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Lección 2

LA DOCTRINA DE LA INSPIRACION

Introducción:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra” (2Tim. 3:16-17).

Este es un pasaje fundamental de las Escrituras en lo tocante a la doctrina de la


inspiración. Hay al menos tres aspectos que debemos resaltar en este pasaje al
respecto:

En primer lugar, el HECHO de la inspiración: “Toda la Escritura ES


INSPIRADA POR DIOS…”. Esta frase es la traducción de una sola palabra
griega: θεοπνευστος. Esta es la única vez que esa palabra es usada en el NT y,
aparentemente, fue acuñada por Pablo para describir la obra de Dios al producir las
Escrituras (compare el uso de θεοδιδακτος en 1Ts. 4:9). En ambos casos Pablo usa
una palabra compuesta, hecha de dos palabras griegas muy comunes, para formar
una nueva palabra: θεος (Dios) y πνεω (soplar, respirar); esta última es la forma
verbal de la palabra πνευμα (espíritu). De modo que lo que Pablo nos está diciendo
aquí es que “toda la Escritura es soplada por Dios”. El aliento mismo de Dios fue
infundido en la escritura de la Biblia. Es importante señalar que, aunque la palabra
haya sido acuñada por Pablo, el concepto en sí no es nuevo (comp. Sal. 33:6).

En segundo lugar, vemos también aquí la EXTENSION de la inspiración:


“TODA la Escritura es inspirada por Dios”. No sólo una porción de ésta, sino cada
oración, cada palabra, cada letra (comp. Mt. 5:18 – la IOTA era la letra más
pequeña del alfabeto griego; mientras que la KERAIA era un pequeño cuerno para
distinguir la letra hebrea BETH de la letra KAPH). No hay ninguna parte de la
Biblia que sea más inspirada y, por lo tanto, más confiable, que otra. Es una
Escritura inspirada de principio a fin.

Robert Martin dice al respecto: “No es teológicamente posible que Dios se


revelara de otra forma que no fuera absolutamente verdadera y confiable. Si la
revelación de Sí mismo no es absolutamente verdadera y confiable, entonces no es
verdadera revelación, sino desinformación. Una revelación falsa y no confiable es
una contradicción de términos” (RPM; pg. 20).
En tercer lugar, vemos también el OBJETO de la inspiración: “Toda la
ESCRITURA es inspirada por Dios…”. Pablo no dice aquí que los escritores de las
Escrituras eran inspirados, sino que es la Escritura misma la que es inspirada.

De haber sido meramente que los autores humanos hubiesen recibido una
revelación de parte de Dios y luego se les haya permitido escribir sus propias
interpretaciones de lo que le fue revelado, entonces habría razones para preguntarse
si acaso no habría allí una mezcla de verdad error en la medida en que ellos ponían
esa revelación por escrito. Pero ese no fue el caso. Dios inspiró aquello que fue
puesto por escrito por estos autores humanos.

Eso quiere decir que Dios no garantiza que todo lo que Pedro o Pablo, o
cualquier otro de los autores humanos, escribieron alguna vez era correcto. No hay
duda de que estos hombres escribieron otras cosas que no fueron inspiradas por
Dios, y la inerrancia de tales escritos no está garantizada.

Al mismo tiempo, debemos reconocer el aspecto dual de la autoría de los libros


de la Biblia. Con esto queremos decir que en realidad hubo dos autores en cada
uno de los libros que compone las Escrituras – el Espíritu Santo y el autor humano.

En ocasiones encontraremos que los autores humanos describen cosas de las


que ellos mismos fueron testigos oculares, de modo que meramente escribieron lo
que vieron. Pero en otras ocasiones, ese mismo autor describió eventos que ellos
no hubiesen podido conocer sin una revelación sobrenatural de Dios (como el
capítulo 1 del Génesis, por ejemplo).

De la misma manera, hubo momentos en que ellos escribieron cosas que no


entendieron del todo o que no entendieron en absoluto (como en el caso de Daniel
– comp. Dn. 12:8-10).

Anteriormente a Daniel se le había ordenado cerrar y sellar este libro que había
escrito “hasta el tiempo del fin” (vers. 4). En esa época los persas tenían la
costumbre de hacer una copia de los libros que debían ser preservados para la
posteridad, los sellaban y los colocaban en la biblioteca.

Así que la idea no era la de sellar el libro para que nadie pudiera leerlo, sino
todo lo contrario, sellarlo para que fuera preservado y leído por las
generaciones futuras.
Lo que el Señor está diciendo a Daniel es que esta profecía contenida en su
libro debía ser preservada hasta los tiempos del fin, porque los creyentes que
vivan en esos días entenderán lo que nosotros ahora no podemos entender.

Como bien señala E. Young en su comentario: “Este versículo ilustra el


carácter práctico de las Sagradas Escrituras. Dios, en Su infinita sabiduría, nos
ha revelado únicamente aquello que nos es necesario de modo que podamos
conocer lo que se requiere de nosotros. Él no revela aquello que no contribuye
directamente a alcanzar ese fin. La Escritura no (fue dada) para satisfacer una
curiosidad vana” (Daniel; pg. 260-261).

Cuando llegue el momento estos versículos serán tan claros como la luz del
medio día (vers. 10). Daniel no había entendido, pero llegará el momento en
que los entendidos entenderán. Y para ellos seguramente será de mucho
consuelo leer el capítulo 12 de Daniel y sus palabras de aliento será uno de los
instrumentos que el Señor usará para que soporten la persecución con entereza
y fidelidad (S. Michelén; Sermón No. 41 del libro de Daniel).

En conclusión, la Biblia es un libro que fue escrito por hombres, pero que es, al
mismo tiempo, la Palabra de Dios.

I. DEFINICION DE INSPIRACION:

“Es la verdad que Dios movió a algunos hombres escribir de tal manera que el
resultado de ese escrito, las Escrituras, es la misma palabra de Dios” (JS).

“La inspiración es ese proceso misterioso a través del cual la causalidad divina
obró a través de los profetas humanos, sin destruir sus personalidades y estilos
individuales, para producir escritos divinamente autoritativos” (NLG; pg. 29).

Noten que la inspiración es un término más estrecho en significado que


revelación. La inspiración se relaciona con la revelación que Dios ha dado de
Sí mismo tal como se encuentra en las páginas de las Escrituras. Aunque toda
la Escritura es inspirada por Dios y toda la Escritura es, por tanto, revelación de
Dios, no todo lo que ha sido revelado está en la Escritura.
Revelación Inspiración

Dios se ha revelado Las Escrituras sopladas por


Dios
Envuelve tanto la revelación Confinada a la Biblia
general como la revelación
especial

II. TEORIAS FALSAS DE INSPIRACION:

A. La teoría naturalista o intuitiva:

“Esta teoría arguye que la inspiración no es más que una comprensión superior
de parte del hombre natural de verdades morales y religiosas. Esta teoría afirma
básicamente que Dios mora en todos los hombres, y que hay una chispa de lo
divino en todos los hombres, y que todos los hombres son ‘inspirados’ aunque
en diversos grados; el grado de inspiración depende de la capacidad mental y
espiritual natural de cada uno” (RPM; pg. 21).

Esta teoría no toma en cuenta dos factores cruciales:

1. La enseñanza de Pablo en pasajes como 1Cor. 2:14, 2Cor. 4:3, Ef. 4:17-19.

El hombre no posee ninguna intuición natural en lo que respecta a las verdades


morales y religiosas que pueda igualarse a lo que encontramos en la Biblia.

2. Esta teoría produce una fatal confusión, pues de la misma manera en que un
hombre puede ser “inspirado” para declarar una verdad, otro puede ser
“inspirado” para declarar el error, o una mezcla de ambos.

B. La teoría de la iluminación:

De acuerdo con esta teoría, la inspiración no es más que una percepción


religiosa elevada de ciertos hombres que creen en Dios. A diferencia de la
teoría anterior, esta teoría no hace referencia a hombres incrédulos, sino a
creyentes cuya percepción espiritual ha sido elevada por la iluminación del
Espíritu Santo.
De modo que, en vez de decir que la carta a los Romanos fue inspirada,
deberíamos decir más bien que Pablo fue inspirado, es decir, puesto en plena
posesión de sus poderes normales. Esta teoría no admite que a los autores
bíblicos se les haya comunicado verdades objetivas más allá de la habilidad
que cada uno de ellos poseía para descubrirlas o entenderlas por sí mismos.

Pero como alguien ha dicho, “la mera iluminación no puede proteger al escritor
de la Escritura de errores frecuentes y graves; la percepción espiritual del
cristiano siempre se mezcla hasta cierto punto con imperfección y engaño por
causa de nuestra depravación remanente” (cit. por RPM; pg. 22). Esta teoría
tampoco explica cómo fue posible que los autores bíblicos pusieran por escrito
misterios que nunca hubiesen podido descubrir por sí mismos.

C. La teoría del Dictado Mecánico:

Esta teoría arguye que el Espíritu Santo poseyó de tal manera las mentes de los
autores bíblicos, que estos vinieron a ser instrumentos pasivos, meros
amanuenses del Espíritu de Dios.

Es indudable que en la Biblia encontramos ejemplos claros de dictado (comp.


Ex. 24:4; 34:27; Jer. 30:1-2; Hab. 2:2). En Jer. 36 encontramos un ejemplo
muy ilustrado: Dios le da un mensaje a Jeremías, el cual su vez lo dicta a Baruc
el escriba.

Dios le dio  Jeremías le dictó  Baruc  Baruc leyó


Su mensaje el mensaje a escribió el el mensaje
a Jeremías Baruc mensaje en el templo

Esta clase de dictado se aplica a ciertos casos en las Escrituras, pero no a la


mayor parte de ella. El problema con esta teoría es que falla en explicar los
elementos humanos envueltos en las Escrituras, como las peculiaridades de
estilo que distingue a un autor de otro, por ejemplo.

D. La Teoría Dinámica:

Esta teoría arguye que lo que es inspirado son las ideas o pensamientos, las
cuales son expresadas sin error por los autores bíblicos, pero que a estos se les
permitió expresar tales ideas con las palabras de su elección. Así que en esta
teoría la inspiración es dinámica, no verbal.
Se puede ilustrar como una luz que pasa a través de las ventanas de una
catedral. La luz viene del cielo, pero es coloreada con los colores del cristal por
donde pasa. De la misma manera, según la teoría dinámica, el mensaje de la
Biblia vino de Dios, pero pasando a través del corazón y la mente de los
autores humanos quedando así coloreados (o descoloridos) por la personalidad
de ellos.

Pero tal como señala Hodge en su Teología Sistemática, “la inspiración debe
extenderse a las palabras” (cit. por RPM; pg. 23). Esto así porque los
pensamientos están hechos de palabras. “La mente solo posee dos tipos de
materia prima, estas son las imágenes visuales y las verbales… Cuando
pensamos lo hacemos en términos de imágenes y en términos de palabras; [así
que] a final de cuentas [todo] es reducido a palabras, [por cuanto] aún las
imágenes visuales son descritas en la mente en término de palabras. Los
pensamientos vienen a la mente en palabras y los dos son inseparables” (Ibíd.).

Esta teoría explicaría las peculiaridades de los autores bíblicos en sus


diferentes estilos, pero falla en explicar cómo Dios pudo implantar
pensamientos en las mentes de los hombres, aparte del uso de palabras
específicas (comp. 1Cor. 2:13; Gal. 3:16).

Debemos señalar que la teoría dinámica de inspiración ha influenciado algunas


traducciones modernas de las Escrituras. Tomando como punto de partida que
las ideas son inspiradas, pero no las palabras exactas, entonces no debe haber
problema en parafrasear el texto bíblico expresando la idea general, aunque no
corresponda con las palabras del texto original del AT y el NT.

III. LA PERSPECTIVA BIBLICA DE LA MECANICA DE LA


INSPIRACION:

Comp. 2P. 1:20-21. Debemos recordar que estas palabras fueron escritas en
una epístola que trata el tema de las falsas doctrinas y los falsos maestros.
Estos falsos maestros clamaban tener su propia revelación de Dios. Pedro nos
dice en este texto que las Escrituras poseen una autoridad superior porque
provienen de una fuente y una voluntad superior.

Los autores humanos de las Escrituras fueron capaces de hablar de parte de


Dios porque fueron movidos por el Espíritu Santo. El verbo que Pedro usa aquí
es φερομενοι, un participio pasivo presente.
Esta palabra proviene de la misma raíz de la palabra que encontramos en Hch.
27:15, donde Lucas nos dice de la travesía que llevó a Pablo a Roma: “Y
siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos
abandonamos a él y nos dejamos llevar” (del gr. εφερουμεθα).

Así como la fuerza que guiaba la nave por un rumbo en particular era la fuerza
del viento, así la fuerza conductora detrás de los escritores de las Escrituras fue
el Espíritu Santo. Pedro no consideraba las Escrituras como la obra combinada
entre la perspectiva de Dios y la de los hombres, sino como la Palabra de Dios,
aún cuando Dios usó a los autores con sus propias personalidades y
experiencias humanas.

“El problema de los medios de la inspiración cae dentro de la categoría de


‘misterio’ teológico. Dos lados del cuadro general son dados al hombre en la
Biblia, y se declara que ambos lados son verdaderos. Nadie puede mostrar que
son contradictorios, así como nadie puede mostrar con exactitud cómo son
complementarios. Estos no son contrarios a la razón, pero están más allá de
nuestro razonamiento finito… Es como una moneda de dos caras que solo el
Dios infinito puede comprender completamente como un todo, pero la cual el
hombre finito solo puede comprender parcialmente, un lado a la vez” (NLG;
pg. 35).

Debemos preservar ese elemento de misterio a toda costa, ya que de lo


contrario podemos caer en uno de dos extremos. Por un lado, podemos
enfatizar de tal manera el aspecto humano de la escritura de la Biblia, que
comprometamos su inspiración divina. Pero por el otro lado, podemos enfatizar
de tal modo el aspecto divino, que lo humano sea relegado a la categoría de
hipotético.

Dos cosas más antes de pasar a nuestro próximo punto. En primer lugar, es
importante recordar que la inhabilidad humana para comprender un misterio no
torna en inefectiva la capacidad de Dios para llevarlo a cabo. En segundo lugar,
también debemos señalar que la inspiración de la Biblia no es el único misterio
que enfrentamos al estudiar las doctrinas bíblicas.

La encarnación de Cristo es un buen ejemplo, por su paralelismo con el


misterio de la inspiración. Tanto el Salvador como la Escritura poseen una
naturaleza divina y una naturaleza humana. En ambos casos, tanto lo humano
como lo divino son perfectos.
De manera que, así como no sería ortodoxo echar a un lado la divinidad de
Cristo para explicar su humanidad (como hicieron los arrianos), o sacrificar su
verdadera humanidad para explicar su naturaleza divina (como hicieron los
Docetistas), así también es erróneo negar que las palabras de la Biblia son tanto
humanas como divinas en su naturaleza.

En el AT está escrito como… En el NT es citado como…

El salmista dice (Sal. 95:7) El Espíritu Santo dice (He. 3:7)


El salmista dice (Sal. 45:6) Dios dice (He. 1:8)
El salmista dice (Sal. 102:25, 27) Dios dice (He. 1:10-12
Isaías dice (Is. 7:14) El Señor habló por boca de los
profetas (Mt. 1:22-23)
Oseas dice (Os. 11:1) El Señor habló por boca de los
profetas (Mt. 2:15)
El narrador comenta (Gn. 2:24) Dios dice (Mt. 19:3-6)
Las palabras de Elifaz (Job 5:13) La palabra de Dios (1Cor. 3:19)

IV. LA INSPIRACION PLENARIA Y VERBAL:

A. Inspiración verbal:

“Esto significa que Dios en Su soberanía escogió las palabras y frases precisas
que se incluirían en las Escrituras, usando al mismo tiempo el vocabulario y
gramática de los autores humanos” (JS).

B. Inspiración plenaria:

“Esto se refiere al hecho de que cada porción individual de la Biblia fue


plenamente inspirada por Dios” (JS). Comp. Ex. 24:4; Is. 30:8; Jer. 26:2; Mt.
5:18; 1Cor. 2:13; 2Tim. 3:16; 2P. 1:20-21.

V. OBJECIONES A LA DOCTRINA DE LA INSPIRACION VERBAL Y


PLENARIA:

A. Lo inadecuado del lenguaje humano:


Esta objeción declara que el lenguaje humano es inadecuado para la tarea de
expresar verdades que trascienden la realidad terrenal. Algunas religiones
orientales enfatizan el hecho de que Dios es inexpresable. Con la llegada del
postmodernismo algunos niegan incluso que el lenguaje sea capaz de expresar
cualquier cosa. Los que así razonan limitan el poder de Dios, al afirmar que El
es incapaz de hacer una línea recta con una vara torcida.

B. La aparente negación de Pablo de la inspiración:

Comp. 1Cor. 7:10 y 12, 25. En estos versículos Pablo está contrastando
simplemente los mandamientos dados por el Señor Jesús durante Su ministerio
terrenal con los nuevos mandamientos dados ahora por medio de Pablo.

ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE 1COR. 7:25

Charles Hodge: “Empero (δε) sirve para reanudar el tema interrumpido por la
digresión anterior. ‘Empero, continuando con mi tema’, que en este capítulo es
el matrimonio. De las vírgenes (παρθενοι). La palabra, de hecho, significa
doncellas, aunque como adjetivo se usa para ambos sexos (Apocalipsis 14:4).
No tengo mandamiento del Señor. Es decir, ni Cristo mismo, ni el Espíritu de
Cristo, por quien Pablo era guiado, le habían encargado hacer otra cosa que
aconsejar a estas personas. Sobre este particular, había sido inspirado, o llevado
por el Espíritu, no a mandar, sino a aconsejar. No obstante, su consejo merecía
todo respeto. No era meramente el consejo de un hombre sabio y
experimentado; sino de quien había alcanzado misericordia del Señor para ser
fiel, es decir, digno de confianza, alguien en quien se podía fiar. Este es un
sentido que la palabra πιστος adopta frecuentemente, como en las expresiones
‘palabra fiel, ‘testimonio fiel’. Pablo se sentía en deuda con la misericordia de
Cristo por aquellas gracias y cualidades internas que le calificaban para ser
depositario de la confianza de sus lectores. Reconocía a Cristo como dador de
aquellos dones, y a sí mismo como indigno de ellos. Si hubiera sido
abandonado a sus propias inclinaciones, en vez de ser el consejero sabio,
desinteresado y fiel de los cristianos, habría sido perseguidor y blasfemador”
(ad loc).

Simon Kistemaker: “‘No tengo mandamiento del Señor’. Para responder a la


pregunta de si el celibato es bueno y el matrimonio malo, Pablo podía examinar
la Escritura y responder que Dios instituyó el matrimonio (6:16; Gn. 2:24).
Sobre el divorcio descansaba en una palabra del Señor, que dijo a los fariseos
que los votos matrimoniales eran permanentes y que no debían violarse. (v. 10;
Mr. 10:8-12). Pero en lo que se refiere a las vírgenes que planean casarse,
Pablo no tenía un mandamiento directo del Señor o de la Escritura”.

“‘Pero doy mi opinión, como uno que es digno de confianza por la misericordia
del Señor’. Pablo escribe su epístola por inspiración divina y no por voluntad
humana (2 P. 1:20,21). Sabe que el Señor le ha dado autoridad apostólica para
hablar y escribir para beneficio de la iglesia. Sin embargo, no legisla en cuanto
al tema tan delicado y personal de la virginidad. En este versículo dice que sólo
da su opinión, y en el siguiente dice ‘Pienso’ (v.26; y véase el v. 40). La forma
de abordar las cosas en la presente sección es, pus, distinta a la primera parte
del capítulo, en el cual cita un mandamiento del Señor (v.10). Ahora habla sin
comunicar un imperativo divino, pero confía en el Señor que lo llamó a ser
apóstol.

“Pablo hace notar que Dios le mostró misericordia, por lo que llegó a ser fiel,
no por su propia capacidad, sino por la bondad de Cristo. El Señor lo llamó a
ser apóstol y lo adornó con numerosos dones. Pablo usó esos talentos presta y
obedientemente, para servir a los seguidores de Cristo. En todas sus epístolas
reconoce que en su misericordia Cristo lo convirtió de perseguidor de la iglesia
en fundador de iglesias. El Señor lo convirtió en edificador, consejero,
predicador y maestro (véase 4:1; 1 Ts. 2:4; 1 Ti. 1:13,16). Pablo llegó a ser un
fiel ministro del evangelio, los creyentes podían confiar en él. Pablo demostró
su fidelidad a Jesús. Además se ganó la confianza de estos creyentes, de
manera que ellos se acercaban a él para pedirle consejo. Pablo les da su opinión
y espera que los corintios sigan sus consejos” (ad loc).

Gordon Fee: “La primera palabra de Pablo es un intento de poner todo este
asunto bajo la perspectiva adecuada: ‘No tengo mandamiento del Señor’. Los
últimos rubros que se habían abordado en la sección anterior tenían como
preámbulo palabras parecidas. En el v.10 sí tenía él un mandato del Señor, pero
en la cuestión abordada en los vv. 12-16 no lo tenía. Ahora repite que el Señor
tampoco tocó esta preocupación de ellos. Pero aquí parece proponerse algo más
que eso; el asunto mismo cae dentro de la categoría de inquietudes para las
cuales no hay ningún tipo de mandamiento, sino sólo consejos u opiniones.
Aparentemente los pneumáticos corintios habían convertido ese lema en una
especie de ley, cuyo resultado neto era que los que estaban comprometidos
pecarían contra el Espíritu si llegaban a consumar su matrimonio. Pero el Señor
no había dado mandamientos sobre este tipo de asunto; por eso Pablo no puede
dar más que su consejo”.
“Eso no quiere decir que haya que pensar que el juicio de Pablo no tiene
importancia. De hecho, lo da uno que “ha alcanzado misericordia del Señor
para ser fidedigno”. Lo que se remarca no es tanto el hecho de que es un
apóstol fiel, sino que su juicio es confiable; lo que lo hace así es que él ha
recibido misericordia del Señor. Desde muchos puntos de vista éste es un
modificador notable. El no apela ni a su condición de apóstol ni a su autoridad
en Cristo. Más bien, su condición de apóstol y, por lo tanto, sus juicios sobre
estas cosas que no son esenciales, se consideran en función de la misericordia
que ha tenido el Señor con él (cf. 15.9-10), lo cual probablemente quiere decir
que ellos deben comprender su consejo como una expresión de esa misma
misericordia. De manera que en última instancia se apela a la misericordia de
Cristo, no a sus mandamientos. Dentro de este marco dará Pablo su propio
juicio, el cual tiene por objetivo no la obediencia de ellos, sino su bien
(v.35).En contraste con la postura corintia que los ha llevado a la congoja,
desea precisamente lo contrario mediante lo que tiene que decir (v. 32)” (ad
loc).

C. El problema de las citas imprecisas:

El NT contiene cientos de citas del AT, pero muchas de esas citas no son
exactas. A menudo encontramos en ellas variantes de palabras o incluso de
frases completas. Estas citas deben ser tomadas, no como citas literales, sino
como comentarios inspirados de los textos que están siendo citados. Mucho
del AT es explicado y amplificado en el NT.

D. El problema de los reportes conflictivos:

En la Biblia encontramos numerosos ejemplos donde dos autores distintos


describen el mismo evento. Y en algunos de esos casos encontramos
diferencias sustanciales entre un relato y otro.

La genealogía de Jesús Mt. 1:1-17 y Lc. 3:23-38

El llamamiento de los discípulos Mt. 4:18-22 y Lc. 5:1-11; Jn. 1:40-42

Las circunstancias del Sermón del Mt. 5:1ss y Lc. 6:17


Monte
La maldición de la higuera Mt. 21:18-20 y Mr. 11:12-13, 20-21
La inscripción sobre la cruz Mt. 27:37; Mr. 15:26; Lc. 23:38 y Jn.
19:19
El relato de los eventos que Hch. 9:1-31 y Gal. 1:13-17
siguieron a la conversión de Pablo

Algunas respuestas generales:

1. No todos los pasajes se refieren necesariamente al mismo evento. Por


ejemplo, tal parece que Jesús llamó a Sus discípulos en dos ocasiones
diferentes.
2. Algunas veces el orden cronológico de los eventos es puesto a un lado y
remplazado por un orden tópico.
3. Ciertas palabras y frases son intercambiadas debido al hecho de que las
citas pueden haber sido hechas en un lenguaje diferente. Por ejemplo, las
enseñanzas de Jesús fueron registradas en griego en los evangelios, aunque
probablemente fueron pronunciadas en hebreo o arameo.

Conclusión:

Dios ha hablado y Su mensaje ha sido preservado fiel en las Sagradas


Escrituras, a través de la inspiración del Espíritu Santo. El mensaje que allí quedó
registrado es verdadero, completo y sin error, y debe ser recibido por el pueblo de
Dios como Palabra de Dios.

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