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GUERRA COMERCIAL Y CRECIMIENTO ECONÓMICO.

CASO DE ESTUDIO: ESTADOS UNIDOS vs. CHINA

GONELLA, JULIETA BELEN

NOVIEMBRE 2018

U.N.V.M.

CRECIMIENTO Y DESARROLLO
Abstract

Las guerras comerciales entre grupos de países producen efectos contraproducentes en los niveles
del crecimiento económico mundial. Podemos citar numerables casos, desde el “Bloqueo
Continental” en 1806, la “Guerra Comercial Anglo-Irlandesa” en 1932, la “Guerra del Plátano” en
1993, hasta la actual “Guerra EE.UU – China”. Todas ellas con consecuencias económicas,
políticas y sociales negativas, no solo en relación a los países involucrados, sino para el conjunto
de la economía ya que, en un mundo globalizado como el presente, es imposibles pensar que los
efectos irradien estrictamente a los países enfrentados. En oposición, es basta la literatura que
relaciona positivamente la apertura comercial con el crecimiento económico. Frente a esta
situación, en el presente se realizó un análisis de la actual guerra comercial iniciada a comienzos
del 2018 entre Estados Unidos y China y la relación que tiene ésta con las perspectivas de
crecimiento económico mundial. Se intentó llegar a un consenso sobre el porqué de la misma, su
situación actual y sus posibles consecuencias a nivel global, regional y local.

Palabras clave: guerra comercial, aranceles, proteccionismo, crecimiento económico, Estados


Unidos, China, América Latina, Argentina.

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Tabla de contenidos

Introducción .....................................................................................................................................3

CAPÍTULO I. Guerras Comerciales: referencias históricas ............................................................5

CAPÍTULO II. Caso de estudio: EE.UU vs. CHINA ......................................................................7

A. Crónica de una guerra anunciada ...............................................................................8

B. En busca de los orígenes...........................................................................................10

C. Frentes abiertos .........................................................................................................12

D. ¿Quién gana y quién pierde? ....................................................................................13

CAPÍTULO III. EE.UU vs. CHINA: ¿Afecta al crecimiento económico global y regional? .......15

A. Mundo ......................................................................................................................16

B. Economías avanzadas ...............................................................................................18

i. Estados Unidos .....................................................................................................19

C. Economías emergentes y en desarrollo ....................................................................20

ii. China ...................................................................................................................21

iii. América Latina...................................................................................................22

CAPÍTULO IV. Conclusión ..........................................................................................................23

Bibliografía ....................................................................................................................................25

2
INTRODUCCIÓN
Se define al “comercio exterior” o “comercio mundial” como el movimiento que tienen los
bienes y servicios a través de distintos países y sus mercados. Cada uno de estos países tiene su
propia política comercial, es decir, su propia manera de manejar el conjunto de instrumentos al
alcance del Estado para mantener, alterar o modificar sustantivamente las relaciones comerciales
de un país con el resto del mundo. Existen dos formas polarizantes de ejercer la política comercial:
por un lado, una librecambista y por el otro, una proteccionista.

A lo largo de la historia se han dado numerables argumentaciones en favor de la apertura


comercial, afirmando que son significativas las ganancias del comercio derivadas de la
especialización productiva de los países y de una mayor eficiencia en el uso de sus recursos
disponibles. Desde las aportaciones clásicas de Adam Smith y David Ricardo, con sus teorías de
las ventajas absolutas y comparativas, respectivamente, pasando por el modelo de Heckscher-
Ohlin de dotaciones factoriales relativas, se hacen evidentes los incentivos para que los países
adopten una política comercial librecambista. Cada uno de estos autores se respaldan en los
amplios beneficios ligados a la apertura comercial, entre ellos: influye en el crecimiento
capturando las ganancias tanto estáticas como dinámicas del comercio, el uso más eficiente de los
recursos, mayor competencia, aumento del flujo de conocimiento y de la productividad, una tasa
de acumulación de capital y progreso técnico más alta, el aumento de la variedad de bienes, entre
otros.

Sin embargo, han existido y existe en la actualidad prácticas proteccionistas, cuyos


principales defensores le atribuyen grandes beneficios, como son: el fortalecimiento del mercado
interno, la promoción de las industrias, el control del déficit comercial, la independencia de la
inestabilidad internacional, entre otras.

El presente, no es un artículo en el cual se pretenda defender una u otra política comercial,


sino uno que se va a enfocar en una de las posibles consecuencias del proteccionismo: la “guerra
comercial”. Es posible definirla como un conflicto en virtud del cual un país impone medidas
dirigidas a restringir la entrada de uno o más productos importados desde otro país o grupo de
países. Esta medida puede traducirse en un aumento de aranceles en determinados productos o en
la prohibición total de importación. Hasta aquí parece ser solamente una medida proteccionista,

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pero la verdadera guerra comercial comienza cuando el país o grupo de países menoscabados por
dichas políticas reaccionan, es decir, toman medidas similares contra el primero como represalia.
Reiterativamente, lo que se pone en la mira no son específicamente las políticas proteccionistas,
sino las consecuencias que estas podrían acarrear siendo, en opinión de quien escribe, la guerra
comercial la más dañina para los países involucrados y para otros que se ven perjudicados
indirectamente en una suerte de “ojo por ojo, diente por diente”.

Importantes organizaciones mundiales –como el Fondo Monetario Internacional (FMI)-


advierten que el proteccionismo, y más específicamente el ping pong de avances y retrocesos de
los países en una guerra comercial, pueden comprometer la expansión económica mundial.
Puntualmente, debido a una serie de conflictos comerciales entre Estados Unidos y China, se están
revisando las perspectivas de crecimiento mundial para 2018 y 2019.

El presente se estructura de la siguiente manera: un primer capítulo, en el cual se indagará


sobre la historia de las guerras comerciales: orígenes y principales consecuencias económicas de
las mismas. Un segundo capítulo en el cual se especificará la actual guerra comercial entre Estados
Unidos y China: orígenes, especificación de las medidas tomadas por ambos países, estado actual
del conflicto, posibles consecuencias, proyecciones. Un tercer capítulo en el cual se analizarán las
consecuencias sobre el crecimiento mundial, que a su vez estará subdividido en: el análisis de las
proyecciones a nivel global (i. Mundo), a nivel de economías avanzadas, haciendo especial
hincapié en Estados Unidos (ii. Economías avanzadas), y en relación con las economías de
mercados emergentes y en desarrollo, puntalmente sobre China, América Latina y Argentina (iii.
Economías emergentes y en desarrollo). Finalmente, un quinto capítulo en el cual se expondrá una
breve conclusión sobre lo tratado en el presente.

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CAPÍTULO I. Guerras Comerciales: referencias históricas
Cuando las políticas proteccionistas conducen a un ciclo de medidas arancelarias, cuando
las negociaciones fracasan y cuando un país prioriza sus intereses económicos por sobre los demás,
estalla una guerra comercial. Es decir, que las condiciones necesarias para generación de este tipo
de conflicto son: políticas proteccionistas agresivas, negociaciones fracasadas y anteposición de la
economía doméstica.

En las guerras comerciales, se dispara con aranceles y se bombardea con cuotas de


importaciones y son tan antiguas como el propio comercio internacional, pero siguen siendo un
asunto de poderosas repercusiones en la actualidad. A continuación, se identificarán los conflictos
más importantes en términos históricos y de sus impactos económicos.

 Bloqueo Continental (1806-1814)

También conocido como Sistema Continental, fue la base principal de la política exterior de
Napoleón I de Francia. El emperador tuvo la difícil tarea de recuperar la economía francesa
promoviendo un proyecto de industrialización de la economía. Sin embargo, la hegemonía
industrial le correspondía a Inglaterra, es decir, era prácticamente imposible para Francia
sostenerse independientemente sin importar cualquier producto procedente de la isla británica. Fue
por eso que Napoleón ideó una medida económica que relanzaría a su economía y, al mismo
tiempo, debilitaría a la economía británica, conocida bajo el nombre de Bloqueo Continental. El
mismo consistía en un sistema económico y comercial impuesto por Francia mediante el cual se
excluía a Gran Bretaña de todo intercambio mercantil con el resto de Europa, con la esperanza de
perjudicarlo financieramente. Debido a que gran parte de la fortaleza nacional británica estaba
basada en su floreciente comercio internacional, Napoleón optó por la estrategia de guerra
económica, en vez de la estrategia militar.

Gran Bretaña decidió no ser solo un expectante de este conflicto y abrió lazos comerciales
con Asia, aprovechando que el poder naval francés no llegaba a estas zonas, además de prohibir a
sus socios establecer redes comerciales con Francia. Debido a esto, el bloqueo fracasó en su
principal meta que era dañar irreparablemente a la economía británica, ya que esta buscó un buen
atajo.

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Grandes socios comerciales de Gran Bretaña como Dinamarca y Prusia, Alemania y España,
debieron plegarse a las exigencias de Napoleón por temor a posibles invasiones francesas; otros
como Portugal y las colonias de Holanda, se opusieron abiertamente al Bloqueo Continental. En
contrapartida, los mercados europeos quedaron copados de productos franceses, aunque Napoleón
cuidó de mantener una política arancelaria que beneficiara solamente a las zonas de Europa
alineadas con Francia.

Algunas de las consecuencias del conflicto fueron el florecimiento del contrabando, como
opción para mantener contacto comercial con los británicos; la sustitución de productos, debido a
que Francia no estaba en condiciones de ofrecer todo lo que ofrecía Gran Bretaña; la reducción del
comercio internacional británico en un 25%. En resumen, el Bloqueo Continental causo más daños
colaterales en el Imperio francés que en Gran Bretaña.

 Guerra comercial Anglo-Irlandesa (1932-1936)

Esta comenzó cuando el gobierno irlandés se negó a seguir reembolsando al Reino Unido
las rentas vitalicias de préstamos financieros concedidos a arrendatarios irlandeses para la compra
de tierras. Ante esto, el Reino Unido tomó represalias con la imposición de un 20% de derechos
de importación para los productos agrícolas irlandeses, lo que constituía el 90% del total de las
exportaciones irlandesas. Irlanda no se quedó atrás y respondió de la misma manera imponiendo
una tasa similar sobre las importaciones británicas, principalmente sobre el carbón.

Mientras que el Reino Unido se vio menos afectado por la guerra económica que siguió, la
economía irlandesa estaba prácticamente paralizada, y la resultante fuga de capitales redujo gran
parte de la economía a un estado de barata. Además, el desempleo era muy alto y los efectos de la
Gran Depresión agravaron las dificultades. Se estiman que las pérdidas para la economía irlandesa
fueron de aproximadamente £48.000.000, debido a que Irlanda dependía ampliamente del mercado
británico.

 Guerra del plátano (1993-2009)

Este largo conflicto comercial se inició en 1993 cuando la Unión Europea (UE) empezó a
aplicar un régimen especial de aranceles preferenciales que casi eximía de gravámenes a los
plátanos procedentes de países incluidos en el grupo Asia-Caribe-Pacífico (ACP) a la vez que, en
contraposición, entraron en vigor aranceles a las importaciones de tal fruto provenientes del resto

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de los países, perjudicando directamente a ciertos países latinoamericanos y a Estados Unidos. De
este modo, los plátanos provenientes de los primeros países ingresaban libres de arancel, mientras
que las importaciones de este fruto provenientes del resto del mundo estaban gravadas.

Frente a esta situación, Estados Unidos y diez países latinoamericanos denunciaron a la


Unión Europea ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), por considerar que estaba
discriminando a dichas economías. Este organismo internacional, emitió dictámenes que
favorecían la postura de los demandantes, lo cual llevó a la Unión Europea a modificar las cuantías
de los contingentes y aranceles. Pero debido a la persistente discriminación hacia el resto de los
países exportadores, la OMC autorizó sanciones, que se tradujeron en represarías por parte de
Estados Unidos (USD 191,4 millones anuales), Ecuador (USD 201,6 millones) y muchos más
países latinoamericanos. A su vez, una lista de productos europeos, principalmente bienes de lujo
procedentes de Reino Unido, Francia, Italia y Alemania quedaron penalizados con un aumento de
hasta el 100% en sus aranceles. Lo cual, por supuesto, trajo consecuencias muy gravosas para estas
economías, ya que se estiman las pérdidas de la Unión Europea en USD 191, 4 millones.

Veinte años después del comienzo del conflicto, ambas partes se pusieron de acuerdo, por lo
que la UE se comprometió a eliminar de forma gradual los aranceles a las importaciones de
plátanos llegados de países americanos que no son ACP, mientras que esos países productores se
comprometieron a retirar las denuncias presentadas ante la OMC.

CAPÍTULO II. Caso de estudio: EE.UU vs. CHINA


"Las guerras comerciales son buenas, y fáciles de ganar".
(Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump).
"China no quiere una guerra comercial, pero no le tenemos miedo
en absoluto. Tenemos la confianza y la capacidad de afrontar
cualquier reto". (Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua
Chunying)

Desde el periodo de campaña electoral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha


adelantado la intención de cambiar la estrategia del país en sus negociaciones internacionales. Fiel
a su estilo, Trump utiliza el término “America First” (América primero) para resumir las ideas de
su administración sobre el tema. Tras meses de amenazas, de anuncios del gobierno
estadounidense y de respuestas por parte de los países afectados, nos encontramos frente a una

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situación preocupante para la estabilidad económica internacional y es necesario conocer los
principales aspectos de la misma.

A. CRÓNICA DE UNA GUERRA ANUNCIADA

 1° ROUND

El tira y afloje entre Estados Unidos y GRÁFICO 1: ¿De dónde importa acero EE.UU?
China comenzó en marzo de 2018, cuando
Trump anunció sanciones del 25% a las
importaciones de acero y 10% a las de
aluminio a todo el mundo por un valor de USD
60.000 millones. Para dimensionar la medida,
Estados Unidos importa cuatro veces más
Fuente: Departamento de Comercio de EE.UU
acero del que exporta y compra esta mercancía
a más de 100 países.

Más allá de la decisión tomada, la administración de Trump otorgó exenciones temporales a


socios claves como México, la Unión Europea y Canadá que caducaron en junio, reavivando las
llamas del conflicto. De manera similar, el gobierno norteamericano alcanzó acuerdos con
Argentina, Brasil y Australia para eximirlos de los mencionados aranceles.

Frente a esta situación, una gran cantidad de países menoscabados, entre ellos China,
reaccionaron en represalia. Aunque el gigante asiático no es el principal proveedor de acero y
aluminio a Estados Unidos, replicó la medida estableciendo aranceles a 128 productos por un valor
aproximado de USD 3.000 millones, incluyendo cargas del 25% a productos de aluminio reciclado
y carne de cerdo, y del 15% para vinos, frutos secos, fruta o tubos de acero. Si bien China no ha
detallado los productos a los que podría aplicar tarifas, se dirigirá principalmente a productos
agrícolas, dañando a los productores agropecuarios estadounidenses, productores que en su
mayoría votaron a Trump por las propuestas en campaña electoral. Su primera ronda de aranceles
es relativamente leve, pero vienen en respuesta a la primera ronda de aranceles de los EE.UU.

 2° RONDA

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Esta segunda ronda se inicia en el mes de julio GRÁFICO 2: Principales productos afectados

cuando entran en vigor aranceles por un valor de USD por la guerra comercial

34.000 millones por parte de Estados Unidos


(anunciados un tiempo antes). La Oficina del
Representante de Comercio de los Estados Unidos
publicó 205 paginas detallando todos y cada uno de los
productos chinos afectados por el impuesto adicional
en su llegada al suelo americano: arroz, todo tipo de
Fuente: Infobae
pescados, frutos secos, lentejas, fruta, tabaco,
productos tecnológicos, entran dentro de la lista. Lo curioso es que más de un 90% de los productos
que se verán perjudicados por los aranceles estadounidenses son productos intermedios o bienes
de capital, es decir, productos que se necesitan para elaborar otros. Y esto significa que los
aranceles podrían impactar de sobremanera en el mercado de productos nacionales

En represalia, China contestó haciendo su propia lista, mucho más corta pero estimada en el
mismo impacto económico (USD 34.000 millones). Algunos de estos productos son: whisky, carne
de vaca, tabaco, vehículos y una gran variedad de productos agrícolas. Nuevamente, el líder chino
apuntó directamente al grueso de población que vive en el campo e hizo a Trump presidente.

Si sumamos a estas medidas el montón de aranceles y contra-aranceles que aumentan en el


Atlántico y América del Norte producto de la guerra económica lanzada por Trump las cifras están
por encima de los USD 100.000 millones.

 3° ROUND

El nuevo intercambio de disparos en la guerra comercial entre las dos superpotencias


económicas se produce en agosto al mismo tiempo en que funcionarios de ambos países se
reunieron en Washintong en busca de alguna solución (que nunca llegó). De esta manera, Estados
Unidos impuso aranceles del 25% sobre otros USD 16.000 millones, afectando a 279 productos
chinos, incluidos productos químicos, motocicletas, velocímetros y antenas. China respondió de
inmediato con aranceles del 25% sobre la misma cantidad de productos estadounidenses,
incluyendo productos químicos y combustible diésel.

 4° ROUND

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La cuestión parece no tener fin: en septiembre se inició una nueva escalada arancelaria. Fiel
a sus amenazas, Estados Unidos aplicó aranceles del 10% sobre otros USD 200.000 millones en
bienes y China ha dicho que responderá con aranceles del 5% o 10% sobre otros USD 60.000
millones en bienes estadounidenses en represalia.

Entre los productos chinos sometidos a los nuevos aranceles estadounidenses se incluyen
desde aspiradoras a dispositivos conectados a Internet, mientras que entre los productos
estadounidenses bajo las nuevas tarifas de Pekín se encuentran el gas natural licuado y ciertos tipos
de aviones. Es más difícil para China igualar esta última ronda dólar por dólar porque Estados
Unidos exporta mucho menos al país asiático. Con esta nueva escalada, se dará continuidad a lo
que ya se denomina "la más grande guerra comercial de la historia" entre las dos mayores potencias
económicas del mundo.

B. EN BUSCA DE LOS ORÍGENES


Más allá de las argumentaciones dadas por el propio gobierno norteamericano para justificar
estas políticas proteccionistas, creemos que el punto de partida del conflicto se debe, en su mayoría,
a las causas aquí expuestas.

 Caída de la productividad estadunidense.

La productividad en Estados Unidos viene en caída desde fines de los años 70, amenazando
las perspectivas de largo plazo de la economía norteamericana. Se cree que en los últimos
trimestres del 2018 se ha intensificado a causa de la débil inversión empresarial en nuevos equipos,
software e instalaciones que podrían contribuir al proceso. Muchos funcionarios estadounidenses
concluyen que la desaceleración de la productividad es una señal de que la economía no está
avanzando rápidamente y de que las tasas de interés deberían permanecer bajas, para el fomento
de la actividad real.

Frente a este problema, un país tiene dos caminos: uno es poner la productividad a tope y
otro es el proteccionismo. Estados Unidos siguió el segundo y la explicación es la siguiente: el
primer camino, implica para el país estar reinventándose todo el tiempo, estar innovando
constantemente a cualquier coste y, cuando se dice cualquier coste, estamos diciendo arrasar con
los puestos de trabajo en el afán de robotizar toda la economía. El segundo camino es más
“cómodo”, en el sentido de que no se está pendiente de la innovación de un país o del otro y en

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tratar de superarla, porque ya no importa, ya no se está en esa dinámica competitiva en la que se
mueven las grandes potencias.

Estados Unidos aplicando políticas proteccionistas estaría dinamizando el mercado interno


para el impulso de la economía, pero a un costo muy alto: la sucesiva pérdida de productividad.

 Tecnología: hegemonía estadounidense vs. hegemonía china / defensa de la


propiedad intelectual.

Una de las justificaciones de Trump fue la defensa de la propiedad intelectual: cree que gran
parte de las pérdidas de su país se explican porque empresas chinas copian productos sus
tecnológicos para venderlos mucho más baratos.

En agosto, el Gobierno de Estados Unidos presentó la nueva Ley de Defensa, que significa
el aumento de los poderes del Gobierno y del Congreso para revisar y bloquear cualquier tipo de
inversión extranjera en su economía bajo el argumento de la amenaza a la seguridad nacional.
Aunque la ley no menciona a ningún país en concreto, es de imaginar que el destinatario no es otro
que China. Detrás de la guerra comercial está encubierta una guerra por la tecnología en donde
está en juego el dominio tecnológico del futuro y el control de la alta velocidad que viene: el 5G.

Por mucho que quiera Trump no resulta tan sencillo para su industria tecnológica poner
trabas al comercio internacional. El problema es que durante más de dos décadas, las cadenas
globales de producción se han establecido en China, primero por sus bajos costes laborales y,
después, por su oferta de talento, su avanzada industria y las economías de escala. Por si fuera
poco, la interdependencia es total: hoy la inversión en innovación de las empresas tecnológicas
estadounidenses está supeditada a sus ventas a China, mientras que las firmas chinas dependen
para producir de sus proveedores estadounidenses.

 Reducción del déficit comercial con China.

Estados Unidos es el segundo país que más exporta al mundo pero es un hecho su déficit
comercial con el resto del mundo, y particularmente, con China. Es por esto que pensó en una
política de esta magnitud para reducir el ingreso de importaciones chinas (ahora más costosas
como consecuencia del arancel) e impulsar a los estadounidenses a comprar más productos hechos
en el país (relativamente más baratos).

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Como se puede observar en el gráfico, GRÁFICO 3: Comercio entre EE.UU y China
el déficit comercial creció notablemente
desde 2001, cuando China se incorporó a la
OMC y comenzó a mejorar de forma
significativa su posición y sus relaciones con
buena parte del mundo. Concretamente, el
déficit con el país asiático se ubicó en 2017
en torno a los USD 375.000 millones. En
términos más amplios, el déficit comercial
Fuente: Oficina del Censo de Estados Unidos
(global) de Estados Unidos creció un 12,1%
y alcanzó la suma de USD 566.000 millones. Para acercarnos en el tiempo, en los cinco primeros
meses de 2018 las exportaciones estadounidenses alcanzaron los USD 1,04 billones, un 8,3% más
que en el mismo intervalo de 2017, mientras sus compras al exterior crecieron un 8,4%, hasta USD
1,29 billones.

EE.UU no solamente tiene un rojo comercial con China sino con el resto del mundo y además
que la guerra comercial tampoco pudo solucionarlo, hasta el momento. Puede sonar más a excusa
este argumento (sin restarle importancia debido sus consecuencias), que a una verdadera
justificación del conflicto.

C. FRENTES ABIERTOS
Si bien resulta ser el blanco perfecto, China no es la única bombardeada. Estados Unidos
está buscando recortar sus pérdidas añadiendo impuestos a otros socios, entre ellos: la Unión
Europea, México, Canadá, Rusia e India. Identificaremos algunas medidas tomadas por estos
países luego de la imposición de aranceles sobre el acero y el aluminio por parte de EE.UU:

- México: impuestos adicionales sobre lámparas, embutidos, manzanas, uvas, arándanos,


quesos. El detalle es que la economía mexicana depende de la americana y no viceversa.
- La Unión Europea: aranceles del 25% a EE.UU por un valor de USD 3.255, luego
extendidos a USD 7.400 millones. Afecta a jeans, camiones, motos, whisky, cigarrillos.
- Canadá: aranceles por un valor de USD 12.8000 millones.
- Rusia: aranceles del 25% y 40% principalmente en maquinaria por un valor de USD
87.600 millones.

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- India: aranceles contra productos agrícolas de alimentación, acero y aluminio.

Lo que se puede inferir de esta sección, es que una guerra comercial nunca es un conflicto
bilateral, es decir, entre dos países. Sino que es uno multilateral, que hiere sensibilidades de varias
naciones que, a su vez, deciden no quedarse cayados y actuar al respecto.

D. ¿QUIÉN GANA Y QUIÉN PIERDE?


En términos globales, ¿se puede esperar que gane EE.UU o China? Trump cree que lleva
todas las de ganar en este conflicto principalmente porque es una economía fuerte y todos los
países, en cierta medida, dependen de ella. Pero, irónicamente, esta aparente fortaleza es su
debilidad fatal: China puede ganar fácilmente la competencia arancelaria, o al menos pelearle un
empate. Lo que determinará cuál de los dos países se verá más presionado a pedir la paz comercial
en los próximos meses serán las condiciones de la demanda.

Desde un punto de vista keynesiano, el resultado de una guerra comercial depende ante todo
de si los contendientes están en recesión o tienen exceso de demanda. En una recesión, los
aranceles pueden estimular la actividad económica y el empleo, aunque al precio de una menor
eficiencia a largo plazo. Pero en una economía que opera en su pleno potencial o cerca (como es
el caso de Estados Unidos), los aranceles sólo lograrán aumentar los precios y añadir presión alcista
a los tipos de interés.

En el nivel agregado, las empresas estadounidenses no hallarán trabajadores dispuestos a


trabajar por sueldos bajos para reemplazar los bienes importados chinos, además, dada la escasez
de capacidad excedente, las nuevas inversiones y contrataciones necesarias para reemplazar los
bienes chinos serían en detrimento de otras decisiones empresariales que eran más rentables antes
de la guerra arancelaria con China. Así que a menos que las empresas estadounidenses estén
seguras de que los aranceles continuarán por muchos años, no invertirán ni contratarán más
trabajadores para competir con China.

Pero en el caso hipotético de un desplazamiento total de productos chinos del mercado


norteamericano, ¿de dónde saldrán sustitutos importados a un precio competitivo respecto de los
de China? En la mayoría de los casos, la respuesta es: de otras economías emergentes. De modo
que el posible efecto de los aranceles sobre otros mercados emergentes y la economía global no

13
será un "contagio" dañino, sino un ligero estímulo a la demanda, resultante del reemplazo de las
exportaciones chinas a Estados Unidos.

Por otra parte, si se supone que EE.UU será la economía más afectada, ¿a quienes afectará
en mayor medida? El perdedor por excelencia es el consumidor que debe dar a cambio más dinero
por el mismo producto. A este se lo perjudica por dos canales: 1) productos importados más
costosos, 2) productos nacionales más caros a causa de insumos importados.

Los trabajadores también se ven perjudicados, ya que muchas de las empresas necesitan de
insumos importados. Entonces, al incrementárseles los costos, éstas deciden reducir los
trabajadores en planta, causando el desempleo. Para el caso de EE.UU, The Trade Partnership
(empresa de investigación económica) señala que el impacto en los puestos de trabajo será peor de
lo que se esperaba.

Las empresas que importan sus insumos a un costo mayor se verán menoscabadas de igual
manera. La única diferencia entre la situación de los empresarios y los agentes antes mencionados,
es que los primeros pueden transferir parte de su costo al posterior eslabón en la cadena comercial,
cosa que ni los consumidores ni lo trabajares pueden hacer.

Muchas compañías estadounidenses están preocupadas por la situación: fabricantes que usan
metal, componentes eléctricos y materiales de construcción, fabricantes de bicicletas eléctricas,
fabricantes de equipos de alimentos y compañías químicas.

Las empresas e inversores en China también están sintiendo los efectos de la guerra
comercial. La enorme industria de exportación del país ya comenzó a enfriarse según datos
recientes, el principal índice de acciones de China en caída y un yuan debilitado frente al dólar
estadounidense.

14
CAPÍTULO III. EE.UU vs. CHINA: ¿Afecta al crecimiento económico
global?
Hasta finales del siglo XIX no existieron estadísticas suficientemente detalladas para
calcular el crecimiento económico, pero Angus Maddison1 se encargó de identificar fases de la
economía mundial, que no son concebidas como una secuencia analítica de etapas progresivamente
interrelacionadas, tampoco se derivan de un modelo teórico de ritmos del ciclo económico, sino
que vienen a ser accidentes históricos o perturbaciones sobre el sistema. Es así que identificó cuatro
fases: - fase liberal (1870-1913), - fase de “políticas de perjudicar al vecino” (1914-1946), - fase
de oro (1947-1973), - fase de expectativas decrecientes (1974-2001). Como el objetivo de este
artículo no es el estudio de las fases del crecimiento económico, queda al lector inquieto indagar
en ello2. Pero podemos resumirlo de la siguiente manera: de 1870 hasta la Primera Guerra Mundial
el crecimiento fue muy rápido. Durante la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión de
entreguerras y la Segunda Guerra Mundial el crecimiento se ralentizó, aunque siguió siendo alto
con respecto a las tasas observadas antes del siglo XIX. Tras el final de la última Guerra Mundial
llegó la época dorada del crecimiento económico entre 1945 y 1970, con una expansión sin
comparación histórica. De 1970 a 2007 fue más lento, pero aun así alto; presentándose un aumento
de la diferencia de crecimiento entre países ricos, que crecieron algo más rápido, y países pobres.

A esta altura, ya podemos intuir por qué un proteccionismo derivado en guerra comercial
ocasiona problemas para el crecimiento económico: incertidumbre generalizada en inversores,
empresarios y asalariados, escenarios inflacionarios, elevación de tasas de interés, inflación,
disminución del comercio mundial y afección al comercio multilateral, entre otras.

En las secciones siguientes, se analizarán los efectos de la guerra económica EE.UU-China


en el crecimiento mundial, en el de las economías avanzadas y en el de las economías en desarrollo.

1
Angus Maddison (6 de diciembre de 1926 - 24 de abril de 2010) fue un economista británico [1] especializado
15
en historia macroeconómica cuantitativa, incluida la medición y el análisis del crecimiento económico y el desarrollo.
2
Véase “Las fases del desarrollo capitalista: Una historia económica cuantitativa”/Angus Maddison; trad. de
Manuel F. Chavarría—México: FCE, COLMEX, 1986.
A. MUNDO
"El riesgo de que las tensiones comerciales actuales se
intensifiquen e impacten negativamente en la confianza y en la
inversión representa la mayor amenaza para el crecimiento
mundial en el corto plazo" (Jefe del FMI, Maurice Obstfeld)

Antes de comenzar con las proyecciones mundiales es conveniente aclarar que la fuente
utilizada para esta sección es Perspectivas de la economía mundial (informe WEO) publicado por
el FMI en octubre del presente año. De esta manera, cuando se discuta de cambio en las
proyecciones, se estará haciendo referencia al cambio entre el informe citado anteriormente y el
preliminar, publicado en julio del presente año. Veremos cómo en pocos meses el escenario se
convirtió más pesimista.

Para no tener solamente una visión de la GRÁFICO 4: Crecimiento del PIB real por grupo de

foto, sino de la película, resumiremos países (interanual)

brevemente lo ocurrido con el crecimiento


mundial desde el año 2000, usando como punto
de inflexión la crisis 2008-09, que ha sido una
época de drásticos cambios económicos y
políticos.

La década previa a la crisis: después de la


crisis asiática (1997-98) y del estallido de la Fuente: FMI, Perspectivas de la economía mundial
burbuja informática (2000-01), el crecimiento de
las economías de mercados emergentes y en desarrollo se aceleró significativamente, en tanto que
las economías avanzadas crecieron a tasas inferiores a los niveles previos, a pesar de estar en medio
de una recuperación. Dos factores para explicar lo anterior: primero, el crecimiento de las
economías avanzadas sigue una tendencia descendente desde la década de 2000, producto del
envejecimiento de la fuerza laboral y de la desaceleración del aumento de la productividad;
segundo, la escalada del crecimiento de las economías de mercados emergentes y en desarrollo
obedece al rápido crecimiento de China y a políticas más sólidas, así como una mayor apertura al
comercio internacional.

La década siguiente a la crisis: en 2009 el crecimiento mundial sufrió una marcada


desaceleración, de pocos precedentes, pero todas las regiones del mundo experimentaron un

16
repunte en 2010-11. Sin embargo, este repunte estuvo resistido por una sucesión de shocks que
impidieron el crecimiento ininterrumpido, vigoroso y sincronizado, entre los cuales cabe
mencionar la crisis de la zona del euro, la reversión del estímulo fiscal en grandes economías, el
tambaleo del crecimiento chino y la caída de los precios de las materias primas. El optimismo
económico se reanudo a mediados del 2016, pese a los efectos del sorpresivo desenlace del
referendo sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Aunque el optimismo continúe,
las proyecciones son más austeras ya que la expansión es menos equilibrada y es posible que en
algunas economías grandes ya hayan tocado máximo. Esto refleja divergencias en la posición
cíclica, dado que en algunos países la expansión está llegando a su punto máximo, mientras que
en otros están tratando de salir de una recesión profunda.

En un clima de tensiones comerciales y políticas y problemas fiscales y económicos, el FMI


en su informe preliminar proyectaba que el crecimiento mundial para 2018-19 alcanzaría el 3,9%,
pero advertía que la expansión ya no era tan uniforme y los riesgos para las perspectivas se estaban
agudizando. Como consecuencia de una serie de hechos, en octubre se reajustaron las proyecciones
de crecimiento económico mundial para el 2018-19 a 3,7%, es decir, 0,2 puntos porcentuales
menos que lo proyectado en abril. Además, se prevé que el crecimiento mundial se mantenga
constante en 3,7% en 2020, dado que el menor crecimiento de las economías avanzadas, resultante
del retiro del estímulo fiscal en Estados Unidos y los menguantes efectos favorables generados por
la demanda estadounidense hacia los socios comerciales, se ve compensado por un repunte del
crecimiento de las economías de mercados emergentes y en desarrollo. A partir de entonces, se
espera que el crecimiento mundial se desacelere a un 3,6% para 2022–23, en gran parte como
reflejo de una moderación del crecimiento de las economías avanzadas hacia el nivel potencial de
ese grupo.

Esta moderación del crecimiento y de los datos que sustentan estas cifras no se deben
únicamente a las medidas proteccionistas estadounidenses y a la guerra comercial, sino que juegan
un papel importante otros factores, como son los siguientes:

- El posible fracaso de las negociaciones en torno al brexit.


- En medio de la incertidumbre comercial, las condiciones financieras están empeorando
para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, a medida que se adaptan a
las progresivas alzas de las tasas de interés de la Reserva Federal.

17
- Muchas economías en desarrollo con los niveles más altos de deuda empresarial y
soberanas, dejándolas totalmente vulnerables.
- La perspectiva de mayores precios para el petróleo contribuye a la revisión de las
proyecciones de crecimiento de los países exportadores e importadores de combustibles,
con un impacto positivo en los primeros y negativo en los segundos.
- Otros países como Argentina, Brasil, Irán Turquía, ven disminuido su crecimiento como
resultado de factores nacionales específicos, la constricción de las condiciones
financieras, tensiones geopolíticas y el encarecimiento de las importaciones de petróleo.

A mediano plazo, los riesgos se derivan de la posibilidad de que continúen acumulándose


vulnerabilidades financieras, de la implementación de políticas macroeconómicas insostenibles en
un contexto de perspectivas de crecimiento atenuadas, del recrudecimiento de la desigualdad y de
la pérdida de confianza en las políticas económicas tradicionales. Una serie de otros riesgos no
económicos también guardan relevancia ya que si alguno de ellos se concretara, aumentaría la
probabilidad de otros sucesos adversos.

Resumiendo, a nivel mundial podemos decir que las economías avanzadas experimentarán
un menor crecimiento económico, y, por el otro, que hay buenas perspectivas para algunas
economías emergentes y en desarrollo, especialmente las exportadoras de petróleo También,
concluir que el recrudecimiento de las perspectivas no obedece únicamente a la guerra comercial,
como era de pensar. Pero es un importante factor, ya que un conflicto entre las dos mayores
economías mundiales trae aparejado repercusiones y pérdidas en todo el mundo.

B. ECONOMÍAS AVANZADAS3
“Cuando bajas los impuestos e incrementas el gasto vas a ver más
actividad económica con toda probabilidad” (Presidente de la
Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell)

Tras un período, durante 2015–17, en que las economías avanzadas registraron un


crecimiento mayor que el tendencial, las brechas del producto se han cerrado o están próximas a
cerrarse en la mayoría de los casos. A medida que disminuye la capacidad ociosa y el alto grado
de utilización de la capacidad productiva comienza a restringir la oferta, se proyecta que la tasa de

3
Economías avanzadas según FMI: Estados Unidos, Zona del Euro (Alemania, Francia, Italia, España), Japón,
18
Reino Unido, Canadá y Otras economías avanzadas.
crecimiento del producto comience a descender hacia su nivel potencial, sobre todo en algunos
países de la zona del euro y en Japón.

Es así como en las TABLA 1: Crecimiento económico de economías avanzadas


economías avanzadas, el
crecimiento permanecerá
por encima del nivel de
tendencia en 2018
ubicándose en 2,4%, antes
de moderarse a 2,1% en
2019. Además se prevé
que el crecimiento se Fuente: FMI, Perspectivas de la economía mundial

reduzca en estas economías hasta 1,7% en 2020 debido a la reversión parcial de los recortes fiscales
en EE.UU y hasta el 1,5% a mediano plazo, puesto que se mantiene la desaceleración del
crecimiento de la población en edad de trabajar.

i. Estados Unidos

Dentro de este grupo, EE.UU constituye una importante excepción a este patrón ya que se
prevé que continúe creciendo por encima de su nivel potencial hasta 2020, respaldada por un
cuantioso estímulo fiscal (un paquete de impuestos y gasto que ha sumado crecimiento en el corto
plazo). Se espera que el crecimiento alcance 2,9% en 2018 y que este se modere hasta el 2,5% en
2019 debido a la última ronda de medidas comerciales anunciadas, el repliegue del estímulo fiscal
y la intensificación de los efectos de la contracción monetaria en curso. Para 2020, se prevé que la
tasa de crecimiento caiga hasta el 1,8% y se espera que el crecimiento a mediano plazo disminuya
hasta situarse por debajo del potencial en el 1,4%, coincidiendo con el cierre gradual de la brecha
del producto positiva. Por otro lado, se espera que la sólida demanda interna empuje la economía
hasta superar el pleno empleo y haga subir las importaciones y el déficit en cuenta corriente.

De lo anterior podemos inferir que la ralentización del crecimiento en Estados Unidos se va


a sentir en un mediano plazo, es decir, del 2020 en adelante y que la misma se debe a los efectos
de la guerra comercial, el repliegue del estímulo fiscal y la retirada de estímulos monetarios.

19
C. ECONOMÍAS EMERGENTES Y EN DESARROLLO4 (China y América Latina)
"EEUU obliga a los países de la región a elegir ente EEUU y
China (…) y al mismo tiempo no propone una política
especialmente atractiva" (Instituto de América Latina, Alexandr
Jarlámenko)

Entre las economías de mercados emergentes y en desarrollo, las perspectivas de crecimiento


son desiguales, es decir, hay algunos para los cuales van al alza y otros para los cuales van a la
baja. Esto se da en un contexto marcado por el avance de los precios del petróleo, el aumento de
las rentabilidades en Estados Unidos, las crecientes tensiones comerciales y las presiones que
genera el mercado sobre las monedas de algunas economías con fundamentos económicos más
débiles.

Las perspectivas de crecimiento son drásticas para América Latina (especialmente


Argentina, Brasil y México), Medio Oriente (especialmente Irán) y economías emergentes de
Europa (especialmente Turquía).

En términos TABLA 2: Crecimiento económico de economías emergentes y en desarrollo


generales, se espera que el
crecimiento de este grupo
se mantenga estable en
4,7% en 2018-19. En
mediano plazo se proyecta
que el crecimiento aumente
a un nivel ligeramente
inferior al 5%. Más allá de
2019, la tasa de crecimiento
agregado de este grupo
refleja un proceso de Fuente: FMI, Perspectivas de la economía mundial
compensación, dado que se
modera el crecimiento hasta alcanzar un ritmo sostenible en China, mientras mejora en India

4
África subsahariana (Nigeria y Sudáfrica), América Latina y el Caribe, China, India, economías emergentes
20
y en desarrollo de Europa, Medio Oriente, Norte de África, Afganistán y Pakistán, Arabia Saudita.
(debido a reformas estructurales y a una situación demográfica todavía favorable) y en los países
exportadores de materias primas, y algunas economías se ven sometidas a tensiones en 2018-19.

La revisión de perspectivas a la baja para el periodo 2018-19 (0,2 y 0,4 puntos porcentuales)
se debe al impacto negativo que se prevé tengan las medidas comerciales de EE.UU en el resto del
mundo, especialmente en China.

Más allá de las estimaciones generales, es posible identificar dos subconjuntos de países: por
un lado los exportadores de petróleo y por el otro, los importadores de petróleo. Las perspectivas
de crecimiento de los primeros, se ven fortificadas por el incremento del precio del mismo (revisión
al alza en unos 0,1 y 0,3 puntos porcentuales). En cambio, las perspectivas de los segundos (entre
ellos, Argentina) están en constante revisión ya que el petróleo es el imput esencial para cualquier
actividad y el incremento de su precio gesta un escenario de crecientes debilidades, sin mencionar
los efectos inflacionarios que trae aparejado (revisión a la baja en de aproximadamente 0,1 y 0,3
puntos porcentuales).

También es interesante resaltar que unas 45 economías de mercados emergentes y en


desarrollo (que generan 10% del PIB mundial en términos de la paridad del poder adquisitivo)
crecerán menos que las economías avanzadas en términos per cápita en 2018–23, de acuerdo con
las proyecciones, quedando, en consecuencia, aún más rezagadas desde el punto de vista de los
niveles de vida.

ii. China

Los primeros síntomas de esta feroz guerra comercial ya se hacen sentir: la tasa de
crecimiento del PBI de la segunda economía más grande del mundo caerá a su nivel más bajo
desde el primer trimestre de 2009. Específicamente, se prevé que el crecimiento se modere del
6,9% en 2017 al 6,6% en 2018 y al 6,2% en 2019, como consecuencia de la desaceleración de la
demanda externa y el necesario endurecimiento de la regulación financiera. A mediano plazo, se
espera que el crecimiento disminuya gradualmente hasta situarse en el 5,6%.

China ha estado intentando minimizar los efectos de la guerra comercial aumentando su


apoyo a industrias locales y relajando la política de reducción de riesgo que venía promoviendo su
banco central, pero los analistas indican que las medidas deberán ser más contundentes para
reanimar las perspectivas de crecimiento del país. Una gran ventaja con la que cuenta China son

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los lazos comerciales con América Latina, ya que mientras la administración de Trump ha
revertido varias alianzas comerciales, China ha ido expandiendo sus lazos comerciales.

El impacto de la guerra comercial sobre China es evidente, pero a diferencia de lo que ocurre
con EE.UU, podemos decir que se hace sentir más rápido, en comparación con la potencia
norteamericana, que con una suerte de políticas fiscales puede retardar los efectos de tal conflicto.

iii. América Latina

Las predicciones indican que el crecimiento en América Latina y el Caribe se reducirá del
1,3% en 2017 al 1,2% en 2018 y se incrementará hasta el 2,2% en 2019. Este incremento, podría
atribuirse a lo que tratamos en la sección “¿Quién gana y quién pierde?”: que la guerra comercial
es una oportunidad para la región. La lógica es que si EE.UU aumenta a China los impuestos en
productos que América Latina produce, posiblemente se incrementen las compras en la región.
Cabe resaltar que el beneficio sería puntual y que el deseo de todos en la región es que esto vuelva
a su cauce normal.

Desde hace tiempo China ha implementado una estrategia para crear lazos con los países del
sur del continente americano y ha incrementado su presencia en mecanismos regionales sobre los
cuales EEUU ejercía hasta ahora una influencia absoluta. Además, China es el mayor comprador
mundial de soja e importa a América Latina el 60% de lo que consume, más específicamente,
durante el 2017 fue el país en el que más crecieron las exportaciones latinoamericanas.

Resumiendo, la guerra comercial entre las dos potencias podría abrir oportunidades en
Latinoamérica, primero debido a las posibles exportaciones de productos que compiten con los
estadounidenses (ahora con arancel), y segundo por las inversiones y la expansión que está
teniendo China en la región.

 ARGENTINA

Según el FMI, Argentina y Turquía son las grandes vulnerables, ya que su moneda se ha
depreciado como resultado del aumento del dólar estadounidense y el flujo de capital de estas
economías para aprovechar la suba de las tasas de interés de Estados Unidos. El peso argentino
sufre una depreciación acelerada desde fines de abril y acumula una pérdida de casi 50% en el año,
mientras que la lira turca ha perdido cerca de un 40% contra el dólar en el mismo período.

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En Argentina, se prevé una contracción del crecimiento del 2,9% en 2017 al 2,6% en 2018,
debido a las recientes perturbaciones en el mercado financiero, las elevadas tasas de interés reales
e indirectamente por la guerra comercial EE.UU-China. Se espera una nueva contracción del 1,6%
en 2019 y a mediano plazo, que el crecimiento se sitúe en el 3,2%, coincidiendo con la firme
aplicación de reformas y la recuperación de la confianza.

Los aranceles de EE.UU parecieran no afectar a los productos argentinos de manera directa,
pero si indirectamente en una suerte de efecto dominó: si el resto de las economías se debilitan y
si se rompe el comercio multilateral, indudablemente nos veremos afectados. Además, si la guerra
comercial repercute en las exportaciones, será un problema para el programa económico del
Gobierno que está basado en un incremento de las exportaciones. Asimismo, una mayor fortaleza
de dólar complicaría más mantener un tipo de cambio estable y agregaría mayor presión sobre la
inflación.

Como conclusión, para Argentina las proyecciones de crecimiento son preocupantes, pero
no es una consecuencia directa de la guerra comercial, juegan un rol importante las cuestiones
internas y el debilitamiento de la moneda.

CONCLUSIÓN
Las guerras comerciales son tan antiguas como el comercio mundial. A lo largo de la historia,
pudimos identificar algunas de las más importantes, todas ellas con consecuencias económicas,
sociales y políticas tanto para los países involucrados como para el resto de la economía en general.
Esto último no se pone en tela de juicio en un mundo globalizado como el actual.

No hay garantías aun de que la guerra comercial EE.UU – China haya llegado a su fin, es
más, hubo nuevas amenazas por parte del país norteamericano. Esto acrecienta aún más los riesgos
sobre las proyecciones de crecimiento mundial analizadas en el presente, que deberán ser revisadas
nuevamente. Por lo tanto, este trabajo queda abierto a nuevas escaladas en la guerra.

El foco de este informe está puesto en el impacto de la guerra comercial en el crecimiento


mundial, pero no se tratan otras cuestiones importantes, como son el empleo o los riesgos que corre
la multilateralidad del comercio internacional. Por consiguiente, solo evaluamos una de las aristas
del problema.

23
Nada asegura quién va a ser el gran ganador y el gran perdedor de esta guerra. Si podemos
afirmar que China se verá perjudicado a corto plazo pero que luego la medida se volverá contra
EE.UU: el país tendrá que hacer frente a las tensiones comerciales y al fin del paquete fiscal.

Podemos concluir que los principales aspectos que corren peligro en una guerra comercial
son la confianza y la seguridad internacional, los incentivos a la inversión en los países
enfrentados, el empleo nacional, el comercio internacional, la multilateralidad, entre otros. Los
países emergentes y en desarrollo son los principales afectados, ya sea, directa o indirectamente,
siendo los países avanzados los que cuentan con un grado mayor de discrecionalidad para tomar
atajos y retardar los efectos de la guerra.

Las guerras comerciales ni son buenas, ni son fáciles de ganar como opina Trump. Los
conflictos comerciales generan tensiones dentro del país y entre países, que no son fáciles de parar,
ni si quiera con las negociaciones comerciales en el marco de los organismos internacionales.

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BIBLIOGRAFÍA
- Ablin, E. R. (2018. 17 de agosto). Lecciones no aprendidas de la historia. El Economista.
Recuperado de https://www.eleconomista.com.ar
- Artículos periodísticos varios
- Fondo Monetario Internacional (FMI) (2018). Perspectivas de la Economía Mundial:
Retos para un Crecimiento Sostenido. FMI, octubre.
- Fondo Monetario Internacional (FMI) (2018). Actualización de las proyecciones
centrales. World Economic Outlook. FMI, julio.
- Fondo Monetario Internacional (FMI) (2018). Regional economic outlook. Western
Hemisphere: seizing the momentum. World Economic Outlook. FMI, abril.
- Molinero, J. (2018). Estados Unidos y China: ¿Guerra comercial o disputa de
hegemonía?
- Organización Mundial del Comercio (OMC). (2018). Informe del Director General Al
OEPC sobre los hechos ocurridos recientemente en relación con el comercio.
- San Martín, D. (2018). ¿Guerra Comercial? Aspectos Históricos y Rol de la OMC.
Centro de Estudios Internacionales UC (CEIUC). Documento de trabajo N°11.

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