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En los casos de violencia emocional se debe, en primera instancia, acercar información y sensibilizar a la familia

sobre las consecuencias de los malos tratos verbales y de las conductas estereotipadas (aprendidas, heredadas)
que impactan de forma directa en el desarrollo de una niña, niño o adolescente. Se puede también acercar a la
familia información sobre talleres de técnicas para la crianza y asesoría especializada en el tema de violencia
emocional. Si la violencia emocional proviene de experiencias de violencia sufrida durante la infancia por las
personas adultas que están a cargo del niño, niña o adolescente, es preciso ofrecer terapias para resolver dichos
conflictos.
A la par habría que brindar atención terapéutica a la adolescente poniendo énfasis en el auto cuidado, diferenciar
que el trato inapropiado no tiene que ver con el niño, niña o adolescente víctima, ayudarle a percibir o construir un
sentido del propio valor y desde ahí a protegerse a sí misma.
En lo que respecta a la violencia física, -dependiendo del grado de negación en el adulto que la ejerce-, igualmente
habrá que informar que este tipo de conductas y agresiones están tipificadas como delitos, por ello, resulta necesario
el cese inmediato de los comportamientos y que se asista de forma obligada a terapia y a grupos de autoayuda, en
donde se trabaje la violencia física. A la par, se debe brindar información y asesoría sobre las graves consecuencias
que genera en el desarrollo, físico, mental y emocional del niño, niña o adolescente este tipo de violencia. Se
requiere seguimiento directo para corroborar el cese de la violencia y si éste no ocurre, persistiendo el riesgo para la
integridad física y emocional del niño, será necesario interponer una denuncia.
Por otro lado, se deberá brindar atención terapéutica al niño, niña o adolescente para que integre la realidad del
dolor vivido, es decir, conectarse con las sensaciones físicas para no negar el dolor físico, trabajar la autoestima y la
imagen de sí mismo.
Por último, en lo relacionado con la violencia sexual, habrá que informar a los padres sobre la necesidad de
presentar una denuncia ante el Ministerio Público, ya que se está frente a la comisión de un delito grave. El
adolescente tendrá que ser atendido médica y psicológicamente.
A la par, toda la familia deberá acudir a terapia psicológica. Con el adolescente, el especialista en psicología se
deberá enfocar en ayudar al menor a entender, integrar y resolver aquellas experiencias que afectan a su desarrollo,
a sus pautas de interacción con el entorno y, a su seguridad. Se trata de desculpabilizar, ordenar la realidad,
desarrollar habilidades de autoprotección, reconstruir la imagen y percepción de sí mismo.

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