Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Lección 4
Introducción:
1
F. F. Bruce; El Canon de las Escrituras; pg. 212.
2
En cuarto lugar, y como bien señala el pastor Waldron, “debemos recordar que
aunque la creación del canon del NT puede parecernos una necesidad obvia, y
aunque ciertamente es un desarrollo natural e inevitable de la fe revelada en el NT,
los primeros cristianos rodeados de una tradición oral creada por las predicaciones
apostólicas originales del evangelio, y viviendo en la esperanza del inminente
retorno de Cristo, no vieron o percibieron inmediatamente la necesidad de un
canon del NT”.2
“La autoridad de la Santa Escritura, por la que está debe ser creída, no depende del
testimonio de ningún hombre o iglesia, sino enteramente de Dios (quién es la
verdad misma), el autor de ella; por tanto, debe ser recibida porque es la Palabra de
Dios”.
“El testimonio de la Iglesia de Dios puede movernos e inducirnos a tener una alta y
reverente estima por las Santas Escrituras; y el carácter celestial del contenido, la
eficacia de la doctrina, la majestad del estilo, la armonía de todas las partes, el fin
que se propone alcanzar en todo su conjunto (que es el de dar toda la gloria a
Dios), la plena revelación que dan del único camino de salvación para el hombre, y
muchas otras incomparables excelencias y plenas perfecciones de las mismas, son
argumentos por los cuales dan abundante evidencia de ser la Palabra de Dios. A
pesar de ello, sin embargo, nuestra plena persuasión y certeza de su verdad
2
SW; Vol. 1; pg. 102.
3
Ibíd.
3
A la luz de este hecho no nos sorprende ver que los padres apostólicos
asumieron el mismo punto de vista con respecto a los libros del Antiguo
Testamento. Pero no sólo eso; vemos también que los padres apostólicos no
sólo consideraban el Antiguo Testamento como un libro divinamente
inspirado, sino también absolutamente cristiano. “La importancia del Antiguo
Testamento como una norma doctrinal en la iglesia primitiva no puede ser
exagerada... La autoridad doctrinal que se le atribuyó estaba basada en la
asunción aparentemente no cuestionada de que, correctamente interpretado,
éste era un libro cristiano, y que los profetas en particular estaban realmente
testificando de Cristo y de su gloria”.5
Con este trasfondo era de esperarse que en una manera natural surgiera un
canon del Nuevo Testamento que habría de ser colocado lado a lado con el
canon del Antiguo. Esto así por la tendencia que vemos en el Nuevo
Testamento de colocar a Cristo y a los apóstoles en un plano de igual
autoridad, e incluso superior, a Moisés y los profetas (2Cor. 3:14 y 6-11; Rom.
16:25ss; He. 1:1-2; 2P. 1:16-21; 1Cor. 15:3-11; 2P. 3:1-2; Jn. 2:22). También
debemos notar que hay al menos dos pasajes en el Nuevo Testamento en los
que se equiparan escritos apostólicos con las Escrituras del Antiguo
Testamento (comp. 1Tim. 5:18 – Deut. 25:4 y Lc. 10:7; así como 2P. 3:16).
4
Confesión de Fe de Londres de 1689; 1:4-5.
5
J. N. D. Nelly; cit. por SW; Vol. 1; pg. 105.
4
Esto causa una dificultad debido al hecho de que los padres apostólicos citan
ocasionalmente algunos libros extra canónicos; al no poseer los libros
canónicos una fórmula introductoria que los identifique como Escritura, no
hay forma de distinguir infaliblemente los libros canónicos de los que no lo
son.
6
SW; Vol. 1; pg. 108.
5
Por otra parte, también viene a ser evidente que los padres apostólicos
exaltaban los escritos de los apóstoles como superiores en la autoridad al
compararlos con ellos mismos.
“Para que pueda ser hallado en la compañía de los cristianos de Éfeso, que han
sido siempre unánimes con los apóstoles por medio del poder de Jesucristo...
Que vuestra diligencia sea, pues, confirmada en las ordenanzas del Señor y de
los apóstoles... Siendo así que os amo, os trato con blandura, aunque es posible
que escriba de modo más estricto en su favor; pero no creí que tuviera
competencia para hacerlo, y que, siendo un reo, os de órdenes como si fuera
un apóstol... No os mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo. Ellos eran
apóstoles, yo soy un reo... Pero vuestras oraciones me harán perfecto ante
Dios, refugiándome en el evangelio como la carne de Jesús, y en los apóstoles
como el presbiterio de la iglesia. Amamos también a los profetas, porque
también nos señalaron el evangelio en su predicación y ponían su esperanza en
7
Primera Carta de Clemente a los Corintos, 42:1, 44:1, 47:1.
6
2.4. La Didaqué:
Dice en su primera línea: “Doctrina del Señor a las naciones por medio de los
doce apóstoles”.
Como hemos visto ya, a través de la historia de la iglesia las herejías han
servido en el control soberano de Dios para mover a la iglesia a definir sus
doctrinas con claridad y precisión. En cuanto al reconocimiento del canon del
Nuevo Testamento, tres herejías jugaron un papel importante: el gnosticismo,
el marcionismo y el montanismo (aunque, como veremos en un momento, este
8
A los Efesios 11:2; Magnesios 13:1; Trallanos 3:2, 3; Romanos 4:3; Filadelfios 5:1; Esmirnenses 8:1.
9
Policarpo 3:2.
10
SW; Vol. 1; pg. 110-111.
11
Ibíd.; pg. 111.
7
A. El Gnosticismo:
Según ellos, Dios es un espíritu purísimo del que surgieron varias emanaciones
(o eones), cada una de las cuales era inferior al anterior. La última de estas
emanaciones es un ser al cual llamaban Demiurgo y que identificaban con el
Dios creador del Antiguo Testamento. De ahí su creencia de que la materia era
mala y el espíritu bueno. Para lograr la salvación debemos renunciar a este
mundo material y ascender al invisible o espiritual. ¿Cómo? A través del
conocimiento o gnosis. Este conocimiento libera el alma de la prisión de este
cuerpo malo en el cual está encerrada, y nos capacita para ascender al hogar
original del cual procedemos, al mundo puramente espiritual. A la llegada del
cristianismo, muy pronto el gnosticismo entró en contacto con este,
convirtiéndose de inmediato en un peligro para la fe cristiana.
psíquicos, los cuales nunca llegarían más allá de la fe y entre los cuales
señalaban a los profetas y creyentes hebreos antiguos. A éstos les seguían los
hilicos, los cuales representaban la raza humana en general; éstos estaban
sujetos al mundo material sin esperanza de redención.
“Las escuelas gnósticas afirmaban que eran ellas quienes mejor preservaban la
enseñanza original de los apóstoles algunas de ellas afirmaban que la
enseñanza más esotérica de los apóstoles había sido entregada en privado a
discípulos selectos que eran suficientemente dignos o tenían los dones
necesarios para recibirla”.12 La primera carta de Juan muy probablemente es un
reflejo de la preocupación del apóstol con respecto a estas aseveraciones
(comp. 1Jn. 1:1-3; 2:20, 27; 4:4-6). Éste ataque del gnosticismo contra la
iglesia post apostólica forzó a la Iglesia a reflexionar en sus propias fuentes de
autoridad. Y su respuesta subrayó dos asuntos críticos acerca del canon: Que su
estándar de fe y vida era apostólico; y que no era un estándar secreto, sino
público.
12
F. F. Bruce; El Canon de las Escrituras; pg. 174.
9
B. El Marcionismo:
1. La persona de Marción:
Rechazaba la idea de que Cristo haya muerto en nuestro lugar por causa de
nuestros pecados, y enseñaba que lo que él hizo más bien fue llevar a cabo un
acto legal en el que se cancelaba el derecho que el Dios creador del Antiguo
Testamento reclamaba sobre nosotros como sus criaturas. Como era de
suponerse, Marción rechazaba las Escrituras del Antiguo Testamento como la
obra del Dios creador y todas las porciones del Nuevo Testamento en las que
veía influencia del Antiguo.
La herejía de Marción fue una de las más peligrosas que tuvo que enfrentar la
iglesia en el siglo II. No obstante, también fue usada por Dios en la formación
del canon. Dado que Marción creó su propia lista de libros inspirados (10
epístolas de Pablo y el evangelio de Lucas, excluyendo totalmente el Antiguo
Testamento), la Iglesia se vio forzada a una acción más determinante en la
definición de los libros inspirados que debían componer el Nuevo Testamento.
C. El Montanismo:
Este movimiento no debe ser colocado en el mismo nivel de los dos anteriores
en lo que a ortodoxia se refiere. De hecho, es muy probable que el montanismo
haya surgido como una reacción contra el gnosticismo y el marcionismo; de
modo que el término “herejía” no debe ser aplicado estrictamente al
montanismo ya que, en lo tocante al contenido básico de la fe ortodoxa tal
13
JO; pg. 69.
11
como era entendido en la segunda mitad del siglo segundo, este era un
movimiento ortodoxo.
Debido a que consideraban las doctrinas de sus profetas de igual valor que la
Biblia, pronto surgieron divisiones en su seno. Unos se basaban en un cuerpo
de revelaciones, mientras otros seguían otras revelaciones distintas.
Los Montanistas tienen a su favor el hecho de que Tertuliano haya venido a ser
uno de sus adherentes. A esto debemos decir que, debido a las divisiones que
se originaron en su seno, no podemos saber a ciencia cierta qué tanto de los
Montanistas aceptaba Tertuliano, ya que sabemos por sus propias obras que no
aprobaba la enseñanza de que los apóstoles no tuviesen la plenitud del Espíritu;
nunca mencionó a Pepuza en sus escritos; tampoco dice nada de esas
experiencias extáticas de los frigios; y rehusó completamente el que las
mujeres ocupasen en la iglesia posiciones de liderazgo.
Pese a los excesos que se manifestaron en los grupos montanistas, hay algunos
puntos positivos que deben ser expuestos, si de veras queremos ser justos al
juzgar el movimiento:
4.2. El hecho de que Tertuliano haya abrazado sus filas, siendo él uno de los
más grandes defensores de la fe de ese tiempo, habla mucho a favor de los
montanistas.
14
LBH; pg. 71.
15
Richardson; cit. por SW; Vol. 1; pg. 127.
14
I. EL CONSENSO SUBSECUENTE:
Como hemos visto ya, las luchas doctrinales que la Iglesia tuvo que enfrentar
durante el siglo segundo mostraron la importancia de definir con claridad cuáles
libros debían constituir “la única regla suficiente, segura e infalible de todo
conocimiento, fe y obediencia salvadores”.16 Los gnósticos clamaban poseer
una revelación secreta y esotérica que los apóstoles no dieron a conocer al
público; Marción había mutilado la lista de libros a los que la Iglesia atribuía
autoridad apostólica, mientras los montanistas clamaban tener nuevas
revelaciones, aparte de esos libros. Era evidente la necesidad de definir el
canon. “El desafío montanista por un lado, así como los desafíos marcionita y
gnóstico, hicieron que fuese más importante que se definieran claramente los
límites de las Santas Escrituras. La Santa Escritura, bien definida,
proporcionaría el patrón para probar la profecía incontrolada como había hecho
con la especulación indisciplinada”.17
1. El Canon de Muratori:
2. Ireneo:
Fue elegido como obispo de Lyon en el 177. De sus obras literarias han
sobrevivido todas, siendo la principal Contra Herejías, un tratado en contra del
gnosticismo. Éste tratado es importante en cuanto al reconocimiento del canon
“ya que en todo el argumento de Ireneo, la Escritura juega un papel
dominante”.20 “Ireneo reconoció y utilizó la misma colección de escritos
cristianos que se enumeran en el fragmento de Muratori, excepto que incluyó
1Pedro, que no se menciona allí”.21
3. Tertuliano:
Sus escritos pertenecen al período del 196-212. Es allí donde “encontramos por
primera vez la designación del ‘Nuevo Testamento’ para la segunda parte de
las Escrituras cristianas”.22 “Puesto que reconoció el Nuevo Testamento como
una colección de libros, se supone que tenía una idea bastante clara de los
libros que contenía. No utilizó la palabra ‘canon’, pero aprobaba la idea que
posteriormente vino a expresar dicha palabra. Cuando acusó a Valentino de
malinterpretar el instrumentum (es decir, el Nuevo Testamento) y a Marción de
mutilarlo, conocía exactamente lo que quería decir al referirse al instrumentum.
Aunque en ningún lugar enumera formalmente su contenido, ciertamente
comprendía los cuatro Evangelios y Hechos, las 13 epístolas que llevan el
nombre de Pablo, 1 Pedro, 1 Juan y Apocalipsis… También incluía la epístola
de Judas, que adjudica al apóstol de ese nombre”. 23 Vemos una vez más que al
final del segundo siglo había cierto consenso sobre 23 o 24 libros del Nuevo
Testamento.
En su “Respuesta a los Judíos”, y luego de afirmar que Cristo probó ser quién
decía ser, teniendo como base la Escritura, Tertuliano dice: “Que no cuestionen
ni nieguen las Escrituras que nosotros producimos, pues es también un hecho
que las cosas predichas sobre Cristo son reconocidas y se han cumplido para
19
Citado por F. F. Bruce; op. cit.; pg. 162-163.
20
Ibíd.; pg. 175.
21
Ibíd.; pg. 180.
22
SW; Vol. 1; pg. 130.
23
Bruce; op. cit.; pg. 184-185.
16
hacer imposible que nadie niegue que los escritos (cristianos) están a la par de
las divinas Escrituras”.24
Es muy probable que haya habido dudas sobre estas epístolas debido a que por
su brevedad podrían ser fácilmente obviadas, a la vez que era improbable que
fuesen citadas extensamente como si ocurría con los libros más extensos del
Nuevo Testamento.
3.3. Santiago:
27
Aunque “la iglesia de Roma no reconoció Hebreos como una epístola de Pablo hasta el siglo IV”; Bruce; pg. 132.
18
probable que las dudas hayan surgido por la confusión sobre la identidad del
Santiago que la escribió.
3.4. 2Pedro:
Tal parece que fue Crisóstomo, obispo de Constantinopla desde el año 397al
407, que por primera vez utiliza la expresión “los libros” (en griega ta biblia)
para referirse a los dos Testamentos juntos; antes de él, esa expresión había
sido usada para referirse únicamente a los escritos del Antiguo Testamento.
“Esta expresión de Crisóstomo es el origen de nuestra palabra Biblia; aunque
biblia (‘libros’) es una palabra en plural en griego, pasó al latín en singular:
Biblia, La Biblia”.29
28
Cit. por F. F. Bruce; pg. 211-212.
29
Ibíd.; pg. 217.