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Declaración sobre los deberes cívicos de los católicos

Fecha: Domingo 27 de Octubre de 1957


Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Obispos de la CECH

"La Iglesia por medio de sus Obispos puede y aún debe formar la conciencia de los fieles en los principios en que han de
inspirarse para el ejercicio de sus derechos cívicos". Texto de la declaración.

La Conferencia Episcopal de Chile ante los errores en que algunos han incurrido respecto de la potestad de la iglesia
para impartir a los cató1icos directivas en el orden cívico estima oportuno reafirmar la "Exhortación Pastoral" que la
Comisión Episcopal dirigió al clero y fieles del país el 2 de febrero del presente año sobre el cumplimiento de sus
deberes cívicos.

Al hacerlo recuerda que la Iglesia por medio de sus obispos puede y aún debe formar la conciencia de los fieles en los
principios en que han de inspirarse para el ejercicio de sus derechos cívicos (Concilio Plenario Chileno Art. 306) y que
las directivas que ella imparta deben ser recibidas con el respeto y la filial adhesión que han de ser características de
todo cató1ico para con los obispos "que están puestos por el Espíritu Santo para regir la iglesia de Dios" (Hechos de los
apóstoles XX 28).

1.- En primer lugar deseamos haceros presente que entre los deberes cívicos más importantes para el cristiano está el
de rogar a Dios por la prosperidad y la paz de la República deber que ante una elección general se hace más preciso y
urgente.

En los regímenes democráticos como es el de Chile tienen su aplicación cabal las consideraciones formuladas por Su
Santidad Pío XII en su Radiomensaje de Navidad de 1944: "Puesto que el centro de gravedad de una democracia
normalmente constituida reside en la representación popular de la cual se irradian las corrientes políticas por todos los
campos de la vida pública así para el bien como para el mal la cuestión de la elevación moral de la competencia
intelectual de los miembros del parlamento es para todo pueblo organizado democráticamente una cuestión de vida o
muerte de prosperidad o de decadencia de saneamiento o de perpetuo malestar".

2.- Pero esta exhortación a la plegaria no sería suficiente si no trajéramos a la memoria las disposiciones sobre los
deberes cívicos de los católicos que se hallan contenidas en el Concilio Plenario Chileno de 1944 así como las
enseñanzas explícitas de nuestro Santo Padre el Papa.

Queremos insistiros ante todo en la obligación de votar que tienen todos los ciudadanos después de haber cumplido con
el deber preliminar de inscribirse en los registros electorales. En 1948 en la inminencia de las elecciones parlamentarias
de Italia Su Santidad el Papa Pío XII advirtió a los cató1icos de ese país que "el que se abstiene de participar en las
elecciones especialmente por indolencia o cobardía comete un pecado en sí grave una culpa mortal". No cabe duda que
esta altísima advertencia encierra una verdad de carácter universal. El Concilio Plenario agrega a este respecto: "Art.
307-2. El que enseñare esa perniciosa abstención o la practicare será responsable de los males que en circunstancias
adversas tuviera que sufrir la patria o la Iglesia".

3.- Al deber de votar corresponde el de votar en conciencia. Es decir el deber de dar el voto a "aquellos candidatos o a
aquellas listas de candidatos que ofrecen garantías verdaderamente suficientes para la tutela de los derechos de Dios y
de las almas para el auténtico bien de cada uno de las familias y de la sociedad según las leyes de Dios y la doctrina
moral cristiana". Palabras son éstas también de Su Santidad el Papa Pío XII tomadas de la exhortación anteriormente
citada cuyo valor y alcance son evidentemente universales.
Este mismo deber se expresa en tres principios establecidos en el Art. 308 del Concilio Plenario de Chile:

a.- Sufragar según el dictado de una recta conciencia: No es lícito obtener el voto por dinero empleos compromisos o
por miedo.

b.- No dar su voto a candidatos inaceptables y

c.- Dar el voto a candidatos que son dignos.

La presente declaración será leída en las iglesias y capillas de nuestras Provincias Eclesiásticas.

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