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¿Cuándo procede una Usurpación

de Nombre?
Por Cristian Palacios -
agosto 29, 2017

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¿Cuándo procede una Usurpación de Nombre?

Generalidades.

El nombre es uno de los atributos esenciales de la personalidad, por cuanto es


un elemento imprescindible para que los seres humanos interactúen como
sujetos de derecho. Nadie, por ejemplo, puede consolidar sus relaciones
jurídicas sin un nombre propio. ¿Quién podría dar un margen de seguridad
interactiva sin identificarse e individualizarse a través de su nombre? Hasta el
día de hoy nadie. El nombre es el conjunto de palabras “con el cual se identifica
e individualiza a una persona” (PALACIOS, Cristian, 2016, p. 121). Identificar es
un vocablo derivado “del latín ídem, que significa el mismo o lo mismo”
(COROMINAS, Joan, 1973, p. 330).

El nombre permite identificar a la persona como lo que es; y por medio de él es


posible trasladar la realidad del individuo a un conjunto de palabras con las
cuales se autodescubre en su propia historia. El orgullo del sujeto se encuentra
dentro de los límites de su nombre y su nombre se encuentra dentro de los
límites de su individualidad. El nombre permite individualizar a su titular del
resto de sus semejantes, con el fin de diferenciarlo en la originalidad de su
existencia.

Todos los seres humanos tienen derecho a un nombre. Este derecho es


universal y se circunscribe dentro de la categoría de derechos personales, y
guarda la característica de ser inalienable, imprescriptible, irrenunciable y
enajenable. El nombre se forma por el nombre propio y por los apellidos
(artículo 3 Ley del Nombre de la Persona Natural –LNPN-). Nadie tiene el deber
de sufrir la pérdida del nombre, ni el de renunciar a su exclusividad. La
exclusividad del nombre radica en que su uso le pertenece únicamente a su
titular, motivo por el cual éste tiene la autorización legal para hacer cesar toda
conducta que atente contra ello.

 Ver: Cambio de nombre. concepto, causas, tramitación y ejecución.

La titularidad del nombre viene dada por su inscripción registral y por


su posesión material. Esta posesión consiste en el goce y ejercicio de las
prerrogativas que aquel confiere. Mientras el nombre se prueba con la
certificación de partida de nacimiento (artículo 34 LNPN), la identidad de las
personas naturales se acredita por medio del Documento Único de Identidad
(artículo 3 Ley Especial Reguladora de la Emisión del Documento Único de
Identidad).

Un conjunto de palabras pueden ser utilizadas como nombre a favor de


diferentes personas, pero el nombre en sí mismo, como presupuesto de
identificación e individualización, no puede ser utilizado por más de una de
ellas. Pueden existir palabras utilizadas como nombres propios o como apellidos
asignados a una multiplicidad de individuos, pero no puede existir un mismo
nombre integrado a la exclusividad personal de diferentes individuos. No existe
ningún organismo que ocupe la misma posición que otro dentro del contexto
histórico-social, de manera que no puede existir más de una persona con la
misma identidad ni con el mismo sentido de individualidad.

Etimología.

El vocablo usurpación viene del latín usurpatio: mal uso de la cosa. Por su parte,
el vocablo “usurpar viene del latín usurpare, y denota la acción de quitar a otro
lo que es suyo, o quedarse con ello, generalmente por la violencia. Asimismo,
hace referencia a la acción de arrogarse la dignidad, empleo u oficio de otro, y
usar de ellos como si fueran propios” (DE ECHEGARAY, Eduardo, 1889, p. 641).

El primer significado de usurpare se utiliza en materia de Derecho Penal y de


Derecho Civil, en relación al despojo o perturbación de los bienes, de manera
ilegítima y, ordinariamente, con auxilio de la fuerza, como sucede con la
usurpación de inmuebles (artículo 219 del Código Penal – PN –), con la
usurpación de aguas (artículo 219-B PN) y con la usurpación de la posesión
(artículos 220 PN y 928 del Código Civil – CC –). El segundo significado se utiliza
en materia de Derecho de Familia, en relación al uso del nombre ajeno, como
sucede con la usurpación del nombre (artículo 29 de la Ley del Nombre de la
Personal Natural – LNPN –).

Por otra parte, la palabra “suplantación” viene del latín supplantatio y hace
referencia a la “acción de hacer caer a alguno con ardidez, traición, engaño,
traición, destrucción. La idea de suplantar procede del latín supplantare y
denota la acción de derribar, poner en lugar de otra cosa. De este modo,
suplantar también significa ocupar con malas artes el lugar de otro,
defraudándole del empleo o favor que disfrutaba” (DE ECHEGARAY, Eduardo,
1989, p. 414). Se habla, por ejemplo, de suplantación de identidad en Internet o
de suplantación de nombre y falsedad, lo cual tiende a provocar confusiones por
su significado y por su uso indiferenciado respecto a la usurpación de nombre.

Por otra parte, la palabra “uso” procede del latín usus, participio pasivo
de uti, usar. Entre sus diferentes significados, usar denota el “goce o manejo de
alguna cosa, aprovechándose de ella, aunque no se tenga la propiedad ni la
posesión” (DE ECHEGARAY, Eduardo, 1889, p. 640). Dentro de la teoría del
Derecho Civil, el uso es una de las tres facultades esenciales del derecho
dominio, junto al goce y disposición de la cosa (artículos 568 CC). “La facultad de
uso se traduce en aplicar la cosa misma a todos los servicios que es capaz de
proporcionar, sin tocar sus productos ni realizar una utilización que importe su
destrucción inmediata” (DE ECHEGARAY, Eduardo, 1889, p. 165).

Usurpación de nombre.

El artículo 29 LNPN establece: “En los casos de usurpación de nombre, el


perjudicado tendrá derecho para hacerla cesar”.

En términos generales, nadie puede usar el nombre que le pertenece a otro, o,


más bien, ningún individuo puede aprovecharse del nombre con el cual
interactúa otro, pues los efectos de usar el nombre de personas fallecidas o
inexistentes es totalmente diferente a la usurpación de nombre de personas
interactivamente activas. Se combate, pues, la confusión producida por atribuir
consecuencias jurídicas a hechos que no han sido realizados por las personas
que se identifican como sus responsables, como el caso del comerciante que se
hace pasar por otro con el fin de aumentar sus ventas.

Lo mismo ocurre con el pintor que usa el nombre de otro, como signo distintivo
en sus cuadros, siempre que esa acción le permita identificarse e
individualizarse como tal, pues si esto no tiene lugar, la usurpación cede su lugar
a otro tipo de situaciones irregulares, como podría ser el uso indebido de
nombre.
 Ver: Duicentros violentan derecho a la identidad a personas asentadas por orden
judicial.

La usurpación de nombre se presenta cuando una persona se atribuye la


identidad e individualidad de otra, haciendo uso de su nombre y atribuyéndose
las consecuencias que dicha situación conlleva. Cuando una persona obtiene sus
documentos de identificación personal auxiliándose de una certificación de
partida de nacimiento que no es la suya, entonces existe usurpación de nombre.
No es sólo el uso indebido del nombre lo que caracteriza a la usurpación, sino
también su aprovechamiento ilegítimo, ya sea con culpa o con dolo. La
usurpación de nombre crea una impresión falseada de la identidad individual y,
consecuentemente, un marco de relaciones intersubjetivas inciertas e
irresponsables.

Quiere decir, entonces, que la usurpación de nombre provoca la falsedad de las


relaciones interactivas, por cuanto supone una relación concreta en la cual una
de las partes no es quien dice ser. Cuando una persona utiliza la partida de
nacimiento de otra para contraer matrimonio no existe usurpación de nombre,
salvo que esa relación esté viciada por el hecho de que uno de los consortes se
identifica e individualiza con una realidad impropia. Por otra parte, si se sigue el
significado etimológico antes citado, la usurpación deviene como suplantación si
su verdadero propósito es ser un medio adverso a la realidad interactiva del
sujeto suplantado. Sin embargo, en la práctica existe un uso indiscriminado de
los conceptos de usurpación y suplantación de nombre.

Referencias:

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