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PROTOCOLO DE KIOTO
El protocolo de Kioto consta de dos partes las cuales explicaremos a
continuación:
Este nuevo periodo tiende un puente entre el final del primer periodo de Kioto y
el inicio del nuevo acuerdo mundial en 2020.
En este periodo, la UE, otros países europeos y Australia han acordado realizar
nuevas reducciones de sus emisiones.
Por su parte, los países de la UE (más Islandia) se han comprometido a alcanzar,
conjuntamente, un objetivo de reducción del 20% con respecto a 1990 (en
consonancia con el propio objetivo de la UE del 20% en 2020). Ya están en vías
de conseguirlo.
La secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (CMNUCC), Christiana Figueres, ha subrayado que el
Protocolo de Kioto fue «un logro notable en muchos aspectos». No sólo asentó
la realidad científica de que hay que reducir las emisiones, sino que «ayudó a
poner en marcha nuevas iniciativas como las ayudas a los países en desarrollo
para que reduzcan las emisiones procedentes de la deforestación y la
degradación forestal», dijo Figueres.
Seguimiento
La UE y sus Estados miembros, como partes en la CMNUCC y el Protocolo de
Kioto, han asumido ante las Naciones Unidas el compromiso de:
informar cada año sobre las emisiones registradas ("inventarios de gases de
efecto invernadero")
notificar periódicamente sus políticas y medidas contra el cambio climático
("comunicaciones nacionales").
Informes anuales
Todos los Estados miembros de la UE están obligados a realizar el seguimiento
de sus emisiones de gases de efecto invernadero, en el marco un mecanismo
europeo que establece normas de notificación internas conformes a las
obligaciones asumidas a nivel internacional.
En los informes se incluyen:
las emisiones de siete gases de efecto invernadero ("inventario de gases de
efecto invernadero") en todos los sectores: energía, procesos industriales, uso
de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (UTCUTS), residuos,
agricultura, etc.
las proyecciones, políticas y medidas para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero
las medidas nacionales de adaptación al cambio climático
las estrategias de baja emisión de carbono
la asistencia técnica y financiera para países en desarrollo y otros compromisos
similares en el marco del Acuerdo de Copenhague (2009) y de los Acuerdos de
Cancún (2010)
la utilización que hacen los gobiernos nacionales de los ingresos (estimados en
unos 11.000 millones de euros en 2013) procedentes de las subastas de
derechos de emisión en el régimen de comercio de la UE (se han comprometido
a destinar, como mínimo, la mitad de esos ingresos a medidas relacionadas con
el cambio climático dentro y fuera de la UE).