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El diálogo por la reforma cultural en la agenda de los presidenciables

15 de mayo de 2018
Publicado en Mochicuani: https://mochicuani.com/2018/05/el-dialogo-por-la-
reforma-cultural-en-la-agenda-de-los-presidenciables/

Por Gustavo Garibay


Ayer tuve la oportunidad de ver el diálogo por la reforma cultural los
representantes de cuatro de los cinco candidatos a la presidencia de la república:
Alejandra Frausto de la coalición Juntos Haremos Historia, encabezada por Andrés
Manuel López Obrador; Raúl Padilla, Por México al Frente, encabezado por
Ricardo Anaya; Consuelo Sáizar de Valor Es, abanderado por la candidata
independiente Margarita Zavala; Beatriz Paredes de Todos por México, liderado
por José Antonio Meade. Jaime Rodríguez,"El Bronco", también candidato
independiente, aún no tiene posicionamiento ni representante al respecto,
situación que resta formalidad y contenido a su propuesta. De lo ahí conversado
destaco lo siguiente:

1.) La seriedad del debate: la libertad, manifiesta en la riqueza e inteligencia de los


temas y posicionamientos sobre el quehacer cultural fue un deleite. Algunos con
mayor pericia y oficio en su discurso y conocimiento del sector como lo vimos en
Sáizar y en Padilla, la visión de Estado en Beatriz Paredes, o el enfoque social en
Frausto.

2.) Las ideas: la coincidencia en todos los representantes de los candidatos de que
es imprescindible e impostergable transformar la visión del Estado sobre lo
cultural, colocarlo en la agenda como proyecto de nación desde su diversidad
cultural en medio de la globalización una experiencia histórica innegable, el de la
sociedad del conocimiento y las condiciones de oportunidad de desarrollo
económico que esto implica para México como potencia cultural. Esto significa
cambiar la razón nominal de nuestra máxima institución cultural (Secretaría de las
Culturas de México, siguiendo el ejemplo estatal de Oaxaca); la descentralización
de los recursos, servicios y las tareas del FONCA, el INAH y el INBA, la revisión de
sus ordenamientos jurídicos y su rediseño institucional; la formulación de políticas
culturales con perspectiva de género, con enfoque social, “deselitizar” o romper
con la idea de “alta” y “baja” cultura, impulsar el desarrollo de las culturas
populares, reconocer los derechos laborales del sector (seguridad social);
presupuestar recursos suficientes (1%, que se traducen en más de 53 mil millones

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de pesos, muy significativo si consideramos que en este sexenio el presupuesto
pasó del 7 mil a 3 mil millones de pesos para el ejercicio fiscal en 2018, el menor
presupuesto de la última década) para que solo el 25% sea destinado en gastos de
operación y el 75% restante a los programas y proyectos culturales.

3.) Propuestas concretas en clave: Secretaría de las culturas de México,


Presupuesto del 1%; rediseño institucional; política cultural de Estado federalizada
con enfoque social que coloque en el centro a la periferia; escuelas taller para la
conservación de la infraestructura y el patrimonio cultural en las comunidades;
creación de cinetecas estatales para el resguardo de su memoria fílmica y para la
distribución del cine mexicano; programa de infraestructura que considere su
operación sustentable; reintegrar el FONART a la Secretaría de las Culturas;
Seguridad social para los trabajadores del sector; Proyectos productivos acordes
con la Secretaría de cultura; crear un fondo nacional de reconstrucción del
patrimonio cultural (que esperamos no se roben, como el FONDEN); programa de
becas para estudios nacionales y extranjeros; creador del regidor de cultura;
educación artística; creación de la escuela de educación para promotores
culturales (que deseamos no excluya los saberes culturales comunitarios); integrar
el Archivo General de la Nación y la labor editorial del Fondo de cultura
Económica al sector; y la creación de un régimen fiscal especial y pago en
especie.

4.) La crítica: Cada uno de estos temas constituye un debate en sí mismo. Mi única
objeción al ejercicio es que se debió romper el formato de los debates
tradicionales que impiden generar interlocución con el público asistente. Era una
oportunidad de contrastar opiniones. No es fácil evitar la confrontación directa
frente a los rezagos y el enojo por algunos de los atropellos cometidos por
algunos de los que ahí estaban sentados en su alguna vez calidad de funcionarios
públicos o por las lozas de representar a instituciones políticas sumamente
desprestigiadas. Como estrategia de encuentro cordial fue correcta. Todo es
perfectible, claro.

5.) Apostilla: Cualquiera de los candidatos que resulte ganador deberá tomar en
cuenta los perfiles y las ideas de la gente que participó del debate. A fin de
cuentas los que hablaron son la voz de la consciencia cultural en los candidatos.
Pienso en la experiencia y claridad de pensamiento de Consuelo Sáizar y de Raúl
Padilla. Su experiencia es tácita.

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6.) Posdata: La cultura no la hace el Estado. Y en la situación de violencia y
transformación que vive México, la comunidad debe ocupar el centro de cualquier
proyecto cultural de nación. Después viene cualquier programa o proyecto de
cultura de paz, armonía o prevención de la delincuencia. Los diagnósticos no me
parecen equívocos, pero la visión se aleja vertical desde las alturas cupulares. Qué
extraño que hayan esquivado el principio de realidad por el que atraviesa nuestro
país.

Coincido con la opinión generalizada de artistas, promotores y algunos de


los especialistas en materia de estudios culturales en celebrar un ejercicio inédito
al que asistieron, observaron y escucharon de manera genuina el diálogo que
pone de manifiesto el encuentro y buena voluntad de quienes nos dedicamos al
quehacer cultural, siempre animado por el trabajo hacia el otro y en ello a la
construcción e invención colectiva de lo cotidiano.

El evento se inserta en un proceso largo de reflexión que ha sido impulsado


desde hace varios años por el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura
(GRECU), nacido en las aulas de la UAM-Xochimilco, en donde participan
especialistas como Eduardo Cruz Vázquez, fundador, Antonio Mier Hughes, entre
muchos otros, y de Morelos Bárbara Martínez, Alejandra Rangel y María Elena
González. A este colectivo, interdisciplinario y plural, junto con el trabajo de otros
especialistas como el antropólogo Bolfy Cottom, se les debe los debates que en
buena medida impulsaron la transformación y ordenamiento legal del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) en la actual Secretaría de
Cultura y de forma consecuente la creación de la Ley General de Cultura de
México.

De esa manera, contra toda sospecha de oportunismo político en los


tiempos que vivimos, el encuentro no ha sido meramente oportuno en el contexto
electoral, pues hasta hace poco tiempo era costumbre que pequeños grupos de
intelectuales, con posicionamientos disidentes o alineados, críticos o salameros,
sostenían reuniones de manera privada con los candidatos o algunos de sus
operadores políticos para prestar servicios al régimen y recibir los favores del
poderoso en turno. Pero todo cambia y en la última década las redes sociales y
diversas plataformas digitales modificaron la noción de “lo público”, pues a través
de ellas podemos vincularnos, acercarnos e informarnos de manera intemporal y
“omnisciente” a ejercicios como el de ayer.

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En 2017, Eduardo Cruz Vázquez, fundador del GRECU y coordinador de
contenidos, junto con Francisco Moreno, coordinador editorial, convocaron a un
destacado número de actores del sector cultural para que apuntaran a la reforma
cultural de México, a partir de diversos artículos con enfoque multidisciplinario, y a
la par de las llamadas reformas estructurales (energética, educativa,
telecomunicaciones, competencia económica, laboral, financiera, hacendaria,
político-electoral, y de transparencia). Fue así como nació el libro ¡Es la reforma
cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024, publicado por Editarte
publicaciones, un texto con la voz de casi cuarenta especialistas, que es llave y
clave para comprender el estatus cultural que guarda la situación del sector
cultural en nuestro país, cuyas perspectivas se orientan al análisis del sector y sus
instituciones, así como a las propuestas teóricas, metodológicas, jurídicas,
económicas administrativas y laborales para su transformación, “dejar de ser para
ser”, atreverse a cambiar “frente a lo que viene”, parafraseando a Cruz Vázquez.
Nadie debe perderse la lectura de una obra que se volverá un clásico en los
estudios culturales en México y América Latina, imprescindible ya para calibrar el
sentido de lo cultural en nuestros días.

Felicito a todos los organizadores, por su pasión, profesionalismo esfuerzo y


compromiso. El ejercicio es un ejemplo que debería replicarse en los ámbitos
municipal y estatal con los candidatos a presidentes municipales y a
gobernadores. Conversar no es poco en medio del ruido equívoco de nuestros
días. Todavía estamos a tiempo.

Autor: Gustavo Yitzaack Garibay

Aquí el diálogo:
https://www.facebook.com/elcantoral/videos/1848780171828270/UzpfSTg5Njc4OT
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