden crear un ambiente en el que se puede ridiculizar a una per-
sona aunque tengan la mejor intención de impulsar una atmósfera tranquila y
alegre. Por ello, los maestros deben asegurarse que los estudiantes no sean el
centro de las bromas y motivar en lugar de criticar a sus estudiantes.

Este consejo no necesariamente está en contra de la advertencia bíblica acer-


ca de evitar el castigo. Sin embargo, es común creer que los estudiantes de-
berían comportarse bien y que el rol del maestro es disciplinar a los estudian-
tes cuando están fuera de control. El castigo debe ser puesto en el contexto
de la descripción bíblica del buen pastor: las ovejas oyen su voz y él conoce
a sus ovejas (Juan 10:4, 14). Las ovejas no tienen ninguna necesidad porque
permanecen en pastos verdes y están al lado de aguas de reposo (Salmos 23).
Así como una oveja no tendría por qué salir del campo del buen pastor, un
estudiante no tendría por qué salir del aula de un maestro eficaz. Un maestro
eficaz, como el buen pastor, debe conocer a sus ovejas y satisfacer sus nece-
sidades; es un maestro proactivo quien crea un ambiente divertido y seguro
en lugar de recurrir al castigo.

Un maestro proactivo es muy respetado

Cuando se trata de ser proactivo también es importante para el maestro en-


contrar el balance entre ser muy querido y ser muy respetado. Es común que
los maestros nuevos, especialmente aquellos quienes enseñan en niveles de

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secundaria se preocupen por agradar a sus estudiantes. Podrían creer que tie-
nen que hacerse amigos de los estudiantes para alcanzar las metas. Cuando
intentan hacer amistad pueden perder el respeto suficiente de los estudiantes
pero los maestros pueden ser proactivos en tener un aula que sea divertida e
innovadora y a la vez mantener estructura y estándares, además de ser queri-
dos y respetados.

Un maestro proactivo es estructurado


Primero, para crear un aula proactiva el maestro debe crear un aula estructu-
rada la cual puede evitar problemas de conducta. Por ejemplo, normalmente
los estudiantes hiperactivos se sientan al lado de una ventana o cerca de un
computador en donde pueden distraerse fácilmente y los estudiantes que se
llevan bien por lo general se sientan juntos. Otro error común en las aulas de
primaria es que los escritorios están organizados en grupos en donde algu-
nos estudiantes dan la espalda al maestro (por ejemplo: el pizarrón o el pro-
yector). Para estar completamente involucrados, los estudiantes deben estar
siempre frente a la instrucción. Al crear un aula estructurada es importante
considerar cuidadosamente el arreglo de la misma, no solamente en dónde
se sientan los estudiantes en relación uno al otro sino también otras consi-
deraciones del aula tales como la proximidad al maestro, la ubicación de los
distractores y la vista que tengan los estudiantes del aula (Emmer, Evertson,
y Worsham 2003). El tiempo dedicado a ello puede evitar problemas, ahorrar
tiempo y estrés.

Un maestro proactivo es organizado


Es importante que los estudiantes vean a su maestro como una persona orga-
nizada, tanto cuando modelan la conducta apropiada como cuando se prepa-
ran para el tiempo educativo. Primero, los maestros deberían mantener las
mismas expectativas que los estudiantes. Si se espera que los estudiantes
sean puntuales y estén preparados con su cuaderno, lápices y libros, los maes-
tros también deberían empezar la clase a tiempo y tener listas las lecciones.
Tal ejemplo consistente es esencial para reforzar la conducta apropiada. Se-
gundo, el tiempo de instrucción debe ser bien planificado porque la mayoría
de los incidentes suceden durante tiempo académico no estructurado. Cual-
quier director muy seguramente dirá que la mayor parte de los problemas de
disciplina suceden durante el tiempo de almuerzo, recorrido de los buses,
educación física y los tiempos entre cambios de clases. Por lo tanto, es vital
que los estudiantes estén involucrados en actividades estructuradas durante
cada momento que ellos están en clase. Para los estudiantes con problemas
de disciplina como trastornos de conducta o hiperactividad es importante que
los maestros cumplan con el horario establecido para que su día en la escuela
sea predecible. Esta organización promueve un ambiente estructurado y es la
manera anticipada y proactiva para prevenir problemas.

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Un maestro proactivo se moviliza en el aula
Los maestros que permanecen atrás de su escritorio o del podio de conferen-
cias, perderán oportunidades para involucrar a los estudiantes en el aprendi-
zaje. Para ser capaces de aprovechar todos y cada uno de los momentos de
enseñanza, los maestros deben estar al tanto de lo que los estudiantes están
haciendo. El aula debe estar organizada de manera que permita al docen-
te moverse y mantener siempre la vista sobre los estudiantes. Es preferible
tener espacio suficiente entre las filas de los escritorios para que el maestro
pueda desplazarse. Este arreglo es un beneficio adicional para dejar que los
estudiantes caminen por el aula sin caminar en medio de los escritorios. Ade-
más, los docentes deben estar atentos de los posibles problemas entre sus
estudiantes. Es triste cuando ocurre un incidente y el maestro debe decirle a
los padres o al director que no vio lo que sucedió. A los maestros se les ha
confiado la supervisión de sus estudiantes y los estudiantes difíciles buscarán
oportunidades para comportarse mal cuando su maestro no los está obser-
vando. El desplazamiento o movimiento del docente puede minimizar tales
oportunidades, previendo posteriores problemas.

Un maestro proactivo establece normas claras en el aula


Los maestros invierten mucho tiempo en planificar el calendario académico,
crear los planes de lección, las unidades y el currículo. Ellos deben dar la
misma atención a la planificación para que se dé la conducta apropiada en
el aula y en las instalaciones de la institución. Un docente muy respetado
(que enseñe cualquier nivel de grado en primaria o secundaria) empieza por
publicar las reglas del aula de manera clara y concisa, las recompensas y las
consecuencias. Se recomienda tener cuatro o cinco reglas que enfaticen los
valores fundamentales del aula, ya que seis reglas llegan a ser demasiadas
para que las recuerden los estudiantes. Los maestros deben usar las reglas
para enfatizar los principios no negociables. Todas las reglas deben redac-
tarse de manera positiva para promover una atmósfera segura y conveniente.
Las reglas deben estar visibles en el aula y los estudiantes deben aprender lo
que cada una significa. Los maestros no deben asumir que los estudiantes ya
las conocen; deben explicarlas al principio del año escolar para que aprendan
lo que significa cada regla y lo que se espera, respectivamente. Por ejemplo,
algunos estudiantes podrían desconocer lo que significa permanecer en la ta-
rea. Una vez el maestro está seguro que sus estudiantes conocen y entienden
las reglas, las mismas podrán reforzarse apropiadamente. A continuación
aparecen ejemplos de reglas redactadas de forma correcta e incorrecta:

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USO CORRECTO USO INCORRECTO
Ser amable y respetar a los No hablar mientras el maestro
demás. está hablando.

Entregar el trabajo a tiempo. No hablar sin permiso.

Llegar preparado a clase. No decir malas palabras o patear.

Permanecer en la tarea. No llegar tarde.

Levantar la mano para hablar. No escribir notas a otros


estudiantes.

Un maestro proactivo es consistente


Una de las primeras claves para ser consistentes es modelar una conducta
apropiada. Como anteriormente se mencionó, si se espera que los estudian-
tes sean puntuales, organizados y preparados entonces es importante que los
maestros también lo hagan constantemente. Como la Biblia dice, los estu-
diantes no sólo siguen a su maestro sino también siguen su conducta: “Un
discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de
que se ha preparado bien, será como su maestro” (Lucas 6:40, LBLA). Pablo
en Filipenses 4:9 dice: “Lo que también habéis aprendido y recibido y oído
y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros” (LBLA).
Cuando los maestros enseñan cualquiera de las materias escolares, deben
modelar una conducta apropiada. Por ejemplo, cuando enseñan álgebra, el
maestro debe modelar el orden de las operaciones apropiadas para resolver
un problema, reforzando cualquier enseñanza verbal. Así que la enseñanza
consistente debe también ir acompañada de la enseñanza verbal o escrita en
cuanto a las reglas del aula. Se debe mantener la consistencia en el refuerzo
de las reglas, además de ser claras y concisas. Los maestros deben reforzar
dichas reglas de una forma consistente reconociendo por obedecer o castigan-
do por desobedecer esas reglas, según sea el caso. En la siguiente sección se
darán más ideas de reforzamiento.

Un maestro proactivo ora pidiendo orientación


Un maestro proactivo también ora. No hace falta decir que los maestros de la
escuela cristiana deben orar por sus estudiantes sino también necesitan orar
por su propia habilidad de alcanzar a estos estudiantes. Cuando se trabaja
con estudiantes difíciles es muy importante confiar que Dios obrará en la
situación y debido a la importancia de este principio se discutirá con más
detalles en la sección de las causas de la mala conducta.

13
14
Los refuerzos

El maestro debe usar los refuerzos para mantener la disciplina. Así como los
maestros emplean refuerzos tales como notas de conceptos académicos en la
enseñanza también pueden usarlos cuando enseñan a los estudiantes a mane-
jar su conducta. Estos pueden ser tanto positivos como negativos. El prover-
bio “no corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo” (Proverbios
13:24) aplica aquí. La “vara” de la parábola del buen pastor no solo se usa
para conducir a las ovejas en la dirección correcta sino también la usa como
gancho para guiarlas suavemente. Además, el pastor emplea muchas otras
técnicas para guiar a las ovejas tales como conocer y suplir sus necesidades
como habla Salmos 23.

De la misma manera, los maestros pueden implementar varios tipos de re-


fuerzos positivos y negativos incluyendo contacto visual, detención, una pal-
madita en la espalda o un contrato de buena conducta. Cuando se decide el
tipo de refuerzo a usar, primero los docentes deben tratar siempre la opción
menos restrictiva y moverse a un nivel más alto intentando obtener el control
a un nivel bajo. Por ejemplo, antes de enviar un estudiante a la oficina del
director, el maestro podría saber que discutir el problema con el estudiante
logra el resultado deseado. Cuando se utiliza una variedad de técnicas posi-
tivas y negativas de manera consistente, las “ovejas” escuchan la voz de su
maestro (Juan 10:3).

Los maestros deben intentar diferentes refuerzos en lugar de darse por ven-
cidos cuando el primero no funciona. Un maestro que es reactivo en lugar
de proactivo, podría hacer comentarios como el siguiente: “Una vez más y
te mando a la oficina del director”, o “sal del salón”. A los directores no les
gusta este método y esta clase de maestros se darán cuenta que es más fácil
obtener el apoyo del director después de haber agotado todas las posibilida-
des dentro del aula. Los docentes efectivos usan más refuerzos positivos que
negativos. De esta forma mantienen una atmósfera de clase positiva en donde
se recompensa la buena conducta. Lo más importante es que los buenos
maestros no temen los refuerzos positivos y negativos; cuando estas técnicas
se implementan correctamente, funcionan bien.

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Los refuerzos se deben implementar equitativamente

Como se menciona anteriormente, es importante que los maestros sean con-


sistentes en implementar refuerzos; pero hay una diferencia entre equidad y
consistencia.

Ser consistente es reconocer que hay consecuencias cuando se infringe o que-


branta una regla. Sin embargo, hay diferentes consecuencias para diferentes
estudiantes dependiendo de las necesidades individuales. Se puede hacer una
mirada seria para que el estudiante siga haciendo su tarea y puede ser nece-
sario que para otro estudiante haya que llamar a su casa. Los estudiantes
pueden pensar que esta práctica no es justa pero, de hecho, es más justa. Así
como algunos estudiantes necesitan diferentes tipos de instrucción de acuer-
do a varias modalidades, los mismos necesitan técnicas de manejo de con-
ducta más apropiadas de acuerdo a sus necesidades individuales. Evaluar la
conducta y determinar su intención guiará a los maestros a tomar decisiones
correctamente así como lo hacen para las modalidades de aprendizaje. Este
principio se discutirá con más detalle en este libro.

Los refuerzos se deben implementar inmediatamente

Para que las recompensas y las consecuencias sean efectivas, deben darse in-
mediatamente después de la infracción. Los estudiantes necesitan reconocer
los límites para saber exactamente cuándo han cometido un error en su con-
ducta. De nuevo, así como en la enseñanza, la retroalimentación inmediata es
mejor para avanzar en el aprendizaje. Aunque los docentes deben responder
a una conducta inapropiada de manera inmediata, siempre deben permanecer
en calma y actuar sobre el hecho cuando dan una consecuencia. No hay razón
para que los maestros griten, vociferen, o hablen de manera que solamente
muestren la autoridad evitando así la comunicación con sus estudiantes. Los
maestros pueden ser firmes sin levantar su voz y gritar es inconsistente con la
conducta adecuada que deben modelar a los estudiantes. Además, para evitar
que los estudiantes se salgan de control, siempre es mejor separar del grupo
a los niños o adolescentes difíciles antes de establecer límites diferentes. Así
como se evita que el resto de la clase conozca la mala nota o calificación de
un estudiante, se debe evitar ridiculizar a un estudiante difícil enfrente de sus
compañeros. Hay un lugar para usar la presión del grupo para promover una
conducta positiva pero es mejor cuando se usa para un reforzamiento positivo
en lugar de hacerlo de forma negativa.

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Los refuerzos deben identificar conductas específicas

Tener refuerzos que identifiquen conductas específicas puede ser uno de los
pasos más importantes para dar recompensas y consecuencias. Para tratar de
manera efectiva con un estudiante que desafía se debe identificar la conducta.
Si una categoría o sentimiento amplio y abstracto se separa en una conducta
específica, será posible responder a éste y los estudiantes podrán diferenciar
mejor la conducta aceptable o no aceptable y tomarán responsabilidad sobre
sus acciones. Por ejemplo, si un estudiante tuviera problemas con la ira,
entonces no debería castigarse por la entidad abstracta: la ira. Mas bien, el
maestro debe identificar una conducta específica como voltear la cara, decir
malas palabras o lanzar un objeto. Así como hacen los docentes cuando de-
terminan el objetivo de un plan de lección, así deben determinar la conducta
específica que necesita cambiarse. Identificar la conducta ayuda a los maes-
tros a comunicar a los estudiantes, padres de familia y directivos docentes la
conducta con la que hay que trabajar. Por ejemplo, un maestro podría decirle
a Juanito que no sea irrespetuoso pero Juanito no sabe lo que esto significa.
El maestro debe referirse a una conducta más específica e identificable, como
por ejemplo voltear la cara ante el profesor. Muchas veces el hecho de iden-
tificar el problema puede ayudar a que el estudiante cambie su conducta.

Cómo identificar el problema


(Adaptado del Center for Effective Collaboration and Practice 1998)

Problema de conducta Definición concreta

Susanita lanza su libro y otras


cosas a sus compañeros cuan-
Susanita es agresiva.
do se frustra con algún ejercicio
en clase.

Carlos voltea la cara ante figu-


Carlos es irrespetuoso. ras de autoridad, cuando le dan
órdenes.

Juan no se sienta por más de


cinco minutos.
Juan es hiperactivo. Juan no termina su trabajo.
Juan habla sin pedir permiso
durante clases.

17
Los refuerzos se deben implementar por etapas:
desde el menos limitado hasta el más limitado
Siempre es difícil determinar qué tipos de recompensas o castigos se pueden
usar pero también es importante empezar con el más sencillo: el refuerzo me-
nos limitado. Esto enseña al estudiante a internalizar la conducta en lugar de
tener miedo al castigo severo del maestro o a ser sobornado por una excesiva
recompensa de su parte.

En primer lugar, antes de suspender a un estudiante o enviarlo a la oficina


del director, los maestros deben tratar de ignorar la conducta, dar una mirada
seria o acercarse al estudiante. Mejor aún, los maestros deben recompensar
a quienes están haciendo lo que se supone que deben y “atrapar” a quien está
actuando bien aunque por lo general sea él o ella quien cause problemas. Los
maestros deben enseñar la conducta apropiada antes de emplear medidas más
extremas. Un profesor no debería dar una mala calificación en el reporte
de progreso a un estudiante sin antes enseñar los pasos para aprender una
habilidad académica. Este mismo concepto aplica a la conducta. Además,
es mejor apoyarse en refuerzos positivos que en los negativos porque el re-
fuerzo positivo promueve de manera más efectiva la conducta apropiada. La
mayoría de métodos para tratar con la mala conducta de los estudiantes in-
cluyen el uso de varias formas de castigo y algunos de estos métodos pueden
hacer de la escuela un lugar más seguro o más tranquilo cuando se expulsa
a los estudiantes problemáticos; estudios han demostrado que tienen poco
efecto en estimular a los estudiantes a comportarse de manera apropiada so-
cialmente (Maag 2001). A continuación hay ejemplos de refuerzos positivos
y negativos.

EJEMPLO DE EJEMPLO DE
REFORZAMIENTO POSITIVO REFORZAMIENTO NEGATIVO
Palabras positivas Llamadas de atención verbales,
ceños fruncidos
Llamadas telefónicas positivas a
casa del estudiante Recordatorios de las reglas

Contratos de buena conducta Pérdida de privilegios en el aula

Sistemas de puntos y niveles Amenazar con sacar del aula al


estudiante (detenciones)
Economía de fichas (técnica de
conducta) Expulsión del aula (tiempo fuera o
detención)

Enviar el estudiante a casa

18
Muchos maestros con experiencia dominan estas técnica. Naturalmente tie-
nen un repertorio de conductas sin perder el ritmo de su enseñanza académi-
ca. Un maestro con experiencia usa el control de proximidad cuando está
enfrente al escritorio de un estudiante que no hace su tarea, mientras se dirige
hacia Juanito y le hace un guiño por hacer un gran trabajo y luego se mueve
hacia el otro lado del aula y lanza una mirada de desaprobación a Cristian.
Algunas veces este tipo de educación pasa inadvertida porque estas aulas
tienden a cambiar. Los maestros que están buscando maneras de manejar los
problemas de conducta en sus aulas, harían bien en observar en acción a estos
maestros con experiencia. Entender y usar la técnica de lo “menos a lo más
limitado” también ayuda al profesor a comunicarse mejor con los padres y
los directores cuando se necesita más ayuda. La mayoría de los administra-
dores aprecian de gran manera a los maestros que manejan la conducta de los
estudiantes dentro de sus aulas. Sin embargo, cuando se necesita ayuda de
casa o del director, es mejor si el docente puede articular lo que ha intentado
antes de pedir ese apoyo.

REFUERZOS DE LO MENOS LIMITADO


A LO MÁS LIMITADO

1. Control de proximidad 7. Recompensas


2. Control de la voz 8. Economía de fichas
3. Pausa: dejar lo que está 9. Pérdida de privilegios
haciendo 10. Llamadas telefónicas a
4. Distracción casa
5. Contacto visual 11. Separación del grupo
6. Recordatorio de una regla 12. Remitir al director

Además de estos refuerzos positivos y negativos, algunas técnicas pueden


ser herramientas muy efectivas que pueden dar otras opciones a los maestros
para manejar la conducta, como el aprendizaje colaborativo. Pero algunas
veces estas técnicas pueden malentenderse o usarse inapropiadamente. La
discusión más adelante dará un insumo para ayudar a los maestros a consi-
derar sus opciones.

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Los grupos de aprendizaje cooperativo pueden usarse
para reforzar la conducta adecuada

El aprendizaje cooperativo es una técnica maravillosa que usa la presión de


grupo para reforzar la conducta apropiada. Además de permitir a los estu-
diantes trabajar en grupos para ganar puntos y premios, el aprendizaje coope-
rativo da oportunidad al maestro de dirigir la atención a la conducta positiva
pero hay claves para hacer exitosa esta técnica. Primero, los maestros no
deben quitar los puntos ya obtenidos a los grupos. La idea es que los estu-
diantes ya han ganado estos puntos y quitárselos es tomar algo por lo que
los estudiantes han trabajado. En lugar de eso, el maestro puede “sorpren-
der a los estudiantes haciendo lo correcto” y darles recompensas adicionales.
De nuevo, el maestro no debería quitar puntos de un estudiante que ya lo
haya ganado. Segundo, el docente debe considerar cuidadosamente la mejor
manera para organizar los grupos. Como lo demuestra la investigación, el
aprendizaje cooperativo funciona mejor con grupos heterogéneos: los que
representan diferentes niveles académicos y talentos (King-Sears 1997).

La economía de fichas puede usarse para reforzar la


conducta apropiada
Una economía de fichas, mencionada como un ejemplo de reforzamiento po-
sitivo, puede usarse dentro de la técnica de aprendizaje cooperativo; pero
esta aproximación se emplea comúnmente para estudiantes individuales y
para tratar una conducta específica y observable. Un ejemplo de cómo se
puede usar es premiar al estudiante que tiene dificultad para permanecer con-
centrado en su tarea con algún tipo de fichas y seguir en la misma actividad.
Recuerde que no se puede quitar una ficha una vez que el estudiante la haya
ganado. Es importante hacer notar que muchas veces este plan falla cuando
los maestros dan fichas por capricho personal. Entonces este llega a ser el
plan para el manejo de la conducta del maestro más que del estudiante. Para
que sea conducido por el estudiante y no por el docente, los intervalos de
tiempo para recibir la recompensa son determinados por el maestro utilizan-
do un cronómetro el cual deberá preestablecerse para desactivarse en interva-
los periódicos, dependiendo de los datos obtenidos durante la evaluación de
la conducta. Por ejemplo, si de acuerdo a la información, el estudiante deja
la tarea cada quince minutos, el cronómetro debería apagarse cada quince
minutos para la recompensa (Walker, Shea, y Bauer 2004). De esa manera, el
estudiante puede predecir las consecuencias de sus acciones y apoyarlo más
en la internalización de la conducta adecuada.

20
Las detenciones se pueden usar contra la conducta
no deseada
Las detenciones o castigos son un tema controversial. Hay quienes opinan
que pueden ser humillantes o inefectivas. De hecho, la mayoría de los maes-
tros usan esta técnica aún cuando no la reconocen con ese nombre. Por ejem-
plo:

• Que el estudiante no pueda jugar durante el tiempo de receso


• Que el estudiante coma su almuerzo en un lugar separado de sus
amigos
• Que el estudiante permanezca sentado en el pasillo
• Dejar al estudiante sin hojas de trabajo mientras se sienta en
silencio
• Que el estudiante se siente afuera de la oficina del director

Cuando se usa de manera correcta y apropiada, la detención puede ser una


técnica efectiva. Primero, como con cualquier técnica, los padres de familia y
la dirección deben apoyarla. Este apoyo asegurará la consistencia y estimula-
rá los logros del estudiante. Segundo, las expectativas para estas detenciones
se deben publicar. Estas expectativas deben establecerse de manera negativa
como: no hacer ruidos, gestos, dejar de trabajar en tiempo de trabajo o no
hacer movimientos excesivos ya que la detención puede clasificarse como
una consecuencia negativa. Tercero, el maestro debería ser cuidadoso y no
asignar demasiado tiempo. Los expertos dicen que un estudiante no debe
estar en detención o castigo por más de un minuto por cada año de edad. Un
estudiante de siete años no debería estar más de siete minutos en detención,
así que una detención de cinco minutos para dicho estudiante podría ser lo
apropiado (Evertson, Emmer, y Morsham 2003).

El estudiante difícil
Hasta este punto, la mayoría de los maestros conocen y usan las técnicas de
manejo del aula discutidas anteriormente (ser proactivos y cómo usar los re-
fuerzos), pero la importancia de estos pasos no puede hacerse de menos. Son
el fundamento de un plan efectivo para el manejo de la conducta. La mayoría
de los estudiantes responden bien a ellos pero todos estos maravillosos inten-
tos, también con frecuencia, no son dirigidos para estudiantes con problemas
de conducta. Los siguientes pasos para el manejo de las interrupciones cróni-
cas en el aula se edifican sobre las dos primeras técnicas y principios.

21
22
Análisis y evaluación

Lo primero que un maestro debería hacer para determinar cómo manejar un


desafío de conducta es analizar y evaluar la situación en la cual ocurre dicha
conducta. El primer paso es recaudar información acerca de la conducta.
Es muy útil contestar las siguientes preguntas: ¿Cuál es la mala conduc-
ta? ¿Cuándo está sucediendo? ¿Quién está presente cuando sucede la mala
conducta? ¿Qué sucede antes que se presente la mala conducta? ¿Qué pasa
después? Las respuestas a estas preguntas deben ser específicas, no abstrac-
tas. Como se mencionó previamente, en lugar de etiquetar la actitud del
estudiante como irrespeto, el maestro debe mencionar la conducta específica
(el estudiante está haciendo gestos). Es mucho más fácil identificar, eva-
luar y tratar una conducta específica en lugar de responder a la característica
emocional abstracta. Hay muchas herramientas para evaluar estas conductas,
sencillamente contando la cantidad de veces que un estudiante exhibe una
conducta específica en una fracción de tiempo determinada hasta crear una
tabla para analizar la conducta: el antecedente de la conducta, la conducta
en sí y la consecuencia (Walker, Shea, y Bauer 2004). Esta información es-
pecífica ayuda a los maestros a identificar las malas conductas y desarrollar
un plan de acción.

Un análisis funcional de la conducta puede ayudar a los


maestros a evaluar al estudiante

El término técnico encontrado en la literatura para evaluar la conducta es el


análisis funcional de la conducta (AFC). Esta técnica no debería usarse la
primera vez que el estudiante se comporta de manera inadecuada; las técnicas
más sencillas que se comentaron en las secciones previas deben aplicarse
primero. Por otro lado, el AFC es una herramienta que puede usarse con un
estudiante que presenta problemas de conducta de manera crónica.

23
Evaluación Multimodal de la Conducta
(Adaptado de Miller, Multimodal Functional Behavioral Assessment)
EVALUACIÓN DE LA CONDUCTA
Nombre del estudiante: ______________ Fecha de nacimiento:_________ Fecha: ________
Fuente de la información __ Observación __ Entrevista con el estudiante
__ Entrevista con docente __ Entrevista con padre
__ Escalas de puntuación __ Pruebas normativas
Descripción de la conducta:
Lugar(es) en el cual ocurre la conducta:
Frecuencia:
Intensidad (Consecuencias del problema de conducta del estudiante, los compañeros
y el ambiente educativo):
Duración:
Descripción de intervenciones previas:
Impacto educativo:

Función de la Conducta:
Especifique la función hipotética para cada área señalada a continuación.

⎕ Regulación afectiva/reacción emocional (identifique los factores emocionales: ansiedad, depre-


sión, ira, baja autoestima que juegan un rol en organizar y tratar los problemas de conducta):

⎕ Distorsión cognitiva (identifique los pensamientos distorsionados: atribuciones inexactas, autocríti-


cas negativas, interpretación errónea de sucesos que juegan un rol en organizar y tratar los problemas
de conducta):

⎕ Refuerzo (identifique los motivos y retribuciones ambientales que juegan un rol en organizar y tratar
los problemas de conducta):
Antecedentes:
Consecuencias:
⎕ Patrón (identifique el grado en el cual se copia la conducta, de quién se imita y por qué se imita):

⎕ Aspectos familiares (identifique los aspectos familiares que juegan un rol en organizar y tratar los
problemas de conducta):

⎕ Fisiología/constitución (identifique las características fisiológicas y/o de personalidad: discapaci-


dades de desarrollo, temperamento que juegan un rol en organizar y tratar la mala conducta):

⎕ Necesidad comunicativa (identifique lo que el estudiante está tratando de decir a través de la mala
conducta):

⎕ Currículo/instrucción (identifique cómo la educación, el currículo, o el ambiente educativo juegan


un rol en organizar y tratar los problemas de conducta):

24
Recaudar información específica ayuda al maestro a
entender la mala conducta
Se pueden utilizar diferentes técnicas para ayudar a recaudar información
para el AFC. Una técnica muy simple, como la de abajo, ayuda al docente a
marcar la cantidad de veces que un estudiante realiza una conducta identifica-
da en cualquier período de tiempo. Por ejemplo, un maestro tiene problemas
con “Susanita” quien habla mucho sin levantar la mano. El maestro puede
cuantificar la conducta marcando rayitas sobre una hoja de papel cada vez
que la niña habla de esta manera en un período de quince minutos.

/ IIII
Susanita IIII / III = quince minutos
Muchas veces, compartir esta información con los padres de familia o con
estudiantes mayores es todo lo que se necesita para que empiecen a ver el
problema. Una cosa es que un docente le diga al padre de Susanita que ella
interrumpe la clase hablando sin permiso y otra muy diferente es decirle que
la niña habló sin pedir el turno durante trece veces en un período de quince
minutos. Recaudar esta información le da al maestro una herramienta para
comunicarse con otros acerca del problema que está ocurriendo en el aula.
Además, así como un maestro da tareas periódicas para revisar el progreso de
un estudiante, recauda este tipo de información para establecer una referencia
y así determinar si los planes de intervención son efectivos. Para sopesar la
efectividad de este plan, el docente continúa recaudando información des-
pués de intentar con diferentes respuestas a la conducta del estudiante.

Usar una tabla da información detallada de la mala


conducta del estudiante

Usar una tabla de la información de la conducta del estudiante le permite dar


un paso hacia adelante. La tabla ayuda al docente a analizar la intención de
mala conducta así como también la efectividad de la respuesta del docente
ante el comportamiento en cuestión. La tabla muestra el antecedente (lo que
está sucediendo antes de la conducta), la conducta (la mala conducta iden-
tificada) y la consecuencia (la respuesta del maestro ante la mala conducta).

25
ANTECEDENTE CONDUCTA CONSECUENCIA
Clase de matemática/ Habló sin pedir el turno Estudiante ignorado
explicación del
maestro
Tarea en casa Habló sin permiso Se le hizo una
advertencia
Leer oralmente Hizo una pregunta Contestó la pregunta
inapropiada

Se puede obtener mucha información cuando se utiliza esta tabla. En la sec-


ción de consecuencia, el maestro puede observar que él o ella no está respon-
diendo de manera consistente y está enviando mensajes cruzados al niño. Por
ello, antes de desarrollar un plan elaborado, primero, el maestro podría recau-
dar información para mostrar que está respondiendo de manera consistente.
Cuando el maestro está siendo consistente y no está enviando mensajes con-
fusos, el antecedente de la conducta puede verse más de cerca. En el ejemplo
anterior surge un patrón. La mala conducta siempre ocurre durante el tiempo
dentro de la escuela; también está diciendo que la mala conducta ocurre más
comúnmente durante un tiempo no estructurado. Puede ser posible que el
estudiante se sienta inseguro de su trabajo y actúa de esa forma debido a
sentimientos de falta de capacidad. La siguiente sección cubrirá más detalles
acerca de la mala conducta y los planes para intervenir en razón de la misma.

26
Las causas de la mala
conducta

Identificar las causas o motivación de la mala conducta del estudiante es otra


clave importante para desarrollar el plan de intervención. Así como los niños
pequeños o bebés que lloran, los estudiantes se comunican a través de su
conducta y un estudiante que presenta problemas de conducta de manera cró-
nica está comunicando una necesidad. La mayoría de veces, el estudiante no
conoce o entiende lo que está intentando comunicar. Se comporta de manera
inadecuada por muchas razones y es vital que el maestro entienda la razón de
la acción antes de reaccionar.

Un ejemplo clásico de mala conducta se puede percibir en un estudiante que


ha aprendido a recibir atención de forma negativa. Después de determinar
que la mala conducta es recibir atención, el maestro debería preocuparse por
la conducta deseada, ignorando las conductas no deseadas. Otro problema
común que se ve en las escuelas es la lucha de poder entre un maestro y un
estudiante. Para intervenir en este caso, un maestro no debería involucrarse
excesivamente de manera personal en la disciplina del estudiante. En esta
situación puede ser importante para el maestro obtener apoyo adicional del
administrador o de un padre de familia.

Otro ejemplo de mala conducta puede verse en la tabla de la sección ante-


rior. La conducta ocurre durante el tiempo académico, posiblemente indi-
cando que el estudiante puede estar experimentando sentimientos de falta de
capacidad suficiente. El maestro está respondiendo inconsistentemente con
refuerzos negativos en lugar de tratar el sentimiento de falta de capacidad
y dar al estudiante la oportunidad de experimentar el éxito. Para reaccionar
apropiadamente, el maestro debe determinar la fuente e intención de la mala
conducta antes de desarrollar un plan específico. Por lo general, existen cin-
co razones por las que los estudiantes desafiantes se comportan mal: para
probar los límites, por atención, por poder, por venganza y para mostrar falta
de capacidad suficiente (Dreikurs, Grunwald, y Pepper 1998).

27
Los estudiantes se comportan mal cuando prueban
sus límites
La razón más común por la que los estudiantes (o cualquier persona en este
caso) no siguen las reglas es para probar sus límites. Es fácil probar los lí-
mites, es la naturaleza humana pecaminosa básica. Por ejemplo, cuando la
velocidad límite es de 80 kilómetros por hora, la mayoría de personas irá a
100 kilómetros por hora, confiando que no serán descubiertos. Lo mismo
sucede en el aula, los estudiantes probarán hasta dónde pueden llegar. Un
maestro puede saber si este es el problema que está enfrentando en caso que
la mayoría de estudiantes de un grupo grande estén demostrando problemas
de conducta. Estos estudiantes probarán al maestro. La mejor manera de
combatir este problema es dar todos los pasos de las primeras dos secciones:
siendo proactivos y usando los refuerzos. Otros tipos de mala conducta pue-
den exigir mayor planificación que la discutida hasta este momento.

Los estudiantes se comportan mal cuando quieren llamar


la atención
Un ejemplo común de un estudiante que quiere llamar la atención es el clá-
sico payaso de la clase. Este estudiante quiere que todos tengan su atención
en él o ella, usando los medios que sean necesarios: humor, agresión, o lo
que sea. El maestro puede reconocer el problema utilizando la tabla y ver
que la causa es siempre llamar atención. Algunos consejos para tratar a los
estudiantes que llaman la atención son:

• Ignore la mala conducta cuando sea posible


• Dé atención a la conducta positiva cuando el niño no lo use
como chantaje
• Tenga en cuenta que tener que recordar, castigar, recompensar,
coaccionar y servir son maneras indebidas de obtener atención.

Los estudiantes se comportan mal cuando buscan poder


Los estudiantes que buscan poder quieren controlar el salón de clase o la si-
tuación. Algunas veces los padres de estos estudiantes pueden estar en posi-
ciones de poder y también manipulan este control. Estos estudiantes batallan
por el control en cualquier punto en su vida y creen que el poder es la manera
para lograr dicho control. Alguien tiene que “perder el juego”. Por lo tanto,
el mejor consejo para maestros que estén tratando con este tipo de estudiantes
es no participar de ese juego.

28
Las siguientes claves se pueden utilizar con un estudiante quien busca poder:

• Retírese del conflicto, no regrese a las consecuencias. Antes


bien reconozca que alguien más puede ayudar
• Ayude al niño a ver cómo usar el poder de manera constructiva.
Pida colaboración al niño
• Tenga en cuenta que luchar o involucrarse en exceso, solamente
aumenta el deseo de poder del niño
• Dé opciones para las consecuencias
• Establezca un tiempo límite para tomar una decisión

Particularmente cuando se trabaja con estudiantes adolescentes, el maestro


puede finalizar más rápidamente la lucha de poder, estableciendo una situa-
ción en la cual el estudiante pueda sentir algún nivel de control mientras se
está alcanzando el resultado deseado. El profesor puede simplemente dar
opciones y un tiempo límite. Por ejemplo, el maestro podría hablarle suave-
mente al estudiante para evitar humillarlo delante de sus compañeros: “Jua-
nito, tienes cinco minutos para… (dejar lo que estás haciendo, ir a la oficina
del director …) o voy a tener que… (llamar a tus padres esta tarde, hablar
con el entrenador, ir al director …)”. De esta manera, aprender a establecer
la consecuencia es una poderosa herramienta para usar con un estudiante que
empieza a tener luchas de poder; crea una situación de gano-ganas en lugar
de una situación de gano-pierdes.

Los estudiantes se comportan mal cuando buscan venganza


Determinar la causa de la conducta de los estudiantes es difícil porque a veces
demuestran estos roles de desafío. Muchas veces se debe a que el maestro
podría manejar de mejor manera la situación. A continuación hay un ejemplo
común para todos acerca de cómo progresan estas conductas negativas:

Búsqueda de atención: Susanita está golpeando su lápiz contra el escritorio.


En lugar de ignorar esta conducta negativa de búsqueda de atención, la maes-
tra dice: “Susanita, deja de golpear tu lápiz”. Susanita, quien se siente acosa-
da quiere recuperar el poder y la atención por lo que responde: “Oblígueme”.
La maestra se siente frustrada y quiere que, de cierta forma, Susanita “pierda”
en vez de buscar una situación en la que las dos partes salgan ganando. Por
ello, la maestra frente al rostro de Susanita la señala con el dedo y le dice: “Lo
haré. Ve a la oficina del director. Tienes 0 en el trabajo de hoy y voy a hablar
con tu madre, jovencita”. Para no perder, Susanita ahora quiere vengarse
por lo que hizo la maestra y quiere desquitarse con alguna clase de conducta
ofensiva y le dice: “Maestra, tiene mal aliento”.

29
Algunas veces, la venganza se da después: el estudiante podría tener una
mala actitud después de regresar de una detención, suspensión o después de
haber recibido comentarios disciplinarios por escrito. Las siguientes son su-
gerencias para tratar con un estudiante en busca de venganza:

• Evitar sentirse herido


• Evitar el castigo ya que se ve como una represalia
• Construir una relación de confianza
• Encontrar un interés común con el estudiante
• Convencer al niño o a la niña de que es amado(a)

Por lo general, el maestro simplemente puede hablar con los estudiantes acer-
ca de estos conflictos y hacerles saber que son valorados. Si se debe castigar
a un estudiante que quiere vengarse, el maestro debería ver si alguien más le
puede ayudar a administrar dicho castigo. Con frecuencia resulta útil dar un
breve discurso con amor a esta clase de estudiantes: “Sería fácil para mí ig-
norar lo que haces pero porque me interesas mucho y me preocupa tu futuro,
necesito enseñarte a no responder de esa manera”.

Los estudiantes se comportan mal para mostrar falta


de adaptación
Algunos estudiantes se comportan mal para demostrar un sentimiento de falta
de adaptación. Entre algunos ejemplos se puede mencionar al estudiante que
hace agujeros con el borrador sobre el libro de matemática, el estudiante que
gruñe o hace pucheros en actitud de frustración cuando hace su trabajo y el
estudiante que rasga las hojas del cuaderno y las lanza. Estos estudiantes
no se sienten suficientemente capaces. Los niños que viven con déficit de
aprendizaje pueden recibir ayuda cuando los maestros y consejeros crean am-
bientes de aprendizaje de confianza y que estimulan los logros (Barret-Kruse,
Martínez, y Carll 1998). Las siguientes son sugerencias para trabajar con un
estudiante que demuestra sentimientos de falta de adaptación:

• Detener toda crítica


• Estimular cualquier intento positivo sin importar qué tan pe-
queño sea
• Centrarse en los puntos a favor
• No sentir lástima, no rendirse. Recuerde que la lástima simple-
mente les confirma que tienen algo por lo que se sienten menos
y les puede enseñar “indefensa aprendida”
• Educación diferencial (King-Sears 1997)

30
Encontrar una red de apoyo para maestros y estudiantes

Una vez se determina la causa de la conducta, es necesario que los maestros


busquen apoyo para llevar a cabo un plan de acción o para determinar el plan
de intervención de la conducta. Por lo general el docente buscará esa ayuda
en los padres o en el director pero algunas veces se puede encontrar a alguien
más a quien el estudiante valore y respete, como por ejemplo el entrenador,
el director de coro, el pastor, los abuelos, hermanos mayores, compañeros,
miembros de la iglesia, otros maestros, empleados de la cafetería, pilotos
del bus, entre otros. Es importante que el maestro aproveche los recursos
con los que cuenta para alcanzar al estudiante. Algunas veces, la atención y
ayuda externa son necesarias para llevar a cabo las consecuencias o para dar
atención positiva fuera del aula. Un maestro quien conoce a sus estudiantes
reconocerá en dónde buscar ayuda adicional y será creativo para aprovechar
la ayuda de los demás.

31
32
La comunicación
con los estudiantes

Cuando se enfrentan desafíos de conducta, es importante que los maestros


se acerquen con toda sinceridad a la búsqueda de lo que es mejor para cada
niño. Los maestros y administradores deben demostrar el amor y el perdón
de Cristo. Los estudiantes siempre deben sentir y saber que lo que su maestro
quiere es lo mejor para ellos. Muchas veces, los maestros se involucran de
manera personal en una situación difícil y olvidan actuar siempre en favor
de lo mejor para sus estudiantes o se preocupan más con su propia necesidad
de recuperar el control de inmediato. En situaciones difíciles, los maestros
enfrentan batallas de ganar-perder en las cuales se castiga al estudiante o en
las cuales el maestro se siente incomprendido, en lugar de pensar en situacio-
nes en las que ambas partes salen ganando y el maestro logre los resultados
deseados. Todo plan exitoso de manejo de conducta necesita compasión por
las necesidades y estima de los estudiantes.

El estudiante difícil es como la oveja perdida


“Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de
ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de
la oveja perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, lleno de
alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a
sus amigos y vecinos, y les dice: «Alégrense conmigo; ya encontré
la oveja que se me había perdido». Les digo que así es también en el
cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que
por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse” (Lucas
15:4-7).

Comúnmente los maestros y administradores se oponen cuando trabajan con


estudiantes difíciles: “Tenemos 350 estudiantes más en la escuela quienes
necesitan nuestra atención”, ó “Tengo otros 24 estudiantes en esta clase. No
es justo que un estudiante tome tanto de mi tiempo”. La parábola de la oveja
perdida responde ante esta preocupación muy claramente: “¿No dejó él las
noventa y nueve en el campo y se fue tras la oveja perdida hasta encontrarla?”
Por supuesto hay mucho temor al principio cuando surge esta idea. ¿Qué
tan lejos debemos llegar? ¿Cómo alcanzamos al estudiante difícil mientras
formamos y educamos a aquellos que no están perdidos? Es importante ver
la misión de Cristo en ir tras las personas más difíciles y perdidas como se
muestra a través de la Biblia desde Jonás hasta Zaqueo o Pablo.

33
La Gran Comisión llama a los maestros cristianos a
alcanzar a los estudiantes difíciles
Él les dijo: “Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios
conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente
tiene en gran estima es detestable delante de Dios” (Marcos l6:15).

“Necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron;


estuve en la cárcel, y me visitaron” (Mateo 25:36).

Los maestros de escuelas y colegios cristianos son capaces de suplir las ne-
cesidades individuales de los estudiantes que muestran retos en su conducta,
solamente si están dispuestos a recibir a todos los hijos de Dios. Los evange-
lios hacen un llamado a los cristianos a alcanzar a toda las personas y a liberar
a los prisioneros. La primera herramienta para ayudar a los maestros a tomar
la decisión no podría ser más obvia o reconocida: la oración.

Los maestros cristianos deben orar por sí mismos y


por sus estudiantes
Los maestros son humanos y frágiles, y es fácil cometer errores en el ma-
nejo de estudiantes difíciles. La oración y la guía de Dios puede ayudarlos
a mantenerse en el camino. Hay ocasiones cuando los maestros se sienten
maltratados verbal y físicamente por los estudiantes y la oración se convierte
en una necesidad. No hay una ciencia exacta en el manejo de la conducta
humana pero para buscar el éxito de los estudiantes, no se puede olvidar el
poder de la fe y la oración. En esos días difíciles cuando se enfrentan conduc-
tas difíciles es fácil que los maestros tengan amargura, deseos de venganza
y dudas respecto al éxito con esta clase de estudiantes. Sin embargo, en
oración los maestros pueden recibir el fruto del Espíritu para que llene sus
corazones para mostrar amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y templanza cuando tratan con estos estudiantes (Gálatas 5:22-
23). Otra cita bíblica que los maestros pueden usar para orar se encuentra
en 1 Tesalonicenses 5:14: “Hermanos, también les rogamos que amonesten
a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean
pacientes con todos”.

En medio de las carreras de la vida y la enseñanza es fácil caminar por las


actividades de la vida espiritual, decir una oración rápida y pasar siguiente
al punto de la lista. Para ayudar a estos estudiantes, el maestro debe tomar
tiempo y profundizar en la oración. Richard Foster en el libro Celebración de
la Disciplina da una guía para una vida de oración más profunda.

34
El explica: “Aprender a orar por otros es escuchar la dirección del Señor”
(2009, 56). También escribe: “la imaginación le abre la puerta a la fe” (2009,
58). Por lo tanto, cuando los maestros oran por sus estudiantes, deben ima-
ginar al estudiante comportándose bien y siendo íntegros. Cualquier maestro
que está tratando con un estudiante difícil debería invertir tiempo en estudiar
la oración. Los libros como el de Foster dan consejos respecto a cómo orar en
contra del enemigo y por sanidad de tal forma que ayude tanto a estudiantes
como a maestros a través de su caminar espiritual.

El desafío de tratar con estos estudiantes y orar por ellos también hace algo
por el maestro. Le enseña acerca de la paciencia y ofrece una oportunidad
para mostrar el amor y la gracia de Dios. Además de orar porque Cristo co-
mience a trabajar en los corazones de los estudiantes, un maestro está pidien-
do que el Señor también trabaje en su corazón. Estos estudiantes difíciles
ponen retos a sus maestros. Santiago 1:12 nos dice: “Dichoso el que resiste
la tentación, porque al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios
ha prometido a quienes lo aman”. El trabajo de un cristiano no se supone
que sea fácil. Cuando un maestro cristiano está siendo probado y refinado
debe verlo como una bendición del Espíritu quien le enseña cómo cultivar de
mejor forma el fruto del Espíritu.

35
36
Autogobierno
Es muy importante que los maestros dirijan a los estudiantes en el manejo
de su propia conducta. Gálatas 5:22, 23 declara: “ En cambio, el fruto del
Espíritu es… dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”. Ideal-
mente, los estudiantes deberían ser capaces de manejar su propia conducta en
lugar de se controlados por influencias externas. Empoderar a los estudiantes
a manejar su propia conducta puede ser uno de los retos más grandes del
maestro. Si un docente con un estudiante que tiene algún problema con su
conducta le pide actuar de manera que parezca normal para el maestro, éste
debe recordar que el estudiante está aprendiendo a comportarse de una mane-
ra que de hecho es anormal para él. Sin embargo, las escuelas pueden ayudar
a los estudiantes en esta lucha enseñándoles mediante un plan de manejo de
conducta en cuya creación ellos mismos hayan participado. La meta de di-
cho plan es que el estudiante aprenda cómo emitir la conducta adecuada sin
ayuda externa. Las escuelas podrían permitir dar refuerzos a los estudiantes y
animarles a controlar de manera independiente esos problemas de conducta.

Un contrato de buena conducta puede empoderar a los


estudiantes
Un contrato es una técnica importante para enseñar al niño a tener control so-
bre su propia conducta. Por ejemplo, el nombre del niño ya ha sido anotado
en el pizarrón varias veces. Los padres esperan la llamada del maestro o del
director para hablarles acerca de la conducta negativa de su hijo y al director
no le sorprende encontrar al niño sentado afuera de su oficina. Ya todo se ha
intentado y parece que nada funciona. Muchas veces esto sucede porque el
plan para cambiar la conducta solamente era el plan del maestro. Pero des-
pués de analizar una evaluación funcional de la conducta y de determinar las
preferencias y faltas de aceptación del niño, es necesario formalizar un plan
de intervención de conducta, o más sencillo, un contrato de buena conducta.
Este contrato llega a ser el plan del estudiante, no del maestro y el estudiante
llega a ser más responsable de su conducta.

Este contrato es entre el estudiante y el maestro, y muchas veces también en-


tre los padres y el administrador. Puede incluir también a algún miembro de
la red de apoyo del estudiante, como un entrenador o un pastor. El contrato
simplemente establece lo que pasará si la conducta manifestada por el estu-
diante es correcta y qué pasará si su conducta es negativa. A continuación
hay un ejemplo de estructura para el contrato.

37
CONTRATO DE BUENA CONDUCTA
Si yo _____________________________ demuestro una buena conducta,
entonces podré _______________. Si yo _________________________,
entonces necesitaré________________________________________.

_________________________ ____________________________
Firma del maestro(a) Firma del administrador(a)

_________________________ ____________________________
Firma del estudiante Firma del padre o madre de familia

Este contrato siempre debe estar disponible y a la vista del niño, en su escrito-
rio o en su cuaderno de tareas. El maestro debe verificar que el contrato tenga
una meta específica identificada, medible y observable para que el estudiante
pueda recibir los debidos reconocimientos o las consecuencias. Por ejemplo,
si Juanito no interrumpe la clase durante veinte minutos recibirá una marca
de chequeo. Después de quince marcas, Juanito puede elegir una tarea que no
tendrá que completar. Si Juanito no recibe ninguna marca durante el período
de clase, entonces Juanito perderá el privilegio de jugar con video juegos en
casa durante esa tarde. Muchos planes creativos y contratos pueden imple-
mentarse para ayudar al estudiante a alcanzar el éxito. Es importante que
el maestro haga uso de la información obtenida en el AFC para asegurarse
que al estudiante se le está colocando una meta alcanzable. Si el estudiante
interrumpió la clase cada dos minutos durante el tiempo en que se le estuvo
dando información entonces esperar durante veinte minutos puede ser dema-
siado tiempo.

Además, el maestro debe asegurarse que tanto el tipo de recompensas como


de consecuencias sean importantes para el estudiante. Para llevarlo a un nivel
mayor de importancia, los premios y las consecuencias pueden concordar con
la intención de la conducta del estudiante. Por ejemplo, si un estudiante está
buscando llamar la atención, la recompensa puede ser tiempo con el maestro
o con los compañeros (dependiendo de quien esté buscando la atención) y la
consecuencia para la conducta negativa puede ser pasar tiempo a solas. Este
mismo concepto se aplica para el poder. Al estudiante se le puede permitir
liderar una discusión o perder la oportunidad de ser el líder del grupo.

También es importante enfocar como meta solo una de las conductas de los
estudiantes difíciles o retadores. Limitar el enfoque puede ser un desafío en
sí mismo ya que con frecuencia hay muchas cosas que los maestros quisieran
cambiar en los estudiantes pero se puede sobrecargar a los mismos y hacerles

38
sentir que de todas maneras van a fallar si se les da mucho con lo cual tratar
de una sola vez. Por esta razón, un contrato de buena conducta debería en-
focarse en un comportamiento que se pueda identificar, así como se discutió
previamente. Otros comportamientos pueden irse agregando como mejoras
que se obtengan en el área tratada.

El autogobierno empodera a los estudiantes

Otro paso en este proceso es permitir a los estudiantes mantener el curso de


sus propios éxitos o fracasos. Puede que sea posible o no al principio de un
plan pero a medida que el estudiante progresa, el maestro debe permitir al es-
tudiante llevar y tabular su propia información de conducta. De nuevo, esto
es lo que el maestro haría cuando enseña una materia académica. Muchas
veces los maestros permiten a los estudiantes calificar su propio trabajo para
que vean los errores y aciertos. Autogobernar la conducta sigue el mismo
principio. El maestro puede colocar una tarjeta sobre el escritorio del estu-
diante y él mismo podría marcar allí de acuerdo a su conducta si es buena
o mala en ciertos intervalos o cuando ocurra la conducta. Por ejemplo, el
estudiante podría marcar cada vez que él o ella dice algo cortés, o como en el
ejemplo anterior del contrato de buena conducta, el estudiante podría colocar
una marca cada veinte minutos que él o ella no interrumpa al maestro. El
estudiante podría activar un cronómetro o reloj para monitorear este tiempo.
Siempre es mejor que los estudiantes monitoreen su conducta positiva pero
esta técnica también puede usarse para mostrarle a los estudiantes que están
actuando de manera negativa especialmente cuando se recauda información
inicial o para demostrar a los estudiantes cuán serio es el problema. Por
ejemplo, el maestro puede estar enseñándoles lo que es el irrespeto y cómo
lo demuestran; se les pide a los estudiantes que hagan una marca en la tarjeta
cuando le faltan el respeto a una persona en un tiempo dado. Vea el ejemplo:

CONDUCTA IRRESPETUOSA
Tiempo de inicio: Tiempo final:

CONDUCTA MARQUE AQUÍ


Voltear la cara
Responder al maestro
Burlarse del maestro
No hacer contacto visual
cuando se le habla

39
La disciplina espiritual empodera a los estudiantes

Las escuelas cristianas tienen una asombrosa oportunidad para influenciar


el corazón del problema cuando se trata con niños que presentan problemas
crónicos de conducta. Con gran frecuencia, a estos niños no se les ha enseña-
do cómo mostrar empatía o arrepentimiento. Se les puede dar guía espiritual
y herramientas para ayudarlos a controlar su propia conducta. Específica-
mente, las disciplinas de la oración, la confesión y el arrepentimiento son
imprescindibles para enseñarles el fruto del Espíritu. Las escuelas deben
guiarlos en el estudio de estas áreas para empoderar el trabajo del Espíritu en
sus corazones.

Ser proactivo, usar refuerzos, analizar y evaluar la causa de la conducta in-


adecuada, comunicarse con los estudiantes y empoderar a los estudiantes y
al Espíritu en ellos son clave para todo plan de conducta exitoso. El uso de
estos componentes es una manera simple para planificar, organizar y evaluar
el manejo exitoso de la conducta.

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REFERENCIAS

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Record 43, No. 1:39-41.

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