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Isaías 32:2-3
2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el
Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el
turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco
en tierra calurosa. Isaias 32:2
Este verdadero siervo de Dios no tiene tempestad en su alma por el pecado. Al
contrario, confía completamente en el Espíritu Santo, para que lo redarguya de sus
pecados, y así su espíritu es tan libre como una paloma
No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán
atentos.(Isaas 32:3).
Ahora vamos a considerar lo que Isaias dice acerca del siervo de Dios que esta
incapacitado, aquel que se hace inútil para el rebaño de Cristo, porque en el habita un
pecado asediante.
Tal persona está marcada por estas tres características:
1. UNA PÉRDIDA DE DISCERNIMIENTO:
El siervo que está incapacitado tiene sus ojos espirituales oscurecidos. Aunque Isaias
estaba profetizando en este capitulo sobre el bien que viene sobre los siervos cuando
el SEÑOR los reanima, los hombres a quienes se dirige todavía estaban sordos y
ciegos a las cosas de Dios. Mateo nos dice:
Pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti
hay es tinieblas, cuantas no serán las mismas tinieblas? (Mateo 6:23).
La Escritura lo dice bien claro: Los pecados escondidos son obra de las tinieblas. Y
sabemos por la Palabra de Dios que la luz no tiene comunión con las tinieblas.
Su luz no operara en las cámaras oscuras del pecado que no se abandona.
Pedro nos dice que Cristo predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo
desobedecieron, (1 Pedro 3:19-20). Fue la desobediencia la que envió a estas almas a
una prisión de oscuridad.
De igual manera hoy, todo acto voluntario de desobediencia hace que la luz del
discernimiento dentro de nosotros se oscurezca.
Al pasar el tiempo, nuestra percepción de la verdad se va distorsionando y
nuestro cielo abierto se pone cada vez más nublado.
El SEÑOR sufre grandemente cuando el pecado oculto trae gran oscuridad a nuestras
almas. Y nada le entristece más que cuando resistimos y rechazamos sus
amonestaciones y convicciones.
Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y
de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Isaas
5:20).
El apóstol Pablo hace una declaración horrible dirigida a aquellos que caminan en la
vanidad de su mente (Efesios 4:17).
Tales personas justifican su pecado, ya no buscan liberarse de el. Pablo dice de
ellos: teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazn (versculo 18).
¿Como fue que estos se oscurecieron y fueron cegados? Ellos cayeron bajo una
ceguera judicial que viene sobre todos los que se entregan al pecado: Los cuales,
después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza. (versculo 19).
No hay nada más triste y digno de pena que un siervo que ha sido cegado por Dios, un
hombre con temor a nombrar el pecado porque el mismo está sujeto a su propio
pecado, que llama lo bueno malo, y lo malo bueno; quien está ciego a los tiempos,
quien predica nada más una gracia permisiva.
3. Distorsionan la verdad.
Isaias, habla de Cristo sanando la lengua tartamuda (ver Isaias 33:19). La palabra
hebrea para tartamudo en este pasaje significa: una pronunciación defectuosa. Esta es
una voz de incertidumbre y vacilación, uno que habla una palabra sin poder o sin
verdad. Escucha las palabras solemnes del profeta sobre este tema:
Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer
impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y
quitando la bebida al sediento. (32:6).
La palabra hebrea para ruindad aquí significa necedad, crimen maléfico. Viene de la
palabra nabal que significa tonto, necio. Isaias nos dice: Solo el hombre tonto, necio, se
atreve a llevar la Palabra de Dios mientras se encuentra en pecado. Sus palabras salen
como necedad. Tal hombre habla escarnio contra el Señor, dejando vacía el alma
hambrienta, y quita la bebida al sediento. (el mismo verso).