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LA DOCTRINA DE LA INSPIRACION
Introducción:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra” (2Tim. 3:16-17).
De haber sido meramente que los autores humanos hubiesen recibido una
revelación de parte de Dios y luego se les haya permitido escribir sus propias
interpretaciones de lo que le fue revelado, entonces habría razones para preguntarse
si acaso no habría allí una mezcla de verdad error en la medida en que ellos ponían
esa revelación por escrito. Pero ese no fue el caso. Dios inspiró aquello que fue
puesto por escrito por estos autores humanos.
Eso quiere decir que Dios no garantiza que todo lo que Pedro o Pablo, o
cualquier otro de los autores humanos, escribieron alguna vez era correcto. No hay
duda de que estos hombres escribieron otras cosas que no fueron inspiradas por
Dios, y la inerrancia de tales escritos no está garantizada.
Anteriormente a Daniel se le había ordenado cerrar y sellar este libro que había
escrito “hasta el tiempo del fin” (vers. 4). En esa época los persas tenían la
costumbre de hacer una copia de los libros que debían ser preservados para la
posteridad, los sellaban y los colocaban en la biblioteca.
Así que la idea no era la de sellar el libro para que nadie pudiera leerlo, sino
todo lo contrario, sellarlo para que fuera preservado y leído por las
generaciones futuras.
Lo que el Señor está diciendo a Daniel es que esta profecía contenida en su
libro debía ser preservada hasta los tiempos del fin, porque los creyentes que
vivan en esos días entenderán lo que nosotros ahora no podemos entender.
Cuando llegue el momento estos versículos serán tan claros como la luz del
medio día (vers. 10). Daniel no había entendido, pero llegará el momento en
que los entendidos entenderán. Y para ellos seguramente será de mucho
consuelo leer el capítulo 12 de Daniel y sus palabras de aliento será uno de los
instrumentos que el Señor usará para que soporten la persecución con entereza
y fidelidad (S. Michelén; Sermón No. 41 del libro de Daniel).
En conclusión, la Biblia es un libro que fue escrito por hombres, pero que es, al
mismo tiempo, la Palabra de Dios.
I. DEFINICION DE INSPIRACION:
“Es la verdad que Dios movió a algunos hombres escribir de tal manera que el
resultado de ese escrito, las Escrituras, es la misma palabra de Dios” (JS).
“La inspiración es ese proceso misterioso a través del cual la causalidad divina
obró a través de los profetas humanos, sin destruir sus personalidades y estilos
individuales, para producir escritos divinamente autoritativos” (NLG; pg. 29).
“Esta teoría arguye que la inspiración no es más que una comprensión superior
de parte del hombre natural de verdades morales y religiosas. Esta teoría afirma
básicamente que Dios mora en todos los hombres, y que hay una chispa de lo
divino en todos los hombres, y que todos los hombres son ‘inspirados’ aunque
en diversos grados; el grado de inspiración depende de la capacidad mental y
espiritual natural de cada uno” (RPM; pg. 21).
1. La enseñanza de Pablo en pasajes como 1Cor. 2:14, 2Cor. 4:3, Ef. 4:17-19.
2. Esta teoría produce una fatal confusión, pues de la misma manera en que un
hombre puede ser “inspirado” para declarar una verdad, otro puede ser
“inspirado” para declarar el error, o una mezcla de ambos.
B. La teoría de la iluminación:
Pero como alguien ha dicho, “la mera iluminación no puede proteger al escritor
de la Escritura de errores frecuentes y graves; la percepción espiritual del
cristiano siempre se mezcla hasta cierto punto con imperfección y engaño por
causa de nuestra depravación remanente” (cit. por RPM; pg. 22). Esta teoría
tampoco explica cómo fue posible que los autores bíblicos pusieran por escrito
misterios que nunca hubiesen podido descubrir por sí mismos.
Esta teoría arguye que el Espíritu Santo poseyó de tal manera las mentes de los
autores bíblicos, que estos vinieron a ser instrumentos pasivos, meros
amanuenses del Espíritu de Dios.
D. La Teoría Dinámica:
Esta teoría arguye que lo que es inspirado son las ideas o pensamientos, las
cuales son expresadas sin error por los autores bíblicos, pero que a estos se les
permitió expresar tales ideas con las palabras de su elección. Así que en esta
teoría la inspiración es dinámica, no verbal.
Se puede ilustrar como una luz que pasa a través de las ventanas de una
catedral. La luz viene del cielo, pero es coloreada con los colores del cristal por
donde pasa. De la misma manera, según la teoría dinámica, el mensaje de la
Biblia vino de Dios, pero pasando a través del corazón y la mente de los
autores humanos quedando así coloreados (o descoloridos) por la personalidad
de ellos.
Pero tal como señala Hodge en su Teología Sistemática, “la inspiración debe
extenderse a las palabras” (cit. por RPM; pg. 23). Esto así porque los
pensamientos están hechos de palabras. “La mente solo posee dos tipos de
materia prima, estas son las imágenes visuales y las verbales… Cuando
pensamos lo hacemos en términos de imágenes y en términos de palabras; [así
que] a final de cuentas [todo] es reducido a palabras, [por cuanto] aún las
imágenes visuales son descritas en la mente en término de palabras. Los
pensamientos vienen a la mente en palabras y los dos son inseparables” (Ibíd.).
Comp. 2P. 1:20-21. Debemos recordar que estas palabras fueron escritas en
una epístola que trata el tema de las falsas doctrinas y los falsos maestros.
Estos falsos maestros clamaban tener su propia revelación de Dios. Pedro nos
dice en este texto que las Escrituras poseen una autoridad superior porque
provienen de una fuente y una voluntad superior.
Así como la fuerza que guiaba la nave por un rumbo en particular era la fuerza
del viento, así la fuerza conductora detrás de los escritores de las Escrituras fue
el Espíritu Santo. Pedro no consideraba las Escrituras como la obra combinada
entre la perspectiva de Dios y la de los hombres, sino como la Palabra de Dios,
aún cuando Dios usó a los autores con sus propias personalidades y
experiencias humanas.
Dos cosas más antes de pasar a nuestro próximo punto. En primer lugar, es
importante recordar que la inhabilidad humana para comprender un misterio no
torna en inefectiva la capacidad de Dios para llevarlo a cabo. En segundo lugar,
también debemos señalar que la inspiración de la Biblia no es el único misterio
que enfrentamos al estudiar las doctrinas bíblicas.
A. Inspiración verbal:
“Esto significa que Dios en Su soberanía escogió las palabras y frases precisas
que se incluirían en las Escrituras, usando al mismo tiempo el vocabulario y
gramática de los autores humanos” (JS).
B. Inspiración plenaria:
Comp. 1Cor. 7:10 y 12, 25. En estos versículos Pablo está contrastando
simplemente los mandamientos dados por el Señor Jesús durante Su ministerio
terrenal con los nuevos mandamientos dados ahora por medio de Pablo.
Charles Hodge: “Empero (δε) sirve para reanudar el tema interrumpido por la
digresión anterior. ‘Empero, continuando con mi tema’, que en este capítulo es
el matrimonio. De las vírgenes (παρθενοι). La palabra, de hecho, significa
doncellas, aunque como adjetivo se usa para ambos sexos (Apocalipsis 14:4).
No tengo mandamiento del Señor. Es decir, ni Cristo mismo, ni el Espíritu de
Cristo, por quien Pablo era guiado, le habían encargado hacer otra cosa que
aconsejar a estas personas. Sobre este particular, había sido inspirado, o llevado
por el Espíritu, no a mandar, sino a aconsejar. No obstante, su consejo merecía
todo respeto. No era meramente el consejo de un hombre sabio y
experimentado; sino de quien había alcanzado misericordia del Señor para ser
fiel, es decir, digno de confianza, alguien en quien se podía fiar. Este es un
sentido que la palabra πιστος adopta frecuentemente, como en las expresiones
‘palabra fiel, ‘testimonio fiel’. Pablo se sentía en deuda con la misericordia de
Cristo por aquellas gracias y cualidades internas que le calificaban para ser
depositario de la confianza de sus lectores. Reconocía a Cristo como dador de
aquellos dones, y a sí mismo como indigno de ellos. Si hubiera sido
abandonado a sus propias inclinaciones, en vez de ser el consejero sabio,
desinteresado y fiel de los cristianos, habría sido perseguidor y blasfemador”
(ad loc).
“‘Pero doy mi opinión, como uno que es digno de confianza por la misericordia
del Señor’. Pablo escribe su epístola por inspiración divina y no por voluntad
humana (2 P. 1:20,21). Sabe que el Señor le ha dado autoridad apostólica para
hablar y escribir para beneficio de la iglesia. Sin embargo, no legisla en cuanto
al tema tan delicado y personal de la virginidad. En este versículo dice que sólo
da su opinión, y en el siguiente dice ‘Pienso’ (v.26; y véase el v. 40). La forma
de abordar las cosas en la presente sección es, pus, distinta a la primera parte
del capítulo, en el cual cita un mandamiento del Señor (v.10). Ahora habla sin
comunicar un imperativo divino, pero confía en el Señor que lo llamó a ser
apóstol.
“Pablo hace notar que Dios le mostró misericordia, por lo que llegó a ser fiel,
no por su propia capacidad, sino por la bondad de Cristo. El Señor lo llamó a
ser apóstol y lo adornó con numerosos dones. Pablo usó esos talentos presta y
obedientemente, para servir a los seguidores de Cristo. En todas sus epístolas
reconoce que en su misericordia Cristo lo convirtió de perseguidor de la iglesia
en fundador de iglesias. El Señor lo convirtió en edificador, consejero,
predicador y maestro (véase 4:1; 1 Ts. 2:4; 1 Ti. 1:13,16). Pablo llegó a ser un
fiel ministro del evangelio, los creyentes podían confiar en él. Pablo demostró
su fidelidad a Jesús. Además se ganó la confianza de estos creyentes, de
manera que ellos se acercaban a él para pedirle consejo. Pablo les da su opinión
y espera que los corintios sigan sus consejos” (ad loc).
Gordon Fee: “La primera palabra de Pablo es un intento de poner todo este
asunto bajo la perspectiva adecuada: ‘No tengo mandamiento del Señor’. Los
últimos rubros que se habían abordado en la sección anterior tenían como
preámbulo palabras parecidas. En el v.10 sí tenía él un mandato del Señor, pero
en la cuestión abordada en los vv. 12-16 no lo tenía. Ahora repite que el Señor
tampoco tocó esta preocupación de ellos. Pero aquí parece proponerse algo más
que eso; el asunto mismo cae dentro de la categoría de inquietudes para las
cuales no hay ningún tipo de mandamiento, sino sólo consejos u opiniones.
Aparentemente los pneumáticos corintios habían convertido ese lema en una
especie de ley, cuyo resultado neto era que los que estaban comprometidos
pecarían contra el Espíritu si llegaban a consumar su matrimonio. Pero el Señor
no había dado mandamientos sobre este tipo de asunto; por eso Pablo no puede
dar más que su consejo”.
“Eso no quiere decir que haya que pensar que el juicio de Pablo no tiene
importancia. De hecho, lo da uno que “ha alcanzado misericordia del Señor
para ser fidedigno”. Lo que se remarca no es tanto el hecho de que es un
apóstol fiel, sino que su juicio es confiable; lo que lo hace así es que él ha
recibido misericordia del Señor. Desde muchos puntos de vista éste es un
modificador notable. El no apela ni a su condición de apóstol ni a su autoridad
en Cristo. Más bien, su condición de apóstol y, por lo tanto, sus juicios sobre
estas cosas que no son esenciales, se consideran en función de la misericordia
que ha tenido el Señor con él (cf. 15.9-10), lo cual probablemente quiere decir
que ellos deben comprender su consejo como una expresión de esa misma
misericordia. De manera que en última instancia se apela a la misericordia de
Cristo, no a sus mandamientos. Dentro de este marco dará Pablo su propio
juicio, el cual tiene por objetivo no la obediencia de ellos, sino su bien
(v.35).En contraste con la postura corintia que los ha llevado a la congoja,
desea precisamente lo contrario mediante lo que tiene que decir (v. 32)” (ad
loc).
El NT contiene cientos de citas del AT, pero muchas de esas citas no son
exactas. A menudo encontramos en ellas variantes de palabras o incluso de
frases completas. Estas citas deben ser tomadas, no como citas literales, sino
como comentarios inspirados de los textos que están siendo citados. Mucho
del AT es explicado y amplificado en el NT.
Conclusión: